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24. La Chica De La Nieve (I)

Abrió los ojos repentinamente tras aquel turbulento sueño. Trató de mirar a su alrededor, pero no pudo divisar más que oscuridad y el cansancio aún le nublaba la mente. Suponiendo que aún era de noche, cerró los ojos para sucumbir nuevamente a los brazos de Morfeo.

No supo calcular cuánto tiempo más había dormido tras despertarse por segunda vez. Bostezó, se frotó los ojos y estiró los brazos para desperezarse. En eso, sus manos se chocaron con algo que parecía una pared, dio un respingo de sorpresa y continuó moviéndose para acabar dándose cuenta de que estaba encerrada en una especie de caja.

─¿Hola? ─preguntó confundida.

Se suponía que debía despertarse en su habitación. ¿Acaso estaba soñando? De ser el caso, aquel sueño era demasiado realista y no le gustaba en absoluto.

─¿¡Hola!? ─repitió, nerviosa, antes de golpear la pared delante de ella─. ¿Hay alguien ahí? ¿¡Qué es esto!? ¿¡Dónde estoy!? ¿¡HOLA!?

Siguió golpeando y gritando por varios minutos, asustándose casa vez más por cada segundo que pasaba.

Finalmente, un estudiante de una edad menor a la del resto estaba levitando tranquilamente por los pasillos de camino a su clase y se paró de repente al sentir con sus sensores de movimiento alguien moverse con miedo y agitación.

Curioso y extrañado, localizó su origen en la Sala del Espejo y se acercó allí.
─Qué raro... Está a punto de comenzar el primer período de clases, ¿quién podría estar aquí? ─se preguntó en voz alta.

Abrió la puerta y se sorprendió al divisar a lo lejos una de las puertas con forma de ataúd apoyada de pie en el suelo, justo delante del Espejo de la Oscuridad. Incluso desde aquella distancia, él podía escuchar sin necesidad de sus avanzados sistemas de audición unos lejanos sonidos de golpes y gritos de ayuda procedentes de su interior.

No se demoró en propulsarse rápidamente hasta detenerse delante de la puerta.
─¡Eh, eh, eh, eh! ─exclamó con insistencia─. ¡Cálmese, por favor! No golpee más la puerta o se hará daño.

Al escuchar finalmente una voz del exterior, la chica se calmó y finalmente pudo respirar tranquila.
─¡Oh, por fin...! Alguien que me escucha ─exclamó entre jadeos─. ¿Quién eres? ¿Quién me ha metido aquí? ¿¡Qué significa todo esto!?

─Tranquilícese, estoy seguro de que encontraremos una respuesta a todo ─le dijo el pequeño androide─. Pero primero tiene que calmarse, puedo detectar que su cuerpo está produciendo una gran cantidad de adrenalina y que su pulso está sobrepasando los 110 latidos por minuto. Intente detenerse y respirar profundamente...

Al sentir seguridad por tener alguien cerca, apoyó la espalda sobre la pared trasera y trató de recuperar el aliento. Pudo notar el fuerte latido de su corazón calmarse considerablemente.

─Ya está, ya estoy tranquila... ─aseguró.

El androide creó unos hologramas azules con forma rectangular para analizar sus signos vitales a través de la puerta y asegurarse de que estaba en una buena condición.
─Escáner finalizado ─dijo con una voz automatizada antes de alegrarse por los buenos resultados─. ¡Perfecto! Ahora podemos hablar con claridad. ─Hizo desaparecer los hologramas y frunció el ceño, extrañado, al no poder quitarse un pensamiento de la cabeza─. Si no es mucha molestia, ¿podría hacerle una pregunta que puede sonar extraña?

Ella parpadeó un par de veces, sorprendida.
─Eh... Sí, supongo que sí ─respondió. Lo que se se estaba volviendo realmente extraño era aquel sueño.

─Para ponerlo de una forma simple, al analizar sus signos vitales he podido observar unos datos que me han llamado especialmente la atención. Esto... ¿es usted una chica?

─¿Qué? ─preguntó ella, confundida─. Eh... Sí, soy una chica. ¿Por qué lo preguntas?

Él dio un sonoro respingo.
─¡Esto sí que es sorprendente! Bueno, debería haberlo imaginado al escuchar su voz, pero nunca antes se me habría ocurrido encontrar una chica dentro de una de las puertas.

─¿Puerta? ¿De qué estás hablando? ¿No estoy metida en una caja?

─¿Una caja? No, ahora mismo usted se encuentra dentro de una de las puertas en las que los estudiantes reposan hasta llegar a la escuela, pero se supone que están inconscientes hasta que son abiertas con una llave especial. ¿Cómo se ha despertado usted?

─Eso me gustaría saber yo... ─respondió ella─. Espera, ¿a qué te refieres con eso de escuela?

Repetir la palabra le hizo recordar cosas que suponía haber soñado: aquellas voces que iban y venían de la nada, aquellas imágenes con cartas-soldado y animales parlantes, y... a él.

Dio un respingo al recordarlo abrazándola efusivamente entre lágrimas y aclamar haberla echado de menos. Comenzó a cuestionar seriamente si lo que estaba viviendo se trataba de un sueño o no, pero fuera lo que fuese tenía claro que debía encontrarlo. Primero tenía que salir de ahí.

─Oye, estoy intentando salir de aquí, pero me es imposible abrir esta puerta. ¿Podrías ayudarme? ─le preguntó.

─Por supuesto, avisaré a los profesores ─le aseguró Ortho─. Espere un momento, no tardaré en volver.

─¡Espera! Dime que por lo menos no tengo oxígeno limitado aquí dentro...

─No se preocupe por eso, las puertas no privan del oxígeno necesario para los estudiantes hasta que se abren.

