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Capitulo X

Mackenna

La casa de Sawyer siempre olía a pan horneado y a esencia de vainilla en el aire, eso era porque a su abuela le encantaba probar recetas nuevas. Desde que se había jubilado, la señora mayor pasaba su tiempo libre buscando recetas para poder hacer pasteles. Los cuales, debía admitir, tenían buen sabor. Sawyer y sus hermanos se criaban mas con ella que con sus padres quienes preferían estar ocupados en sus trabajos o vidas sociales que en una acogedora casa con olor a pan horneado.

El cuarto de Sawyer siempre pareció un misterio para Murphy, las cuatros paredes que debían ser de un color blanco sucio, estaban llenas de posters de películas, una repisa con varias cámaras, ya sea antigua o nueva, una caja especial con Dvds, y vinilos. Sadie estaba sentada en la alfombra de color verde oscuro mientras observaba los vinilos intentando elegir que música poner, el escritorio de Sawyer era un desastre de bolsas vacías de papas, la computadora y papeles con un montón de lapiceras por doquier.

El castaño ingresa con un plato cargado de bizcochuelo de chocolate con almendras.

-Mi abuela insistió, y dice que ambas estaban muy delgadas, ¡pero a mi me ve "delgado" desde que tengo seis años!.

-La comida siempre es bienvenida.-comenta Sadie dejando los vinilos y alzando sus brazos al plato de comida que el chico le da. Mackenna estaba con las piernas cruzadas, sentada en la cama de su amigo, la cama era lo mas ordenado en aquella habitación.

La pelirroja se estira para robarle una porción, rechazar la comida de la abuela de Sawyer era tan parecido como si le hubieras insultado en su propia cara. Y eso no podía llegar a pasar.

El castaño comienza a juntar las bolsas de papas para tirarlas al tacho de basura de su habitación, y algunas anotaciones viejas o residuos. Las dos amigas lo observan, estaban ahí para hacer un trabajo de su materia de historia, tenía que ser algo interesante, y a la vez, podrían recrear la información con grabaciones o fotografías propias.

-¿Por qué limpias ahora?.-pregunta Sadie.-No nos vengas que el lio no te deja trabajar, porque sabemos que editas tus videos con bolsas de papitas a tu alrededor.

-Solo...-el castaño se masajea la nuca.-No me gusta que la gente que apenas conozco vea este basural.-comenta agarrando sus zapatillas y tirándolas sin cuidado en su armario antes de cerrar la puerta.

Ambas amigas se cruzan la mirada.

-¿Invitaste a alguien a nuestro grupo?.-pregunta Murphy.-¿A quien?.

En su cabeza se le apareció las miles de posibilidades, podía ser uno de los de Lacrosse que había amenazado a Sawyer para que le diera una alta calificación, o tal vez, podía ser Emma simplemente, Murphy descarto esa idea al acordarse de escucharla hablar muy emocionada con Anne sobre buscar algo de misterio.

-No me digas que es Alyssa Barrington, de ser ella te matare Sawyer, no estoy vestida de manera adecuada.

Aunque su amiga dijera eso, Sadie lucia unos jeans arremangados hasta la mitad de su pantorrilla, los mismos eran sueltos de un estilo de los ochenta, mientras que su remera era negra, con unos agujeros en cada hombro y el logo de Nirvana podía verse. Su cabello rubio y corto, como siempre, estaba suelto, acompañado con una vincha de color negra.

Alyssa era su crush, iba a unas cuantas materias con los chicos, tenía su grupo de amigos y formaba parte del equipo de fútbol femenino junto con Emma, y de porrista. Se corría el rumor de que era lesbiana y aun estaba en el closet, Alyssa nunca desmintió o admitió eso. Solo se ríe o muestra el dedo del medio, dependiendo de su humor.

Pero Sawyer niega.

-No es Alyssa, de ser ella te hubiera dicho, al menos contigo presente sabemos si es lesbiana, porque te haría caso...y te prende todo lo que se mueve.-dice el castaño y esquiva una bola de papel que Sadie le tira.-Solo...lo vi solo, me dio algo de lástima, entonces le pregunte si estaba con alguien y dijo que estaría solo, entonces...debí invitarlo porque se lo horrible que es que nadie te quiera en tu equipo.

-¿A quien trajiste? Porque mi cabeza se esta haciendo varias películas.-dice Mackenna ya pensando que su peor pesadilla se confirmo y era Lance.

-Oh vamos, a todos nos agrada...bueno, eso creo.-dice riendo.

La puerta del cuarto de Sawyer suena acompañado de "querido, vino un amigo". El castaño se apresura a abrir la puerta, para encontrarse con un chico alto, delgado, vestido con jeans y una remera de color verde militar con una chaqueta negra y comiendo un pedazo de pastel que tenía en su mano. El cabello rubio, como era habitual en él, lo llevaba despeinado.

Connell pasa sus ojos por los tres presentes antes de tragar lo que estaba comiendo.

-Todos ustedes lucen como si hubieran visto un fantasma.

Llevaban un buen rato debatiendo sobre que podían trabajar, Sawyer y Sadie andaban discutiendo sobre si hablar de la época del holocausto, o la persecución de las brujas que tuvo lugar. El problema de poder elegir el trabajo de manera libre, era que nunca terminarían de ponerse de acuerdo.

Mackenna ya había tenido su momento de discutir con sus amigos, claro que su tema elegido no gano, entonces decidio callarse mientras estaba tirada en la cama y escuchaba el debate de Sawyer y Sadie sobre que hacer. Connell llevaba un rato con los brazos cruzados y la espalda apoyada en la puerta del armario de Sawyer, bastante alejado del debate, no había aportado nada, Mackenna pensaba que al rubio solo le interesaba aprobar.

Los ojos claros de Connell se encuentra con Mackenna que lo observaba sin descaro, se separa de la puerta caminando hasta ella y se recuesta a su lado. Sus manos se tocaron, antes de que Murphy las pusiera en su estomago entrelazando sus dedos, puede ver de reojo la sonrisa engreída de Connell en su rostro mientras lleva un brazo detrás de su cabeza y la otra mano descansa en su abdomen.

-¿Siempre discuten así?, ¿Cómo si no importáramos?.-pregunta el rubio.

-Solo cuando creen que la opción de uno es mejor que la del otro.

El rubio se voltea para verla, era difícil describir los ojos de Connell, eran entre una mezcla de grises y celestes, como cuando el cielo nublado se mezcla con el mismo azul, la curva de su labio era perfecta, ni muy llena ni muy delgada, estaba en el limite justo, sus pestañas eran la envidia de Murphy, Connell las tenía demasiado largas a su lado.

-¿Y tu que crees?.

-Creo que muchas personas hablaran del holocausto, y pocas de la persecución de brujas.-dice ella mientras suspira viendo a los amigos que ahora andaban buscando información de ambas cosas para llegar a una decisión.

Connell chasquea su lengua mientras asiente con aprobación, con la mirada fija en los dos chicos, cuando el rubio se distrae, es cuando Murphy mas aprovecha para verlo, Connell olía a jabón y menta, podía verse una cadena dorada alrededor de su cuello, pero el dije se encontraba bajo su remera.

-¿Qué hay de la casa Benson?.-pregunta el rubio, al parecer era un pensamiento porque no miraba a nadie en especifico, pero lo dijo en voz alta.

-¿La casa Benson?.

El rubio se voltea a ver a Murphy, sus rostros estaban demasiado cerca mientras que sus brazos se encontraban pegados.

-Esa casa parece una especie de lugar cultural o algo asi para este pueblo. Sin contar de la horrible historia que le da una fama, creo que el vendedor conto esa historia y mis padres dijeron "Oh, ¿murió gente? ¡La queremos!".

Una risa escapo de la chica, y él sonríe, completamente complacido de hacer algo tan sencillo como provocar su risa.

-Bueno, aunque creo que mamá la quiso por el tamaño, el jardín y porque era barata. Como, demasiado barata.

La abuela de Murphy le había hablado de muchas cosas de la casa Benson. Historias que helaban la sangre, como historias que derretía uno que otro corazón, historias de venganza, historias de fantasmas. No podía asegurar que todo fuera cierto.

La historia que mas fama le da a esa casa, es lo que le sucedió a aquella familia.

-Antes vivía el fundador del pueblo ahí.-dice Mackenna.-Esa casa es tan vieja como es la ciudad.

-Se nota.

-No es mala idea-dice ella provocando que el rubio la mire.-Nadie hablaría de la historia de esa casa, algo que esta a unos metros de nosotros...¡Chicos!.

Sawyer y Sadie dejaron de hablar volteándose a verlos, y es cuando indagan en toda la historia de la casa Benson.

Mackenna no durmió bien la noche antes de tener que ir a enseñarle lengua y literatura al hermano menor de Connell. Sus sueños le hablaban, pero cada vez se hacían peores, manos sujetando con fuerza, el frio de la noche, las hojas secas en sus pies, el sonido de los animales nocturnos.

El paralisis del sueño se hizo presente esa misma mañana al despertar, donde su cuerpo se quedo congelado, sus ojos bien abiertos, y tratando de respirar con normalidad mientras sentía el cuerpo de algo encima de ella.

No pudo concentrarse en el colegio, incluso su profesor de matemática se llevo una gran sorpresa al ver que no pudo resolver una ecuación. Tuvo momentos donde su realidad fueron confundidos con sus sueños, tuvo momentos donde la cabeza le dolía tanto que se escondio en los vestidores intentando dormir un rato, fingiendo no escuchar a su antigua mejor amiga con sus otras dos nuevas amigas comentando de lo patética que lucia hoy.

Al salir del colegio, su caminar era perezoso, pero intentaba mantenerse despierta para ir a enseñarle a Dean, su hermana se había retirado para ir a la casa de una de sus amigas luego de pedirle autorización a su mamá. La cosa era sencilla, ir a su casa, darse una ducha de agua fría para despertarse, beber un café cargado, y buscar el regalo que le tenía a Dean. Era una misión sencilla, ir a casa, buscar las cosas e irse.

-¡Murphy!.-escucha su nombre ser gritado a la vez que una mano la agarra de la cadera alejándola y la camioneta de Lance se para bruscamente. Emma, que estaba de copiloto, se veía bastante sorprendida, mientras que Lance lucía más bien molesto.

-¡Mira por dónde vas estúpida!, este auto sale más que tu casa.

-Que bueno que tu estupidez sigue intacta.-replica Connell, que hasta ese momento, Murphy no se dio cuenta que fue él quien la había sujetado de la cadera. A unos pocos metros del rubio, se encontraban Kara y Alice viendo a su hermano.

-Oh, como siempre el héroe de pobres debe aparecer.-dice Lance bajándose del auto.-Desde que llegaste no hace mas que molestar mi paciencia.

-Somos dos.-comenta Connell soltando a Murphy.-Tu simple presencia ya consigue estresarme, no pensaba que eso fuera posible.

-Escúchame-dice Lance agarrándolo de la remera.-No te conviene meterte conmigo, así que deja de molestar.

-Y tu mejor suelta a mi hermanito si no quieres un ojo negro permanente en tu cara.

En ese momento, se podía escuchar el suspiro de varias chicas de la escuela al ver a Travis. Con pantalones negros, una remera sin mangas mostrando sus brazos con tatuajes, el cabello castaño peinado hacía atrás, y una mirada de fastidio en su rostro. Lance de a poco va soltando a Connell, mientras que Travis se coloca al lado de su hermano.

Lance los mira a ambos, mientras que Travis se cruza de brazos.

-¿No te quedo claro?, estoy seguro que mi hermano puede dejarte un ojo morado él solo, incluso mis hermanas podrían hacer que te comas tus bolas.-dice Travis.-Pero tocas a uno de nosotros, tendras a los demás detrás de ti.

-Toda tu familia esta jodidamente loca, ¿lo sabes?.-dice Lance con una cara de asco antes de escupir en los pies de Travis, el castaño no se mueve, pero por la forma que apretaba su mano, se notaba que se contenía de abalanzarse a golpearlo.

Lance se sube molesto a su auto, Emma apoya una mano en su hombro, que el chico saca bruscamente, provocando que la castaña se haga pequeña en el asiento del copiloto. Lance se aleja acelerando su auto, mientras que Travis entrecierra los ojos mirando el vehículo, por su postrua, parecía analizar la patente.

-¿Qué haces aquí?.-se escucha la voz de Kara hablar, Alice abrazaba al mayor por la cintura, era el acto mas amoroso que Murphy vio hacer con alguien.

-Bueno, me ofrecí a buscarlos, y de paso a llevar a Murphy a casa...¿no debes enseñarle a Dean?.

-Si solo...debo buscar unas cosas.

-¿Entonces que esperamos?.-dice el mayor dándose la vuelta.

-Murphy-habla Connell-¿Por qué no mejor duermes en tu casa?, se nota que estas cansada.

Si dormía significaba soñar, si soñaba, significaba recordar. Y no sabía que llevaría su cabeza, ¿el bosque? ¿el trampolín? ¿sueño de gente hablándole y ramas secas? ¿sueños de ella ahogándose y alguien hundiéndola?.

-Estoy bien, tranquilo.-dice ella sonriendo.

Dean se había mostrado feliz con el casco que le había regalado Murphy y lo estaba usando ese mismo momento. A la chica le sorprendía como el menor podía ver a través de la oscura visera, sus recuerdos usando ese casco eran vagos, pero la alegría de Dean no se le paso por alto junto a su tono emocionado "¿enserio es mío?".

En ese momento, estaban armando unas actividades de verbos, estaban analizando algunos poemas que la chica encontró en internet. Cuando se acordó del poema que Dean debía buscar como tarea.

-<<La belleza y la muerte son dos cosas profundas, con tal parte de sombra y de azul que diríase, dos hermanas terribles a la par que fecundas con el mismo secreto, con idéntico enigma...>>.-los ojos de la chica lee el poema antes de mirar a Dean, el niño devuelve su mirada a través del casco, o eso parecía.

-A mamá le gusta Víctor Hugo.-dice el niño, su voz hacía eco dentro del casco.

-¿Y por qué elegiste esto?.-pregunta ella viéndolo.

-Me interesa el poema que hable de la muerte.-dice el niño.-Yo estuve cerca de morir.

-¿Y que sentiste?.

-Miedo al principio.-responde al cabo de unos minutos en silencio.-Pero luego estaba bien, sentía que veía todo de afuera, hasta escuche música.

-¿Y que crees que Victor Hugo quiere decir en el poema?.

El niño se queda en silencio unos minutos, Mackenna no sabía decir hacía donde estaba mirando, su cabeza se encontraba fija en ella, pero sus ojos podían estar en cualquier lado.

-De que la belleza y la muerte son mas parecidas de lo que todos piensan, todos ven la muerte como algo horrible...pero puedes encontrar cierta belleza en ella.

Mackenna sentía un escalofrío al hablar del significado de la muerte con un niño de nueve años como si fuera un completo adulto. Lo decía con tanta soltura, como si hubiera tenido otras experiencias de la muerte más que esa.

-¿Quieres ver?.-pregunta el niño, Mackenna tardo en entender a lo que se refería, preguntaba si quería ver su cara.

-¿Tu quieres?.

-Te vi un par de veces y no pareces mala persona, mi hermano dice que eres buena.

-¿Connell dice eso?.-pregunta ella y el niño asiente. Algo que podía ver de Dean, es que no mentía, o al menos, no acostumbra hacerlo como cualquier otro.-Si tu quieres mostrarme, puedes hacerlo, no te debes sentir presionado.

El niño lleva sus manos al casco antes de retirárselo dejando su rostro libre, tenía el cabello café un poco largo en el flequillo, su lado derecho era completamente normal, con el rostro que cualquier otro niño tendría, pero su lado izquierdo era otra historia, unas grandes marcas de quemadura que iban de su frente a su mandíbula ocupaba todo el lado, las cicatrices no impactaban en su ojo café que parecía intacto ante todas esas cicatrices, algunas líneas se acercaban a su labio y bajaban por su mandíbula casi en su cuello. Su piel parecía rugosa y se notaba las marcas.

Mackenna le sonríe.

-No es tan malo como todos creen, eres un niño lindo.-dice ella.-Te pareces a tus hermanos.

Dean sonríe algo avergonzado bajando su mirada.

-¿Analizamos otro poema?.-pregunta ella y el joven castaño asiente, mientras que ambos buscaban un poema, ninguno de los dos se dieron cuenta, pero Connell estaba apoyado en el marco de la puerta de la cocina, con una pequeña sonrisa en sus labios antes de retirarse. 

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