11
Lo primero que se le venía a la mente al despertar era la situación entre TaeHyun y él.
El alfa no había aparecido esos dos días en el club tal y como le había dicho, pero no dudaba en que iría si tardaba mucho en llamarlo para su encuentro.
¿Debería drogarme? Pensó mientras fumaba en la mesa de su cocina, sin haber desayunado aún.
Luego de casi morir por una sobredosis, había entrado en total abstinencia, había tomado la suficiente fuerza de voluntad para no aceptar más tragos que le regalaran los clientes y tampoco para aceptar la droga que corría entre los clientes, tanto como entre los mismos empleados. Lo único que encontró para calmar su ansiedad, sin perder la consciencia, era el cigarro.
Había empezado con dos cajetillas completas al día, sintiendo la garganta seca y la necesidad de que algo lo "relajara" tal como un droga.
Recordaba como su nariz se hacía agua cuando veía el polvo volando regado en las mesas de los camerinos.
Cocaína.
Pero también recordaba lo irritaba que tenía la nariz de tanto rascarse.
Tenía dos años sin consumir más que cigarrillos, no ingeria siquiera cerveza, nada de alcohol y nada de drogas así las tuviera a mano tal cual un caramelo.
Actualmente tenía veintiséis años, desde los veinte años empezó a joderse la vida.
A los veinte años se hizo novio de Mark, y no fue hasta los veintidós que quedó libre de él, dándole fin a su relación y a la vida de Mark, pero cargando con una deuda que no era suya, y con una vida que debía mantener.
Sus veintitrés y veinticuatro años fueron los peores años de su vida, todos los días con una botella de alcohol en la mano, con la nariz irritada de tanto oler, los ojos enrojecidos y con poca conciencia se sus acciones.
Cuanso cumplió los veinticinco fue su primer año sin consumir nada, a pesar de todas las tentaciones que había en su entorno de trabajo, no cedió, y ahora con veintiséis años podía sentirse orgulloso de que llevaba dos años limpio.
Pero ahora, le resultaba un problema.
Si se drogaba o bebía para estar con el alfa, sentía que recaería, además los dos años que se esforzó para mantenerse limpio se irían por la borda por un imbécil.
¿Podría hacerlo conciente?
Apagó el cigarrillo en la mesa, dejando otra marca en la madera, se encaminó a su habitación para arrojarse en su cama y pensar.
Solo era placer, era contacto físico, simplemente tener sexo sin pensarlo mucho.
Sólo conocía el nombre del alfa, conocía que su familia era adinerada, sólo eso.
¿Qué tantos requisitos había que tener para tener sexo con un desconocido?
Una vez no hace daño. Pensó, sabiendo el peso que tenía esa frase en su vida, era la frase con la que empezó todo y aún no dejaba de recordarla.
—Hola —saludó con cariño y una prqueña sonrisa al peluche en su cama, se acostó de nuevo, abrazando al peluche en su pecho, oliendo en medio de las orejas del pequeño osito, un suave aroma a talco de bebé.
Lo abrazó con más fuerza, apretando el botón que tenía el osito en la panza, reproduciendo un sonido que siempre le dejaba un nudo en la garganta y cristalizaba sus ojos.
Eran los latidos de un corazón.
Un corazón que latió a la par de él por nueve meses, pero que sólo duró un mes en este mundo.
“—¿No tiene algún familiar que lo acompañe? —esa fue la pregunta de la enfermera mirando al omega en la camilla, retorciéndose de dolor, inhalando y exhalando.
—N-no... E-estoy sólo... —murmuró entre dientes mirando a la enfermera moverse para ayudar al omega, quedándose a su lado y velando por su salud y la del bebé que estaba a punto de nacer.
Un niño.
Luego de nueve meses, podría conocer a su único acompañante, al único que sabía no lo dejaría sólo.
—No te duermas... No te duermas —llamó la enfermera pasando un pañuelo húmedo por la frente del omega que la observó.
Esa mujer no lo conocía, no conocía su pasado, no conocía sus adicciones ni sus lamentos.
Aún así, estaba con él, y estuvo con él incluso luego de que su hijo nació.
—¿Cómo se va a llamar?
—No sé... —murmuró la respuesta tomando un respiro antes de ayudarse de la enfermera para poder pasarse a una silla de ruedas para que pudieran llevarlo con su bebé.
No había tenido un nombre nunca, jamás pensó en uno, pues no había tenido la esperanza de que naciera, o que siquiera él estuviera vivo para ese momento.
Esos nueve meses, dejó de beber, de drogarse y trabajó a medio tiempo para por lo menos alimentarse bien.
Aún así, comer dos veces al día no resultó tan bien como esperaba, además de su estado de salud, muchos factores que influyeron en la salud del bebé.
—¿Por qué...? ¿Por qué está así? —preguntó mirando la incubadora, un ser tan pequeño como un peluche, era tan pequeño que le daba miedo hacerle daño con un mal movimiento.
Era un bebé dormido, que respiraba con lentidud, pero estaba con respirador y algunos electrodos por el pecho para monitorear su estado todo el rato.
—Tiene algunos problemas de salud... Aún así, puedes cargarlo —animó la enfermera acercándolo a la incubadora, BeomGyu lo observó con los ojos bien abiertos.
En ese momento, él se dió cuenta que era más que un cuerpo que vender, que era más que un objeto que todos podían anhelar y poseer, que era alguien más allá de las drogas y el alcohol.
Que él podía salir de eso y crear una vida junto a ese bebé, que tenía una buena razón para esforzarse y salir adelante.
—Es muy pequeñito... —murmuró recibiendo en sus brazos por primera vez al bebé que apenas y movió sus manos, haciendo un par de ruidos, pequeños quejidos que quedaron grabados en su memoria a fuego.
—Te dejaré sólo un momento —susurró la enfermera con una pequeña sonrisa, saliendo de la habitación, dejando al omega sólo con su bebé.
BeomGyu lo sostuvo con un brazo, usó su mano libre para tocar su cara con delicadeza.
Era joven, su vida no estaba perdida como pensó, esa era su oportunidad de redimirse y salir adelante.
Y si antes se excusaba con no tener una razón para salir adelante, ahora tenía la razón en sus brazos.
—No pesas nada... —murmuró mirándolo fijamente, el bebé abriendo los ojos con un pequeño lloriqueo— Hola... —saludó mirándolo moverse en sus brazos, sonrió sintiendo ternura, sintiendo esperanza.
Su bebé duró un mes entero en el hospital por problemas de salud, debía estar bajo revisión de especialistas.
Y ese mes, él no faltó ni un día en ir a visitarlo, en ir a verlo, a sostenerlo en brazos y sonreír por simples ruiditos y movimientos del bebé.
Hasta que un día, la enfermera no quiso dejarlo pasar como siempre.
—¿Q-qué pasa? ¿Enfermera Fa, qué pasa? —preguntó sintiendo desespero, la mujer con un nudo en la garganta y sin encontrar las palabras correctas para darle la noticia.
—T-tu bebé...
—¿¡Qué le pasó!? ¿¡E-está bien!? ¡Dígame algo! —gritó sosteniendo los hombros de la mujer que no tenía la suficiente dureza para dar la noticia.
—E-... Él falleció —soltó sin pensarlo, botando un par de lágrimas, sin aguantar la expresión de dolor que recorrió al omega que negó con la cabeza.
—No... No es verdad... M-me está mintiendo... S-se confundió de bebé... ¡No puede ser mí bebé! —negó alterado, sintiendo un vacío en su estómago, apartó a la enfermera de su camino, empujando la puerta que daba hacia la sala de cuidados intensivos en dónde el único que estaban atendiendo era a su bebé.
Entró con desespero, con las manos temblando, con el corazón en la garganta, buscando la incubadora.
—N-no... ¡Hagan algo! ¡Hagan algo, por favor! —gritó a los especialistas que ya estaban con las manos en su regazo, y las cabezas gachas, sabiendo que ya no había más nada que hacer con el bebé, y sabiendo muy bien que habían intentado todo desde el primer día y que haya sobrevivido por un mes había sido un milagro.
BeomGyu se asomó en la incubadora, soltando un sollozo al ver el pequeño cuerpo cubierto por una manta blanca.
Apartó la manta con rapidez, tomando el pequeño cuerpo que ya no tenía respirador, ya no tenía nada en su cuerpo.
Porque ya no lo necesitaba.
Porque ya no respiraba.
Lo abrazó a su pecho como había hecho todo ese tiempo, lloró a gritos en medio de esa sala fría de hospital, se aferró a ese pequeño cuerpo sin vida como su única esperanza, gritó del dolor y derramó lágrimas por horas enteras, sin dejar que le quitaran el cuerpo.
Cayó de rodillas en la fría habitación sosteniendo ese pequeño cuerpo con la delicadeza que no tenía ni consigo mismo, sintiendo su corazón destruído y su garganta arder por el llanto, gritos de un dolor inmenso que nada ni nadie podría aliviar.
Lo único que tenía se había ido, nuevamente estaba sólo. Y la única razón de salir adelante, ya no estaba.
—Lo lamento tanto... —la única mujer que lo acompañó desde un principio, la enfermera Fa fue la única que se presentó al funeral de su hijo, algo pequeño y sencillo, pues sólo sería él.
Esa mujer, fue la que lo abrazó el día del funeral y se quedó unos minutos con él, llevándole un presente.
—Ten... —ofreció una bolsa de regalo con una pequeña sonrisa, BeomGyu la tomó en manos, sacando el regalo.
Un peluche de oso, pequeñito y del mismo tamaño de su bebé.
—Él siempre estará contigo... —habló la mujer, presionando la panza del peluche, de inmediato, se reprodujeron los latidos del corazón de su bebé.
El sonido de un corazón que ya no estaba con él.”
—Te extraño mucho, mi bebé... —susurró el omega al peluche, cerrando los ojos. Desde que obtuvo ese peluche, había dormido con él todos los días, cuando se sentía mal, cuando quería recordarlo, simplemente para no sentirse sólo.
La culpa de la muerte de Mark se veía minimizada por la muerte de su bebé, se culpó por mucho tiempo, y aún lo seguía haciendo, cargando con ese peso y dolor en el corazón.
Por eso, se castigó por dos años enteros llenos de adicciones, humillaciones y demás.
Porque para él, el valor de su vida y razón de ser se había perdido cuando su bebé se fue de este mundo.
—¿Hola?
—Soy yo.
—Ojitos bonitos —la voz del alfa sonó de sorpresa, también algo de emoción— ¿Cómo estás? —preguntó, BeomGyu rodó los ojos acariciando una de las orejas del peluche.
—Mañana a las seis, te pasaré la dirección del hotel —habló, recibiendo la afirmación del alfa que chasqueó la lengua cuando el otro le colgó sin dejarlo hablar.
BeomGyu suspiró.
Mientras más rápido lo hiciera, más rápido saldría de eso.
Otra parte del pasado de BeomGyu, algo fuerte, incluso lloré escribiendo esto y lo consideré muy fuerte, así que lo "ablandé" un poco.
Nos vemos...
The_Dark_Diamond04
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