─Vale, entonces esperaré aquí. Tampoco es que pueda irme a ninguna parte... ─suspiró ella con ironía antes de sentir un escalofrío─. Ah, ah... ¡ACHÚS!

Ortho se detuvo al escuchar aquel estornudo tan fuerte y volvió a acercarse con cautela.
─¿Todo bien? Eso ha sido un estornudo potente.

─Sí, no te preocupes. Solo me ha dado frío de repente... ─Se cubrió la boca y la nariz con el brazo─. ¡ACHÚS!

La puerta se tambaleó, el niño negó confundido la cabeza antes de apartarse de la puerta por unos pocos metros, solo por seguridad. Sí que debía de tener frío si su magia se salía de control de aquella forma.

─¿Pero qué...? ─musitó la chica antes de frotarse la nariz con incomodidad y apoyar las manos hacia delante.

Un tercer estornudo fue lo suficientemente intenso para que la tapa de la puerta se abriera de golpe y, por lo tanto, ella perdiera el equilibrio por haberse apoyado en ella y se tropezara contra el suelo. Se sentó de rodillas y abrió los ojos lentamente.
─Se ha abierto... ─dijo mareada.

─¡Oh! ─exclamó el niño antes de ver un par de manos blancas asomarse por detrás de la tapa─. ¡Madre mía! ¿Estás bien? ─le preguntó con preocupación mientras se acercaba para verla. Tal y como había supuesto, ella estaba vestida con la túnica ceremonial de la escuela y se agachó delante de ella─. ¡Aquí estás! Déjame verte ─le pidió mientras le bajaba la capucha para verle el rostro y abrió los ojos con asombro.

La chica tenía una complexión bonita y adorable, tenía ojos azules y sus largos cabellos eran de un intenso color negro. Había pasado tiempo desde que había visto una chica tan guapa como ella, por lo menos una de carne y hueso fuera de los videojuegos, las series de anime y los manga con los que su hermano solía pasar el rato.

Ella le devolvió la mirada sorprendida, había supuesto que la persona que la había encontrado se trataba de un robot por su forma de hablar, pero no esperaba que resultara ser un simpático niño de diez o doce años de grandes color ámbar. Su detallado cuerpo estaba hecho de metal blanco y su pelo estaba conformado por unas adorables llamas azules, similares a la pequeña que se originaba en el pecho, justo donde debería estar el corazón. Lo que más le llamó la atención era la extraña máscara negra que le cubría la boca.

─Hola ─lo saludó en un suave suspiro.

─¡Hola! ─le devolvió él el saludo; a falta de labios para hablar, las circunferencias azules unidas a su máscara se iluminaban con cada palabra que pronunciaba─. Me alegra ver que estás bien. ¿Cómo has hecho para abrir la tapa de esa forma? Es la primera vez que veo algo así.

─Eso me gustaría saber yo... ─repitió ella en un murmullo antes de fijarse en las mangas de su camisa─. ¿Eh? Esto sí que es raro...

─¿El qué es raro? ─preguntó Ortho.

Ella observó la oscura túnica que llevaba puesta.
─Mi ropa, ¡es distinta! ─dijo mientras sostenía la tela que caía sobre sus piernas─. No recuerdo haberme puesto esto antes.

─El Carruaje Negro otorga a los estudiantes la túnica ceremonial para la ceremonia de entrada ─le explicó─. También se usa para otros eventos importantes de la escuela.

Aquellas eran más palabras que le sonaban familiares.

─¿Carruaje? ─repitió ella.

─Parece que sigues desorientada por la magia de transporte, a veces pasa. Debes de tener muchas dudas, pero seguro que podemos resolverlas juntos, ¡voy a ayudarte en lo mejor que pueda! ¿Puedes ponerte de pie? ─sus pensamientos fueron interrumpidos cuando el niño le ofreció una mano para ayudarla a levantarse─. Mi nombre es Ortho, Ortho Shroud, del dormitorio Ignihyde. ¡Un placer conocerte! ¿Y tú, cómo te llamas?

La chica sonrió levemente y aceptó su mano, que si bien era dura y fría al tacto, era capaz de sentir la amabilidad y la confianza que le transmitía. Le dijo su nombre en un tono de voz suave y se puso de pie.

Ortho se alejó un poco para verla mejor, era exactamente siete centímetros más alta que él.
─Qué nombre tan inusual ─le dijo─. No creo haberlo escuchado antes.

─¿De verdad? Tú nombre también me parece curioso, Ortho. Es la primera vez que lo escucho.

─¡Je, je! En eso te doy la razón, fue la intención de mi familia ─respondió él alegremente.

La chica echó un vistazo detrás de ella para ver la puerta donde había despertado y se sobresaltó.
─¿Qué es eso? ¿¡Un ataúd!? ¿Por qué he despertado en eso? ¿¡Acaso estoy muerta!?

Ortho parpadeó confundido antes de echarse a reír.
─¡Claro que no! No te asustes, las puertas tienen esa forma para representar metafóricamente el renacimiento de un estudiante en su nueva vida como hechicero.

─Oh... Entiendo ─murmuró ella mientras dirigía una segunda mirada asustada a la "puerta".

─Venga, comencemos por buscar al director, él debería ayudarnos a llegar al fondo de esta situación.

─¿El director?

─Sí, el señor Dire Crowley. Es tan despistado y misterioso como amable, seguro que resolverá cualquier duda que tengas si hablas con él ─Le tiró suavemente de su mano para indicar que caminara con él.

La chica tuvo la certeza de haber escuchado aquel nombre y la misma descripción de las puertas con anterioridad.

─Pero antes de irnos, me gustaría preguntarte si te has frotado los ojos cuando estabas ahí dentro.

─Eh, sí... ¿Por qué lo preguntas?

─Porque tienes los ojos manchados con el delineador que llevas puesto.

La chica se revisó las manos y vio pequeñas manchas de maquillaje negro en los dedos.
─Vaya, no sabía que lo tenía puesto... ─dijo con algo de vergüenza mientras se los limpiaba en las mangas de la camisa, no queriendo imaginarse cómo se debía de ver.

─¿Quieres que te lo arregle? ─La chica asintió antes de cerrar los ojos y le quitó suavemente las manchas negras a su alrededor─. Así... Listo, ya podemos irnos.

A medida que se dirigían a la puerta, la chica no solo miró sorprendida la forma en la que él se desplazaba levitando con propulsores en lugar de caminar a pie, también observó su alrededor con admiración, nunca antes había estado en un sitio tan grande y ornamentado como aquel. Echó un vistazo al gran espejo que estaban dejando atrás.

─¿Qué sitio es este? ─le preguntó.

─La Sala del Espejo, aquí reside el símbolo del Night Raven College: el Espejo de la Oscuridad, el cual asigna a los estudiantes sus dormitorios y nos permite viajar a otros sitios.

─Ya veo... ─comentó ella antes de recordar una cosa y pellizcarse con fuerza por debajo de la axila─. ¡Au!

─¿Eh? ¿Por qué te has pellizcado? ─le preguntó Ortho, extrañado.

─Para asegurarme de que no estoy soñando, pero incluso con esto no lo tengo claro aún...

─¿Por qué ibas a pensar que estás soñando?

─Porque... Todo esto es muy raro. Quiero decir, acabo de despertar en un ataúd que se abrió cuando estornudé, estoy vestida de otra forma y lo último que recuerdo es ver a mi hermano abrazarme preocupado... Estoy casi segura de que eso fue realmente un sueño.

─Todo debe parecerte raro ahora, pero puedo asegurar que todo lo que está pasando es real. Por ejemplo, acabas de decir que tienes un hermano, ¿verdad? A lo mejor lo conozco si estudia en esta escuela, ¿a qué dormitorio pertenece?

─No... No estoy segura...

No estaba mintiendo del todo, había escuchado varias veces el nombre de un dormitorio específico, pero aún estaba debatiendo si lo que había escuchado había sido real o no.

Sin embargo, eso no hizo que Ortho dejara de querer ayudarla.
─Entonces esa es una pregunta más que nos puede resolver el director, confía en mí ─le aseguró.

La chica suspiró y sonrió. Aunque tenía muchas dudas en la cabeza, había por lo menos alguien que parecía querer ayudarla.
─De acuerdo, entonces guíame, por favor ─le dijo con suavidad.

Ortho la sujetó nuevamente de la mano.
─Será mejor que vayamos así, señorita, la escuela es muy grande y podrías perderte si nos separamos. Muy bien, ¡entonces en marcha~! ─exclamó alegremente mientras alzaba su brazo libre.

Ella se rio con el adorable entusiasmo del pequeño. Casi se sintió como si estuviera comenzando una gran aventura con él.

Salieron finalmente hacia el pasillo, la chica miró con fascinación la arquitectura y las brillantes llamas de fuego verde que iluminaban el lugar.

─Este lugar es el Night Raven College ─le presentó Ortho─. Muchos jóvenes de todo el mundo se reúnen aquí desde tiempos inmemoriales para mejorar su habilidad mágica. Aquí se les da la bienvenida tanto a seres vivos como no-vivos.

Nada más caminar por aquel sitio, un par de estudiantes de Heartslabyul se fijó en ellos y los miraron con sorpresa.

─Oye, ¿hoy se celebra algo que requiera la túnica? ─preguntó uno de ellos al otro.

─Que yo sepa no, el líder de dormitorio o el vice-líder nos lo habría recordado. A lo mejor es alguien nuevo, parece que le están enseñando el lugar. No puedo ver el color de su pluma mágica desde aquí...

─¿Alguien nuevo a estas alturas? ¡Espero que forme parte de nuestro dormitorio!

La chica no era tímida, pero se estremeció tras darse cuenta de que podría llamar la atención con aquellas ropas; acababa de llegar a aquel sitio y lo que menos le apetecía era ser el centro de las miradas.
─¿A qué se refieren con eso de pluma mágica? ─le preguntó a Ortho.

─Es el bolígrafo reglamentario de la escuela con el que se lleva la gema mágica; no solo sirve para escribir y canalizar mejor los hechizos, también tiene función identificadora. Mira, lo tienes ahí al lado.

Le señaló la pluma mágica guardada en el estuche dorado que llevaba colgando de la cintura con una delgada cadena, portando una gema de color gris claro.

─No lo había visto hasta ahora... ─comentó ella antes de sentir una pequeña molestia en la garganta y toser.

─Vamos, el despacho del director se encuentra en un piso superior. Con un poco de suerte nos lo encontraremos ahí.

A medida que iban caminando, se acabaron dando cuenta de que varios estudiantes se estaban fijando en ella, algunos con poca discreción. No pasaron muchos segundos para que los murmullos se escucharan por todas partes y descubrir en ellos el motivo. La túnica no era lo único que llamaba la atención...

─Oye, ¿es esa una chica? ─preguntó un estudiante de Scarabia a su amigo.

─Se parece mucho a una, en el club de Magift tenemos otro compañero con rasgos adorables.

─A lo mejor es la hermana o novia de alguien y está de visita ─supuso un estudiante de Octavinelle.

─¿Entonces por qué llevaría puesta la túnica ceremonial? ─preguntó otro de Diasomnia.

─¡Tío, qué guapa es! ¿Será actriz o modelo y ha venido aquí por trabajo? ─llegó a decir un estudiante de Heartslabyul.

─¿Se lo quieres preguntar? ─le preguntó su amigo con picardía.

─¡Claro que no...!

La chica devolvió la mirada a un estudiante de Ignyhide que se la había quedado observando y este la desvió rápidamente con timidez.

No tardó mucho en darse cuenta de la razón de aquel tumulto, la ausencia de chicas a la vista y la información de las voces que acababa de recordar lo aclaraban todo: ella era la única chica presente en un colegio masculino.

Usó la mano libre para cubrirse el rostro con la capucha, apretó nerviosa la de Ortho y se acercó a él.
─Perdona si te molesto con tantas preguntas, pero ¿tan raro es ver a una chica por aquí? ─le preguntó para asegurarse─. Me están mirando como si fuese un alienígena...

─No es ninguna molestia, ¡puedes consultarme todo lo que quieras! El camino va a ser un poco largo, por lo que nos vendrá bien hablar mientras tanto. Ven, bajemos por aquí ─dijo Ortho antes de conducirla por unos escalones que llevaban abajo y suspirar─. Pero sí... Al ser una escuela masculina, el Night Raven College no suele tener presencia femenina. Para ser sincero, a mí también me sorprendió ver que eras una chica, pero no quise decir nada porque parecías confundida... Pero mirándolo de esta forma, no sería de extrañar que la gente quiera verte, ¡eres tan bonita que pareces una princesa de cuento!

La chica desvió cohibida la mirada. A pesar de tener un aspecto que ella consideraba bastante ordinario, sus amigos, su familia y su ex le habían dicho más de una vez cosas buenas sobre su físico. Como muchas personas, ella se alegraba de oír eso en boca de gente cercana, pero aquella comparación la había pillado por sorpresa.
─¿Tú crees? ¡Venga ya! Tampoco me veo para tanto... ─murmuró con humor.

─¡Je, je! Además mantienes la modestia, a varios estudiantes de por aquí les vendría bien aprender eso ─rio Ortho─. Pero conmigo estás a salvo, si alguno de estos chicos se atreve a molestarte, ¡prepararé un rayo mágico especial para él!

Sin comprender exactamente lo que quería decir, ella sonrió nuevamente.
─Entonces supongo que no tengo nada que temer ─dijo antes de toser una segunda vez y cambiar de tema─. Otra cosa que quería preguntarte, me he fijado que los demás tenían su pluma mágica de distintos colores, ¿tiene algo que ver con los dormitorios?

─Sí, las gemas mágicas adoptan el color de su respectivo dormitorio al ser asignadas por el Espejo de la Oscuridad; en el caso de Ignyhide, por ejemplo, sería el azul eléctrico. El tuyo no tiene color todavía, por lo que tengo curiosidad por saber en qué dormitorio te pondría el Espejo de la Oscuridad. ¡Si te tocara Ignyhide, podríamos pasar tiempo juntos! ¿Crees que tienes las características necesarias para ser elegida?

─No lo sé, ¿qué debería hacer?

─Algunas de las cualidades más comunes son: ser bueno en la combinación de magia y tecnología, y tener interés en máquinas avanzadas.

─Vaya, pues no soy familiar con ninguna de esas cosas... ─murmuró ella.

─¿De verdad? Qué pena...

─Venga, no te desilusiones, Ortho. Podemos hacernos amigos igualmente, ¿verdad?

La mirada de Ortho se iluminó.
─¿Lo dices en serio? ¡Claro que podemos! Haríamos muchas cosas juntos y podrías hacerte amiga de mi hermano mayor también. Espera, subamos ahora por aquí... ─la condujo por unas escaleras que llevaban arriba─. Bueno, con lo tímido que él es, eso sería un poco difícil.

─Entonces yo también podría presentarte el mío, seguro que te encantaría conocerlo ─respondió ella antes de desviar la mirada con preocupación─. Espero que esté bien, me gustaría verlo después de hablar con el director.

─Se nota que te preocupas por él. Yo también lo haría con el mío, a veces se mete en problemas y al ser el líder de nuestro dormitorio tiende a ocuparse mucho.

─Oh, ese título suena importante ─dijo ella mientras disimulaba la sorpresa de haber oído también aquel término con anterioridad.

─¡Lo es, estoy muy orgulloso de él! ─exclamó Ortho jovialmente─. Es muy inteligente y tiene mucho potencial, la única dificultad que tiene con eso es comunicarse con otras personas, así que le doy mi apoyo y ayuda para que dé todo de sí mismo.

La chica rio suavemente.
─Se ve que lo admiras mucho.

─Sí, lo quiero mucho. Él diseñó y fabricó para mí distintos cuerpos para dar mi mayor potencial en la escuela, como uno con pies para correr y caminar en el suelo que me dio hace poco. Deberías verlo, ¡siempre lo uso para Educación Física!

─Ok, ¡lo haré cuando tengamos la oportunidad!

─¡Genial! También pasamos mucho tiempo juntos cuando no está demasiado ocupado, nos gusta jugar videojuegos y realizar puzzles 3D. ¿Y qué hay de tu hermano? A lo mejor lo vemos por el camino, ¿qué aspecto tiene? ¿Es mayor o menor?

─Prácticamente es mayor que yo por unos minutos, pero tenemos la misma edad, somos mellizos ─explicó ella─. Es un poco más alto que yo y se parece mucho a mí.

─¡Mellizos! ─exclamó Ortho con sorpresa─. Entonces no debería ser muy difícil encontrarlo. Hablando de encontrar, ahí está nuestro destino ─dijo mientras señalaba un solitario portón doble.

Terminaron de acercarse y Ortho llamó a la puerta. Al no obtener respuesta, tocó una vez más.
─¿Director? Soy yo, Ortho Shroud. ¿Puedo pasar? ─lo llamó antes de tocar una tercera vez─. ¿Director?

─A lo mejor no está dentro ─comentó la chica antes de abrir suavemente la puerta y asomarse por ella junto a él.

El despacho estaba iluminado por la luz que atravesaba las ventanas y estaba adornado con unas cortinas de color morado y varios retratos de personas que parecían importantes. Miraron ambos lados, pero no había nadie dentro.

─Vacío... ─suspiró Ortho mientras la cerraba.

─¿Qué hacemos ahora? ¿Lo esperamos?

─No sabemos cuándo volverá, y si no está aquí podría estar en cualquier parte. A lo mejor algún profesor sabe dónde está, aún nos queda tiempo antes de la próxima clase, vayamos a buscarlo ─propuso Ortho.

La chica asintió antes de toser una vez más.

─¿Te encuentras bien? Llevas un buen rato tosiendo ─notó Ortho con preocupación─. No estarás enferma, ¿verdad?

─No, estoy bien ─le aseguró─. Me siento un poco cansada, pero debe ser porque me desperté hace poco, nada más.

─Entiendo... ─respondió él con duda antes de volver a sujetarle la mano─. Continuemos, tenemos que bajar algunos pisos más.

─Sí que ibas en serio cuando dijiste que este sitio es grande... ─comentó ella.

─No es de extrañar viniendo de una escuela antigua cuyos dormitorios fueron fundados por los Siete Grandes.

Caminaron por un rato más hasta divisar la segunda fila de escaleras por la que tenían que bajar, fue ahí cuando se cruzaron con un peludo gato negro caminar lentamente hacia ellos.

─¡Oh, Lucius! Buenos días ─lo saludó Ortho.

El gato ignoró al androide, se quedó mirando a la chica y comenzó a frotarse contra sus piernas.
─¿Oh? ─preguntó ella, sorprendida, antes de reír─. ¡Qué cosita tan cariñosa eres!

El gato maulló lánguidamente y ronroneó con un tono amigable.

─¡Mira, le caes bien! No suele ser así de amistoso con gente que acaba de conocer ─dijo Ortho alegremente antes de agacharse junto a él─. ¿Sabe el profesor Trein que estás aquí, Lucius? No vaya a ser que te esté buscando antes de clase.

El animal le dirigió una mirada malhumorada antes de fijarse nuevamente en la chica, quien rio suavemente.
─¿Dé donde ha salido este gatito? ─preguntó antes de sentir una extraña sensación de familiaridad en él y un pequeño picor en el hombro derecho.

─Se llama Lucius, es el gato del profesor de Historia de la Magia. Suele deambular alrededor de la escuela cuando no está con él. Ah, cierto, estábamos buscando al director, ¿lo has visto por alguna parte, Lucius?

El gato maulló lánguidamente, como si estuviera dando una respuesta negativa.

─Ya veo... ─murmuró Ortho con un pequeño sentimiento de derrota.

─¿De verdad entiendes lo que dice? ─preguntó la chica, asombrada.

─Sí, tengo un programa que me permite entender varias lenguas animales ─asintió Ortho antes de volver a ver a Lucius─. ¿Sabes entonces dónde está el profesor Trein?

La chica habría continuado observando la curiosa conversación entre el gato y el joven de no ser que había comenzado a escuchar un tumulto de pelea procedente del piso inferior, cerca de las escaleras por las que tenían que bajar.

En un principio ella no se habría alejado de Ortho por satisfacer su curiosidad, pero algunas de las voces que recordaba presentaban un barullo similar, por lo que una corazonada le indicó que averiguar el origen del ruido la ayudaría a encontrar su hermano.
─Ahora vuelvo ─avisó antes de caminar a paso apresurado hacia las escaleras.

Ahí apenas tuvo tiempo de reaccionar cuando vio a alguien subir los escalones de dos en dos a una gran velocidad, directo hacia ella.

─¡¡Eh, eh, aparta, aparta!! ¡¡Argh!!

─¡¡AAH!!

No tuvo tiempo para apartarse y aquel estudiante se chocó de lleno contra ella, ambos perdieron el equilibrio y cayeron al suelo.

─Ugh... ─se quejó ella antes de mirar confundida al joven.

─¡Eh! ¿¡Cuál es tu...!? ─la pregunta enfadada de aquel chico se detuvo nada más fijarse en su rostro destapado y le devolvió la mirada extrañada─. ¿Eh?

Ella no supo qué decir, se limitó a observar aquel chico de pelo rubio oscuro y grandes orejas de animal, y comenzó a erguirse lentamente.

Lucius se sobresaltó por la escena y se fue corriendo de allí, Ortho localizó a la joven con la mirada y dio un fuerte respingo antes de acercarse rápidamente, agacharse junto a ella y mirar al otro joven echar a correr.
─¡Eh, ten más cuidado! ─le recriminó enfadado.

─¡Lo siento, pequeño Ortho! ¡Tengo prisa! ─le dijo el joven mientras hacía un gesto de despedida con la mano.

Ortho gruñó como respuesta antes de ayudar a la chica a sentarse en el suelo.
─¿Te encuentras bien? ─le preguntó.

─Sí, gracias... ─dijo ella tras volver a ponerse la capucha y se palpó el hombro derecho.

─¿¡Dónde estás, Ruggie Bucchi!? ─exclamó una voz chillona procedente de alguien que estaba terminando de subir las escaleras.

La chica no se fijó con claridad en las personas que acababan de llegar, pero de alguna forma reconocía aquella voz.

Por otra parte, Ortho reconoció a dos de ellos como el pequeño monstruo con aspecto gatuno que su hermano veía adorable y el prefecto de Ramshackle, los otros dos eran estudiantes de Heartslabyul. Al tener claro que estaban persiguiendo a Ruggie, señaló la dirección en la que lo vieron irse.
─¡Fue por ahí! Creo que se dirige al patio interior ─exclamó, molesto─. ¡Acaba de empujar este estudiante al suelo!

