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31. Final De Savanaclaw

—Caso cerrado —suspiró Yuu antes de acordarse de algo con aquellas palabras y se acercó a Crowley—. Director, no se habrá olvidado de algo, ¿verdad?

Crowley lo miró dubitativo e inclinó la cabeza hacia un lado.
—¿El qué? —preguntó.

Comprendiendo la conversación, Grim dio un par de entusiasmados saltos para llamar su atención.
—¡Eh, es verdad, director! ¡Hemos descubierto el culpable, tal y como pediste! Eso significa que nos vas a dejar jugar en el torneo como prometiste, ¿¡verdad!? —preguntó con una sonrisa astuta.

Con una reacción similar a cuando Yuu le preguntó si había encontrado una forma de regresar a casa, Crowley se sobresaltó y desvió la mirada con muchos nervios.

—¿¡Eh!? Ah, ah, aaaaaaaaaah... Es cierto que os prometí eso... —balbuceó como si acabara de recordar el trato que tenían—. Eso ya va a ser imposible, ya que acabamos de anunciar el comienzo del torneo. ¿Qué podríamos hacer? —admitió con rapidez.

Grim sintió tanto su corazón como su emoción por el esperado día romperse en mil pedazos como cristal.
—¿¡QUÉEEEEEEEE!? ¡Eres un malvado! ¡¡ESTAFADOR!! —chilló horrorizado antes de mirarlo con furia—. ¡Voy a prenderte ese culo mentiroso en llamas! ¡Ffgnaaa...!

Yuu tampoco estaba contento por la pérdida de su puesto en el torneo, pero movió los brazos con alarma y agarró en Grim en brazos antes de que escupiera fuego hacia el propio director.

—¡No, espera, espera! Alto el fuego, estoy pensando en una idea para solucionar esto —lo detuvo Crowley—. Hmmm... Oh, ¡ya lo sé! ¿Qué os parece jugar en un partido de exhibición? —Grim y Yuu lo miraron con curiosidad—. Será como un acto de apertura antes del evento principal. ¡Seguro que resaltaréis!

—¿¡De verdad!? —preguntó Grim con interés.

—Sí, por supuesto —asintió el director.

—¡Me parece bien con tal de mostrarme ante el mundo! —exclamó Grim, convencido, antes de alzar victorioso una pata—. ¡Genial! ¡Cuando vean en la tele lo grandioso que soy, muchas personas querrán reclutarme!

A Yuu le pareció bien, pero sabía que aún quedaba algo importante y depositó a Grim en el suelo con cuidado.
—¿No necesitábamos siete miembros para hacer un equipo? —preguntó.

—Oh, es verdad —respondió Crowley, pensativo—. Aún nos queda eso pendiente, y tampoco tenemos un equipo contrincante para vosotros, tal vez el personal de la escuela esté disponible...

—¿¡Ffgna!? ¿¡También te olvidaste de eso!? —preguntó Grim, estupefacto.

Yuu iba a decir algo al respecto, pero fue interrumpido después de que Ace y Deuce tuvieran la misma idea e intercambiaran una mirada maquinadora.

—Lo hemos oído todo —dijo Ace.

—Si necesitáis jugadores extra, tomaremos esos puestos —añadió Deuce con determinación.

Riddle abrió los ojos con sorpresa.
—¿Qué estáis diciendo? Vosotros dos sois del equipo de Heartslabyul, ¿verdad?

—No hay reglas que digan que no puedes unirte al equipo de otro dormitorio —respondió Ace.

—¡Ja, ja! Nunca antes había pensado en ello, pero tienes razón —rio Trey alegremente.

—¡Eso suena interesante! ¡Yo también quiero unirme al equipo de Yuu~! —dijo Cater con voz cantarina.

—¡Cater, recuerda que tú eres uno de nuestros jugadores asignados! —exclamó Riddle con ahínco, dándole la negativa.

—Jo —se quejó Cater.

—Me aburriría si solo animamos a nuestros compañeros desde las gradas, así que haré lo que sea por participar —dijo Ace.

—¡Yo... Yo no soy como él! —tartamudeó Deuce, nervioso—. ¡Yo realmente quiero ayudar a mis buenos amigos!

—Seguro que sí —respondió Yuu con un suspiro.

Antes de que alguien pudiera decir algo más, el trío de Savanaclaw se acercó.

—Si necesitáis un oponente, Savanaclaw se ofrece voluntario —dijo Jack con una apacible sonrisa.

—¿Ffna? ¿De verdad? —preguntó Grim, sorprendido.

—¿O prefieres jugar contra los profesores? —preguntó Jack, haciendo que Grim negara la cabeza con energía.

—Vaya, pero si resulta que eres un buen tipo —le dijo Ace con agrado.

