Momo no podía dejar de pensar en Dahyun, incluso cuando sus amigas, Sana y Mina, intentaban distraerla con su alegría habitual. Pero esa noche, todo parecía diferente. Era como si el silencio que rodeaba su vida hubiera sido reemplazado por un estruendo dentro de su corazón. Una sensación de vacío que solo Dahyun podía llenar, pero que parecía cada vez más imposible de alcanzar.

Se recostó en su cama, mirando al techo, las luces de la ciudad brillando a través de la ventana. Pensaba en la última vez que estuvieron juntas, en cómo Dahyun había sonreído con esos ojos brillantes, llenos de vida. Pero ahora, todo era tan distante. La tristeza la invadía como una marea que no podía detener.

"Qué pasaría si...?" murmuró para sí misma, sintiendo que sus pensamientos se mezclaban con la letra de la canción que había estado escuchando en su celular.

"¿Qué tan loco sería si yo fuera la dueña de tu corazón por solo un día?"

Esas palabras resonaron en su mente. Momo suspiró profundamente. Si tan solo pudiera ser la dueña de su corazón, aunque fuera solo por un instante. Si tan solo pudiera besarla, sentir su amor sin la barrera que las separaba.

La tristeza la alcanzó de nuevo, pero esta vez acompañada de una cierta rabia. ¿Por qué no podía ser suya? Era tan claro para ella, lo que sentía, lo que deseaba. ¿Por qué no podía Dahyun ver que ellas, juntas, serían la pareja del año?

Pero no. La realidad era otra. Momo no era suya. Dahyun tenía a alguien más en su vida, y aunque lo sabía, a veces aún se sorprendía de lo mucho que le dolía ver esa distancia entre ellas.

"Me enamoré, precisamente, de una chica que no es mía..."

Sana, al ver el rostro melancólico de Momo, se acercó con una sonrisa cautelosa.

"Momo, todo bien?" preguntó, sentándose al lado de ella.

Momo la miró y, aunque intentó sonreír, sus ojos revelaron todo lo contrario. Sana, con su intuición aguda, entendió de inmediato.

"Es Dahyun, verdad?" dijo Mina desde el otro lado de la habitación, su tono suave pero firme.

Momo asintió lentamente, como si aceptar esa verdad fuera la única manera de seguir adelante. Pero, en el fondo, su corazón le gritaba lo contrario.

"Sin condición... cuánto te extraño."

Era como si esas palabras fueran un mantra, un eco en su mente. No había condición que pudiera detener lo que sentía por Dahyun, ni siquiera el hecho de que no la tenía. La extrañaba... tanto.

Sana y Mina intercambiaron miradas, sabían que Momo nunca sería tan abierta sobre sus sentimientos. Sin embargo, no podían ignorar la tristeza que se reflejaba en su rostro.

"Sabes que no puedes quedarte con ese dolor, verdad?" dijo Sana, con un tono serio, aunque cálido.

Momo suspiró de nuevo, sintiendo cómo las lágrimas amenazaban con escapar. Si solo tuviera 24 horas...

"Si tan solo pudiera hacer que me mirara de la misma manera..." murmuró, casi como si hablara consigo misma.

Mina, quien siempre había sido la más comprensiva, se acercó y abrazó a Momo, dándole un poco de consuelo. En ese abrazo, Momo se permitió ser vulnerable, dejando que el dolor y la confusión la inundaran por completo.

"Yo no tengo alas, pero tú sí vuelas..."

Momo sentía que, a pesar de todo, Dahyun siempre iba a ser un sueño inalcanzable para ella. Un sueño que volaba libre, mientras ella se quedaba aquí, atrapada en su propia realidad.

Y aunque Momo no pudiera tener lo que deseaba, por un momento, se permitió soñar con un "nosotras" que nunca sería. Tal vez en otra vida...

Mientras el sonido de la canción continuaba de fondo, las amigas de Momo la rodearon con apoyo, sabiendo que, aunque su corazón estuviera roto, el amor no siempre era tan simple como las canciones lo pintaban.

"Mi condición, enamorada locamente de una chica que hoy extraño..."

Y así, Momo cerró los ojos, dejando que la música la envolviera, mientras el amor por Dahyun seguía siendo su más dulce condena.

...
A/N
Me quiero matar