Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 48: ¿Una cita?

Historia escrita por dos autoras: Kaoru Himura y Fullbuster


Kakashi se hallaba en el interior de la vivienda de los Namikaze durante su turno de vigilancia. Sin embargo, aquel era diferente a los anteriores turnos, ya que el ambiente reinante era menos tenso.

- ¿Se puede saber por qué sonríes? – preguntó Minato mostrando un puchero de sus labios.

- Es que... no puedo evitar hacerlo cuando te veo de esta forma.

- ¿De qué forma?

- Cuando estás tratando de perdonarme pero sigues sintiendo ese malestar que te hace estar un poquito cabreado conmigo.

- ¿Un poquito?

- Sí, un poquito – sonrió Kakashi –. Cada vez que veo que pones ese semblante me haces acordarme de nuestra primera cita.

- Aquello no fue una cita.

- Sí lo fue. Yo lo recuerdo claramente como una cita.

- No. Una cita es algo romántico, solos tú y yo.

- Estábamos sólo tú y yo y... para mí fue romántico. Estaba contigo, no necesitaba nada más. Aunque te pasaste media cita enfadado conmigo.

- Porque me cabreabas en todo momento.

Kakashi sonrió dando un sorbo a su té preferido. Minato era un hombre de fuerte carácter y aunque lo disimulaba muchas veces con su paciencia sobrehumana y su cordialidad, verle con esos pucheros provocaba la sonrisa inmediata de Kakashi. De ese chico se enamoró hace años y seguía enamorado de él. Por él, haría lo que fuera.

Flashback

Concentrado como estaba, moviendo sus dedos por las llaves del instrumento y soplando suavemente en su boquilla, la vibración del aire reproducía un sonido realmente hermoso.

A esas horas de la tarde, ya no quedaba nadie en el instituto y para él, era la mejor hora para practicar. Le encantaba la música, pero las aulas solían estar llenas antes de las tres de la tarde y era por ese preciso motivo por el que Minato siempre esperaba hasta las tres y media, cuando todos los alumnos se marchaban a sus casas, para apoderarse del aula vacía de música.

Desde la ventana abierta donde las finas cortinas se mecían con la brisa que entraba, escuchaba el jaleo de los jugadores de fútbol americano. ¡Eran un incordio! Y el peor de todos... era sin duda Kakashi Hatake, el chico nuevo que se había vuelto el más codiciado del puñetero instituto por muchas muchachas y que, últimamente, le veía rondando por los pasillos del aula de música. Por alguna extraña razón, él, que siempre había sido más o menos invisible para los deportistas, ahora era visible para uno de ellos y no uno cualquiera. Kakashi era realmente pesado y solía querer mantener algún tipo de discusión verbal con él por el simple hecho de tenerla. Minato no entendía nada.

¡Se desconcentraba! Lo supo cuando la melodía desentonó cuando falló en la colocación de uno de sus dedos y sonó un molesto chirrido que le hizo apartar la boca de la boquilla del instrumento y permitirse el lujo de descansar unos segundos.

Con el clarinete aún entre sus manos, escuchar el grito de alguien le hizo girar el rostro hacia la ventana viendo cómo entraba el balón de fútbol americano por ella directo hacia él. Instintivamente, puso las manos delante para proteger su rostro y entonces, la pelota golpeó el instrumento obligándole a soltarlo. El clarinete cayó al suelo inevitablemente mientras Minato sostenía los dedos donde había golpeado el balón con la otra mano con una mueca de dolor en su rostro.

El clarinete permanecía estático en el suelo mientras Minato trataba de mantener la compostura frente al dolor del golpe. No pasó ni un minuto cuando uno de los chicos de fútbol americano apareció en la puerta del aula para cerciorarse de que todo estaba bien y disculparse.

- Lo siento, se nos ha escapado el balón. ¿Estás bien?

- S-Sí – dijo Minato con claro rostro enojado – perfectamente.

- ¿Te he hecho daño? – preguntó Kakashi al ver cómo el chico sostenía su mano con fuerza.

- He dicho que estoy perfectamente. Recoge tu pelota y márchate de aquí, por favor – se quejó Minato, porque aunque había intentado ser cortés o educado con aquel "por favor", a Kakashi le salió una pequeña sonrisa al darse cuenta de que, en realidad, estaba enfadado y le había hecho daño.

- No puedo irme sin cerciorarme de que estás bien. Ha sido mi culpa.

- Puedes ayudarme recogiendo tu pelota y volviendo a tu partido.

Kakashi miró al chico algo preocupado, sin embargo, viendo el mal humor que se traía, prefirió hacer caso y salir de allí. Caminó hacia la pelota y cuando se agachó a recogerla, escuchó la maldición salir de la boca de Minato. Al girar el rostro, observó al rubio acuclillado sobre el instrumento. Recogía una pieza del instrumento que parecía haberse roto por el impacto del balón.

- ¡Maldita sea! – se quejó Minato mirando mejor la pieza y tratando de arreglar algo que no parecía tener solución.

- ¿Está muy dañado?

- Lo arreglaré.

- Creo que vas a tener que sustituir esa pieza...

- Es sólo una espiga. Compraré una nueva de vuelta a casa. Hay una tienda de música a medio camino.

- Te acompaño entonces.

- No necesito que vengas. Vete a jugar a fútbol.

- Iré contigo y te compraré la espiga esa que dices. Yo rompí el instrumento. Es lo menos que puedo hacer.

- Haz lo que quieras – resopló Minato al darse cuenta de que no podría librarse de ese chico tan fácilmente.

Kakashi sonrió al salirse con la suya. La realidad era que, desde que llegó a ese instituto y vio a Minato tocar el clarinete, le llamó la atención. Le atraía ese chico y todo lo que había intentado durante las últimas semanas lo había hecho para acercarse a él. Por fin hoy, tenía una opción de estar a solas con él fuera del instituto. No pensaba desaprovechar esa oportunidad.

- Pues vamos entonces.

- ¿No tienes que terminar tu partidito? – preguntó Minato con un tono burlón.

- Pueden arreglárselas sin mí.

La sonrisa que mostró Kakashi impactó en Minato. Era un chico realmente extraño. Para ser nuevo, ya tenía muchas amistades, incluso más que él que se había criado en ese pueblo y en teoría, conocía a todo el mundo. Por alguna razón, quizá por el aura de seguridad que desprendía y por lo bueno que era en los deportes, se había vuelto popular enseguida. También era atractivo y le rodeaba un aura de misterio que, en el fondo, hacía comprender a Minato el motivo por el que la gente se fijaba en él.

- Voy por mi chaqueta – susurró Minato antes de guardar el instrumento en su caja.

Con todo listo y preparado, viendo cómo Kakashi lanzaba la pelota nuevamente por la ventana hacia sus compañeros para que continuasen el partido y les decía que continuasen sin él, Minato sonrió sutilmente antes de ponerse completamente serio en cuanto Kakashi se giró hacia él.

Los dos caminaron por el pasillo del instituto en silencio. Kakashi iba delante y eso provocaba que Minato pudiera ver claramente las gotas de sudor resbalando por su nuca. Habría estado al menos una hora o más entrenando con sus compañeros y, aun así, el aroma que desprendía era extrañamente placentero.

Al salir del edificio, siguieron manteniendo el silencio mientras caminaban por las calles en dirección al centro del pueblo. En Twain Harte había al menos nueve tiendas de música sin contar alguna cadena de tiendas menos especializadas y que vendían un poco de todo.

Con las mochilas a sus espaldas, pasaban desapercibido para la gente de alrededor. Sólo eran un par de estudiantes que regresaban caminando a casa, sin embargo, para los dos adolescentes, era un momento tenso. Minato no se sentía demasiado tranquilo en esos momentos con un chico al que apenas conocía y que insistía en reparar el daño hecho. Por otro lado, Kakashi, que caminaba con las manos en la parte trasera de su cabeza, denotaba una completa tranquilidad.

- ¡Qué bien huele! ¿Quieres que comamos unos perritos calientes? – preguntó Kakashi al oler el aroma de la comida. Su estómago rugía de hambre y era lo normal, eran casi las cuatro de la tarde y no había podido comer todavía. Imaginaba que Minato tampoco.

- Comeré en casa – dijo Minato como si quisiera terminar todo con rapidez y deshacerse de él lo antes posible.

Kakashi no habría insistido de no ser porque el rugido salió del estómago de Minato indicándole que tenía hambre y más tras oler el aroma del pequeño carrito del hombre que vendía en la acera. El rubor que apareció en las mejillas de Minato hizo sonreír a Kakashi. Se notaba que se había avergonzado por el ruido provocado por su estómago.

- Vamos, te invito a un perrito – le dijo finalmente Kakashi.

Cambiando la dirección de la ruta, llegaron hasta el carro de la comida rápida y entonces, esperaron hasta que le tocó el turno a Kakashi. Él pidió la comida para ambos. Decididos a tomárselo con algo más de calma, se sentaron en un banco del parque a comer con tranquilidad.

El silencio volvió a reinar, sin embargo, los ojos de Minato se desviaban hacia el chico que devoraba con rapidez su perrito completamente hambriento. No podía dejar de observarle. Todo lo que sabía sobre los deportistas de su instituto era que solían ser unos presumidos que se creían superiores al resto y creían poder hacer lo que quisieran. Jamás se fijaban en gente normal y menos en alguien como él que se dedicaba a la música. Para ese tipo de gente, él sólo era un friki y, sin embargo, ahí estaba sentado en ese banco con el chico nuevo que se había vuelto popular en apenas unos días.

- ¿Por qué tienes tanto interés en restaurar mi clarinete? – preguntó Minato apartando la mirada unos segundos hacia el perrito caliente que sostenían sus manos y que ya tenía el primer bocado dado.

- Ya te lo dije, yo lo rompí y quiero reponerlo.

- No hacía falta. De hecho, no conozco ningún deportista que fuera a actuar de este modo.

- Supongo que soy diferente – sonrió Kakashi.

- Ya, claro... – dijo con incredulidad Minato. Él jamás había conocido a un deportista diferente a lo que tenía en mente, al menos no en ese pequeño pueblo llamado Twain Harte. Allí las cosas no solían cambiar.

- Tienes una percepción extraña de las cosas.

- Tengo una visión realista. Esto es Twain Harte. Aquí las cosas no cambian.

- Y, sin embargo, yo estoy aquí – sonrió Kakashi – un chico nuevo. ¿Qué posibilidades había de que un chico nuevo llegase a este pequeño pueblo?

- No demasiadas si soy honesto. En este lugar casi nunca ocurre nada especial de mención – susurró Minato – sólo es otro pequeño pueblo rutinario donde la gente sigue el curso de su vida.

- No diría tanto – se puso serio Kakashi como si supiera muchas más cosas de las que ese adolescente rubio conocía – en Twain Harte suceden más cosas de las que pueden apreciarse a simple vista.

- ¿Como qué? – preguntó inocentemente Minato.

Kakashi, en ese instante, no quiso hacer mención a los crímenes sin resolver que se leían en los periódicos locales y, desde luego, no iba a desvelar los secretos paranormales de la zona ni el motivo por el que él había acabado en ese pueblecito. Mucho menos iba a contar lo que él era en realidad.

- Como que un chico nuevo llegue a la ciudad y en apenas una semana, ya tenga su primera cita con un chico increíble que toca el clarinete – sonrió Kakashi cambiando de tema.

Minato se sonrojó al instante.

- Esto no es una cita – se quejó con rapidez.

- A mí me lo parece. Has aceptado la primera cita de muchas conmigo.

- Te equivocas. No es una cita.

- Claro que lo es. ¿Qué crees que se hace en una cita? – preguntó Kakashi con cierta sonrisa burlona en su rostro.

- No lo sé... ir a cenar por ahí...

Kakashi elevó el perrito caliente de su mano para indicarle que estaban comiendo juntos y además, él había pagado ambos, así que le había invitado. Minato se sonrojó aún más y se levantó con rapidez del banco.

- Eso no significa nada.

- Claro que sí. Paseas conmigo, comemos juntos, te he invitado... te acompaño a casa... es una cita – sonrió de nuevo.

- ¡Que no lo es! ¡Maldita sea!

En ese instante, a Kakashi le resultó el chico más atractivo de todos. Ya no era capaz de ocultar su sonrojo debido a la timidez, ni tampoco la vergüenza que estaba pasando. Se sentía un poco intimidado, pero a la vez, podía oler la química del cuerpo de Minato. Estaba nervioso pero nada indicaba que estuviera enfadado con él, quizá un poco incómodo por la situación, pero por la forma en que su corazón se aceleró, se dio cuenta de que, muy posiblemente, Minato se alegraba un poco de esa idea de la cita.

Kakashi se levantó del asiento y todavía con la mitad del perrito caliente en su mano, se acercó a Minato para depositar un dulce beso en la sonrojada mejilla del chico. Todo el mundo de Minato se paralizó en ese instante sin saber qué hacer o dónde meterse.

- Vamos a la tienda de música y luego, te acompañaré a tu casa – dijo finalmente Kakashi dando otro bocado a su perrito caliente.

Minato se quedó unos instantes observando al chico volver a caminar. Miraba su espalda y, por un instante, llevando su mano a la mejilla donde recibió ese primer beso sin maldad alguna, sonrió. Era un chico muy raro y desde luego... era algo novedoso en Twain Harte.

Fin del flashback

- No fue una cita – repitió Minato con una pequeña sonrisa en sus labios al recordar aquel día.

- Sí lo fue – respondió Kakashi siguiéndole el juego al rubio.

- Eres un cabezota – dijo Minato.

- Mira quién fue a hablar, el que no quiere admitir que fue una cita.

La leve risa que se le escapó a Minato alivió un poco el pesar con el que había estado cargando Kakashi desde que los secretos de ambos se destaparon. Estar en malos términos con el que siempre sería el amor de su vida le destrozaba, pero ver que, lentamente, las cosas parecían mejorar entre ellos le animaba de una manera inmensurable.

Por su parte, Minato también estaba de mejor humor, pese a que, como había comentado Kakashi, había una pequeña parte de él que seguía molesta con el hombre-lobo. Pero como solía pasarle con su antigua pareja, no podía estar mucho tiempo cabreado con él, aunque eso tampoco quería decir que siempre le perdonase fácilmente. Sin embargo, últimamente, estaba cansado de estar de malhumor; no le quedaba mucho tiempo como para pasarlo enfadado a todas horas. Sólo quería pasar sus últimos días en paz.

***

Desde su cuarto, Naruto escuchaba las voces de su padre y Kakashi. Su intención había sido bajar para hablar con su antiguo mentor y ponerle al corriente sobre la información que había adquirido hacía tan sólo unas horas atrás. Sin embargo, al escuchar la leve risa de su padre y notar el apacible ambiente que reinaba en el piso inferior, prefirió esperar por ahora.

Parecía que la relación entre su padre y Kakashi estaba menos tensa en comparación a los últimos días, por lo que no quería estropear el momento que ambos estaban compartiendo interrumpiéndoles. Ya bajaría a hablar con Kakashi antes de que se marchase, ya que tampoco quería dejarlo para mañana. Kakashi necesitaba saber lo que Sai le había contado.

Flashback

Después de que Sasuke y Pain se marcharan, Naruto se quedó pensativo. Todo lo ocurrido hacía unos instantes era extraño. No entendía nada, tan sólo estaba seguro de una cosa: había derrotado a Sasuke ante los ojos de Sai, por lo que había ganado al que consideraba su alfa. Ahora podría saber qué demonios había pasado en su ausencia y comprender por qué Sasuke seguía al lado de Pain.

Naruto iba a buscar a Sai con la intención de hablar con él, pero cuando se dio la vuelta, vio al moreno frente a él. El alfa enarcó una ceja confundido. Normalmente, Sai le rehuía, pero ahora era él quien le buscaba. Quizás se habría imaginado sus intenciones tras derrotar a Sasuke y por eso le esperaba, aunque algo le decía que no era así, sino que había algo más.

- Debemos hablar – Sai fue el primero en hablar, asombrando aún más a Naruto con su renovada actitud.

- Sí, creo que ya va siendo hora de que empieces a contar todo lo que sabes, aunque me sorprende que seas tú el que acuda a mí por voluntad propia – se sinceró el alfa.

- Es lo que Sasuke quiere.

Confusión fue lo que apareció en el rostro del rubio al escuchar aquella afirmación.

- Hace una hora que no querías contarme nada y mientras Sasuke ha estado aquí, no has cruzado palabra con él, ¿cómo puedes saber que esto es lo que ahora quiere? – le preguntó totalmente perdido.

- No hacía falta que usara palabras, me lo ha dicho todo cuando hemos cruzado miradas después de que le derrotaras. He comprendido que me daba permiso para hablar. Intuyo que ha urgido este plan para que te dijera lo que sé, seguramente porque no puede hacerlo de otra manera sin que Pain se entere. Aunque eso no quiere decir que se haya dejado vencer, he podido observar que lo estaba dando todo en la pelea.

Naruto estaba realmente impresionado. Sai solía ser malinterpretado en la mayoría de las ocasiones, sobre todo, por gente que no le conocía, debido a haber pasado gran parte de su vida abrazando su lado salvaje, pero era más perspicaz de lo que los demás podían creer. Aunque aún tenía algunos problemas al entender o expresar ciertos sentimientos, Naruto podía asegurar que había mejorado mucho a lo largo de los años.

- Os habéis vuelto cercanos – comentó el alfa recordando cómo Sasuke rehuía de la extraña personalidad de Sai cuando se unió a la manada, viendo ahora lo mucho que habían estrechado lazos en su ausencia.

Quien no le conociese, podría pensar que estaba celoso, pero no era así. En gran medida, le aliviaba que Sasuke tuviera a alguien en quien apoyarse durante ese año que estuvo alejado de él, pero al mismo tiempo, una parte de él sentía culpa por no haber estado ahí para ayudar a la persona que amaba y ser causante de gran parte del daño que sufrió.

- Era mi alfa – respondió Sai como si eso fuese razón suficiente.

- ¿Me vuelves a aceptar como alfa? – le preguntó Naruto al darse cuenta de que había hablado en pasado para referirse a Sasuke.

- Le has derrotado, ¿no? Según las normas, eso te convierte en mi alfa – contestó Sai.

Naruto podía notar que, pese a aceptarle como alfa de nuevo, la relación entre ellos estaba dañada. Tendría que conformarse con eso por ahora, pero se prometió a sí mismo que se ganaría de nuevo la confianza de Sai, aunque le costase años lograrlo.

- De acuerdo. Ahora, cuéntame qué demonios pasó cuando me marché – le instó a que empezara a hablar.

- Un par de meses después de que te fueras, Pain me atacó estando solo en el bosque. Peleamos, pero Pain era más fuerte que yo, así que acabó dominando la pelea. Por suerte, Sasuke apareció para ayudarme y ambos nos enfrentamos a él – comenzó a narrar.

Mientras hablaba, la manada, que se había dispersado un poco tras los acontecimientos ocurridos, prestó atención al relato de su compañero. Todos tenían curiosidad por conocer el secreto que compartían Sai y Sasuke, además, estaban preocupados por este último.

- Imagino que no os fue demasiado bien – supuso Naruto.

- No, pese a que éramos dos contra uno, Pain nos superó. A mí me rompió el brazo y me tiró colina abajo. Mientras intentaba subir, pude escuchar cómo Pain dominaba a Sasuke y le amenazaba con ir tras su hermano primero y, luego, a por el resto de la manada si no se unía a la suya. Al ver que no habíamos sido rival para Pain, Sasuke acabó aceptando. Se sacrificó para protegernos porque no quería que nadie más saliera herido.

- Pero... podríamos haber ayudado – no se pudo contener Ino al escuchar la explicación –. Si nos hubieseis contado lo que ocurría, podríamos haber ido a por él y...

- Yo le dije lo mismo, que entre todos podríamos, pero... Sasuke tenía razón, nos hubiese acribillado con su manada, Ino.

- Pero... – insistió la chica.

- Sasuke se sentía un inútil – la interrumpió – y más después de...

- ¿De qué? – interrogó Naruto preocupado al ver que no terminaba la frase.

- Pain... mientras hacía fuerza con el pie en su espalda, tiró de sus brazos hacia atrás y acabó por sacarlos de su sitio. Se marchó de allí dejándolo tirado en el suelo como si no valiera nada después de que Sasuke accediera a su chantaje – le explicó.

Todos notaron cómo la ira invadía a Naruto al escuchar aquello, aunque no fue el único: Itachi también rebosaba furia por cada uno de sus poros. Podían sentir la sed de venganza emanar de ambos.

- Después de aquello, Sasuke se sentía un inútil, me dijo que si no le hubiese cedido su puesto a Gaara, sería el alfa, el más fuerte de la manada y quien debía proteger al resto, pero que no pudo hacer frente a Pain – continuó relatando Sai.

Tras escuchar aquella explicación, ninguno sabía qué decir. Estaban demasiado consternados al imaginarse a Sasuke en esa situación herido, desolado y con la autoestima por el suelo.

- Así que mi hermano está con ese desgraciado para protegerme a mí y al resto de la manada. Debí imaginarme que debía ser algo así – murmuró Itachi.

- También a Konan – añadió Sai.

- ¿A Konan? – preguntaron Ino e Itachi a la vez, los que más relación tenían con la chica.

- Sí, Sasuke hizo un trato aparte para que Pain la dejara en paz – les aclaró Sai.

No hizo falta que añadiera nada más, se podían imaginar qué tipo de trato le habría propuesto Pain. Si le quitaban a la persona con la que se desahogaba sexualmente, otra tendría que sustituirla y esa otra persona era Sasuke.

- Voy a castrar a ese cabrón – soltó enfadado Naruto.

- No si lo hago yo primero – le dijo Itachi igual de cabreado.

El humor de la manada había vuelto a cambiar de nuevo y todos sentían furia hacia Pain. Era un desgraciado rastrero que se aprovechaba de los demás para satisfacer sus necesidades sin importarle nadie más.

- Ahora que sabemos con qué le chantajea Pain, podemos trazar un plan para sacarlo a él y a Konan de ahí. No sólo en este tiempo todos habéis mejorado, sino que he vuelto y podéis contar conmigo para patearle el trasero a Pain – dijo con determinación –. Supongo que no me contó nada porque está o estaba – se corrigió al recordar que Sasuke le había dicho hacía unos instantes que siempre sería su alfa – enfadado conmigo por marcharme sin decirle nada, ¿no? – se dirigió a Sai.

- Sí, al principio, no quería inmiscuirte por eso, pero hace poco cambió de idea y pensaba contarte todo y pedirte ayuda, pero... la situación se complicó – le respondió el moreno.

- ¿Qué quieres decir? ¿Qué más ha pasado? – Naruto se aproximó a Sai sin darse cuenta, solamente movido por la preocupación y el enfado que llevaba encima por todo lo escuchado hasta ahora.

- Por lo que me contó Sasuke, hace poco, Zabuza se presentó en la mansión de Pain para proponerle una alianza entre ambas manadas.

- ¿Zabuza? – murmuró sorprendido Naruto, aunque debería haberse imaginado que buscaría aliados en alguna parte ahora que la policía había arrestado a algunos de su manada.

- Sasuke decidió esperar y quedarse más tiempo, por una parte, para ver cómo sacar a Konan sin consecuencias y, por otra, para averiguar los posibles planes que tramen esos dos contra Kakashi y, lo más probable, que contra nosotros también – continuó hablando Sai.

- Maldito hermanito estúpido – se quejó Itachi dejando escapar su frustración.

- Llevaba unos días sin poder comunicarme con Sasuke para que me siguiera informando y que me dijera qué tenía pensado hacer, pero con lo que he visto hoy, lo más seguro es que Pain le esté vigilando con mayor ahínco y no haya podido avisarme sin descubrir su tapadera.

- Mierda, sé que Sasuke está haciendo esto para ayudarnos y protegernos, pero debemos sacarlo de ahí cuanto antes. Pain es peligroso, pero Zabuza lo es aún más, si le descubren... – Naruto se quedó mudo cuando la imagen de su madre muerta vino a su mente, recordando lo que Zabuza era capaz de hacer –. No pienso permitir que muera. Hablaré con Kakashi y trazaremos un plan para acabar con todo esto de una vez por todas – sentenció Naruto.

- Esta vez será diferente porque todos estamos en esto y colaboraremos juntos, como una manada, ¿cierto? – comentó Gaara mirando al resto de la manada.

- Por supuesto. Vamos a darle de una vez por todas su merecido a Pain y a Zabuza – dijo Kiba.

- Van a enterarse de lo que es bueno – añadió Deidara.

- Pagarán por todo el daño que han hecho – afirmó con determinación Ino ganándose una afirmación por parte de sus compañeros.

Fin del flashback

Sí, de hoy no podía pasar. Tenía que contarle a Kakashi que una de las posibilidades que barajaron un año atrás se estaba haciendo realidad ahora.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro