Ghost Marriage (II)
Mientras Idia era llevado a saber dónde en contra de su voluntad por enésima vez en lo que llevaba de día, el fantasma que hacía guardia en la puerta se quedó mirando al grupo de recién llegados con estupor.
—Pensar que SIETE pretendientes para la princesa aparecerían así de repente... —murmuró, incrédulo por lo extraña y repentina que era la situación, especialmente ahora que la princesa Eliza ya había encontrado a alguien perfecto para ella.
El primero de los estudiantes en dar un paso adelante fue Vil. Casi parecía que estaba reluciendo con el sol y todo...
—Yo soy el príncipe perfecto para vuestra princesa. No aceptéis ni un simple sustituto —se presentó con elegancia y desparpajo, con un tono de voz algo más grave que su usual forma de hablar.
Todos se sorprendieron por ese cambio de comportamiento tan repentino, especialmente Jack.
—¿¡Príncipe!? —repitió este, atónito, mientras Vil continuaba hablando de esa forma con el fantasma.
—Sé que la princesa se acabará enamorando por completo de mí. ¿Podrías dejarme entrar y conocerla, por favor?
Incapaz de comprender la situación, Leona se acercó a Vil.
—Oye, ¿quién eres tú y qué has hecho con Vil? —le preguntó en un susurro—. Te estás comportando más raro de lo normal.
—Recuerda que no solo soy modelo, también soy actor profesional. Soy capaz de adoptar un papel para cualquier situación —respondió Vil con calma, manteniendo su nueva tonalidad mientras se alejaba del fantasma para evitar sospechas—. Si ella quiere un príncipe, le daré uno como el profesional que soy.
—No sé, Vil... Incluso si no estás interesado en ella, ¿te parece bien engañarla de esa forma? —preguntó Jack, que nunca le gustó la idea de mentirle a la gente—. Yo creo que se debería tomar el amor más en serio.
—Aw~. Mira por dónde, el Pequeño Erizo de Mar sí que sabe decir cosas sabias~ —dijo Floyd con un impresionado tono burlón, haciendo que Jack se sintiera algo cohibido.
—Yo... Simplemente no me gusta que se mienta sobre los sentimientos hacia alguien —respondió el joven de Savanaclaw mientras desviaba la mirada.
—Eres demasiado inocente, mi querido Jack —suspiró Vil, manteniendo su papel.
—¿¡"QUERIDO"!? —repitió Jack, ahora pasmado por ser llamado de aquella forma.
—Estos es una competición, una batalla entre nosotros para conquistar a la Novia Fantasma —continuó Vil, ignorándolo—. Y yo JAMÁS me dejo ganar; nada más.
Los demás no pensaron mucho en la actitud competitiva de Vil, pero Leona no se molestó en ocultar que sentía vergüenza ajena por él.
—Agh, qué p*to asco. Prefiero verte como sueles ser siempre antes que así de cursi —gruñó.
Vil ni siquiera se inmutó por el insulto.
—¿Qué pasa, Leona? ¿Acaso tienes miedo de perder contra mí? —le preguntó con una sonrisa ladina, sabiendo cómo reaccionaría a eso.
—¿Cómo has dicho? —gruñó Leona mientras lo fulminaba con la mirada y se dirigió al fantasma con furia—. ¡Oye, fantasma! Hemos venido aquí para ver a vuestra princesa, ¡así que déjanos pasar!
Lejos de sentir miedo, el fantasma dio un respingo indignado.
—¿¡Qué maneras de hablar sobre Su Alteza son esas!? —exclamó con furia mientras preparaba su lanza—. No tenemos motivos para confiar en unos desconocidos como vosotros. Si estáis tan desesperados por ver a nuestra princesa... ¡tenéis que demostrarme vuestra fuerza!
Apuntó lanza hacia el grupo de jóvenes y estos no tardaron en comprender que era hora de combatir.
—Supongo que no queda de otra —suspiró Trey mientras veía que los gemelos Leech esbozaban una sonrisa siniestra y sacaban sus plumas mágicas, listos para la acción.
Mientras comenzaba la batalla, los espectadores en el exterior de la tienda de Sam los observaban a través de la proyección de Ortho.
—Madre mía, ya comenzamos con las peleas —suspiró Crowley.
—Y pensar que lo íbamos a dejar como último recurso —añadió Riddle, abatido—. Aunque teniendo en cuenta que es la condición que les dio el fantasma, no les queda de otra.
—¡Dale duro, Jack! —lo animó Deuce.
—¡Mucho ánimo, Vil! Epel y yo te damos nuestro más esmero apoyo desde aquí —dijo Rook mientras se llevaba una mano al pecho—. Estoy seguro de que Roi du Leon también lo hará de maravilla.
—Ya empezamos... —susurró Epel, preguntándose cuándo se acostumbraría a los exagerados elogios de su vice-líder de dormitorio.
—¿Lo has visto, Epel? Vil y Leona se pusieron a pelear otra vez —susurró Yukiko.
—Sí, Vil ni vaciló en cabrear... Quiero decir, no dudó en hacer enfadar a Leona de esa forma —suspiró Epel. Casi se le había salido el acento de pueblo.
—Nuestros dos líderes de dormitorio dan miedo a su manera... Ah, mira, ya vencieron al fantasma.
Como se esperaba de unos estudiantes buenos en el uso de la magia, dos líderes de dormitorio entre ellos, había sido muy fácil derrotar a un solo fantasma.
—Por todos los santos, sois más fuertes de lo que pensaba... He podido sentir vuestra seriedad —jadeó el guardia, agotado, mientras se apoyaba en su lanza para intentar volver a levitar en el aire y dejarles paso—. Os permito una audiencia con la princesa. ¡Pasad!
Les abrió la puerta y el grupo se adentró finalmente en la boca del lobo... Y fueron guiados a la cafetería de la escuela (o mejor dicho, la avenida de la boda), donde la Novia Fantasma los estaba esperando.
—¿Así que sois vosotros los que desean pedir mi mano? —los recibió la princesa Eliza con curiosidad mientras era seguida por los dos pequeños espíritus.
—¡Es ella! Esa es la Novia Fantasma que secuestró a Idia —susurró Jack nada más reconocerla.
A pesar de tener una curiosa combinación de pretendientes para ella, la princesa suspiró con lástima.
—Realmente aprecio que hayáis venido hasta aquí por mí, pero me temo que debo disculparme. Ya tengo como pareja este maravilloso hombre llamado Idia, y nos hemos comprometido a casarnos —dijo con un hilo de voz antes de iluminar su rostro con una gran sonrisa—. Él es alto y delgado, tiene una hermosa piel, unos ojos maravillosos... Oh, y una sonrisa encantadora que guarda solo para mí... Un cabello llameante y vibrante, ¡y unos preciosos labios de un color que jamás había visto! ¡Es un chico guapísimo, no hay nadie tan perfecto como él!
Los estudiantes del Night Raven College se quedaron escuchando la descripción que la princesa acababa de hacer sobre Idia, estremeciéndose cada vez más con cada palabra.
—Bueno, yo no diría que esa descripción no se acerca a Idia... —opinó Trey mientras esbozaba una de sus famosas sonrisas nerviosas.
—Me halagan vuestras intenciones —continuó Eliza, desanimada por tener que rechazar a los recién llegados—, pero en comparación a mi Idia, vosotros sois...
—¡¡SOY MUCHO MEJOR QUE ÉL!! —la interrumpieron Vil y Leona al mismo tiempo, sintiéndose insultados por el hecho de ser comparados con el líder de dormitorio más tímido de todos y tomándoselo como algo personal.
—Parece ser que esos dos se han olvidado de nuestro objetivo principal —comentó Jade, divertido. Ambos líderes de dormitorio habían convertido aquella misión en una competición entre ellos.
—Bueno, si tanto insistís, no queda de otra —suspiró la princesa, finalmente aceptando escucharlos—. De acuerdo, veré si sois merecedores de ser mi príncipe ideal. Comencemos por ti, el de mirada fiera y orejitas adorables.
Viendo que lo había señalado a él, Leona se acercó a la princesa.
—Me estás hablando a mí, ¿verdad? Soy Leona Kingscholar —se presentó con apatía antes de esbozar una sonrisa orgullosa—. Ven y ponme a prueba, soy el tipo que buscas.
—Ejem... —Sin expresar una reacción clara, la princesa cerró los ojos y carraspeó para aclararse la voz—. "¿Puedes creeeeeeer~ cuánto esperéeeee~?"
Se había puesto a cantar de repente con voz cristalina.
—¿........Qué? —preguntó Leona, completamente confundido.
—"Eso es~ Esperé por mucho tiempooooo~".
Leona se limitó a fruncir el ceño y a quedarse mirándola, esperando una explicación clara.
—"Para ver una hermosaaa sonrisa... De tiiiiiiiii~"
Tras terminar su canción, la Novia Fantasma se quedó sonriendo en silencio, como si esperara a que Leona hiciera algo, pero este seguía completamente perdido.
—¿Por qué se ha puesto esta a cantar así de repente? —preguntó en voz alta delante de la princesa—. ¿Se le hace difícil elegir a uno de nosotros y se ha vuelto loca de tanto pensar?