Los tres estudiantes les dirigieron una mirada sorprendida, puesto que era inusual ver en el mismo sitio un androide y una persona vestida con la túnica ceremonial sin ser requerida, mas no se detuvieron en su persecución.
─¡Muchas gracias! ─exclamó el prefecto de Ramshackle mientras se alejaba.

La chica abrió mucho los ojos al escuchar la voz de aquel joven e intentó apresurarse en ponerse de pie para llamarlo, pero lo único que logró fue sentir una fuerte incomodidad por todo el cuerpo y toser con fuerza. Al escucharla, uno de los estudiantes de Heartslabyul paró de repente y regresó junto a ellos.

─Eh, ¿te encuentras bien? ─le preguntó mientras le tendía una mano─. Siento mucho que te haya pasado esto, ¿necesitas ayuda?

La chica lo miró mientras se sujetaba la capucha para asegurarse de que le ocultaba bien el rostro, lo pensó por un momento y alzó una de sus manos para aceptar la de él y ponerse en pie. Se fijó en que era más alto que ella.

─¿Necesitas que te acompañe a la enfermería? ─le preguntó el joven.

No necesitaba seguir llamando la atención de forma innecesaria, por lo que negó enérgicamente la cabeza como respuesta para evitar hablar y revelar su voz.

─¿Estás seguro? Esa tos no ha sonado bien... ─insistió él, dejando en claro que le preoci¡upaba de verdad.

Viendo que no parecía querer irse sin más, Ortho rodeó la espalda de la chica con un brazo.
─¡No se preocupe, señor! Yo ya estoy con ella, me encargaré de que se encuentre bien ─aseguró.

El chico no pareció reaccionar al hecho de que se habían referido a aquel estudiante como "ella", de igual manera no tuvo mucho tiempo para procesarlo porque tenía que regresar a su persecución.

─¡Deuce, qué haces! ─se escuchó desde lejos la voz del otro chico de Heartslabyul─. ¡Vamos a perder la cabeza si no vienes!

El chico aludido les dirigió una última mirada antes de correr a una gran velocidad cuyos pasos se notaban cada vez más furiosos.

La chica suspiró aliviada, pero volvió a inquietarse al acordarse rápidamente del joven que les había dado las gracias.

─Esta es otra de las razones por las que te dije que es mejor que no te separes de mí ─le dijo Ortho con un tono en el que se notaba un poco de enfado─. A partir de ahora no vuelvas a soltarme la mano a menos que sea necesario, ¿de acuerdo?

─Vale, perdón... Pero ¡tenemos que seguirlos! Uno de ellos era mi hermano, ¡estoy segura! ─insistió la chica antes de toser nuevamente.

Ortho dejó de fruncir el ceño y miró la dirección en la que habían visto la persecución irse.
─De ser el caso parecía ocupado, no tuvimos siquiera la oportunidad de hablar con él ni pareció fijarse en ti... Tendrá que ser más tarde.

La chica maldijo en silencio haberse puesto la capucha en el momento más inoportuno.

─Pero ese joven tenía razón, estás tosiendo cada vez más ─notó Ortho─. ¿Estás segura de que no quieres ir a la enfermería? ¿No te duele nada después de esa caída?

─No mucho, estoy bien ─insistió ella─. Pero no sé por qué tengo tanta tos...

─De acuerdo, pero si vuelves a toser de esa forma aunque sea una sola vez más, te llevo de cabeza a la enfermería, ¿entendido? ─decidió Ortho con severidad.

La chica parpadeó atónita por lo fuerte que se había vuelto la insistencia de su compañero.
─Bueno, bueno... Si vas a ponerte así, vale, lo haré... ─dijo apresuradamente─. Pero ¿no te va a ocupar mucho tiempo seguir ayudándome de esta forma? Quiero decir, seguro que debes hacer mucho más que acompañar a alguien que acabas de conocer.

─¡No digas eso! No voy a dejarte sola después de haberte encontrado tan asustada ─insistió él─. Y además no pasa nada si no voy a clase, mi hermano ha ido sin mí más de una vez. No creo que vayamos a tardar demasiado, pero le enviaré un mensaje a su móvil por si acaso, él debería comprenderlo si es para ayudar a alguien.

La sorprendió al crear un holograma rectangular y escribió algo en el teclado digital rápidamente.

─Enviado. Volviendo a lo de antes, Lucius me ha dicho que el profesor Trein va a dar clase en el aula 3-E, podemos empezar ahí. Y quién sabe, al director le da por irrumpir en medio de las lecciones de vez en cuando para ver cómo van los alumnos, el porcentaje de probabilidad de que eso ocurra hoy es... un 48%.

─Por lo menos es casi un 50%... ─comentó la chica con un suspiro.

─Es baja probabilidad, pero con un poco de suerte actuará en nuestro favor y podremos verlo ─dijo Ortho antes de señalar las escaleras que tenían planeado bajar─. Por aquí.

─Vale ─asintió la chica y pensó en lo que le había dicho─. Por cierto, sé que aún es temprano para decir esto, pero muchas gracias por la ayuda, Ortho. Algún día te lo compensaré.

Ortho cerró los ojos alegremente.
─Eres muy amable, pero es un placer ayudar, no es necesario que me des nada a cambio ─dijo antes de pensárselo mejor─. Bueno, hay una cosa que podrías hacer: ven a jugar conmigo un día cuando no estés ocupada.

─Por supuesto, será un placer ─dijo ella alegremente antes de taparse la boca con el brazo para estornudar con fuerza.

Ortho habría jurado haber visto unas diminutas chispas de luz salir disparadas de ella. Fuera lo que fuese, ya había perdido la paciencia y tiró de su mano para subir nuevamente las escaleras con ella.
─¡Se acabó! ─exclamó severo─. ¡Nos vamos a la enfermería ahora mismo!

