41. Sin Otra Opción
Tras el fiasco en Octavinelle, Yuu y Jack regresaron al dormitorio Ramshackle para repasar toda la información que tenían y tomar una decisión sobre qué hacer al respecto. Allí, el estudiante de Savanaclaw comentó lo diferente que se veía el edificio por fuera y por dentro desde la última vez que había entrado ahí.
Yuu le ofreció asiento en el sofá de la sala de estar mientras el té se terminaba de hacer.
—Gracias por la espera —dijo unos momentos después y llenó dos tazas con la tetera—. Siento no poder ofrecer galletas, el plan de hacer más se tuvo que anular a última hora, como podrás ver...
—El té es más que suficiente, gracias —respondió Jack antes de tomar un poco de su taza y no tardó en ir directo al grano—. En resumen: todos los estudiantes con la anémona en la cabeza fueron engañados para firmar el contrato con Azul para sacar buenas notas, apostaron por ello y perdieron. Todo claro ahí.
—Así es —confirmó Yuu y bebió un poco de su té.
—Y la condición del contrato era que debían llegar al top 50 de las mejores notas —continuó Jack—. Pero con tantos estudiantes firmando lo mismo, era imposible que la mayoría lograra el puesto. Esa era la intención de Azul desde el principio.
Yuu apretó levemente el delicado asidero de su taza, nervioso. Aquel malvado plan había sido una trampa bien elaborada y el cebo era uno que un estudiante perezoso o realmente desesperado no podría resistir. Tal y como acababa de demostrar, Azul era alguien que sabía bien cómo mover los hilos para su beneficio.
—La verdad, ya me parecía extraño que Grim sacara más de un 80 así de repente —confesó—, pero ahora...
Ahora estaba realmente preocupado por él.
—¡Es que a ver! ¿De qué sirve usar el esfuerzo de otra persona para sacar buenas notas? —farfulló Jack, aún furioso por aquello—. Eso fue hacer básicamente trampa. Fueron estúpidos por malgastar una oportunidad de demostrar al mundo su potencial.
—Si todos los estudiantes de esta escuela tuvieran unos principios tan sólidos y tediosos, digo, tan tenaces como los tuyos, joven Howl, no tendríamos tantos problemas.
Jack y Yuu soltaron un chillido sobresaltado al darse cuenta de que Crowley había aparecido así de la nada en la sala de estar, sentado en el sillón al lado de la mesa y bebiendo tranquilamente una taza del mismo té que ellos.
—¡AH! ¡¿Director?! ¡Qué susto! —exclamó Jack.
Era común ver al director aparecer de repente en los momentos menos esperados, pero aquella vez ni siquiera lo habían visto entrar en la sala de estar, ¡ni siquiera lo habían escuchado! Parecía ser que la teoría de que se podía teletransportar de un lado a otro con magia no iba a resultar demasiado descabellada...
—¿¡Y cuándo se ha servido una taza!? —cuestionó Yuu, viendo que la taza era exactamente del mismo juego que las de ellos. ¿¡Cuándo había entrado el director en la cocina para buscarse una para él!?
Ignorando su pregunta, el director bebió un poco más de su té antes de suspirar.
—Ah... Este año he vuelto a fallar en detener el "plan de negocios" del joven Ashengrotto —se lamentó.
¿"Este año"? ¿Significaba eso que no era la primera vez que Azul hacía eso? Las preguntas sobre la repentina aparición del director fueron sustituidas por otras que tenían mayor prioridad.
—¿Sabe algo de este asunto, director? —inquirió Yuu.
—Sí, sobre el joven Azul Ashengrotto. Además de ser un estudiante de segundo año, es el líder de dormitorio de Octavinelle —asintió Crowley, repasando las características de aquel joven estudiante—. Al igual que el joven Rosehearts, está completamente capacitado en liderar un dormitorio de forma extraordinaria estando solo en segundo. Sin embargo... Me atrevo a decir que es un poco, no, que es BASTANTE problemático.
—¿Se refiere a ese tipo estafando gente? —preguntó Jack—. Usted es el director, ¿no debería bastar con que usted le dé la orden de parar?
—Ese es precisamente el problema... —suspiró Crowley mientras negaba con la cabeza, derrotado, y dejó la taza sobre la mesa—. Como profesor, no puedo prohibirle realizar sus actividades.
Yuu y Jack intercambiaron una mirada, confundidos por aquella revelación.
—¿Qué quiere decir? —cuestionó Jack.
—El cuaderno de notas que el joven Ashengrotto distribuyó por la escuela... no fue hecho robando las respuestas de los exámenes, ni copiándose, ni por medios ilegales —explicó Crowley—. Él mismo leyó e investigó los exámenes de los últimos 100 años en el Night Raven College y lo creó con sus propias manos y habilidades. En pocas palabras, se trata de una guía de estudio completamente legítima.
Los dos estudiantes abrieron los ojos como platos. No se esperaban que alguien pudiera meterle tanto tiempo y tanta dedicación a una guía de estudio a partir de un número incalculable de exámenes antiguos, mucho menos que hiciera copias suficientes para casi toda una escuela.
—¿¡Se leyó todos los exámenes de un siglo entero!? —preguntó Yuu, pasmado—. ¿Cómo es eso posible?
—Pues debo admitirlo, es impresionante que haya podido hacer algo así con su propio esfuerzo —comentó Jack con una leve sonrisa antes de darse cuenta de algo—. Un momento, ¿significa eso el problema es que... no es algo malo por no haber hecho trampas?
—Lo has comprendido rápidamente, joven Howl —asintió Crowley—. Como profesor, no puedo prohibirle a un estudiante crear una guía de estudio por medio de trabajo duro y honesto. Y tampoco puedo decirle que no puede compartir sus apuntes "amablemente" para "ayudar" a sus amigos.
—Claro, porque sería como decir "No te pongas a estudiar" y "No ayudes a tus compañeros" —entendió Jack antes de gruñir frustrado—. Gr... Eso sí que es un problema.
—Exactamente —asintió Crowley.
Yuu apretó los puños; ya era un problema que la mayoría de los estudiantes de la escuela fueran egoístas, ensimismados o actuaran solo por interés propio. Además de su trabajo como director, no permitir que un estudiante le prestara los apuntes a sus compañeros iría en contra de su objetivo de enseñarlos a trabajar en equipo...
—Por cierto director, antes mencionó algo de que volvió a fallar en detener su plan de negocios este año, ¿verdad? —preguntó Jack—. ¿Ese tipo ya hizo lo mismo el año pasado?
—Sí, aunque su guía de estudio no se difundió mucho para entonces; por eso no llegó a un incidente tan grande como el de este año —asintió Crowley—. Al parecer este año se difundió por todo el campus el rumor de que deberías ir al Mostro Lounge si quieres conseguir buenas notas en los exámenes.
—Pero nadie les advirtió de qué pasaría si no cumplían su parte del contrato, ¿verdad? Por esa estúpida trampa del acuerdo de confidencialidad y todo eso, ¿verdad?
—Eso parece. Y como resultado, el joven Ashengrotto fue capaz de seguir firmando acuerdos con los estudiantes este año. —El director se llevó las manos a la cabeza, indignado—. Y al final... La nota promedio de todos los estudiantes en todos los años y asignaturas superó el 90. ¡Es mucho mejor que si hubieran suspendido todos...! Sin embargo...
—Eso significa que casi todos los estudiantes hicieron trampa... —suspiró Yuu, terminando la frase.
—Pero el precio por el contrato era entregar una habilidad especial, lo cual significa que los que perdieron contra él el año pasado siguen sin tener su magia de vuelta —dijo Jack, dándose cuenta de aquel detalle—. ¿Cómo pudieron aguantar un año entero sin su magia?
Ya sabiendo que tenía que hablar de aquel asunto en cualquier momento, Crowley volvió a sujetar su taza.
—Pues veréis... Cuando negocié con él el año pasado para que devolviera las habilidades a los estudiantes, me puso la condición de que le permitiera abrir el Mostro Lounge aquí en la escuela e iniciar su inmediata gestión de operaciones.
—¿¡Qué!? —exclamaron ambos estudiantes al mismo tiempo, pasmados por aquella nueva información.
—Ni siquiera era líder de dormitorio para entonces, ¿verdad? —preguntó Yuu con pasmo, sabiendo de aquel dato gracias a los frecuentes chismes de Cater—. ¡¿Co... cómo pudo tener tanta influencia para lograr eso?!
—Todo ocurrió en mi despacho, cuando él...
Comenzó a relatarles todo lo ocurrido aquel día, aquella conversación era difícil de olvidar...
—Night Raven College es una prestigiosa escuela de magia conocida por producir excelentes hechiceros en gran número, sería un problema para usted si estuviera llena de estudiantes que han perdido su magia más fuerte —había comenzado a exponer Azul como un hombre de negocios experto mientras Jade y Floyd lo escuchaban pacientemente, y se acercó al escritorio frente al que Crowley estaba sentado—. Así que tengo una pequeña propuesta para usted, director... Puedo asegurarle que será algo que no le causará desventajas.
La situación de la escuela para entonces, las sonrisas siniestras de los gemelos y el carácter dominante de Azul no le dieron de otra al director que acceder y aceptar aquel trato con él...
—Y así fue como pasó —finalizó el director, dejando a ambos estudiantes sin palabras.
Yuu contuvo la respiración, paralizado en su asiento. Ser capaz de manipular incluso un adulto con autoridad era algo que no se esperaba en un líder de dormitorio, pero aquella escuela siempre se las arreglaba para pillarlo por sorpresa de una manera u otra.
—Qué bastardo... Amenazar al director y hacer que firmara un contrato también —murmuró Jack, horrorizado—. Ahora entiendo por qué Leona no quiere acercarse a él.
—Llegó incluso a decir que era "beneficioso" para ambas partes, puesto que la escuela recibe un 10% de las ganancias del restaurante... —añadió Crowley, cerrando los ojos con vergüenza.
—¿¡Qué!? ¡Entonces ese sí que fue un buen trato! —exclamó Jack, indignado ante aquella revelación que hacía parecer que la situación no era en realidad tan mala.
—Aaah, ¿me pregunto qué me exigirá este año...? —se lamentó Crowley con gestos melodramáticos y sacó un pañuelo, pasmando a los estudiantes una vez más—. Por esos estúpi-, no, no, por esos pobres estudiantes sin sol, voy a tener que obedecer a sus demandas. ¡Después de todo soy muy amable...!
Viéndolo así, Yuu se acordó de inmediato del llanto de aquel mismo hombre cuando lo vio en su despacho por primera vez apenas unos meses atrás.
—El joven Ashengrotto "simplemente" se tomó sus estudios en serio y ayudó a sus compañeros con toda la amabilidad de su corazón... Y como profesor, no le puedo pedir que pare —repitió Crowley, secándose las lágrimas que caían por debajo de su máscara—. ¡¿Pero por qué todos los estudiantes de esta escuela entran con un problema que acaba poniéndose peor?! ¡¡Ooooh, pobre de mí!!
Jack y Yuu intercambiaron una mirada incómoda por el comportamiento del director, sin saber exactamente qué decir o hacer... Aún así, Yuu tenía una mala sensación, como si supiera por dónde iba a ir la cosa. Si le habían pedido que resolviera el incidente de Savanaclaw...
—Aquí es donde intervienes tú, joven Yuu —indicó Crowley, tranquilizándose repentinamente y hablando con firmeza—. ¿Podrías persuadir al joven Ashengrotto para que cese estas actividades suyas?
«¡Lo sabía...!», pensó Yuu para sí mismo, alterado. Por mucho que deseara salvar y ayudar a sus amigos, literalmente acababa de presenciar a aquel líder de dormitorio demostrar su poder tanto en magia como en autoridad; y sus dos fieles seguidores eran incluso más peligrosos, ¡¿cómo iba a poder confrontarlo un chico sin magia como él?! ¡Por no hablar de que había sido capaz de controlar al propio director como si nada!
—Con todo respeto, director, no creo que sea posible "persuadir" a alguien como él —se negó, tratando de ser lo más firme posible—. Si nadie ha podido hacerlo hasta ahora, dudo mucho que yo pueda lograr algo diferente... Así que siento mucho decirlo, pero no va a poder ser.
—Oh... Mira por dónde: los gastos en comida para el dormitorio Ramshackle han ido en aumento últimamente, especialmente desde la llegada de nuestra querida Yuki... —dijo Crowley de repente con un tono melodramático pero disuasivo—. Mi cartera se está vaciando...
Yuu se paralizó de inmediato y dio un respingo asustado.
—Por no hablar de lo ocupado que estoy, no solo buscando una manera de devolver a DOS PERSONAS a su hogar, sino también de cómo ayudar a una de ellas a controlar y arreglar su magia dañina; apenas tengo tiempo de pensar en una solución a este nuevo dilema... —continuó Crowley, se terminó de beber el té de un sorbo y sonrió—. Ah, pero está bien, no te preocupes por nada de eso; después de todo soy muy amable.
—Con profesores como este, no me extraña que tengamos estudiantes así, ¿sabes? —murmuró Jack, incrédulo por el comportamiento evitativo del director.
Con toda la situación rampante, Yuu se había olvidado por completo de un pequeño, pero crucial detalle: estar bajo el cuidado y la protección del director conllevaba un precio; y ya no se trataba solo de Grim y él, sino también de Yukiko.
Sabiendo que no le quedaba de otra, apretó los puños con frustración y suspiró.
—Haré lo que pueda... —respondió.
—¿De verdad? ¿Aceptas mi petición, joven Yuu? ¡Maravilloso! ¡Como se esperaba de nuestro prefecto! —exclamó Crowley alegremente, como si no le acabara de hacer un pequeño chantaje, y se puso de pie—. Bueno, será mejor que me vaya, pues estoy realmente ocupado. ¡Cuento contigo!
Cerró la puerta al salir del dormitorio y Yuu gruñó con agotamiento.
—¿¡Por qué tiene qué pasar esto!? —farfulló mientras se cubría la cabeza con las manos.
Jack ya había visto que el prefecto era alguien que, a pesar de ser generalmente tranquilo, era capaz de decir lo que pensaba sin vacilar o de expresar sentimientos más fuertes cuando sentía más confianza. Pero había notado que aquellos momentos habían aumentado en frecuencia desde la batalla contra Leona y la llegada de Yukiko; y ahora mismo estaba presenciando uno de ellos.
—Tío, ese director sí que se escapa de todo... ¿Y bien? ¿Qué planeas hacer ahora? —le preguntó, sabiendo que no podían perder el tiempo quejándose—. Tal y como has dicho, ese Azul no tiene pinta de querer parar lo que está haciendo con sólo pedírselo.
Yuu inspiró profundamente para recomponerse y se sirvió más té.
—Bueno, algo que aprendí de Riddle y Cater es que una buena investigación comienza con monitorear el objetivo, así que primero recopilemos algo de información —dijo antes de beber el líquido caliente.
No pudo evitar sorprenderse un poco al ver a Jack sonreír levemente y asentir, estando de acuerdo con él.
—Tienes razón. Lo básico en la caza es conocer bien a tu oponente —dijo antes de darle unas fuertes palmadas en la espalda, orgulloso—. ¡Tú sí que entiendes!
El impacto de los golpes del chico-bestia provocaron que Yuu se ahogara con el té, urgiéndolo a toser y dejar la taza sobre la mesa con prisa para evitar derrames.
—¡Oh, perdona...! —exclamó Jack, dándole ahora suaves palmadas para ayudarlo—. Empezaremos mañana. Ace y compañía se metieron en este problema, les vendrá bien sufrir un poco y aprender algo de esto —propuso, sonriendo una vez más, esta vez con un poco de malicia.
Mientras tanto, Crowley suspiró y se quedó de pie ante las puertas del edificio del dormitorio. Con lo testarudos y egoístas que solían ser los estudiantes de su escuela, no solía tener de otra opción que ofrecerles una compensación o chantajearlos de una forma u otra para que hicieran las cosas, acciones que acabó adquiriendo como costumbres suyas.
Sabía que el prefecto no era alguien así ni estaba en condiciones de negarse a su petición, así que no pudo evitar preguntarse si esta vez se había pasado de la raya al usar a su hermana y su permiso de residencia para presionarlo...
Y encima le había recordado que estaba intentando devolverlo a su hogar, cuando él mismo había comenzado a dudar si acaso era posible lograrlo...
Si habían llegado allí por "arte de magia", tendría que haber una forma de devolverlos, ¿verdad? Todo le parecía lógico hasta ahí.
Pero aquella seguridad que se basaba en conjeturas se acabó destruyendo casi por completo pocos días después de la ceremonia de entrada de Yukiko, una noche en la que había decidido tomar el aire tras una larga tarde de trabajo en su despacho.
Decidió pasarse por delante del dormitorio Ramshackle, lugar donde residían sus dos jóvenes protegidos y el monstruo revoltoso que había causado tanto caos al inicio del curso.
—Parece que todo está en orden —murmuró Crowley en voz alta, disfrutando de la silenciosa calma bajo la luz de la luna—. Mañana les haré una visita.
Ya se había calmado tras el impacto que le había causado el Espejo de la Oscuridad introduciendo la recién llegada en Savanaclaw, desmantelando sus expectativas; realmente deseaba verla en Heartslabyul, Pomefiore o Diasomnia, pero en fin, aún tenía tiempo para conocerla mejor y comprender la elección.
No solo estaba el asunto de ayudar a ambos mellizos regresar a su hogar, con la familia que amaban y la vida que ya tenían construida, también tenía que llegar al fondo de la repentina magia inestable de la hermana menor. El número de preguntas aumentaba, pero no había respuesta alguna, como: ¿quién sería el emisor de aquellas cartas y gargantillas, claves para mantenerla a salvo y para que su magia llegara a la normalidad? ¿Encontraría una pista en aquellos extraños símbolos en la piel de ambos jóvenes?
Algo que tenía bien claro era que lo más importante era que ellos dos, junto a todos los demás alumnos de la escuela, estuvieran a salvo y que tuvieran la vida escolar normal que se merecían.
Estaba por dejar aquellas cuestiones para otro día cuando le pareció escuchar un suave tintineo de campanillas. Se detuvo en seco y miró a su alrededor hasta encontrar algo revoloteando por encima de su cabeza.
—Oh. Debes de ser la famosa paloma de aquella vez, curioso sonido —comentó con sorpresa al ver una hermosa paloma blanca sujetando un papel enrollado con el pico—. Sé que las palomas vienen de vez en cuando, pero ¿qué le atrae por aquí a una clara antítesis de los cuervos de la escuela? Espero que no seas de Royal Sword Academy, ¡porque no quiero negociar nada raro con ese director pomposo ni con sus conocidos! Un momento, dudo mucho que él tenga algo que ver en esto; él ni siquiera conoce a los Oshiro.
La paloma bajó hasta detenerse a pocos centímetros de su cara y Crowley levantó una mano para que se posara ahí.
—¿Una carta? ¿Esta vez para mí? —preguntó, y sonrió de oreja a oreja—. ¿Significa que yo también tengo un admirador secreto por ahí? ¿Cómo es que no hay regalos esta vez? —La paloma frunció el ceño, negó la cabeza con incredulidad y rodó los ojos—. ¡Eh, solo estoy de broma! No hace falta ponerse así.
Habiendo cumplido con su labor, el animal se marchó volando de allí, no sin antes mirarlo de una forma que parecía indicar tristeza...
—¡Oh! Es por esto que prefiero los cuervos, tienen más sentido del humor —bufó el director antes de desenrollar el mensaje, extrañamente sin sellar.
Al abrirlo, lo primero que le llamó la atención era que estaba escrito con brillantes letras doradas, en lugar de la cursiva azul de las cartas que había recibido el prefecto.
—Muchas gracias por acoger a esos mellizos, puedo notar que han quedado en buenas y amables manos... —leyó en voz alta, alegrándose por el halago y aliviándose de saber que parecía estar haciendo las cosas bien—. Por eso le pido que siga cuidando bien de ellos, después de todo, incluso si ellos quisieran, no pueden ni podrán...
Los brillantes ojos detrás de su máscara se fueron abriendo con horror al leer las siguientes líneas. Volvió a leerla por segunda vez. Miró la parte de atrás del papel para revisar si había algo más. Pero nada, no ponía nada más y el contenido le había puesto los pelos de punta.
—¿¡Qué clase de broma es esta!? ¿¡Qué significa que ninguno de ellos puede regresar a...!? —gritó, pero estaba solo y ya no había ni rastro de la paloma mensajera.
Leyó la carta una vez más, tratando de buscar un motivo o alguna explicación al respecto. Creó incluso un orbe de luz para iluminar el papel y ver mejor, pero nada. Aparte de aquella declaración, no había más información. Ni siquiera tenía una firma, sumándose al número de envíos anónimos que recibieron.
Apretó el papel entre los dedos, sintiendo rabia y frustración; le pareció un acto de cobardía que alguien se atreviera a decir algo así y sin siquiera mostrar la cara. Si el emisor era el mismo que las cartas y parecía saber tanto de los mellizos Oshiro, ¿¡a qué venía tanto misterio!? ¿¡Por qué no podía darles de una vez las respuestas que buscaban!? ¿Y por qué se lo decían a él, como si no quisieran que los jóvenes se enteraran?
Fuera como fuese, aquel mensaje era muy diferente a las cartas con tinta azul: era confuso, desolador, no ayudaba de mucho con las incógnitas y les quitaría la esperanza a aquellos pobres jóvenes si se encontraran con ella.
Tras calmarse y pensárselo bien, decidió que si el mensaje no ofrecía ningún tipo de prueba ni explicación, no era una información fiable; podría tratarse de una broma de mal gusto o una declaración falsa procedente de algún tipo raro que se enteró de la situación, la letra no era siquiera la misma y seguía habiendo hechiceros que usaban palomas mensajeras para enviar documentos secretos. ¡Sí, debía de tratarse definitivamente de eso!
Nadie más debía saber de la existencia de aquel trozo de papel, mucho menos Yuu y Yuki, y para asegurarse de que se quedaría así, le prendió fuego con su propia magia. Esperó a que se terminara de incinerar entre sus dedos antes de dejar que las cenizas se desvanecieran en el aire.
No le hablaría a nadie sobre lo que acababa de pasar, ni siquiera a los profesores de la escuela; aquellos dos jóvenes eran responsabilidad suya y no podía arriesgar que se filtrara la información.
El mensaje había dejado de existir, pero su contenido no se iría de su mente. Eso, sin embargo, no sería suficiente como para quitarle la voluntad de buscar una manera de devolverlos a casa, ¡debía de haber una forma y la encontraría! Hasta entonces, debía ganar tiempo y no le diría nada a nadie.
—¿Qué te parece así?
—Está bien, pero deberías subir un poco más el brazo; así podrás dar golpes más directos.
—Entendido, actualizaré mi información. ¿Será que tengo que descargar algoritmos de artes marciales más precisos?
—¡Ah, ah, ah! ¡No te descargues nada más! Eso es trampa.
—Insisto, así podré hacerlo mejor y a mayor velocidad.
—¡No tendrá gracia si no aprendes por tu cuenta!
Sus pensamientos llenos de preocupaciones fueron interrumpidos al escuchar aquellas alegres voces, pero Crowley no vio a nadie cerca. Se animó a investigar y encontró al otro lado del edificio a Yukiko y Ortho. Parecían estar jugando o haciendo algo de deporte juntos, pues ella estaba vestida con el uniforme de deporte y el estudiante no oficial de Ignihyde estaba usando su cuerpo mecánico equivalente al mismo conjunto, aquel que incluía pies para caminar y correr por el suelo como los humanos. Al fijarse mejor, parecía que estaban practicando poses y movimientos de artes marciales. Y no parecían tener la intención de entrenar con magia, pues la chica mantenía su gargantilla negra puesta.
—Vale, mira esto: te colocas así de lado, te concentras, inspiras hondo y... ¡patada doble! —Yukiko exclamó antes de estirar la pierna hacia arriba y golpear al aire dos veces con rapidez—. Venga, ahora tú.
—¡Cómo mola! Muy bien, ahora lo imito. A ver... ¡Ja! —realizó una patada doble que se parecía mucho a la de ella—. ¿Qué tal? ¿Lo he hecho bien?
Yukiko aplaudió rápidamente.
—¡Guau, pues sí! Esa ha estado bastante bien —esbozó una sonrisa pícara—. Pero ¿has aprendido eso de mí o de lo que te has descargado?
—Oh, pero si son la joven Yuki y el pequeño Shroud. Buenas tardes a los dos —intervino Crowley y los saludó con una sonrisa que contradecía haber pasado por un dilema emocional.
—Buenas tardes, director —lo saludaron al mismo tiempo ambos mientras lo veían acercarse.
—Ha pasado un tiempo desde que os vi juntos en el mismo lugar, parece que lo estáis pasando bien.
—Sí, acabamos de venir aquí. Le estoy enseñando algunos movimientos de lucha —comenzó a explicar Yukiko mientras se estiraba los brazos—. Él también tenía ganas de enseñarme su uniforme de deporte, ¿a que sí?
