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Capítulo 37: Twain Harte

Aviso: Historia escrita por Kaoru Himura y Fullbuster


Un año después:

En el condado de Tuolumne, California, un pequeño pueblo pasaba desapercibido del resto del mundo. Twain Harte tan sólo tenía una población de dos mil doscientos veintiséis habitantes, pero no era ese dato el que más importaba a la gente a la hora de elegir vivir allí, sino los mil trescientos casos delictivos que se registraban cada año y que, al parecer, la policía no era capaz de darles una explicación razonable.

Twain Harte era un pacífico pueblo rodeado de naturaleza y gran belleza, pero también tenía una cara oculta, una terrorífica que poca gente llegaba a entender.

El ambiente olía a pino y carrasca. Los faros del coche iluminaban la oscuridad de la carretera de montaña y su acompañante dormía plácidamente tapado con una manta y la cabeza apoyada contra la ventanilla. Tenía frío y no era de extrañar, la noche era muy fría. El conductor llevó sus dedos hasta el climatizador y activó la calefacción.

Conocía bien la carretera y tenía ganas de llegar. ¡No podía esperar más! Apretó un poco más el acelerador, pero sin rebasar el límite. Esas carreteras de montaña eran peligrosas y más en la oscuridad de una noche cerrada. Ni siquiera había luna y, en parte, lo agradecía. Volver en luna llena habría sido un peligro con los hombres-lobo corriendo sin control alguno por el bosque.

El brusco frenazo hizo chirriar las ruedas y mover el cuerpo de sus dos pasajeros hacia delante, siendo detenidos por los cinturones de seguridad. El copiloto abrió los ojos con rapidez ante semejante acción, colocando su mano sobre el salpicadero del coche en un intento por frenar su cuerpo que seguía la inercia hacia delante. Estaba confuso. No entendía a qué venía ese frenazo. Miró con rapidez al frente buscando algún ciervo que se hubiera cruzado en la carretera, pero estaba despejada.

- ¿Naruto? – preguntó Minato desviando sus ojos a él. Naruto permanecía con las manos agarradas al volante, con los ojos muy abiertos y mirando por el espejo retrovisor. Al ver su reacción, Minato echó la cabeza hacia atrás creyendo que habría atropellado a algún animal, pero lo que encontró le hizo abrir los ojos también. Un lobo negro estaba de pie justo detrás. Sus ojos azules brillaban en la penumbra y no se movía.

Naruto estaba congelado en el sitio. Agarró con mayor fuerza la goma del volante. Recordaba esa escena del día en que se marchó. Recordaba a Sasuke de pie en la carretera, tras el coche, casi suplicando que se detuviera... y no lo hizo. Hoy estaba allí, detenido. El olor le indicaba que era Sasuke, pero... todavía no podía asimilar que hubiera conseguido su transformación entera. No había ni rastro humano en su forma, era un lobo perfecto.

Sus labios temblaron, su corazón latía demasiado rápido y su mente estaba confusa. No podía haber conseguido algo así en un año, no podía ser Sasuke, pero... su olor, la química que recibía de su cuerpo... todo indicaba que era él.

- Sasu... – intentó pronunciar todavía en el interior del vehículo, sin apartar los ojos del retrovisor. Minato le miraba en silencio, esperando a que tomase una decisión.

Desabrochó el cinturón de seguridad como pudo debido al temblor de sus manos. Sus movimientos eran violentos, rápidos y descuidados, Minato percibía el nerviosismo en su hijo, pero aun así, mantuvo el silencio. Era un momento tenso para Naruto, por eso mismo, dejó que abriera la puerta del coche y saliera a la carretera mirando directamente al lobo a la espalda.

- ¿Sasuke? – preguntó Naruto hacia el lobo antes de dar un paso adelante. Quería llegar a él, quería explicarle muchas cosas, pero cuando su pie se adelantó, un gruñido le hizo detenerse –. Sasuke, capto tu aroma, sé que eres tú, vamos... déjame explicarte...

Con otro gruñido más intenso que el anterior y un pequeño salto hacia delante como si fuera a atacarle, obligó a Naruto a retroceder el paso que dio segundos antes de que el lobo desapareciera con rapidez entre la maleza.

- Sasuke, ¡espera! – gritó Naruto al ver que echaba a correr por el bosque.

La puerta del vehículo permanecía abierta y un pitido empezó a escucharse indicando que debía ser cerrada.

