170
Lunes. 8:00 AM.
YeonJun bebió de una taza de café con los ojos cerrados, el silencio de la casa delatando que su hijo aún no despertaba, todos los juguetes estaban en orden, todo en un extremo silencio.
Solo podía oír lo que le decía la mujer al otro lado del teléfono.
—Ha bajado diez kilos en estos dos meses, no ha estado comiendo y a pesar de las presiones de los guardias lo poco que come no es suficiente para un alfa de su porte. Se le realizaron exámenes médicos y se le diagnosticó anemia...
—¿Ha ido a la rehabilitación?
—Lo ha hecho bajo obligación de los guardias, para serle sincero, no sale de su celda a menos que lo lleven, señorito... Choi.
—¿La institución que opciones tiene al respecto?
—Fue remitido al departamento de psicología, pero no es un paciente muy colaborador a la hora de hablar, lo poco que dice es sobre usted. No está de más que usted venga y-...
—No quiero relacionarme más.
—Señorito, con todo respeto, sigue relacionándose. Ha llamado todo el tiempo para saber del recluso, y sinceramente a la institución no le compete la relación que puedan llegar a tener o su parentesco, pero lo reconocemos como una especie de tutor, y nuestro deber es velar por el bien de los reclusos dentro de estas paredes, estamos buscando la solución para su mejora, y si usted es ese factor, le pedimos esa colaboración como institución, dejando de lado su relación personal.
—¿Puede... Darme unas horas?
—Puede venir a cualquier hora, señorito —le avisó la mujer antes de agradecer su colaboración y colgar. YeonJun dejó sus manos en su cara, suspiró.
La salud de SooBin había empeorado considerablemente desde que no había ido más, había estado sabiendo de su estado en secreto, llamando directamente a la penitenciaria, pero al parecer debía volver.
—¿Hola? Si... No sé si me puedas cuidar a SeoJun unas horas... ¿Ah?... Ah, carajo... Será como... ¿Tres horas?... Bien... Gracias, adiós... —murmuró antes de colgar, se quedó mirando el techo un momento, la mujer que cuidaba a su hijo no podía ese día por emergencias personales.
Caminó a la habitación del pequeño, entró en silencio antes de asomarse en la cuna que aún era muy espaciosa, observó al niño que dormía abrazado a su peluche de apego, un conejo de orejas largas.
—Buenos días, hijito... —murmuró acariciando la mejilla enrojecida del niño cuando despertó poco a poco.
SeoJun se dió la vuelta con una sonrisita antes de levantarse, sosteniendo los barrotes, miró al omega con una sonrisita, los ojos achinados iguales a los de su padre.
—¡Mami!
—¡Qué sonrisa más linda, SeoJun! —exclamó el omega alzando al niño, le besó las mejillas con efusividad sacándole carcajadas al pequeño.
YeonJun abrazó a su hijo todo el camino a la sala de estar, dejándolo luego en su tapete de juegos para hacerle el desayuno. SeoJun de inmediato empezó a jugar.
—¿Hoy quieres salir conmigo, SeoJun?
—¡Ti!
—¿A dónde quieres ir?
—¡Ti!
—¿Y dónde queda eso, mi amor?
—¡Ti, ti, ti!
—Ya veo... Es muy interesante ese lugar —asintió YeonJun con una risa, hablando aún más con su hijo desde la cocina, dándole miradas fugaces, muy atento a lo que hacía.
Aunque no estuvo mucho tiempo así, puesto que SeoJun apareció en la cocina, mirándolo fijamente, de pié y siguiendo los movimientos del omega.
—¿Qué ocurre, SeoJun?
—¿Tomida?
—Si, estoy haciendo la comida.
—Mami...
—¿Si, hijito?
—Tem... Tadito...
—¿Un carrito? ¿De qué color es? —preguntó recibiendo el auto del pequeño que se alejó para buscar más cosas.
—¡Vede, mami!
—Verde, tienes razón, es un carrito verde —afirmó dejando el juguete de lado antes de terminar el desayuno de su bebé, balanceado y como tanto había leído que debía hacerse.
