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IX- De santos no tenían nada.

Chloe.

— ¡Los cruasanes llegaron! —anuncié, entrando por la puerta principal del apartamento.

Dejé mi suéter en el perchero, metí las llaves del auto y del apartamento en el tazón que estaba en la mesita del espejo frente a la puerta y posteriormente me adentré en el apartamento.

Puse la bolsa de papel en la encimera de mármol blanca que estaba en el centro de la cocina y miré la hora en el reloj digital plateado que colgaba en las redes blancas de la misma.

Diez de la mañana.

Comprar los cruasanes recién horneados de la fuente de soda de Pine Falls era mi actividad familiar favorita desde que tenía uso de razón.

Antes de que mis padres me enviaran lejos gracias a la influencia de Meghan y Brooke solíamos ir todas las mañanas antes del instituto a comer los cruasanes de ahí. Tenían un particular sabor que aún no descifraba que los hacía únicos, y a pesar de que era nuestro desayuno todas las mañanas no nos cansábamos de probarlos.

— ¡El desayuno llegó! —grité por segunda vez, dándome cuenta de que había una fuerte música proveniente de una de las habitaciones del apartamento.

Me adentré en el pasillo de paredes verdes del apartamento de mis padres. Dig Down de MUSE resonaba por todo el sitio, proviniendo del interior de la puerta al final del pasillo: La habitación de mis padres.

Toc toc toc.

Toqué tres veces la puerta, sin obtener respuesta.

— ¡Ya volví! —grité a través de la puerta.

Seguía sin obtener respuesta.

Blanqueé mis ojos y bufé, girando el pomo de la puerta y gritando horrorizada ante lo que mis ojos estaban viendo. Un objeto fue lanzado hacia mí y lo agarré con ambas manos

— ¡CARAJO! —grité, lanzando el vibrador que había atajado con ambas manos al suelo y tapándome los ojos.

— ¡El lenguaje! —reprendió mi madre, empujando a mi padre desnudo lejos de ella.

— ¡MIERDA! —gritó mi padre, cayendo al piso enredado entre sábanas.

Acababa de ver a mis padres desnudos tal y como Dios los trajo al mundo.

— ¡NO ES LO QUE PARECE! —gritó mi padre, tapándose con las sábanas rojas de su cama.

— ¡¿ENTONCES QUÉ ES?! —grité, sin quitarme las manos de los ojos.

— ¡BUENO, ES... ES...! —gritó mi padre, intentando vagamente encontrar las palabras exactas—. ¡ES EXACTAMENTE LO QUE ESTÁS PESANDO!

— ¡¿POR QUÉ ESTAMOS GRITANDO?! —gritó mi madre.

— ¡¿PORQUE LA MÚSICA ESTÁ TAN ALTA?! —grité, destapándome los ojos.

Mi madre rastreó con su mano derecha sobre la mesa de noche el control del sistema de teatro que había instalado en su habitación, mientras que con la izquierda presionaba la sábana sobre su pecho para que este no quedara expuesto.

Unos segundos después algo cayó al piso desde la mesa, y la música subió más de volumen, por lo que mi padre —con una sábana cubriendo sus piernas como una falda—, se estiró hacia el enchufe, desconectando el sistema de teatro para finalmente ponerse de pie.

— ¡LISTO! —gritó.

— ¡MIS OJOS! —grité, señalando a las partes de mi padre.

La sábana que llevaba hace unos segundos para cubrirse había caído al suelo.

— ¡YA DEJEN DE GRITAR! —Gritó mi madre—. ¿Está claro?

Me quedé inmóvil y en silencio durante un par de minutos en la puerta de la habitación, analizando todo lo que por desgracia mis ojos acababan de presenciar.

—Bueno... —murmuró mi madre.

— ¡Hmm-hmm! —Mi padre aclaró su garganta—. Creo que nunca tuvimos esa conversación, pero a estas alturas ya deberías de estar consciente que no vienes de una cigüeña.

—Sabes que cuando una abeja se posa en la flor y... —dijo mi madre.

— ¡Basta! —exclamé, interrumpiéndola—. Solo hagamos como que esto nunca pasó para que pueda continuar con mi vida en paz.

—Espéranos en la cocina —pidió mi madre.

—Necesito no verlos por un buen rato.

— ¿No te bastó con el año escolar que estuviste en el internado gracias a tu adicción? —gruñó mi padre.

—Ya les he dicho mil veces que yo no... —me frené, liberando un sonoro suspiro. Sabía que aclarar por milésima vez que me drogaron en una fiesta en lugar de haberme drogado por voluntad propia no serviría de nada—. Me llevaré mis cruasanes, aún tengo la tarjeta de crédito de mamá y saldré en mi auto.

—Está bien —dijeron al unísono.

—Gastaré lo que me plazca hasta que logre borrar la asquerosa imagen que mis ojos acaban de presenciar.

— ¿Puedes terminar de irte? —pidió mi padre.

—Nos vemos luego —me despedí, cerrando la puerta a mis espaldas.

Algunas risas sonaron al otro lado de la puerta, haciendo que lo único que sintieran fueran náuseas.

Encontrar a tus padres teniendo sexo era lo más desagradable que te podía suceder en la vida.

***

Eran las seis de la tarde cuando los colores del atardecer comenzaron a pintar el cielo de Pine Falls.

Luego del incómodo —e íntimo—, encuentro con mis padres esa mañana, me fui de compras al centro comercial local, raspando la tarjeta sin límites ni culpas de mi madre, porque comprar ropa y cosas innecesarias no era sólo una manera de distraerme.

Era un estilo de vida.

Me llevé otra cucharada de mi helado de chocolate a la boca mientras veía la puesta de sol en el muelle del Lago Pine Falls; aún había personas bañándose en sus aguas y pájaros sobrevolando por la zona.

Una de las cosas que extrañaba del pueblo —e iba a extrañar cuando volviera Ridgewood de nuevo—, era las puestas del sol desde el muelle, las cuales me perdí durante el último año escolar gracias a Meghan y Brooke.

— Tú eres Chloe, ¿No? —preguntó una voz masculina.

Alcé la mirada, encontrándome con un chico rubio oscuro que había visto antes. Asentí con la cabeza en respuesta.

—Soy Logan, creo que no nos han presentado —dijo, estirando su mano derecha hacia mí.

—Chloe —dije, estrechando su mano.

— ¿Puedo acompañarte?

—Siéntate —dije, llevando otra cucharada de helado a mi boca.

Logan se sentó a mi derecha, liberó un profundo suspiro y guardó silencio durante un par de minutos, fijando su vista en el atardecer que se cernía ante nosotros. Pude ver de reojo como sus ojos azules parecían brillar ante los rayos de luz del sol cuando estos pasaban por su rostro.

Su mandíbula era marcada, nariz perfilada y de facciones finas.

—Cuando mi familia y yo nos mudamos a Pine Falls mi hermana no estaba contenta con la idea, pero este muelle y este lago tenían algo que la engancharon cuando los vio —relató Logan—. Es su lugar favorito en todo el pueblo... Bueno, era.

— ¿Qué pasó con ella?

Logan tragó grueso y respiró hondo—. Hizo muchas cosas por encajar y agradarle a Meghan, y por su culpa la drogaron y abusaron de ella en una fiesta —dijo en un hilo de voz—. Una semana después mi padre derribó la puerta de su habitación porque ella no respondía al llamado de mi madre y la encontramos... Colgada —dijo finalmente con voz quebrada.

Lágrimas comenzaron a correr por las mejillas de Logan.

—No sabes cuánto lamento escuchar eso —dije, llevando mi mano a su rodilla y mirándole el perfil.

—Han pasado ya casi dos años desde que ocurrió —dijo él, limpiándose las lágrimas con el dorso de su mano derecha sin apartar la vista del frente—. Y le deseé tanto la muerte a Meghan que incluso llegué a creer que si llegase a sufrir lo mismo que mi hermana me iba a sentir mejor, pero desgraciadamente no es así.

—La muerte es una escapatoria demasiado fácil para alguien que ha hecho tanto daño como Meghan, créeme que yo también esperé muchísimo por este momento, solo que no creí que fuera tan rápido.

— ¿Tú estabas en aquella fiesta cuando asesinaron a Meghan?

Asentí en respuesta—. También en la charla que dio el decano sobre el "suicidio" de Meghan —dije, haciendo comillas—. En el cementerio cuando recibimos el mensaje, en la comisaría... Hemos coincidido en muchos sitios ahora que lo pienso.

—Hemos coincidido en la muerte de Meghan también —dijo, dirigiendo su mirada a mi rostro—. ¿Por qué no nos habíamos conocido antes de esto?

—Porque el mismo año que tú llegaste a Pine Falls High fue cuando mis padres me enviaron lejos por culpa de Meghan..

— ¿Qué te hizo a ti? —inquirió echándose hacia adelante, apoyando su cabeza sobre sus manos a la par que sus codos estaban posados sobre sus rodillas, sin quitarme la mirada.

Llevé otra cucharada de mi helado a mi boca, recostándome del espaldar del banco. Una suave pero refrescante brisa soplaba en el lago, por lo que el clima estaba agradable. Liberé un profundo suspiro una vez que me tragué la cucharada de helado que había llevado a mi boca.

—También me drogó, pero gracias a Dios no pasó nada más que eso. Se las ingenió con Brooke para convencer a mis padres de que no era la primera vez que lo hacía y que estaban realmente preocupadas mi adicción —expliqué, llevando otra cucharada de helado a mi boca.

— ¿Y ellos les creyeron así sin más?

—Me hicieron una prueba de drogas que por desgracia salió positiva por la dosis que me habían dado el día anterior —aclaré—. Me sacaron de Pine Falls High y me inscribieron en un internado católico para señoritas en Fresno donde cursé mis dos últimos años de preparatoria, además de que me ayudaron a superar la "adicción a las drogas" que no tenía. Nos daban clases monjas y todas la cosa

—Vaya mierda —dijo Logan.

—También tuve que inventar una historia sobre cómo comencé a drogarme, porque al decir que jamás lo hice y que lo habían inventado decían que estaba en "negación" y que nunca iba a salir de rehabilitación mientras mantuviera esa actitud.

—Un internado católico para señoritas, no quiero imaginarme lo mal que la debiste pasar —dijo Logan, despejando su frente de unos mechones de cabello que se cruzaban por ella.

—Si supieras que no todo fue malo, porque de vez en cuando nos juntaban en misas con unos monaguillos de un internado católico para chicos vecino que de santos no tenían nada —dije, esbozando una pequeña sonrisa.

Logan se mofó ante mi comentario—. ¿Y las monjas no se daban cuenta? ¿O alguna no había alguna compañera santurrona que les delatara?

— ¿Nunca has escuchado el dicho de que mientras más religioso el instituto más putas las estudiantes? —Inquirí, a lo que respondió asintiendo con la cabeza—. Pues no es solo un dicho. Entre todas nos apoyábamos, si atrapaban a una caíamos todas. O al menos así era en mi clase.

—Haces que el daño que te hizo Meghan suene como un favor —puntualizó Logan.

Me llevé la última cucharada de helado a la boca y la saboreé mirando hacia la nada, pensando en lo que Logan acababa de decir. Repasando los dos últimos años de preparatoria que pasé en el internado lo único malo fue asistir a las reuniones de adictos a las que estaba obligada a ir, inventar historias sobre cómo poco a poco caí en las drogas y los castigos de las monjas las veces que pillaban a una de mis compañeras escapándose

—Creo que el favor nos lo hizo quien mató a Meghan —dije finalmente.

— ¿Crees que el mensaje diga la verdad? Ya sabes, el que recibimos en el cementerio.

—Un poco sí —admití—. Pero... Tú la viste: su cuerpo, su ropa...

—Lo sé —dijo Logan—. Estaba repleta de sangre.

—No fue que la apuñalaron una por accidente o una sola vez, lo hicieron a sangre fría —extendí mi punto—. No voy a decir que la perra no se lo merecía, porque sí se lo buscó. Lo que no me termina de entrar en la cabeza es cómo una persona puede estar tan cansada de alguien como para hacerle algo así. ¿Cómo llegas al punto de matar a una persona?

—No era una persona, era Meghan —corrigió Logan—. Y aunque el que esté muerta no me devuelve a mi hermana ni me hace sentir mejor como pensé que pasaría, al menos no molestará a nadie más —agregó con tono frío, levantándose del banco.

—De igual forma no pienso prestarle atención al mensaje que recibimos en el cementerio —aclaré—. Pudo haberlo enviado cualquiera para molestarnos. Además, ¿Quién nos asegura que fuimos los únicos en recibirlo?

—Primero, ¿Quién quisiera molestarnos por la muerte de Meghan? —cuestionó Logan, sacando su teléfono del bolsillo de su jean—. Y segundo, uno de los receptores de este mensaje fue quien me mató —leyó su pantalla, bloqueándolo guardándolo nuevamente—. Meghan nos hizo daño a los siete, y sólo los siete que recibimos este mensaje estábamos esa noche. Pero como sea, tengo que irme. Fue un placer conocerte —se despidió, dándome un beso en la mejilla.

—Hasta luego —dije, levantándome del banco y caminando hasta el tacho de basura.

Lancé el vaso vacío de helado dentro de la basura una vez estuve cerca de ella, sintiendo el vibrar de mi teléfono en el bolsillo trasero de mi pantalón, por lo que lo saqué de ahí y encendí su pantalla.

NUEVO MENSAJE
Blocked ID

El sol ya se había escondido y el Lago Pine Falls ya estaba casi vacío, quedando apenas unas cuantas personas en el muelle. Las farolas del muelle se encendieron debido a que ya estaba anocheciendo. Desbloqueé mi celular y entré en la bandeja de mensajes, leyendo el que me acababa de llegar.

De: Blocked ID
Ambas sabemos que uno de ustedes me envió al infierno que yo les hice vivir.
Y mientras no averigüen quién fue, aquí les mantendré caliente su puesto.
¿Quién sabe?
Tal vez nos reunamos pronto
Besos, Meghan.

Miré a mí alrededor en busca de alguna señal, cual fuera.

Aunque no sabía con exactitud qué buscar.

Y justo cuando decidí dejar de buscar encontré una silueta en el borde de la arboleda que quedaba cerca del muelle, la cual parecía estar mirando en mi dirección.

¿Era Logan?

Comencé a caminar hacia fuera del muelle mientras intentaba guardar mi teléfono de vuelta al bolsillo de mi pantalón, pero este terminó por resbalarse de mis manos y caer al suelo. Me agaché rápidamente para recogerlo, pero al levantarme la silueta ya se había ido.

***

GLOSARIO.

Pine Falls: Pueblo ficticio en el que se desarrolla la historia.

MUSE: Es una banda británica de rock alternativo formada en 1994 en Inglaterra. Desde su formación en la década de los 90, sus integrantes son: Matt Bellamy; Dominic Howard; y Christopher Wolstenholme.

Ridgewood: Pueblo ficticio en el que se desarrolla la historia.

Pine Falls High: Instituto ficticio al que asistieron los protagonistas.

Fresno: Es una ciudad del estado de California en los Estados Unidos, ubicada en el interior en la zona agrícola del Valle de San Joaquín.

***

NOTA DE AUTOR.

¡HOLA PEOPLEEEEEEEEEEEEEEE!

Twisted Games está de vuelta con nueva actualización, y no es cualquier actualización.

¡ES UNA ACTUALIZACIÓN SEMANAL!

Últimamente me he sentido realmente bien, con un montón de inspiración y muchísimas ideas que me ayudan tanto a refrescar como mejorar la historia ya trazada, tanto de Twisted Games como de The Liars.

¡Gracias por la paciencia y por seguir leyendo a pesar de que me he perdido mucho!

Deseo siempre sentirme como lo hago ahora para seguir escribiendo, porque realmente siento una felicidad inmensa.

Saben que amo escribir y me encanta todo el trabajo que he venido haciendo desde que decidí escribir The Liars y Twisted Games a la par.

Estoy realmente orgulloso de mí mismo porque puedo notar un cambio increíble en cómo comencé escribiendo The Liars —en su versión "beta" por así decirlo porque actualmente ya pasó por la primera correción—, a mi manera de escribir actualmente, permitiendo manejar dos historias a la vez —The Liars y Twisted Games—, sin resultarme difícil y sin alternar las historias.

Sé que estoy mencionando mucho The Liars, y tal vez si este libro —Twisted Games—, es la primera de mis obras que leen, los invito a pasarse por mi perfil y a leerse The Liars.

¡Está increíble!

¿Qué les está pareciendo TG?

¿Qué les pareció el capítulo?

Gracias siempre por esperar y ser tan fieles, a pesar de las tardías actualizaciones.

¡Recuerden que pueden seguirme en mis redes sociales!

Instagram: @itsexpossito

Facebook: @Expossito

Youtube: Expossito

¡Lxs amo, nos leemos luego!

—Expossito

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