- ¿Naruto? ¿Estás bien?

- Sí – susurró Naruto, todavía con los ojos perdidos en el bosque. Respiró profundamente y subió al coche de nuevo. Tenía que llegar a casa, quería descansar y ya mañana... vería cómo arreglar las cosas. Estaba claro que no sería fácil hablar con Sasuke; parecía muy enfadado.

- ¿Seguro que estás bien? – preguntó nuevamente Minato al ver sus manos temblar.

- Aquella vez... no frenamos. Cuando nos íbamos, él estaba detrás y no nos detuvimos y ahora... él no quiere hablar, creo.

- Dale un poco de tiempo, Naruto. Ni siquiera hemos llegado al pueblo y ya te estás preocupando demasiado. Sabías que esto ocurriría.

- Sí, pero... en mi pensamiento, Sasuke solía dejarme hablar por lo menos antes de partirme la cara.

- Las cosas no siempre son como imaginamos.

Miró nuevamente por el espejo retrovisor, pero sólo vio carretera. Sasuke había desaparecido y no sentía la presencia de ningún otro lobo. Suspiró y volvió a conducir en dirección a casa.

El último giro a la derecha aceleró su corazón. ¡Era su calle! Allí vivió tantos años...

El vecindario siempre fue tranquilo, pero a esas horas de la noche, estaba desierto. Todos los vecinos dormían. Aparcó el coche junto al bordillo de la acera frente a su casa y ambos bajaron del vehículo. Desde el lugar, Naruto movió las llaves del coche en su mano en busca de la relajación. Estar frente a su casa le causaba una sensación contradictoria. Deseaba entrar en su hogar y, a la vez, recordaba a su madre. Minato parecía estar peor que él. Miraba la casa, pero sentía la tristeza y el dolor emanar de él.

- Entraré primero – suspiró Naruto. Sabía que para su padre debía ser todavía más duro que para él. Minato presenció la escena del crimen.

Caminó hacia el porche, subió los peldaños de madera y buscó las llaves en el bolsillo de su pantalón donde las dejó desde que iniciaron el viaje. Suspiró frente a la puerta, introdujo la llave en la cerradura y abrió.

El olor a humedad y polvo le inundó. La más absoluta oscuridad le recibió junto a un frío atroz. Subió la cremallera de su chaqueta y encendió la luz con la esperanza de que la compañía eléctrica ya la hubiera activado nuevamente. Había llamado desde Alaska para darse de alta, así que debería haber electricidad. Cerró los párpados antes de darle al interruptor como si rezase por ello y... la luz se hizo. Naruto dejó escapar un suspiro de alivio.

Caminó despacio por el lugar. Lo primero, debería encender la caldera para tener calefacción y quitar la humedad del lugar. Su padre no estaba en condiciones para pasar frío ahora mismo. Abrió la puerta que conducía al sótano y bajó las escaleras. Buscó el interruptor de la caldera y lo encendió. En un rato, el calor debería volver a la casa.

Al subir nuevamente, fue directamente a la cocina. ¡Había un lobo en el bosque! Lo sentía, le observaba entre las ventanas mientras recorría la casa, pero no era peligroso, o eso pensaba. Abrió la nevera. Vacía. Al menos Kakashi parecía haberla limpiado para que nada se pudriera allí dentro.

Revisó el aseo. El botiquín seguía intacto y al cerrar la puerta del pequeño armario, se miró en el espejo. Sentía una segunda presencia. Con rapidez caminó hacia el salón. Minato estaba dentro, con las manos apoyadas sobre el respaldo del sofá. Ni siquiera le había quitado la funda aún.

- ¿Estás bien? – preguntó Naruto.

- Sí. Cansado.

- Túmbate un rato. Yo me ocupo de limpiar la casa.

- Llevamos tres días en la carretera y has conducido todo el camino. Ve a descansar, Naruto.

- No te preocupes, papá, estoy bien. De hecho, estoy bastante activo todavía.

- Vale.

Naruto quitó la funda del sofá y esperó hasta que su padre se tumbó. En realidad, estaba agotado, pero por extraño que pareciera, estar allí en Twain Harte le había hecho recobrar energías. Tenía tantas cosas que hacer que su fuerza de voluntad le mantenía en pie. Salió al porche y observó la figura humana de alguien en la acera. Se acercaba hacia él caminando con total seguridad.

