Padre
—Es innegable que son tus hijos...
Ninguno artículo palabra alguna por al menos tres minutos. La mujer dejó los papeles para observar al señor Burnedead.
Había pasado el mes en el que llegaron las cinco pruebas de paternidad que hicieron en cinco laboratorios distintos para asegurar que no era un truco o engaño.
Regro se las había ingeniado para obtener el ADN de ambos mellizos sin que se dieran cuenta. Apenas habían terminado el jardín de niños, pero a diferencia de Mash, Cell podía darse cuenta de algunas cosas.
Con facilidad podría tener sospechas, si le pidieran muestras de saliva, cabellos o una muestra de sangre, inmediatamente deduciría que es para alguna prueba que involucre la paternidad. Los mellizos no conocian a su padre biológico, aunque habían expresado su desinterés en la identidad del hombre toda su vida, eran niños, por supuesto que tenian curiosidad sobre su origen, incluso si esta persona jamas estuvo con o para ellos. Regro sabía que el hecho de que llevó a los niños con un supuesto tío que jamás conocieron era sospechoso, nunca lo vieron o oyeron de Cyril, fueron y sorprendieron al hombre y su familia, por supuesto que era sorpechoso.
La madre de los niños como última voluntad solo le había pedido que los niños conocieran a su padre, más nunca dijo que fuera necesario supieran que lo era. Entonces decidió decirles que era un tío, inventó un árbol genealógico confuso para que ni siquiera el perspicaz Cell se diera cuenta.
La razón por la que estaba ahí, era solo para pedirle a Cyril Marcus, que cuidara de los niños por un mes, mientras él, Regro, se encargaba del funeral de su madre. Luego se encargaría de explicarle a los niños la muerte de su madre, pero necesitaba tiempo.
—... Maldición —murmuró el rubio de gafas—, el mundo se caería en pedazos si se descubre que Innocent Zero tiene hijos regados por el... ¡Auch!
El rubio volteó molesto hacia donde estaba, Meliadoul, quien acaba de darle un buen golpe en la cabeza.
—Deja de burlarte Wahlberg —dijo molesto Cyril—, esto es una situación seria.
—Amargado, eso es lo que eres...
(…)
Silencio incomodo.
Nuevamente en los sofás, cinco niños, un ciego, un calvo, un cuatro ojos, un rubio y un pelirosa estaban frente a un par de mellizos completamente incómodos.
—Entonces... Se quedarán.
—Sera un mes —responde Cell—, a nosotros tampoco nos agrada la idea...
—A mi sí...
—Cállate Mash —el mencionado calló cuando su mellizo puso un panecillo delante suyo. Estaba ofendido pero no podía negarse a los panecillos—. Cómo decía, mientras nuestro abuelo y madre estén en el exterior para la recuperación de mamá, nosotros tendremos que quedarnos aquí, con el único familiar que le queda a mamá. Queríamos ir con ellos pero las clases volverán a comenzar en casi nada de tiempo, así que no tenemos otra que quedarnos con ustedes, por más que la idea sea desagradable.
—¿No tienen papá?—. Preguntó el mayor de los hermanos. —¿En serio somos la única familia que les queda?
Ambos mellizos se observaron, dejando claro que aquella pregunta los incómodo.
—Nosotros tampoco conocemos a nuestras madres —Dijo Delisaster tratando de quitar aquella incomodidad—, supongo que tenemos algo en común ¿No creen?
Sus hermanos lo observaron, Famin rodó lo ojos y dirigió su vista hacia el cuadro que había en el muro. El hermano mayor, Doom, y el menor, Domina, asintieron.
Doom era ciego, así que nunca pudo ver el rostro de su madre, cuando Famin nació él tampoco pudo verlo, porque había muerto en el parto. Tampoco tenían fotos así que realmente no podían decir que la conocieran.
Domina por su parte había olvidado incluso el timbre de voz o apariencia de su madre. Era curioso porque todos le decían que su primera palabra fué 'mamá' y a quien llamó así fue a Meliadoul que había comenzado a cuidarlos tan solo una semana antes de que el pequeño tuviera el valor de por fin hablar. Todavía le costaba ver a la amiga de su papá a la cara, la vergüenza que sentía por aquello era grande. Incluso si Delisaster la había llamado por error así varias veces, no podía evitar seguir sintiendo vergüenza.
Epidem por su parte le dió una probada a su pudín y dijo:
—Una vez leí un libro para adultos...
—¿No era una película?
—Cállate Delisaster —los mellizos rieron por el déja vu que acaban de tener—. Cómo decía, una vez leí en un comic para adultos...
—En primer lugar ¿Que hacias viendo cosas para adultos?
Los siete niños se estremecieron en sus lugares, voltearon hacia el lugar de donde había venido la voz de Cyril, quien salía acompañado de los otros adultos, entre ellos el abuelo de los mellizos.
—E... Eso... ¿Dije para adultos? —comenzó a balbucear Epidem—. Quise decir en una caricatura ¡Si una caricatura!
—Epidem te he repetido incontables veces que no puedes entrar en mi oficina.
—¡Pero quería saber con quién se quedaba la princesa Anastasia!
—Se queda con el duque. ¿Feliz?
—No —exclamó—, yo quería que se quedara con el mago de la torre. ¡Cambia el final!
—Tiene más de cien años que ella.
—¡Para el amor no hay edad, durmió por cien años así que su edad mental tiene solo dos años más que ella!
Mientras padre e hijo discutían, las personas que estaban presenciando tan extraña escena sintieron una sensación de incomodidad, vergüenza y bueno, a Cell y Delisaster les daba risa pero hacían lo mejor por ocultarlo.
Lastima que cuando se vieron el uno al otro, ya no pudieron contener las carcajadas ganándose la atención de sus hermanos, tíos y el abuelo de los mellizos.
—Me caes bien—. Dijo Delisaster entre risas.
Cell no dijo nada, solo siguió riendo, Meliadoul, Wahlberg y Regro sonrieron.
Al menos podían asegurar que serian hermanos inseparables.
Por otro lado, Domina frunció el ceño. Cuando Delisaster le dijo que ya no jugaría con él, pensó que se arrepentiría y volverían a jugar, porque Domina era su único hermano menor, al único que podia tratar sintiéndose el maduro en los juegos. Pero podría ser reemplazado por ese niño que se maquillaba feo?
La presencia de ambos mellizos no le agradaba.
—¿Y que decía el libro/película/comic/caricatura que leíste? —preguntó curioso Mash.
—Oh, eso... 'Padre no es el que engendra, si no el que cría'—. Respondió el de gafas. —Yo soy adoptado, no conozco a mis padres biológicos, pero tampoco me importa. El único padre que tengo es el que me crío desde que decidió darme su apellido.
Mash sonrió.
—La verdad, a mí tampoco me importa quien es mi padre. Nunca lo conocí y tampoco deseo conocerlo.
Solo porque las demás personas estaban con su atención en el par de rubios, y los dos azabaches en ellos mismos, nadie notó la incomodidad en el rostro del adulto de ojos rojos.
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