—Así es. Y antes no pudimos vernos mucho debido a la época de exámenes. Y cuando mi hermano acabó con su último examen, pasé toda la semana pasada con él viendo una recopilación de series de anime —añadió Ortho—. Pero ahora está jugando una partida con su amigo online, y como me encontré con la señorita Yukiko Oshiro y ella había cancelado un plan, le propuse jugar conmigo. Después le voy a enseñar algunos mangas que le quería recomendar.
—¡Suena a un plan divertido! Oh, ¿tenías planeado hacer algo con tu hermano, joven Yuki?
—No, con mi amigo Epel —reveló Yukiko, haciendo que Crowley realizara una cómica mueca de disgusto—. Iba a enseñarle algunos movimientos de lucha y él me iba a ayudar con vuelo en escoba, pero al final tuvimos que dejarlo porque alguien de su dormitorio lo llamó, algo de que ese Vil no iba a tolerar que se volviera a saltar lecciones de caminar con tacones, o algo así... —Se estremeció—. ¡Tacones, qué horror! Espero que luego no le duelan mucho los pies, los va a necesitar.
Crowley se llevó una mano al pecho y exhaló aire sin disimular mucho su alivio.
—¡Oh, ya veo! ¡Es realmente una pena que no puedas pasar tiempo con él! Pero bueno, ¿qué se le va a hacer? El joven Schoenheit se toma muy en serio el aprendizaje de sus estudiantes, ¡todo un líder dormitorio ejemplar para la escuela! —respondió con una gran sonrisa, agradeciendo mentalmente al líder de Pomefiore por indirectamente "alejar" a su protegida de un "lobo en potencia"—. Por lo menos has aprovechado la oportunidad de pasar el rato con el pequeño Shroud, tu buen amiguito. ¡Apuesto que estarás perfectamente bien con él, sí señor!
—Director, ¿por qué parece como si estuviera aliviado por algo? —cuestionó Ortho con curiosidad al notar su transición inmediata de inquietud a calma y Yukiko rodó los ojos, sabiendo bien el motivo.
—¡Oh, por nada en absoluto! —insistió él de forma poco convincente y se aclaró la garganta—. Cambiando de tema, vine aquí para hacerle una visita al joven Yuu y pedirle ayuda con el nuevo incidente de Octavinelle. Acaba de pasar, así que a lo mejor no os habéis enterado aún.
La situación ya se haría conocida en toda la escuela antes de que llegara la noche; era cuestión de tiempo que se corriera la voz y se supiera del incidente de los contratos.
—¿Se refiere a los estudiantes con anémonas marinas en la cabeza? —preguntó Ortho—. Aún no los he visto, pero he oído testimonios sobre la situación y mi hermano sospechaba que algo así pasaría, pues es compañero de club del señor Azul Ashengrotto. Con razón aumentó tanto el porcentaje de exámenes aprobados... Más tarde tendremos que calcular el total de afectados en nuestro dormitorio.
—Yo también he oído algo, pero ¿qué ha pasado exactamente? —cuestionó Yukiko y alzó una ceja con sospecha—. ¿Y por qué Yuu tiene que ayudar en eso?
—Te lo explicaría amablemente, pero te aconsejo que se lo preguntes a él; seguro que te lo resumirá mejor que yo —insistió el director, que tenía que irse—. Bueno, me ha encantado veros, pero será mejor que comience a trabajar antes de que se vuelva a acumular todo. No os hagáis daño con el entrenamiento, ¡cuidaos!
—¡Hasta luego, director!
—Adiós —se despidió Yukiko antes de que se le ocurriera una idea—. ¡Eh, Ortho, mira! ¿Puedes hacer esto?
Se acercó a la fachada del edificio, tomó impulso e hizo el pino contra la pared sin mucha dificultad.
—¡Hala, qué agilidad! —exclamó Ortho—. Espera, eso parece más bien gimnasia; déjame instalar el algoritmo, que no tardo nada.
—¡No, sin trampas! —insistió Yukiko mientras volvía a poner los pies en el suelo—. Prueba a hacerlo solo, que yo te ayudo.
—¡Ja, ja! Demasiado tarde.
—¡¡Orthoooo!!
Crowley reprimió una pequeña risa, ¡eran tan adorables! Se apresuró en irse para no volver a interrumpir su momento de diversión.
Eso le recordó una vez más por qué no podía dar aquella mala noticia aún: no quería quitarles a aquella alegre muchacha y aquel tierno joven las esperanzas de poder volver a su hogar, especialmente si al final se trataba de algo falso.
Lo que le parecía la mejor decisión era mantener a toda costa lo que había aprendido en secreto, al menos por ahora...
A la mañana siguiente, Yuu y Jack se encontraban en uno de los pasillos de la escuela, buscando a alguien entre los estudiantes esperando a comenzar la primera clase del día.
—Ahí está —señaló Jack al localizar a Azul y se ocultaron detrás de una pared para no ser descubiertos. Tal y como habían acordado, tenían que observar al líder de dormitorio para tomar nota de sus puntos fuertes y encontrar alguno débil, así elaborar un plan y hacer que liberara a los estudiantes con anémonas en la cabeza.
A pesar de que Yuu agradecía que Jack lo acompañara y decidiera ayudarlo, había algo que no se podía quitar de la cabeza desde que se encontraron a primera hora.
—Sé que hemos llegado hasta aquí, pero no pensé que fueras a venir al final —confesó—. Quiero decir, ¿estás bien con saltarte clases?
Para poder seguir y observar a Azul, tenían que espiarlo mientras estaba en clase, lo cual significaba que ellos dos tendrían que perderse las suyas propias; y Jack no era exactamente alguien que le gustara faltar.
—Esto es una orden del director, seguro que lo comprenderá —respondió Jack sin darle mucha importancia—. Además, estoy harto de seguir perdiendo, yo también quiero descubrir la razón por la que Azul es tan fuerte, nada más.
Lo siguieron hasta la sala de asambleas, donde el líder de dormitorio tendría su clase de música. Aquel día, su clase, la 2-C, iba a realizar una práctica en conjunto con la clase 2-E, por lo que Riddle y Jade también estaban allí. Al ver a uno de sus amigos de Heartslabyul allí, Yuu se dio cuenta de que no se había fijado si el nombre de Riddle estaba entre las 50 mejores notas, con el barullo se había olvidado por completo.
Cuando fue el turno de Azul, este cantó un melodioso solfeo, demostrando tener una hermosa voz. Muchos estudiantes lo vieron con sorpresa, incluido Riddle, que decidió no echarse atrás con tan buen rival.
—Guau, ¡ese tipo es un buen cantante! —comentó Jack, asombrado, mientras Yuu y él lo observaban desde la puerta.
La segunda clase de Azul era Lenguas Animales con el profesor Trein; el primer ejercicio consistía en hacerle una pregunta a Lucius en idioma gatuno y después traducir su respuesta en lenguaje humano.
Después de que un pobre estudiante fallara miserablemente en pronunciar algo y fuera rechazado con un furioso siseo de parte del gato, Azul se ofreció a ser el siguiente. Tras carraspear, el líder de dormitorio de Octavinelle imitó una serie de maullidos perfectos, acompañado por gestos de las manos simulando las patas de un gato, y Lucius, sin mostrar desprecio, respondió con uno de sus típicos maullidos graves.
—Oh, entiendo. Según Lucius, la última vez que recibió golosinas por parte del señor Trein fue hace tres horas —tradujo Azul sin ningún problema, obteniendo la admiración de sus compañeros de clase.
—No esperaba menos de ti, Ashengrotto. Es correcto —aprobó Trein mientras asentía con la cabeza, satisfecho.
—No solo entiende lenguas animales sino que también las habla, ¿eh? —comentó Jack, impresionado una vez más.
Aquella oración sí que debía ser una avanzada, porque Yuu, con su básico nivel de primero, fue incapaz de encontrar un solo significado entre aquellos maullidos...
Después fue hora de la clase de Alquimia con el profesor Crewel en el invernadero exterior, quien indicó a los estudiantes de segundo lugar que se unieran en parejas para crear una poción en pequeños calderos.
—Un diente de beluga, huevos de esturión, escamas de una polilla aurora, lágrimas de sirena... —enumeró Azul los ingredientes que su compañero había introducido—. Y si añadimos este extracto de 120 hierbas medicinales que acabo de mezclar...
Echó las hierbas en el caldero y el contenido creó una reacción que emanó una gran cantidad de vapor acompañada de brillo, hermosa y digna de ver. Los estudiantes se sobresaltaron por la repentina explosión, pero Azul sonrió satisfecho al obtener el resultado esperado y sirvió el contenido en un cubilete de cristal.
—¡Terminado! Con esta poción puedes transformar una parte de tu cuerpo en la de un animal —anunció.