- ¿Qué estás haciendo aquí a estas horas? – preguntó Naruto, pero en cuanto el chico subió los peldaños, su puño se estampó contra la cara de Naruto tirándole al suelo –. Vale, ése me lo merezco – susurró Naruto desde el suelo, pero al ver que el chico se ponía encima de su cuerpo y elevaba el puño, cerró los párpados con fuerza para recibir el segundo. En su lugar, la calidez de un abrazo llegó. Eso le sorprendió.

- Eres un gilipollas – le dijo Gaara.

- Lo sé y lo siento.

- Quiero una explicación y más te vale que sea convincente.

- Te explicaré lo que quieras, Gaara, aunque preferiría que Sasuke saliera de entre esos arbustos y hablar con él, al fin y al cabo, él es mi beta.

- Naruto... – susurró Gaara sin saber muy bien cómo decirle aquello –. Sasuke ya no es tu beta, de hecho, no eres el alfa de la manada.

- Bueno, sí, lo entiendo, Sasuke es el alfa y...

- Naruto, no. Sasuke se marchó hace casi diez meses. No está en la manada, yo soy el alfa ahora, Neji está haciendo de beta.

- ¿Cómo que se marchó? ¿Y su hermano?

- Su hermano sigue con nosotros, pero... ha pasado un año, Naruto, las cosas han cambiado mucho.

- ¿Es un lobo solitario o está en otra manada?

- Está en otra manada. Sasuke no va a volver. Lo siento. Intenté hablar con él de todo esto antes de que tomase la decisión, pero ya conoces a Sasuke, es cabezón. No pude convencerle.

- ¿Con quién está?

- En la manada de Pain – susurró Gaara, sabiendo que eso no le iba a gustar nada a Naruto –. No debería ser yo quien te contase todo esto, pero... supongo que Sasuke no lo hará. Sasuke es el beta de Pain. Ascendió muy rápido cuando se marchó allí, derrotó a todos los de su manada y se posicionó como beta. De hecho, ahora es capaz de transformarse completamente en lobo. Aprende muy rápido. Creo que Pain le está enseñando.

Naruto se quedó estático. Todavía sentía a Sasuke entre los árboles, les observaba en silencio, pero no se acercaba. ¡No lo haría! Podía sentir su odio y rencor hacia él. No podía culparle, le rompió el corazón al abandonarle sin darle una explicación, pero... ¿Pain? Irse con él era una maldita locura. ¿Por qué narices Sasuke se había largado con Pain? ¿Dejando a su hermano con Gaara?

- ¿Aún se hablan Itachi y Sasuke? – preguntó Naruto con preocupación.

No era muy común separar a dos hermanos en distintas manadas, pero alguna vez lo había visto y eso sólo significaba una cosa: la destrucción de la relación familiar. Los intereses de las manadas eran diferentes, así que Sasuke no podía hablarle a Itachi de su manada ni Itachi a él. Eran manadas rivales, les convertía en rivales.

- No – dijo Gaara –. Itachi lo intenta, pero cuando están en casa, Sasuke se encierra en su cuarto y no le habla, creo que ni siquiera le escucha. Le ignora por completo.

- Joder – susurró Naruto al entender un poco el panorama –. ¡Qué puto desastre! Suponía que las cosas irían mal, pero no hasta este punto. Creí que Sasuke seguiría en la manada, al menos por Itachi.

- Ya te he dicho que han cambiado muchas cosas. Esto no es nada con todo lo que tengo que contarte.

- Pues empieza rápido a ponerme al día, porque necesito saberlo todo.

- ¿Podemos empezar por tu huida? Necesito saber que no te largarás de nuevo como lo hiciste. Si es así, es mejor que no vuelvas a la manada.

- No tengo intención de largarme a ningún lado – sentenció Naruto con esa seriedad en su voz que le provocaba escalofríos a Gaara. ¡Naruto era un auténtico alfa! Puede que ahora no ostentase el título, pero seguía desprendiendo esa aura de seguridad en él. – Quiero contar lo que pasó, pero ahora no es el momento. Pretendo hablar con todos – dijo mirando hacia el lugar donde sentía la presencia de su exnovio – y...

En el momento en que dijo aquello, notó cómo Sasuke se movía de su escondite, pero no para ir hacia ellos, sino que se alejaba en dirección contraria. Naruto dejó escapar un suspiro de resignación. ¡Qué difícil iba a ser explicarle todo a Sasuke!