Jack abrió los ojos como platos.
—¡No... No os hagáis la idea equivocada! ¡Simplemente os estoy devolviendo un favor! —insistió, cohibido, antes de dirigirse a Ruggie y Leona—. ¿Les parece bien?

Ruggie suspiró exhausto, pero no parecía querer negarse.
—Ahh~. Estamos hechos polvo, pero ¿quieres otro juego más? Eres todo un demonio, Jack... —dijo.

—Ugh, qué fastidio. Como sea, solo venid a por nosotros de una vez, malditos herbívoros —gruñó Leona antes de mirarlos con determinación—. Incluso si es solo una exhibición, sigue siendo un partido. Preparaos.

Esa última palabra hizo que Yuu se llevara una mano al hombro izquierdo de forma involuntaria al sentir un pinchazo.

—Oh, menos mal. Por un momento pensé que iba a recibir otra regañina de tres horas por parte del profesor Trein —suspiró Crowley, aliviado de ver que no hubo problema alguno.

«¿Qué...?», pensó Yuu.

—Muy bien, joven Yuu —lo llamó el director—. Vuestro equipo tiene cuatro jugadores, si eres capaz de encontrar otros tres, ¡podréis jugar en el torneo!

—Eh, ¿¡no son ya suficientes!? ¡Tenemos hasta gente de otros dormitorios! —se quejó Grim con incredulidad—. ¡Y encima Yuki sigue dormida! ¿¡Por qué solo somos dos miembros en nuestro dormitorio!?

La mención de su dormitorio le dio a Yuu otra buena idea.
—Grim, ¿acaso has olvidado que tenemos a más gente en nuestro dormitorio? —preguntó mientras levantaba tres dedos de la mano.

Grim ladeó la cabeza por un segundo hasta pillar rápidamente a quiénes se refería.
—¡Ah! ¡Es verdad! Cualquier tipo de residente en el dormitorio cuenta, ¿verdad? —preguntó.

—Supongo que sí —respondió Ace.

—¡Pues entonces nosotros dos no somos los únicos que viven en Ramshackle! —exclamó Grim con orgullo.

—¡Los fantasmas! —reveló Yuu—. Hace poco mencionaron que echaban de menos jugar en un partido, así que a lo mejor les ilusiona participar.

—¿Eh? ¿Queréis que los fantasmas del dormitorio participen? —preguntó Crowley, sorprendido.

—Ellos nos dijeron que eran muy buenos en su tiempo, ¡así que es genial! —dijo Grim antes de echarse a correr en sus cuatro patas—. ¡Voy a buscarlos! ¡Yuju! ¡Voy a aparecer en la televisión!

Jack era el único que aún tenía dudas sobre la idea.
—Madre mía, cualquiera puede participar —dijo atónito—. ¿Un partido contra fantasmas?

—¿Y por qué no? Yuu también es un jugador y no puede usar magia —respondió Ace, haciendo que Yuu sonriera cohibido.

—Acabo de acordarme que voy a aparecer en la tele, qué nervios... —murmuró Deuce.

—Entonces regresemos al estadio... —apremió Crowley antes de echar un vistazo rápido por el suelo—. Oh, pero antes, de eso, ¿alguien ha visto por el suelo una piedra negra?

—¿Eh? ¿Una piedra negra? —repitió Ace, curioso.

—¿Se le ha caído algo, director? —preguntó Deuce.

Pocos sabían a lo que se estaba refiriendo, pero los ojos de Yuu se abrieron como platos y se rodeó la boca con ambas palmas abiertas.
—¡GRIM! ¡No te habrás comido nada raro del suelo, ¿VERDAD?! —gritó, sorprendiendo a todos, en un intento de que lo escuchara desde la distancia—. Nah, ya se ha ido... No me va a oír desde aquí.

—¡Oh, ESA piedra negra! —recordó Ace—. La de pinta asquerosa...

—No, no lo hemos visto comer nada —dijo Deuce.

—Está bien, no importa si no la habéis visto —insistió Crowley—. Venga, vayamos al coliseo.

Yuu no pudo evitar sentirse preocupado por un momento mientras miraba a Grim desaparecer por una esquina, pero sus pensamientos fueron interrumpidos cuando Jack colocó con aire amigable una mano sobre su hombro.

—Vámonos, Yuu —apremió con una sonrisa.

Aquella era la primera vez que lo oía llamarlo por su nombre, eso y el ánimo que le transmitió era lo único que necesitaba para eliminar las incertidumbres que le quedaban antes del juego.

—Tienes razón, ¡al torneo! —exclamó antes de irse con él.

Momentos después, tras reunir al trío de fantasmas, quienes aceptaron participar de buen grado, cambiarse a sus uniformes de deporte, ser presentados ante el público como una exhibición de bienvenida y entrar en el coliseo ante el recibimiento de miles de miradas, el equipo especial de Ramshackle y el de Savanaclaw se dirigieron al centro del campo para dar sus saludos y desearse mutuamente un partido justo, tal y como estaba impuesto en el tradicional reglamento. Pero ambos tenían mucho más que decir...

