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Aunque habían recibido la noticia de que Mina ya había dado a luz y que era una niña, no pudieron sentirse del todo felices y calmadas, pues la niña fue puesta bajo supervisión para determinar si se encontraba saludable, y Mina había perdido más sangre de lo normal, dejándola inconsciente justo después de haber dado a luz mientras intentaban que estuviera estable.

Nayeon no había podido entrar con ella, pues se consideró que era un parto de alto riesgo como para que alguien, que no sea un profesional, esté presente haciendo algo de estorbo en la sala.

Así que estuvo algunas horas afuera mientras intentaba pensar positivo, aunque mayormente estaba pensando en solo negativo. La verdad, en cuanto un médico salga diciendo la típica frase de 'Es la vida de la madre o la del bebé, necesitamos que escoga', Nayeon ya estaba preparada para gritar que salvaran a Mina de inmediato, porque en su mente ya han pasado más de treinta escenarios diferentes en donde todo salía mal y debía hacer algo para que saliera bien.

Aunque no estaba pensando bien, porque la bebé ya había nacido.

— ¿Parientes de la paciente Myoui Mina? — en cuanto esas palabras salieron del médico, Nayeon saltó y se apresuró a pararse frente a él.

— ¡Yo!, su pareja.

Y las demás presentes también le prestaron atención.

— La bebé se ha verificado que está saludable, está en la sala de maternidad, si gusta acompañarme a verla — le hizo un gesto con la mano, para señalar el camino, pero Nayeon tenía otra interrogante.

— ¿Y Mina?

Aunque sospechaba que Mina querría criar a la bebé e iba a apoyarla en eso, Nayeon tan solo quería saber si su pareja estaba bien, si ya podía dejar de pensar en mil y un escenarios trágicos en los que quedaba destrozada.

Puede que haya comenzado a ir al psicólogo para ver su dependencia en Mina, pero eso no significaba en absoluto que no le dolería si le pasaba algo malo.

— Todavía nadie puede pasar a verla, pero estén tranquilos; ya está estable, solo descansando después de tanto — eso fue un gran alivio y felicidad para todos los presentes, los cuales ahora Nayeon se fijaba realmente. Eran Jihyo, Jeongyeon, Chaeyoung, Momo, Tzuyu, Minho y ella, las demás personas no han podido llegar pero estaban al tanto por medio mensajes o llamadas — Perdió más sangre de lo normal por lo delicado que quedaron sus órganos de concepción en su aborto hace años, pero el que la bebé haya nacido suficientemente fluido, hizo que no fuera difícil estabilizarla con la transfusión de sangre y otros cuidados. Todo salió mejor de lo esperado.

Mientras las demás se ponían felices por fin, Minho se echó al suelo en un gran suspiro; había estado muy tenso. Y Nayeon sonrió como nunca, nada podría quitarle la felicidad que tenía.

— Ahora, ¿quieren ver a la bebé mientras esperan a que la paciente despierte?

Solo Momo, Tzuyu y Minho fueron detrás del médico, pues Nayeon estaba muy ansiosa como para despegarse de la puerta de la habitación donde Mina descansaba. Jihyo, Jeongyeon y Chaeyoung la acompañaban mientras esperaba, daba vueltas ahora más por la ansiedad de verla con sus propios ojos y verificar en persona que todo estaba bien, que Mina se lo dijera.

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Tal vez poco después, como una hora, fue que Mina empezaba a abrir los ojos con la confusión pintada en el rostro.

Ella estaba segura de que iba a morir, hasta se retorcía y gritaba como si se fuera a ir.

Pero ahora casi deseó realmente haberse muerto porque le dolía todo el cuerpo, desde la cabeza que punzaba hasta sus pies que parecían estar entumecidos. Soltó un quejido, intentando sentarse porque acostada parecía que su cadera dolía mucho, pero esa zona pegó un tirón como diciéndole que no se atreva a moverse.

Mina podía confirmar todos esos vídeos de maternidad con los que se topó; el parto podía ser una experiencia traumática, porque el dolor que se tenía que soportar para sacar un bebé era algo que se te quedaba tatuado en los recuerdos.

No sabe cómo las personas antes tenían hasta una decena de embarazos voluntariamente.

De lo único que estuvo conciente en su despertar increiblenbre doloroso, es de que un médico entró y le preguntó cómo se sentía, a lo que ella respondió sarcásticamente 'Muy bien', y ya luego solo lo escuchó verificar sus signos vitales y todas esas cosas de doctor que a Mina nunca le interesaron, pero de las que puso atención solo porque Nayeon le preguntaría después.

— ¿Dónde está Nayeon, mi pareja? ¿Por qué no la dejaron entrar antes?

— Por la complicación del parto, decidimos que nadie entrara, pero ella está afuera esperando.

— Que entre — Mina solo quería abrazarla en ese momento, aún si su cuerpo temblaba y no podía calmarlo.

De pronto, una enfermera se adentró con un bulto de mantas en los brazos.

— Aquí está la bebé, es una niña muy sana.

Mina se paralizó, viendo a la enfermera como si estuviera loca, pero no pudo sacar palabra de su boca cuando la mujer ya tenía a la recién nacida inclinada hacia ella, para enseñarle cómo cargarla, y por miedo a que se cayera, Mina la recibió confundida, sin saber qué más hacer.

¿Debía decir que la iba a dar en adopción? Luego negó, tan solo se la daría a Momo para que la registre ella sola.

Con curiosidad, destapó la cara de la pequeña para verla, quedándose un rato viéndola con un sentimiento complicado. No podía ver en realidad sus facciones o determinar a quién se parece, pues estaba arrugada y algo roja. Sin embargo, se sintió rara. Su ego y orgullo le decía que de todos modos ya había dicho que no la quería tener, pero los sentimientos en su pecho eran otra cosa. No creía en eso del gran instinto maternal, más bien lo creía algo psicológico, porque si ella no supiera que esa cosa salió de sí misma, no sentiría ningún sentimiento sobre ella. Solo porque lo sabía, era que se sentía inconforme con no tenerla como su bebé.

Sin saberlo, Nayeon la miraba detenidamente, miraba su expresión complicada de confusión y pelea consigo misma.

Mina pensó un momento en mejor gritarle a Momo que se apresure a tenerla, porque lo estaba reconsiderando y no quería pasar la enorme vergüenza de haber cambiado tan rápido de opinión, su orgullo no la dejaba. Pero no pudo gritar nada cuando toda esa manita cálida y curiosita le atrapó el dedo pulgar con todos sus deditos, se sentía aún más pequeña haciendo eso.

¿No sería un problema tenerla un rato más, verdad? De todos modos, debía proporcionarle leche.

— ¿Tengo que alimentarla ya? — preguntó, sin saber bien nada sobre eso, pues no se había informado sobre el tema.

— Creo que tendría un poco de hambre — la enfermera se acercó para ayudarle — Asegúrese de que su pancita esté contra usted, y con el antebrazo sostenga su cuerpo. Con sus dedos puede guiar el pezón hacia su boca, o mover a la bebé hasta que lo pueda encontrar sola, debe mantener su boca abierta y que agarre parte de la areola. Ya de hacerlo en público o en privado es decisión suya — Mina siguió la guía, y cuando la bebé lo encontró y empezó a succionar, hizo una mueca por la sensación — Se acostumbrará — comentó, mientras que Mina seguía mirando con el ceño fruncido hacia la pequeña.

Solo fue hasta que Nayeon llegó a su lado, que Mina desvió la miraba para verla, y sonrió al instante por por fin verla.

Nayeon también estaba feliz de verla, eso demostrado por cómo besó suavemente su cabello y luego su frente, dejando el beso en los labios al último, pero no por eso menos importante.

Pero Mina rápidamente se separó, recordando que tenía a la bebé, que se supone no iba a tomar en brazos nunca, en brazos. Miró a Nayeon fijamente, como diciéndole que no pensara de más, que no significaba nada, pero Nayeon solo se encogió de hombros, dándole la razón para que se calmara pero no porque le creyera, luego la abrazó profundamente porque había temido no poder verla nunca más después de ese parto.

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