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2. Solo

Grim también estaba asustado, pero de algún modo se tragó el miedo y les plantó cara.

—¡¡Un hechicero como yo, el gran Grim, no tiene miedo a los fantasmas!! ¡Chupaos esta! —exclamó con voz temblorosa.

Comenzó a escupir fuego de la misma forma que hizo horas antes en la ceremonia de entrada.

Los fantasmas evitaron fácilmente sus ataques, no ayudaba tampoco el hecho de que les daba por aparecer y desaparecer para confundirlo. En su estupefacción, Yuu se fijó que Grim tenía los ojos cerrados al atacar.

—¡Apunta por dónde atacar! ¡A este paso vas a incendiar todo! —exclamó.

—¡Tú, cállate! ¡No me des órdenes! —le gritó Grim con enfado en respuesta.

Yuu conocía de poco al pequeño monstruo, pero se le ocurrió una buena idea para poder hacer equipo con él y derrotar a los fantasmas juntos.

—¡Míralo de esta forma! ¡Si espantas a los fantasmas, puede que el director vea algo en ti como hechicero! —le dijo—. Además, si salimos de esta y me es posible te daré una lata de atún como recompensa.

Ambas propuestas eran igual de tentadoras para Grim, pero el orgullo podía con él.

—¡Soy un gran hechicero! ¡Puedo hacerlo solo!

Apenas terminó de decir eso cuando los fantasmas comenzaron a acercarse entre risas amenazantes.

—¡Sois unos cobardes! —exclamó Grim.

—¿Dije una lata de atún? ¿Qué me dices de dos latas de atún cuando ganes? —propuso Yuu—. Eso sí, ¡ten cuidado con no quemarme o me será imposible darte la recompensa!

Grim gruñó entre la frustración y la tentación de su recompensa hasta tomar una decisión.

—¡Oye, tú, dime dónde están los fantasmas! —ordenó a Yuu mientras lo señalaba con una pata.

—¡Cuenta conmigo! —exclamó el humano antes de recodar la situación en que ambos se encontraban—. ¡A tu izquierda! ¡Cuidado!

Pudo darle de lleno a dos fantasmas de los fantasmas.

—¡Quema! —gritó uno de ellos.

—¡Le he dado! —exclamó Grim con satisfacción—. ¡Bien, saquémoslos de aquí!

Continuaron así: Yuu le daba indicaciones a Grim para atacar. No supieron cuánto tiempo había pasado hasta que los fantasnas decidieron rendirse y huyeron espantados.

—¿Eh? ¿Hemos ganado? —preguntó Grim al ver que no volvían.

Por primera vez desde que llegó a aquel mundo, Yuu sintió un verdadero alivio.

—¡Sí, lo hemos logrado! —exclamó con alegría—. ¡Eres increíble, Grim! ¡Muchas gracias por todo!

Grim también suspiró aliviado, con el miedo aún reflejado en los ojos.

—Qué miedo he... —murmuró antes de recordar su orgullo—. ¡No! ¡No he tenido miedo en absoluto! ¡Esto no ha sido nada para el gran Grim! ¿Qué os ha parecido fantasmas? ¿Eso era todo lo que podíais hacer?

Yuu rio suavemente por el repentino cambio de actitud de su nuevo compañero.

En ese mismo instante escucharon pasos detrás de ellos. Los fantasmas no tenían piernas, por lo que no podía tratarse de ellos.

—¡Buenas tardes, joven Yuu! —exclamó Crowley alegremente—. ¡Te he traído amablemente la cena! Te la he dejado en la sala de... —se fijó en Grim de pie en el suelo y su semblante dio un giro de noventa grados—. ¡Eh! ¡Tú eres el mostruo que montó aquel caos en la ceremonia! Creí haberte echado, ¿¡qué haces aquí!?

Grim resopló con molestia.

—¡He arreglado el problema con los fantasmas! ¡Dame las gracias! —respondió orgulloso.

El director frunció el ceño.

—¿Eh? ¿De qué estás hablando?