—¡Os vamos hacer pagar por lo de antes! —exclamó Ace, apuntando su pluma mágica con aire vengativo al equipo de Savanaclaw.

—Pues vale. Venid a por nosotros —lo retó Jack.

—Eh... ¿Las cámaras están en marcha? —preguntó Deuce, perdiendo la calma de repente.

—¡Shi, shi, shi! ¿De verdad crees que es momento de preocuparse por las cámaras? —rio Ruggie.

La mención de cámaras grabándolos en directo hizo que Grim se emocionara aún más.

—¡¡¡Ffnaaaaaa!!! ¡Voy a enseñarle al mundo mi verdadero poder!

—Somos vuestros oponentes, no os lo vamos a poner fácil —avisó Leona.

Mientras regresaban a sus posiciones de inicio, Yuu inspiró profundamente. Por fin había llegado el momento, estaba bajo la mirada de miles de personas y a saber de cuántas más desde sus hogares a través de una pantalla.

Era consciente de que no podía atacar ni defenderse con magia, era incapaz de marcar gol y ciertamente no podía agarrar el disco con las manos. Los fantasmas y el profesor Vargas ya habían advertido que estaba hecho de un metal especial que haría daño de ser agarrado con manos desnudas, porque está supuesto a ser transportado únicamente con magia. Lo mejor que podía hacer era correr, refugiarse detrás de los escudos de sus compañeros, darles indicaciones y crear distracciones para el equipo rival si encontraba la oportunidad.

Otra ventaja que tenía era la probabilidad de no ser objetivo de los ataques rivales, puesto que no era exactamente considerado como una dificultad de la que deshacerse en cuanto antes, lo que le facilitaba mantener los ojos alrededor del campo.

—La exhibición comienza en tres, dos, uno... —se escuchó la voz del interlocutor antes de que resonara una fuerte bocina que daba inicio al juego—. ¡COMIENCEN!

El disco fue lanzado desde algún punto lejano y ambos equipos se lanzaron a por él.

—¡Esta es mía! —gritó Grim mientras se subía a los hombros de Yuu para impulsarse en un salto y atrapar el disco en el aire con su magia, iluminándolo con una gran luz roja que representaba su equipo—. ¡Toma ya! —exclamó triunfante.

—¡Bien hecho! —lo felicitó Yuu.

Tal y como los fantasmas les habían avisado durante el primer entrenamiento, el equipo rival fue directo a adueñarse del disco, por lo que el equipo de Ramshackle no se demoró en correr directamente hacia la portería para marcar el primer gol. Grim se centraba en mantener el disco mientras Ace y Deuce hacían todo lo posible para lanzar ataques o protegerse con escudos que creaban con magia.

Entonces los dos miembros del equipo de Savanaclaw que estaban volando en escobas, uno de ellos Ruggie, se acercaron y les atacaron desde lejos, acertando en Ace y Deuce en un par de ocasiones.

—¡Chicos, defendeos! —exclamó Yuu mientras se colocaba cerca del fantasma pequeño en busca de resguardo—. ¡Protegeos a vosotros y a Grim, dejad los ataques para luego!

—¡Entendido! —exclamaron Ace y Deuce casi al mismo tiempo e hicieron lo indicado, evitando de esa forma los ataques que les hacían perder el equilibrio y correr el riesgo de ser barridos fácilmente.

Demostraron tener una buena resistencia de esa forma, pero no llegó a ser duradera cuando dos jugadores de Savanaclaw los emboscaron con una incesante combinación de ataques que sirvió como distracción para que Jack se abalanzara en medio de ellos con un solo ataque que derribó a los cinco y fácilmente se apropió del disco con una luz amarilla.

—¡No, mi gran jugada! —lloriqueó Grim antes de levantarse nuevamente y correr hacia él con determinación—. ¡Devuélvemela!

Pero Jack tampoco llegó a correr muy lejos con el disco, porque el fantasma grande se hizo visible repentinamente delante de él.

—¡Bu! —exclamó, sobresaltándolo y haciendo que soltara rápidamente el agarre del disco, que recuperó la luz roja cuando el fantasma delgado se hizo con él. Un sonido de sorpresa se hizo general entre el público antes de que se levantaran aplausos por la acción de los fantasmas.

—¡Eh! ¿¡Acaso eso está permitido!? —preguntó Ruggie, atónito, mientras bajaba de su escoba y se colocaba junto a Leona.

—¡Eso se llama estrategia! —exclamó Ace.

—¡El disco es nuestro otra vez! —exclamó Grim—. ¡Myahaha! ¡He podido hacer buenos movimientos! —exclamó, aún orgulloso de haber sido el primero en atrapar el disco.