─¿¡Qué!? Pero ¡si acabo de estornudar, no he tosido! ─le recordó ella mientras intentaba detenerlo.

─¡Me da igual! Ese estornudo ha sido tan fuerte como los de antes, no me extrañaría si acabas desarrollando gripe. ¡Nos vamos ya!

A ese punto supo que era imposible no poder hacerlo cambiar de idea.

─¡Vale, vale! Ya voy, ¡pero no tires tanto!

Como si aquel último estornudo hubiera activado algo, la chica comenzó a sentirse cada vez más cansada a medida que caminaban a través de aquel pasillo, su cuerpo se volvía más pesado y la cabeza le daba vueltas... Afortunadamente para ella, el nuevo destino estaba en aquel mismo piso y no tendrían que pasar por más escaleras.

La actitud impaciente de Ortho regresó a la preocupación tras verla en aquel estado.
─Eh, ¿te encuentras bien? Perdón por haberte hecho caminar tan rápido, la enfermería está cerca, vayamos poco a poco.

─Gracias... ─murmuró ella antes de toser con fuerza, haciendo que los estudiantes alrededor también se acabaran dando cuenta de que algo no iba bien.

─¿Todo bien? ─les preguntó un estudiante de Octavinelle─. ¿Deberíamos llamar algún profesor?

─Está todo controlado, no se preocupe ─insistió Ortho sin detenerse.

─¿Qué le pasa? ¿Está enfermo? ─preguntó un estudiante de Savanaclaw mientras los veía irse.

Las personas que lo escucharon se apartaron tanto por el temor a contagiarse como por el desconcierto de la situación.

─Eh, ¿no es esa la chica de antes? ─la reconoció un estudiante de Heartslabyul que la había visto antes sin la capucha.

─No les hagas caso, sigamos por aquí ─la animó Ortho.

Estornudos violentos, tos, cansancio, posible descontrol involuntario de la magia... Hizo una rápida búsqueda en internet sobre enfermedades con los síntomas que había podido notar en ella y los primeros resultados que obtuvo fueron gripe y resfriado. Ya de por sí era complicado para un humano contraer ambas enfermedades a la vez, solo necesitaría ver más síntomas como fiebre para tener un resultado claro, pero realmente esperaba que no le ocurriera eso.

─Ortho... Necesito parar un poco ─le pidió la chica antes de toser una vez más y jadear.

Él se detuvo y la dejó apoyarse contra una pared para que pudiera calmarse.

─¿Te sientes mejor? ─le preguntó cuando su respiración recuperó una velocidad normal.

─No lo sé... ─admitió la chica, agotada, mientras se llevaba una mano al hombro derecho─. Me duelen el estómago y el brazo...

Ortho le apartó la capucha hacia un lado para verle mejor la cara.
─Te ves pálida... ─observó.

─Oh, pero si es el más joven de los hermanos Shroud ─comentó una amable voz familiar de tono grave.

─¡Señor Lilia Vanrouge! ─lo aludió Ortho al verlo.

La chica empleó un poco de sus fuerzas recuperadas para levantarse levemente la capucha y mirar al recién llegado: un adorable joven de grandes ojos rojos, chaleco verde y una altura que sobrepasaba apenas la de ella. Sus orejas puntiagudas le hicieron pensar que se trataba de un elfo o un hada.

─¡Qué raro verte por aquí solo, Ortho! ─comentó Lilia mientras colocaba lo que parecían ser unos papeles debajo del brazo─. Veo que has hecho un nuevo amigo ─la miró─. Me sorprende que lleves la túnica ceremonial, ¿se celebra algo hoy? Primero se me olvidó entregar estos documentos sobre el torneo al director durante la última reunión y ahora esto ─Suspiró─. A uno le falla la memoria con la edad...

─No, su memoria está bien, Lilia Vanrouge, pero no tenemos tiempo para hablar de eso ─insistió Ortho─. Tengo que llevar esta chica a la enfermería, ¡le ocurre algo y se ha ido poniendo cada vez peor! ─Volvió a cogerla de la mano─. ¿Puedes seguir caminando?

Por un segundo, Lilia creyó haber oído mal. De todas formas, era capaz de sentir algo extraño procedente de la persona encapuchada.
─¿Chica? ─repitió antes de calcular la seriedad de la situación─. ¿Y está enferma? ¿Qué le ocurre?

─Creo que se trata de gripe pero... Espere, ¿qué va a hacer, señor Lilia Vanrouge? ─preguntó Ortho al ver que se estaba acercando a ella, quien dio un nervioso paso hacia atrás.

El fae hizo desaparecer con su magia los documentos que estaba sujetando y le bajó la capucha, sorprendiéndose al ver realmente una joven chica.
─¡Mira esto, pero si eres una adorable dama! ─dijo con una gran sonrisa a modo de saludo.

─¡No...! ─exclamó ella mientras hacía ademán de volver a ocultarse el rostro antes de volver a toser por enésima vez quel día.

Lilia le acarició el hombro con suavidad para calmarla.
─¡Shh, shh, shh...! Tranquila, pequeña. Prometo que no te haré daño ─le dijo tranquilamente antes de quitarse el guante de la mano derecha y colocarla encima de su frente para comprobar su temperatura.

La chica cerró los ojos con fuerza tanto por los nervios como por aquel nuevo contacto, pero los de Lilia se abrieron como platos.
─¡Tiene mucha fiebre! ─dijo con preocupación mientras se volvía a poner el guante.

─¿¡Qué!? ¡Su temperatura era estable hacía tan solo unos minutos! ─exclamó Ortho, dándose cuenta de que en realidad no había vuelto a analizar sus signos vitales desde que la había visto; algo había cambiado de repente.