- No te des por vencido – intentó animarle Gaara.

- No lo haré, pero va a ser complicado hacer que me escuche – sonrió afligido –. Como iba diciendo, me gustaría hablar con todos a la vez y explicaros por qué tuve que irme sin avisar.

- De acuerdo. Hablaré con los demás y te avisaré cuándo podemos vernos todos. Más te vale que tu excusa sea muy buena, porque algunos no estaban nada contentos con tu actuación – le comentó el pelirrojo.

- Me imagino – murmuró el rubio –. Y supongo que tú tampoco lo estabas.

- No, también me molestó que te marcharas sin más, pero conociéndote, tendrías una buena razón para ello.

Involuntariamente, Naruto giró la cabeza hacia atrás, mirando su hogar.

- Era la única manera de mantenerle a salvo – susurró sin darse cuenta, pero eso no impidió que Gaara lo escuchara.

- ¿Qué? – soltó preocupado el pelirrojo, acercándose aún más a su amigo.

El rubio parpadeó como si hubiera salido de un trance y volteó el rostro al frente encontrándose la mueca de preocupación de Gaara.

- ¿La única manera de mantenerlo a salvo? ¿A salvo de qué? – le preguntó.

No había sido intención de Naruto soltar aquello, quería dar las oportunas explicaciones a todos a la vez, pero había hablado sin pensar y ahora Gaara le interrogaba por ello.

- Es una larga historia y merecéis escucharla todos a la vez, lo siento – se disculpó el antiguo alfa.

Gaara le miró con ganas de sonsacarle la información que quería conocer, pero se contuvo al ver cómo Naruto miraba su reloj y, a continuación, volteaba el rostro hacia la casa otra vez. El pelirrojo interpretó aquel gesto como que era tarde y quería volver con su padre, aunque al notar el gesto dubitativo en la cara del rubio, creyó que quizás se equivocaba con su conjetura.

- ¿Estás bien? Si habéis vuelto es porque ya estáis a salvo, ¿no? – preguntó Gaara.

- Sinceramente, no lo sé – respondió Naruto.

- Entonces, ¿por qué...?

- ¿Podría pedirte un favor? – le interrumpió mirando de nuevo del reloj a la casa.

- Eh... sí, claro – le contestó un poco desconcertado ante la actitud del otro.

- ¿Podrías vigilarle? – señaló hacia la casa –. Tengo que hacer una cosa y no quiero dejarlo solo.

Gaara sabía que cualquier otra persona se habría negado a ayudar al rubio y más después de todo lo que había pasado, pero él le conocía desde que eran pequeños y, aunque no le gustó lo que hizo, seguía confiando en él. Además, ¿cómo se iba a negar después de conocer que Minato podría estar en peligro?

- Claro, no te preocupes, pero ¿a dónde tienes que ir a estas horas? – quiso saber el nuevo alfa.

- Necesito hablar con Kakashi.

El tono duro empleado al pronunciar el nombre del adulto le indicó a Gaara que su amigo no estaba nada contento con el que fue su mentor. Se imaginaba que Kakashi sabía más de lo que decía, pero nunca consiguió que soltara prenda sobre la marcha de ambos rubios y el motivo para ello. Aquello confirmaba sus sospechas.

- Cuando reúna a todos, ¿también nos explicarás por qué pareces enfadado con Kakashi y cómo está involucrado en todo esto? – le preguntó el pelirrojo.

- Sí, prometo contar todo.

- De acuerdo. Ve entonces. Mientras vigilo a tu padre, mandaré mensajes a los demás para ver si mañana podemos reunirnos y hablar.

- Gracias, de verdad. Eres un gran amigo – le dijo con una sonrisa de gratitud.

***

Naruto aparcó el coche frente a la casa de Kakashi. Durante unos segundos, permaneció en silencio con los ojos cerrados mientras trataba de controlar el malhumor que le invadía. ¡Un maldito año! Doce meses había estado alejado de aquella ciudad, de sus amigos y de una de las personas más importantes para él: Sasuke.