—Hasta hace un momento unos fantasmas intentaron atacarnos —comenzó a explicar Yuu—. Entonces hicimos equipo para poder defendernos, yo le di indicaciones a Grim para saber dónde apuntar y él expulsaba fuego. ¡Prometo que no hemos quemado nada!

—Ahora que lo decís —comentó Crowley pensativo tras escucharlo—, aquí habitaban unos fantasmas muy bromistas, por eso los estudiantes se alejaron de este dormitorio y se quedó vacío. Eso lo había olvidado por completo, sin embargo... —murmuró— el simple hecho de que trabajárais juntos para enfrentaros a ellos...

—¡No digáis cosas como "equipo" o "trabajar juntos"! —exclamó Grim antes de volver a dirigirse al director y señalar a Yuu—. Él solo estuvo ahí de pie. Y yo solo lo hice por latas de atún — levantó las patas como si se acordara de algo—. ¡Ah! Hablando de eso, aún no he recibido mis latas de atún.

Yuu se llevó una mano a la frente en señal de desaprobación y suspiró.

—Me gustaría que me mostrárais cómo habéis espantado a esos fantasmas —anunció el director.

—¡Pero ya nos hemos encargado de ellos! —respondió Grim—. Antes de eso, ¡da—me a—tún! —exigió.

—Yo haré de fantasma —dijo Crowley mientras buscaba algo de sus bolsillos—. Si me derrotáis, te daré atún —dijo sacando un frasco pequeño—. Muy bien, aquí va la poción de transformación.

Se bebió un poco del contenido y, manteniendo su máscara y sombrero de copa, se transformó en un pequeño fantasma ante los ojos del monstruo y del humano.

—Este día no podía ser más raro... —pensó Yuu.

—¿¡Eh!? ¡No quiero! —se quejó Grim—. Es un fastidio y no quiero volver a hacer equipo con él...

—No se tú, Grim —dijo Yuu—, pero el director te ha ofrecido varias latas de atún a cambio... Además, recuerda lo que te dije antes: tal vez vea algo de potencial en ti como el gran hechicero que eres.

Una vez más, Grim gruñó ante la tentadora propuesta.

—¡Esta es la última vez! ¡De verdad, pero de verdad de la buena debes darme atún!

Fue un poco más difícil derrotar al director en aquel estado de fantasma, pues se movía mucho más rápido que el trío anterior, pero se las arreglaron como pudieron en observar, señalar y atacar.

Tras un buen rato, Crowley llegó al punto del cansancio y volvió a su forma original.

Yuu suspiró tras la gran concentración por la que tuvo que pasar y se fijó en Grim, que parecía más cansado que él.

—¡¿Qué tal esto!? —preguntó Grim desafiante tras jadear.

Crowley los miró como si hubiera presenciado algo imposible de ocurrir.

—No me lo puedo creer, una persona que puede dar indicaciones a monstruos —dijo antes de ponerse pensativo—. En realidad, mi instinto de profesor me estaba diciendo desde el caos de la ceremonia que podrías tener una habilidad para domar bestias o animales salvajes.

Grim lo miró sorprendido, Yuu interrogante. ¿Tan raro era para aquel mundo mágico que un humano trabajase con una criatura como Grim?

—Sin embargo... —murmuró Crowley de forma casi inaudible—. Incluso si lo fuera, este joven no tiene pinta de aguantar una bestia mucho más grande que él sin acabar devorado, además...

Yuu no pudo oír el resto, pero frunció un poco el ceño. A pesar de que podía correr más o menos rápido y tenía una gran resistencia, no era muy alto ni tenía una gran fuerza física. Más de una vez lo habían descrito como un chico de aspecto adorable, similar a su madre y a su hermana, pero no le gustaba que, por eso, alguien insinuara que podría ser un debilucho o algo similar.

Dejó esos pensamientos de lado y observó a Grim, quien fijaba su mirada expectante en el director, y pensó en lo que acababan de vivir.

—Disculpe, señor Crowley —Yuu lo despertó de sus cavilaciones—. ¿Sería posible que Grim pueda quedarse aquí conmigo, en el dormitorio?

Lo sorprendió con su pregunta.

—¿Eh? ¿Dejar a un monstruo vivir aquí?

Grim tampoco quedó indiferente.