─Me ha dado calor de repente... ─explicó la chica entre jadeos antes de llevarse una mano al estómago tras sentir ahí un intenso ardor─. No... No me encuentro bien. Creo que voy a...

Pudo decir todo aquello antes de toser, pero esta vez su tos se acabó transformando en unas desagradables regurgitaciones.

─¡¿Necesitas vomitar?! ─exclamó Ortho, ahora asustado.

Lilia cogió a la chica de la mano y señaló en la dirección detrás de él.
─Estás de suerte, hay un servicio por aquí cerca. ¡Venid conmigo!

Los tres corrieron una vez más por el pasillo hacia el servicio indicado mientras la chica resistía las ganas.

─Eh, ¿pero qué...? ─intentó preguntar un estudiante de Heartslabyul que acababa de salir de ahí y ver a Ortho acercarse disparado para mantener la puerta abierta.

─¡Nada de preguntas! ─demandó él mientras dejaba entrar a Lilia con la chica y cerrar la puerta detrás de él.

Sin dudar un segundo, Lilia la guió hacia uno de los lavabos.
─Aquí, puedes echar todo lo que necesites ─le dijo mientras le sujetaba el pelo con delicadeza─. Que no te dé vergüenza, en este sitio estamos solo nosotros tres.

─¡Voy a por papel! ─avisó Ortho mientras buscaba en los cubículos un rollo con suficiente papel higiénico.

La joven apretó los ojos y regurgitó un par de veces más antes de expulsar lo que fuera que se había formado dentro de ella.

En un principio Lilia también había cerrado los ojos al sentir su incomodidad, y también para darle un mínimo de privacidad, pero los abrió eventualmente y miró con horror lo que había echado la chica.
─¿¡Esto es...!?

Ella tosió al sentir que no le quedaba nada por sacar, aún no había abierto los ojos.

Ortho regresó con ellos con un pequeño montón de papel enrollado en su mano.
─Toma, aquí tienes papel... ─pudo decir antes de dárselo y fijarse en el nuevo escenario, paralizarse y mirarlo con espanto.

─¡Lo siento! ¡Lo siento muchísimo! ─dijo ella con vergüenza mientras se secaba las pequeñas lágrimas que se habían asomado por el esfuerzo─. No sé por qué me está pasando esto, no he comido nada en todo el día... ¡De veras que no...!

Por lo menos sentía el estómago mucho más ligero, mas al usar el papel para limpiarse los labios y abrir finalmente los ojos, estos se fijaron consternados en lo que acababa de expulsar...

El blanco lavabo estaba ahora manchado y salpicado con lo que parecía ser un espeso líquido negro que bajaba lentamente por el desagüe... La chica apartó lentamente el papel con el que se estaba limpiando y se encontró, además de las manchas del maquillaje que se había frotado junto a las lágrimas, con unas húmedas manchas similares a la tinta que dejaban en claro que aquella asquerosa sustancia había salido de su interior. Gritó aterrada mientras soltaba el papel.

─¡Tranquila, señorita! ─le pidió Ortho.

─No te asustes, encontraremos una explicación a todo esto ─le aseguró Lilia mientras le hacía gestos tranquilizadores con las manos─. Pero escúchame: será peor si te pones nerviosa, debes mantener la calma. Sé que suena difícil en un momento como este, pero vamos a estar contigo.

─¡Es cierto! ─dijo Ortho mientras le sujetaba un hombro─. Si esa sustancia que has expulsado es lo que creemos que es, se puede controlar si evitas cualquier sentimiento negativo.

La chica volvió a mirar la sustancia negra e hizo un esfuerzo por no hiperventilar.
─¿Pero qué creéis que es esa cosa? ¿Qué me va a pasar si no estoy tranquila? ─inquirió.

─Nunca lo había visto de esta manera, pero esta sustancia se acumula en el cuerpo cuando se combina un excesivo uso de la magia con sentimientos negativos intensos ─explicó Lilia─. ¿Has usado mucha magia últimamente, jovencita?

La chica le dirigió una mirada confundida.
─¿Magia? ¡Claro que no, no soy capaz de usarla! ─dijo mientras comenzaba a sentir un fuerte ardor en el hombro derecho.

Ambos intercambiaron una rápida mirada y Lilia le revisó la gema de su pluma mágica, la cual mostraba unas grandes manchas negras.

─¿No? ¿Entonces por qué...? Oh, ¿¡te duele otra parte!? ─preguntó Ortho al ver su expresión de dolor.

Ella se llevó una mano al hombro, pero la apartó rápidamente al sentir que su ropa se estaba deshaciendo en aquella específica parte, como si ardiera con un fuego invisible.

─¿Qué es eso? ─preguntó Lilia antes de acercarse y ver un pequeña iluminación roja emanar de su hombro─. Voy a pedir ayuda, tú quédate aquí con ella, Ortho ─le indicó─. Asegúrate de que no le pase nada, trataré de apresurarme.

─Entendido ─asintió Ortho.

En un abrir y cerrar de ojos, Lilia desapareció de ahí, dejando una nube de diminutas estrellas brillantes a su paso, y se teletransportó a su clase, donde el profesor Trein acababa de llegar. Le explicó lo que sabía de la situación lo mejor que pudo.

─¡Reúne a los líderes de dormitorio en caso de que se ponga peor! ─le indicó antes de sacar su teléfono móvil─. Voy a llamar al director y al profesor Crewel.

Lilia asintió y se fue de ahí. Había considerado avisar primero a Malleus, pero lo que más necesitaba ella era tener su magia detenida cuanto antes. Le ponía los pelos de punta imaginarse el cuello de aquella inocente chica apretado con el collar de Riddle, pero no se le ocurría otra cosa mejor para poder ayudarla en aquella situación tan drástica.

[Publicado el 25/3/2022]

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