Se suponía que no debía haber estado fuera durante tanto tiempo, que deberían haber vuelto como mucho tras un par de meses, el plazo que necesitaba Kakashi para encargarse de Zabuza. Pero no había sido así, o al menos no parecía que Kakashi se hubiese encargado de ese malnacido la última vez que habló con él. Sin embargo, ya no podía continuar escondiéndose en Alaska y su padre y él habían vuelto pese a que Zabuza seguramente seguía siendo un problema. Ya lidiaría con eso en otro momento.

Naruto soltó un suspiro antes de abrir los ojos y salir del vehículo. Una ráfaga de aire frío le golpeó de lleno, por lo que se subió el cuello de la cazadora que llevaba. Vivir en un lugar tan helado como Alaska le había ayudado a soportar un poco más el frío.

Comenzó a avanzar hacia la casa de Kakashi dispuesto a echarle una buena bronca al adulto y descargar toda la frustración que había ido acumulando los últimos meses. Por la hora, lo más probable era que estuviera durmiendo y él le despertara con su inesperada visita, aunque no le importaba en absoluto. De hecho, le alegraría interrumpir su sueño y sacarlo de la cama.

Sin embargo, aquella pequeña ilusión no iba a hacerse realidad, ya que algo le hizo detenerse a medio camino: ¡luz!, podía ver luz a través de las cortinas. Aquello indicaba que Kakashi se hallaba despierto, contrario a lo que creía. Pero eso no era el motivo por el que se había parado, sino por las voces. Oía varias voces provenir del interior de la vivienda, lo cual era un poco extraño de por sí por lo tarde que era. No obstante, no fue eso lo que le llamó la atención sino a quiénes pertenecían. Las había oído en contadas ocasiones... ocasiones difíciles de olvidar, por eso las reconocía.

Tras salir de la sorpresa inicial, el rubio terminó de recorrer el camino que le quedaba hasta detenerse frente a la puerta principal. Sin importarle si interrumpía una conversación importante, Naruto golpeó sus nudillos con fuerza contra la madera. Apenas tuvo que esperar unos segundos antes de que la puerta se abriera y viera el sorprendido rostro de Kakashi. Era muy probable que le hubiera olido antes de llamar a la puerta.

- Naruto, ¿qué...?

Un golpe impactó en la mejilla del adulto impidiéndole terminar la frase. Con el mismo puño que había usado para tocar, el rubio le había pegado un fuerte puñetazo.

- Un maldito año – dijo Naruto con voz grave.

- Naruto... – trató de explicarse Kakashi mientras se llevaba una mano a la mejilla herida, pese a reconocer que se merecía el golpe recibido. Por eso mismo, no trató de esquivarlo, aunque debía reconocer que había sido más rápido y fuerte; Jiraiya debía haberle enseñado algunos trucos nuevos.

- Me dijiste que, como máximo, estaríamos unos pocos meses fuera, que te encargarías de todo para que pudiéramos volver cuanto antes, pero ha pasado un año y Zabuza sigue campando a sus anchas por Twain Harte – le escupió con rabia.

- Realmente creía que así sería, pero ya te comenté que no era tan fácil como pensaba al principio.

- ¿Me lo comentaste? ¿Cuándo? ¿En algún momento de los últimos tres meses? – preguntó sarcástico –. Ah, no, no puede ser porque ¡no hemos sabido de ti en todo ese tiempo! – Acabó explotando –. ¡Tres puñeteros meses sin tener una maldita noticia tuya!

- Siento haberos preocupado – se disculpó Kakashi.

- ¿Preocuparnos? No, para nada – contestó rápidamente el rubio – quizás la primera semana o la segunda, como mucho – añadió – pero después, cuando me di cuenta de que seguía habiendo línea cuando te llamaba y que debías ir cargando la batería del móvil, lo único que sentí fue ira. ¡No tenías agallas de descolgar y hablar conm...!

- ¿Kakashi? ¿Qué ocurre? – Naruto fue interrumpido por uno de los invitados de Kakashi.

- ¿A qué vienen esos gritos? – preguntó el otro visitante.

El adolescente dirigió su mirada hacia las dos personas que había oído a su llegada, y después, la volvió a centrar en su antiguo mentor con cara de desconcierto al ver la familiaridad que usaban al dirigirse a Kakashi, cuando recordaba perfectamente el mal rato que le hicieron pasar hacía algo más de un año. Pensaba que estarían allí tratando de meterle en la cárcel de nuevo.

- ¿Qué hacen ellos aquí? – inquirió Naruto.