—¡Te lo vuelvo a pasar, Grim! —exclamó el fantasma delgado—. ¡Parece ser que vuelven a por nosotros!

Ruggie se llevó una mano al costado y su cara se contrajo en una expresión de dolor.
—Au... Se ve que no mostráis piedad ni a los heridos, ¿eh? —dijo con cansancio.

Al verlo en esa forma, a Leona se le ocurrió rápidamente un nuevo plan y le indicó a Jack que se acercara.

—Ruggie, sigue haciéndote el herido de esa forma —murmuró con una sonrisa astuta—. Y tú, Jack, corre alrededor de ellos y encuentra la oportunidad para atacarles otra vez con un contraataque.

—¡De acuerdo, lo haré! —asintió Jack.

La partida continuó de una manera similar a la que comenzó, el equipo de Ramshackle lanzó ataques para despejar el terreno, creaba escudos para evitar los del equipo rival y proteger a Yuu y Grim, y Ruggie y el otro jugador los atacaban desde el aire.

Pero esta vez los ataques eran más sencillos, sobre todo por parte de Ruggie, y Jack parecía estar esperando a que se acercaran. Yuu se dio cuenta de esto y de que el patrón de antes se estaba repitiendo.

—Chicos, ¡cuidado! ¡Jack va a volver a atacar!

—¡Separémonos! —exclamó Deuce—. ¡Grim, ven aquí!

El equipo se dividió en direcciones distintas, logrando que Jack fallara en acertar y golpeara únicamente el suelo.

—¡Maldición! —gruñó él con frustración.

—¡Muy bien! —exclamaron Yuu y Grim al mismo tiempo.

—¡Mis disculpas, líder de dormitorio! No se me ocurrió pensar que...

—No importa, Jack. Ahora tenemos en cuenta de que son más observadores de lo que pensábamos —lo calmó Leona—. No vamos a dejar que se salgan con la suya.

Justo cuando Grim se estaba preparando para meter su primer gol, pero Ruggie se le adelantó y le quitó el disco desde el aire.

—¡Mía! ¡Shi, Shi, Shi! —gritó triunfante antes de pasársela a Leona.

—¡Ladrón! ¡Esa era mi jugada! —chilló Grim con lágrimas asomándose por sus ojos.

—¡No te quejes ahora, a por él! —exclamó Ace.

—¡Hay que proteger la portería! —exclamó el fantasma pequeño.

Cuando estaban por acercarse a la portería de Ramshackle, hubo un momento en que Leona le pasó el disco a Jack antes de que Deuce pudiera quitársela, y este se la pasó al otro estudiante de Savanaclaw que montaba en escoba. Pero una vez más...

—¡Buu! —chillaron el fantasma delgado y el fantasma grande, levitando justo delante de él.

—¡Aah! —gritó el joven, perdiendo agarre del disco. El fantasma grande aprovechó el momento y se lo pasó a Ace.

La exhibición continuó en lo que se podría resumir en un juego de tira y afloja en el que ambos equipos luchaban por la posesión del disco, no ocurrió nada distinto hasta el final de la primera mitad, cuando Ace logró quitarle el disco a un contrincante y meter finalmente el primer gol en la portería de Savanaclaw.

—¡SÍIIIIII! —exclamó el equipo de Ramshackle al unísono.

El público gritó entusiasmado y ambos equipos regresaron al centro de la pista.

—¡Genial, nuestro primer gol! —exclamó Ace, triunfante, con una sonrisa presumida.

Pero el equipo de Savanaclaw no se dejó desanimar por el punto a desventaja que ahora tenían.

—Disfrutad cuanto podáis, vamos a recuperar ese gol —dijo Leona con malicia.

—¡A ver si piensas de la misma forma cuando meta un gol desde aquí! —exclamó Grim—. ¡Te voy a mostrar mi nuevo movimiento: el Huracán del Gran Grim!

—¿No era ese el movimiento que te dijimos que practicaras un poco más? —preguntó el fantasma grande con duda.

—¡Deja que lo haga, le hará ilusión estrenarlo en campo! —insistió el fantasma pequeño.

El disco volvió a ser lanzado desde lejos y Grim se apresuró en volver a agarrarlo.
—¡Aquí viene mi huracán!

Reunió una gran cantidad de viento y lanzó el disco en el aire, pero se pasó de fuerza y acabó por dispararlo en la dirección equivocada.

—¡Yuu, cuidado!

Yuu pudo escuchar la advertencia de Deuce, pero apenas fue capaz de reaccionar cuando vio el disco dirigirse hacia él a toda velcidad y sentir un agudo dolor en la frente por una fracción segundo... Lo último que pudo escuchar antes de que todo se volviera negro fue el público emitir gritos o sonidos de dolor, y su nombre siendo gritado por sus amigos.

