JungKook salió de su casa a pasos tranquilos, hizo una parada en la tienda de conveniencia cerca del parque y se quedó ahí unos minutos en los que comía su galleta y bebía su leche de banana*. Jugueteó un rato con su cámara preparándola para tomar algunas cuantas fotos hasta que llegó el momento de salir. Caminó lo que le quedaba para llegar al lugar; un par de calles y era todo. 

El parque siempre le había gustado, era grande y espacioso, además de que había suficiente naturaleza. Árboles grandes esparcidos estratégicamente por la zona para refrescar en temporada de calor, y bellas flores que crecían cuidadosamente para adornar a los lados del camino. Hacían un buen trabajo cuidando todo aquello, y JungKook sintió la necesidad de agradecer mentalmente. Hacía algo similar cuando era niño, recordó, solo que en lugar de decirlo en su mente iba directamente abrazar un árbol y darle un beso a la corteza mientras susurraba un «gracias, árbol». 

Sí, JungKook estaba avergonzado por recordar aquello, pero al menos nadie podría espiar su mente… ¿O sí? ¿Y si ya habían máquinas capaces de hacerlo? Mejor no pensar en nada o sabrían muchos secretos de él que le daban absoluta pena. Sacudió su cabeza para librarse de sus pensamientos ingenuos y siguió caminando hasta que notó que el sol se estaba poniendo. Había algo en el color de las nubes ese día que lo hizo sentirse inspirado, así que tomó muchas fotografías jugando con las luces y sombras, con los colores de las nubes, y con un pequeño perrito que se encontró mientras tomaba un descanso. 

Su madre le había dicho que distraerse sería bueno para él, y así era, pero también que era bueno para saber qué decisión tomar. JungKook pensaba que no estaba dando resultado esa última parte, ni siquiera había pensado en la asunto. Suspiró cansado, decidiendo que era tiempo de ir a su casa ya que tenía hambre y se había pasado la hora de la cena.

Estaba caminando hasta una de las entradas principales del parque cuando se percató de un hombre que se tambaleaba caminando en su dirección. Una oleada de pánico lo invadió, pero se dijo a sí mismo que no fuese un exagerado. ¿Cuántas veces no había visto señores ebrios cruzando el parque por la noche? Aquel parque era un atajo para los que no querían caminar demasiado en dirección a la parada de autobús. JungKook lo había hecho varias, y también ebrio, pero eso fue una vez solamente. Sin embargo, fue lo único que necesitó para que YoonGi lo molestase cada vez que le era posible. Cosas de amigos, supone.

Hizo unos cuantas publicaciones en la aplicación del pajarito azul, y estaba por continuar su camino ya que el hombre parecía estar ocupado con su celular, pero de pronto vio cómo se detenía, lo miraba, y daba media vuelta. Ahora sí, el pánico le corrió hasta la espina dorsal, no estaba seguro de cómo accionar. Quería conservar la calma, pero ¿qué se supone que iba hacer cuando ese sujeto se estaba comportando más raro?

Estaba preparándose para dar media vuelta y correr, pero antes de hacerlo vio como aquel señor se caía aventando su celular, y quejándose de dolor. Solo un loco como él se acercaría, pero tampoco quería dejar al sujeto ahí tirado; sufriendo. Su conciencia no lo dejaría en paz por un buen rato. Tomó valor y se acercó lentamente hasta el sujeto que intentaba tallar su tobillo, que por lo visto era lo afectado. Cuando se acercó lo suficiente se percató que no era un sujeto cualquiera, era nada menos que Kim NamJoon. ¿Es que su vista le estaba fallando?

—¿Estás bien? —preguntó con un poco de timidez.

NamJoon lo miró, sus mejillas volviéndose coloradas.

—Ah… —dijo viendo al suelo—. ¿Sí? Gracias.

Intentó pararse, pero realmente su tobillo dolía con demasiada intensidad. NamJoon podría darse cuenta de lo similar que era con el drama que vio la semana pasada, y se dijo que no volvería a reírse cuando mostrasen alguna escena similar en los siguientes. 

—Déjame ayudarte —dijo JungKook muy rápido y sin esperar contestación pues no quería que se diese cuenta de lo sonrojado que se encontraba.

NamJoon agradeció el gesto con una leve sonrisa, pero aunque pudiese perderse en esta, JungKook no pudo hacerlo porque el olor a alcohol inundó sus fosas nasales. Sonrió para sí mismo mientras negaba levemente. 

