32. El Despertar
Durante su visita a la enfermería en la tarde anterior al torneo de Magical Shift, Lilia hizo un gesto con la mano sobre las rosas. Un brillo color verde lima cayó sobre ellas y los diminutos bordes oscurecidos de sus pétalos adquirieron un intenso color rojo en un abrir y cerrar de ojos.
—¡Guau! ¡Las flores se ven un poco mejor! —exclamó Grim, atónito, y se puso de pie sobre la cama para verlas de cerca.
—¡Increíble! —murmuró Yuu, impresionado.
Lilia rio divertido.
—Esto es algo muy simple para mí, pero vuestras reacciones delatan que nunca antes habíais visto nada igual.
—¡No, yo jamás me habría imaginado esto, sabes! —exclamó Grim.
Yuu negó con la cabeza.
—Yo tampoco. Bueno, no hasta hace poco.
—Cierto, me imagino que debe ser mucho más extraordinario para alguien que concebía la magia como algo inexistente hasta hace poco —añadió Lilia.
—Sí, en casa no hay nadie que tenga poderes mágicos como este —respondió Yuu mientras señalaba las rosas.
—¿Significa eso que tampoco existen seres que viven de la magia, como hadas o monstruos? —preguntó Lilia, sorprendido.
Yuu esbozó una tímida sonrisa y se encogió de hombros.
—No que se sepa y esté mundialmente confirmado —respondió.
—Lo volveré a decir, ¡qué mundo tan aburrido! —exclamó Grim con incredulidad—. ¿Cómo puede alguien vivir sin hacer hechizos guays tipo bang-bang?
Lilia se llevó una mano al mentón con aire pensativo.
—Personalmente me cuesta imaginarme un mundo en el que no exista la magia, pero estoy seguro de que debe tener sus propias cualidades buenas que lo vuelven único —dijo.
Yuu se rio.
—Tiene sus ventajas y desventajas, nos las apañamos allí de alguna forma u otra—. Miró el rostro dormido de la chica. Se veía tan tranquila... Sin embargo, no despertaba ni reaccionaba con la gente conversando delante de ella, el único movimiento hacía era su respiración—. Pero muchas gracias, Lilia, a ella también le habría impresionado esto —añadió mientras esbozaba otra pequeña sonrisa.
—No es nada, esto es solo un pequeño detalle. Así estas pequeñajas se mantendrán frescas hasta el día en que nuestra recién llegada despierte finalmente.
—Nos dijeron que no debería llevarle mucho tiempo despertar, pero ya han pasado días... —comentó Grim con un poco de impaciencia.
—Será en cualquier momento, he visto gente que cayó inconsciente y que acabó despertándose tarde o temprano —dijo Lilia—. Incluso conocí a alguien que tardó aproximadamente un mes.
Yuu dio un pequeño respingo asustado y Lilia se dio cuenta de que debía corregirse antes de que se angustiara.
—¡Oh! Pero él había sufrido un coma tras un severo golpe en la cabeza y pérdidas de sangre, y aún así se acabó despertando sano y salvo. No creo que a Yuki le lleve tanto tiempo como a él.
—¿¡Qué narices pasó para que le ocurriera todo eso!? —preguntó Grim, estupefacto.
—Esa es una historia para otra ocasión —respondió Lilia con una enigmática sonrisa antes de fijarse en Yukiko—. A lo que me refiero es que hay que tener fe en que se pondrá en pie rápidamente cuando abra los ojos, como la princesa de la leyenda.
—¿Eh? ¿Qué princesa? —preguntó Grim con curiosidad, ahora más tranquilo.
—Oh, ¿no habéis oído la leyenda de la princesa durmiente? —preguntó Lilia con una sorprendida sonrisa—. Es una famosa historia de mi hogar, el Valle de las Espinas. Yo solía contársela a Malleus y a Silver cuando eran pequeños.
Yuu ya sabía que Silver era el joven de pelo plateado que iba a participar con ellos en el contraataque y había prestado su uniforme de dormitorio a Cater para el plan, pero era incapaz de poner cara a aquel otro nombre que había oído tantas veces.
—¿Al líder de dormitorio de Diasomnia? —preguntó, curioso.
—Sí, ¡nuestro ilustre líder y príncipe heredero del Valle de las Espinas! Me imagino que habrás oído hablar de él.
—He oído varias cosas. Pero no lo he visto nunca, así que no sé si serán verdad.
Como si no se esperara oír eso, Lilia abrió los ojos como platos.
—¿De verdad? ¿No has llegado siquiera a verlo por la escuela?
Yuu negó con la cabeza.
—Que yo sepa no.