Horas después, Yuu volvió a abrir los ojos lentamente y sintió un peso sobre el estómago. Lo primero que pudo distinguir fueron los grandes ojos azules de Grim, que estaba sentado encima de él.
—¡Oh! ¡Por fin despiertas, Yuu! —le dijo con una sonrisa aliviada.

Se irguió con dificultad sobre una cama, apretó las sábanas que lo arropaban y se llevó una mano a la cabeza al sentir un dolor allí, dándose cuenta de que tenía una venda alrededor de la frente.

Aclaró la vista y reconoció el sitio como la enfermería de la escuela, oscurecida por la noche. Ace y Deuce también estaban allí, el primero sentado en el borde derecho de la cama, y el segundo, en el izquierdo, junto a él estaba Jack estaba de pie; todos le estaban dirigiendo una mirada aliviada.

Al otro lado de la habitación estaban Leona y Ruggie, cada uno sentado en una cama, igual que él, cerca de Yukiko, aún inconsciente.

Todos los estudiantes seguían llevando sus uniformes de deporte y las rosas que le habían regalado a su hermana estaban tan bellas como el primer día gracias a la magia de Lilia.

—¿Eh? ¿Qué ha pasado? —preguntó, desorientado.

—Te desmayaste en la segunda mitad de nuestro juego cuando Grim te golpeó en la cabeza con el disco, ¿te acuerdas? —respondió Ace.

—Estaba intentando marcar con mi disparo súper largo —dijo Grim con una inocente sonrisa.

—Los novatos no deberían intentar ese tipo de movimientos —comentó Jack.

—De todas formas, me alegro de que te hayas despertado —suspiró Deuce—. Estábamos preocupados por la zona en la que te golpeaste, y estabas tardando mucho en despertar.

En el fondo se sentía contento por saber que sus amigos se preocupaban por él, pero Yuu inclinó la cabeza con estupor.
—¿Cuánto tiempo estuve inconsciente? —preguntó mientras observaba la luz de la luna reflejarse por las ventanas.

—Estuviste dormido por tanto tiempo que la ceremonia de cierre pasó hace rato y ahora están desmontando la avenida —respondió Ace.

Yuu dio un respingo inaudible.
—¿Me perdí el resto del torneo? Jo... —dijo con un poco de desilusión—. Entonces... ¿cuál dormitorio ganó?

Algo le hizo pensar que después de aquella semana tan larga, el ganador final resultaría ser Savanaclaw, pero la mirada agotada de sus tres miembros ahí parecía decir otra cosa.

—El ganador fue Diasomnia —respondió Leona con cansancio, haciendo que los demás lo miraran—. Ni se molestaron en defenderse, simplemente nos atacaron con todo lo que tenían.

—Ah, aah... Al final no fuimos rival contra ellos —suspiró Ruggie—. Y los demás dormitorios estaban hechos un asco, así que el torneo de este año fue una m*erda de espectáculo.

—¡Leona, Ruggie! No me había dado cuenta de que estaban despiertos —los recibió Jack.

—¿Vosotros también fuisteis heridos? —preguntó Yuu, llevándose una mano a la frente vendada. Se fijó en que Ruggie tenía una tirita sobre el puente de la nariz y Leona una gasa pegada con esparadrapo en la mejilla izquierda.

Leona chasqueó la lengua con irritación.
—No me puedo creer que esté usando una cama de la enfermería por algo más que una siesta —refunfuñó.

—El hecho de que no haya nadie de Diasomnia por aquí me irrita muchísimo —murmuró Ruggie con el ceño fruncido.

Yuu miró a su alrededor, no había nadie más en la enfermería aparte de ellos. Los jugadores heridos debieron de haberse ido en cuanto se sintieron mejor.

—Solo había oído rumores, pero tío, el líder de dormitorio de Diasomnia resultó ser realmente bueno —farfulló Ace, sobrecogido, con los ojos cerrados.

—Sí, fue increíble. Ojalá lo hubieras visto, Yuu —suspiró Deuce, recordando lo mucho que le había impresionado aquel estudiante de tercer año.

—Ahora pillo por qué dicen que nadie puede derrotarlo... —añadió Ace—. No creo que sea capaz de derrotarlo ni en un millón de años.

—¿De verdad? —preguntó Yuu con curiosidad—. ¿Tú también lo viste, Grim?

—No, el director no me dejó estar allí por golpearte por accidente —desvió la mirada—. Y me sentía mal por haberte hecho daño, así que me quedé la mayor parte del tiempo por aquí, esperando a que te despertaras. Ace, Deuce y Jack me dijeron muchas cosas sobre él, ¿sabes? ¡Ese Malleus suena como alguien invencible!

Yuu le dio unas suaves caricias de agradecimiento en la cabeza.
—Eres un encanto cuando te da por serlo... —murmuró con una leve sonrisa.

Jack gruñó ante los comentarios derrotistas de Ace.
—Hmph. Nadie es capaz de ganar si se rinde antes de siquiera intentarlo —apretó los puños con fuerza—. ¡El año que viene, definitivamente derrotaré a Diasomnia! No con trampas, ¡sino con mi propia fuerza!

Leona alzó una ceja al escucharlo y cruzó los brazos.
—Hmph. Hasta hacer trampas requiere de la propia fuerza, ¿lo sabías? —preguntó.

Yuu lo miró y alzó una ceja.
—Tú no has aprendido nada de esto, ¿verdad? —preguntó con reproche—. ¿Acaso no te arrepientes ni un poco?

Leona solo esbozó una sonrisa burlona.
—¿Arrepentirme? ¿De qué? Di todo lo mejor de mí este año y haré lo que sea para ganar el año que viene —respondió.

—¡Shi, shi, shi! ¡Ese es el Leona que conozco! —rio Ruggie, orgulloso de ver el espíritu de lucha regresar a su líder de dormitorio.

—Madre mía, ya me estoy preocupando por el año que viene... —murmuró Jack, sintiéndose intranquilo de solo imaginarse el próximo juego sucio de su dormitorio.

«¿El año que viene? ¿No era que estás repitiendo tercer curso, Leona?», pensó Yuu, atónito.

—¡El año que viene, jugaré definitivamente de verdad en el torneo! —exclamó Grim con seguridad.

—Nosotros también nos esforzaremos para ganar el puesto en el equipo del año que viene —dijo Deuce, positivo, mientras miraba a Ace.

—Tienes razón, no quiero quedar como un idiota para la próxima —asintió Ace.

—¡Oah! ¡Por fin te encuentro, tiíto! —exclamó alegremente una voz infantil, llamando la atención de todos.

Una nueva voz aguda sonó cerca de ellos. Siguieron su dirección y encontraron cerca de la entrada un pequeño y adorable niño de unos cinco años de edad. Tenía tez bronceada, una melena corta pelirroja, grandes y brillantes ojos marrones, y unas pequeñas orejas de león y una larga cola. Vestía una camisa amarilla con estampados marrones y blancos, pantalones marrones, sandalias y un colgante adornado por una pluma azul.

—¡Oh, qué monada...! —murmuró Yuu con ternura al fijarse mejor en el alegre pequeñajo. Sintió una repentina nostalgia por los niños de su edad que correteaban por la guardería.

—¿Hm? ¿Quién es este niño? —preguntó Grim mientras lo miraba correr emocionado hacia Leona.

—¡Tiíto Leona! —exclamó el pequeñín con brazos levantados, consternando a Leona.

—Ah... j*der. Aquí viene el crío irritante —susurró Leona con hastío mientras el niño se subía a la cama con él.

Todos miraban la escena estupefactos, ¿cómo era posible que un niño pequeño se acercara con tanta familiaridad al tenebroso Leona Kingscholar?

—¿Tiíto... Leona? —repitió Jack con pasmo.

Leona suspiró y acarició la cabeza del niño a modo de un perezoso saludo mientras comenzaba a explicar la situación.
—Esta pequeña bola de pelo es Cheka, el hijo de mi hermano... —cerró los ojos en silencio para revelar lo que uno ya supondría con la información—. ...Es mi sobrino.

¡Por eso a Yuu se le hacía tan familiar! Recordaba al rey Falena de las memorias de Leona y Cheka era el calco exacto de su padre. Su reacción se limitó a un sorprendido respingo que se distinguió completamente del grito unísono de Grim y los demás:

—¿¡So... SOBRINOOO!?

Ruggie tragó saliva.
—Eso significa... que el próximo en la línea sucesoria es... —mientras miraba a Cheka, quien se sentó de rodillas sobre el regazo de su tío y se agarró a su camiseta.

—¡Tu partido fue muy guay, tiíto! ¡Cuando vuelvas a casa, me tienes que enseñar a mí también! —chilló Cheka, emocionado.

Leona sintió sus orejas explotar.
—¡Vale, vale! Lo haré, pero no me grites al oído —exclamó Leona con incomodidad mientras intentaba alejarlo un poco—. ¿Dónde están tus guardaespaldas? Deben de estar buscándote como locos —murmuró con un poco de inquietud, como si en el fondo le importara que un niño pequeño estuviera solo en un sitio tan grande.

—Tenía muchas ganas de verte, así que los dejé atrás. ¡Ji, ji! —dijo Cheka inocentemente antes de rodearlo con sus bracitos en un fuerte abrazo.

Tras mencionar la palabra guardaespaldas, Yuu se acordó del curioso encuentro de aquella mañana con los hombres que se fueron a buscar frenéticos un príncipe pelirrojo de cinco años. No había pensado mucho en ello hasta entonces, pero ahora todo cobraba un poco más de sentido.

—Por algún casual, ¿esos guardaespaldas se tratan de dos hombres jóvenes? ¿Uno alto y robusto de pelo negro, y otro delgado y pelirrojo? —le preguntó a Leona, quien abrió mucho los ojos.

