Capítulo 44: Confianza
Los primeros rayos de sol aparecieron en el cielo justo cuando Naruto se despedía de la última persona que salía por la puerta de la clínica. Tras debatir algunas ideas más, la reunión improvisada fue finalizada y, poco a poco, todos los participantes fueron marchándose.
Tras ver a Hashirama alcanzar a su hermano Tobirama, Naruto cerró con llave la puerta y se dio la vuelta para regresar al despacho donde se habían quedado su padre y Kakashi.
Al llegar, Naruto vio solamente a Kakashi limpiando la mesilla donde habían estado las distintas tazas con café o té usadas durante la reunión.
- ¿Dónde está mi padre? – preguntó extrañado el joven al no verle sentado en su silla.
- Ha ido a la cocina a fregar las tazas sucias – contestó Kakashi con un deje de molestia en su voz.
Naruto miró hacia atrás pensando en Minato y después, fijó su vista en el alfa. Naruto no pudo evitar pensar que sí que estaban tensas las cosas entre ellos dos para que su padre no quisiera o pudiera estar ni unos minutos a solas con Kakashi. Aunque también podía influir el hecho de que ahora Kakashi supiera sobre su enfermedad. Lo más probable era que su padre no quisiera hablar de ello tampoco.
- ¿Qué pasa entre vosotros? – acabó preguntando sin poder aguantar más la curiosidad.
- Nada – contestó Kakashi haciéndose el desentendido.
Naruto pudo observar cómo el adulto intentaba mantener un rostro impasible y permanecer lo más neutral posible, pero el rubio podía oír perfectamente cómo su pulso se aceleraba ante la mención del tema.
- Parece ser que se te olvida que soy un hombre-lobo como tú – le dijo dándole a entender que sabía que mentía.
- Me ha sorprendido ver aparecer a Sasuke en la reunión, y mucho más que se marchara. Debería haberse quedado para descansar y recuperarse. Hace tan sólo unas horas que le han operado, no debería estar caminando aunque se cure más rápido que un humano normal – comentó Kakashi cambiando de tema.
Naruto enarcó una ceja al escucharle decir todo aquello para evitar contestarle. Captando la indirecta sobre que no quería hablar del otro tema, Naruto sacudió la cabeza mientras soltaba un suspiro. No le quedaba más remedio que quedarse con la duda sobre lo que pasaba entre su padre y él, al menos por ahora.
- Ya le conoces, como se ponga cabezota, no hay quien le convenza de lo contrario – le contestó Naruto –. Insistió en irse a casa.
Flashback
Tras dejar a Kakashi realizando su llamada telefónica, Naruto se dirigió hacia la sala donde Sasuke aún seguía bajo los efectos de la anestesia y donde también Itachi descansaba. Mientras caminaba hacia allí, escuchó ruido provenir de su interior, aunque no fue algo que le alarmase porque imaginó que se trataría de Itachi, que se habría despertado, o incluso de su padre, que podría haber ido a comprobar el estado de su paciente.
Lo que menos se esperó al abrir la puerta fue ver a Sasuke junto a la camilla con una pierna sobre la misma. Sumando aquella posición más el ruido que acababa de escuchar, Naruto llegó a la conclusión de que Sasuke había tratado de volver a la camilla con rapidez, lo que indicaba que no se acababa de despertar. ¿Llevaría mucho tiempo despierto? ¿Habría escuchado su conversación con Kakashi? ¿Se habría enterado sobre la enfermedad de su padre?
Naruto no estaba seguro de las respuestas a esas cuestiones y, aunque por una parte, quería resolver sus dudas preguntándole directamente al moreno frente a él, quien le miraba como si le acabase de pillar con las manos en la masa; por otra, le alegraba y preocupaba, a la vez, verle despierto.
- Sasuke – murmuró.
El rubio dio varios pasos ligeros hacia Sasuke con los brazos extendidos como si quisiera abrazarle. Sin embargo, no llegó a envolver al moreno entre sus brazos ya que éste bajó la pierna y se alejó del rubio caminando hacia atrás.
Aquella acción pilló desprevenido a Naruto; no esperaba que Sasuke se apartara de él y menos, después de lo ocurrido hacía unas horas entre ellos. Mentiría si dijera que no le había dolido aquel gesto, pero pensó que quizás se debía a lo que le había hecho Pain. Seguramente, no querría que nadie le tocara.
- No... no esperaba verte despierto – balbuceó sin saber muy bien qué decir –. ¿Estás bien? Por supuesto que no estás bien después de lo que te ha hecho ese cabrón – se contestó a sí mismo sin dejar que Sasuke lo hiciera –. No deberías estar de pie, necesitas tumbarte y descansa – añadió preocupado.
El rubio se acercó hacia la camilla para ayudar a Sasuke a que se subiera en ella, pero en cuanto dio los pasos necesarios para llegar hasta la camilla, el moreno dio la misma cantidad de pasos pero hacia atrás.
Al ver que Sasuke se alejaba de nuevo de él, Naruto no pudo evitar una pequeña mueca de dolor a la vez que retrocedía hasta su posición inicial y que así el moreno se sintiera cómodo para subirse a la camilla.
- Estoy bien. Sólo quiero saber dónde está mi ropa para poder vestirme e irme a casa – dijo Sasuke.
Naruto se sorprendió al escuchar aquello. Podía comprender que aún estuviera conmocionado por la horrible experiencia que había sufrido a manos de Pain, que no quisiera tener ningún tipo de contacto físico con nadie e incluso que tuviera miedo. Él creía que todas esas posibilidades eran reacciones acordes a la situación, no obstante, no veía nada conveniente que quisiera dejar la clínica, la cual era el mejor sitio para recuperarse y descansar. Además, su padre podía ayudarle si necesitaba atención médica.
- Sasuke, no es la mejor idea marcharte. Aquí estarás...
- No, estaré mejor en mi habitación, en mi propia cama – le rebatió intuyendo lo que iba a decir.
- Por favor, Sasuke, quédate. No estás en condiciones de moverte. Si te quedas, mi padre podrá monitorizarte y ayudarte en caso de que ocurra algún imprevisto – trató de razonar con el moreno.
Sin darse cuenta, Naruto se aproximó a Sasuke y éste dio un paso atrás mientras levantaba la mano derecha para que se detuviera.
- Quédate donde estás – le dijo con un tono serio y distante que descolocó a Naruto.
- Vale, lo siento, no era mi intención incomodarte – se disculpó el rubio parándose de inmediato.
Durante todas esas horas de espera, Naruto había estado cavilando por las posibles razones por las que Pain se había sobrepasado con Sasuke y, al final, llegó a una conclusión: de alguna manera, Pain había averiguado que Sasuke y él se habían acostado juntos y eso le había cabreado mucho.
- Dime una cosa, Sasuke – habló el rubio captando la atención del beta – ¿me culpas por lo sucedido?
Ahora fue el momento del moreno de sorprenderse, no esperaba que Naruto creyese que le culpaba por las atrocidades que Pain le había hecho para darle una lección. Era cierto que su actitud con él desde que había entrado en la sala no era precisamente cálida, pero no podía evitar actuar de esa manera; no era porque le culpase.
- No, tú no me has herido a tal punto de casi desangrarme y tú no has sido quien me ha... – Sasuke no pudo terminar la frase; era incapaz de decirlo en voz alta –. Quien me ha hecho esto, ha sido Pain, aunque... también es en parte mi culpa. Sé lo controlador y posesivo que es y conocía las consecuencias si actuaba de alguna manera que no le gustase, por lo que debí controlarme mejor y no dejarme llevar por mis instintos en luna llena.
- ¿Qué? No digas eso – se quejó Naruto –. No es tu culpa que un demente como Pain crea que le perteneces como si fueras un objeto, ni que crea que tiene el derecho a...
- Es mi alfa – le cortó Sasuke.
- Pero eso no significa que sea tu dueño – Naruto le rebatió con seriedad –. Sabes perfectamente el papel del alfa en la manada, yo te lo enseñé, ¿recuerdas?
- Sí, lo recuerdo.
- Entonces, ¿por qué estás con él en su manada? No pensaba meterme en tus asuntos porque creía que eras feliz allí, pero después de esto... es imposible que lo seas. Así que, dime, ¿por qué no le dejas y vuelves con nosotros?
- ¿Dónde está mi ropa? Quiero cambiarme e irme a casa – dijo Sasuke, evadiendo la pregunta.
Naruto se maldijo internamente al ver que Sasuke se cerraba de nuevo y se negaba a hablar del tema. ¿Era posible que le tuviera miedo a Pain, sobre todo, después de dejarlo moribundo, y por eso no quería hablar ni estar allí con él, por si volvía a darle otra paliza? No estaba seguro, pero ahora lo más importante era convencerle de quedarse, por su propio bien y seguridad.
- Sasuke, por favor, quédate. Me marcharé si así estás más tranquilo, pero...
- He dicho que quiero irme a casa y eso haré, así que puedes decirme dónde está mi ropa o ver cómo se me abren los puntos intentando encontrarla. Tú decides.
Naruto observó a Sasuke cruzarse de brazos, levantando más muros a su alrededor. Estaba claro que no iba a dar su brazo a torcer por mucho que lo intentase. Podía ser muy cabezota en algunas ocasiones. Resopló frustrado; no le hacía gracia la idea de dejarlo ir con sus heridas, pero comprendía que no quisiera tener más problemas con Pain.
- De acuerdo – accedió al darse cuenta de que no iba a conseguir hacerle cambiar de idea – pero antes mi padre te revisará para dar el visto bueno.
- Vale.
- Iré a por él – dijo Naruto con voz cansada.
El antiguo alfa se giró y caminó hacia la puerta para salir en busca de Minato. Ya tenía la mano sobre el picaporte cuando la voz de Sasuke le detuvo.
- Siento lo de tu padre – le escuchó decir.
Ahí estaba su respuesta a cuánto tiempo llevaba despierto Sasuke y si había oído la conversación con Kakashi. Sin voltearse a mirarle, Naruto cabeceó y salió de allí, incapaz de decir algo al respecto.
Fin del flashback
Tras recordar ese momento, Naruto pensó que debía hallar una manera de llegar hasta Sasuke y ayudarle a salir de la situación en la que estaba. Preferiría que lo hiciera por propia voluntad, pero si debía usar otros métodos... que así fuese.
- Intenté que cambiase de idea, pero no lo conseguí – le comentó Naruto a Kakashi sin entrar en detalles de la conversación que mantuvieron los dos –. Si hubiese podido, creo que se habría marchado mucho antes, pero me imagino que habrá tardado en cambiarse de ropa. No creo que haya dejado que Itachi le ayudase.
- Terco como una mula – dijo Kakashi.
- No tienes ni idea – sonrió levemente recordando otras ocasiones en las que Sasuke había sacado su parte testaruda –. Iré a ver si mi padre ha terminado para poder ir a casa nosotros también.
- Voy contigo. Yo ya he terminado de limpiar – le comunicó Kakashi.
Ambos salieron del despacho, apagando la luz y cerrando la puerta tras ellos y se dirigieron a la pequeña cocina que disponía la clínica. Cuando llegaron, vieron a Minato terminando de secar la última taza y guardándola en el estante superior junto a las demás.
- ¿Listo para ir a casa? – le preguntó Naruto.
- Sí, ha sido una noche larga y necesito dormir – le respondió Minato mientras doblaba el trapo.
Al girarse hacia su hijo, vio que Kakashi estaba al lado de éste. Su rostro cambió de inmediato al notar la presencia del otro adulto y su mirada parecía reflejar la pregunta "¿qué hace todavía aquí?", la cual captaron tanto Naruto como Kakashi.
- Os acompañaré hasta casa – contestó el alfa a su pregunta silenciosa.
- No hace falta. Regresaremos a casa como vinimos: en el coche – le replicó Minato.
- Estaré más tranquilo si voy con vosotros – dijo Kakashi.
- Claro, porque siempre se trata de lo que tú quieres, ¿no?
Naruto se sintió incómodo ante la tensión que se creó en un instante por aquellas palabras. No sabía qué estaba pasando entre su padre y Kakashi, pero era algo grave.
- Mina...
- Vamos, Naruto, volvamos a casa – le interrumpió Minato, quien se abrió paso entre ambos hombres-lobo y fue hacia la salida.
Tras lanzarle una mirada interrogante a Kakashi, Naruto siguió a su padre. Kakashi se rascó la cabeza a la vez que soltaba un suspiro antes de ir tras los dos rubios.
Una vez fuera, Minato cerró la clínica y se encaminó hasta el vehículo. Metió la llave en la cerradura, desbloqueando así todas las puertas al instante. Minato fue a abrir la puerta del piloto, cuando Naruto le detuvo colocando una mano sobre su hombro.
- Ya conduzco yo.
- Naruto, puedo hacerlo – le dijo un poco irritado al ser siempre tratado como si estuviera hecho de cristal y fuera a romperse en cualquier momento.
- Lo sé, pero han sido unas horas intensas y estresantes, más para ti que para mí. Yo no he tenido que operar a otra persona – le sonrió levemente – necesitas descansar más que yo.
- Vale – accedió dándole las llaves del coche.
Minato dio la vuelta al coche por la parte del capó para ir hacia la puerta del copiloto. Cuando la abrió y entró en el vehículo, sintió una presencia en la parte trasera del mismo. Se giró para comprobar quién estaba sentado en los asientos de atrás, y vio a Kakashi abrochándose el cinturón. Había aprovechado el breve intercambio de palabras entre padre e hijo para colarse en el coche.
- Creía haber dejado claro que no hacía falta que vinieras con nosotros – le espetó Minato.
- También has dicho que siempre se trata de lo que yo quiero, ¿no? – le devolvió sus propias palabras, ganándose una fulminante mirada por parte del otro adulto.
- Haz lo que te plazca, total, es lo que haces siempre – masculló molesto.
Tras ponerse también el cinturón, Minato se acurrucó junto a la ventanilla cansado de todo. Naruto le observó de reojo mientras metía la llave en el contacto y arrancaba el coche. Por un instante, pensó que iba a ser un viaje tenso.
***
Cuando su hogar apareció en su campo de visión, Naruto se sintió feliz de haber llegado por fin y, sin poder evitarlo, aceleró un poco queriendo llegar cuanto antes. ¡Vaya viaje más incómodo! Ninguno había hablado en todo el camino, ni siquiera la radio había podido aliviar el tenso ambiente creado dentro del vehículo, más bien había conseguido el efecto contrario, teniendo que apagarla casi de inmediato.
El rubio apenas tardó unos segundos en aparcar el coche y apagar el motor deseando escapar de allí. Ni se molestó en meter el coche dentro de la cochera; lo aparcó frente a ella. En cuanto los tres estuvieron fuera del coche, Naruto cerró las puertas y se giró hacia Kakashi con intención de despedirse de él, sin embargo, vio cómo éste trataba de alcanzar a su padre, quien ya se dirigía hacia el porche, y lo agarraba del brazo para detenerle.
- Voy a adelantarme a encender la calefacción – se excusó Naruto huyendo al intuir que la situación se iba a poner aún más tensa.
Minato movió el brazo para soltarse del agarre a la vez que su hijo desaparecía en el interior de la vivienda.
- ¿Podemos hablar? – le preguntó Kakashi.
- Estoy cansado – le respondió Minato, dándose la vuelta para continuar hacia la casa.
Kakashi se interpuso su camino, impidiendo que siguiera avanzando.
- Ya me he disculpado por lo que hice, aunque ya te expliqué mis motivos. ¿Cuántas veces más tengo que decirte que lo siento para que me perdones?
- No estoy de humor para hablar de ese tema ahora mismo. Ha sido una larga noche y sólo quiero descansar – insistió Minato tratando de esquivar al alfa, pero éste siempre le cortaba el paso.
- Está bien, entonces hablemos de otro. ¿Por qué no me contaste que estabas enfermo?
- Es mi vida, no tengo por qué darte explicaciones.
- Sé que es tu vida, pero eres... – iba a decir "la persona que amo", pero se contuvo, considerando que no era el mejor momento para hacer tal declaración – ...importante para mí, para todos. ¿Pensabas contárnoslo en algún momento o nos hubiésemos enterado cuando ya estuvieras muerto?
- ¿Para qué contarlo? ¿De qué serviría? No hay nada que hacer, voy a morirme sí o sí, Kakashi.
- Pero...
- ¡¿Crees que es fácil aceptar que vas a morir?! ¡¿Piensas que es fácil enfrentarse a tu propia muerte, aceptar que no puedes hacer nada para evitarlo, que tu vida se va a terminar así sin más?! – gritó perdiendo la paciencia.
Kakashi pudo ver cómo las lágrimas se acumulaban en sus cristalinos ojos. No sabía si era de rabia o tristeza, pero apostaría lo que fuese a que era a una mezcla de ambas emociones.
- Hubiese preferido haber muerto la noche en que lo hizo Kushina, al menos ya estaría con ella en estos momentos – dijo Minato dejando que el cansancio y la pena le invadieran, mientras limpiaba un par de rebeldes lágrimas.
- No digas eso.
- ¿Por qué no? Es lo que siento. Dime, ¿de qué sirvió sobrevivir esa noche cuando Zabuza me ha matado lentamente de todas formas?
Durante unos segundos, Kakashi no supo qué contestar a eso, pero no pensaba rendirse.
- Hay una forma de salvarte – dijo en voz baja el alfa.
- No – contestó de inmediato Minato imaginándose a lo que se refería –. Es irónico que tú precisamente me propongas algo así, cuando en el pasado no quisiste. Además, ¿crees que Naruto no tuvo la misma idea?
- ¿Por qué no lo intentas? ¿Acaso no quieres vivir?
- Claro que quiero, pero tampoco hay garantías de que vaya a funcionar. No quiero tener esperanzas para que luego no funcione. Ya he aceptado mi realidad, así que, por favor, olvídate del tema.
Kakashi quería seguir insistiendo, pero notaba que era el miedo de Minato el que hablaba en ese instante. Él tenía razón sobre que no era seguro que fuera a funcionar, pero al menos era una posibilidad, sólo necesitaba que Minato dejara de guiarse por el miedo y darle razones para intentarlo. Sin embargo, debía intentarlo en otra ocasión; ahora Minato estaba demasiado disgustado como para querer escucharle.
- Sólo una pregunta más y te dejo que vayas a descansar. Por favor – añadió al ver que Minato iba a protestar, pero al final, éste asintió permitiéndole que hablara –. Cuando dijiste que ya era demasiado tarde, ¿te referías a que lo era porque sabías que ibas a morir o porque... nuestro momento ya pasó y nunca me darías una segunda oportunidad?
El rubio boqueó sin saber qué decir.
- No lo sé – contestó finalmente con sinceridad.
Tras aquellas tres palabras, Minato hizo el amago de ir hacia la casa y Kakashi se apartó dejándole continuar tal y como le había dicho. El alfa le observó meterse en el interior de la vivienda, pensando que al menos no le había afirmado que era por la segunda opción.
***
El dolor punzante en su abdomen le obligaba a mantener la mano ejerciendo cierta presión sobre la herida. Era la primera vez que le ponían puntos. Siempre había sido un chico muy sano y así como su hermano Itachi había pasado por un par de operaciones en su vida, él nunca había tenido que entrar por un quirófano.
Desde que se había convertido en un hombre-lobo, tampoco creyó que fuera a necesitar puntos. Sus heridas sanaban con rapidez, pero esta vez, se daba cuenta de que meterse con un alfa podía pasarle factura. Quizá había subestimado un poco a Pain y, desde luego, había aprendido la lección.
Sentado en el asiento del copiloto de su hermano, Sasuke mantenía el silencio. De no haber sido por su ayuda, posiblemente se habría desangrado frente a los peldaños de las escaleras de su casa. No se había estado comportando bien con Itachi, le ignoraba y huía de él, pero intentaba mantenerle lo más a salvo posible, no podía hacer otra cosa y, desde luego, contarle la verdad tras sus actos no era una sabia decisión.
La música country seguía sonando de fondo. Para los adolescentes, no era un tipo de música que les apasionase, sin embargo, Sasuke siempre fue un poco extraño en cuanto a sus gustos. Adoraba el rock pero nunca diría que no al country. Twain Harte sólo era un pueblecillo perdido en la montaña y sus habitantes disfrutaban de ese tipo de música más rural. Pese a que Sasuke la estaba escuchando, no dejaba de mirar por la ventanilla hacia los árboles. Ahora que lo pensaba, no recordaba cómo había llegado a la clínica.
Itachi observaba a su hermano de reojo en algunas ocasiones cuando podía permitirse el lujo de desviar la mirada de la carretera. Su cuerpo temblaba, seguramente sentía frío. Apretó el botón de la calefacción y por primera vez en el trayecto, vio cómo su hermanito desviaba la mirada un segundo hacia la ranura de donde salía el aire caliente antes de devolverla a la ventanilla.
- ¿Puedes buscar si la farmacia de Tiffeny Drive está de guardia?
El tenso silencio fue roto finalmente por la frase de Itachi, quien ya le pasaba su teléfono a su hermano para que buscase la información.
- Minato me ha dado algo para el dolor.
- Sí, para esta noche. Prefiero ir a buscar una caja por si acaso mañana aún no te has recuperado.
- Vale – susurró Sasuke cogiendo el teléfono para buscar la farmacia.
Escondiendo el gesto de dolor que reflejó su rostro, Sasuke tecleó en el teléfono la farmacia.
- Cerrada. Abre a las nueve de la mañana.
- Vale. Iremos directos a casa y cuando esté abierto, iré a buscar tu medicación.
Aprovechando que se giraba hacia su hermano para devolverle el teléfono, Sasuke aprovechó para revisar la parte trasera del coche. Estaba muy limpia, lo que le daba a entender que no le había llevado en él a la clínica. Itachi pareció entender lo que su hermano pensaba.
- Llamé a Naruto en cuanto te vi en el suelo. Vino a buscarte con su padre. Gaara me hizo el favor antes de venir a la clínica de entrar por la ventana de mi cuarto, coger las llaves del coche y traérmelo.
- Ya veo.
- Has preocupado a todos.
Sasuke ni siquiera mencionó nada. Se habría disculpado, pero... no eran su manada en este momento y haber mostrado algún tipo de sentimentalismo habría dejado su tapadera al descubierto.
Al ver que su hermano estaba poco hablador de nuevo, Itachi se calló hasta llegar a casa. Aparcó en la acera junto a la casa y bajó con rapidez para ayudar a su hermano. Sasuke hizo el amago de querer bajar él solo, sin embargo, el dolor era tan intenso que al final accedió a dejarse ayudar por su hermano.
Cruzaron el jardín delantero y entonces, Sasuke se fijó en los peldaños de madera del porche. Tenían sangre, su sangre. Eso sólo podía significar una cosa: les tocaba limpiar antes de que llegasen sus padres.
- Ven, vamos dentro.
Itachi estaba realmente preocupado por él, pero también se hacía una idea de cómo podía sentirse. A él le habían operado un par de veces y había estado convaleciente durante unas semanas. Pese a la ventaja de que ahora se curaban rápido, Sasuke no negaba que estaba tardando lo suyo esa herida.
- Ya puedes soltarme, puedo solo – sentenció Sasuke.
- Qué terco eres – se quejó Itachi –. Tienes dos opciones: o te vas a sentarte al sofá o directo a la cama a descansar.
- Ya he dormido suficiente en esa camilla.
- Eso no es dormir, estabas inconsciente.
- Es lo mismo – se quejó Sasuke – si preparas un cubo con lejía, te ayudo a limpiar este desastre.
En pleno recibidor, el charco de sangre cantaba demasiado. Itachi, en cambio, sonrió como si no se creyese lo que acababa de decirle.
- ¿Limpiar? ¿En tu estado? Lárgate al maldito sofá a sentarte. Yo limpiaré todo esto. Además, si uso lejía en el parqué que tanto adora nuestra madre, nos matará. Usaré bicarbonato y vinagre. Con suerte saldrán las manchas de sangre.
Con un profundo resoplido y sabiendo que sería imposible convencer a su hermano mayor de lo contrario, Sasuke entró al salón y se tumbó en el sofá. Itachi, en cambio, se perdía en la cocina para preparar los productos de limpieza.
En apenas cinco minutos, los párpados de Sasuke se habían cerrado debido al cansancio acumulado, fue un fuerte olor llegando a sus fosas nasales lo que le hizo abrirlos abruptamente y mirar hacia el recibidor. Itachi se tapaba la nariz y trataba de arreglar el problema del intenso olor echando agua por encima.
- ¡Oh, joder! Abre las ventanas – se quejó Sasuke por el olor avinagrado que le llegaba. Para un humano, sería un toque no demasiado desagradable, pero ellos, con ese olfato tan desarrollado de los lobos, fue completamente abrumador.
Sasuke se levantó lo más rápido que sus heridas le permitieron para abrir todas las ventanas del salón mientras Itachi le imitaba en la cocina. Finalmente, ambos salieron al porche y se sentaron en las escaleras de madera.
Dejaron escapar un suspiro al unísono, desviaron la mirada el uno hacia el otro y entonces... echaron a reír como antaño. En aquel momento, ambos sintieron que no había ningún problema ni obstáculo entre ellos. Volvían a conectar como antes, era la primera vez en mucho tiempo que se sentían unidos de nuevo como hermanos que eran.
- Los narcisos de mamá están más bonitos que nunca – susurró Sasuke.
- No me hables de los malditos narcisos – se quejó Itachi antes de que ambos rieran con complicidad nuevamente.
- ¿Cómo se te ocurría tirar a todas las chicas sobre ellos?
- ¿Qué querías que hiciera? Mamá no permitía chicas en mi cuarto y ha plantado esas cosas bajo mi ventana. Por algún lado tenía que sacar a las chicas cuando ella estaba en casa.
Ninguno podía dejar de reír al recordar aquellos tiempos felices. Él conoció a Naruto, su hermano sólo era un estudiante normal, alejado de todos estos problemas. Tan sólo tenía que huir de su madre.
- Parece que haya pasado una eternidad de aquello – suspiró Sasuke.
- Sí. Fíjate... hasta están creciendo los narcisos.
- Porque ya no traes chicas a casa. ¿Quién me iba a decir que tú sentarías la cabeza?
- Ella es especial – susurró Itachi – no puedo quitármela de la cabeza. Tú la ves a menudo, supongo. ¿Está bien?
- Sí, lo está – sonrió Sasuke –. ¿Recuerdas nuestra primera batalla por el beicon?
- Mamá nos llamó animales – sonrió Itachi –. ¿Sabes? Echaba de menos hablar contigo.
- Yo también. Lamento haberme estado portando de esta forma contigo, pero... necesito que me des un poco de espacio.
- Eso me resulta complicado. Eres mi hermanito.
Echando el cuerpo hacia Sasuke, Itachi golpeó con su hombro suavemente el de Sasuke. Un gesto cómplice y cariñoso para hacerle saber que seguía siendo su hermano mayor y debía cuidarle. Ésa era su obligación como mayor que era.
- Va en serio, Itachi. Necesito un poco de espacio.
- No me fío de Pain.
Escuchar ese nombre provocó que todo su cuerpo temblase. Le asustaba Pain, ahora más que nunca, pero tenía asuntos pendientes todavía en esa manada. No podía irse sin más, aunque... ahora que Naruto había regresado...
- ¿En qué piensas? – preguntó Itachi –. Y no me digas que en nada, conozco esa mirada. La tienes desde niño cuando ideas algún plan.
- No es nada importante. Itachi... sé que es difícil para ti y que no confías en Pain, yo tampoco, pero necesito que confíes en mí, por favor. Sólo dame un poco más de tiempo.
- Vale – se resignó Itachi con un suspiro frustrado – pero si ocurre lo que sea y necesitas ayuda, no me dejes al margen y, sobre todo, no me ignores en casa. Somos hermanos y te quiero.
- Yo también te quiero – se sinceró Sasuke.
- ¡Qué tierno! Los hermanitos juntitos de nuevo.
La voz de Sai hizo que ambos hermanos le mirasen llegar hasta ellos y querer sentarse en medio de ambos, haciendo hueco moviendo su trasero de un lado al otro para que le dejasen espacio. Tanto Sasuke como Itachi se miraron con complicidad y le dejaron hueco.
- ¿Por qué narices huele a vinagre pasado? – preguntó Sai echando la mirada atrás para contemplar la puerta abierta y el suelo empapado en bicarbonato y vinagre.
- Había que limpiar la sangre – se quejó Itachi excusando el motivo por el que lo hizo.
- ¿Por qué no echas lejía como las personas normales? – preguntó Sai.
- Porque destrozaría la madera de mamá. No era mala idea lo del vinagre y el bicarbonato, pero se le olvidó abrir las ventanas – se burló Sasuke.
- Callaos los dos – se quejó Itachi al sentir que le sacaban los rubores por un pequeño error en su brillante idea –. Se pasará el olor en unas horas. Espero. Voy dentro a ver si se me ocurre algo.
Sasuke observó a su hermano marcharse hacia el interior. Tenía mucho valor para entrar ahí con ese olor, o al menos, fue lo que pensó. La sonrisa pronto se borró de su rostro al notar la mano de Sai golpear su rodilla a modo de ánimo.
- ¿Qué haces aquí? – le preguntó Sasuke.
Todos deberían pensar que seguía en la clínica; no habían avisado a nadie de que había despertado ni de que regresaban a casa, a excepción de las personas de que estaban en la reunión, y dudaba mucho que hubieran tenido tiempo de contárselo a la manada de Naruto, bueno, de Gaara.
- Después de lo sucedido, no podía conciliar el sueño, así que he estado paseando y he llegado aquí. Me ha sorprendido oleros por lo que me he acercado para comprobar que erais vosotros de verdad. ¿Estás mejor? Me preocupaste.
- Estoy bien. Sólo fue... un malentendido.
- Con Pain no hay malos entendidos. Te atacó. ¿Hasta cuándo piensas aguantar esto?
- Hasta que tenga un plan para sacar a Konan de ahí.
- Naruto ha vuelto. Es cierto que ahora mismo no está actuando como alfa, pero... tiene una fuerza equivalente a la de Pain. Si le cuentas lo que está ocurriendo, él te ayudará, estoy seguro de ello. Sigue viéndote como su beta.
Por un momento, Sasuke recordó cuando Naruto le confesó, tras su pelea con Pain, que estaban bastante igualados, lo cual no era algo bueno. Sin embargo, también le vino a la cabeza el cambio físico que Naruto había sufrido en ese último año debido a todo el duro entrenamiento realizado. Era muy posible que ahora la diferencia entre ambos hubiera aumentado en favor de Naruto y que éste superase a Pain. Su actual alfa no solía entrenar con frecuencia.
- Pero no lo soy – susurró Sasuke –. No me malinterpretes, sé que Naruto es mi mejor opción para salir de ésta, pero... necesito saber que estaremos preparados para las repercusiones.
- La manada de Pain no me da miedo; tú, Gaara, Neji y yo podemos con ellos y los demás están entrenando duro, podemos hacerles frente. Antes Pain nos superaba en fuerza, pero con Naruto... él puede luchar de igual a igual contra él.
Sasuke parecía estar sopesando las palabras de su compañero. No era un mal planteamiento, debía asumir que, de hecho, pese a que no le convencía la idea de llevar a toda la manada a una guerra, era su mejor opción.
- Hablaré con Naruto – susurró finalmente Sasuke.
Sai pareció alegrarse al saber que pronto, podría dejar de esconder el secreto de la marcha de Sasuke. Por fin parecía estar viendo la luz al final del túnel.
- Pero quiero ser yo quien le explique lo que ocurre – le aclaró – y será después de que saque a Konan de esa manada, no antes.
- Mantendré mi boca cerrada un poco más.
Música country: o Country & Western, como también se le conoce, es muy famosa en los . Realmente se trata de un en el cual convergen varias influencias provenientes de las diferentes culturas que han poblado el país en siglos pasados.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro