A través del espejo
Hola, les traigo una extraña y loca historia producto de un sueño que tuve. No es muy larga, apenas unos capítulos, así que espero que lean y se den cuenta que estoy demasiado obsesionada con Edward Cullen :D
Capítulo 1: A través del espejo
Era una noche cálida cuando terminé de leer "Amanecer" por cuarta vez. La historia de Bella y Edward me hacía soñar, suspirar y derramar muchas lágrimas. Era un amor eterno e inmortal, lleno de intensos sentimientos, dolor, entrega y sacrificio.
"Quien como ellos" pensaba. "Quien tuviera un Edward Cullen" "Cómo quisiera encontrarme uno igualito" suspiré.
Me levanté de la cama para ir al baño a lavarme los dientes. Ya debía ser más de media noche, mañana no tenía clases porque estaba de vacaciones pero tampoco quería desvelarme, mis ojeras son muy notorias últimamente. Creo que es el efecto twilight.
Al pasar por el enorme espejo que recién habían traído a mi habitación, regalo de mi abuela, me pareció ver un extraño destello. Tal vez sea las luces reflejadas de un auto que pasaba por mi calle. Me acerqué, mi imagen no me gustó mucho. Estaba despeinada y con una camiseta vieja que recientemente se había convertida en pijama. "Al menos no tiene agujeros cómo el pijama de Bella" sonreí, mirándome.
Vivía pensando en fantasías, todo lo comparaba con Crepúsculo, la historia más maravillosa que se haya escrito. Mamá decía que soñar estaba bien siempre y cuando no exagere y viva mi propia realidad. Papá no se veía muy complacido. Me compró los libros porque le gustó que empezara a leer más seguido pero cuando pegué los primeros afiches y comencé a llamarlo Charlie me miraba extraño.
Algo se movió detrás de mí, lo vi reflejado. Había alguien allí. Comencé a temblar. Tomé aire decidida a gritar con todas mis fuerzas, mis padres estaban a dos habitaciones de distancia, seguro me oirían y vendrían en mi ayuda rápidamente. Me quedé quieta, muy quieta, al siguiente movimiento del invasor gritaría y saltaría sobre él.
Los segundos pasaron, mis músculos estaban tensos, mi corazón saltaba de mi pecho.
Entonces la vi. Era la imagen de una mujer, y no cualquier mujer.
¡Bella Swan estaba a mi izquierda, a unos escasos dos metros! ¡Dentro del espejo!
Su imagen no era nítida como la mía pero allí estaba. Era ella, la heroína de mis fantasías.
Fue acercándose lentamente, también me miraba extrañada. Yo estiré mi brazo hacia el espejo y la miré directamente a los ojos. Me sonrió.
Esto no podía estar pasando. ¿Qué iba a hacer Bella Swan en mi habitación, pasada la media noche? En un país que no era el suyo, a una hora indebida.
Seguramente yo estaba soñando, si, debí quedarme dormida mientras leía el libro y ahora no puedo despertarme. Pero no es un sueño tan malo, al menos puedo verla de cerca.
Bueno, si es un sueño no podía desperdiciarlo.
—Hola Bella— dije sonriendo. Ella se asustó cuando la llamé por su nombre pero su curiosidad pudo más, caminó dos pasos más hacia mí.
—Me... me conoces ¿Quién eres?— preguntó.
—Soy _____(Tn) – respondí simplemente.
— ¿Cómo llegué aquí?— preguntó.
—No tengo idea— me giré a verla, su imagen ya no estaba difuminada, era Bella de carne y hueso. Había salido del espejo y estaba junto a mí en mi habitación.
—Yo... me acerqué demasiado al espejo, vi... este decorado. Y... aquí estoy. ¿Es magia o estoy soñando?— se preguntaba. Ella parecía más nerviosa que yo. Y debía estarlo, al menos yo seguía aquí en mi pieza mientras ella estaba a miles de kilómetros de su casa.
¿Su casa? ¡Pero si ella era un personaje ficticio!
Ah, lo olvidaba era un sueño. Los razonamientos no se aplican a los sueños. Hasta mi psicólogo me daría la razón. Él decía que los sueños son sólo imágenes confusas que nos muestra el subconsciente, nada más. Y mi subconsciente estaba lleno de Twilight, debía ser por eso que soñaba con Isabella Swan.
—Creo que la que está soñando soy yo, la magia no existe— le corregí. Yo había tenido mi etapa Potterica, esperé mi carta al cumplir los once, creí que las lechuzas se habían extraviado. Luego mi madre muy sagazmente me dijo que a Hogwarts sólo iban niños ingleses y no había escuela de magia en América. Le creí porque tenía once años entonces. Pero al cumplir los quince aprendí a diferenciar la realidad de la ficción. Previa entrevista con el psicólogo.
—Debe ser el cambio que estoy pasando— dijo acomodándose el cabello. Traía un feo pijama de agujeros. ¡El mismo del libro! Cuando les cuente mañana a todas mis amigas que soñé con Bella Swan no me lo van a creer. Y mis sueños eran muy reales.
— ¿Cambio? ¿Cuál cambio?— le pregunté. Me sabía al dedillo su vida, nada más me tenía que decir en qué parte iba.
—Acabo de mudarme con mi papá— suspiró.
¡No podía ser cierto! ¡Justamente antes que todo empiece!
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¿Es un sueño o yo estoy loca? No he puesto el nombre de la narradora "Tn" y la raya significa que debes decir tu propio nombre, así fantaseamos todas.
Gracias por leer
PATITO
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