—Yo tampoco. ¿Es cierto que da mucho miedo? —preguntó Grim antes de fruncir el ceño—. ¿Acaso existe de verdad?
—Para ser sincero, ya llevo días pensando que no hay nadie que dé más miedo que Leona... —confesó Yuu.
Lilia miró a Grim por un segundo, después a Yuu, y finalmente resolló antes de llevarse una mano a la cabeza y reírse en una alegre carcajada.
—¿Eh? ¿Qué pasa? —preguntó Grim, atónito—. ¿Hemos dicho algo gracioso?
—No, no. Disculpadme, pero ¡esto realmente no me lo esperaba! —exclamó Lilia antes de calmarse y regresar al tema principal—. En fin, en esa historia se cuenta que una hermosa princesa cayó víctima de un poderoso hechizo por accidente. Tras eso fue sometida a un largo letargo hasta que su amado príncipe lo rompió con un beso de amor.
—¡Suena similar a un cuento de mi mundo! —comentó Yuu, sorprendido—. También me pareció leer algo similar en uno de los libros de la biblioteca, pero aún no me he parado a leerlo con atención.
Por un segundo le pareció extraño no sentir nada en el hombro izquierdo ni alguna sensación de familiaridad, como algunas veces ocurría al ver o escuchar cosas que tenían que ver con historias, anécdotas o leyendas...
—¡Puaj! Qué asco... —se quejó Grim de solo pensar la escena del beso mientras sacaba la lengua—. ¡Y qué cursi!
—Grim —dijo Yuu con una suave severidad mientras alzaba una ceja para dejarle en claro que debía tener cuidado con lo que decía.
Por otra parte, Lilia se rio suavemente.
—Es una de las típicas historias cuya moraleja transmite que el amor prevalece sobre lo malo, pero supongo que a algunos jóvenes no les apasiona tanto el romance. Aunque se trate solo de una leyenda, nuestra Yuki aquí se despertará en cuanto se encuentre mejor —colocó una mano sobre el hombro de Yuu—. Y yo sinceramente pienso que podría despertarse en cualquier momento, solo debes tener un poco más de paciencia y lo verás.
—Gracias —murmuró Yuu, conmovido.
—Y puede que este caso no se trate de un hechizo, pero a lo mejor ayuda si le das un beso —dijo Lilia alegremente—. El amor no tiene que ser exclusivamente romántico, ¿sabes? También puede ser familiar, filial o incluso fraternal.
—Le he dado un par de besos en la frente durante estos últimos días —comentó Yuu antes de reír suavemente—. ¿Significa eso que se despertará antes?
—¿Quién sabe? ¡A lo mejor! —exclamó Lilia, divertido—. Oh, cierto. Vosotros dos podéis quedaros un poco más, pero yo debería irme yendo al dormitorio Heartslabyul; Riddle y los demás deben de estar esperándonos.
—Íbamos a irnos de todas formas, vamos contigo —dijo Yuu antes de ponerse de pie y ayudar a Grim bajarse de la cama.
Pero esperó un momento a que ambos se alejaran para terminar de despedirse de su hermana. Volvió a acercarse a ella y le dio un beso más en la frente.
—A ver si cuela —le susurró con una tierna sonrisa antes de apresurarse en alcanzar a los otros dos.
Era ciertamente imposible que unos besos hicieran que una persona inconsciente por causas físicas se despertara más rápido, pero eso no quitaba que durante la noche siguiente una chica en particular reaccionara finalmente ante muchas carcajadas y una alegre voz infantil que parecía estar hablando con ella.
—Yuu... ¿Puedes ocuparte tú de este? ...Tengo sueño...
Yukiko se movió levemente sobre la cama. La emoción fue tan intensa que Yuu se cubrió la boca con una mano mientras se preguntaba si estaba pasando lo que él creía que estaba pasando, o si el golpe en la cabeza le estaba causando alucinaciones de mal gusto. Pero aquello último no podía ser porque las orejas de Grim y de los tres hombres bestia allí también se habían movido de forma involuntaria.
El silencio reinó sobre la enfermería mientras todos los pares de ojos se dirigían al origen del murmullo.
—Espera, ¿qué? —preguntó Ace en voz alta, atónito.
—¿Yukiko? —murmuró Yuu, esperanzado.
—¡Mirad, se está despertando! —exclamó Cheka alegremente, a pesar de ser el único que no comprendía el contexto de la situación.
La chica volvió a gemir quejosa mientras estiraba sus entumecidas extremidades y se llevaba una mano a la cara para frotarse los ojos. Tras escuchar aquella voz infantil, el primer pensamiento que le había llegado a la cabeza era creer haberse quedado dormida en la guardería durante la hora de la siesta, pero se acordó brevemente del extraño sueño que había tenido con su hermano en el que un hombre con orejas de león se lamentaba de sus limitaciones para ser rey.