—¿Cómo sabes eso? —le preguntó el líder de dormitorio, atónito.

—Porque de ser así, me crucé con ellos esta mañana —Yuu arqueó una ceja y señaló a Cheka—. Y aviso que esta no es la primera vez que lo pierden de vista en el día de hoy.

—¿¡Cómo has dicho!? —exclamó Leona. La próxima vez que los encontrara, a Thimba y Pandu se les iba a caer el pelo. No, no porque se preocupara por Cheka, ¡sino porque eran unos torpes en el único trabajo que se les había asignado de protegerlo...! Eso fue lo que se repitió mentalmente para evitar levantarse inmediatamente a por ellos y darles una buena advertencia.

—Eh, esto... Entonces el motivo del dolor de Leona es... —murmuró Jack, desconcertado, tras pensar en lo que Ruggie había murmurado.

—...este pequeño e inocente angelito —terminó de decir Yuu, conmovido. Pensó en la discusión que Leona tuvo con su hermano el día de la presentación de Cheka, quien para entonces debía de ser un bebé.

—Sí que te tiene cariño, ¿sabes...? —comentó Grim, atónito, al ver que Cheka seguía sin soltarlo.

Leona frunció el ceño con vergüenza.
—Callaos... ¡Dejad de mirarme! —exclamó Leona antes de lograr separarse de Cheka, pero eso no lo hizo querer apartarse de él.

Lejos de querer alejarse de su tío, se puso de pie sobre la cama y fue acercando su carita a su serio rostro a medida que formulaba preguntas.
—¡Oye, tiíto! ¿Cuándo volverás a casa? ¿La semana que viene? ¿La siguiente? ¡Ah! ¿Has leído mis cartas?

En un intento de alejarse sin tener que moverse de ahí, Leona se tumbó sobre la cama.
—Sí, sí, ya te he dicho que volveré durante las vacacio... —Cheka tuvo una idea y aprovechó la nueva postura de su tío para sentarse sobre él con poca delicadeza—. ¡Au! ¡Pero no te sientes en mi estómago!

—Se está sentando en el estómago de Leona con tanta casualidad... —murmuró Jack, estupefacto.

Ruggie, por otra parte, fue incapaz de aguantarse una carcajada.
—¡Ja, ja, ja, ja! ¡Esto es increíble! ¡Ahora entiendo por qué nunca quieres volver a casa, Leona!

Finalmente, Cheka se fijó en las personas a su alrededor y los miró con curiosidad.
—¿Vosotros sois amigos de mi tiíto? —preguntó inocentemente.

Ahora fue el turno de Ace de reírse y esbozar una sonrisa malvada.
—¡Ja, ja, ja, ja! Sí, somos sus amigos —le dijo antes de mirar a Leona con burla—. ¿Verdad que sí, "tiíto Leona"?

«Ace, ¿¡acaso quieres morir!?», pensó Yuu con miedo. Él también se divertía con la situación, pero estaba claro que Leona seguía teniendo una paciencia que no se debía sobrepasar.

Pero al final no hubo mucho que temer, porque incluso Ruggie necesitó cubrirse la boca para evitar reírse con la nueva travesura de Ace.
—Tiíto Leona... —repitió, sucumbiendo inevitablemente a una carcajada mucho más fuerte que la anterior—. ¡JA JA JA JA....! ¡Ah, au...! ¡Au! ¡Me duele hasta reír! —se quejó con una expresión adolorida mientras se llevaba una mano al pecho.

—¡Dejad de reír, capullos! —gruñó Leona—. Me acordaré de esta...

—¡Eh, cuida ese lenguaje delante del pequeño! —exclamó Yuu, medio en broma.

Ya que Leona no había aprendido su lección, Yuu llegó a la conclusión de que la visita de su cariñoso sobrino era el mejor castigo que podía recibir, y no pudo evitar reírse un poco.

Ignorándolo, Leona logró erguirse sobre la cama e hizo que Cheka se sentara a su lado para poder quitárselo de encima.

De repente, Cheka abrió sorprendido los ojos y comenzó a olisquear en el aire.
—Espera... Este olor... —Volvió a olfatear.

—¿Qué pasa ahora? Yo no huelo nada raro —respondió Leona.

Cheka volvió a ver a los presentes a su alrededor con atención, como si se estuviera buscando algo en ellos.
—¿Hay alguna chica por aquí? —preguntó, curioso.

Yuu casi se había olvidado de que la gente bestia tenía unos sentidos mucho más desarrollados que los de un humano corriente. Todos lo miraron con sorpresa y dirigieron la mirada a la cama donde reposaba la única chica allí.

Cheka se puso de pie rápidamente.
—¡Mamá y papá dicen que solo hay chicos en esta escuela! ¿Puedo verla? ¿Dónde está? —preguntó emocionado.

—Oye, espera —dijo Leona en un intento de detener a Cheka bajarse de la cama.

Cheka cerró los ojos e inspiró profundamente para seguir mejor el origen del olor. Todos lo miraron con atención, curiosos por ver qué iba a hacer.

—¿Por aquí? ¡Eh, la encontré! —exclamó antes de subirse a la cama—. Ups, está dormida. Entonces hay que hablar bajito.

—Anda, ¡deja de molestar a los demás y vuelve aquí! —espetó Leona y al final decidió ponerse en pie despacio para no hacerse daño en las zonas golpeadas.

Ruggie se sentó en el borde de la cama y corrió la cortina que lo separaba de la cama de la chica para ver mejor la escena.

—¡Qué guapa! Se parece a la princesa del cuento que me contó mamá —comentó Cheka al fijarse en ella y una emocionante idea se le pasó por la cabeza—. ¿Es tu novia, tiíto? ¿Te vas a casar con ella?

Yuu se rio suavemente con la adorable pregunta del pequeño príncipe, pero Ace y Ruggie lo hicieron a carcajadas; el primero se llevó una mano a la cabeza y el segundo, nuevamente al pecho para intentar mitigar el dolor.

—¡Que si se va a casar con ella! ¡JA JA JA JA JA JA! —repitió Ruggie mientras golpeaba rápidamente la palma de la mano contra el colchón.

Deuce y Jack los miraron atónitos, sin saber qué decir, y después miraron a Yuu, quien solo disfrutaba de la escena.

—¡Ni hablar! ¡No voy a permitir que ese bruto inconsiderado se acerque a Yuki! —exclamó Grim.

—Mira quién habla... —murmuró Jack.

La pregunta de Cheka fue lo suficientemente imprevista para que Leona sintiera sus mejillas arder.

—¿¡Qué tonterías estás diciendo ahora!? ¡Claro que no! Ni siquiera sé cómo se llama. ¡Y vosotros dejad de reír si queréis ver la luz del sol!

Cheka se llevó un índice a los labios.
—¡Shh! Más bajito, tiíto —susurró con insistencia, logrando que Ace y Ruggie se detuvieran rápidamente—. Vas a despertar a la chica.

—Ojalá —suspiró Yuu, pensando en los encuentros que había tenido con ella en sueños y la conversión de la tarde anterior con Lilia.

—Lleva ya varios días ahí en cama, ¿verdad? —preguntó Ruggie con serenidad, Yuu y el dúo de Heartslabyul asintió en silencio.

Viendo que Cheka no tenía intención de bajarse de la cama, Leona se puso de pie y se dispuso a agarrar a Cheka en brazos, pero paró al reconocer los rasgos dormidos de la chica. La miró por un momento y se giró hacia a Yuu.
—Es ella, ¿verdad? —Al comprender a qué se refería, Yuu asintió en silencio—. Escuché que ella estuvo a punto de caer también —murmuró, teniendo cuidado de no mencionar delante de su pequeño sobrino que él mismo había caído en Overblot apenas unas horas antes de hablar con él.

Ahora que había pasado por algo tan peligroso, sabía bien lo seria que era la situación. No era capaz de entender que él fuera capaz de despertar a los pocos minutos de haber recuperado sus sentidos y aquella chica que no se había ni transformado hubiera estado inconsciente durante varios días. Y mucho menos cómo el prefecto y ella habían sido capaz de comunicarse con él y ver sus pensamientos durante la inconsciencia.

Los jóvenes tornaron su atención de Cheka a Leona cuando lo vieron acercarse a la cama de Yuu, preocupándolo.

—Tranquilo, no te voy a comer —le dijo con apatía—. Solo quiero avisarte de que tenemos que hablar de lo que ocurrió allí —señaló a Yukiko con el pulgar.

—¿Hm? ¿De qué estás hablando? —preguntó Grim, tan extrañado como los demás.

—De un asunto entre nosotros dos que tiene relación con ella —se limitó a responder Leona.

Los demás tenían poca idea de qué se podía tratar el asunto, pero decidieron dejarlo así al saber que no iban a recibir una respuesta clara. Cheka estaba demasiado concentrado en Yukiko como para mostrar interés en la enigmática conversación.
—Qué ganas tengo de hablar contigo —le dijo a la chica dormida, olvidándose de tener que hablar en voz baja—. Nunca pensé que mi tiíto tendría una amiga chica, como yo. ¡Y eres más dormilona que él, no te despiertas con nada! ¡Je, je! Si te casaras con él, ¡tú te convertirías en mi nueva tiíta!

Justo en ese momento, cuando él estaba pensando en qué más decirle, un largo y quejoso gemido se escuchó suavemente en la habitación.

—Yuu... ¿Puedes ocuparte tú de este? ...Tengo sueño...

[Publicado el 27/9/2022]

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