SeoJun era un niño muy bien portado la verdad, y al comer, se podía notar lo atento que era. No se ensuciaba, podía hacerlo sólo sin derramar las cosas.
Pero a YeonJun le gustaba consentirlo.
Así que ahí estaba, sentado frente a su hijo mientras le daba la comida.
—Hoy iremos afuera.
—¿A paque?
—No, no iremos al parque —negó haciendo énfasis en la letra r, era obvio la dificultad al pronunciarla, pero ya le habían dicho que con el tiempo se corregía o con terapia de lenguaje.
—¿Donde, mami?
—Iremos a ver a un amigo.
—Amigo...
—Si, es un amigo, tiene una casa muy grande —exageró dándole otro bocado al niño que lo miró con atención— Es muy grande, y hay muchas personas que lo ayudan...
—¿Po qué?
—Tiene una casa muy grande, así que esas personas lo ayudan a limpiar su casa, no podría limpiar todo eso él solito...
—Uhm...
—Iremos solo un rato y volveremos a casa, pero puedes decirme si no te gusta su casa.
—¿E fea?
—Bueno... No tiene juguetes —rió mirando al niño fruncir el ceño.
—No quiedo, mami
—Pero me deja llevar los tuyos.
—Bien.
—Abre la boca, SeoJun —pidió con una risa terminando de darle de comer a su hijo.
No tenía con quién dejar de SeoJun, la posibilidad de buscar a otra niñera estaba latente, pero tampoco quería dejar a su hijo con cualquiera sin conocerlo con anticipación.
Así que, con todos los nervios del mundo, duchó y arregló a SeoJun para llevarlo consigo.
SeoJun era un niño inteligente, alegre, con demasiadas energías y una risa escandalosa.
Pero era tímido.
—Mami, mami... —pidió casi con desespero cuando llegaron a la penitenciaria, frente a la mujer que anotaba los ingresos y le preguntó su nombre con suavidad, YeonJun alzó al niño que se abrazó a su cuello, mirando a la mujer.
—Dile tu nombre, hijito.
—¿Cuál es tu nombre, pequeño? —preguntó la mujer con una sonrisa, el niño dudó un poco, con las mejillas enrojecidas.
—Cho SeoJu...
—Choi SeoJun... ¡Que lindo nombre!
—Dile gracias —animó YeonJun con una pequeña sonrisa.
—Gacias... —murmuró antes de esconderse en el cuello del omega que rió, pasando toda la revisión con el niño en brazos, logrando entrar sin problemas y agradeciendo a los guardias que disimularon su armamento con el niño presente.
—¿Viste que es una casa grande, SeoJun? —preguntó YeonJun buscando la mirada de su hijo para asegurarse de si el niño estaba cómodo o no.
—¡Si! ¡Es gande!
—¿Viste que hay muchas personas?
—¡Si, mami, mida! Uno... Do... Tes... —contó a los guardias que había, los que los estaban llevando a la habitación donde ya lo esperaba SooBin.
—Si, son muchos...
—¿Quiere entrar sólo? —preguntó uno de los oficiales, YeonJun asintió muy seguro.
—Con que se quede aquí es suficiente, oficial.
—Bien.
—¡Etella!
—¿Cómo, SeoJun?
—Etella... —murmuró señalando la estrella en la placa del oficial que le sonrió acercándose para que el niño la tocara, YeonJun acercó a su hijo que rió.
—¿Te gusta?
—¡Si! —asintió antes de abrazar el cuello del omega que sólo le dió una mirada antes de entrar, SeoJun miró al oficial, sin ver a quien estaba dentro de la habitación.
SooBin estaba ahí, sentado en la silla de metal, con las manos en la mesa sin esposar. Estaba más delgado, el uniforme se veía más holgado, se veía más pálido, además de con ojeras, los labios resecos.
Alzó la mirada, notando a quien había entrado.
O más bien, quienes.
—Yeyo... YeonJun, YeonJun, mi vida, yo-...
—Buenas tardes, SooBin —saludó tomando asiento, SeoJun se quedó en su regazo, volteó a ver a SooBin que observó al niño fijamente.
—Hola, SeoJun... —saludó con una pequeña sonrisa, teniendo los ojos cristalizados, SeoJun lo observó fijamente.
—Hijito, él es mi amigo, te hablé de él en casa...
—¿Amigo? —preguntó SooBin, YeonJun alzó la mirada.
—Mi amigo —contestó, SeoJun jugó con sus manos antes de saludar.
—Hola... ¿Tomo etas? —preguntó como le habían enseñado, SooBin alzó las cejas.
—Estoy... Bien —contestó casi en un susurro. YeonJun le dió una pequeña caricia a su hijo que tarareó jugando con sus dedos, sin prestar atención ni entender qué era lo que estaban hablando los otros dos.
—SooBin, no sé si lo sabes, pero yo tengo un solo hijo y es SeoJun... Tú no eres mi hijo y no tengo que venir a decirte lo que un ser humano básico debe hacer. Debes comer, debes dormir, y debes cuidar tu salud...
—Me terminaste... —murmuró con un tono dolido, YeonJun tomó un respiro, cerrando los ojos un momento.
—Una cosa no tiene que ver con la otra, SooBin, es... Es doloroso verte así, aquí tienes todas las comodidades y los servicios para mantenerte saludable...
—Nada de eso me importa si no te tengo a ti, YeonJun...
—Pues tendrás que acostumbrarte, porque no me voy a retractar —negó con un nudo en la garganta, SeoJun miró alrededor, aún tarareando, SooBin lo observó dolido, con los ojos cristalizados— Vine porque la institución me lo pidió, porque tú estado es deplorable y nadie quiere que... Te pase algo. Pero no soy tu madre, y no soy tu pareja para velar por tu bien...
—Te lo ruego... YeonJun, perdóname, te lo ruego de rodillas, yo-...
—¡Mami, no, no! —negó SeoJun de inmediato, señalando a SooBin, ambos le prestaron atención— ¡Un Auch! Amigo tiene auch...
—No, SeoJun, no tiene un auch —negó el omega extrañado, SeoJun asintió señalando de nuevo a SooBin.
—Si, auch...
—¿Qué está... Diciendo? —preguntó el alfa, YeonJun lo observó a la cara.
SooBin estaba llorando en silencio.
—Tollita, mami —pidió el niño mirando al alfa, YeonJun obedeció a su hijo que bajó de su regazo, esperando pacientemente la toallita que el omega sacó de la mochila.
SeoJun caminó el espacio de la mesa, se estiró dándole la toalla a SooBin que la aceptó con cuidado.
—Gracias...
—Ya no hay auch... —negó el niño con la cabeza— ¿Done hay auch?
—¿Qué dice? —preguntó el alfa, YeonJun sólo observó.
—Pregunta en dónde te duele.
—Yo... Aquí —señaló su pecho, SeoJun también tocó su propio pecho.
—E malo...
—Lo es...
—¿Tomo te llama tu nombe?
—Pregunta tu nombre...
—SooBin —se presentó mirando al niño fijamente, SeoJun asintió meciendo su cuerpo de lado a lado.
—Tobin... Tobin tiene auch mami —avisó señalando al alfa, YeonJun asintió.
—Lo sé, pero su auch pasará con el tiempo y se sentirá mejor —asintió el omega dándole los juguetes que había llevado al niño cuando este se los pidió, SeoJun empezó a jugar a un lado de YeonJun, distraído.
Ambos adultos volvieron a verse.
—Así cambies hasta la más mínima coda de ti, SooBin, no, no vamos a volver, no voy a retractarme.
—Te lo su-...
—Yo no vine aquí para esto, no tengo porqué repetir mis razones cuando tú las sabes muy bien... Aprovecha el servicio de psicología y ve a las sesiones... Vine aquí para convencerte de que debes cuidar tu salud...
—Perdoname... Te lo suplico, jamás lo volveré a hacer, yo... Te amo...
—No acepto más ese amor, SooBin, y algún día lo entenderás...
—¿Tienes a otro hombre? ¿Es eso? —preguntó tornando una expresión de molestia, YeonJun tomó una respiración.
—No, no tengo a ningún hombre. Y no pienso tenerlo por ahora.
—¿Por... Ahora?
—Si, por ahora. Estoy soltero después de todo. Tengo derecho.
—Eres... Eres mío, YeonJun, tu eres-...
—¿Hay marca? ¿Hay anillo? ¿Hay siquiera una relación? —preguntó con calma, SooBin lo observó fijamente— Tu mismo me dabas excusas para eso, entonces si no lo aprovechaste antes no lo busques ahora, porque me cansé.
—Tenemos... Lo tenemos a él —susurró mirando a dónde SeoJun que rodó los autos por el suelo haciendo el sonido de las bocinas. YeonJun también volteó a ver a su hijo.
—Pues que él sea el recuerdo de nuestra relación y que sea la evidencia de lo mucho que te amé y de lo poco que lo aprovechaste —concluyó con un nudo en la garganta, SooBin tragó grueso.
Estaba perdido, YeonJun no daría su brazo a torcer, por mucho que rogara o suplicara.
Y se lo merecía. Merecía eso, su mente se lo decía una y otra vez, se merecía todo eso.
—¿Tu crees que puedes ser su padre? ¿Crees que un niño tan dulce como él te merece como padre?
—No...
—Yo mantuve mis esperanzas hasta el final, confié en que podrías convertirte en alguien bueno, en un buen padre para mi hijo... Pero me equivoqué... Eres su padre, tiene tu sangre y no sabes cuánto atesoro que se parezca a ti. Pero hasta ahí, SooBin, sigues siendo el mismo del primer día y no voy a permitir que arruines la vida de mi hijo, ya arruinaste la de varios, la de mujeres, hombres, incluso niños...
—Lo sé...
—Tú estás en este lugar por varias razones, tu no estás aquí de vacaciones, tienes cargos graves y sentencias... Eso jamás se va a borrar, y eso jamás va a cambiar en ti, ¿Acaso crees que él te verá con admiración cuando crezca y sepa quién eres?
—No...
—Entonces no le hagas esto, y acepta que no tienes cavidad en esta familia...
—No dejaré que otro hombre críe a-...
—¿Prefieres que sea criado por un hombre bueno, gentil, amable y con valores, sin cargos policiales ni antecedes o por ti? ¿A quién prefieres? —preguntó dejando al alfa en silencio.
—Yeon-...
—Nuestra relación no iba a ser para siempre por más que lo soñé, y yo me cansé que llorar por un hombre como tú... Solo eres SooBin, el padre de... —dejó las palabras en el aire, de fondo escuchaban a SeoJun jugar con emoción— Cuando salgas, tienes que estar consciente que me verás o no con otro hombre, puedes ver a SeoJun, pueden haber reuniones casuales...
—Yo...
—Aprende a llevarlo así, o te pondré una orden de alejamiento.
—¿Orden de-...
—Si se trata de mi hijo, soy capaz de todo, así que no me obligues a pasar más malos ratos que te involucren...
—Te amo, con mi vida... Te amo, YeonJun, yo quisiera... Quisiera revertir el tiempo y-...
—Pero no se puede...
—No sabes lo mucho que me duele el pecho, yo no... No soy capaz de vivir sin ti, te amo, mucho, te amo con toda mi existencia y me haces-...
—Yo no te he hecho nada, SooBin —cortó con un suspiro— Solo con las consecuencias de tus acciones...
—Tobin, ¿Vede o dojo? —interrumpió el pequeño dándole un auto al alfa que lo aceptó— Ven... —pidió jalando el uniforme del alfa que se dejó llevar, empezando a jugar por instrucciones del niño, bajo la mirada de YeonJun.
Por mucho que hablara, por muy mal que tratara a SooBin... Él seguía siendo el amor de su vida.
Seguía amando a SooBin como cuando eran adolescentes, seguía queriendo verlo, seguía velando por su salud, y por mucho que le doliera la situación, sabía que era lo mejor.
Lo extrañaba todos los días, todas las noches, nunca dudaba en pensarlo, jamás había dejado de pensar en él por muy diferente que fuera su vida ahora.
Lo amaba demasiado, y dudaba poder dejar ese amor atrás para poder darle paso a otro.
Él solo se imaginaba con SooBin, amando a SooBin, dormido con SooBin, desayunando con SooBin.
Y se volvía débil, se volvía demasiado débil cuando lo veía llorar mientras le suplicaba estar juntos de nuevo.
Pero tenía que negarse, por mucho que su corazón lo suplicara, él lo negaba.
Por 1 mes entero, fue de visita con SeoJun, manteniendo su mismo discurso, manteniendo su decisión por muy dura que fuera. Escuchó sus súplicas, sus llantos, escuchó sus lamentos.
Pero jamás se retractó de su decisión.
El dolor de su corazón era inmenso, el vacío en su pecho era su mayor enemigo, porque lo amaba y anhelaba estar con él. Recordaba las veces que lo lloró, que le suplicó, las veces que peleaban. Todo lo que habían vivido.
¿Por qué no se casaron? ¿Por qué nunca lo marcó? Eran preguntas que jamás dejaría de hacerse. Tenían todo, podían haber hecho más cosas que afianzaran su relación o tal vez no.
Pero por lo menos pudieron haber hecho más cosas que demostraran su amor.
¿Por qué debía terminar así?
—Mami...
—¿Si, hijito? —preguntó YeonJun acariciando el cabello de su hijo, ambos en la cocina, SeoJun observando como el omega hacía galletas.
—¿Mamos a dale llalletas a Tobin?
—¿A... SooBin?
—Ti...
—¿Recuerdas lo que te dije, SeoJun? SooBin se fue muy lejos, fue a viajar, no podemos llevarle galletas hasta allá.
—¿Mu lejos?
—Si, es muy lejos.
—¿En cadito?
—¿En auto? No podemos, hijito, mira —explicó tomando en brazos al niño para llevarlo a la ventana— Los autos están por aquí, mira, pasan allá abajo... —mostró señalando hacia la calle, SeoJun asintió— Pero SooBin tomó un cohete y fue hasta allá...
—¿Cielo?
—Si, en el cielo... No podemos conducir hasta allá y yo no tengo un cohete, hijito —negó con una risa cuando SeoJun hizo una mueca.
El niño en segundos retomó otra información diferente, tomando como tema de conversación las galletas, teniendo sus respuestas.
Pero YeonJun seguía con ese vacío en el pecho, por no poder estar con el hombre que amaba.
Por saber que el amor de su vida, ya no estaba en el mismo lugar que él.
“Hoy se ha reportado el fallecimiento de uno de los criminales más buscados del país, Choi SooBin fue encontrado en su celda sin signos vitales después de una dosis letal de estupefacientes.
La policía llevó a cabo una investigación que apuntó a qué fue un suicido.
Que en paz descanse y pésame a su familia.”
“Si mi vida no puede ser a tu lado, y si no puedo darte lo que mereces prefiero no vivirla, porque eres y serás mi razón de vivir, SeoJun necesita un padre, no un asesino, no necesita a alguien como yo... Tu nueva vida no necesita un hombre como yo, y tú nueva versión tiene cavidad en mi corazón aún así no me ame.
Te amo desde el primer día de mi vida hasta el último, te juro reencarnar en un hombre digno de tu amor y digno de ser el padre de tus hijos.
En otro mundo, en otro universo, en otra historia juro ser el padre ideal de tus hijos, el hombre que te ama, y el hombre que mereces en tu vida.
Perdóname en esta vida, y ámame en las siguientes.
Choi SooBin.”
Opiniones?
Cómo autora me siento muy satisfecha con este cap, y con el final que le dí a ambos personajes. Tal vez algunos querían más "sufrimiento" para SooBin, pero más allá de una tortura, más allá de la sangre, más allá de golpear, creeanme que SooBin tuvo unos últimos meses muy dolorosos, espero poder reflejar esto en este capítulo y haya podido transmitir lo que quería.
RECORDATORIO: No busco romantizar a SooBin cuando es un personaje HORRIBLEMENTE TÓXICO, y espero que recuerden todo lo que hizo en el transcurso de la obra.
Ahora sí...
Muchas gracias por leer!
Falta pocooo
The_Dark_Diamond04
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