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120

BeomGyu no lo quería ni ver a la cara, no le contestaba las llamadas, no le contestaba los mensajes, tampoco los leía.

Bufó dejando su cabeza en la mesa del comedor, todo estaba en silencio, sólo.

Ya había recogido los platos y la comida, no tenía hambre.

Seguía molesto por las acciones del omega, no estaba en absoluto de acuerdo con que le revisaran el teléfono, nunca lo había hecho y odiaba que lo hicieran, era su privacidad.

Él confiaba totalmente en BeomGyu y no tenía la necesidad de revisar su teléfono, y tampoco tenía siquiera la curiosidad de ver o saber qué hacía en el aparato, una que otra vez lo agarró para tomar una foto, o porque el omega le mostraba algo.

Pero voluntariamente, jamás revisaría el teléfono, no lo necesitaba,  confiaba, y no dudaba de nada.

Estaba molesto y mantenía su posición en ese tema, pero justo ahora debía insistir más y dejar esa molestia de lado.

Tenía un asunto más grave que una revisada de teléfono.

No sabía ni que pensar, no sabía qué resolver primero.

¿Su familia o BeomGyu?

A ambos los amaba, pero no era el mismo tipo de amor.

—Casarme... —murmuró mirando su mano derecha, no tenía anillos, se imaginó uno en su dedo anular.

Él apenas estaba aprendiendo lo que era una relación seria, sin amantes, con responsabilidades, estaba apenas empezando con un noviazgo, ¿Y ahora debía casarse?

Aparte de BeomGyu y su familia, él personalmente no estaba listo para casarse, y era peor si le sumamos que era con una mujer que no conocía.

Encendió su teléfono, salió del chat con su novio, miró los mensajes sin leer.

🩵 tres mensajes pendientes.

Padre ha enviado una foto.

Suspiró abriendo la foto que había enviado su padre, era la hija de los Kim, con quién se casaría.

La miró, ampliando la foto, tenía ojos claros, cabello cuidado y largo, la piel suave y brillante, era delgada, y por la foto podía decir que tenía una buena manera de vestir, en otra época no hubiera dudado en volverla su  amante.

Pero los tiempos han cambiado, así como su corazón y sus sentimientos.

—Ojitos contesta... —murmuró enviándole mensajes al omega, uno tras otro, pidiendo hablar, pidiendo disculpas por gritar, pidiéndole que por lo menos le contestara.

Pero el omega ni los abría.

Fue al último chat sin contestar, registrado con un corazón azul celeste, era uno de sus viejos amantes.

Antes de poder contestar los mensajes, entró una llamada.

🩵

—Hola —saludó hablando aún con la cabeza acostada en la mesa, mirando a la nada.

—¿Y esa actitud de don Juan que tienes, Kang? Leíste mis mensajes y no contestaste...

Soy un hombre ocupado.

Aún estoy esperando la foto...

Me gustaría que lo vieras en persona.

¿Se puede?

Sabes que si...

Eso me alegra...

Deberías venir —invitó irguiéndose en su lugar, se levantó para caminar a la habitación, no se veía como su habitación antigua, ahora se veía como la habitación de los dos.

Era una diferencia pequeña, por algunos objetos pero para él era significativa.

Guardó algunas cosas con la mano libre, suspirando un poco cuando tomó una de las camisas del omega, la que había estado usando para dormir, la tomó y la guardó en un gabinete.

—Puedes venir, estoy sólo...



















[...]
























Dos meses y unas semanas estaba cumpliendo ese día, teniendo muy presente la tobillera que tenía puesta, negra y gruesa, incluso pesada.

Pero eso no era incómodo para él, estaba en casa, tenía comida, su cama, sus cosas.

Lo incómodo era vomitar sin haber terminado de comer.

—Carajo... —suspiró bajando la palanca, se levantó y caminó al espejo, sorbió su nariz antes de lavar su cara, se observó al espejo al empezar a secar.

Dos meses de embarazo, un embarazo sano según la mujer que lo atendía, dos meses de arresto domiciliario menos, su sentencia había sido de nueve meses, el embarazo exacto, él había colaborado y dado mucha más información, además, el abogado alegó que no se podía tener a un omega que recién había dado a luz encerrado, mucho menos un recién nacido, por lo que su arresto sería hasta que su bebé naciera.

Y además, el nacimiento sería en el hospital de la agencia, dando como terminado su arresto.

Fue a su habitación, estaba en el penthouse de SooBin, ahora a su nombre.

—Ya... No quiero vomitar más —murmuró agachando la mirada a su abdomen que ya estaba cambiando poco a poco.

SooBin no tenía derecho a visitas hasta tres meses después de su entrada, igualmente no podía visitarlo.

Pero juraba que iría apenas saliera del arresto y diera a luz.

Su familia apenas y estaba enterada de todo, YeonJun había mentido con el paradero de SooBin, diciendo que estaba de viaje tal como el alfa pidió, y él se sumo a ese viaje.

Pero además, había confesado su embarazo a su madre.

—Voy a pasar todo el embarazo aquí, iré cuando nazca —fue lo que dijo, sin querer ni poder ver a nadie, estaba harto, harto de estar escondiendo las cosas, y ya no le importaba perder respeto o perder la comunicación con su mamá.

Él simplemente le fue sincero.

—¿¡Y el padre!? ¡Carajo, YeonJun, lo único que no tenías que hacer! ¿¡Dónde está el padre!?

—Estoy con el padre, mamá... —soltó, dando a entender muchas cosas.

SooBin, tú y...

—Sólo SooBin y yo, mamá, sólo somos nosotros dos... —confesó dejando las suposiciones en mente de su madre, si lo quería juzgar que lo hiciera, si no lo quería ver más, que lo hiciera, no le importaba.

Porque a la única persona que quería ver, estaba presa.

Dos primos que fueron unos enfermos, cogieron y escaparon como unos cobardes porque ahora van a tener un hijo. Esa es la versión que tenía su madre y la que obtuvo toda la familia que no dudó en darle las espaldas a los dos primos de inmediato.

De todas maneras, ninguno de ellos dos dependían de esa familia, era cuestión de tiempo para que les dieran la espalda.

YeonJun no tenía tiempo ni ánimos para aclarar que ambos tenían una relación, que se amaban, que a pesar de haber empezado con sólo sexo, había terminado en algo más que dió frutos y a pesar de que había sido por sorpresa y de las dificultades, nacería el fruto de lo que ambos hicieron.

No lo iba a explicar, porque tampoco lo iban a entender y anularían todo con una sola frase.

“Pero son primos"

Uhm... ¿Y si es niña o niño?... Uhm... Niña es Suyeon... Pero niño es... —se quedó en silencio mirando al techo, pensando— Te llamarás SooBin... —murmuró cerrando los ojos luego.

No sabía si era el embarazo, o tal vez quería buscar el culpable de como se sentía, decaído, triste, extrañando a un hombre que amaba.

Pero debía tomar responsabilidad y poner los pies sobre la tierra, dejar de pensar en una familia feliz, y dejar de contar con la presencia de SooBin como figura paterna.

Por ahora, solo era él y su bebé, más nadie, SooBin no iba a hacer ni a velar por ellos en la cárcel, y no podía pensar en el futuro cuando saliera, cuando tenía un presente que afrontar.

—Oh... Aquí queda —murmuró abriendo los gabinetes a un lado de la cama, había una bolsa de plástico con más bolsas pequeñas dentro, caminó hacia el baño mientras las veía, tomó asiento frente al escusado— Marihuana... —leyó el pequeño saco, lo abrió y vertió todo el contenido ahí,— Cocaína... —no tuvo que leer el siguiente, solamente lo observó fijamente, el pequeño saco en su mano.

Sorbió su nariz cuando la sintió hacerse agua, arrojó la bolsa de inmediato, haciendo lo mismo con las demás drogas que eran de su propiedad.

También metió cigarros, de él y de SooBin, los arrojó por el escusado, incluso un cigarro electrónico que no había usado mucho.

Bajó la palanca antes de salir directamente a la cocina, tomando todas las botellas de alcohol que había, vino que pertenecía al alfa, whisky que aveces bebía antes de ir al club.

Él iba a esperar por SooBin, pero esas botellas no.

Por eso, destapó una por una y las vació en el lava platos, dejando las botellas vacías a un lado, un total de diez botellas entre vino, vodka y whisky.

Su vida ya no eran fiestas, tampoco drogas, alcohol y sexo desenfrenado, ahora tenía otra vida y otras responsabilidades, tenía una vida de la que hacerse cargo y lo haría de la mejor manera que pudiera.

—Esto... —chasqueó la lengua abriendo el gabinete de la cocina, uno en específico, hizo a un lado los cubiertos, tomando con su mano un arma, una pistola que habían obtenido de forma ilegal.

Mordió su labio inferior, tomó su teléfono y llamó al agente que llevaba su caso.

—Si, quiero... Reportar una pistola, está aquí en casa... Si, la tenía en caso de emergencia pero ya no la quiero... Si, gracias —murmuró antes de colgar, dejando el arma en la encimera.

Iba a desechar todo lo que perjudicara a su hijo, ahora era una nueva vida, y debía tomar las riendas del asunto.

Sólo, con o sin SooBin él cambiaría y haría una vida nueva. 


































Cap corto pero no menos importante, he estado borrando el relleno de la historia para dejarla más corta... Ya llevamos 120 caps

Nos vemos en el siguiente!

The_Dark_Diamond04

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