—Tú... —murmuró.

—Me sentiría un poco solo en este lugar —explicó Yuu—. Además, tengo miedo de que los fantasmas vuelvan y Grim me ayudaría mucho si intentan atacar otra vez. De todas formas, si intentáramos echarlo, él podría volver igualmente sin problema alguno. Así que, ¿podría quedarse aquí, por favor?

Crowley sopesó las razones, el joven estaba solo en un mundo desconocido sin nadie a su lado. Además, tal y como había dicho, no importarían las veces que lo echaran si era capaz de volver una y otra vez.

—Supongo que no hay más remedio... —suspiró Crowley—. De acuerdo, puede quedarse.

A Grim se le iluminó la mirada.

—¿Eh? ¿¡De verdad!? ¿¡Voy a ser alumno!?

—Sin embargo —continuó Crowley—, no puedo dejar que alguien que no haya sido elegido por el Espejo de la Oscuridad, mucho menos un monstruo, ser un estudiante —Grim bajó las orejas y la mirada con indignación—, y en cuanto a ti, Yuu, no puedo permitir que te quedes aquí sin hacer nada a cambio hasta que regreses a tu mundo.

—Vaya... mi gozo en un pozo —se quejó Grim.

—Vamos, déjame terminar de hablar —le dijo antes de volver con Yuu—. Teniendo en cuenta de que tu alma fue llamada hasta aquí, la escuela debe tomar responsabilidad como dueños del Espejo, por lo que te permitiré vivir aquí sin necesidad de pago, pero otras necesidades tendrás que otorgártelas tú mismo.

—¿Cómo podría hacer eso, señor? —le preguntó Yuu.

—Viendo que no tienes nada a tu nombre, tengo una propuesta para ti.

A pesar de mostrar una amable sonrisa, el joven tragó saliva con preocupación.

—¿Qué me va a poner a hacer exactamente?

—Vamos, no te pongas así —le respondió el director—. Simplemente te daré trabajos de limpieza y mantenimiento alrededor del campus. Por lo que he podido ver, se te da bien la limpieza —dijo al pensar en lo bien que había quedado la sala de estar tras dejar al joven solo—. ¿Te gustaría ser el conserje de la escuela? —Yuu inclinó la cabeza en señal de duda—. De esa forma tendrás un permiso especial para estar en los alrededores de la escuela, también podrás investigar sobre cómo volver a tu mundo u otras cosas en la biblioteca. ¡Ya que soy muy amable! ¡Eso sí, siempre y cuando termines tu trabajo!

—¡¿Eh?! ¡No quiero eso! —se negó Grim—. Quiero ser estudiante y llevar uno de esos uniformes elegantes, ¿sabes?

Crowley se encogió de hombros.

—Por mí bien si te niegas, simplemente te echaré de nuevo.

Grim se horrorizó de solo pensar en ello.

—¿¡Fgna!? ¡Vale, lo pillo! ¡Si tengo que hacerlo, lo haré!

—Tampoco es que tenga muchas opciones... —dijo Yuu—. De acuerdo, señor. Acepto la oferta.

—Muy bien —declaró el director—. Entonces, vosotros dos, ¡a partir de mañana encargaos de convertiros en los mejores conserjes del Night Raven College!

En ese mismo instante, un ruido proveniente de Yuu resonó en el lugar. El joven frunció el ceño por la vergüenza, no había comido nada desde su llegada.

—Eso será ya mañana por la mañana, pero ahora deberías cenar algo antes de acostarte —le indicó Crowley—. Necesitarás fuerzas para trabajar. Como te dije antes, te dejé algo en la sala de estar, espero que sea de tu gusto.

—De acuerdo, señor. Muchas gracias por todo... —fue lo único que se le ocurrió responder.

—¡Eh! ¿¡Qué pasa con mi atún!?

—¡Dame tiempo para buscarlo, pequeño monstruo! — le espetó Crowley—. Bien, será mejor que me vaya ahora. No os acostéis muy tarde, ¿de acuerdo? Os veré mañana.

Y volvió a marcharse.

El estómago de Yuu volvió a sonar. Con un suspiro, caminó de vuelta a la sala de estar.

—Oye, humano —lo llamó Grim—. ¿Por qué le pediste a ese tipo que me quedara aquí? Creí que me odiabas por lo de antes.

—¿Eh? Ah, por lo mismo que dije antes —respondió—. Seguro que volverías si te echan, además no me sentiría bien si alguien es forzado a irse. Y a pesar de que antes intentaste atacarme, también me ayudaste mucho con lo de los fantasmas, por lo que estaría bien tener compañía en este lugar.

—Yo... —murmuró Grim sin saber exactamente qué contestar—. En realidad no quería hacerte daño, solo quería asustarte para que me dieses esa túnica que llevas —Yuu casi se había olvidado de que la seguía teniendo puesta—. Así pensarían que el Carruaje de Ébano fue a buscarme a mí como un nuevo estudiante...

—Ya veo... —respondió Yuu—. Admito que estaba asustado, no entendía nada de lo que estaba pasando. Y la verdad, aún me cuesta un poco. Pero no me hiciste daño y aún nos estamos conociendo, por lo que eso no hará que me caigas mal. Simplemente no vuelvas a atacar a nadie así como así, ¿de acuerdo?

Llegaron a la sala de estar, donde se encontraban sobre la mesa un bocadillo envuelto en plástico y dos botellas de agua.

—Espero que sea de atún... —comentó Grim.

—Pues no —dijo Yuu con una leve sonrisa tras revisar el contenido—. Es de carne de ternera.

—¡Oh! ¡Pues me vale!

—Podemos compartirlo, también puedes quedarte con una de las botellas, debes de tener sed después de espantar a los fantasmas.

Grim lo miró sorprendido, no recordaba la última vez en que un humano lo había recibido con tanta amabilidad.

—Supongo que aceptaré tu oferta —comentó Grim con orgullo mientras se subía al sofá—. Debo dejar que mi secuaz reponga fuerzas también —Yuu se rio por el comentario—. Por cierto, ¿cómo era que te llamabas?

Yuu se sentó a su lado.

—Soy Yuu. Yuu Oshiro —extendió una mano—. Es un placer conocerte, Grim. Ahora que vivimos juntos, espero que nos llevemos bien.

Con un poco de duda, Grim colocó su pata e hicieron un suave apretón de manos.

Después de cenar, exploraron un poco más el dormitorio.

Además de la sala de estar, el trastero, la cocina y el comedor, en el primer piso habían otras dos salas de estar de menor tamaño, un estudio y unas cuántas habitaciones, todas individuales.

Grim insistió en dormir en la misma habitación que Yuu, quien supuso que era por miedo a los fantasmas, pero decidió no preguntar.

—Esta tiene buena pinta —dijo el humano al observar con detenimiento una en específico, la cual tenía un espejo sobre la chimenea—, está menos desordenada, por lo que por esta noche solo tenemos que sacudir el polvo de las sábanas para dormir. Nos ocuparemos del resto mañana.

—Hazlo tú, yo ya estoy muy cansado —insistió Grim.

—Vamos, ayúdame solamente a sacudir la almohada. Podrás con eso, ¿no?

—¡Tú no has sido quien atacó a los fantasmas! ¡Estoy físicamente agotado! —exclamó dramáticamente.

—Está bien... —suspiró—. Pero mañana trabajaremos juntos para limpiar, ¿vale? Oh, me pregunto si...

Abrió las puertas del armario que había allí, estaba vacío. Buscó en los cajones que había allí dentro y, afortunadamente, encontró una camiseta de manga larga de color blanco y unos pantalones negros que parecían ideales para dormir.

La túnica le había estorbado un poco a la hora de limpiar la sala de estar, y con lo que acababa de encontrar podría estar mucho más cómodo.

Grim no iba a sentir nada por ver a un humano cambiarse, pero se dio la vuelta en cuanto lo quitándose el cinturón de la túnica.

—Listo, ya podemos irnos a dormir.

Grim se subió a la cama.

—Oye, ¿qué te pasa? Pareces sombrío de repente.

Yuu había intentado mantener una actitud positiva desde la cena, pero ahora sentado en la cama parecía preocupado por algo.

—No es nada, solo estaba pensando en mi familia.

—Oh, ¿tienes familia?

—Sí, en mi mundo. No sé cómo estarán y me imagino que todas estarán preocupadas por mí, mi madre, mi hermana, mi tía...

—El director dijo que podías investigar sobre cómo volver, ¿no?

—Sí, también me dijo que él buscaría alguna forma. Aún así... —negó con la cabeza—. Es igual, ya pensaré en eso mañana.

Al tumbarse sobre la cama, una de las patas se resquebrajó y la desequilibró, asustando a ambos por el repentino movimiento.

—¡Lo que me faltaba! —exclamó Grim.

—Por lo menos no se ha roto del todo, ya nos encargaremos de eso después —dijo Yuu tras recomponerse, estaba demasiado cansado para lidiar con ello.

Se arropó con la manta y trató de acomodarse. Notó como Grim se acurrucó a su lado y se durmió en cuestión de minutos, algo que le habría gustado hacer, puesto que aquella noche le costó mucho conciliar el sueño.

A la mañana siguiente fueron despertados por los fantasmas de la noche anterior.

—Buenos días —saludó tétricamente el fantasma de mayor tamaño.

Yuu estaba demasiado cansado como para reaccionar ante los mismos tipos que intentaron atacarlo la noche anterior.

—Je, je, je, je, je. ¿No tenéis que limpiar la escuela? —preguntó el fantasma delgado de forma burlona asomándose por el borde de la cama.

Aún adormecido, Yuu sacó los brazos de la manta.

—Veo que os habéis enterado —murmuró frotándose los ojos.

Grim maulló con cansancio.

—Cinco minutos más...

—Si os quedáis durmiendo así no podréis volver a levantaros nunca —avisó el fantasma pequeño.

—¡Como nosotros! —se rio el fantasma grande.

Grim reaccionó al reconocer al trío.

—¿¡Fngna!? ¡Sois los fantasmas de anoche! ¡Yuu, despierta!

El joven abrió los ojos de golpe por la exclamación, pero no se movió mucho de su lugar.

—¿Vais a vivir con nosotros? ¡Pues pasaréis por muchas bromas nuestras! —rio el fantasma delgado.

—¡Nos volveremos a deshacer de vosotros tarde o temprano! —exclamó Grim.

En ese momento entró el director. Yuu reaccionó finalmente y se apresuró en levantarse.

—Buenos días a los dos —saludó Crowley—. ¿Habéis dormido bien?

En forma de negación, Grim le habló sobre el incidente de la cama.

—¿Cómo has podido dejar este lugar así de ruinas? —añadió—. ¡Encima nos han despertado los fantasmas! ¡Esto es de lo peor!

—Sí, señor, todo bien —mintió Yuu al no atreverse a decir que había dormido bastante mal por miedo a mostrar ingratitud.

—Veo que puedes mantener una actitud positiva a pesar de haber sido arrastrado de otro mundo. ¡Maravilloso! Bien, he venido a encargaros vuestro primer trabajo.

En la sala de estar, Crowley les indicó limpiar la calle principal del campus, puesto que limpiar la escuela entera sin usar magia sería muy complicado.

—Yuu, encárgate bien de vigilar a Grim, que no cause ningún problema como los de ayer.

—Entendido, señor. Puede contar conmigo —dijo al pensar que no debería ser demasiado difícil.

—Cuento con vosotros, tenéis permiso para comer en la cafetería. Dad lo mejor de vosotros para trabajar.

Cuando se fue, Grim bufó:

—Me niego a limpiar. Quiero ir a clase y ¡bam! ¡Bum, bum, bum! ¡Recitar conjuros súper guays!

—Podrás estudiar magia en la biblioteca cuando acabemos el trabajo —contestó Yuu.

Grim solo gruñó.

Cogieron una escoba, un recogedor, un cubo y una esponja y caminaron con ellos a lo que debía ser la calle principal, donde se encontraban unas estatuas de personas y de un león.

Allí habían varios chicos en su camino a clase, a Yuu le pareció curioso no haber visto aún ninguna chica entre los alumnos. ¿Sería un colegio masculino?

—Tranquilo, Yuu —se dijo mientras trataba de evitar cualquier contacto visual—. No te dejes intimidar por algo así, solo eres alguien que está cumpliendo un trato...

Grim, por otra parte, observó fascinado las estatuas.

—¡Vaya! Ayer no me había fijado bien, pero ¿quiénes son estas estatuas? —señaló una en particular de una mujer con un vestido voluminoso—. ¿Quién será esa señora?

—Oh, ¿no conoces a la Reina de Corazones? —les preguntó por detrás un joven pelirrojo con una marca de corazón roja en el ojo izquierdo.

Yuu se sorprendió, no esperaba que alguien se parara a hablar con él.

—¿La Reina de Corazones? —repitió Grim—. ¿Es importante?

—En el pasado fue una gran reina que vivió en el Laberinto de Rosas. Era alguien que valuaba mucho las normas y la disciplina en todo, desde la marcha de las cartas soldado hasta el color de las rosas. ¡Se trataba de un mundo lleno de locura que estaba bajo merced de su mandato! —explicó con entusiasmo—. ¿Por qué lo preguntas? Porque si no la conoces, ella te cortaría la cabeza.

—¡Qué miedo! —exclamó Grim tras tragar saliva.

—A mí me gusta, ¡es genial! —respondió el chico—. Nadie escucharía a una reina que es buena todo el tiempo, ¿no crees?

—Supongo —respondió Grim—. Es mejor tener un líder fuerte. Por cierto, ¿quién eres?

—Soy Ace, estudiante de primer año. Un placer conoceros —dijo alegremente.

—Yo soy Grim, un genio que se convertirá en un gran hechicero —se presentó Grim—. Y este flacucho de aquí es Yuu, mi secuaz.

Yuu creyó sentir un tic en el ojo, pero disimuló su molestia.

—Soy Yuu Oshiro —respondió con la misma amabilidad que el nuevo conocido—. Y no soy el secuaz de nadie.

—Tienes un nombre curioso —comentó Ace.

—Oh, ¿tú crees? —preguntó inclinando la cabeza.

—¡Sí, jamás había oído uno como el tuyo!

Grim interrumpió su conversación señalando a la estatua del león.

—Oye, Ace. ¿Y este león con la cicatriz? ¿También es famoso?

De esa forma, Grim le preguntó sobre el resto de las estatuas y Ace les contó las leyendas relacionadas con sus personajes.

Grim escuchó con admiración las historias mientras observaba cada una de las estatuas. Yuu, por otra parte, comezó a tener una extraña sensación de ardor en el hombro izquierdo al escucharlas, como si algo no cuadrara en ellas, sobre todo con el Rey de las Bestias, quien supuestamente había ascendido al trono con esfuerzo y planes elaborados, la cual fue tan fuerte que necesitó frotarse para intentar aliviarla sin mucho éxito. El ardor perdió intensidad con el resto de historias, pero no se disipó del todo hasta que Ace terminó de relatar.

—Todos son geniales... —comentó Ace antes de tornar su amable sonrisa a una burlona—. No como cierto mapache.

Yuu parpadeó un par de veces ante el cambio de actitud, Grim se sobresaltó al darse cuenta de que se refería a él.

Ace intentó aguantarse una carcajada, pero le fue imposible y se rio como si le acabaran de contar un chiste tronchante.

—¡No puedo aguantarlo más! ¡Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja,ja! —continuó riéndose.

—¿Algún problema? —preguntó Yuu sin disimular su inquietud.

—¿No sois vosotros los que causasteis el caos en la ceremonia de ayer? —preguntó con una sonrisa impertinente—. Tú eres el chico que fue llamado por el Espejo de la Oscuridad a pesar de no tener magia y tú eres el monstruo que se coló. ¡Me costó muchísimo aguantarme la risa!

—¡¿Qué?! ¡Eres un maleducado! —le gritó Grim.

—¿Y ahora no os permiten estudiar aquí y trabajáis como conserjes? —le preguntó a Yuu—. ¡Qué patético!

Grim gruñó con furia.

—¡Perdona! —exclamó Yuu con indignación—. Pero para tu información, no me queda otra opción que trabajar de esta forma. ¡Así que no hables como si supieses algo de mí!

—¡Mira quién habla sobre no saber nada! —respondió el con indignación fingida—. Encima no conocéis a los Siete Grandes. ¿Cuál es vuestro nivel de ignorancia? Os recomiendo volver a la guardería antes de entrar siquiera en el Night Raven College —dijo antes de volver a reírse.

La furia de Grim pareció llegar a su límite, lo cual preocupó a Yuu.

—Pensaba meterme solo un poco con vosotros, pero habéis superado mis expectativas. Bueno, a diferencia de vosotros dos, tengo clases a las que atender —dijo haciendo un gesto con la mano—. ¡Limpiad bien la escuela!

Si Yukiko estuviera junto a él, aquel Ace sería con toda seguridad la próxima víctima de su rencor, pensó Yuu.

Pero no estaba allí...

Además de estar en un mundo desconocido, ahora recibía burlas por algo que no había deseado...

—Déjalo, Grim —le dijo al verlo aún furioso mientras se arremangaba la camiseta hasta los codos—. Es solo un idiota, hay muchos más como él. Venga, pongámonos a trabajar en cuanto antes.

Pero Grim no escuchó ni una sola palabra.

—¡Este imbécil! —exclamó—. ¡Dice todo eso y tiene el descaro de irse! ¡No lo permitiré!

Al darse cuenta de lo que iba a pasar, Yuu intentó detenerlo.

—¡Grim! ¿¡Qué haces!? ¡Déjalo, no merece la pena!

Tuvo una cosa por la que preocuparse aún más al verlo correr hacia Ace y atacarlo con fuego. Se apresuró en seguirlo, pero llegó tarde.

—¡Oye, ten cuidado! —exclamó Ace evitando por poco las llamas—. ¡¿Qué te crees que haces?!

Por lo menos se le había borrado la sonrisa de la cara.

—¡Es lo que te mereces por burlarte de mí! —chilló Grim con satisfacción—. ¡Voy a incendiarte esa cabeza roja tuya!

Eso lo molestó.

—¿Cabeza roja? Tienes agallas para enfrentarte así a mí —sacó de su bolsillo su bolígrafo, con una gema roja—. ¡Entonces te convertiré en un caniche de peluche!

Grim fue el primero en atacar y creó una fuerte bocanada de fuego, pero Ace la evitó.

—Eh, cuidado con eso —le dijo el humano con la misma sonrisa burlona de antes—. ¡Toma esta!

Conjuró lo que parecía ser magia de viento y desvió las llamaradas azules. A Grim no le gustó nada eso.

El alboroto llamó la atención de los alumnos más cercanos.

—¿Eh? ¿Una pelea? —preguntó preocupado uno con un uniforme similar al de Ace.

—¡Eso, dadlo duro! —los animó un joven alto con orejas de animal.

Yuu se horrorizó al ver que nadie hacía nada para detenerlos.

—¡No! ¡Parad ahora mismo! ¡Los dos! —gritó perdiendo la paciencia.

Pero ninguno le hizo caso.

—Una pequeña chispa como esa no llegará ni a rozarme —se jactó Ace.

—¿Qué has dicho? ¡Será mejor que te prepares! —gritó Grim—. ¡Chúpate esta!

—¡Grim, no! ¡¡Para!!

Yuu agarró a Grim en el momento en que sopló una gruesa bocanada, de la cual varias llamas se desviaron por el viento de Ace, alcanzaron sus brazos descubiertos y los quemó en el acto.

Gritó, soltó a Grim de forma instintiva y se echó atrás por el dolor.

Mientras el pequeño monstruo se giraba para ver qué le había pasado, Ace se centró más en el ataque y con su viento lo desvió, de todos los lugares posibles, hacia la estatua de la Reina de Corazones.

Ace reaccionó y chilló de espanto.

—¡Eso te pasa por desviar mis ataques! —le espetó Grim— ¡Déjate quemar!

—¿¡Quién en su sano juicio se dejaría quemar!?

—¡¡¡Basta!!! —gritó furiosa la voz de Crowley acercándose a ellos mientras sacaba su látigo—. ¡¿Qué está pasando aquí?!

La actitud desafiante de ambos combatientes cambió a una de horror.

—¡El director! —gritó Ace.

-¡Nos va a enrollar con su "látigo de amor"! -chilló Grim al recordar su experiencia el día anterior-. ¡Sálvese quien pueda!

Intentó huir, pero el director le alcanzó fácilmente con un latigazo. Hizo lo mismo con Ace.

—¡No podríais huir de mi látigo de amor ni en cien años! ¿No os dije que no causarais problemas? ¡Ahora vais y chamuscáis una estatua de los Siete Grandes! Ya me gustaría veros a vosotros dos expulsados.

—¡Espera! ¡Cualquier cosa menos eso! —pidió Ace.

—¡Y tú, joven Yuu! ¿Llamas a esto vigilar a Grim? —preguntó Crowley, enfadado, mientras se dirigía a Yuu.

Tras ser herido por la pelea, Yuu no pudo hacer otra cosa más que observar la escena con horror mientras se sostenía los brazos.

—Lo siento mucho, señor —se disculpó bajando la mirada—. Traté de detenerlos, pero no pude.

Cerró los ojos y apretó los dientes tras mover un poco el brazo derecho.

El director relajó la mirada casi de inmediato al verlo en aquel estado.

—¡Vosotros dos, ni se os ocurra moveros de ahí! ¡Y que el resto de alumnos vaya a clase, aquí no hay nada que ver! —se acercó lentamente a Yuu—. ¿Te duele algo? Enséñamelo.

Yuu extendió ambos brazos, siendo el derecho el que más mostraba unas ligeras marcas rojas.

—¿De verdad intentaste detenerlos? —inquirió el director y el joven asintió—. Afortunadamente, las quemaduras no parecen graves, pero vuelve a subirte las mangas, no dejes que se pongan peor —Crowley volvió a acercarse a Ace y Grim—. ¡No solo quemáis una propiedad de la escuela, sino también herís a alguien en el proceso! ¡Tú, dime tu nombre y año escolar!

—Ace Trappola, primer año —contestó Ace, cabizbajo.

—De acuerdo, Trappola y Grim, como castigo, tenéis que limpiar cien ventanas por todo el campus —sentenció.

—¿¡Qué!? ¿¡Todo esto porque este tonto se burló de nosotros!? —preguntó Grim con indignación.

—¿¡Qué!? ¿Yo también? —preguntó Ace indignado.

—¡Por supuesto! Después de clase quiero que empecéis vuestro castigo en la cafetería, ¿entendido? —dijo Crowley con severidad.

—De acuerdo... —respondió Ace.

—¡No he tenido más que mala suerte desde ayer! —se lamentó Grim.

Crowley hizo ademán de irse, pero Yuu lo llamó.

—Disculpe, señor Crowley, pero ¿qué hay de mí? ¿No tengo yo también el castigo?

Los tres presentes lo miraron con sorpresa.

—¡Pues claro que no! —respondió el director—. A diferencia de estos dos, tú estabas cumpliendo con tu deber.

—Aún así no pude hacerlo bien, por lo que yo debería hacerme responsable del daño provocado, ¿no?

—Incluso si tienes razón en eso, no puedo castigarte por haberlo intentado. Además, ¿de verdad crees ser capaz de limpiar cien ventanas con ambos brazos quemados?

—Podría intentarlo, de todas formas, incluso si me es imposible, tengo que limpiar este lugar y continuar vigilando a Grim.

El director pensó en lo que dijo.

—De acuerdo, después de limpiar la calle principal, tendrás que vigilar a Grim y a Trappola mientras limpian las ventanas, algo que no estás obligado a hacer. Eso sí, ahora mismo tienes que ir a la enfermería para que se ocupen de tus heridas. Será mejor que vayas o se pondrán peor, ¿entendido?

—Sí, totalmente claro.

—Muy bien, en dos horas iré a preguntar para asegurarme de que se han ocupado de ti. ¡Vosotros dos, ni se os ocurra escaquearos del castigo!

Finalizó así su sermón y se marchó.

[Publicado el 29/5/2021]

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