Sin ser consciente de que estaba siendo observada bajo varias miradas, bostezó y abrió los ojos muy lentamente. Lo primero que pudo distinguir fue una mata de pelo anaranjado acompañada de unas pequeñas orejas de animal.
—¡Buenos días! —la saludó Cheka—. O más bien buenas noches, porque ahora está oscuro y las estrellas están en el cielo.
Terminó de aclarar tanto la mente como la vista lo suficiente para distinguir un niño pequeño mirándola fijamente con sus grandes y brillantes ojos a pocos centímetros de su cara. Dio un suave respingo sorprendido y se sentó con cuidado sobre la cama.
—Hola, pequeñín... —lo saludó, algo confundida, pero enternecida por lo adorable que era. Tragó saliva para intentar reducir la sequedad en su boca y hablar con claridad—. Em... ¿Cómo te llamas?
—Me llamo Cheka. ¡Oh, qué ojos tan bonitos tienes! Son azules, como los de mi mejor amiga, Nia, pero los tuyos son más oscuros. Ella los tiene de color azul clarito.
—Oh, ¿de verdad?
—Sí, ¡y mi mamá también!
Yukiko iba a decir algo, pero fue interrumpida por el alegre chillido de Grim:
—¡FGNAA! ¡¡Por fin abrió los ojooos!!
Tras el sobresalto, acabó por darse cuenta de que no solo había despertado en un sitio desconocido, sino también que Cheka no era el único que estaba allí con ella. Inspeccionó con la vista los rostros más alejados hasta reconocer aquel que más emocionado estaba por verla.
—¿Yuu...?
—¡Yuki! —exclamó Yuu mientras se quitaba la manta y se ponía de pie.
—¡Cuidado, que estás herido! —dijo Deuce con preocupación mientras estiraba un brazo para ralentizarlo, pero Yuu apenas lo escuchó y se sentó en el borde de la cama de su hermana.
—¡Estás despierta! —exclamó Yuu con una gran sonrisa. Al no querer abrumarla con un fuerte abrazo nada más despertar, se limitó a colocar una mano sobre la de ella.
—¡Quedaos aquí, voy a buscar al director! —indicó Jack antes de salir rápidamente al pasillo.
Como si dudara de lo que estaba pasando, Yukiko volvió a mirar a su alrededor.
—¿Estamos... en otro sueño? —preguntó.
Yuu negó con la cabeza y apretó su mano con un poco más de intensidad.
—No, esta vez no. ¡Estás tan despierta como yo...! —pudo decir con voz rota por la emoción. Aunque técnicamente se habían visto hacía tan solo unas horas atrás, la alegría de poder volver hablar con ella fuera de los sueños era rebosante—. ¡Por fin has vuelto!
Yukiko se dio cuenta de que la elaborada túnica que llevaba puesta al despertar por primera vez estaba doblada cuidadosamente sobre una silla que había allí cerca. Casi se había olvidado de ella, pero aquello y lo real que parecía todo la terminó de convencer de que todo estaba pasando de verdad. Lo miró con emoción antes de envolverlo en un abrazo que no tardó en ser devuelto.
—Odio haberte preocupado tanto...
—¡No digas eso! Lo que importa es que estás bien. Y estás aquí.
Aún sentado en la cama, Cheka miraba a los mellizos con una combinación de curiosidad y confusión.
—¿Eh? ¿Qué está pasando aquí? —preguntó inocentemente.
Aquella fue la señal para que Leona decidiera finalmente sacar a su sobrino de allí, no solo estaba haciendo mucho ruido, tampoco quería que él interrumpiera el esperado reencuentro de los hermanos.
—Vámonos, Cheka. Vamos a buscar al grandullón y al larguirucho para que vuelvas a casa.
—¿¡Qué!? ¡No, no quiero! ¡Quiero hablar más con la chica! —se negó Cheka mientras se alejaba de los brazos de Leona.
—Eso ya será otro día. La chica está muy cansada y tus guardaespaldas deben de estar aterrados. —Leona acabó por suspirar antes de formular una propuesta que sabía que Cheka no iba a rechazar—. Hablaré de Magift contigo si nos vamos ahora mismo.
La mirada de Cheka se iluminó inmediatamente.
—¿De verdad? ¡¡Síii!! ¡Adiós, señorita! Me voy con el tiíto Leona —exclamó.
—Qué rápido ha cambiado de opinión el pequeñajo... —murmuró Ruggie, sorprendido.