—¡Buen chico! —lo felicitó Crewel—. Este experimento es uno que entra en los exámenes de tercer año; los demás perritos harían bien en aprender de Ashengrotto.
Igual que con las dos clases anteriores, la gran mayoría de los estudiantes reaccionó con asombro, con excepción del vice-líder de dormitorio de Scarabia, que por algún motivo lo miró con desdén.
La gran habilidad de Azul tampoco pasó desapercibida de los dos estudiantes de primero que se ocultaban detrás de una estantería llena de plantas e hierbas para observarlo.
—Es capaz de hacer pociones así de difíciles a la perfección —comentó Jack en voz baja, atónito.
—Como se esperaba de alguien que representa los ideales de la Bruja del Mar —añadió Yuu, recordando que la fundadora de Octavinelle era conocida por sus pociones mágicas.
Finalmente, llegó la hora de comer; sentados en una de las mesas de la cafetería de la escuela, los dos estudiantes siguieron observando al líder de dormitorio mientras comían, pero esta vez no lograrían más información que las preferencias de comida de su objetivo.
—Para el almuerzo de hoy... Elegiré pasta con tinta de calamar —decidió Azul mientras colocaba dicho plato en su bandeja—. No debo olvidarme de comer verduras, no será nutritivo con solo carbohidratos. Además, aumentaré de peso.
Yuu notó un aire sombrío en Azul cuando dijo eso último; no lo veía como alguien que se preocupara por su figura.
—Ese Azul es un estudiante de honor perfecto, veas como lo veas —comentó Jack como conclusión tras lo que habían observado aquella mañana.
—Tienes razón; con tantos puntos fuertes, a este paso no vamos a saber cómo derrotarlo —suspiró Yuu, preguntándose si merecería la pena seguir espiándolo en lo que quedaba de día.
Justo en ese mismo momento, el sonido de unos gimoteos de dolor y cansancio junto a unos pasos pesados se acercaron a la mesa. Cuando ambos estudiantes se dieron la vuelta, dieron un brinco al ver a Ace, Deuce y Grim, cuyas figuras encorvadas, brazos (y patas delanteras) haciendo un esfuerzo por sujetar la comida que llevaban y rostros pareciendo como si les hubieran drenado la energía vital no los hacía parecer muy diferentes de zombis... Lo único que se veía con vigor en ellos eran las anémonas en sus cabezas.
—¿¡Chicos!? ¿¡Qué ha pasado!? —exclamó Yuu con nerviosismo mientras Ace y Deuce se desplomaban sobre la parte despejada de la mesa. No los había visto desde el día anterior en el Monstro Lounge y Grim había regresado a casa bastante tarde la noche anterior, pero no lo había visto tan mal como ahora.
—Fgnaa... Estoy tan cansado de ser el sirviente de Azul, ¿sabéis...? —farfulló Grim y Yuu se apresuró a ayudarlo a sentarse junto a Ace y Deuce.
—A mí me obligó a limpiar todo el dormitorio Octavinelle, después me hizo servir mesas en el local e incluso me hizo comprar cosas en la tienda... —explicó Ace con las fuerzas que le quedaban.
—A mí me llamó a trabajar a las 6 de la mañana... —murmuró Deuce.
—Y aún tenemos que seguir trabajando en el Monstro Lounge más tarde... —añadió Ace, sintiendo que se iba a desmayar de solo pensar en ello.
—Y cuando se enteró, el líder de dormitorio Rosehearts dijo: "¿Hicisteis un contrato con Azul? ¡Debería cortaros la cabeza!" —reveló Deuce, imitando la autoritaria voz de Riddle a la perfección—. Y nos hizo escribir una carta de disculpa...
Por supuesto, Riddle jamás toleraría que sus estudiantes firmasen un contrato como excusa para estudiar menos.
—Y encima esta anémona en la cabeza nos hace parecer tontos... —lloriqueó Grim.
Una vez desahogados tras quejarse, los tres se sentaron en la mesa y emitieron un profundo suspiro para finalmente comenzar a comer.
—Hmpf. Esto os lo habéis buscado —respondió Jack sin mucha compasión mientras continuaba comiendo.
Por otra parte, verlos en aquel estado le dio nuevos motivos a Yuu para frenar el nuevo reino de terror de Azul; ahora se trataba mucho más que trabajar a cambio de la ayuda del director.
—No me puedo creer que os esté matando a trabajar, ¡tenemos que hacer algo! —murmuró.
A pesar de que Jack tenía algo de razón y estaban sufriendo las consecuencias de sus actos, era incapaz de tolerar que sus amigos fueran tratados de aquella forma, pero ¿qué podía hacer al respecto?
Antes de que se quisieran dar cuenta, dos figuras altas y esbeltas se acercaron lentamente hacia la mesa en la que estaban sentados; por supuesto, los identificaron de inmediato.
—Vaya, ¿cuál es el problema? Estáis poniendo todos unas caras largas —dijo de repente la voz de Jade, poniendo los pelos de Yuu de punta.
—Ah, ja, ja~. Mira a todas estas anémonas creciendo por aquí~ —comentó suavemente Floyd mientras rodeaba a su hermano con el brazo, provocando que los estudiantes con anémonas en la cabeza se sobresaltaran.
Grim se tragó el miedo al mismo tiempo que se tragó el bocado que estaba masticando y los señaló de forma acusatoria.
—¡Fgyaa! Vosotros otra vez: ¡los gemelos explotadores! —exclamó, harto de verlos.
Ignorándolos, Jade continuó sonriendo con calma y Floyd se apartó para darle espacio.
—Te ves como si tuvieras un serio problema entre manos —dijo el primero.
—Pues claro que sí, unas ciertas personas nos han estado obligando a trabajar —replicó Ace con desdén, reuniendo las energías suficientes para confrontarlos y Deuce los miró con el ceño fruncido para dejar en claro que pensaba lo mismo.
—¡Así es! ¡Así que dejadme comer en paz! —demandó Grim, perdiendo la paciencia.
—Ajá~. Las anémonas que rompieron el contrato están diciendo algo —dijo Floyd con una voz cantarina, pero su sonrisa siniestra dejaba en claro que se sentía realmente irritado—. No tenéis derecho a quejaros así que... —Apretó la mandíbula y sus ojos se contrajeron con furia antes de ordenar en un tono grave—. Callaos.
La frialdad con la que los silenció estremeció a los tres estudiantes.
—¡Ahh..! ¡Me va a apretujar otra vez! —gimoteó Grim con lágrimas en los ojos, temeroso, mientras se escondía detrás de Deuce.
Tal y como habían demostrado la tarde anterior en su dormitorio, aquellos gemelos eran imponentes y temerosos tanto en aspecto como en actitud.
«¡No los mires a los ojos!», se dijo Yuu para sus adentros y trató de centrarse en su comida. «No te fijes en ellos y no se fijarán en ti.»
—De todas formas no os estaba hablando a ninguno de vosotros, anémonas —continuó Jade con suavidad—, si no a ti: prefecto de Ramshackle, Yuu Oshiro.
Yuu se sobresaltó y se paralizó, sintiendo su corazón latir a mil por hora al ver a los gemelos acercarse a él.
—¿¡A mí!? —tartamudeó.
—Mírate, saltando y echándote atrás todo nervioso como una gamba —farfulló Floyd, divertido, y se le ocurrió una idea—. ¿Gamba...? Hm... Y eres pequeñito y adorable, así que "Pequeña Gamba" te pega bien~.
—Floyd asigna apodos relacionados con criaturas marinas a las personas que conoce —explicó Jade, comprendiendo la expresión de confusión del prefecto.
—De ser el caso, creo que casi todos los estudiantes son pequeños en comparación con ellos dos —comentó Deuce en voz baja, refiriéndose a la gran altura de los dos hermanos.
—Estos dos son realmente temibles... —respondió Ace con un susurro atemorizado y Grim asintió de acuerdo.
—Nos vimos aquel día cuando estabas jugando a los espías con Riddle —continuó Jade—, así que supongo que ya sabes quiénes somos, pero permíteme volver a presentarnos: yo soy Jade Leech, y este es mi hermano gemelo, Floyd.
—Holaaa, soy Floyd —se presentó este mientras se acercaba mucho a Yuu con una sonrisa alegre—. Un placer conocerte, Pequeña Gamba.
—Bien, volviendo al asunto principal, Yuu —apremió Jade, tomando la delantera de la conversación—. Asumo que tu problema está relacionado... con la situación en la que se han metido estas estúpidas anémonas, ¿no es así?
