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Capitulo V

Mackenna

Los rayos del sol se colaban por las hojas de los árboles que cubrían aquel lago, los pies descalzos de la pelirroja se aferraban a la piedra, mientras que sus brazos se abrazaba las rodillas mirando el agua fijamente. Las pequeñas olas moviéndose mientras ella estaba sentada.

Cuando era pequeña, su padre la llevaba todos los veranos a aquel lago, él la esperaba en el agua mientras que la niña tomaba valor suficiente para saltar de la piedra, recordaba la sensación la primera vez que lo hizo, su pequeño cuerpo impactar con el agua, mientras se hundía en la misma, con los ojos abiertos para ver lo suficiente, y las manos de su padre sacándola de la superficie mientras reía.

Aquel día no le había ido demasiado bien, en la mañana tuvo una discusión con su madre respecto al poco dinero que estaban ganando y las cantidades de cosas que tenían que hacer, en el colegio Lance encontró mil formas de burlarse de ella, y aunque pudo sacarse a su hermana de encima para que se fuera con su amiga, tenía aquel mal estar. Sus amigos sabían que Mackenna quería estar sola, y se lo concedieron.

Una mano toco su hombro, y ella se voltea sobresaltada, para encontrarse con la cabellera rubia de Connell.

-¿Qué haces aquí?.-pregunta él.

-Podría preguntarte lo mismo.

El chico se encoge de hombros con desinterés mientras se saca las zapatillas revelando sus medias rojas.

-Quería conocer mas la ciudad y di una vuelta por aquí.

El lago se encontraba cerca de la entrada al bosque, el puente era lo que separaba a la ciudad de los frondosos árboles verdes del mismo, y el agua que corría atravesando la ciudad. Mackenna miro la profundidad del lago.

-Es un lugar lindo.

-Ya lo creo-dice Connell.-¿Estas bien?, luces...rara.

-Solo pensaba.

-¿En Lance?.-pregunto él, Connell era testigo de varias burlas de Lance hacía ella.-¿Fueron novios o una cosa así?.

-No, fuimos amigos.

Una risa ronca salio de la garganta del chico que intento disimular con una toz, la pelirroja lo observa, entrecerrando los ojos por el sol. El cabello de Connell lucía de un color dorado cuando le daba el sol.

-¿Qué es gracioso?.

-Me cuesta verlos como mejores amigos.

-Si bueno, él es novio de mi...ex mejor amiga asi que...ya sabes.-dice encogiéndose de hombros, Connell asiente mientras se desabrocha el cinturón, la chica abre grandes sus ojos mientras siente sus mejillas sonrojarse.

-¿Qué haces?.

-Voy a nadar.-dice con obviedad sacándose los pantalones para luego retirarse la remera que llevaba puesta, su cuerpo era delgado, no estaba tan marcado pero su abdomen demostraba que se ejercitaba al igual que sus bíceps. Llevaba bóxer negros.

-Al menos pudiste traer un traje de baño.

-Me gusta improvisar.-dice el chico parándose el borde y viendo el agua, su espalda tenía pequeños lunares. Lleva sus brazos a su cabeza estirándose provocando que marque todos los músculos.-¿No vienes?.

-A diferencia tuya, no me gusta nadar en ropa interior.

-Creí que a las nadadoras no le importaba los traje de baños.

-Hace tiempo deje ese equipo.

-Lastima-dice chasqueando su lengua.

-Ten cuidado, un salto mal y puedes romperte algo.-comenta ella, Connell la mira sobre su hombro antes de sonreírle. Sin esperar demasiado, pega un salto, y se escucha el ruido de su cuerpo impactando con el agua. Murphy se acerca al borde de la piedra para verlo, al principio visualiza las burbujas, y luego, nada.

El cuerpo de Connell no salía a la superficie.

-¿Connell?.-pregunta ella con la voz ahogada.-¿¡Connell!?.-grita mas fuerte esperando ser oida, miles de pensamientos de que estaba herido aparecieron en su cabeza. La chica comenzó a desvestirse demasiado rápido, tirando su ropa al lado, quedándose con su corpiño de color lila y su ropa interior con flores rosas. No combinaba, pero honestamente, no pensó que debería saltar para salvar la vida del rubio.

Sintió su corazón golpear con su pecho demasiadas veces, antes de tirarse al lago. El agua fría fue un golpe demasiado duro al principio, salio a la superficie comenzando a nadar en busca de Connell mientras lo llamaba. Grita demasiado alto cuando algo le agarra el pie, y en la superficie sale Connell riéndose.

Murphy frunce el ceño salpicándole agua en la cara.

-¡Eres un idiota!. Pensé que te paso algo.

-Oh ¿y saltaste para salvarme?.

-Idiota-repite-Ojala te ahogues.-comenta mientras nada al borde, Conell agarra la mano de ella arrastrándola hasta su cuerpo.

-Ya, discúlpame, no quería asustarte.-dice él. Se veía honesto mientras decía esas palabras.-¿Me perdonas Murph?.

-Si no me queda otra.-replica poniendo los ojos en blanco, y Connell vuelve a sonreír mientras nada alrededor de ella.

-¿Por qué dejaste tu equipo de natación?.-pregunta él mientras nada de espaldas viéndola, Murphy se sumerge al agua y sale a la superficie acariciando su cabello naranja mientras lo mira antes de suspirar.

-Mi mamá comenzó a preocuparse demasiado desde que me golpee la cabeza tras saltar del trampolín, no quería que siguiera nadando.

Las cejas rubias del chico se fruncen mientras la salpica.

-¿Entonces lo dejaste porque ella te lo dijo?.-pregunta, Murphy se encoge de hombros mientras siguen nadando.-¿Y por eso vas con mi madre?.

-¿El trabajo de tu mamá no es privado? Es decir, ¿no tiene un contrato con sus pacientes?.

-Bueno...tu le dijiste que me metí en la pelea así que...

La chica pone los ojos en blanco y lo salpica, Connell la imita y ambos estuvieron salpicándose un buen rato. Rieron y nadaron, jugaron a quien contenía mas tiempo la respiración, todas esas veces, Connell gano.

Ambos salieron del agua cuando el sol comenzaba a ocultarse, caminaron a la piedra donde se sentaron para secarse. Las gotas de agua recorrían el cuerpo del rubio, el chico tenía los ojos cerrados mientras esperaba a secarse, y Murphy se abraza a si misma observándolo.

Mira una línea rosada y larga en su costilla que bajaba en diagonal hasta su cadera.

-¿Qué te paso ahí?.-pregunta ella, Connell la mira y luego a la cicatriz tocándola.

-Un asalto.

No conocía demasiado a Connell, pero si lo suficiente para saber que mentía. El rubio era un completo enigma, como aquellos libros llenos de acertijos que su abuela le regalaba cuando era mas joven.

Ambos comenzaron a vestirse, y el chico la acompañaba hasta la casa.

-¿Dónde vivías antes?.-pregunta ella mientras caminan. El chico ríe con las manos en sus bolsillos.

-En un pueblo de Francia.

-¿No lo extrañas?.-pregunta ella-Este lugar no se parece ni cerca a Francia.

-Es tranquilo aquí.-dice él mientras seguían caminando, el chico le hablaba un poco de Francia, le conto de su vida ahí. Le hablo de sus hermanos, le hablo de su casa, de las vacaciones, hablaba pero dejaba varios huecos que Murphy se moría por llenar.

Mientras se acercaban a la casa de la pelirroja, pudo ver a sus dos amigos parados en la entrada hablando con su madre, la mujer parecía alterada, mientras que Poppy estaba sentada en los escalones de la entrada acariciando la cabeza de Piper. Junto a Sadie y Sawyer, se encontraba el hermano mayor de Connell.

-¡Mackenna!.-dijo su madre cuando la vio llegar y la abrazo.-Oh, ¿estas bien? ¿Por qué no me mandaste un mensaje de donde estarías? Es demasiado tarde.

-Creo que eso es mi culpa.-dice Connell.-Nos entretuvimos en el lago.

Mackenna deseaba que Connell hubiera omitido lo del lago, su madre no lucía nada feliz ante eso, no lucía feliz sabiendo que su hija estuvo con Connell.

-Yo me ocupo de mi hermano.-dice Travis.-Lamento las molestias, andando Connell.

-Me gustaría que te mantuvieras alejado de mi hija.

Connell la miro con confusión, pero Travis dio un asentimiento de cabeza antes de retirarse junto con el rubio. La pelirroja saca las manos de su rostro mirándola.

-¿Por qué dijiste eso? Solo estábamos nadando.

-En el lago que esta cerca del bosque, ¿sabes lo peligroso que es eso?.

-Tenía siete años cuando me perdí y no lo recuerdo, Connell es amable, confías en su hermano, ¿Por qué no en él?.

-No discutiré contigo, solo no quiero a ese chico cerca de ti.

La pelirroja frunció el ceño mientras iba al interior de la cama, seguida de Sadie y de Sawyer. Sus amigos se adentraron en su cuarto y se acomodaron, el chico tomo asiento en la silla del escritorio mientras agarraba un corderito de peluche acariciando el pelaje, Sadie y Murphy optan por sentarse en el suelo, con la espalda apoyadas en la cama, y las piernas estiradas.

-Tu mamá nos llamo demasiado paranoica.-dice Sawyer.-Preguntando donde te vimos por última vez.

-No iba a tardarme demasiado, pero me distraje.

-¿Con Connell?.-pregunto Sadie con una sonrisa.-No pensé que sería tu tipo, Murphy.

-No tengo un "tipo"-dice ella.-Solo nadamos.

Mackenna le conto a sus amigos lo de aquella tarde, su madre solo actuo demasiado paranoica y sobreprotectora. Todos en el pueblo conocían que la pequeña Mackenna Murphy estuvo desaparecida por tres días en el bosque a los siete años, no tenía memoria de aquello, y desde entonces su madre no quería dejarla sola mucho tiempo.

O no quería que se acercara al bosque.

Pero en sus sueños siempre volvía al bosque, volvía a ver los árboles, a sus pies descalzos pisando las ramas y las hojas. A veces veía todo en sus ojos de siete años, otras veces, veía su versión pequeña caminando y ella parada, con ambos brazos estéticos a los costados.

Apoya su cabeza en el hombro de Sadie, la rubia acaricia la muñeca de su amiga mientras suspiran y comienzan a hablar del otra cosa.

Al día siguiente, Connell hizo como si no existiera. 

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