—¡RECHAZADO! —exclamó la princesa, indignada, justo antes de alzar la mano derecha y propinarle una fuerte bofetada a Leona que resonaba incluso de lejos, dejándole una marca rojiza con forma de mano en la cara.
—¡ESO DUELE! —exclamó Leona, petrificado por el dolor y el desconcierto.
—¿¡Pero qué!? ¡La fantasma lo ha abofeteado de repente! —exclamó Sebek, tan sobresaltado como los demás.
—No me lo puedo creer... —farfulló la princesa con indignación mientras fijaba la mirada en Leona y sus pequeños espíritus negaron con la cabeza en desaprobación—. Una princesa estaba cantando delante de ti, ¡¡¡¡¡¡¡y no tuviste la decencia de unirte a ella en un dueto!!!!!!! ¡No eres un príncipe en absoluto!
—Pero Leona es el único príncipe de verdad entre nosotros... —mumuró Jack, abstraído, dándose cuenta de que la misión de conquistarla iba a ser más difícil de lo que se imaginaba.
—¡Siguiente! —urgió la fantasma y señaló a Vil—. Ven tú, el del pelo rubio y bonito.
Vil se acercó a ella y se presentó con el comportamiento que improvisó en la entrada de la escuela.
—Buenas. Mi nombre es Vil Schoenheit —dijo mientras esbozaba una sonrisa tranquila.
—Muy bien... ¡Ejem! —carraspeó Eliza antes de volver a cantar la misma canción—: "¿Puedes creeeeeeer~ cuánto esperéeeee~?"
—"Esperando~ por mí~" —cantó Vil, siguiéndole la corriente de inmediato, y sin cometer el mismo error que Leona.
—"Eso es~ Esperé por mucho tiempooooo~" —continuó Eliza, emocionada por ver que esta vez le seguían el dueto.
—"Cierto es~ Esperaste por mí~" —siguió Vil.
—"Para ver una hermosa sonrisa..."
—"De tiiiiiiiii~" —finalizaron ambos cantantes al mismo tiempo.
—¿¡QUÉ!? ¿¡De verdad se ha puesto a cantar ese sinsentido con la fantasma!? —gritó Sebek, pasmado.
—Incluso están armonizando juntos a la perfección —comentó Jade, impresionado.
—Podríamos cantar así los dos juntos para siempre. Después de todo, haré que te enamores de mí —le dijo a Vil a la fantasma mientras hacía una elegante inclinación hacia delante que le robaría el corazón a cualquiera.
—¡Qué encantador! —exclamó la princesa, completamente fascinada por el apuesto joven. Tenía toda la pinta de que Vil sería el indicado para ponerle el Anillo de Separación y salvar a Idia—. Ahora dime: ¿cuál es el nombre de tu perro?
Vil frunció el ceño, confundido por aquel repentino cambio de tema.
—¿Por qué estás hablando de perros? En primer lugar, vivo en un dormitorio, es imposible para mí tener un perro-
—¡¡¡RECHAZADO!!! —lo interrumpió la fantasma, furiosa, antes de propinarle una fuerte bofetada, tal y como había hecho con Leona.
—¡AAH! —gritó Vil tanto por el dolor como por horror, pues sabía que ahora tenía en el rostro la misma marca con forma de mano que Leona—. ¡No me lo puedo creer! ¿¡Acaso sabes lo valiosa que es esta cara!? —exclamó furioso, dejando de interpretar su papel y volviendo a usar su forma de hablar de siempre.
—Ah, ese es el Vil que conocemos —señaló Jack.
—No solo Pez Beta, cualquiera dejaría de actuar si lo golpearan de esa forma —respondió Floyd mientras se encogía de hombros, sintiéndose interesado por la escena.
—¡No tienes un perro que acurra a tu auxilio con un silbido tuyo, eso no es principesco en absoluto! —lo criticó Eliza con molestia.
Trey se rio, nervioso por las expectativas de la princesa.
—Realmente tiene una visión muy cerrada de los príncipes... ¿Estáis bien, Leona y Vil? —Ninguno de ellos respondió. Se habían mantenido completamente estáticos en el sitio donde habían sido abofeteados y parecían asustados, extrañando al estudiante de Heartslabyul—. ¿Eh? ¿Qué pasa? No estáis moviendo ni un músculo. ¿Tan duro os golpeó?
—¡NO PUEDO MOVERME! —gritaron ambos líderes de dormitorio al mismo tiempo.
—¿¡QUÉ!? —exclamó Trey, asustado y confundido por lo que acababa de oír.
—Es como si tuviera el cuerpo atado por completo, no puedo mover ni los dedos —explicó Leona. Era raro ver al feroz líder de dormitorio de Savanaclaw así de alarmado.
—Tampoco puedo usar magia. ¿¡Qué está pasando!? —murmuró Vil, demandando una explicación.
—He estado buscando mi príncipe perfecto por 500 años, pero os atrevisteis a venir aquí diciendo serlo cuando eso es una mentira obvia —comenzó a explicar la princesa con altanería antes de soltar una risita que fue imitada por sus espíritus acompañantes—. Este es el castigo que os merecéis por jugar con los sentimientos de una chica, así aprenderéis vuestra lección y reflexionaréis durante el mismo tiempo que he estado esperando a mi príncipe.
—¿¡Por 500 años!? —gritó Sebek, consternado.
—Jamás había oído que los fantasmas pudieran paralizar personas por medio de un bofetón —comentó Jade, pensativo—. Parece ser que su fuerza está a la altura de su obsesión.
—¡Tienes agallas de rechazarme en base a tus tonterías! —gruñó Leona, furioso.
—¿¡Cómo te atreves a rebatir mis avances!? ¡No seas tan arrogante! —añadió Vil, aún sintiendo la humillación de ser dejado de lado por un mínimo detalle del que estaba más allá de su posibilidad.
Viendo que habían perdido a dos de sus compañeros más fuertes, Jack suspiró.
—No me gusta mentir, pero ¡tenemos que tomarnos esto en serio, ahora que los líderes de dormitorio han fallado! —exclamó con determinación.
Decir eso llamó la atención de la princesa, quien lo señaló.
—Siguiente, tú. El fuertote con grandes orejas blancas.
Jack se colocó delante de ella.
—...Soy Jack Howl —se presentó. No se esperaba ser precisamente el próximo.
—¿Eres bueno con la espada? ¿Cuál es el monstruo más grande al que le has dado muerte? ¿Tienes una espada legendaria que te fue legada por tus ancestros? —interrogó Eliza.
—¿Una espada? Eso no me sirve de nada —respondió Jack mientras alzaba un puño—. Puedo enfrentarme a alguien con solo los puños-
—¡¡¡¡RECHAZADO!!!! —lo interrumpió la princesa y le propinó una bofetada en la cara a él también, paralizándolo.
—¡EH, eso duele!
—No puedes rescatar a una princesa de feroces monstruos sin una espada legendaria. ¡No eres un príncipe! —exclamó la princesa con exasperación—. ¡Siguiente! Tú, el guapo de ojos afilados.
Sebek se dio cuenta de que lo estaba señalando y se acercó a ella con paso decidido.
—¡MI NOMBRE ES SEBEK ZIGVOLT! —se presentó a gritos, irritándola un poco.
—¿Qué instrumentos musicales sabes tocar? ¿El piano? ¿O la flauta?
Sebek trató de pensar en una respuesta para aquella pregunta tan inesperada.
—¿Instrumentos? Hmm... —Se le ocurrió una idea—. ¡Me alegra que hayas preguntado, fantasma! Permíteme hablar de mi joven amo, su gran habilidad con los instrumentos de cuerda es INAUDITA. Sus melodías con el violín son hermosas y cautivadoras. —Mientras hablaba, la princesa frunció el ceño con aburrimiento—. Una vez lo escuché tocar el violonchelo, ¡y su música me dejó mudo al llegarme al corazón! Su música es tan mística y misteriosa como él-
—¡¡¡RECHAZADO!!! —lo interrumpió Eliza antes de dejarle en la cara una marca con forma de mano por medio de su furiosa bofetada.
—¿¡QUÉ!? —gritó Sebek, más por indignación que por el dolor—. ¡¡Serás maleducada, aún no había terminado de hablar!!
—¿Maleducada, yo? ¡Tú eres el que no para de hablar de otra persona que ni siquiera conozco durante un encuentro romántico! No eres nada principesco. ¡Siguiente! Tú, el atractivo de las gafas.
El único que llevaba gafas puestas se acercó a la princesa.
—Soy Trey Clover. Es un placer conoceros, Alteza —se presentó con formalidad. Como vice-líder de dormitorio de Heartslabyul, sabía mejor que nadie que debía mantener las formas para saludar a alguien de la realeza, especialmente a alguien con quien debía causar una buena impresión.
Sin embargo, la princesa no lo interrogó y se alejó de él con aire melodramático.
—...No. No podemos volver a vernos nunca más. ¡Adiós! —sollozó antes de irse flotando en dirección contraria.
—¿Qué? Se ha ido... —murmuró, confundido, antes de darse cuenta de que la princesa lo estaba mirando de reojo como si estuviera esperando algo—. ¿Debería ir tras ella?
—Al parecer —supuso Floyd mientras se cruzaba de brazos.
—Me lo imaginaba. Eh... ¡No, espera! —exclamó Trey, siguiéndole el juego a la princesa, y se apresuró en seguirla.
—¡Oh, te dije que no nos podíamos volver a ver! Por favor, no me lo hagas más difícil —murmuró la princesa como reacción, dando una buena sensación.
—Bien, había que seguirla. ¿Pero qué debería hacer ahora?
—Trey, tienes que cantarle una canción —le indicó Jade desde lejos.
—¿¡Cantar!? ¿¡Ahora!? —preguntó Trey, horrorizado por la idea.
—Exacto —asintió Jade que, por el contrario, parecía disfrutar con sugerirla—. Tienes que establecer un ambiente romántico con una tierna melodía que le llegue al corazón.
—No... no soy el mejor cantante del mundo, pero... Aquí voy. —Trey suspiró y miró nervioso a la princesa antes de cantar—. Eh... Tu... Tu~
—¿Sí? ¿Mi qué? —preguntó la princesa con emoción, preguntándose qué iba a cantar sobre ella.
—Tu... Tu velo es tan luminoso como un trapo con lejía. Y tus ojos son, eh... como uvas. Eres muy... muy vivaz~~~.
El incómodo silencio tras la canción y la falta de reacción inmediata de la princesa y sus espíritus le dejaron bien claro que había fracasado miserablemente.
—¡¡¡¡¡RECHAZADO!!!!! —gritó Eliza, furiosa, antes de otorgarle el mismo destino que a los demás pretendientes...
—Sabía que no iba a funcionar... —murmuró Trey mientras sentía la marca originarse junto al intenso dolor.
—¿Trapo? ¿Mis ojos como uvas? ¡Un príncipe jamás usaría unas analogías tan POCO románticas!
—A decir verdad, tus símiles eran realmente mundanos. Me sorprende que no dijeras algo como "Tus ojos son como joyas" —comentó Jade, no pudiendo evitar reírse un poco.
—Solo soy un estudiante y ella fue muy repentina. ¡Solo dije lo que se me ocurrió! —trató de defenderse Trey.
—¡Vale, siguiente! Tú, el de mirada desinteresada —urgió Eliza mientras señalaba a Floyd.
Pero Floyd no parecía desinteresado, lo estaba de verdad. Verla quejarse tanto le quitó las pocas ganas que tenía de hablar con ella... Yuu era alguien mucho más interesante con el que pasar tiempo y ahora solo quería regresar a su lado.
—Esta chica me está poniendo de los nervios —dijo con hastío—. ¿Puedo apretujarla?
—¡¡¡FUERA DE CUESTIÓN!!! —gritó la fantasma antes de propinarle la bofetada más fuerte e inmediata hasta el momento.
—¡¡¡¡AUUUUU!!!! —gritó Floyd por el dolor. Al parecer la falta de interés lo había hecho olvidarse de que sufriría aquello si la hacía enfadar.
—¿Qué te esperabas? —farfulló Leona, la primera víctima.
—Y por último quedas... tú, el chico guapo con sonrisa amable.
El último de los candidatos en pie (sin estar paralizado, por supuesto) fue Jade, quien caminó hacia delante con paso formal.
—Buenos días, mi nombre es Jade Leech —se presentó con una gran sonrisa—. Ruego que seáis amable conmigo.
Aunque eso ya lo decidiría ella.
—¡Jade, eres el único que queda! ¡Contamos contigo! —le dejó Jack en claro con el ceño fruncido.
Teniendo aquel hecho en cuenta, Jade sacó del bolsillo lo que tenía preparado para la princesa y se lo ofreció hincando una rodilla ante ella.
—¿Aceptaríais este regalo para conmemorar nuestro encuentro?
Los espíritus lo miraron boquiabiertos y la princesa liberó un respingo a la pequeña planta de grandes pétalos morados.
—¡Vaya, qué flor tan bonita! —exclamó con admiración—. ¿Es para mí?
—Por supuesto, Su Alteza. La recogí yo mismo, pensé en vos nada más verla.
Los demás lo miraron con asombro, Jade había sido el único al que se le había ocurrido preparar algo por si acaso.
—¿¡Tenía un regalo preparado para ella!? —exclamó Sebek mientras la princesa aceptaba la flor y se la acercaba al pecho.
—¡Oh, qué considerado! Estoy tan emocionada, ¡mi corazón no para de dar saltos!
Tenía toda la pinta de que Jade iba a resultar ser el elegido para ponerle el anillo.
—¿Está funcionando...? —preguntó Trey, realmente esperando que ser abofeteado de una manera tan vergonzosa acabara valiendo la pena.
Sin embargo, Floyd se fijó mejor en la flor en manos de la princesa y frunció el ceño.
—Pfft, serás tramposo, Jade. ¿No es esa la flor súper venenosa que pillaste en la montaña? —le reprochó—. Solo se la estás dando para deshacerte de ella porque no tienes dónde plantarla.
—Correcto, esta es una flor altamente tóxica que arruinaría las demás plantas en el terrario —asintió Jade tranquilamente, sin intención alguna de negar la observación de su hermano gemelo—. De hecho, te provocaría erupciones en la piel si la tocaras con las manos desprotegidas, pero parece ser que no afecta a los fantasmas. —Él seguía llevando los guantes de su uniforme escolar, así que había estado a salvo de aquello. Tras decir eso último, esbozó una sonrisa siniestra—. He aprendido algo nuevo hoy.
Aquella pequeña lección de botánica lo hizo olvidarse de que tenía la princesa delante, cuya expresión de admiración había cambiado por completo y soltó la flor con espanto.
—¿¡ESTÁS LOCO!? —gritó antes de paralizar al único candidato en pie con su dolorosa bofetada.
—¡¡¡¡Duele!!!! —gritó Jade mientras sentía la incapacidad de llevarse la mano a la parte golpeada.
Y así cayó el último candidato disponible...
—Lo habría conseguido si Floyd no hubiera sido un bocazas —dijo Vil mientras lo fulminaba con la mirada lo mejor que podía.
—Pero es que yo no quería ser el único de los dos en ser golpeado —gruñó Floyd en respuesta.
—Uh, pues estamos todos fuera —farfulló Jack con frustración.
Viendo que ya no quedaba nadie más para pretenderla, la princesa se alejó de los jóvenes para recuperar la calma.
—Menuda panda de maleducados... ¡No hay nada de principesco en vosotros! —dijo y sus fieles espíritus pequeños asintieron de acuerdo con ella.
—Eh, chicos, acabo de darme cuenta... —comenzó a decir Trey, una vez solos—. Parecerá obvio, pero... Todos somos estudiantes en un internado masculino con solo una chica, ¿no es demasiado pedir que le propongamos matrimonio a una princesa?
Tenía razón. Sin contar a Yukiko, la mayoría de ellos no había tenido mucho contacto femenino fuera de la escuela y otros apenas habían tenido experiencias románticas, ¡pues claro que iba a ser difícil para ellos proponerle matrimonio a alguien de la realeza!
—...Pues sí —respondieron todos al mismo tiempo tras un largo momento de silencio.
Mientras tanto, el grupo que observaba desde el exterior de la tienda de Sam presentaba una curiosa combinación de reacciones ante la grabación en directo de las cámaras de seguridad en la cafetería.
—No me lo puedo creer, el equipo de los altos fue derrotado rápidamente... —se lamentó Crowley.
—¿Habéis visto eso? ¡Floyd fue abofeteado de inmediato por la fantasma! —se rio Riddle—. Sabía que era absurdo elegir al cónyuge en base a su altura.
Por otra parte, Yuu frunció el ceño, incluso si Floyd no se había ni esforzado en intentar conquistar a la princesa, era capaz de imaginarse lo mucho que le debía de haber dolido y no le gustó que se rieran así de él...
Ace trató de reprimir una risa, pero acabó estallando en una carcajada.
—¡Ah, ja, ja, ja, ja! ¡¡La canción de Trey era malísima!! —se burló—. Sé que hay gente con gustos simples, pero eso fue demasiado, ¡ah, ja, ja, ja!
Incluso Deuce, siempre respetuoso con sus compañeros de clase superior, fue incapaz de reprocharle a Ace por burlarse.
—¡Oye, no te rías de él, Ace! —exclamó entre risas—. ¿Acaso no sientes pena por Clover? Je, je... ¡No puedo! De solo pensarlo... Pftt, ¡ja, ja, ja!
La reacción final de Rook fue exactamente la contraria a la de los tres estudiantes de Heartslabyul.
—¡Oh, pobre Vil! ¡Tu inmaculada mejilla ha sido profanada con una marca de hoja otoñal! —lamentó como si fuera la mayor destrucción a ser representada en los libros de Historia—. ¡Qué dolor! No me puedo creer que tu bello rostro haya pasado por tal terrible tragedia.
—Oh, sí... Claro... —murmuró Epel, haciendo un esfuerzo descomunal para disimular sus risas—. ¿Viste la reacción de Vil cuando fue rechazado? ¡Je, je! —le susurró a Yukiko, que estaba justo a su lado.
La chica asintió y se rio un poco, pero fue subiendo el tono de voz de su carcajada al pensar en el momento que más gracia le había causado:
—¡Y mirad a Sebek! ¡Ja, ja, ja, ja! —exclamó—. Esa princesa es una quejica, ¡pero le ha dado lo que se merecía!
Grim apenas había parado de reír desde el principio, cuando Leona fue el primero en caer.
Por otra parte, a Yuu no le gustó que dejaran de tomarse la situación en serio.
—Chicos, esto no tiene gracia —les reprochó con energía mientras un desanimado Ortho deshacía la proyección de vídeo.
—¡Yuu tiene razón! —lo apoyó Crowley, no menos enfadado—. Esto no es un juego, ¡la vida del joven Shroud pende de un hilo! Ah, santo cielo... ¿Qué podemos hacer ahora?
—¡¡¡No hay nada de lo que preocuparse!!!
—¿Hm? —se preguntó Kalim antes de darse cuenta que la persona que acababa de hablar se trataba de nadie más que Cater, acompañado por Azul.
—Me disculpo por el mal comportamiento de mis compañeros de dormitorio, Jade y Floyd. Madre mía, no saben tratar a las damas como es debido —suspiró el líder de dormitorio decepcionado antes de esbozar una sonrisa—. Déjemelo a mí, Azul Ashengrotto. Puedo garantizar que pondré el Anillo de Separación en la mano de la princesa.
A pesar de que se llevaba bien con Azul, Yuu rodó los ojos ante su oferta, no porque dudara que pudiera hacerlo, sino porque podía ver a través de su faceta de hombre de negocios. Era casi imposible que Azul no pidiera algo a cambio si tenía éxito en conquistar a la princesa.
—No, no. Si se trata de acercarse a una chica bonita, ¡podéis contar conmigo! —exclamó Cater alegremente mientras hacía el gesto de la paz con la mano izquierda y le guiñó el ojo a Yukiko—. ¿A que sí, Yuki?
Sabía que estaba de broma, pero la chica alzó una ceja y esbozó una sonrisa ladina.
—Que sepas que sigues sin ser mi tipo —respondió ella sin vacilación alguna, haciendo que Ace volviera a reírse a carcajadas.
—Ni se le OCURRA, director —le advirtió Yuu con severidad, aunque las ganas de Crowley de querer fulminar al estudiante de tercero por "coquetear" con su querida protegida delante de él ya se habían disipado casi por completo con el "rechazo". Como su tutor legal, realmente debía prestar atención a que ningún "lobo interesado" se acercara a ella o a su hermano.
Y, por algún motivo, Epel no pudo evitar sentir alivio al ver que ella no tenía ese tipo de interés en el alegre y moderno estudiante de Heartslabyul.
—¡Auch! Ni te he pedido salir y ya me has rechazado... —respondió Cater de forma melodramática, aunque él ya se esperaba aquella respuesta desde el inicio—. Pero bueno, no es a ti a quien debo conquistar, sino a nuestra "dulce" princesita.
—Guau, Diamond, pareces entusiasmado con esto —comentó Deuce, sorprendido.
—¿Qué puedo decir? ¡Estoy en mi elemento! Eh, ya sé. Deberías venir conmigo, Deucey. Cuántos más, mejor —dijo mientras lo rodeaba con el brazo.
—¿Qué? ¿¡Yo!? —exclamó Deuce, alarmado, y se apartó de él. Su cara se ruborizó rápidamente por la vergüenza—. Ni hablar, no estoy acostumbrado a este tipo de cosas... ¡No sé nada sobre los sentimientos de las chicas!
Yuu recordó entonces que Deuce mencionó tener problemas para hablar con chicas que no fueran su madre por miedo herirles los sentimientos.
—¿Pero qué dices? ¿Acaso no has pasado tiempo con Yuki? —cuestionó Ace extrañado. Creía que se le había pasado el temor por completo gracias a ella.
—¡Eso es diferente, Yuki es mi amiga! A ella sí que me he acostumbrado y la conozco, ya no tengo tantos problemas en hablar con ella —exclamó. Miró a Yukiko en busca de aprobación y ella asintió, apreciando su esfuerzo—. Pero tener que hablar con la Novia Fantasma ya es...
—¿Oh? ¿Entonces vas a abandonar a Trey? —cuestonó Ace, pensando que se iba a echar atrás.
—¿¡Qué!? ¡No, eso nunca!
—Entonces ve, seguro que Trey está esperando a que lo rescates —insistió Ace con burla.
—¿Pues sabes qué? Tienes razón. Voy a vengarme por él —respondió Deuce con determinación mientras se crujía los nudillos.
—¡Así me gusta! ¡Haz la mejor propuesta del mundo y conquístala!
—De acuerdo... ¡Vale, cuente conmigo, Diamond! ¡Vamos a irrumpir en el salón de bodas!
—Oh, Deucey. Ni te has dado cuenta de que Acey se está metiendo contigo —susurró Cater, atónito; aunque siguió apreciando su arrojo.
—Entonces sería correcto que vaya yo también —se ofreció Lilia—. No podría considerarme un maestro si no puedo ocuparme del descuido de mi discípulo.
—¡Qué guay ha sonado eso...! —comentó Epel, maravillado por la audacia del vice-líder de dormitorio de Diasomnia.
Y así se acordó un nuevo grupo para proponerle matrimonio a la Novia Fantasma compuesto por Azul, Cater, Deuce y Lilia.
—Así es, podéis confiar en mí —aseguró Lilia mientras se unía a los demás.
—Siento decirte que no te voy a dejar oportunidad, Lilia. ¡Va a ser el momento de Cay! —dijo Cater, confiado.
—No, no. Ahora veréis lo buen rival que voy a ser para vosotros —dijo Azul.
—Muy bien, repasemos por un momento las nuevas expectativas que la princesa espera ver en su príncipe ideal, para evitar más bajas —propuso Crowley—. En primer lugar, que se le dedique una canción romántica con carácter poético; también se le podría dar un bonito regalo, como flores, pero que no sean venenosas, claro está —algunos se rieron nerviosos—; habrá que mentir en algunas partes, como es el caso de tener perros como compañeros, pero si vais a hablar con ella, recordad que sea un tema que le interese y que no involucre a terceros, no como hizo el joven Zigvolt...
—Un momento, director, hay algo que no pillo, ¿sabes? —lo interrumpió Grim, extrañado por una cosa—. El otro día en Ramshackle dijiste que las canciones eran malas. ¿No era que un chico sacándose las canciones es un preludio a un pe...?
—¡¡¡¡GRIIIM!!!! —lo interrumpieron ambos mellizos con pánico al reconocer lo que estaba diciendo y básicamente se abalanzaron sobre él. Yuu lo agarró en brazos y le cubrió el hocico.
—¡¡Te dijimos que no hablaras de eso fuera de casa!! —le recordó este mientras Yukiko le hacía apresurados gestos para que guardara silencio.
—¡¿Eh, eh, qué os pasa?! —preguntó Ace, atónito.
—¡¡NADA!! —insistieron los dos al mismo tiempo con la cara roja por la vergüenza.
Ninguno de los presentes los había visto así de alterados antes, Ortho les analizó los signos vitales y pudo comprobar que la adrenalina, la temperatura corporal y los latidos del corazón habían aumentado considerablemente en cuestión de segundos.
—Con estos resultados, dudo mucho que no sea nada... —concluyó.
—¿Sabe usted algo al respecto, director? —le preguntó Riddle con sospecha, teniendo en cuenta la mención de Grim.
—Oh, nada de qué preocuparse —respondió Crowley y carraspeó para mantener la seriedad—. Puede que no sea su padre, pero como su tutor legal, es responsabilidad mía proteger ambos mellizos Oshiro de ciertos... peligros rampantes en la escuela; así que tuve una conversación con ellos sobre tener cuidado alrededor de los chicos y sus inciertas formas de cortejo. —Miró a Cater de reojo para dejarle en claro que lo estaba diciendo por él en ese momento, pero los mellizos lo fulminaron con la mirada, como si le estuvieran ordenando que se detuviera—. Quiero decir... ¡Es un tema privado, así que no diré nada más!
La mayoría no tardó mucho en comprender que, en pocas palabras, se había comportado como un padre sobreprotector con ellos y acabó diciendo algo lo suficientemente vergonzoso para que los mellizos reaccionaran así cuando Grim estuvo a punto de hablar de ello.
Dándose cuenta de que acababa de "ligar" con Yukiko delante del director, Cater se sintió como si Riddle hubiera descubierto que no había terminado de pintar las rosas blancas de rojo: puro pavor.
—¡No, no, no! ¡Soy inocente! Ningún padre tuvo que sacarme la escopeta antes —susurró Cater, haciéndole gracia a Lilia.
—Entonces ten cuidado con lo que le dices a Yuu y a la señorita Yuki si no quieres experimentar ese tipo de situaciones —le advirtió Azul mientras señalaba a Crowley con la mirada.
—¿Qué os dijo? —le preguntó Ace a los mellizos, curioso.
—Imagínate lo mismo que dicen los fantasmas del dormitorio, pero más ridículo todavía —suspiró Yukiko mientras trataba de recuperar la calma—. Aprecio que se preocupe, pero madre mía, ¡qué vergüenza...!
Ace era consciente de lo protectores que eran los fantasmas de Ramshackle, así que se hizo una buena idea.
—Jo, tío... Pero bueno, ¿qué iba a decir Grim exactamente? Prometo no decirlo. ¡Eh, no me miréis así! Estaba de broma.
—Créeme, ni tú vas a querer saberlo.
—¿Prometes no decir nada si te suelto? —Yuu le preguntó a Grim y este asintió rápidamente—. Venga, no perdamos más el tiempo, hay que salvar a Idia.
Momentos después, los miembros del nuevo grupo, que estaba mejor preparado para la misión y para lo que se esperaba ocurrir en ella, acabaron cayendo todos de uno en uno y las bofetadas de la princesa resonaron con fuerza al golpear las mejillas de Lilia, Deuce, Cater y Azul, en ese mismo orden.
—¡IMPOSIBLE! ¿Por qué? ¿¡Por qué he sido rechazado!? —gritó Azul, furioso, mientras sentía la parálisis mágica apoderarse de su cuerpo y una ardiente marca de mano formarse en el lado izquierdo de su rostro.
—¡Ja, ja, ja! ¡Sí que te ha dado fuerte, Azul! —se rio Floyd, aún incapaz de moverse en su sitio.
Yuu jamás había visto a Azul así de furioso, apretando la mandíbula y las pupilas contraídas, ni siquiera durante su caída en Overblot...
—Utilicé los datos del primer equipo para crear el mejor perfil a sus estándares, debería haber funcionado. ¡Le ofrecí un ramo de rosas y le canté una serenata de amor...! —resumió Azul lo que justo acababa de hacer—. ¿¡Dónde demonios cometí el error!?
—Ella te dijo que no le gustó que hablaras demasiado y que no parecías sincero —le recordó Jade—. Le hiciste sentir sospecha.
—¡Pues claro que no funcionó! No vas a conseguir nada con las mujeres si te la pasas comiéndoles la oreja.
—Leona, tú fuiste el primero en ser rechazado, así que no estás en posición para decirme eso —replicó Azul.
—Jo, qué mal... ¡Creí que lo lograría! —se lamentó Cater, que había pasado de tener confianza a estar paralizado tras la bofetada.
—Fuiste demasiado coqueto y ligón con ella hasta el punto de incomodarla, ¡la fantasma jamás elegiría un donjuán como novio! —criticó Vil con reproche.
Conociendo a Cater y su comportamiento alegre y vivaracho, pero tendente a pasarse de la raya, Trey había tenido esperanzas mixtas en él. Aunque seguía sin comprender por qué el estudiante de primero había participado en el plan también, cuando este apenas se había atrevido a mirar a la princesa a los ojos después de presentarse.
—Por cierto, ¿qué haces tú aquí, Deuce? —le preguntó mientras lo veía inmóvil y con una marca de mano en la mejilla izquierda que acentuaba su expresión derrotada.
—Quería salvarlo, pero es que me pongo demasiado nervioso con las chicas... —murmuró Deuce, siendo la vergüenza de haber fallado más intensa que el dolor de la bofetada—. Ya no me pasa con Yuki, pero me quedé en blanco al ver a la Novia Fantasma a la cara, ¡¡no pude decir nada!!
Y por si aquello fuera poco, incluso el amable y travieso Lilia había sido víctima de la furia de la princesa por una razón incluso peor.
—A mí me dijo que no le gustó que yo fuera "demasiado adorable" —murmuró. Estaba tratando de mantener la sonrisa, pero las lágrimas acabaron por asomarse en sus ojos—. Qué frustrante, todo por ser así de mono... Creo que voy a llorar.
—Pensar que lord Lilia recibiría una bofetada de rechazo... —murmuró Sebek con indignación ante la falta de respeto por la que su mentor acababa de pasar—. ¡¡QUÉ INJURIA!! ¡¡Y TODO PORQUE SOIS MUCHO MÁS ADORABLE QUE ESA FANTASMA!!
Aquella era posiblemente la primera vez que Yukiko estaba de acuerdo con Sebek. Si era imposible no escuchar los no famosos gritos de Sebek a través de la proyección de Ortho, debió de ser infernal para aquellos que estaban cerca de él y no podían ni mover los brazos para protegerse los oídos.
—¿¡Quieres dejar de gritar!? —exclamó la Novia Fantasma, furiosa, y su fiel guardia Chubby se acercó a ella en caso de que necesitara ayuda, pero ella simplemente chasqueó la lengua con decepción—. ¿Por qué todos los hombres de este mundo son tan groseros, violentos e insensibles? Vinieron a proponerme matrimonio y no tienen ni la decencia de vestirse de etiqueta. ¡Sabía que mi querido Idia es el príncipe perfecto! ¡No os podéis comparar a él ni de lejos!
—No podría estar más de acuerdo, Alteza —asintió Chubby con una sonrisa—. Estos pretendientes no son dignos caballeros para una princesa tan gentil. Menudo montón de inútiles.
Ser insultados en toda la cara hirió el ego de algunos de los estudiantes que estaban allí.
—Maldita sea, ¿¡cómo puedo ser eclipsado por alguien tan antisocial como Idia!? —farfulló Vil.
—¡Ese bastardo sombrío ni siquiera sabe cantar! —exclamó Leona, tratando de hacerla entrar en razón y que los dejara en paz a todos de una vez.
Pero Eliza le hizo caso omiso y giró la cabeza con desdén, siendo imitada por sus pequeños espíritus.
—Mi querido Idia no es como el resto de vosotros. Como he dicho, él es el príncipe perfecto. Estoy segura de que cantará conmigo, tan solo está un poco tímido ahora.
Ortho sintió sus circuitos calentarse con solo escuchar a la princesa decir aquello, él sabía mejor que nadie lo mucho que Idia debía de estar aterrado en aquel momento. Cómo se notaba que lo no lo conocía de nada en absoluto.
—Madre mía, lo único que dices no son más que fantasías tuyas —la interrumpió Lilia con incredulidad, pensando lo mismo que él en ese momento, y suspiró antes de establecer contacto visual con ella—. Lo único que veo aquí es que estás proyectando tus ideales en Idia, pero te niegas a verlo por cómo es en realidad. Si sigues mirando a lo lejos, jamás encontrarás lo que buscas, pues lo más importante podría estar justo en frente de ti.
Aquellas sabias palabras como resultado del pasar de los años del fae cargaban con una profunda verdad, pero estas no habían llegado a alcanzar el corazón de la testaruda princesa.
—No sé de qué estás hablando, ya he encontrado lo que buscaba. ¡Y ese es Idia, mi píncipe perfecto!
No fue muy difícil ver que Chubby había desviado la mirada con tristeza al verla sonreír con solo mencionar el nombre de su prometido. Estaba más que claro que estaba triste por verla realmente enamorada de otra persona.
La princesa dio un par de palmadas para llamar la atención de sus sirvientes.
—Bueno, ya hemos perdido demasiado tiempo. Tenemos que continuar con las preparaciones de la boda —indicó.
—Princesa, debéis de estar agotada por lidiar con tantos humanos. No os apresuréis demasiado —le aconsejó Chubby. Parecía que sentía un poco de esperanza de que así se retrasara la ceremonia.
—Aw, ¿estás preocupado por mí? Je, je. ¡Muchas gracias, Chubby! Eres muy amable —le agradeció la princesa—. Siempre has sido mi mejor amigo desde que estábamos vivos.
—Sí, vuestro amigo... —repitió Chubby, sintiendo como la parte donde debería estar su corazón se rompía en mil pedazos—. Por supuesto, siempre estaré a vuestro lado, Alteza...
A pesar de que la apoyaba ciegamente en cumplir su deseo de casarse con el principe de sus sueños, realmente deseaba que la princesa Eliza lo viera mucho más que a un amigo...
Sin darse cuenta de la obvia expresión triste de su amigo, la Novia Fantasma dio un par de palmadas para llamar la atención de sus sirvientes más cercanos.
—Vamos, traed aquí a mi Idia —ordenó.
—¡Enseguida, Su Alteza! —exclamaron Nana y Yayo al mismo tiempo y se acercaron a un rincón, donde, al parecer, Idia había estado ahí de pie todo el rato.
—Uh... —murmuró él, aterrado, mientras lo empujaban al salón de bodas en una carretilla del tipo que se usaba para transportar paquetes.
Estaba rígido y de pie, y lo que llamaba aún más la atención era que estaba ataviado elegantemente con un fastuoso esmoquin negro de estilo gótico digno para el novio de una boda ostentosa de la realeza, consistente en una larga chaqueta con un claro estampado de calaveras a juego con los pantalones y el hombro izquierdo estaba decorado con un adorno floral de lirios blancos del que colgaban unas cadenas plateadas. También le habían peinado parte del pelo hacia atrás en una cola de caballo baja que le caía por la espalda.
A pesar de su expresión claramente imploraba que lo sacaran de ahí, Eliza se iluminó al verlo y tuvo que luchar para no abalanzarse sobre él en un abrazo.
—¡Oh, IDIA! —exclamó encantada—. ¡Esa chaqueta larga y entallada acentúa tu cuerpo alto y delgado! El color negro y el estilo gótico contrastan maravillosamente con tu pelo brillante, y esos lirios blancos son tan bonitos como tu sonrisa.
—Me tomé la libertad de echarle el pelo hacia atrás, un pequeño pero crucial detalle —informó Nana, sintiéndose orgullosa de sí misma.
—¡Ahora podéis ver su perfecto rostro y ojos hundidos con claridad! —añadió Yayo.
—¡Está guapísimo! No podía esperar menos de los asistentes que ayudaron a mi madre y a mi padre a prepararse para sus nupcias —chilló la princesa—. Estas vestido como un novio ideal, mi querido Idia. ¡Te queda muy, muy, muy, pero que muy bien!
Aquellos sinceros halagos y toda la atención centrada en él solo hicieron que Idia se sintiera aún más incómodo que antes y deseó que se lo tragara la tierra.
—¿Qué clase de castigo es este? Estoy tan avergonzado que no solo me arde el pelo, la cara también —murmuró Idia, aterrado—. ¿Acaso perdí una apuesta? Si esto es una pesadilla, que alguien me despierte. Yo solo quiero volver a mi habitación.
No solo los fantasmas, sus compañeros de clase también lo estaban mirando con aquel aspecto.
—¡Guau, Shroud se ve espléndido! —comentó Deuce, impresionado. Ahora sí que se veía como un novio a punto de casarse.
—Está tan rígido como nosotros, lo han traído aquí en una carretilla y todo —comentó Trey, dándose cuenta del motivo en el que lo habían traído de aquella forma tan rara y vergonzosa.
—Me pregunto si también le han dado una bofetada, qué novia tan despiadada... —murmuró Cater, no queriendo pensar en el dolor aún persistente.
—Grosero, solo le di un pequeño toque porque había intentado escapar —le espetó Eliza, que lo había oído.
Idia echó un vistazo a todas las personas que habían acudido a su rescate solo para acabar tan inmóviles como él.
—Sois mis héroes, chicos... —murmuró con sarcasmo—. Os han abofeteado sin reparo alguno y habéis caído como moscas. Panda de inútiles...
A nadie, pero a nadie en absoluto le gustó aquel insulto; todos los estudiantes lo miraron con ira e irritación. Pero por una vez Idia no se dejó intimidar y les devolvió la mirada.
—¿¡De qué sirvió esta retaguardia!? ¿No se suponía que unos normies como vosotros son buenos en este tipo de cosas sociales? ¡Sabía que os da por ser idiotas, pero esta vez es demasiado! ¿¡Acaso no os da vergüenza!?
Todos se enfurecieron aún más. Aquel comportamiento era una de las razones por las que la mayoría no quería asistir en su ayuda hasta que fueron chantajeados por el director. Incluso si habían fallado, habían llegado tan lejos solo para que él los acabara insultando, ¡como si ya no se sintieran lo suficientemente humillados!
—¡Hermano, NO! —exclamó Ortho, espantado por los insultos de su hermano.
—Él realmente no debió haberles dicho eso... —murmuró Yuu, sabiendo lo peligrosos que eran los estudiantes del NRC cuando se enfurecían.
—Tienes TODA la razón, cariño mío. ¡Todos los demás hombres son insectos en comparación contigo! —exclamó Eliza, encantada con la osadía de su novio—. Me encanta la amabilidad y la integridad con la que te quejas y le dices la dura verdad a la gente. ¡Es tan maravilloso! ¡Oh, eres demasiado perfecto, no puedo esperar más! —Estaba tan contenta que se alzó lo más alto posible en el aire hasta alcanzar la lámpara de araña de la cafetería para anunciar a los cuatro vientos—: ¡¡¡¡¡CELEBREMOS LA BODA ESTA NOCHE!!!!!
Con la excepción de Chubby, que se limitó a sonreír con melancolía, todos los fantasmas aplaudieron y celebraron a coro la decisión de la princesa.
El semblante furioso de Idia, por otra parte, palideció nada más escucharla.
—¿¡E-ESTA NOCHE!? —gritó, aterrado.
—Eso es, cariño mío —asintió Eliza mientras regresaba a su lado—. Esta noche, al sonar la campana de la media noche, pronunciaremos nuestros votos y con un beso nos uniremos para siempre. ¡Y cuando tu alma abandone tu cuerpo, nos iremos juntos en nuestra luna de miel!
—¿¡Y dejar este mundo sin leerme el manga que estaba esperando!? ¡NO, POR FAVOR! —gritó Idia, ahora temiendo realmente por su vida—. ¡Chicos, ayudadme, por favor!
Aún cabreados por los insultos que les había escupido hacía menos de un minuto, todos los estudiantes lo miraron con indiferencia.
—Vaya, vaya, vaya. Qué afortunado eres de encontrar a alguien que te ama a pesar de tu timidez y mala actitud —respondió Vil, apático.
—Es verdad. Ahora que lo pienso, creo que formáis buena pareja —añadió Leona de la misma manera.
—¿¡QUÉ!? —gritó Idia sin creerse lo que acababa de oír.
—Se están burlando de ti porque están enfadados por tus insultos, ¿qué te esperabas? —respondió Jack.
—¡Por fin! ¡Esta noche se celebrará la boda de la princesa que llevamos esperando 500 años! —celebró Yayo con lágrimas de emoción brotando de sus ojos, antes de encorvarse por la tristeza—. Se suponía que todo el país estaría celebrando este día por todo lo alto... ¡Pero esos países vecinos eran unos ingratos! ¡No dudaron en traicionarnos!
—Cómo lo odio... ¡Me dan ganas de volver a morir con solo recordarlo! —sollozó Nana.
—Vosotros dos, dejad de pensar en el pasado. ¿Qué sentido tiene? —los detuvo la Novia Fantasma con firmeza.
—Princesa... —murmuraron ambos sirvientes con admiración, viendo una vez más que la princesa era fuerte y ya era capaz de no seguir sufriendo por su muerte, su reino caído y su sueño roto.
Y Eliza tampoco tenía tiempo de pensar en ello, tenía cosas mucho más importantes de las que ocuparse, como decidir qué hacer con los jóvenes rechazados que seguían ahí de pie. Estarían ahí paralizados durante 500 años, o por lo menos hasta la medianoche, cuando ella misma deshiciera el hechizo después de la boda.
—Ooh, ya sé. Haré que los pretendientes sean los padrinos del novio. ¡Así podrán formar parte de la ceremonia! Así también podemos darle un poco de vida a la boda, tal y como habríais deseado, Nana y Yayo. Muy bien, chicos. ¡Celebrad con nosotros este nuevo comienzo para Idia y para mí!
—¡¡Me niego!! —chilló Idia, tratando de moverse en vano en un intento de huir—. ¡Que alguien me ayude! ¡Cualquiera! ¡Ah! ¡AZUL, somos compañeros del club de juegos de mesa! ¡Eres bueno con las palabras, intenta detener a esta fantasma con tu gran habilidad!
—Pensar que nuestro introvertido Idia acabaría casándose... Estoy que lloro de la alegría —murmuró Azul, fingiendo sentir emoción, dejando claro así que él también seguía furioso por los insultos—. ¡Mi más sincera enhorabuena! ¡Seguro que será una boda maravillosa! Más tarde os enviaré el regalo en efectivo.
Nadie más parecía querer objetar a la boda. Incluso si quisieran seguir queriendo ayudarlo, lo cual no era así, no podían siquiera moverse para irse.
—¡¡¡¡NOOOOOOOOOO!!!! —gritó Idia, estando a punto de llorar al ver que nadie más parecía ir a rescatarlo.
Chubby no estaba seguro qué era lo que más lo desolaba: el novio siendo miserable sin darse cuenta de lo afortunado que era, o ver el amor de su vida casarse con el tipo de príncipe que siempre había deseado desde que ambos eran unos niños de carne y hueso... Pero si su querida princesa era feliz, él aceptaría aquella decisión y la dejaría marchar...
Para cuando la boda había sido oficialmente anunciada, ya había atardecido y el sol estaba a punto de ponerse.
—El segundo equipo también ha caído... —murmuró Crowley, incrédulo. Estaba seguro de que esta vez sí que habría por lo menos un vencedor.
Los únicos que se habían reído esta vez de los intentos fallidos eran Ace y Grim.
—¡AH, JA, JA, JA, JA, JA, JA! ¿¡Habéis visto a Deuce!? Se quedó mudo nada más decir presentarse, ¡cómo lo sabíamos! —exclamó Ace.
—¡Nya, ja, ja, ja, ja! Estaban todos tan confiados, ¡pero recibieron la bofetada real de inmediato! —rio Grim.
Harto de la falta de seriedad, Ortho deshizo la proyección con impaciencia.
—¡Esto no es asunto de risa! ¡La boda es esta noche! —gritó, antes de caer de rodillas al suelo con derrota—. A este paso, mi hermano será arrastrado al mundo de los muertos...
—¿Ocurre algo, Madmoiselle Princesa Guerrera? —preguntó Rook al darse cuenta de que esta acababa de sacar su pluma mágica tras haber estado inusualmente quieta por un buen rato.
—¡¡¡Esa CERDA TRASLÚCIDA se atrevió a ponerle la mano encima a Lilia y a Deuce!!! ¡JAMÁS la perdonaréee! —gritó furiosa mientras mantenía en alto la pluma mágica y el choker blanco para enfrentarse a los fantasmas. Incluso si había disfrutado ver a Sebek siendo abofeteado, no se podía creer que sus amigos pasaran por lo mismo y solo quería que la fantasma pagara por ello. Habría usado un insulto mucho más fuerte y desagradable para referirse a ella, pero... Ortho estaba ahí delante.
—¡Yukiko, para! ¡No vas a lograr nada! —exclamó Yuu mientras Ace lo ayudaba a mantenerla agarrada para evitar que saliera corriendo al edificio principal.
—¡¡Me da igual!! ¡Voy a enviarla de vuelta a su tumba!
—¡Cálmate, Yuki! —ordenó Crowley con severidad—. ¡No llegarás ni a mitad de camino y ya te sentirás mal! Además, no tendrías ni a dónde enviarla de vuelta, ¡ni ella ni nadie de su corte recibieron un entierro apropiado!
A pesar de que ella había logrado un mayor aguante con el uso de la magia desde que la había obtenido, todos eran conscientes de que esta seguía siendo inestable y le haría daño si la usaba sin pensar, especialmente estando así de furiosa.
—¡No vayas, Yuki! Entiendo cómo te sientes, pero son demasiados. No quiero que te hagan daño a ti también —exclamó Epel con insistencia mientras se colocaba delante de ella para mirarla a los ojos—. ¡Por favor, para!
Tenía razón, ya habían dicho que dejarían el combate como último recurso por un motivo. Y lo único que lograría sería preocupar a Epel y a los demás si se adentraba en la escuela en aquel estado. Yukiko se disculpó y guardó sus "armas" en sus respectivos bolsillos. Además, el que debería enfadarse más que nadie debería ser Ortho, no ella.
—Debemos centrarnos en cosas más importantes, no queda mucho tiempo para la medianoche —dijo Riddle con seriedad tras revisar la hora en su teléfono móvil, marcando las 7:50 de la tarde—. ¡Necesitamos una propuesta exitosa, y rápido!
—Pero Azul también falló. Los únicos líderes de dormitorio que quedan somos nosotros dos y Malleus —recordó Kalim.
—Supongo que no nos queda de otra —lamentó Crowley antes de fruncir el ceño—. ¡Tenemos que enviar a los pretendientes restantes!
Envió a los estudiantes presentes en busca de potenciales pretendientes en cada uno de los dormitorios y estos decidieron separarse para ganar tiempo.
Yukiko decidió comenzar por Savanaclaw y se encontró con Ruggie. Le explicó la situación y el urgente plan que tenían.
—¿Yo? ¿Pedirle a una fantasma que se case conmigo? ¿Ahora que Leona y Jack están capturados? —repitió él, incrédulo—. ¡Ni hablar! Seguro que Leona volverá por su cuenta. Lo siento, Yuki, pero no quiero más trabajo gratis; y mucho menos arriesgarme tanto.
—Tranquilo, lo comprendo... —respondió Yukiko, que ya se esperaba una respuesta así de él. No había muchos más estudiantes de su dormitorio que quisieran unirse a la causa ni en los que la princesa encontraría interés, así que decidió rendirse y se fue de allí.
Mientras tanto, Yuu trataba de probar suerte en Scarabia.
—No, no voy a ir. Y Kalim tampoco —respondió Jamil con firmeza—. Mi familia sufriría las consecuencias si Kalim estuviera expuesto al peligro. Y si voy yo, seguro que a Kalim le parecerá divertido y querrá acompañarme. Me temo que esta vez tendréis que apañároslas solos.
—Entiendo. Cuando lo vea, le diré que regrese aquí —aseguró Yuu, desanimado. Seguía sin compartir varias opiniones con aquel vice-líder de dormitorio, pero comprendía su posición como sirviente y no podía obligarlo si se negaba a ayudar.
Al final, los mellizos coincidieron al visitar Diasomnia y decidieron preguntárselo a Silver, que estaba con Malleus.
—No puedo. Ahora que padre, quiero decir, Lilia y Sebek están ausentes, soy el único que queda en pie para proteger a lord Malleus —lamentó Silver.
—Ya te he dicho que estoy bien por mi cuenta —respondió Malleus con calma, dándole permiso para irse y realizar la propuesta en su lugar, teniendo en cuenta que sería un escándalo internacional si él, como príncipe heredero, falsificara una propuesta de matrimonio.
—No. De estar aquí, estoy seguro de que Lilia estaría de acuerdo conmigo —insistió Silver—. Y por eso, lamento mucho no poder asistiros.
—De acuerdo... —respondieron ambos mellizos al mismo tiempo, incapaces de decir nada más y se fueron del dormitorio con el ánimo bajo los suelos...
—Nada... ¿Realmente tenemos que volver con las manos vacías? —murmuró Yukiko, imaginándose la cara de desesperación de Ortho.
El sol se puso en el horizonte, indicando que se les acababa el tiempo y necesitaban gente para poner el Anillo de Separación en el anular de la princesa y salvar a Idia de un casamiento forzoso que garantizaba una muerte segura. No tuvieron de otra que regresar a la tienda escolar y dar la mala noticia. Ahora que Kalim había regresado a Scarabia, solo quedaban Ace, Riddle, Epel, Rook, Ortho, Grim y el director...
—Al final hemos reunido un total de... ¡CERO personas! —reiteró Crowley con exasperación.
—¡Qué malvados! —exclamó Ortho de la misma forma, preguntándose seriamente si usar su poderoso rayo mágico era realmente pasarse de la raya si era para salvar a su hermano mayor.
Pero lo último que se perdía era la esperanza, que se iluminó en el momento en que Rook y Epel dieron un paso adelante.
—No hay nada de que preocuparse. ¡Tenéis dos pretendientes cualificados aquí mismo! —anunció Rook mientras hacía una inclinación hacia adelante y señalaba a Epel con una mano.
Ilusionado por la oferta de nueva ayuda en un momento crucial, Ortho se iluminó y volvió a levitar en el aire.
—¡Señor Rook Hunt! ¡Señor Epel Felmier! ¿¡De verdad vais a ir a salvar a mi hermano!?
—¡Por supuesto! Ayudar a un compañero en apuros en uno de los actos más hermosos. Y además, no puedo seguir tolerando que el bello rostro de Vil siga siendo insultado —asintió Rook—. ¡Tal y como podéis ver, Epel está tan motivado como yo!
—Así es. ¡Salvaré al líder de dormitorio y haré que reconozca mi fuerza! —asintió Epel con decisión, antes de fruncir el ceño y susurrar—: Y si lo consigo, no solo se lo demostraré a él, también...
Se quedó mirando a Yukiko mientras esta lo miraba con sentimientos mezclados. Ella realmente admiraba su arrojo de demostrar su fuerza en un momento crítico sin vacilación alguna, y no creía que fuera incapaz de lograrlo, pero no quería que aquella princesa caprichosa encontrara alguna pega de nada y le diera una bofetada a él también.
—Entonces iré yo también —decidió Yuu y se acercó a ellos.
—¿¡Qué!? —preguntaron Grim, Ace y su hermana al unísono, y Ortho necesitó controlarse para no saltar de alegría.
—¿¡Tú también, señor Yuu Oshiro!?
—Sí, cuántos más seamos, habrá más probabilidades de salvar a Idia, así que voy con vosotros dos.
—Pues bienvenido seas, Trickster —aceptó Rook—. Te recibimos con los brazos abiertos.
Yukiko se alteró un poco; no le había dicho nada de sus intenciones de ofrecerse voluntario, le pareció una decisión bastante repentina.
—Tío, ¿estás seguro? —le preguntó—. ¡No quiero que te hagan daño también!
—Lo dice la loca que hace un momento estaba con la pluma mágica al aire... —farfulló Grim.
—¿Ya has olvidado que me he enfrentado a cosas mucho más peligrosas? —respondió Yuu con una sonrisa ladina antes de suspirar—. Tranquila, lo peor que nos puede pasar es que nos paralicen hasta que se marche. Esta vez es Idia el que está en peligro de verdad.
—Tiene razón, Yuki. Confía en nosotros, lo vamos a lograr —dijo Epel, mostrando seguridad.
Yukiko los miró. Era evidente que su hermano se había vuelto cada vez más valiente desde que llegaron a la escuela, y de todas maneras no iba a ir a estar solo.
—De acuerdo, entonces dadlo duro, chicos —animó mientras veía a Epel y a Yuu—. Ah, sí, tú también, Rook.
—Bueno, pues el tercer equipo tiene tres personas solamente —dijo Ace, comentando lo pocos que eran, y se encogió de hombros—. Bueno, supongo que no puedo culpar a los demás por no querer involucrar-
—Yo también iré con vosotros —decidió Riddle, interrumpiéndolo.
—¿¡Qué!? ¿¡Por qué!? ¿De verdad vas a salvar a Trey y a Cater? —cuestionó Ace, incapaz de creerse lo que acababa de oír.
—En parte sí. Como líder de dormitorio de Heartslabyul, es mi deber responsabilizarme de los fracasos de mis estudiantes. Pero hay algo más importante que eso. ¿Acaso lo has olvidado, Ace?
—¿Algo importante...? —repitió Ace, sin tener ni idea a lo que se podría estar refiriendo.
—La Regla Nº 703 de la Ley de la Reina de los Corazones: "Quien quede en segundo lugar en un torneo de croquet, debe servir el té de la Reina para el día siguiente".
—¿Y qué pasa con eso...? ¡Ah! —Ace lo comprendió finalmente—. ¡Es verdad!
—Exacto, el que quedó en segundo lugar en el torneo de croquet de ayer fue... ¡Cater! —exclamó Riddle con severidad—. ¡Él tiene que regresar al dormitorio antes de mañana! Tiene que servirle té a la reina, es decir, a mí, el líder de dormitorio, ¡hoy mismo!
—¿¡Qué!? Tío, estamos en una emergencia. No necesitas a Cater, te lo puedo servir yo, si quieres...
—No, no puedes. Ayer quedaste por debajo del puesto 10, Ace —se negó Riddle—. Para cumplir con la Ley de la Reina de Corazones, tengo que traer a Cater antes de la medianoche.
—¿De verdad es momento de seguir las reglas a rajatabla...? —susurró Yukiko.
—Al menos se puede apreciar su dedicación... —respondió Yuu en voz baja.
—Madre mía, como se esperaba del demonio de las reglas... —murmuró Ace en respuesta, antes de sonreír de oreja a oreja—. Bueno, pero al menos has mejorado mucho en eso. Y tampoco es como si este embrollo fuera mi problema, así que...
—Entonces el próximo grupo en proponer matrimonio a la fantasma consistirá en mí, Rook, Epel, Yuu... —se quedó mirando a Ace, que no parecía querer participar en el rescate en absoluto—. Y Ace. Eso nos hace cinco.
—¿¡Qué!? ¿¡Por qué tengo que ir yo también!?
—Oh, ¿tú no quieres venir?
—¡Pues claro que no! ¿Por qué iba a querer meterme en algo tan complicado? Me niego en absoluto.
Lejos de enfadarse con la negativa de Ace, Riddle solo esbozó una sonrisa maliciosa cuando se le ocurrió una buena idea.
—Muy bien. Entonces puedes volver al dormitorio y cuidar de los erizos. Yo ya tengo suficiente con Epel.
—¿¡Eh!? ¿Yo? —exclamó este último, sorprendiéndose por ser aludido.
—Así es, Epel —asintió Riddle, acercándose a él para colocar una mano en su hombro e ignorando a Ace por completo—. A diferencia de Ace, posees una gran valentía.
Molesto por aquella indirecta, Ace frunció el ceño.
—Los estudiantes de primer año en mi dormitorio son unos cobardes —continuó Riddle—. Desgraciadamente, la mayoría no tiene ni un pelo de valor.
—¿¡Perdona!?
Viendo que su táctica de emplear la psicología inversa para ofender a Ace y convencerlo a que se uniera a la causa, Riddle lo miró de soslayo por un segundo.
—Bueno, tener un debilucho con nosotros acabaría siendo un estorbo —continuó y se rio con inocencia fingida—. Tenemos suerte de no tenerlo en el equipo, sería realmente problemático.
Siguiéndole la corriente, Yukiko decidió añadirle leña al fuego y agarró a su hermano del brazo.
—¡Tienes toda la razón, Riddle! —exclamó alegremente—. Epel y Yuu son mucho mejores. ¡Dudo que Ace esté a la altura!
Ya estaba furioso con lo que había dicho Riddle, pero lo de Yukiko fue seguramente la gota que colmó el vaso.
—¿¡CÓMO HAS DICHO!? —explotó finalmente—. ¡Si voy yo, ni Epel, ni Yuu, ni tú, líder de dormitorio, tendréis siquiera oportunidad!
—¿Oh, de verdad? —cuestionó Riddle, satisfecho por el éxito de su plan.
—Pues claro. Voy a hacer una propuesta mejor que vosotros y le robaré el corazón a la princesa —aseguró Ace, antes de sonreír de la misma forma—. ¡Ya veréis que se vuelve loca por mí!
—Je, je, je. Esta parte de Monsieur Corazón es realmente adorable —susurró Rook de forma que solo Riddle pudiera escucharlo.
—Je. Los estudiantes de Heartslabyul tienen que unirse para trabajar como las cartas-soldado —respondió el líder de dormitorio con el mismo tono.
—...Aunque me preocupa la formación de este grupo, ¿sabéis? —admitió Ace con un suspiro—. A lo mejor Rook vale, pero el líder de dormitorio, Epel y Yuu son más bajos que la novia.
—Ace, ¿quieres perder la cabeza? —le advirtió Riddle, recordando a todos una vez más que odiaba que hablaran así de su baja estatura.
—¡¡¡No he dicho nada!!!
—Justo cuando pensaba que estaba resuelto, ya se ponen a pelear... Solo quedan 4 horas para el beso de medianoche... —suspiró Ortho y se le ocurrió una idea—. Por favor, señorita Yukiko Oshiro. ¡Ve con ellos y asegúrate de que no se metan en problemas!
—Por supuesto, a ello que voy —asintió Yukiko. Así podría participar en la misión y asistir de ser necesario—. Puedes contar conmigo, Ortho.
—¡Gracias! Sabía que dirías algo como eso.
—Entonces no te metas tú en problemas primero, ¿ok?
—Oh, vamos, Yuu. ¿Te he dado algún motivo para dudar de mí? —bromeó Yukiko.
—Pues yo no quiero ir. ¡Yo no saco nada de esto! —chilló Grim mientras ponía las patas delanteras en jarras.
—Nadie te estaba preguntando, Grim, no te necesitamos en el equipo.
Grim no se esperaba que Ace le dijera eso ni que estuviera de acuerdo con él en dejarlo de lado.
—¿¡Qué!?
—Estoy de acuerdo —añadió Ortho mientras hacía cálculos en una pantalla holográfica—. Las probabilidades de que seas elegido por la novia son... muy cercanas a cero.
—¡Pfft-! —resopló Yuu, aguantándose la risa. Él también dudaba que la princesa Eliza quisiera casarse con un monstruo con forma de gato como Grim después de dejar bien claro que quería un príncipe.
Justo como acababa de pasar con Ace, aunque si bien esta vez no era con esa intención, Grim sintió su orgullo herido por ser dudado de sus capacidades.
—Grrr... No quería ir, pero ahora me cabrea oíros decir eso —gruñó—. ¡Os voy a enseñar el encanto del poderoso Grim! ¡Voy con vosotros!
—¡Ah, qué bello es veros tan apasionados con robarle el corazón a la novia! —exclamó Rook con admiración.
—Teniendo en cuenta que nos queda poco tiempo hasta la boda, esta es nuestra última oportunidad —les recordó Crowley con seriedad—. Si la Operación Propuesta falla por tercera vez... El joven Shroud perderá la vida.
Todos tragaron saliva, comprendiendo que ahora cargaban con un peso importante sobre los hombros y no podían permitirse cometer más errores...
—La Novia Fantasma se había enfadado con el primer y segundo equipo porque nadie iba vestido de etiqueta —recordó Crowley—. Y estaba realmente encantada con el traje de novio que le pusieron al joven Shroud, no podemos ignorar este crucial detalle. ¡Propongo que tomemos las "medidas" para asegurarnos de crear el príncipe perfecto!
—¿Quiere decir que deberíamos vestirnos como Idia? —resumió Yuu.
—¡Oh, me parece una idea maravillosa, director! —exclamó Rook, ilusionándose por ella.
—Nos ayudará mucho a causar una buena primera impresión, pero ¿dónde podríamos encontrar unos ropajes tan elaborados en tan poco tiempo? —cuestionó Riddle.
—Si algo me ha demostrado el joven Sam, es que no tiene ABSOLUTAMENTE NADA que no pueda vender en la tienda escolar —dijo Crowley mientras señalaba el edificio—. Démonos prisa, no hay ni un segundo que perder.
Los últimos en entrar fueron Yukiko y Epel, cuando esta había notado que su amigo parecía incómodo por algo.
—¿Ocurre algo, Epel?
—No, nada —suspiró él—. Sé que es necesario para parecerme al príncipe ideal de la novia, pero no estoy acostumbrado a llevar ropa así de elegante como la de Idia, ¿sabes? Digamos que no me encanta la idea...
A muchos estudiantes de Pomefiore, como Rook, les encantaría la idea de vestirse de forma distinguida, pero Yukiko sabía bien que aquel no era el caso de Epel.
—Ya veo, pero por lo menos será solo por una noche —respondió Yukiko para intentar animarlo—. Y creo que a ti te queda bien todo tipo de ropa, ¡apuesto que te verás guay y todo!
Las mejillas de Epel se enrojecieron levemente en cuestión de segundos.
—¿Tú... tú crees? —preguntó.
—¡Claro que sí! Apuesto que hasta Vil decidirá dejarte en paz por un tiempo por vestirte así de bien.
—Eso ya lo dudo. No me extrañaría si después me da la tabarra aún más para que lo haga más a menudo o algo así... —respondió él entre risas nerviosas.
—Bueno, no pensemos en lo peor; lo que importa es que te verás genial. Venga, vamos dentro o Riddle dirá que llegamos tarde.
Lo apresuró a entrar antes que ella y suspiró en un intento de calmar sus nerviosos latidos, pues en el fondo tenía muchas ganas de ver a los demás con ropa elegante, especialmente a Epel.
[Publicado el 15/9/2023]
Continuará...
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