Yuu y los estudiantes afectados se sobresaltaron y Jack resopló ante aquella pregunta retórica que tenía una respuesta obvia.
—¿Que lo "asumes"? Y lo dices con esa p*ta sonrisa de engreído —masculló, hablando por primera vez desde la llegada de los gemelos.
—¿Eh? ¿Y tú quién eres? —le preguntó Floyd, fijándose finalmente en él—. Eres tan puntiagudo como un erizo de mar.
Entendiendo que se estaba refiriendo a la forma de su pelo, Jack se enfureció.
—¿¡Cómo!? ¡No soy un erizo, soy un lobo! —rugió ofendido.
Casi sorprendía ver que Jade no se molestara por ser interrumpido tantas veces seguidas.
—Si el origen de tus problemas se encuentra en estas anémonas —continuó—, lo mejor sería que fueras a ver a Azul directamente y lo hablaras con él.
Los estudiantes de primero lo miraron con una combinación de sorpresa y extrañeza.
—¿Cómo has dicho? —cuestionó Jack.
—Azul es una persona realmente compasiva, igual que la Bruja del Mar, de los Siete Grandes; estoy seguro que escuchará todas sus preocupaciones —Jade le explicó a Yuu con una voz sugerente y suave como la seda mientras se acercaba mucho a él.
—Eso, eso —asintió Floyd mientras lo agarraba suavemente de los hombros, estremeciéndolo—. Azul puede resolver cualquier problema que tengas. Por ejemplo... —Se acercó a su oído para murmurar—: Podría incluso liberar a estas anémonas si se lo pidieras.
—¿¡QUÉ!? —exclamaron Ace, Deuce y Grim con incredulidad ante el hecho de que acababan de proponer una manera de liberarlos del trabajo forzado.
—Por supuesto, comprenderás que no será gratis —aclaró Jade mientras su hermano y él le devolvían a Yuu el espacio personal.
El prefecto se llevó una mano al pecho, tratando de mantener la calma, pero el repentino ardor que sintió en su hombro izquierdo no ayudó en nada. Además, le parecía realmente sospechoso que las mismas personas que habían comenzado aquel dilema le estuvieran sirviendo ahora una solución en bandeja y aquello solo podía significar una cosa...
Jack chasqueó la lengua con furia.
—Así que eso era lo que pretendíais: queréis que Yuu también haga un trato con él —respondió, llegando a la misma conclusión y comprendiendo ahora la forma en que Azul se los había quedado mirando el día anterior.
—Vamos, no nos enseñes los colmillos; parece ser que las criaturas de tierra recurren rápidamente a la violencia —replicó Jade, añadiendo un toque burlón a su permanente sonrisa.
Floyd se apoyó en el hombro de su hermano, esbozando una sonrisa tenebrosa.
—Tan solo os lo estábamos ofreciendo con toda la amabilidad de nuestros corazones, ¿verdad, Jade?
—Sí, Floyd. Después de todo, somos incapaces de dejar pobres almas sin sol a su suerte.
Ambos se rieron de forma siniestra e inquietante, revelando una vez más sus dos líneas de dientes afilados de aspecto casi inhumano...
—Si estás interesado en nuestra sugerencia, no dudes en visitarnos en Mostro Lounge hoy a las 9 de la noche; te estaremos esperando con un delicioso té —ofreció Jade una vez más con formalidad, como si no acabara de actuar de forma sospechosa.
—Te estaremos esperando, Pequeña Gamba —se despidió Floyd con una adorable sonrisa mientras le daba una amigable palmada en el hombro antes de marcharse finalmente con su hermano.
Cuando se fueron, Yuu necesitó inspirar profundamente; había estado conteniendo el aliento durante la presencia de aquellos gemelos.
Grim y los estudiantes de Heartslabyul no se demoraron en procesar lo que acababa de ocurrir.
—Esto significa... —comenzó Deuce, conteniendo la emoción.
—Que si haces un trato con Azul y lo derrotas... —continuó Grim.
—Y dependiendo de cómo salga, ¿¡seremos libres!? —finalizó Ace.
—¡¡Por favor, Yuu!! ¡¡Gana contra ese tipo!! —imploraron los tres al unísono.
—No habéis tardado ni un segundo —bufó Jack, incrédulo ante la desesperación del trío.
—¡Alguien que no tiene una anémona en la cabeza no podrá comprender nuestro dolor! —respondió Grim, ofendido.
—Os lo habéis buscado vosotros mismos por haber hecho trampa en el examen.
—Ya lo sé, y hemos aprendido la lección, lo juro —insistió Ace, deseando ya que su castigo terminara de una vez.
—Es cierto, no lo volveré a hacer —murmuró Deuce, mostrando arrepentimiento—. Y si suspendo, ¡aceptaré mi destino...!
Jack frunció el ceño ante la exageración dramática de Deuce.
—Solo di que harás un esfuerzo para no sacar mala nota —farfulló antes de volverse al prefecto—. Bueno, ¿qué piensas hacer, Yuu? ¿Vas a seguirles la corriente?
Yuu apretó los puños. Sabía que aquella tentadora oferta para resolver el problema no era completamente de fiar y no sabía que podría exigirle Azul a cambio; pero habían pasado tan solo unos minutos desde que se habían quedado sin ideas para derrotarlo, viendo lo competente que era.
—Supongo que no pasará nada por escucharlo —respondió—. Además, esta podría ser nuestra oportunidad.
Grim abrió los ojos con admiración, agradeciendo que su "secuaz" no lo dejara de lado cuando más lo necesitaba.
—¡Esta es la primera vez que te veo como prefecto! —admitió, tratando de aguantar las lágrimas.
Jack gruñó tanto por la audacia de los tres chicos con anémonas como por la decisión del prefecto.
—Supongo que no queda de otra —farfulló—. Podría ser peligroso si vas solo, así que iré contigo.
—¿De verdad? —parpadeó Yuu, sorprendido. No creía que Jack fuera a ayudarlo más allá de observar a Azul.
—¡Oooh! ¡Pero qué majo eres, Jack! —exclamó Ace alegremente.
Jack frunció el ceño, nervioso.
—¡No me malinterpretéis! Simplemente estoy en contra de lo que Azul está haciendo —insistió, aunque esta vez no sonó tan convincente para Yuu—. Y me cabrea haber perdido contra un puñado de gente que solo usó la fuerza de otra persona para aprobar.
Antes de que alguien pudiera decir algo más, las anémonas en las cabezas comenzaron a moverse antes de tirar de Grim y de los estudiantes de Heartslabyul, causándoles daño.
—¡Las anémonas nos están arrastrando otra vez! —gimió Deuce entre dientes mientras se llevaba las manos a la cabeza.
—¡Au, au, au, au! ¿¡De verdad nos hará trabajar incluso a la hora de comer!? —exclamó Ace, indignado, sabiendo que no podía combatir contra el movimiento forzado.
—¡Contamos contigo, Yuu! —exclamó Grim con lágrimas entre los ojos antes de seguir a los otros dos entre pasos torpes y quejidos bajo la preocupada mirada de Yuu.
—Madre mía... Esos no van a cambiar nunca —farfulló Jack, atónito ante la nueva ridícula escena que acababa de presenciar—. Pero bueno, esta noche iremos a Monstro Lounge, ¿verdad?
Una vez puesto pie allí, no habría vuelta atrás y Yuu lo sabía; pero él ya había tomado su decisión.
—Sí —asintió—. Tendré que avisar a Yukiko de que voy a estar fuera.
Una vez terminada la hora de comer, ambos retomaron las clases y finalizaron el día. Al salir de clase con Yukiko, regresaron al dormitorio Ramshackle y le resumieron lo que había ocurrido y lo que tenían planeado hacer. Tal y como él había supuesto, a ella no le gustó la idea.
—¿De verdad piensas ir allí? ¡Es de locos! —le dijo a Yuu—. ¡Podría ser peligroso!
—Voy a estar con Jack, no voy a estar solo —respondió este para intentar calmarla.
—Pero ¿y si te hacen firmar un contrato con él? Grim y los demás hicieron eso y mira cómo acabaron —señaló ella—. Tú no tienes magia, ¡a saber qué te exigirán a cambio!
—Lo sé, pero ¿qué otra opción tenemos? Y si lo hace, solo escucharé lo que me proponga; no puedo desaprovechar esta oportunidad.
A Yukiko tampoco se le ocurría una alternativa mejor. Aquel líder de dormitorio era un gran usuario de la magia y podía usar la fuerza bruta por medio de sus dos secuaces, quienes habían barrido una sala entera de estudiantes en cuestión de minutos. Incluso si ella quisiera, no podía ir ella misma a enfrentarse a puño limpio contra ellos, menos aún usar su magia que aún estaba intentando controlar.
—Aún así, ¿¡de verdad tienes que hacer esto tú!? Crowley debería ser capaz de resolver esto, él es el director —exclamó—. ¿O por lo menos los profesores?
—Recuerda lo que te dijimos ayer: ese tipo es capaz de poner hasta al director entre la espada y la pared, así que no va a ser de mucha ayuda —respondió Jack.
—Es verdad, podría ser malo para la escuela. Teme que vaya a pedirle algo incluso más grande que todo esto —añadió Yuu—. Además, no hago solo esto porque me lo diga él, piensa en Grim y los demás. ¿Recuerdas lo cansado que estaba Grim cuando llegó a casa por la noche? Esta será la forma de salvarlo.
Eran casi la medianoche cuando Grim había vuelto a casa tras su primer día de trabajos forzados y muchos estudiantes de Savanaclaw habían pasado por lo mismo; incluso Epel había contado por lo menos diez de Pomefiore que habían mordido el anzuelo.
Y por si eso fuera poco, ella podría estar en la misma situación: a ella también le habían ofrecido una oferta muy tentadora para ayudarla a estudiar los contenidos de un mes entero de clase y aprobar con buenas notas... De no ser de la advertencia de Leona y del mal rollo que le habían dado aquellos gemelos, era muy probable que ella también hubiera recibido una anémona en la cabeza.
—Vale, pero dejadme ir con vosotros —insistió—. Al menos estaré allí contigo si algo te pasa.
—Yo no lo recomendaría, será mejor si somos menos —objetó Jack—. Además, ¿no dijiste que ya tenías planes?
Lilia y Cater la habían invitado a pasar la tarde con ellos en su pequeño club de música e iban a presentarle el líder de dormitorio de Scarabia, diciendo que harían muy buenas migas. Tenía ganas de ir, pero con la situación actual ya no estaba tan segura.
—Lo sé, pero seguro que lo comprenderán sí...
—Yuki, sé que estás preocupada, yo también lo estoy; pero seguro que estaré bien con Jack —la interrumpió Yuu con calma y la sujetó suavemente por los hombros—. Sé que quieres protegerme, pero míralo de esta forma: esta vez seré yo el que te proteja, ¿qué te parece? Y tampoco es que vaya a echarme en combate contra ellos, no me van a hacer daño.
Yukiko resopló con frustración. Fuera por decisión propia o por su trato con Crowley, su hermano no estaba en posición de cambiar de idea. Además, no era como si él fuera a adentrarse en un dormitorio repleto de estudiantes violentos como Savanaclaw.
—De acuerdo, pero ten cuidado, ¿vale? —asintió finalmente—. Solo espero que no tengas que firmar nada.
Horas después, justo a las 9 de la noche, Jack y Yuu entraron en el edificio sumergido de Octavinelle y se dirigieron directamente al Monstro Lounge.
—Vaya, este sitio se ve bastante animado —comentó Yuu tras atravesar la puerta, admirando aquel restaurante en todo su esplendor.
—De ahora en adelante estamos en territorio enemigo, no bajes la guardia —le recordó Jack mientras revisaba el lugar con atención.
Sonaba una suave música jazz de fondo y el local presentaba un ambiente elegante y ajetreado: clientes cenando y camareros vestidos con el uniforme de dormitorio de Octavinelle sirviendo platos y bebidas. Cabía mencionar que casi todos los trabajadores allí tenían una anémona en la cabeza, dejando en claro que no estaban allí por voluntad propia.
Demostrando que los habían estado esperando, dos caras familiares se acercaron a ellos nada más verlos.
—Ah, Pequeña Gamba. Bienvenido —lo recibió Floyd con una sonrisa—. Y veo que el Pequeño Erizo de Mar ha venido aquí contigo.
—¡Te he dicho que no soy un erizo de mar! —exclamó Jack con enfado, harto de aquel apodo absurdo.
—Vaya, vaya. Muchas gracias por venir con tan poca antelación —los saludó Jade con formalidad—. Bienvenidos a Monstro Lounge. ¿Es esta la primera vez que nos visitan?
Otra pregunta retórica que Jack encontró bastante absurda, ya que habían estado allí el día anterior y Jade debía saberlo perfectamente.
—Me he dado cuenta antes, pero ¿tanto te gusta hacer preguntas de las que ya sabes la respuesta? —preguntó a su vez, irritado.
—Es solo para asegurarme —rio Jade en respuesta antes de comenzar la presentación de su local—. Pues bien, antes de hablar de negocios, permitidme explicar algunas de las reglas de nuestro establecimiento —Se aclaró la garganta—. Monstro Lounge es un espacio social para caballeros, así que las peleas y disputas de todo tipo están completamente prohibidas; y sin importar de qué dormitorio sean, aquí deben respetar y cumplir con las normas de Octavinelle. Sigan nuestras reglas y disfruten de nuestro local. Dicho esto, queridos clientes, ¿en qué les podemos servir?
Inspirando aire para calmarse, Yuu reunió el valor suficiente para mirarlo directamente a los ojos.
—Quiero hablar con tu jefe sobre la situación de las anémonas —respondió, yendo directo al grano.
Viendo que estaba ocurriendo lo esperado, Jade se rio suavemente.
—Como desee... En este momento, nuestro jefe se encuentra ocupado hablando con otro cliente, ¿puedo pedirles esperar un momento, por favor? —Pareció recordar algo—. Ah, cierto. Le requerimos que pida por lo menos una bebida para ofrecerle nuestros servicios, así que asegúrese de hacerlo. —Antes de que pudieran decir nada, se dio la vuelta e hizo un gesto a dos camareros cercanos—. Señores Anémonas, ¿podríais venir aquí y tomar el pedido de nuestro nuevo cliente?
Yuu dio un respingo al reconocer a Ace y Deuce, vestidos también con el uniforme de dormitorio de Octavinelle; parecían ocupados y agotados, pero no pudo evitar pensar en lo elegantes que se veían.
—Lo siento, pero aún tengo que servir estas bebidas —se negó Deuce y mostró las dos bandejas que sujetaba en cada mano.
—¡Estamos ocupados! Eso puedes hacerlo tú mismo, ¿no? —se atrevió a exclamar Ace, agarrando su bandeja con enfado—. ¡Verte tan tranquilo sin hacer nada mientras nosotros nos matamos a trabajar me pone de los nervios!
No contento con la desobediencia de sus trabajadores, Jade sacó su pluma mágica.
—Sois bastante descarados para ser unas anémonas de mar —dijo con seriedad y, con un movimiento de su gema, las anémonas en sus cabezas se estiraron bruscamente, causándoles un fuerte dolor.
—¡Deja de tirar! —exclamó Deuce mientras hacía un esfuerzo descomunal en evitar que se le cayera el contenido de las bandejas.
Jack y Yuu miraron con horror la forma en que los estaban tratando.
—Azul nos dejó a cargo de entrenar a los nuevos trabajadores, así que debo asegurarme de disciplinar aquellos que no respeten nuestra autoridad —se limitó a responder Jade y le hizo un gesto con la mirada a Floyd, quien lo comprendió enseguida y se dispuso a tirar de las anémonas con sus propias manos, usando aún más fuerza.
—¡Aah, au, au, au! ¡De acuerdo, lo pillo! —chilló Deuce.
Yuu no pudo aguantar más y dio varios pasos adelante.
—¡Por favor, parad! ¡Eso ya es demasiado! —imploró.
—Oh vaya, esto es un problema, querido cliente; creo haber dicho que mientras estéis aquí en nuestro establecimiento, debéis seguir nuestras reglas —dijo Jade con una sonrisa que no mostraba compasión alguna.
—Y podemos apretujar a todo aquel que no escuche lo que les decimos~ —añadió Floyd, divertido, reduciendo el agarre pero sin dejar de soltar.
—¿Las normas? Solo estamos diciendo que nos pone enfermos veros maltratar a los nuevos —respondió Jack, enfadado; no los veía muy distintos a los estudiantes de su dormitorio que disfrutaban entretenerse con la "carne fresca".
—Entonces, ¿estáis dispuestos a echarnos una mano por aquí en lugar de ellos? —propuso Floyd mientras cruzaba los brazos, soltándolos finalmente.
Ace abrió mucho los ojos al oír eso y sintió el dolor disiparse casi de inmediato.
—Oh, ¡qué buena idea! ¡Hagamos eso! —exclamó, apresurado—. ¡Jack y Yuu serían perfectos para trabajar temporalmente! Yuu incluso tiene experiencia por haber trabajado antes como camarero~.