- Me ofrecieron su ayuda para atrapar a Zabuza.– Al ver un desconcierto aún mayor en el rostro de Naruto, Kakashi añadió –: Conocen la verdad, Naruto. Será mejor que entres y te cuente con tranquilidad qué ha pasado y por qué Tobirama y Hashirama ya no desconfían de mí.

***

Flasback

Después de que todos se despidieran de Kushina y le dieran el pésame a Sasuke en el lugar de Naruto, poco a poco, los amigos y conocidos de la pelirroja fueron abandonando el cementerio hasta solamente quedar Kakashi, Itachi y Sasuke.

- Papá y mamá nos esperan en el coche – le indicó Itachi a Sasuke.

- Ve tú, yo voy a quedarme un poco más – le contestó.

Itachi iba a insistir, pero decidió dejarle. Quizás necesitaba más tiempo para despedirse de Kushina.

- Está bien. Llámame si necesitas que te recoja más tarde.

- De acuerdo – le respondió sin demasiado ánimo.

Mientras Itachi se daba la vuelta y se dirigía al coche con sus padres, Sasuke le observó con cierta culpabilidad en la mirada. Era cierto que quería quedarse un poco más, pero no sólo porque había sido emocionalmente más duro de lo esperado, sino porque quería hablar con Kakashi. Necesitaba respuestas.

Caminó lentamente hasta el alfa, quien se encontraba frente al hueco donde habían metido el féretro de Kushina. Le observó coger un puñado de tierra del montón que había cerca para tapar más tarde el agujero, y lo lanzó al interior del mismo. Pudo escuchar cómo susurraba un "lo siento" antes de darse la vuelta. Kakashi supo que Sasuke le esperaba y se imaginaba el motivo, sobre todo, tras la pequeña charla con el capitán Senju. Sin embargo, se temía que no podía satisfacer su curiosidad; era por su propio bien.

- Kakashi – le llamó una vez estuvieron uno frente al otro.

- Sasuke – le respondió.

Kakashi podía ver su semblante serio, tratando de no mostrar ninguna emoción, pero el hombre-lobo podía notar perfectamente lo alterado que estaba por dentro. Sasuke se debatía en su interior. Quería preguntarle por Naruto, dónde se hallaba, por qué se había marchado sin decir nada, por qué no había aparecido para el funeral de su madre...; pero, al mismo tiempo, otra parte de él le impedía hacerlo. Estaba cansado de pensar en Naruto, de llorar por él, de sentirse como una mierda por su culpa.

Antes de que Sasuke pudiera decidirse sobre lo que hacer, Kakashi dio el primer paso y zanjó el tema con una sola frase.

- No puedo darte las respuestas que buscas.

Aquella frase tuvo el efecto contrario al buscado. De hecho, la indecisión de Sasuke desapareció al instante y estuvo más determinado que nunca a conseguir esas respuestas.

- Sí puedes, lo que pasa es que no quieres y no entiendo por qué – le dijo claramente molesto –. Puede que a Gaara y a los demás puedas darles largas, pero no a mí, y menos después de hoy. Me merezco saber la verdad – exigió.

- Sasuke, lo siento, pero ya te he dicho que no puedo darte lo que buscas – le repitió.

El moreno tenía la intención de sacarle las respuestas a golpes si era necesario, pero tuvo que reprimirse cuando notó que una presencia se acercaba a ellos. Era Hashirama de nuevo.

- ¿Ahora es un buen momento para hablar o interrumpo algo? – preguntó al llegar hasta ellos.

- No, ya habíamos terminado – concluyó la discusión Kakashi –. Mejor hablemos en otro lugar – echó un vistazo a la tumba de Kushina.

- Sí. Creo haber visto un banco cerca de la iglesia donde podemos sentarnos y aclarar algunas dudas – comentó Hashirama.

Con cara de perplejidad, Sasuke le vio marcharse dejándole allí solo. ¡Era increíble! Le había dado largas sin más. Ya sabía de dónde lo había aprendido Naruto. Ofuscado como estaba, decidió volver a casa andando, así tendría tiempo de calmarse antes de llegar.

Llevaba caminando como unos cinco minutos cuando vio una figura a unos pocos metros frente a él. Al principio no le dio importancia hasta que notó que era ese hombre-lobo que había estado acechando en el funeral, ése del que Kakashi había dicho que le seguía a todas partes y del que le había advertido que no se acercara. Aunque Kakashi no lo hubiera dicho, Sasuke no se habría acercado a él; le daba mala espina.

