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42. Sin Vuelta Atrás

Como si se hubieran metido en verdadera gruta submarina, los segundos se volvieron eternos mientras seguían al líder de dormitorio por aquel pasillo hasta dar con el gran portón elegante que llevaba a la Sala VIP.

Azul lo abrió y reveló un lugar muy diferente a lo que habían visto hasta ahora en la escuela: un despacho ordenado con detalles marinos que combinaban con la imagen de Octavinelle y paredes color malva con estantes repletos de libros altos y gruesos. En el centro de la sala había dos largos sofás azul marino situados frente a frente con una mesa rectangular baja entre ellos. Lo que más llamaban la atención eran el escritorio de Azul situado al fondo y, detrás de él, la enorme puerta metálica de una caja fuerte empotrada contra la pared. Yuu supuso que ahí guardaban las ganancias del restaurante.

—¿Qué sitio es este...? ¿Acaso seguimos en la escuela? —preguntó Jack, estupefacto por el inesperado aspecto de la sala VIP—. Y mira esa caja fuerte, esto parece un banco.

—No os quedéis parados ante la puerta; tomad asiento, por favor —les ofreció Azul mientras se sentaba en el sofá a su derecha.

Jack y Yuu se sentaron en el otro sofá, justo delante de él. En ese mismo momento, Yuu se dio cuenta de lo mucho que le aliviaba tener a Jack a su lado en aquel momento; se sentía más seguro con él, como si fuera un guardaespaldas que lo protegía de un posible ataque.

En eso, los gemelos Leech regresaron.
—Disculpen la espera, el té está listo —anunció Jade mientras sujetaba una bandeja con tres tazas y una tetera. Una vez se lo sirvieron, ambos hermanos se posicionaron detrás de su líder de dormitorio.

—¿Y bien? —preguntó Azul mientras cruzaba una pierna sobre la otra y dirigió su atención hacia Yuu—. ¿Qué es lo que deseas discutir conmigo?

No se había demorado ni un segundo en ir al grano; Yuu inspiró aire profundamente y lo miró con toda la seriedad posible, tratando de demostrar seguridad y coraje.
—Quiero que liberes a los estudiantes —respondió, siendo directo él también—. Que les quites las anémonas y que dejes de hacerlos trabajar para ti.

Jack se sorprendió un poco al escucharlo hablar con tanta frialdad. Sin embargo, Azul se lo quedó mirando por unos segundos antes de reírse suavemente.

—Vaya, esto sí que es una demanda bastante repentina. Si me permites cuestionar: ¿por qué querrías eso?

Sabía que quedaría bastante mal si decía que lo estaba haciendo por órdenes del director, así que Yuu apretó los puños y decidió plantarle en cara lo que pensaba de la situación:
—Puede que ellos decidieran firmar el contrato, pero eso no quita el hecho de que les tendiste una trampa. Y no puedo soportar verlos siendo forzados a trabajar en estas condiciones. ¡Simplemente quiero que esto pare!

En respuesta, Azul entrelazó los dedos de forma melodramática.

—Oh, así que tú corazón sufre por los demás. ¡Qué persona tan generosa y leal! —exclamó con una dulce voz llena de sarcasmo antes de regresar a su sonrisa inicial, dejándole en claro que no iba a ser tan fácil—. ¿De verdad esperas que libere a los 225 estudiantes que ya firmaron el contrato?

Aquel número petrificó a ambos estudiantes de primero. Sabían que el número de estudiantes superaba el centenar, pero no que llegaría a tanto.

—¿¡225!? ¿¡Tantos hiciste!? —exclamó Jack, interviniendo en la conversación.

—Jade y Floyd hicieron un trabajo excelente este año. He podido cerrar tratos con muchos clientes gracias a ellos —asintió Azul con orgullo y señaló a los gemelos con una mano, quienes sonrieron malévolamente—. Ahora bien, Yuu, dices querer liberar a todos esos estudiantes, sin embargo... —Usó su magia para materializar una copia de los contratos dorados que les hizo firmar y lo extendió para que lo viera con claridad—. Puede que los controle y estén bajo mis órdenes, pero no los estoy obligando a trabajar de forma que vaya en contra de los estándares laborales. Y tal y como acabas de mencionar, ellos mismos aceptaron mis términos antes de firmar. Los contratos no son algo que se anulen de repente solo porque a alguien le dé pena —Hizo desaparecer el contrato e hizo un gesto de rechazo con la mano—. En pocas palabras: llegas demasiado tarde.

Yuu tragó saliva. Sabía que no iba a ser fácil, sabía que Azul no iba a aceptar su petición porque sí y solo él podía liberarlos si lo deseaba.

Al final, supo que no quedaba de otra que hacer lo que esperaba evitar, pero que también parecía ser la única forma de derrotarlo: jugando a su propio juego.

—Entonces firmaré un contrato.

Horrorizado por la simple propuesta, Jack dio un respingo y lo miró.
—¡Eh! Oye, ¿¡qué estás diciendo!? —le preguntó, incrédulo y furioso.

Por otra parte, Azul esbozó una sonrisa satisfecha, como si ya se esperara que aquello fuera a ocurrir.
—Oh, ¿así que quieres hacer un trato? Una idea la mar de interesante.

—¡Ajá! Mira que tienes agallas, Pequeña Gamba —rio Floyd divertido, pero algo impresionado por el atrevimiento a pesar de todo.

Pero como si algo no lo convenciera del todo, Azul se llevó una mano al mentón, pensativo.
—Hmm... Comprendo que quieras hacer un trato conmigo, Yuu. Sin embargo, tenemos un pequeño problema: no posees nada de magia. Tampoco tienes una hermosa voz cantante, o por lo menos no a nuestros estándares, ni tampoco eres el heredero al trono de un reino. No eres más que un simple humano —Yuu se esforzó en ocultar que le habían herido el orgullo—. Si deseas hacer demandas así de grandes, debes tener preparado un pago colateral acorde.

—¿¡Un colateral!? —repitió Jack con indignación. ¿Apenas habían acordado un trato y ya estaba esperando el pago adicional en caso de que Yuu perdiera? Además, ¿qué podría exigir él de una persona sin magia?

—Pero no tengo dinero para pagar-

—¡Jamás pediría eso a cambio! Gano más que suficiente con el Monstro Lounge —lo interrumpió Azul con energía y se ajustó las gafas—. No obstante, un buen ejemplo de pago colateral que podrías darme serían... los derechos de usar el dormitorio Ramshackle, aquel del que estás a cargo y que tanto cuidas.

Yuu palideció por el horror, se esperaba cualquier cosa excepto el único sitio donde podía vivir en aquel mundo misterioso. ¿¡Por qué llegaría tan lejos!?

Jack tampoco se mostró indiferente.
—Así que eso era lo que tenías planeado desde el principio... —bramó, furioso.

No se le acababa de ocurrir proponer aquello como colateral. Todo estaba planeado con aquel objetivo desde su primer encuentro en el restaurante: los gemelos se habían presentado al prefecto para proponerle firmar un contrato con Azul y llevarlo ante él, sabiendo que iba a pedirle liberar a sus amigos. Había visto una oportunidad y había ido a por ella...

Antes de que Azul pudiera responder, la puerta de la Sala VIP se abrió de golpe, sobresaltando a todos.

—¡¡¡¡Estoy de acuerdo con eso!!!!

El recién llegado resultó ser Grim, con el pelaje húmedo y repleto de espuma de tanto lavar los platos. Ace no exageraba al decir que el pobre estaba hasta arriba de burbujas...

—¡¿Grim?! —exclamó Yuu; no lo había visto desde la tarde y aquel aspecto era chocante.

—¡Estoy harto de vivir de esta manera! ¡Mi pelaje no está hecho para lavar platos, sabéis! —exclamó él con impaciencia.

El momento preciso en el que había entrado y el hecho de que había aceptado inmediatamente el colateral sugerido por Azul dejaban en claro que llevaba un buen rato escuchando la conversación a escondidas. Supusieron que Ace y Deuce lo habrían avisado de la llegada del prefecto y los había seguido hasta allí.

—Grim, no me gusta que los empleados se escaqueen del trabajo para espiar conversaciones ajenas —dijo Jade, no contento con su presencia—. Floyd, haz los honores y sácalo de aquí.

—De acuerdooo —respondió su hermano alegremente mientras extendía sus manos hacia el pequeño monstruo.

No obstante, Azul no pudo encontrar la intromisión más oportuna y los detuvo rápidamente.
—Un momento, esperad, vosotros dos —dijo y volvió a dirigirse al prefecto—. Yuu, tu único residente de dormitorio está de acuerdo con esto. ¿Qué me decides? ¿Me ofrecerás tu dormitorio como garantía para hacer un trato conmigo?

Estaba claro que el prefecto sentía cariño hacia su peludo compañero de dormitorio y gran amigo, podía aprovecharse de aquello para presionarlo más y hacerlo ofrecer el edificio, y a juzgar por su expresión nerviosa, estaba en lo correcto.

Aún así, Yuu no iba a acceder tan fácilmente.
—Espera. Creo que se te olvida alguien: mi hermana gemela, Yukiko —dijo con seriedad mientras ayudaba a Grim a subirse al sofá—. Ella también vive allí con nosotros y dudo mucho que esté de acuerdo con Grim. Y puede que sea el prefecto, pero no puedo entregar mi dormitorio tan fácilmente, es el único sitio en el que podemos vivir en la escuela y ella lo necesita para recuperarse de su condición.

Jack dio un suave respingo, aquello era verdad; eso le dio un poco de esperanza de que no llegaran a firmar nada.

Pero la expresión de Azul indicaba que ya había considerado aquel detalle.
—Descuida, por supuesto que no me he olvidado de la señorita Yuki —respondió con calma—. De hecho, creo recordar que Jade y Floyd mencionaron proponerle un trato también a cambio de uno de mis famosos cuadernos de notas.

—Así es —asintió Jade—. Aunque se mostró bastante precavida cuando nos acercamos a ella.

—Fue un tanto maleducada, la verdad —se quejó Floyd—. Nada más presentarnos y preguntarle si necesitaba ayuda, ella solo respondió: "Em, ¡adiós!", y se fue casi que corriendo.

—Bueno, no podemos hacer nada si un potencial cliente no está interesado —dijo Jade y miró a Grim para sonreír fríamente—. Pero al final fue una decisión inteligente por su parte, así evitó el riesgo de correr el mismo destino que las demás anémonas.

Yuu se estremeció; acababan de dejar claro delante de él que la habrían tratado de la misma forma que a los demás si hubiera fallado en obtener una posición en las 50 mejores notas de la escuela.

—Pero no pensemos en lo que podría haber sido, estamos con lo que estamos ahora —continuó Azul, volviendo al tema—. Estuve presente cuando el director anunció que ella residiría allí también por una gran variedad de motivos. Sin embargo, también recuerdo que ella no es estudiante oficial de Ramshackle, sino de Savanaclaw, como tu acompañante Jack. Incluso si fueras a perder el dormitorio, ella seguiría teniendo una alternativa asegurada, especialmente si tenemos en cuenta que Leona la tiene en estima. Fuera cual fuese tu resultado final, ella sería la menos afectada por este contrato. Doy mi palabra de ello.

Jack maldijo para sus adentros. Aquel Azul se veía completamente dispuesto a obtener aquel viejo dormitorio sin importar cómo.

—Aunque ahora que lo pienso, creo que ella estaría mucho más capacitada para ofrecer un colateral como garantía —caviló Azul con aire maquinador, asustando aún más a Yuu—. Después de todo tiene unas habilidades bastante... llamativas.

Los dos invitados y el obligado a trabajar se tensaron.
—¿¡Cómo!? ¿¡Ahora quieres la magia de Yuki!? —exclamó Grim, incrédulo.

—Si bien es cierto que encuentro su exceso de magia intrigante y que la idea de aliviar su carga entregándome una parte suena beneficiosa para ella, no es eso de lo que estoy hablando —negó Azul—. Un intercambio así también podría ser arriesgado para mí, ya que no soy consciente del nivel de inestabilidad y de la falta de control que le afecta en su día a día; demasiadas incertidumbres. Su fuerza física o sus habilidades en artes marciales, sin embargo, son algo que yo aceptaría sin dudar. Así que si está bien contigo, prefecto, podríamos llamarla a venir aquí y que firme el contrato en tu lug-

Comenzando a perder su valiosa paciencia, Yuu lo interrumpió con un rápido manotazo sobre la mesa que hizo temblar ligeramente las tazas sobre sus platos.
—¡A ella la dejas fuera de esto! —exclamó con energía—. ¡Este contrato es solamente entre tú y yo! ¿Queda claro?

Todos lo miraron con asombro y desconcierto, pues no esperaban aquella energética reacción. No era la primera vez que Jack y Grim lo veían así, pero los tres estudiantes de Octavinelle solo habían oído rumores en boca de otros que lo habían visto dejar de lado aquella personalidad tranquila y afable para defender lo que le importaba, casi sin importar las consecuencias.

Yuu se esperaba que Azul reaccionara molesto o enfadado por interrumpirlo levantándole la voz pero, para su sorpresa, él lo miró con una sonrisa ladina.
—Oh. No solo un amigo generoso, sino también un hermano leal y protector, por lo que veo —observó el líder de dormitorio—. Tengo la fortuna de haber nacido y crecido en los brazos de una familia cariñosa, pero nunca llegué a tener hermanos en ella. Lo más cercano a eso ha sido pasar tiempo con Jade y Floyd y ver lo bien que se llevan. —Los gemelos intercambiaron una mirada de compañerismo entre ellos y sonrieron—. Es bueno ver que se trata del mismo caso en más personas como la señorita Yuki y tú, es gratificante y... realmente interesante de saber.

Jack apretó la mandíbula; a pesar de haber demostrado aquel carácter fuerte una vez más, Yuu también había revelado sus miedos y preocupaciones, algo que Azul podía ver como un punto débil del que se podría aprovechar.

—Muy bien, entonces descartamos las habilidades de la señorita Yuki. Esto me hace suponer que el dormitorio Ramshackle sigue siendo lo que ofreces, ¿verdad? —continuó Azul—. Grim ya está de acuerdo, solo nos hace falta oír tu confirmación. Porque si te sigues negando, no creo que tengamos mucho más de qué hablar a menos que tengas entre manos otro colateral igual de valioso que ofrecer. Si fuera así, tendríamos que dejar esta reunión por hoy y pediros que os marchéis.

Desesperado por ser libre y eliminar aquella ridícula anémona en la cabeza, Grim apoyó las patas sobre la pierna de Yuu.

—Aaah. Yuu, ¡sálvame...! —imploró.

Sentado al otro lado, Jack seguía sin cambiar su oposición a la idea.
—Oye, Yuu. ¡Déjalo! —insistió mientras negaba con la cabeza—. No importa cómo lo veas, este contrato te pone en desventaja.

Yuu se sintió entre la espada y la pared: Jack tenía toda la razón, la demanda de Azul era demasiado y Yukiko también se vería afectada si fallaba. Por otra parte, la angustia de Grim le recordó por qué estaba allí; habría hecho lo mismo por ella de haber estado en la misma situación y ahora pensaba hacerlo por sus amigos. Además, no parecía haber otra forma para enfrentarse a Azul y salir victorioso en el intento.

—Antes de acceder, me gustaría escuchar cuáles son los términos del contrato —respondió con seriedad.

—¡OYE! —exclamó Jack sin poder creérselo.

—Muy bien entonces —asintió Azul, viendo que la negociación seguía en pie—. La condición a cumplir de este contrato es... ¡ir al Museo Conmemorativo de Atlántica y sacar de allí una fotografía específica en menos de tres días!

—¿¡Nos estás pidiendo robar una obra de arte!? —se apresuró a exclamar Jack, horrorizado por la simple idea de cometer un crimen a cambio de un deseo.

Incluso Jade, que siempre se mostraba tranquilo y compuesto, se vio realmente alterado por la idea de su jefe.

Sin embargo, Azul hizo un gesto de negación con la mano.
—No, no se trata de una exhibición de museo —dijo para calmarlos—. Lo que quiero que robéis es una fotografía conmemorativa de la visita del príncipe Rielle hace diez años.

Yuu, Grim y Jack intercambiaron una mirada confundida, ¿para qué pediría algo así?
—¿La foto conmemorativa de un príncipe? —repitió Jack.

—Es una simple foto enmarcada que no tiene nada de valor histórico y está expuesta cerca de la entrada junto a muchas otras, no habrá ningún problema con solo pedirla prestada.

—¿Y por qué quieres que hagamos eso? —cuestionó Grim. Se imaginaba que le pedirían algo tan complicado como estar presente en el ranking de notas de la escuela y no entendía por qué querría una simple foto.

Azul se ajustó las gafas y se rio suavemente.
—No sería una batalla de ingenio sin algún tipo de desafío, ¿no creéis? Si fuera tan sencillo, no sería rentable para mí —respondió antes de mirarlo con frialdad—. No somos una organización benéfica.

—El Museo Conmemorativo de Atlántica alberga muchos tesoros nacionales del Mar de Coral, como el "cachivache de plata" —intervino Jade, explicando el lugar donde se encontraba el objetivo—. También se guardan allí los tesoros de la Princesa Sirena y sus veinte "no-sé-qué-bobs", por lo que es un famoso sitio turístico. Tampoco será como buscar una mota de polvo de oro en el fondo del mar.

—Es verdad, ¿no fuimos allí una vez de excursión en la primaria? —recordó Floyd.

Habían estudiado un poco de aquel lugar en clase, así que supieron inmediatamente de un dilema que les dificultaría la misión.
—Un momento. El Mar de Coral es un país en el fondo del mar —dijo Jack rápidamente—. Nosotros no tenemos branquias ni aletas para llegar ahí, ¿no os parece demasiado extremo?

—¡Es verdad! ¡Yo no puedo respirar bajo el agua, sabes! —exclamó Grim.

—Usad vuestra imaginación para resolver ese problema... o eso es lo que me gustaría decir —suspiró Azul—. Tranquilos, os proveeré una poción que os permitirá respirar bajo el agua. Jade, trae la muestra aquí.

Jade obedeció y abrió ante ellos una pequeña caja de madera que contenía un frasco con forma de caracola del tamaño de un puño. Estaba encorchado y contenía un brillante líquido verde.

—Se dice que la Bruja del Mar le dio piernas a la pobre Princesa Sirena para que pudiera reunirse con el humano que amaba. Es imprescindible tener un corazón tan compasivo, ¿no creéis? —comentó Azul antes de reírse por lo bajo y volver a fijar su atención en Yuu—. Si todo está claro, ¿aceptarás este acuerdo y firmar el contrato conmigo?

Era demasiado bueno para ser cierto: una condición que no parecía demasiado difícil y una poción que le permitiría cumplirla. Si decía que sí y cumplía su parte del trato, el director vería que había cumplido su labor como prefecto y justificaría su estadía en la escuela, y, lo más importante, salvaría a sus amigos.

Viendo que seguía dudando y Jack le negaba con insistencia, tratando de convencerlo una vez más para disuadirlo, Azul comenzó a perder la paciencia.

—Soy un hombre ocupado y no tengo todo el día; así que decídete ya, por favor —demandó—. Vamos. ¡Vamos!

—¡De acuerdo, firmaré! —exclamó Yuu inmediatamente, sucumbiendo a la presión.

Jack lo miró con horror, Grim con pasmo y los gemelos sonrieron de oreja a oreja con un semblante siniestro.

—¡Maravilloso! —exclamó Azul y chasqueó los dedos, materializando así el temido papel dorado con letra en cursiva y una pluma estilográfica con forma de raspa de pescado, y los colocó sobre la mesa—. Solo firma el contrato.

Yuu leyó rápidamente la letra pequeña, viendo que estaba impreso todo lo que habían acordado, incluyendo que el único afectado por las condiciones sería solamente él. Sus manos temblaron al sujetar la pluma; sabía que, una vez su nombre estuviera escrito en aquel papel, no habría vuelta atrás, el único camino que le quedaría sería cumplir las condiciones del contrato. Se sintió como si estuviera vendiendo su alma al mismísimo diablo.

Pero debía cumplir su parte del trato con el director, salvar a sus amigos y proteger a su hermana; se repitió por enésima vez que aquella era la única manera de lograr todo. Tragó saliva, inspiró profundamente, vio el espacio vacío seguido por aquel inquietante "Firmado por:" y, finalmente, cerró los ojos con fuerza mientras escribía su firma ahí, sellando su destino.

Apenas tuvo tiempo de procesar lo que había hecho porque, nada más terminar la escritura, el papel mágico se enrolló por sí solo y voló hasta la mano abierta de Azul, que lo hizo desaparecer de inmediato y se rio por lo bajo una vez más.

—Ahora que he recibido tu firma, podemos dar el contrato por finalizado —anunció—. Tienes tres días. Si regresas a mí con la foto del Museo Memorial de Atlántica antes del atardecer del tercer día, prometo que liberaré a todas las 225 anémonas que trabajan como sirvientes. Pero si no lo logras... El dormitorio Ramshackle será mío —sonrió con maldad—, ¡y tú también me pertenecerás a mí, uniéndote a mi séquito de sirvientes!

Grim dio un respingo y miró a Yuu con preocupación. Ahora que estaban diciendo eso en voz alta tras la firma, sintió el peso y el riesgo que su humano debía de estar cargando en aquel mismo momento.

—Pero ¿¡qué has hecho!? —le recriminó Jack, sin poder creerse que al final había aceptado algo así.

—Lo que tenía que hacer —respondió Yuu con seriedad, tratando de recuperar la actitud firme que había mostrado al inicio—. Y no pienso perder.

Ya era demasiado tarde para arrepentimientos.

—Jade, Floyd. Escoltad nuestros invitados a la salida —les ordenó Azul antes de ponerse en pie y dirigirse a la puerta para irse él también—. Esperaré ansiosamente verte en tres días.

Guiados por los gemelos y con el corazón en el puño, Jack, Yuu y Grim salieron de la Sala VIP, dejando atrás las tazas de té que ni siquiera habían tocado durante todo el tiempo que había durado la conversación.

Cuando salieron de la Bóveda de los Espejos, Jack se quedó atrás, aparentemente esperando a verlos irse antes de meterse en su dormitorio, pero Jade y Floyd siguieron a Yuu y Grim hasta el dormitorio Ramshackle. Les dio mala espina, pero supusieron que solo estaban teniendo la cortesía de asegurarse de que sus clientes regresaran a casa a salvo.

Pero la situación se volvió aún más extraña cuando los gemelos Leech los acompañaron al interior y empezaron a inspeccionar sus alrededores.

—Ooh, así que este es el dormitorio Ramshackle. Es mi primera vez que entro aquí, pero tiene bastante encanto —comentó Jade, admirando las renovaciones que rejuvenecían el viejo edificio—. Y está muy cerca de la escuela, será ideal para la segunda localización del Monstro Lounge.

—Aquí viven fantasmas también, ¿verdad? Parece divertido —añadió Floyd, interesado.

Antes de que pudieran preguntarles qué estaban haciendo, Yukiko los recibió ansiosamente. Estaba vestida con el pijama del adorable oso amarillo cuya sudadera tenía una capucha con orejitas redondeadas.

—Hola, chicos. Por fin habéis vuelto.

—Hola, Yuki —la saludó Yuu, alegrándose de verla—. ¿Me estuviste esperando? Te dije que iba a regresar tarde.

—No podía dormir, estaba nerviosa —respondió ella antes de bostezar—. ¿Qué tal ha ido? Te ves cansado...

—Sí, un poco. Ahora te cuento todo.

—Oh, y antes de que se me olvide: Lilia y Cater te envían saludos.

—Ah, es verdad. ¿Qué tal en el club de música? ¿Lo pasaste bien?

—Sí, mucho. A Lilia se le da genial tocar la guitarra y tiene una voz muy bonita. Y he conocido a Kalim, el líder de dormitorio de Scarabia. Te encantaría conocerlo, ¡es monísimo y súper majo! Ojalá fuera él mi líder de dormitorio.

—¡Oh, pero si es la Pulpita de Anillos Azules! —se fijó en ella Floyd, interrumpiéndola—. Qué pijama tan mono tienes, ¿no es de la película del oso que le gustaba un montón la miel?

—Buenas noches, señorita Yuki. Ha pasado un tiempo desde que nos vimos —la saludó Jade con formalidad—. Espero que no te importe que hayamos venido así de improvisto.

Pero realmente le importaba y no entendía qué estaba pasando.
—Ah, sois vosotros... —dijo al reconocerlos de inmediato. No sabía por qué Floyd la había llamado así, pero le interesaba más saber otra cosa—: ¿Qué hacéis aquí?

—Estaba a punto de preguntarles lo mismo —intervino Grim—. ¿Por qué nos habéis seguido hasta aquí dentro?

—Bueno, habéis puesto este dormitorio como colateral para el contrato con Azul, ¿verdad? —les recordó Floyd, haciendo que Yukiko se tensara.

—Espera, ¿qué? —preguntó y miró a su hermano, quien desvió la mirada al suelo con vergüenza.

—Para liberarnos a todos, Yuu tiene que sacar una foto de un museo bajo el agua y dársela a Azul antes de tres días. Y Azul no paró de insistir en que le diéramos nuestro dormitorio para asegurarnos de que lo vamos a cumplir, como cuando yo tuve que darle mi magia de fuego que no me han devuelto aún... —resumió Grim justo antes de recordar una cosa que no había tenido en cuenta hasta aquel momento y se paralizó—. ¿¡Fgna!? ¿No significa eso que...?

—Veo que lo has comprendido finalmente, Grim. A diferencia de los demás clientes, Yuu no ofreció una habilidad al hacer el contrato —continuó Jade antes de revelar algo terrible—, por lo tanto, vamos a confiscar este dormitorio.

—¿¡QUÉEEEE!? —chilló Grim.

—No podéis ir en serio —murmuró Yuu, petrificado—. ¡No mencionasteis nada de eso...!

—Muy en serio. Hasta que cumpláis vuestra parte del trato, este dormitorio le pertenecerá temporalmente a Azul —aseguró Jade con calma, sin siquiera inmutarse ante las reacciones, y señaló la puerta con la mano—. Y de acuerdo con eso, no podemos permitir que sigáis viviendo aquí durante ese tiempo.

Los tres residentes del dormitorio se paralizaron. ¿¡Confiscar!? ¿¡De verdad tenían que echarlos de su propia casa!?

—¡Eh, eh! ¡Parad el carro! —interrumpió Yukiko con energía y miró a su hermano con preocupación—. Yuu, ¿es eso cierto? ¿¡Hiciste un trato con Azul!?

De todos los resultados posibles, había ocurrido el que más temía y las consecuencias eran peores de lo que se imaginaba.

—¡Lo siento mucho, Yuki! —exclamó Yuu con desesperación—. Yo no quería hacerlo. ¡No lo sabía! Te juro que jamás lo habría hecho si...

—Yuu, mírame —ella trató de detenerlo con calma, pero al ver que seguía al borde de un ataque de nervios, acabó por sujetarle el rostro con ambas manos con delicadeza, pero con la firmeza suficiente para que la viera a los ojos—. Eh, eh. ¡Mírame! Escúchame bien: esto NO es culpa tuya, ¿de acuerdo? Tú mismo lo dijiste antes, que jugar a su juego podría ser la única forma de derrotarlo. ¡No tuviste otra opción!

La seguridad con la que había dicho aquellas palabras logró tranquilizarlo un poco, pero no lo hizo sentirse mejor.

—Si me permitís decir esto, es enternecedor ver que la hermana es tan protectora con su hermano como él con ella. Pero no os preocupéis, tal y como Azul prometió, la señorita Yuki está al margen de los términos del contrato —indicó Jade, haciendo que volvieran a prestarle atención—. Él jamás haría algo tan cruel y despiadado como expulsar a una joven con una condición delicada sin previo aviso, por lo que ella tiene un permiso especial para seguir aquí. ¿No os parece bastante compasivo de su parte?

Saber eso alivió a Yuu enormemente, por lo menos Yukiko no tendría que irse por culpa de su contrato.

—Además, a vosotros dos os vamos a dar tiempo para recoger vuestras cosas —añadió Floyd, como si aquello fuera algo que les podría levantar el ánimo.

—Tened en mente que una vez este dormitorio sea oficialmente de Azul, nos desharemos de todas vuestras pertenencias personales. Así que elegid bien —avisó Jade—. Y aclararé esto por si acaso: Yuki no tiene permitido dejaros estar aquí solo porque esté exenta. Y ella también tendrá que irse de forma definitiva una vez se os acabe el tiempo.

Floyd se rio.
—Jejejeje, tranquilos. Con tal de que le traigáis esa foto a Azul antes del atardecer de dentro de tres días, os lo devolveremos todo.

—Esperad, ¡esto no tiene ningún sentido! —volvió a interrumpir Yukiko—. Entiendo eso de los colaterales o cómo se llame, pero ¡este dormitorio aún no es vuestro! No tiene sentido que se lo quitéis, ¡no podéis compararlo con magia o habilidades!

—Lo siento, pero así son los negocios —replicó Floyd con apatía mientras cruzaba los brazos, tratando de no perder la paciencia con ella—. Era este sitio o tú dándonos tu fuerza en su lugar.

—¿Qué...?

—Azul propuso que fueras tú la que firmara el contrato en lugar del señor Yuu, pero este se negó profundamente —continuó Jade y se llevó una mano al pecho—. Admito que lo encuentro bastante honorable. Como hermano gemelo que soy, comprendo perfectamente vuestra preocupación por el otro; yo no sería capaz de dormir tranquilo si Floyd estuviera en una situación en la que se encontrara en un serio aprieto. No quiero ni imaginarlo.

—Ni yo contigo, Jade —concordó Floyd mientras lo rodeaba con el brazo—. Así que si de verdad quieres ayudar, Pulpita de Anillos Azules, te recomiendo que ayudes a la Pequeña Gamba recoger sus cosas cuanto antes. No os vamos a esperar toda la noche.

Sin dejar en claro si aquel mínimo de empatía era verdadero o no, ambos gemelos Leech sonrieron de oreja a oreja, mostrando una vez más sus dos hileras de dientes afilados, y se rieron con malicia, disfrutando de la situación.

En contraste, los mellizos Oshiro se rodearon mutuamente con los brazos en una búsqueda mutua de protección y Grim tembló mientras se escondía detrás de las piernas de ambos.

—¡¡Ffgna!! ¡Tengo que llevarme mis latas de atún! —exclamó el pequeño monstruo antes de correr a toda pastilla en sus cuatro patas.

—Esto se ha salido de control... —susurró Yuu antes de dirigirse a su habitación, pensando en llevarse como mínimo su uniforme de repuesto y los libros de clase.

Yukiko les lanzó una mala mirada a los gemelos Leech antes de ir a por su bolsa de deporte y prestársela a su hermano para que pudiera llevarse más cosas.

—Yuki, no tienes que hacer esto —insistió Yuu mientras ella lo ayudaba a empacar.

—¡Me da igual, no pienso dejarte solo en esto! —insistió ella aún más—. Es más, debería haber estado allí contigo, ¡podría haber hecho algo...!

—No, ya fueron muy insistentes conmigo; lo habrían sido contigo también para que les dieras tu fuerza física o tus conocimientos de artes marciales, los mismos que llevas entrenando toda la vida, ¿recuerdas? No me lo perdonaría si te hiciera pasar por eso.

—Pero no me habría importado darles algo de mi magia, tengo "de sobra".

—Azul dijo algo al respecto, pero lo rechazó. Dijo que tenía dudas por... la inestabilidad.

Comprendiendo a qué se refería, Yukiko se tocó la gargantilla con un sentimiento de impotencia.
—Claro...

Antes de que pudiera decir algo más, ambos mellizos levantaron la cabeza de inmediato al escuchar un pesado sonido de goteo que hizo eco en sus mentes...

—¿Has oído eso? —Yukiko preguntó mientras miraba confundida a su alrededor, tratando de localizar la causa—. Sonaba como si cayera pintura.

Era la primera vez que ella lo escuchaba, pero Yuu era familiar con aquella mala sensación que ya se había repetido durante los últimos meses.

—Sí. Y créeme, no significa nada bueno.

—¿Qué quieres decir? ¿Ya pasó antes? —Yukiko lo comprendió cuando lo vio acariciarse el hombro izquierdo de forma involuntaria—. Espera, ¿¡me estás diciendo que estas cosas son la causa!?

—No lo sé, pero no se me ocurre otro motivo.

Indignada, ella se señaló el hombro derecho de forma acusatoria

—¡Siempre me confundes, marca rara!

Y acabó por darse una palmada en aquel hombro con frustración, pero se arrepintió rápidamente al sentir un agudo dolor y se lo palpó inmediatamente para mitigar el daño. El cabreo la había hecho olvidarse completamente de que la piel ocupada por aquellos símbolos era sensible a los golpes.

—Au...

«Tonta», se rio Yuu mentalmente. Aquel cómico momento casi lo había hecho olvidarse de la situación en la que se encontraban, pero por lo menos había ayudado a perder un poco el estrés. Ya de por sí apreciaba mucho tener el apoyo de su hermana.

Se aseguró de llevarse lo esencial: ropa, sus ahorros, los uniformes de clase, los libros de texto, el material escolar y los productos de higiene, incluyendo el cepillo de dientes. Quería pensar que solo tenía que llevarse lo necesario para tres días, pero la advertencia de Jade lo había convencido de llevarse todo lo que se pudiera llevar, incluyendo la cámara fantasma, símbolo de su posición como el prefecto. Llenó las dos bolsas de deporte con todo lo que consideraba necesario.

Antes de irse, Yukiko les pidió a Grim y a él esperarla. No le parecía que el pijama fuera muy práctico para ayudarlos a encontrar un lugar donde pasar la noche.

—Pero tú no tienes que irte de aquí, ¿por qué no te quedas? —cuestionó Grim mientras trataba de sujetar con ambas patas su docena de latas de atún.

—No voy a quedarme aquí mientras vosotros os vais a vuestra suerte. Además, no pienso quedarme con esos dos c*brones mientras sigan aquí.

Pocos minutos después, apareció vestida con el uniforme de dormitorio de Savanaclaw y volvió a ponerse sus pendientes de rosa dorada que solo se quitaba para dormir.

Cuando regresaron a la puerta de entrada para irse, los gemelos seguían esperándolos allí.

—¿Ya estáis listos? —cuestionó Jade.

—Muy bien, entonces. Tened un buen viaje, Pequeña Gamba y Bebé Foca —se despidió Floyd jovialmente mientras les abría la puerta.

—Espera un momento, señorita Yuki. Recuerdo haber dicho que aún no tienes la obligación de irte —la detuvo Jade—. Y creo que a Floyd y a mí nos vendría bien la guía de una residente para mostrarnos el lugar.

—Que os den —escupió ella con desprecio mientras se apresuraba en salir fuera.

—Bueno, bueno, no hacía falta ponerse así. Cierto, si necesitáis un sitio donde quedaros, siempre podéis alquilar una habitación de invitados en Octavinelle por 10.000 madols la noche —propuso Jade, como si pudieran permitirse un precio tan alto.

—Nos vemos pronto, Pequeña Gamba y Bebé Foca.

Yuu sintió un gran peso en el corazón al ver las puertas de su hogar siendo cerradas ante sus propios ojos; jamás pensó que llegaría a pasarle algo así. Y después del crujido de la vieja madera y el golpe del portón, solo hubo silencio.

—Oye, un momento, ¿¡Bebé Foca!? —chilló Grim con indignación, destruyendo aquel silencio, al darse cuenta de que Floyd se había estado refiriendo a él con aquel apodo—. ¿¡Cómo te atreves a compararme con una focaaaa!?

El frío viento de la noche resonó entre las ramas de los árboles secos del dormitorio, haciendo aún más urgente la necesidad de encontrar un lugar.

—Uhh... —tembló el pequeño monstruo mientras se rodeaba con ambas patas, centrándose en asuntos más importantes—. Vamos a tener que acampar aquí fuera con este frío... Esto apesta.

—¿Ah, sí? ¿De quién crees que es la culpa? —respondió Yukiko de forma acusatoria.

Grim la miró confundido.

—¿Qué?

—Si no hubieras firmado ese contrato para hacer trampas en el examen, no estarías con esa cosa en la cabeza ni en esta situación. ¡Y encima Yuu también tiene que pagar las consecuencias, así que no te quejes ahora!

—Yuki, ya basta...

—¿¡Perdona!? ¡Te recuerdo que no fui el único que lo hizo, sabes! ¡Y fue ese Azul el que nos engañó a todos! —se defendió Grim, continuando la pelea—. Además, tú lo pudiste evitar porque te avisaron, ¿¡verdad!? Si tanto te importaba, ¿¡por qué no se lo dijiste a nadie!?

—¿¡Cómo iba a saber yo que a alguien se le ocurriría aceptar algo así!?

—¡Admítelo! ¡Tú también habrías firmado el contrato para aprobar los exámenes!

—¡Chicos, dejadlo ya! —exclamó Yuu con firmeza, deteniéndolos de una vez—. Da igual de qué forma se pudiera haber evitado, ahora estamos en lo que estamos. Grim, tú no deberías haber aceptado ese trato, pero te engañaron. Y Yukiko, fui yo el que decidió firmar ese contrato; si quieres enfadarte, hazlo conmigo también. Pero no vamos a conseguir nada discutiendo aquí, ¿de acuerdo? Ahora estamos todos juntos en esto.

Grim y Yukiko asintieron en silencio, comprendiendo que ahora tenían que apoyarse más que nunca.

—Muy bien. Ahora que todo quedó claro, tenemos que buscar un sitio donde pasar la noche.

—Llamemos al director —propuso Yukiko—. También estamos haciendo esto por él, tiene que ayudar. ¡Que os deje dormir en su despacho si es necesario!

—¡Eso es! ¡Que haga su trabajo! —exclamó Grim, poniéndose de acuerdo con ella—. Pero me niego a dormir ahí, ¿sabes? Eso sería vergonzoso.

—¡Eeeh! ¡Yuu, Grim! —los llamó la voz de Deuce desde lejos.

Vieron a Ace, Deuce y Jack correr en dirección a ellos. Los dos estudiantes de Heartslabyul ya se habían cambiado a sus uniformes escolares, por lo que su turno de trabajar en Octavinelle ya debería haber terminado por aquel día.

—Espera, ¿¡a ti también te han echado, Yuki!? —preguntó Ace al verla allí también.

—No, aún no. Pero no pienso quedarme en casa sin hacer nada.

—¿Qué hacéis aquí, chicos? —preguntó Yuu.

—Jack nos lo contó todo, que habías firmado un trato con Azul poniendo tu dormitorio como garantía de pago —explicó Deuce y observó el equipaje que tenían—. Y veo que ha pasado como con nuestra magia: te lo han arrebatado.

—¡Fgna! ¿Entonces habéis venido aquí a ayudarnos? —exclamó Grim irradiando con una nueva esperanza.

—Hmm. Tú me das un poco igual, Grim —suspiró Ace en un intento de mostrar indiferencia—. Pero Yuu se ha quedado fuera y nosotros tenemos un poco la culpa, ¿no? No sería capaz de dormir tranquilo si él se resfriara o algo.

—Nunca dices la verdad... —replicó Grim, atónito.

—Ya hemos hablado con el líder Rosehearts —continuó Deuce—. Si no tienes problema en compartir habitación con otras cuatro personas, podemos ofrecerte un sitio; por lo menos podréis dormir ahí.

Aquello alivió a Yuu enormemente. El hecho de que Riddle y sus amigos le ofrecieran ayuda cuando más la necesitaba lo hacía rebosar de alegría.

Estaba por aceptar, pero Jack no parecía muy convencido con aquella opción.
—¿No tendrán muy poco espacio en una habitación que ya tiene cuatro personas? ¿O acaso Heartslabyul no tiene más habitaciones libres? —cuestionó, estremeciéndose con solo imaginarse la incomodidad.

Deuce negó con la cabeza.
—No hay nadie repitiendo curso ni dejando los estudios en nuestro dormitorio, así que estamos hasta arriba —suspiró.

Tras escuchar eso, Jack se lo pensó y le preguntó a Yuu algo que él también tenía en mente:

—Entonces, ¿te gustaría venir a Savanaclaw?

Los demás no se lo podían creer. Jack, el estudiante severo e indiferente de Savanaclaw que insistía en querer hacer las cosas solo, ¿ofreciendo ayuda por segunda vez en un día? ¿¡Y además haciéndoles un gran favor!?

—¿¡QUÉ!? —exclamaron los demás, siendo los mellizos los que sonaron con mayor volumen.

—Dije que te ayudaría durante tu trato con Azul, pero al final acabé sin hacer nada —explicó Jack, sintiendo algo de culpa por lo que acababa de ocurrir—. Y te siguen debiendo una por lo que pasó en el torneo, además de que Yuki forma parte de nosotros; no creo que Leona se niegue a dejarte estar allí.

—No digas eso, Jack, fuiste de gran ayuda —insistió Yuu, tratando de no pensar en Leona—. Es más, me sentí mucho más seguro a tu lado; apuesto que se las habrían arreglado para aprovecharse más de mí si hubiera ido solo.

La mirada de Jack se suavizó, como si en el fondo agradeciera oír eso. Por otra parte, Ace, Deuce y Grim intercambiaron una mirada y le dirigieron una sonrisa socarrona.

—Ooh —comenzó Deuce, interesado por la inesperada propuesta del chico-lobo.

—Ooooh. Mira por dónde, Jack, en el fondo sí que eres un tipo majo —dijo Ace con un tono burlón.

—Aunque no tengas la pinta —añadió Grim.

Avergonzado por la actitud traviesa, Jack reaccionó con enfado.

—No... ¡¡No me malinterpretéis!! ¡Sería un problema si Yuu no es capaz de ganar contra Azul antes del tercer día, nada más!

—Claro, claro. Lo que sea —respondió alegremente Ace sin creerle. Cada vez se notaba más lo obvias que eran las excusas de Jack para negar sus intenciones de ayudar.

Por otra parte, a Yuu seguía sin gustarle mucho la idea de tener que quedarse tres días en aquel dormitorio y tenía sus motivos.

—¡Ah no! ¡Noooooooooo! —se le adelantó Yukiko, que tenía las mismas preocupaciones—. ¡No, no, no, no, Jack! ¡No, no! ¡NO! ¡Me niego a que Yuu y Grim se queden allí! Es más, ¡antes preferiría que acamparan fuera! Así que no.

—¿Y por qué no? ¿Acaso hay algún problema? —cuestionó Jack, sorprendiéndose de que ella, de todas las personas, se opusiera tanto a una idea que podría beneficiar a su hermano.

—Verás Jack... —comenzó a explicar Yuu con una sonrisa nerviosa—. Más que nada, te agradezco muchísimo que me des otra opción, de veras que sí, y es muy amable y considerado de tu parte. Pero creo que se te olvida una cosa: ¡a Leona no le caigo bien! Seguro que me dará un rotundo no.

El viento volvió a resonar cuando el silencio volvió a apoderarse del lugar. Jack mentiría si decía que no comprendía por qué decía eso.
—Bueno, sé que no os lleváis exactamente bien, pero juraría que él ya no habla de ti con tanto desprecio. Y no deberías tener tanto problema si Yuki te acompaña.

—Pero no es solo él, ¡hay muchos más brutos! —añadió Yukiko—. A mí porque Leona me respeta y le da por ayudarme de vez en cuando, pero dudo mucho que Yuu esté seguro allí.

—Ahí le has dado... —murmuró Grim. Aunque se habían ganado un poco de respeto por salvar a su líder de dormitorio, aún había muchos estudiantes de Savanaclaw que se negaban a expresar agradecimiento, especialmente porque eso siguió sin ayudarlos a quedar primeros en el torneo.

—Pero solo será por tres días, ¿no? ¿O acaso piensas que vas a perder contra Azul y ya quieres buscar otro sitio para vivir? —cuestionó Jack.

—¡No, no es eso! Es solo que...

Yuu ya no estaba en malos términos con Leona, pero seguía teniendo un poco de miedo hacia él. Incluso si había sido un gran apoyo para Yukiko, no lo veía tan cruel como cuando lo había conocido y había llegado incluso a reunir el valor para darle una bofetada durante su estado de Overblot, todavía le costaba olvidarse de los incidentes en el jardín botánico y en la pista de Magift...

—Sé que no te gusta mucho ese dormitorio, pero piénsalo: si te vas con Jack, seguro que podrás descansar mejor allí que en Heartslabyul —le dijo Deuce. Tenía la sensación de que era clave dormir bien para cumplir la misión.

—Tiene razón. Si vienes con nosotros, tus únicas opciones serán dormir en el suelo o compartir cama con Deuce o conmigo —añadió Ace antes de sonreír con travesura—. ¿O a lo mejor preferirías eso?

Yuu hizo un esfuerzo de no sonrojarse con aquella sugerencia y, al mismo tiempo, frunció el ceño con molestia.
—Mejor eso que estar con Leona, pero no, gracias.

—¡Jajaja! ¡Estaba de broma! —se rio Ace, que tampoco tenía muchas ganas de compartir cama con alguien; apenas había espacio para dos personas y estarían apretados. Pero por lo menos comprendía lo poco que a Yuu le gustaba aquel dormitorio.

—¿Significa eso que al final nos vamos a Savanaclaw? —cuestionó Grim, que solo quería irse a la cama tras un día duro—. ¡Prefiero mil veces eso antes que acampar fuera, sabéis!

Yuu se mordió el labio y miró a Yukiko, quien acabó suspirando con resignación.
—De acuerdo, pero voy con vosotros. Si alguien se atreve a ponerte las manos encima, ¡no lo voy a dejar pasar!

Viendo que parecía una opción más cómoda para pasar la noche que incluso sus amigos cercanos le recomendaban y no parecía haber más objeciones, Yuu suspiró y asintió.

—De acuerdo. Iremos a Savanaclaw contigo, Jack.

—Decidido, entonces vámonos. Ya es casi medianoche... —concluyó Jack antes de bostezar.

Se despidieron de Ace y Deuce y Yuu echó un último vistazo atrás al dormitorio antes de seguir a Jack y Yukiko. Ni siquiera había tenido oportunidad de explicarle la situación al trío de fantasmas ni de despedirse de ellos...

Se dirigieron al dormitorio Savanaclaw. Aparte de Jack, los demás no habían estado allí antes por la noche; las estrellas y la luna brillaban con fulgor en el cielo nocturno, creando un bonito contraste claro con las siluetas de los árboles y los huesos dispersos por la zona desértica. Las únicas luces que iluminaban el camino eran las de los faroles y las procedentes del edificio principal.

También era la primera vez que Yuu y Grim entraban en la sala de estar, donde se encontraron a Leona descansando en una tumbona al lado de la cascada interior y Ruggie entró en ese mismo momento con dos cestas vacías de la colada, aún trabajando en las tareas del hogar.

El líder de dormitorio no recibió a los estudiantes de Ramshackle con mucha amabilidad, pero estaba de humor para tolerar su inesperada presencia a aquellas horas de la noche.

Jack y los visitantes le explicaron su situación lo más breve posible y le solicitaron alojamiento temporal. Cuando acabaron, la respuesta de Leona fue exactamente la que Yuu se esperaba:

—Me niego en absoluto.

Los había rechazado con una expresión de profundo desprecio.

—Tampoco tenía que decirlo así... —replicó Jack, nervioso por la falta de duda en su gélido tono de voz.

—¿¡Y por qué no!? —demandó saber Yukiko, pero Ruggie la detuvo con un gesto indicando que no valdría la pena cabrearse.

—Nuestro dormitorio tiene una política de no permitir mascotas —explicó Leona—. Sueltan pelo por todas partes.

Dándose cuenta de que se estaba refiriendo a él, Grim se sintió ofendido de todas las formas posibles.

—¡MENTIROSOOO! —chilló—. En primer lugar, ¡yo no soy una mascota! ¡Y vosotros tenéis más pelo que yo!

—Esto no se trata de nosotros, sino de ti. No es lo mismo —se mofó Ruggie mientras se encogía de hombros.

—Exacto —asintió Leona—. Y aún así, no nos hemos molestado en limpiar las habitaciones vacías en meses, así que acabaron convirtiéndose en almacenes de cosas que dejamos ahí.

—¿Cómo? ¿Ni siquiera hay una habitación preparada para Yuki? —cuestionó Jack con incredulidad. Había escuchado lo de las habitaciones hasta arriba de cosas y suciedad, pero había asumido que habrían preparado una habitación para la nueva estudiante, por si acaso.

—Nunca lo consideramos necesario, ella vive en Ramshackle y solo viene de vez en cuando —respondió Ruggie—. Y jamás se nos habría ocurrido que una situación como la vuestra podría surgir.

—Yuki no tendrá problemas si puede seguir en Ramshackle. Pero ¿dónde planeabas exactamente meter a estos dos?

Jack tragó saliva ante la severa pregunta de Leona, no había pensado hasta allí y ahora había surgido un nuevo problema.

—...Ah, ya sé —susurró Ruggie en cuanto una idea le vino a la mente y sonrió de oreja a oreja, revelando sus colmillos—. ¿Qué tal si ponemos a estos dos en tu habitación, Leona?

—¿¡QUÉ!? —exclamaron todos al mismo tiempo ante la disparatada idea, Yuu estremeciéndose y Leona, enfureciéndose.

—Oye, Ruggie, piensa bien en lo que dices. ¿O acaso quieres que te cosa la boca? —advirtió Leona con un tono peligroso.

Acostumbrado a ese tipo de contestaciones, Ruggie no se inmutó y ni se demoró en explicarse:
—Pero ya deberías estar acostumbrado a tener sirvientes en tu habitación, ¿no crees, Leona? Si los haces trabajar y ocuparse de las tareas del dormitorio a cambio de dormir aquí, todos salimos ganando.

Sorprendido por la propuesta, Yuu lo consideró. Así podrían ganarse la estadía sin tener que pagar nada a cambio en el futuro. La única desventaja: estar cerca de Leona, quien ni se molestaba en disimular lo mucho que repudiaba la idea.

—Grr... Ruggie, eres un...

—¿Sabes? Mis heridas del torneo de Magift no se han curado del todo —Ruggie se llevó una mano al cuello—. No sé si fue ese amplificador de magia que me tragué o yo qué sé, pero últimamente me he sentido más cansado por el arduo trabajo. Y encima arriesgué mi vida para salvar la tuya, Leona. Seguro que me recuperaré más rápido si estos dos también se ocupan de ti.

Leona chasqueó la lengua con hastío. A Ruggie siempre se le había dado muy bien persuadir a la gente y, aunque ya había pasado tiempo suficiente para que se recuperara y había usado la estrategia de hacerlo sentirse mal por todo el daño que le había hecho aquella vez. Y, siguiendo aquella lógica, también se lo debía al prefecto.

—Ruggie, eres una sabandija astuta —se rindió, sabiendo que solo acabaría exhausto si seguía discutiendo con él.

—Vamos. Tampoco es como si estuviera mintiendo, ¿sabes? ¡Shi, shi, shi!

Aquella respuesta le dio a Jack una buena sensación.

—Entonces... ¿Les dejáis estar aquí?

—No he terminado. No os voy a dejar estar aquí solo por Jack y Yuki —respondió Leona, cortante—. Incluso si es por solo tres días, vais a estar ocupando espacio en mi habitación. ¿Cómo sé que vuestra utilidad va a valer la pena?

Grim y Yuu tragaron saliva. Parecía que las cosas estaban yendo bien, pero al final les plantaron una inesperada entrevista de trabajo... La idea de acampar fuera sonaba cada vez más tentadora.

—Hablando de eso, Ruggie, ¿dónde está la comida de medianoche que te pedí?

—He estado ocupado lavando ropa y limpiando tu habitación, Leona. ¿Cómo es posible que una habitación tan limpia le pertenezca a alguien tan maleducado como tú?

Leona gruñó, pero se le ocurrió una idea al volver a fijarse en Yuu.
—Eh, herbívoro. Yuki dijo que se te da bien cocinar, ¿verdad? Pues ahí tienes tu primera tarea.

Yuu abrió los ojos como platos. ¿De verdad le estaban dando la oportunidad de probarse a sí mismo?

—¡Eso es demasiado repentino, sabes! ¿Trabajar a estas horas? —se quejó Grim.

Yuu se apresuró en cubrirle el hocico con suavidad y negó la cabeza.
—¡Claro, lo haré...! ¿Qué te gustaría? —tartamudeó.

—Lo que sea, pero no tardes.

—No te matará pedirlo por favor... —gruñó Yukiko en voz baja.

—Recuerda que tengo buen oído, Yuki. Y ya que estamos, si sigues recordando dónde está la cocina, ¿podrías indicarles el camino, por favor?

¡Cómo se notaba la diferencia de tratamiento entre ambos mellizos!

Yukiko obedeció y guió a Yuu y a Grim a la cocina.

—No me gusta la idea. ¿¡Con Leona!? —exclamó ella con indignación—. No entiendo cómo estáis tan tranquilos con eso.

—Bueno, solo será por tres días —recordó Yuu, aún tratando de convencerse de que era una buena opción.

—Y mejor eso que dormir en una habitación con cuatro tipos, ¿sabes? Y me niego a ponerme a limpiar una habitación caótica —respondió Grim, pensando en el trabajo duro que ya había hecho en las viejas habitaciones del confiscado Ramshackle.

—¿Qué es esto? ¿Intrusos en nuestro territorio?

Detrás de ellos se acercaron otros tres altos y corpulentos estudiantes de Savanaclaw que aún no se habían ido a dormir. El que dijo aquello de mala manera había sido el de pelo castaño al fijarse en los dos estudiantes de Ramshackle.

—Un momento, ¿no sois los que nos estuvieron espiando antes del torneo de Magift? —los reconoció el de pelo rojo.

—¡Las presas han vuelto por cuenta propia! ¡Jejejejeje! —se rio el de pelo plateado.

Yuu dio unos pasos atrás, recordando aquel desagradable día cuando visitaron el dormitorio por primera vez.
—No queremos problemas...

Sin embargo, Yukiko no tardó en interponerse y extender un brazo con afán protector delante de Grim y él.
—¡Eh! Ellos vienen conmigo. ¿Algún problema con eso? —dijo mientras los miraba desafiante.

Los tres jóvenes se estremecieron, sabían que no iban a conseguir nada bueno si se atrevían a meterse con ella.

—Oh... ¿Los has invitado tú? ¡Eso lo cambia todo! ¡Quedaos todo el tiempo que queráis!

—Sí, sí, bienvenidos a Savanaclaw. ¡Nosotros ya nos íbamos! ¡Bu... Buenas noches!

Los dejaron en paz y se apresuraron en continuar su camino.

—Esa pava enana solo tiene suerte de que el líder la favorezca... —dijo el de pelo plateado con desprecio.

—¡Calla! ¿¡Acaso quieres morir!? —musitó el de pelo castaño, temiendo que la persona incorrecta los escuchara.

—Y para tu información, una de mis hermanas pequeñas es igual que ella. ¿¡Estás metiéndote con mi hermanita!? —gritó el otro, ofendido.

—¡Eso es! ¡Más os vale no meteros con nosotros! —exclamó Grim mientras los veía desaparecer por el pasillo—. ¡Mia, ja, ja! ¡Así aprenderán!

—Di que sí —lo apoyó Yukiko e intercambió una sonrisa complaciente con él—. No voy a dejar que os hagan daño mientras estéis aquí, pase lo que pase.

—Gracias, Yukiko —respondió Yuu, apreciando una vez más la presencia de su hermana.

—¿Sabes? Admito que está bien tener tu ayuda y la de Jack —confesó Grim—, así no nos tenemos que quedar fuera.

—Aún no os lo habéis ganado, así que os recomiendo que empecéis a currar —los interrumpió repentinamente la voz de Ruggie, que se estaba acercando a ellos.

—¿Te vienes con nosotros? —cuestionó Yukiko.

—Leona me ha mandado a vigilar que no los ayudes, se tienen que ganar la estadía ellos solitos. Por cierto, Yuki, ¿qué es eso de ahí? —preguntó mientras señalaba algo al final del pasillo.

—¿El qué? Yo no veo nada.

Cuando se dio la vuelta, Ruggie esbozó una sonrisa maliciosa...

—¡¡Ataque sorpresa!!

—¡AH!

...Y la agarró repentinamente de los hombros.

—Ruggie, ¿¡qué c*jones!? ¡Te he dicho que pares con eso!

—¡Shi, shi, shi! Es bueno que les hayas plantado cara a esos tipos, pero no es culpa mía si aún te descuidas la espalda.

—¿Esos son los sustos irritantes que a Ruggie le da por darte? —preguntó Grim, recordando las veces que la chica se había quejado de aquello.

—¿Irritantes? ¡Si la primera vez te hizo reír!

—¡Eso fue antes de que lo hicieras todo el rato!

Después de eso llegaron finalmente a la cocina y Ruggie le mostró a Yuu dónde encontrar todo lo que necesitaría para preparar la comida.

—Y aquí en la nevera tienes todo. Te recomiendo que no pongas muchas verduras para esta vez, Leona es un quisquilloso con eso y podría quitarte puntos. Y viendo la hora, te recomiendo que hagas algo que no le pese mucho; aunque dudo que eso lo dificulte para dormir, la verdad.

—Lo tendré en cuenta, pero ¿no era que habías venido a vigilar que no me ayudaran?

—Solo me estoy asegurando el par de manos extra para las tareas. ¡Shi, shi, shi!

—Claro... De todas formas, ¿qué podría hacer yo que esté a la altura de un príncipe de la sabana? Esto no será tan fácil, ¿verdad?

Ruggie le dio un par de palmaditas en el hombro.
—Eh, si Leona se traga siempre lo que le preparo yo, eso es de lo que menos te puedes preocupar tú; especialmente con esas hamburguesas tan buenas que hiciste el otro día.

—¿Cómo...? Espera, eso fue lo que le hice a mi hermana. ¿Acaso le quitaste la comida? —inquirió Yuu con una ceja alzada.

—¿Yo? ¡Qué va! Admito que le he robado galletas en un par de ocasiones, pero no. Jamás le quitaría la comida y fue ella la que me dejó probar un poco aquella vez. Pero bueno, menos hablar y más trabajar; no me haré responsable si confundes la sal por el azúcar. ¡Shi, shi, shi!

Mientras Ruggie le daba indicaciones, Yukiko y Grim se quedaron mirándolos desde un rincón de la cocina.

—Eh, Grim, ¿tienes un momento? —le preguntó la chica mientras se dirigía a la puerta y él la siguió al pasillo.

—¿Pasa algo? No debes preocuparte tanto por Yuu, ya sabes que a él se le da bien esto.

—No es eso. Esto... —Yukiko suspiró y se agachó para estar más cerca a su altura—. Siento mucho haberme enfadado tanto contigo. Lo digo de verdad.

—¿Sigues pensando en eso? Yo ya lo había olvidado y todo, ¿sabes?

—No, escúchame. Siento mucho haberte gritado. Estaba enfadada, preocupada por vosotros dos... Y me acabé desquitando contigo, a pesar de que tú también eres una víctima en esto. Y por eso lo siento de verdad.

Tras calmarse, había reflexionado sobre la pelea y se había sentido fatal por haberle gritado a Grim y comenzar aquella pelea.

Tratando de aparentar orgullo, Grim cruzó ambas patas.
—Hmpf. Haces bien en reconocer tus errores, no eres tan terca como pensaba —dijo antes de desviar la mirada al suelo—. Pero... Yo también lo siento, Yuki, no tuve que haberte dicho esas cosas también, lo de que pudiste evitarlo porque te avisaron y eso.

—No, tenías razón. Si no me hubieran avisado, seguro que habría querido firmar el contrato yo también...

—¿Eh?

—Bueno, me habría negado igualmente si tuviera que darles mi fuerza. Aún así, también me sentí frustrada, culpable por no habértelo dicho ni a ti ni a los demás. Por eso y por haberme enfadado, yo... Lo siento, Grim.

Grim parpadeó un par de veces.
—Nah, no te sientas culpable por eso —le aseguró—. Seguro que no te habría hecho caso si me hubieras avisado, recuerda que Azul me dijo qué pasaría si perdía y acabé firmando igualmente. Estaba seguro de que ganaría y ahora estoy con esta cosa en la cabeza, ¿sabes?

Yukiko esbozó una pequeña sonrisa.
—Entonces podemos decir que los dos hemos sido unos idiotas.

—Sí, supongo que tienes razón. Espera... ¡Eh, EH! ¡Eso lo dirás tú por ti, no yo!

Mientras tanto, Yuu sonrió al escucharlos hacer las paces. En el fondo sabía que iban a resolver pronto aquel conflicto. Unos minutos después, se presentó de nuevo en la sala de estar con un guiso de carne de cerdo sazonado con pimienta, unas bolitas de arroz con pocas verduras para acompañar y, a recomendación de Ruggie, una infusión caliente de manzanilla. Trató de controlar su nervioso temblor de manos mientras servía la bandeja en la mesa pequeña donde Leona se había sentado.

—¡Jo! ¡Qué buena pinta tiene! —exclamó Grim mientras se subía a una silla para poder echar un vistazo más de cerca.

—Es verdad, huele bastante bien —añadió Ruggie.

—Leona, si dices que no te gusta, será porque estás mintiendo o porque tienes mal gusto —le advirtió Yukiko.

Ignorando el comentario, Leona se llevó una cucharada de guiso a la boca y lo saboreó con una expresión neutral, haciendo que Yuu esperara su respuesta con ansiedad.

—Supongo que eres más útil de lo que pensaba —comentó el líder de dormitorio después de tragar y se llevó un bocado más.

Tratándose de él, aquello sonaba como una respuesta positiva. Yuu dio un suave respingo y lo miró con esperanza.

—¿Eso significa...? —cuestionó Jack con la misma sensación.

Leona señaló a Yuu con la cuchara.
—Si hacéis el más mínimo ruido, os echaré a patadas de aquí. ¿Queda claro?

¡Lo habían conseguido! Se habían asegurado una estancia temporal en Savanaclaw.

—¡Muy claro...! —asintió Yuu. Aunque algo le seguía diciendo que quedarse en Heartslabyul con Ace y Deuce habría sido la opción más segura.

—¡Fiú...! Por lo menos no tendremos que dormir fuera... —suspiró Grim, aliviado.

—¡Yujúuuu! —exclamó Yukiko con alegría mientras abrazaba a su hermano—. ¡Sabía que lo lograrías!

—Muy bien. Jack, Yuki, preparad una cama extra y llevadla a la habitación de Leona —les indicó Ruggie—. Y cuando terminéis, Jack, acompaña a Yuki a Ramshackle; no vaya a ser que esos gemelos tenebrosos sigan allí.

—De acuerdo —respondieron ambos estudiantes de primero al unísono.

Viendo que habían bastantes bolas de arroz, Ruggie se llevó una antes de continuar en su última tarea del día.

—¡Shi, shi, shi! Qué suerteee~ —dijo con voz cantarina—. Esto hará mi vida más fácil durante los próximos tres días.

—Este c*brón... Puedo oírte, ¿sabes? Prepárate —farfulló Leona con molestia. A pesar de tener más mano de obra a su disposición, el acuerdo seguía siendo bastante molesto para él—. Eh, herbívoros enanos, cuando termine aquí, lavad estos platos. Y después os venís conmigo, así que nada de distracciones.

—¿Seguro que no quieres que me quede aquí? —le susurró Yukiko a su hermano, aun temiendo por el comportamiento de Leona hacia él—. De verdad que no me importaría dormir en ese sofá...

—Sí que desconfías de Leona... —comentó Grim, atónito, antes de verla ir detrás de Jack para acompañarlo.

Tras lavar los platos en la cocina, devolviéndole a Grim los malos recuerdos de aquella noche en el restaurante, ambos estudiantes de Ramshackle se despidieron de Jack y Yukiko y recogieron sus cosas antes de seguir a Leona hasta el piso de arriba.

El cuarto reservado para el líder de dormitorio era espacioso y elegante; al parecer Ruggie había hecho un buen trabajo, pues se veía bastante limpio y ordenado. La terraza abierta daba una gran vista del desierto que rodeaba el edificio e iluminaba la estancia con la luz de la luna.

Si su función era la de dar la sensación de parecerse a la caverna de un león, entonces la cumplía bastante bien; aunque los muebles de madera, las plantas y los tapices coloridos daban una sensación acogedora, como el resto del dormitorio.

—Guaaaauuuuuuu. Esto parece la habitación de un hombre salvaje, ¿sabéis? —murmuró Grim mientras admiraba boquiabierto el gran tamaño de la habitación como si estuviera en un palacio—. Y es mucho más grande que la nuestra.

—No os quedéis mirando —gruñó Leona mientras se quitaba la chaqueta y los zapatos.

Antes de que Yuu y Grim se dieran cuenta, Leona ya se había quitado la camiseta, los accesorios y se los había lanzado a la cara antes de meterse en la cama.

—Yo me voy a dormir. Si os atrevéis a molestarme, os comeré —advirtió. Y nada más apoyar la cabeza en la almohada y cerrar los ojos, se puso a roncar suavemente.

—¡Se ha dormido en tres segundos! —comentó un atónito Grim mientras se quitaba los guantes de la cabeza.

—¡Shh! Habla bajo, será mejor que no lo despertemos —susurró Yuu y Grim se cubrió la boca con alarma.

Al darse cuenta de que tenía la camiseta en toda la cara, Yuu se ruborizó levemente y la tiró al suelo con molestia, pero por miedo a que Leona lo reprimiera por ser un "sirviente descuidado", acabó por doblarla y dejar en el sofá todo lo que estaba en el suelo.

Después, teniendo el más mínimo cuidado en no hacer ruido, se cambió al pijama y se metió en una de las camas extra que Jack y Yukiko ya habían colocado para Grim y él (habían aprovechado el espacio y tenido la consideración de preparar una para cada uno en vez de hacerlos compartir una sola).

Cansado por el duro día, Grim tampoco tardó mucho en conciliar el sueño, pero a Yuu se le hizo raro no dormir en su cama de Ramshackle, de la misma forma que cuando le costó dormir estando tan lejos de casa durante su primera noche en Twisted Wonderland... Y las preocupaciones que invadían su mente no ayudaban en absoluto; la cuenta atrás para cumplir el contrato comenzaría a la mañana siguiente y ser echado de Ramshackle le había adelantado la gravedad de la situación si no lo lograba.

Ya sabía que no iba a haber vuelta atrás una vez firmara el contrato, así que luchó por evitar volver a arrepentirse de de su decisión.

—Espero que podamos recuperar el dormitorio... —se limitó a pensar antes de cerrar los ojos e intentar dormirse de una vez.

[Publicado el 22/5/2024].


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