Mientras era agarrado en brazos de su tío, Cheka se despidió con la mano y Yukiko sonrió suavemente mientras imitaba el gesto. Al fijarse mejor en Leona, se sorprendió al reconocerlo como el hombre del sueño.
Él le devolvió la mirada por unos segundos antes de esbozar una leve sonrisa extrañamente amable.
—Hey —la saludó antes de irse de la enfermería con Cheka.
Tras estar ahora acompañados por Ruggie y el dúo de Heartslabyul, Grim no tardó en acercarse corriendo a la cama.
A pesar de que se alegraba mucho de ver a su hermano, Yukiko aún no había terminado de procesar lo que estaba ocurriendo.
—¿Dónde estamos? —preguntó mientras volvía a examinar su alrededor.
—En la enfermería de la escuela, te llevaron aquí después de que te desmayaras —respondió Yuu antes de volver a agarrarle la mano—. Ya llevas cinco días aquí...
—¿Cinco? —repitió ella, atónita.
—¡Y por fin que despiertas! No sabíamos cuánto más ibas a tardar —interrumpió Grim, entusiasmado, mientras se subía de un salto a la cama y Yukiko lo miró, sorprendida—. ¿Qué pasa? ¿Me ves tan impresionante que te has quedado sin palabras?
—La acaba de conocer y ya se pone a presumir... —farfulló Ace.
—Es así con todo el mundo —susurró Deuce.
Yuu se rio, logrando calmar un poco la excitación del momento y los señaló uno a uno con la mano.
—Yukiko, este pequeño presumido de aquí es Grim —lo presentó—. Y ellos son nuestros amigos Ace y Deuce. Chicos, mi hermana melliza, Yuki.
Grim no podía dejar en el tendedero la gran ofensa que acababa de sufrir.
—¿¡Pequeño presumido!? ¡¡Yo soy el gran Grim y lo sabes!! —chilló antes de dirigirse a Yukiko—. Eso sí, todo este tiempo me he asegurado de proteger a tu hermano de horribles peligros. ¡Ya me lo agradecerás! —Le tendió una pata—. ¡Un placer!
Al verlo reaccionar y presentarse de esa forma, Yukiko por fin se animó para esbozar una alegre sonrisa y le dio un suave apretón de manos.
—Entonces muchas gracias, Grim. Me alegro de que mi hermano esté a salvo contigo.
—No te fíes mucho de lo que dice. Me ha metido en más problemas que sacarme de ellos —bromeó Yuu.
—¡Serás desagradecido! —lo recriminó Grim.
Antes de que comenzaran una nueva pelea, Ace se acercó a Yukiko y formó un corazón con ambas manos, gesto que le gustaba hacer para saludar a la gente.
—¡Hola! Yo soy Ace Trappola, estoy en la misma clase que tu hermano —le dijo—. Un placer conocerte por fin, Yuu nos ha hablado mucho de ti.
—Hola, Ace —lo saludó Yukiko mientras compartían otro apretón de manos.
Ace se había presentado con su típica personalidad alegre y jovial, pero Deuce se tensó completamente y apretó los puños con fuerza.
—Hola, yo... soy Deuce Spade. Encantado... —fue capaz de murmurar antes de bloquearse por completo y fijar la mirada en el suelo.
—Hola, Deuce —murmuró Yukiko, tenía la cabeza lo suficientemente despejada como para darse cuenta de lo incómodo que se veía—. Eh, ¿ocurre algo?
Habiendo esperado aquella reacción, Ace no pudo evitar una corta risotada.
—Está bien, no te preocupes. Es solo que... —dijo Yuu antes de acercarse una mano a la boca y susurrar con poca discreción—: ...le dan miedo las chicas.
—¡No, no me dan miedo! —replicó Deuce con una molestia teñida con vergüenza—. Es solo que... No suelo hablar con ellas... ¡Lo siento, eso ha sonado fatal! ¡Quería decir...!
—Tranquilo, Deuce. Te he dicho que ella no muerde a menos que le des una razón —Yukiko se rio con la broma de su hermano—. Oh, es verdad —continuó Yuu mientras volvía a señalar a Deuce—. No sé si te acordarás, Yuki, pero fue él quien se paró a ayudarte cuando te empujaron al suelo aquella vez.
—Me lo acabas de recordar —dijo Ace antes de alzar una ceja y esbozar una sonrisa socarrona para Deuce—. Para entonces no estabas tan nervioso, ¿eh?
Deuce se sonrojó aún más.
—¡Dejadme en paz! —exclamó antes de dar un respingo y mirar a Yukiko—. ¡Mis... Mis disculpas! No pretendía alzar la voz...
—No te preocupes, un placer conocerte, Deuce —aseguró Yukiko—. Muchas gracias por ayudarme aquella vez, fuiste muy amable.
Deuce no pudo evitar sonrojarse por la vergüenza, pero se animó lo suficiente como para verla a los ojos y esbozar una pequeña sonrisa.
—No fue nada, no podía dejarte ahí tirada —dijo con un hilo de voz.
—Oye, ¿debería irme? Creo que solo soy un mero espectador aquí —murmuró un abatido Ruggie al sentirse invisible y fuera de lugar, a pesar de seguir en la cama de al lado y presenciar la escena de familia desde el principio.
—No, no hace falta —insistió Yuu antes de señalarlo—. Y este de aquí es Ruggie, está en segundo año. Hemos comenzado a no llevarnos mal con él.
—Menuda forma de presentarme, no te has cortado ni un pelo... —susurró Ruggie, atónito—. Pero en fin, yo soy Ruggie Bucchi. Mucho gusto, compañera de enfermería —la saludó con una sonrisa.
—Hola —le devolvió ella el saludo antes de quedarse mirándolo, aquel peculiar aspecto le sonaba bastante familiar...
—¿Cómo te sientes? —le preguntó Yuu, interrumpiendo sus pensamientos—. ¿Necesitas algo?
—Creo que bien. Un poco cansada, nada más —respondió Yukiko antes de tragar saliva por segunda vez y toser por la sequedad en la garganta—. Pues... ¿Hay agua por aquí?
—Sí, te doy un vaso ahora —dijo Yuu mientras se ponía de pie.
—Más despacio o te harás más daño —le recordó Deuce mientras Yuu buscaba la jarra de agua que estaba sobre el mueble más cercano.
—¿Qué quieres decir? —preguntó Yukiko justo antes de darse cuenta de la venda alrededor de la cabeza de su hermano y alarmarse—. Eh, ¿¡qué te ha pasado ahí!?
—Grim le golpeó en la frente con un disco de metal por accidente —respondió Ace—. Me dolió hasta a mí de solo verlo.
—¿¡Qué!?
—Creételo, fue realmente un accidente. Ya no duele tanto —aseguró Yuu mientras le tendía un vaso desechable con agua.
—Deberías verme jugar Magical Shift, ¡soy genial! —insistió Grim.
Yukiko miró a Grim con una ceja alzada antes de beberse el agua con avidez y sentir la sequedad en su boca y garganta aliviarse con cada trago.
—Solo debes aprender a apuntar a la portería en lugar de una cabeza —dijo Ruggie con burla.
—Sí, sí... —farfulló Grim antes de retornar la vista hacia Yukiko—. Cambiando de tema, déjame decirte que tienes un nombre bastante raro, ¿sabes? Incluso más que el de Yuu —le dijo—. También es mucho más largo y difícil de decir en voz alta.
Yukiko parpadeó curiosa.
—¿En serio? —preguntó mientras dejaba su vaso vacío sobre la mesita de noche a su izquierda.
—Sí, digamos que vuestros nombres son inusuales para nosotros —explicó Ace—. Es por eso que el prefecto nos ha dicho que te llamemos Yuki, para que nos sea más fácil.
—Yo soy el prefecto —aclaró Yuu—. Les dije que así te solemos llamar por casa, ¿te parece bien?
—¡Oh, claro! —asintió Yukiko. Se acordó inmediatamente de que el pequeño Ortho le había dicho algo similar, a pesar de que él era capaz de pronunciar correctamente tanto su nombre como el apellido—. Mis amigos también suelen llamarme así, así que sin problema.
—¡Entonces mejor aún, Yuki! —exclamó Grim mientras alzaba los brazos alegremente.
Aún les quedaba mucho por hablar y Yukiko tenía muchas preguntas en la cabeza, pero todas iban a ser respondidas lo mejor posible en cuanto dos personas entraron en la enfermería con esmero.
—¡Perdón por la espera, he vuelto con el director! —anunció Jack mientras el director se asomaba detrás de él.
Crowley se fijó en el grupo de jóvenes estudiantes y alzó la mano libre con júbilo al reconocer a Yukiko sentada en la cama.
—¡Oh, no puedo creer lo que ven mis ojos! ¡Qué maravilla! —exclamó mientras se acercaba con su elegante bastón—. ¡Esta es una noche realmente memorable!
Todos le dirigieron miradas que oscilaban entre la sorpresa y el pasmo, nadie se esperaba que el director se alegraría tanto de verla finalmente despierta.
—Director —murmuró Deuce al verlo.
Yukiko se sobresaltó al fijarse mejor en aquel hombre de curioso aspecto que se acercaba directamente hacia ella. Aquella voz también se le hacía muy similar a una de las que había escuchado antes, pero no pudo evitar echarse atrás.
—No te asustes, pequeña —le dijo Crowley con una sonrisa tranquilizadora—. Comprendo que debes de estar confundida por la situación en la que te encuentras, pero puedo asegurarte de que aquí estás a salvo.
—Este es el director, Yukiko, el señor Crowley —lo presentó Yuu mientras el director buscaba una silla—. Puedes fiarte de él, me ha estado ayudando mucho todo este tiempo.
—Cierto es, ya que soy muy amable —respondió el director mientras se sentaba al lado de la cama y apoyaba el bastón en la mesa de noche—. Permíteme presentarme: soy Dire Crowley, director de esta escuela y tutor del joven Yuu. Es un gran placer poder hablar contigo finalmente, me han dicho mucho de ti, joven Yuki. He oído también que estabas buscándome con el pequeño Shroud.
—¿Con quién? Ah, sí. Con Ortho —dijo Yukiko al recordar que aquel era su apellido—. Caminamos mucho mientras pensábamos dónde buscarlo, señor.
—Eso me han dicho, ojalá me hubiera dado cuenta más rápido —respondió Crowley, ahora con voz suave—. Supongo que tras despertar en la Sala del Espejo, el pequeño Shroud te habrá explicado qué sitio es este.
—Sí, dijo que estamos en algo como una escuela o academia mágica, ¿verdad?
—Exacto, estamos precisamente en el Night Raven College, una de las más prestigiosas escuelas de magia en Twisted Wonderland —afirmó Crowley.
—¿Twisted... qué...? —preguntó Yukiko, confundida, recordando haber oído aquel nombre con Ortho.
—Ese es el nombre de este mundo —explicó Yuu.
—¿Qué quieres decir con "mundo"? —cuestionó ella. Lo que estaba escuchando le daba una sensación de deja-vú, como si lo hubiera escuchado antes.
—Exactamente lo que suena.
—Esto será mucho de procesar para ti, pero el caso es que has hecho un viaje de tu mundo natal al nuestro, justo como tu hermano aquí —explicó Crowley—. Razón y causa son aún desconocidas.
Yukiko estaba demasiado impactada para decir algo y miró a su hermano.
—Entonces mamá...
Yuu negó la cabeza con melancolía.
—No he sabido nada de ella ni de nadie en casa desde que llegué aquí...
Sin saber qué decir o siquiera qué pensar, ella fijó la mirada sobre la cama en silencio, en un intento de procesar aquella información. Sabiendo cómo se sentía, Yuu le estrechó la mano otra vez.
—¿Cómo te encuentras ahora? —le preguntó Crowley—. ¿Recuerdas algo antes de despertar aquí, en la enfermería?
Ahora que tenía la mente despejada, Yukiko ordenó los hechos previos a los recientes sueños con Yuu que la habían llevado allí.
—Sí. Primero desperté en un ataúd. Después Ortho me encontró, caminamos por ahí, comencé a toser mucho y a sentirme muy mal... Entonces...
Su cuerpo comenzó a temblar a medida que fue pensando en el malestar físico, en aquel siniestro vómito, el tipo que intentó atacarla y las oscuras nubes que le nublaban la vista... Sus ojos se abrieron con horror y se cubrió la boca con una mano para reprimir un grito.
—Eh, eh. Tranquila, ¡ya pasó...! —le dijo Yuu con suavidad mientras la abrazaba—. Ya pasó, ahora estás aquí con nosotros.
Yukiko se estrechó contra él para intentar calmar su respiración entrecortada. Cerró los ojos con fuerza y se repitió mentalmente limitar aquel espantoso recuerdo como una pesadilla.
El director y los demás le dirigieron miradas piadosas. Tras el incidente con Riddle y la batalla contra Leona de hacía tan solo unas horas, sabían bien lo afortunada que era de haber salido a tiempo de algo horrible.
—¿Qué fue lo que me pasó? —preguntó Yukiko cuando se tranquilizó lo suficiente.
—Aquello, jovencita, fue que estuviste a punto de entrar en estado Overblot —respondió Crowley con serenidad antes de tomarse su tiempo en explicarle de qué se trataba, de hablarle del blot y de las precauciones necesarias para evitarlo. Todos lo escucharon con atención, incluso si para el resto se trataba de información que ya había escuchado antes.
—¿Exceso de magia? —repitió ella cuando terminó la explicación—. Es cierto que estaba nerviosa cuando llegué, no sabía dónde estaba y quería encontrar a Yuu en cuanto antes. Pero no hice nada de magia, literalmente no puedo.
—Eso es lo que piensas, joven Yuki, pero a diferencia del joven Yuu, tú realmente puedes hacer magia... O más bien, has empezado a hacerlo.
Crowley comenzó una nueva explicación sobre lo que habían aprendido hasta entonces. No se dejó partes importantes como la fuerte magia que se revolucionaba contra ella y la acumulación de blot que le deterioraba la salud, provocando así fiebre, tos y estornudos violentos.
—¿Mi magia se pone en contra mía? —resumió Yukiko, extrañada, mientras se acariciaba el hombro derecho y notaba la ropa quemada—. ¿Es por eso que vomité... aquello...? —se estremeció de solo pensar en aquel nauseabundo líquido negro y se llevó la mano al estómago.
—El blot suele aparecer en la superficie externa del cuerpo cuando el uso de magia es excedido —asintió Crowley—. Pero tu caso es lo suficientemente extremo para acumularse también en el interior, nos hemos puesto en contacto con un médico para confirmarlo.
—Usted no me había mencionado nada de eso... —comentó Yuu, sorprendido por aquella nueva revelación.
—Hoy por la mañana vino un médico para hacerle un chequeo, pensaba decírtelo mañana, cuando te recuperaras del golpe —explicó Crowley—. Este caso es extraño, así que hemos hecho un acuerdo de no divulgarlo fuera del territorio escolar mientras no sea necesario.
—Vomitar blot, ¡qué miedo...! —murmuró Grim, asustado.
—Lo bueno es que podemos evitarlo —continuó Crowley antes de esbozar una sonrisa—. Alguien que sabe de tu caso nos ha dado una solución: esa bonita gargantilla que tienes en el cuello sella tu magia por completo para mantenerla a raya.
Yukiko dio un suave respingo y se llevó una mano al cuello, notando la suave seda de la gargantilla.
—Es verdad, que me lo pusiste aquella vez —dijo mientras le dirigía una sonrisa a Yuu y este asintió.
—También tienes otro blanco —añadió Yuu—. Ese te regulará la magia para que se vuelva normal. Oh, espera, deja que busque la carta —dijo antes de abrir un cajón de la mesa de noche y sacar de ahí la carta entregada por la paloma blanca—. Ten, aquí lo explica todo.
Yukiko comenzó a leerla y repasó lo que acababa de aprender sobre su nueva situación.
—¿Dónde está ese choker blanco? —preguntó mientras lo buscaba con la mirada—. ¿De verdad hará que mi magia sea normal?
—No te preocupes, lo tengo guardado en nuestro dormitorio —respondió Yuu mientras Grim se sentaba a su lado.
—Teniendo en cuenta que la gargantilla negra te ha estado bloqueando la magia a la perfección, podemos confiar en que la blanca funcionará y te regulará los niveles de energía mágica hasta que sean seguros —dijo Crowley.
—¿Solo debe ponerse un choker para regular su magia? —preguntó Ruggie, sorprendido de lo fácil que parecía—. No suena difícil.
—Desgraciadamente no es tan fácil como aparenta —dijo Crowley mientras negaba con la cabeza—. ¿Has llegado a leer esa parte? —Yukiko negó con la cabeza—. Entonces déjame la carta, te resumiré el contenido. —Se aclaró la garganta antes de leer—: para que la gargantilla blanca haga efecto y te regule la magia, debes llevarlo puesto mientras haces magia o estás en continuo movimiento. Y a medida que tú magia se vaya regulando, la gargantilla se irá tiñendo de dorado gradualmente.
—¿Color dorado? Guau... —murmuró Ruggie, impresionado.
—Sigue sin sonar muy difícil —comentó Yukiko—. Puedo hacer ejercicio, así no tendré problema con eso del movimiento continuo.
—Aquí viene la parte difícil —continuó Crowley—. Según esto, tu cuerpo y sus defensas se vuelven sensibles por la producción involuntaria de blot; así que mientras lleves puesta la gargantilla blanca, la magia inestable contribuirá a que tengas una serie de malestares y síntomas secundarios —leyó la carta para enumerar algunos—: tales como mareos, cansancio, estornudos violentos, náuseas, fiebre... Así que no puedes tener la gargantilla blanca puesta todo el rato, tendrás que volver a ponerte la negra nada más te sientas mal.
Yuu había llegado a mencionar que el uso de la gargantilla blanca tenía efectos secundarios, pero no especificó que iban a ser tan duros.
—Madre mía... —murmuró Deuce.
Ace tragó saliva.
—¿¡Todo eso por tener magia!? —murmuró. Si tuviera opción, él preferiría no tener magia antes que tenerla y sufrir todo aquello.
—Aquí se incluye que los síntomas se irán aliviando a medida que se te regule la magia —informó Crowley—. El médico llegó a la conclusión de que el proceso va a ser muy lento y te va a llevar meses hacer que la gargantilla se vuelva dorada.
—¿Meses? Espera, Yuu dijo algo así antes —recordó Grim, abatido—. ¡Qué rollo! ¿Por qué tiene ella que pasar por algo tan problemático por tener magia?
Yukiko negó con la cabeza y apretó las sábanas con frustración, sintiéndose agotada de solo pensar en aquellos síntomas. Siempre había tenido una salud excelente; en todo caso, solo llegaba a ponerse enferma en invierno por algún que otro resfriado. Pero ¿¡ahora tendría que pasar todo aquello por una magia problemática que acababa de recibir!?
—¡Yo nunca pedí esto! ¿No hay alguna forma de eliminarla? —preguntó.
—Lo siento, jovencita... No existe nada que pueda eliminar la energía mágica de una persona —respondió Crowley con serenidad—. En todo caso, solo se puede sellar o bloquear para mantenerla a raya. Ese médico recomendó que te tomes todo el tiempo del mundo para equilibrar tu magia. Y estoy de acuerdo con él en que lo más importante es que priorices tu salud, ¿entendido?
Yukiko suspiró con derrota y se llevó una vez más la mano al cuello.
—Creo que sí —dijo con un hilo de voz.
—Muy bien. Hay más detalles que quiero discutir, como la comunicación por sueños. Pero ya tenemos suficiente para pensar por esta noche, dejaremos el resto para mañana. Por eso te diré ahora que no te quites la gargantilla negra hasta entonces, ¿de acuerdo? —dijo Crowley con insistencia—. ¡Por nada del mundo!
—Entendido, señor... —aseguró Yukiko.
—Perfecto. Una última pregunta importante antes de finalizar aquí, ¿te parece bien? —Yukiko asintió—. Muy bien: el joven Yuu tiene amnesia sobre su llegada, pero ¿recuerdas tú algo antes de despertar en la puerta? ¿Como un Carruaje Negro recibiéndote? ¿Algo así?
«¿No acaba de decir que ya es suficiente por hoy?» pensaron los chicos, atónitos.
—No, lo último que recuerdo es darle las buenas noches a Yuu antes de irme a dormir... —dijo Yukiko, pensativa—. Pero lo que sí recuerdo es sentirme en un sitio oscuro, pero cálido.
Todos fruncieron el ceño o alzaron una ceja, intrigados con aquella extraña respuesta.
—¿Algo más? —preguntó Crowley, esperando obtener más información—. ¿Había algo allí?
—No podía ver nada. De hecho, sentía tener los ojos cerrados... —continuó Yukiko—. Pero creo recordar que solía escuchar sonidos y voces... ¿Es eso normal?
—Interesante... —murmuró Crowley, haciéndose algunas teorías sobre lo que acababa de oír—. Esto requiere de más conversación, pero lo dejaremos para mañana.
—¡No podéis decir algo como eso y dejarlo así sin más! —exclamó Ace—. ¿Qué tipo de voces?
—Creo que sonaban como las vuestras... ¿A lo mejor...? —respondió Yukiko con duda mientras se llevaba una mano a la cabeza y entrecerraba los ojos con cansancio.
—Insisto en que lo dejemos para otra ocasión, hoy ha sido un día largo para todos y ya tenemos mucho que pensar —repitió el director—. Más importante aún: ¿puedes ponerte en pie, joven Yuki? ¿O necesitas descansar aquí un poco más?
Yukiko movió las piernas y se sentó con poca dificultad en el borde de la cama.
—Estoy bien —aseguró.
—¡Excelente! —exclamó Crowley antes de ponerse de pie y agarrar su bastón—. Entonces podemos ponernos en marcha para preparar la ceremonia.
Todos lo miraron sin saber de qué podría estar hablando. Que ellos supieran, no había ninguna ceremonia planeada.
—¿Eh? —preguntaron Jack, Ruggie y Grim al mismo tiempo.
—¿A qué se refiere, director? —preguntó Deuce.
—¿A qué más podría referirme, joven Spade? —dijo Crowley antes de sonreír de oreja a oreja—. ¡A una nueva ceremonia de entrada! Para asignar a la joven Yuki un dormitorio y finalizar su ingreso en el Night Raven College como alumna, por supuesto.
[Publicado el 12/11/2022]
El Espejo de la Oscuridad anunciará un dormitorio específico, pero ¿en cuál crees tú que nuestra recién llegada Yukiko será elegida?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro