17 (La maravillosa visita de Dahyun)
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Dahyun ni siquiera dejó que Felix reaccionara ante su presencia en la puerta.
— ¡Una pizza para ti! — fue lo único que pudo decir al dejarle la caja en manos — ¡Hola, Hyunjin! ¡Adiós, Hyunjin! — el beta adormilado solo alzó la mano en modo de saludo desde el sofá, mientras que el omega seguía en la puerta totalmente desconcertado.
Dahyun aprovechó todo eso para correr, dejándose llevar por su olfato hacia el aroma de Mina que estaba intensificado en toda la casa. A Dahyun le gustaba el invierno, y era algo que le agradaba de Mina, su aroma a invierno, era refrescante cuando estabas a su lado. Ese aroma lo siguió rápidamente.
Rezó a cualquier deidad que por favor sus suposiciones sean ciertas, para no quedar como una imbecil entrometida. Pero también rezó a que no sean ciertas, pues no gustaba del dolor ajeno.
Cuando abrió la habitación de donde provenía el aroma más intenso, pudo visualizar a Minho sentado en la orilla de la cama, mientras Mina estaba sentada en su regazo pero se retorcía como si quisiera separarse de él y soltaba lloriqueos adoloridos.
Alfa y omega rápidamente voltearon a verla, pero la omega soltó un quejido y aprovechó para liberarse de Minho, dejándose caer sobre la cama para retorcerse allí, mientras que el chico frunció el ceño y se levantó molesto.
— ¡¿Qué haces aquí?! — exclamaba entre susurros.
— Ven acá ahora — Dahyun salió al pasillo, haciéndole señas para que se acercara.
— No puedo, Dahyun. No deberías estar aquí. Vete, por favor — estaba totalmente enojado y su aura realmente intimidaba un poco a Dahyun, considerando que era un alfa bastante alto, pero ella no se movió y repitió las señas — Dahyun, realmente, lárgate — ella no se sorprendió por su brusquedad, comprendía lo que ocurría.
— ¡Solo ven un momento acá!
Cuando su voz exigente y alta hizo exaltar a Mina y quejarse entre patadas hacia las cobijas, Minho impotente aceptó. No entendía por qué Dahyun estaba ahí pero esperaba que fuera rápido el asunto, ya que no soportaba ver a Mina sufriendo de esa manera casi agonizante.
— ¿A qué vinist-... ? — su cuestionamiento fue interrumpido porque Dahyun lo empujó fuera de la habitación — ¿Qué... ? — estaba aún desorientado cuando la puerta fue cerrada en su cara.
Dahyun dentro puso el seguro para poder tener una privacidad. Pudo escuchar los susurros de Minho exigiendo que abriese la puerta y el intento brusco, pero casi silencioso, de querer abrir la cerradura. No estaba siendo ruidoso, y eso solo hacía que Dahyun confirmara lo sensible que debía ser Mina en su celo.
Y recordando a la vulnerable omega, Dahyun volteó a verla.
Mina, quien mayormente siempre se mantiene firme, estaba pateando la pared con débiles golpes. Tenía espasmos y algunos tics que seguramente no podía detener.
Dahyun se acercó cuidadosamente y cuando su mano se hundió en el colchón, invadiendo el nido formado, Mina volteó a verla totalmente aterrada, como si fuera el fin de su vida.
— Mina — su voz fue lo más suave posible, incluso esforzándose en querer sacar su voz dulce de omega — ¿Puedo entrar? — ya tenía una mano dentro del espacio, pero debía preguntar si no quería que la omega de Mina se sintiera invadida o atacada.
No recibió respuesta, pero ante ninguna negativa Dahyun se adentró lentamente.
Ignorando completamente que Minho seguía intentando forzar el pomo, Dahyun se encogió en sí misma, buscando que su cuerpo se hiciera un poco más pequeño de lo que es. Su complexión pequeña y delgada la hacía lograr su objetivo, así que logró que su frente tocara el pecho de Mina, buscando acurrucarse en el cuerpo ajeno.
Dahyun pudo sentir directamente los temblores en la piel ajena, los espasmos, hipos y sollozos constantes que ese cuerpo débil expresaba de manera lamentable.
Mina no la rechazó, pero tampoco parecía corresponder su manera de querer consolar su dolor.
Mina balbucea algo, entre tartamudeos temblorosos, pero Dahyun no logra entenderlo del todo.
— Mí-Mío... perdí — esas simples palabras casi inentendibles hicieron que Dahyun frotara su cabeza contra el pecho y cuello de Mina, recordando cómo algunas veces en el pasado hizo lo mismo con otra persona — Lo perdí, lo perdí. Por mi culpa lo perdí. Yo lo lastimé hasta que se fue... Lo perdí — eso fue más claro y sin tartamudeos, pero aún tembloroso y balbuceante.
— No lo perdiste, Mina — susurró, un poco dudosa.
Mina siguió balbuceando y Dahyun pacientemente esperó a que se calmara.
Se colocó en una posición que quedara como si fuera una bebé, se acomodó hasta encajar perfectamente en el regazo de Mina. Sus dos piernas juntas estaban hacia un lado, sus manos las entrelazó en su pecho, y frotó su cabeza contra el pecho de Mina. Dahyun intentó liberar de su aroma, el cual sería beneficioso pues el vainilla era cercano al olor que desprendían los recién nacidos.
Su paciencia fue recompensada, pues Mina pronto empezó a relajarse y a rodear su cuerpo, lentamente abrazandola hacia sí misma. Era un aferrado abrazo, como si estuviera desesperada de tenerla entre sus brazos.
Mina se fue recostando, y Dahyun solo se dejó floja para que la moviera a su gusto.
Cuando su espalda chocó en el colchón, Mina dejó escapar un suspiro más relajado que los anteriores jadeos temblorosos. Llevó consigo el cuerpo más pequeño, abrazandolo contra su pecho para cerrar los ojos ante la paz que empezaba a sentir en ese momento.
Segundos después, Dahyun alzó la mirada e inclinó su cabeza, solo para notar que Mina había caído ante el cansancio. Su respiración pausada y su rostro tranquilo era signo de que había caído dormida muy plácidamente.
Dahyun sonrió victoriosa, había logrado calmarla.
La puerta fue abierta de manera brusca, y el ruido hizo a Mina exaltar mientras apretaba a Dahyun contra su cuerpo, como si entre sus sueños buscara protegerla de cualquier cosa externa. Dahyun solo alzó la cabeza, molesta y colocando un dedo frente sus labios para que Minho dejara de hacer ruido.
El alfa estaba desconcertado ante la escena.
Apenas había conseguido las llaves, temeroso de lo que sea que Kim Dahyun estuviera haciendo con una Mina en celo, pero se inquietó tanto como se calmó cuando Mina parecía muy tranquila en un sueño que seguramente le fue difícil de encontrar.
— ¿Qué hiciste? — fue un susurro pero Mina dio un respingo y protegía con su cuerpo al de Dahyun. Minho apretó los labios, impotente.
Dahyun le hizo una seña de que se fuera, pero claramente el alfa no la dejaría sola con Mina. Buscando alternativas, pudo ver su bolso en la orilla de la cama y se inclinó ligeramente para tomarlo, pero no pudo ya que Mina alarmada la apretó y la dejó en su lugar.
Seguía dormida, pero parecía seguir todo instinto que le mandaba su cuerpo. Algo muy característico si estaba en celo, así que Dahyun tenía que quedarse así.
Aún sin movilidad, Dahyun le hizo una seña a Minho para que el alfa le pasara su bolso. El alfa seguía desconcertado ante lo que Dahyun había logrado, pero le hizo caso por ahora.
— Te explicaré por mensajes. Tienes que salir — apenas fue audible, queriendo evitar que Mina se despierte y empiece a agonizar de nuevo.
Minho encontró la opción como la única que no lastimaba a Mina, así que lo aceptó y se fue sigilosamente. Cuando la puerta se cerró, Dahyun soltó un suspiro de alivio y se recostó en Mina, pareciendo satisfacerla con ese simple gesto, pues sus hombros se relajaron. Ya no estaba alerta, ni siquiera estando dormida, solo estaba calmada.
Su lobo sentía su alrededor lleno de su propio aroma a invierno y de un aroma suave de vainilla que le tranquilizaba. Era como si nunca lo hubiera perdido, como si nunca la portadora de su lobo haya cometido el error de golpearlo hasta perderlo. El lobo interior estaba satisfecho con la ilusión, y Mina totalmente inconsciente.
Pero era normal, Mina mayormente todo el tiempo de sus celos estaba inconsciente. Su lobo era el que controlaba su cuerpo.
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Les vengo a traer las buenas noches muak
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