—¡Eh, no decidas por tu cuenta, idiota! —exclamó Jack, que no había ido allí para trabajar y menos así de repente.
Por otra parte, Jade se llevó una mano al mentón, considerando la idea.
—No me importa siempre y cuando os toméis el trabajo en serio...
—¡Estamos cansados! —imploró Ace mientras se agarraba al brazo de Jack, incomodándolo—. Es súper duro, Grim está lavando los platos y tiene el cuerpo hasta arriba de burbujas. ¡Por favor!
Jack y Yuu intercambiaron una mirada incómoda, preguntándose si deberían acceder a ayudar.
—Bueno, tampoco es que tengamos mucho más que hacer mientras esperamos a Azul, así que... —comentó Yuu, sin sentirse realmente en contra, y se quitó la chaqueta del uniforme para anudársela alrededor de la cintura y trabajar con más comodidad.
Y con eso, Jack suspiró con frustración y le dio una palmada en el hombro.
—Está bien... —aceptó y se quitó la chaqueta él también—. Terminemos cuanto antes para irme a la cama.
—¿Eh? Pero si son solo las 9, ¿a qué hora sueles irte a dormir? —preguntó Ace, que solía irse a la cama entre las 11 de la noche o a la medianoche, a pesar de las normas de su dormitorio, y aquella hora le parecía acostarse temprano.
—Siempre estoy en la cama a las 10 —reveló Jack, dejándolo boquiabierto.
—¡Sí que eres un buen chico!
—Eso significa que Pequeña Gamba y Pequeño Erizo de Mar van a echar una mano por aquí, ¿verdad? —los interrumpió Floyd y le quitó una de las bandejas a Deuce para tenderla hacia Yuu—. Muy bien, entonces empieza sirviendo esta bebida a la mesa 3.
—Eh, ¡la bebida que pedí no ha llegado aún! —exclamó un cliente que estaba comenzando a perder la paciencia.
—¡Enseguida va! —exclamó Deuce en respuesta y se apresuró a atenderlo.
—Como acabáis de ver, no debéis hacer esperar a los clientes por mucho tiempo —les indicó Jade a los nuevos ayudantes—. Y Jack, trata de ser lo más cortés posible al atenderlos.
—Pfft. Es cierto que Jack tiene una cara que da miedo —se mofó Ace.
—¿Qué? Es mi cara de siempre —respondió Jack, sin encontrar sentido a lo que decían.
—Vamos, no os escaqueéis; estaremos vigilando~ —urgió Floyd y le dio la bandeja a Yuu sin mucho cuidado—. Mesa 3~.
Yuu suspiró y miró a su alrededor, tratando de localizar la mesa indicada; pudo notar que el lugar estaba lleno de gente y aún quedaban muchas cosas pendientes por hacer, como clientes sin atender y mesas con platos y vasos vacíos sin retirar. También pudo notar que algunos de los trabajadores, especialmente los que tenían la anémona en la cabeza, no habían trabajado en algo así antes, por lo que se veían nerviosos o tenían dificultad en realizar algunas de las actividades asignadas. Había pasado un tiempo desde que Yukiko y él habían trabajado en aquel puesto a tiempo parcial en el café cerca de su hogar, ofrecido por la gerente, que era amiga de su madre y había visto potencial en ellos tras verlos ayudar en la guardería. Sin embargo, las condiciones de trabajo allí eran mucho más distintas que en aquel lugar.
—Vale, Ace dijo que tienes experiencia en esto, ¿por dónde comenzamos? —preguntó Jack, asumiendo que era cierto—. Pregunto porque nunca he hecho algo como esto.
No queriendo perder más tiempo, echó un último vistazo y, al final, no hubo mucho problema para dar indicaciones.
—Muy bien. Jack, ve a las mesas y tómales el pedido a los clientes. Y Ace, cuando termines de servir esas bandejas, recoge los platos vacíos y llévalos a la cocina. Yo me ocuparé de servir los platos.
—¿Y yo qué hago? —preguntó Deuce, regresando con ellos.
—¿Puedes encargarte de las bebidas?
—Yo no contaría con él, se ha equivocado dos veces al prepararlas antes —reprochó Ace, ganándose una mirada enfadada de Deuce.
—¿Entonces te encargas tú de las bebidas y Deuce de los platos? —preguntó Yuu, cambiando el orden de los puestos.
Satisfechos con aquella organización, los tres asintieron y se pusieron manos a la obra.
Jack se dedicó a tomar nota de los pedidos de los clientes, ayudando a disminuir la impaciencia en el ambiente; Ace se encargó de las bebidas sin mucho problema y Yuu se ocupó de servirlas en sus respectivas mesas, guiándose por los números de cada una, y Deuce se ocupó de los platos, llegando incluso a echarle una mano a Grim en lavarlos.
Gracias a las nuevas adiciones, Ace y Deuce sintieron que podían respirar con un poco más de calma.
—Es mucho más fácil teniéndote aquí, Jack —admitió Ace—. Creía que ibas a estar refunfuñando, pero se te ha dado bien.
—No es tan difícil una vez entiendes cómo va la cosa, y Yuu también me dio indicaciones —respondió él simplemente.
Observando que todo parecía ir bien con el pequeño cambio, los gemelos se acercaron nuevamente.
—Buen trabajo, seguid así —dijo Jade con aprobación—. Aún quedan clientes, así que no os entretengáis mucho más.
—¡Disculpad! ¿Alguien nos puede servir? —exclamó un estudiante de Scarabia cercano.
—Se me ha caído el tenedor al suelo, ¿puedo pedir otro? —solicitó un estudiante de Octavinelle que no trabajaba allí.
—¡Enseguida voy! —exclamó Yuu antes de volver al trabajo.
En eso, Jack detuvo a otro camarero que estaba sirviendo un plato de pasta con marisco.
—Espera, esa es la orden que debería ir a la mesa 7; lo sé porque tomé el pedido.
—Oh, ya veo... —comentó el joven, nervioso por el semblante serio de Jack, pero comprendiendo su error—. Gracias.
Jade y Floyd continuaron observando con atención. Momentos después, ya no quedaban clientes esperando y aquellos que ya estaban satisfechos se fueron marchando, disminuyendo la cantidad de trabajo.
—Muy bien, ya me he ocupado de mi parte —anunció Jack, agotado pero satisfecho, mientras los dos pobres estudiantes de Heartslabyul trataban de recuperarse tras el arduo trabajo—. Por fin se ha calmado la cosa.
—Aunque fue bastante duro... —jadeó Deuce.
—Buen trabajo, chicos —los felicitó Yuu mientras regresaba al grupo, no teniendo nada más que servir.
—Muy bien, muy bien~. Sois bastantes buenos en esto —comentó Floyd alegremente—. Muchas gracias por vuestra ayuda, vosotros dos. Eh, Pequeña Gamba, se nota que has trabajado en esto antes, ¿crees que puedes continuar un poco más?
Fueron interrumpidos cuando un aplauso tranquilo resonó cerca.
—Habéis demostrado una gran habilidad para lidiar con tanto trabajo; debo admitir que habéis sido de mucha ayuda —dijo una suave voz familiar detrás de ellos.
Yuu y Jack reconocieron de inmediato al líder de dormitorio de Octavinelle, esbozando una sonrisa serena que transmitía un aire de misterio.
—¡AZUL! —exclamó Jack, furioso. Por fin se veían cara a cara con el causante del dilema en el que estaban envueltos; Yuu se apresuró en volver a ponerse la chaqueta y alisársela, sabiendo lo que le esperaba.
—Siento mucho la espera. La sala VIP se encuentra ahora disponible; seguidme por aquí, por favor —indicó Azul mientras mostraba una gran entrada que simulaba la de una caverna en el fondo del mar—. Jade, Floyd. Preparad té para nuestros invitados.
—Entendido —respondieron ambos gemelos a la vez, cuyas expresiones delataban estar deseando ver lo que acontecería en esta negociación.
Acompañado de Jack y con el corazón en un puño, Yuu siguió a Azul con paso lento. Echó una última mirada hacia Ace y Deuce, ambos mirándolo con intriga y preocupación. En señal de apoyo, Ace le levantó el pulgar y asintió con la cabeza para darle seguridad.
—Aguantad solo un poco más —les dijo Yuu con una pequeña sonrisa antes de irse.
Aquel era el momento. Costaba imaginar qué podría pasar a partir de ahora, pero ya habían llegado demasiado lejos como para echarse atrás.
[Publicado el 9/3/2024].
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro