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31

Choi SooBin, alfa, extorsionador, se mantenía activo en muchos negocios sucios y un gran inversionista en la creación de nuevas drogas. En lo que a él respecta, no era una monedita de oro.

Su gusto por el dinero, era el mismo gusto que tenía por las personas, por un omega en específico.

—Dame de tu cigarro —pidió uno de esos omegas, colocándose un saco de piel sobre su desnudez, quitando el cigarro de sus labios para calarlo él mismo, peinando su cabello con su mano libre, SooBin lo observó desde la cama en la que estaba, relamiendo sus labios.

Estaban en su propio club, en una de las habitaciones más grandes que había, las vip. Tenían más comodidades que las casuales.

—Entonces... Ese bailarín te hizo enojar —habló el omega botando el humo hacia arriba, cerrando un botón del saco, cubriendo por lo menos su entrepierna.

—Lo de siempre... Cometí el error de darle privilegios y ahora que lo necesito para más cosas, no quiere y es complicado...

—Tu mismo lo buscaste, además, ¿No tienes muchos trabajadores? No puede ser él sólo todo el tiempo —opinó arqueando una ceja, SooBin asintió con la cabeza lentamente.

—Claro que hay muchos trabajadores, pero últimamente vienen clientes que han visto los vídeos pornograficos, y el protagonista es él... También Susy, pero ella por dinero le abre las piernas hasta a un caballo...

—¿Ella no es la que tiene un hijo? —preguntó el omega ladeando la cabeza, su cabello era castaño, y lucía de una piel muy tersa y hermosa, tenía facciones suaves pero a la vez varoniles, así como labios carnosos a los que SooBin no les perdía el gusto.

—Mejor no hablemos de esto, ven acá, precioso —pidió palmeando a su lado, el omega se acercó, tomó asiento fumando aún, mirando la mano del alfa en su muslo desnudo.

—Tengo cosas que hacer, corazón, así que habla  —pidió el omega soplando el humo en su cara.

—Necesito que investigues a alguien por mi, bonito —pidió acariciando su muslo, apretando cuando llegaba más arriba— Se llama Kang TaeHyun.

—¿Qué te hizo?

—Sólo es un dolor de cabeza últimamente...

—Bien, lo investigaré, ahora me voy.

—Oh, vamos, YeonJun, ¿Te vas tan rápido?... Yo sé que te gusta estar conmigo —afirmó el alfa, el otro asintió lentamente.

—Que me guste estar contigo, no quiere decir que dejaré de lado mis pendientes —mencionó inclinándose para dejar un beso en sus comisuras, ladeando la cabeza, el alfa besó su mejilla, bajó por su barbilla hasta llegar a su cuello.

YeonJun y SooBin, ambos estaban metidos en los mismos negocios desde hace años, aunque en la actualidad YeonJun empezó a desentenderse de ciertas cosas que pasaban en el ámbito de la pornografía, centrándose más en las inversiones de drogas nuevas, así como ser colaborador en el tráfico de drogas exclusivas y nuevas al mercado. Y era irónico, pues siendo un omega, participó mucho en una venta masiva de omegas hace años atrás.

Ambos se conocían muy bien, demasiado, desde muy pequeños.

Eran familia después de todo.

—Dame dinero para comprar mis anticonceptivos, no toleraré que siempre te vengas dentro y sea yo el que tenga que pagarlos —señaló el omega tomándolo de la barbilla con una sonrisa, dejó el cigarillo en los labios del alfa que sólo rió, separándose para buscar su billetera en sus pantalones arrojados en la cama, sacó de ella unos cuantos billetes de alta denominación para dárselos al omega que los contó, asintiendo cuando decidió que era más que suficiente.

SooBin lo vió vestirse en silencio, terminando el cigarillo.

—Saludos a mi tía —se despidió quedándose en la cama, YeonJun hizo una seña con la mano, tomando su teléfono del buró para irse, volteando a ver al otro por encima del hombro.

—Saludos a mi tío —repitió antes de cerrar la puerta, dejando al alfa sólo. SooBin relamió sus labios, aún oliendo el delicioso aroma a limón del omega impregnado en su cuerpo y en el ambiente.

Su relación con YeonJun empezó apenas ambos se presentaron como alfa y omega, ambos en una simple visita familia habían terminado comiéndose la boca en uno de los baños.

Luego, empezaron a toquetearse a modo de juego.

Hasta que llegó el celo de YeonJun.

Desde los dieciocho años mantenían relaciones sexuales, y para lo que SooBin antes era un simple encuentro, con el pasar de los años se vió adicto al omega.

YeonJun empezó a crecer, empezó a hacer ejercicio, empezó a tener más figura, la figura de un omega adulto, no de un adolescente.

Y volverse adicto a él, no había sido tan difícil.

Su familia no sabía de ello, pues estaban en contra de ese tipo de relaciones, además de que ambos se suponía que debían buscar esposos para ampliar el apellido Choi.

Lo habían mantenido muy en secreto, nadie sabía más que ellos, siempre se encontraban en el club o en algún hotel, o en sus propios hogares, pero nadie que estuviera conciente de la extensa familia Choi sabrían que eran primos. Lo habían sabido manejar con los años, y luego de mucho, no creían que los descubrieran.

SooBin no quería a alguien más en su vida realmente, con YeonJun era suficiente pero decir que estaba enamorado era mucho, él no sentía nada de sentimientos por YeonJun.

Y actualmente, estaba más que satisfecho, tenía dinero, un omega que lo volvían loco, tenía mansiones, muchos negocios que subían como la  espuma, no tenía de qué preocuparse, estaba teniendo todo lo que quería.

No había nada ni nadie que pudiera arruinar el punto en el que estaba.




















[...]























—Hoy no puedo bailar —negó BeomGyu terminando de abrochar las correas de sus muslos, SooBin frunció el ceño.

—¿Qué te lo impide? —preguntó cruzando los brazos, mirando al omega en el camerino terminar de colocarse la ropa, BeomGyu señaló su tobillo, estaba vendado de forma improvisada y algo hinchado, no podía estar descalzo y apenas y podía caminar con normalidad.

—Anoche me lastimé el tobillo, por tu culpa —acusó colocándose una botas de cuero, que iban hasta por arriba de la rodilla, SooBin se acercó a él, tomándolo del cuello con suavidad, haciéndolo alzar la mirada hasta él.

—Que tú andes tan confiado y con esos aires de superioridad no es mi culpa, eres la única perra que no he podido adiestrar...

—Sigue intentando entonces —animó BeomGyu mirándolo directamente a los ojos, SooBin sonrió de medio lado.

—Ahora crees que porque tienes a ese Kang estás protegido, ¿No?

—No es así —negó con la cabeza quitando la mano del jefe de su cuello, terminando de colocarse las botas que tenían un leve tacón, SooBin miró el camerino sin interés, mirando al otro tomar un brillo labial, colocándose un poco frente a un espejo con luces.

—Él solo te ve como un pastel —habló, metiendo las manos en sus bolsillos y dándole una sonrisa juguetona— Un pedazo de pastel que puede comer cuando y como quiera, hasta que se aburra... ¿Crees que va a seguir viniendo luego de que te coja?

—No es mi problema —negó esparciendo el labial con su dedo anular, escuchando las palabras del jefe.

—Uhm... Claro que será tu problema cuando te abandone como un perro en una zanja... ¿Y a quién vas a recurrir cuando eso pase? —preguntó acercándose para dejar sus manos en los hombros del omega que lo observó por el espejo, sus ojos azules resaltando por las luces— No quieras pasarte de listo conmigo, si quieres estar con él, hazlo, pero mantén tu respeto y responsabilidades conmigo... Porque cuándo él se vuelva como Mark-...

—Él no es Mark —negó cerrando las manos en puños, frunciendo el ceño.

—Puede llegar a serlo así como no, sea como sea... El día que ese maldito tome lo que quiera y te arroje a la basura, lo único que tendrás será a mí —afirmó dejando su barbilla en su hombro derecho— Así que mantén tu respeto y obediencia como siempre, BeomGyu, porque no voy a tolerar tus actitudes de perra falsa empoderada... 

—No tengo esa actitud —negó, SooBin soltó una risa separándose de él para caminar a la salida.

—Es lo único que te digo, BeomGyu... Piénsalo e interpretalo como quieras... —hizo un gesto con la mano abriendo la puerta, BeomGyu volteó a verlo, SooBin lo observó de arriba abajo— Y recuerda que él es un hombre millonario...

—¿Eso qué tiene? —preguntó frunciendo el ceño, SooBin sonrió de medio lado.

—Los millonarios no usan cosas de segunda mano —contestó antes de salir, dando un portazo, BeomGyu se quedó en silencio, volteando a verse en el espejo.

SooBin interpretaba la relación de ambos como algo más allá de cliente y trabajador, pero no era así.

Su relación con TaeHyun no era más que eso... Un cliente y un trabajador.

Que hablaban, que habían salido, que conocían más de lo que deberían del otro.

Estaba sobrepasando todos los límites posibles, estaba mal hacer eso y continuarlo como si nada.

Aún así, no le desagradaba seguir haciéndolo.

—Buenas noches, ojitos lindos —saludó una voz tras él en la barra, BeomGyu volteó con un vaso de vodka en la mano, se lo entregó a un cliente antes de centrarse en el alfa.

Sin siquiera pensarlo, sonrió.

—Buenas noches —devolvió el saludo dándole la vuelta a la barra para ir con el alfa.

¿Cómo se había dejado llegar hasta eso?

—Tu-... Wao —murmuró el alfa, mirando la vestimenta completa del omega esa noche, estaba acostumbrado a los trajes con poca tela, pero ahora... Tenía botas de cuero, hasta por encima de la rodilla con tacón.

BeomGyu ladeó la cabeza, soltando un suspiro disimulado.

Tal vez SooBin sí tenga razón. Pensó caminando hasta el alfa, lo tomó de la muñeca para llevarlo con él a la habitación debida.

No debía hacerse ilusiones, tampoco confiar más de lo que lo estaba haciendo, debía meterse a la cabeza que TaeHyun no podía ser siquiera un amigo para él.

No cuando lo estaba viendo con ganas de desnudarlo.

—Yo quería proponerte algo —detuvo el alfa antes de entrar a la habitación, BeomGyu volteó a verlo, soltando su muñeca.

Debía dar un gran paso hacia atrás, y dejar de hacerse una mínima ilusión con él, estaba sólo haciendo su trabajo, y el alfa solo recibiendo lo que quería.

Si él era una rebanada de pastel tal como dijo SooBin, entonces, ¿Por qué TaeHyun no se lo comía y ya? Hasta aburrirse.

Tal vez porque a algunos les gusta endulzar las cosas antes de comerlas.

—Tu... ¿Recuerdas el trato que hicimos? Sobre el juguete... —murmuró, BeomGyu alzó las cejas, aunque al final afirmó con la cabeza.

—Acepto —soltó sabiendo el dinero que implicaba esa sesión, TaeHyun lo observó fijamente a los ojos.

—Quiero aplicarle más condiciones —señaló, BeomGyu arqueó una ceja.

TaeHyun no estaba ahí por caridad, tampoco por amistad, él estaba ahí para algo en específico.

—Quiero besarte y tocarte —comentó metiendo las manos en los bolsillos, BeomGyu soltó una risa floja.

Mientras más rápido comiera del pastel, más rápido se iba a llenar y se iba a ir.

El pensar que podría ser algo diferente, era un error.

—¿Cuánto me vas a pagar? —preguntó dando un paso hacia el alfa, alzó su mentón para verlo.

Eso sólo era trabajo, no había más de por medio.

—¿Te parece seis millones? —preguntó mirando los labios del omega unos segundos antes de ver a sus ojos, BeomGyu sonrió de medio lado.

Tal vez el discurso que le había dado la noche anterior había sido hermoso, motivador y había calado en lo más profundo de su ser, se había sentido especial ese discurso.

Pero se desvanecía en ese momento, dónde recibía dinero por dar un servicio, como si fuera un parque de diversiones.

—Claro que acepto, corazón —afirmó dejando un suave beso en la barbilla del alfa que sonrió.

No puedo acostumbrarme a él.











































Gracias por todo el apoyo, espero les esté gustando mucho!

The_Dark_Diamond04

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