—Vamos —le dijo a Nam sin dejar de sujetar su cadera y el brazo que pasaba por encima de sus hombros.

—No tienes qué —musitó NamJoon mirando el suelo.

—Oh, cállate. Ahorremos todo ese discurso, y salgamos de aquí —respondió haciendo caminar a NamJoon.

—Eso fue un poco rudo.

JungKook se detuvo para que NamJoon pudiese tomar su celular del suelo.

—Lo sé —dijo cuando comenzó a caminar—. Lo sé.

━━━━━━ • ✿ • ━━━━━━

JungKook había puesto una bolsa con hielo sobre el tobillo de NamJoon, que a su vez estaba postrado encima de una silla debajo de una pequeña almohada. 

«¿Es que eres un rey?», se preguntó JungKook al ver cómo había dejado a NamJoon, pero evitó hacer cualquier comentario al respecto ya que sabía que acabaría perdiendo, pues al fin y al cabo fue él quien lo hizo.

—Ten —le dijo JungKook extendiendo una taza de café frente a él—. Sigues algo ebrio.

NamJoon asintió.

—Gracias.

JungKook se sentó en el mismo sofá de tres plazas dejando el espacio de enmedio libre. El silencio era algo incómodo, pero tendría que sobrevivir. Era un punto decisivo en su vida, toda esta situación que le había quitado noches de sueño y lágrimas de sus ojos.

—JungKook —habló Nam primero, y él agradeció porque no sabía cómo comenzar.

—¿Sí? 

—Esto es muy incómodo —susurró.

JungKook hizo un ruido afirmativo.

—Estoy de acuerdo, sí.

—Sin embargo, yo… —pausó un momento; pensando—. Quiero que sepas que estoy muy arrepentido por todo lo que sucedió y si tú me dejaras explicarte… Es lo único que pido, por favor.

JungKook estaba por responder, pero alguien había llegado a casa. Había encontrado una nota de su madre diciendo que saldría a ver a una amiga y pasaría a comprar unas cosas, así que se encontró con NamJoon y su pie lastimado, y a su hijo con ganas de querer decirle que había llegado en mal momento.

—¡Namjoonie! —exclamó su madre acercándose para revolver su cabello—. ¿Qué te sucedió?

—¿No crees que ya está muy grande para eso? —cuestionó JungKook por la acción anterior de ella—. Está en la universidad.

—Conozco a alguien que va a la universidad y todavía le cuesta baña…

—¡Se lastimó el pie porque se cayó en el parque! —la interrumpió JungKook exaltado.

NamJoon rió. No era algo así como un secreto, a decir verdad.

—Me caí, señora Jeon —explicó Nam—. Disculpe las molestias.

—Ninguna molestia, Joonie. Al contrario, estoy muy feliz de verte aquí de nuevo —dijo la señora Jeon a pesar de ver cómo su hijo movía su cabeza en forma negativa.

—¿Quieres agua o algo más? —preguntó ella.

NamJoon negó, pero sonrió. 

—Estoy bien, gracias.

—¿Ves, mamá? Ya está mejor. De hecho, creo que es hora que se marche.

NamJoon lo miró sorprendido, pero rápidamente volvió su mirada normal. Tenía en claro que no se aprovecharía de la amabilidad de los Jeon, pero apenas podía colocar correctamente su pie sobre el suelo. Escuchó como JungKook soltaba aire de su boca como globo desinflado.

—N-no quise decir eso —se corrigió—. Disculpa.

La señora Jeon volvió a sonreír.

—Iré a mi habitación. Estás en tu casa, NamJoon.

La señora Jeon se marchó con sus bolsas en mano rumbo al segundo piso.

—Disculpa —repitió JungKook—. No sé por qué dije algo como eso. Fue muy grosero.

NamJoon sonrió a medias, miró su tobillo y la bolsa de hielo que ya casi era agua totalmente, pero seguía estando frío y eso disminuía su dolor.

—No importa. —Se encogió de hombros—. Pero ¿podrías escucharme ahora?

JungKook no contestó hasta segundos después de dejar de mirar el suelo. En definitiva sabía que si escuchaba su blando corazón seguramente enloquecería, para cuando se dio cuenta estaba asintiendo y diciendo «sí» con la mirada de NamJoon fija en él.

Esperaba que dijese alguna mentira, eso sería la excusa perfecta para seguir con el odio… aunque este también fuese una mentira.

━━━━━━ • ✿ • ━━━━━━

*Banana: en mi rancho es 'guineo' o 'plátano'.