Continuó caminando como si nada, ignorando a ese extraño individuo, pero parecía que éste no tenía la misma intención, ya que cuando pasó a su lado, le habló.

- Ey, chaval, tengo que hablar contigo.

Sasuke se desconcertó al escuchar aquello. ¿Por qué quería hablar con él? Si ni siquiera le conocía. Quizás le había visto hablar con Kakashi y quería sacarle información sobre él. No tenía ni idea, pero tampoco se iba a quedar para averiguarlo, así que siguió su camino, ignorando a Zabuza.

Aquel gesto no gustó demasiado al asesino de Kushina, quien casi de inmediato alcanzó a Sasuke y le detuvo estampándole contra un árbol cercano.

- ¿Acaso no me has oído? He dicho que tengo que hablar contigo – le dijo con una voz que infundía miedo.

Sasuke trató de librarse del brazo sobre su pecho que le inmovilizaba, pero ese hombre era mucho más fuerte que él, y mucho más rápido, ya que no había podido esquivarle.

- Mi audición es muy buena, gracias por preocuparte por mí – comentó Sasuke con sarcasmo – pero no me interesa lo que tengas que decir.

Zabuza no pudo evitar sonreír con diversión ante la soberbia de aquel chico, en especial, porque podía notar cómo su pulso se aceleraba debido al desasosiego que empezaba a sentir.

- Me importa una mierda si no te interesa. Me vas a decir dónde está mi cachorro.

La mente de Sasuke trabajaba a mil por hora buscando una manera de librarse de aquel sujeto, pero aquello le dejó tan desconcertado que se distrajo de su objetivo. ¿Su cachorro? ¿De qué estaba hablando? No le conocía y menos aún a su manada. ¿Por qué creía ese tipo que así era?

- Pero, sobre todo, me interesa saber dónde está Minato. Tenemos asuntos pendientes – añadió.

Aquello terminó de confundir a Sasuke. ¿Ese hombre conocía a Minato? ¿De qué? ¿Y qué quería decir con "asuntos pendientes"? Sea lo que fuere, no le daba buena espina, por lo que no le diría nada, ni aunque supiera dónde se encontraba en esos momentos.

- Pues seguro que Minato no estaba interesado en terminar esos asuntos contigo, quizás se deba a ese mal aliento que tienes – se burló Sasuke.

Lo que el chico se ganó con su actitud fue que Zabuza usara su mano libre para agarrarle el cuello y apretarlo con fuerza. De forma instintiva, Sasuke llevó sus manos a la de Zabuza tratando de librarse, pero no sirvió de nada. ¡Era realmente fuerte!

- Es mejor que no me cabrees más y empieces a cantar como un pajarito o te partiré el cuello como a uno – le amenazó.

Sasuke no sabía de dónde estaba sacando la fuerza para aguantar y seguir plantándole cara a Zabuza pese al miedo que le invadía, pero así era.

- Que te... jodan. No pienso... decirte nada – habló casi sin poder respirar.

- Como desees.

Sasuke vio cómo el rostro de Zabuza se transformaba y acercaba sus afilados colmillos a cuello. Sería más fácil hacer pasar su muerte por un ataque de un animal salvaje si le desgarraba la garganta que si se lo partía con su mano. Lo último atraería una atención indeseada.

Casi podía sentir los dientes de aquel hombre-lobo sobre su piel. Estaba a punto de matarle allí mismo y no podía hacer nada para impedirlo. Se estaba quedando sin fuerzas debido a la falta de oxígeno, por lo que no podía ni siquiera transformar alguna parte de su cuerpo para oponer mayor resistencia. Maldijo internamente al ser la segunda vez que se veía envuelto en una situación mortal, y ni siquiera con sus mejoradas habilidades era capaz de hacer nada.

Mientras esperaba a que la muerte le llegara, no pudo evitar pensar en Naruto y en cuánto deseaba verle una última vez, pese al daño que le había hecho. Sin embargo, justo cuando sintió el roce de los colmillos sobre su cuello, el fuerte sonido de un disparo hizo que Zabuza le soltara y se alejara de él.

Sasuke cayó de inmediato sobre el suelo y comenzó a toser mientras intentaba recuperar el aire del que había sido privado. Como pudo, levantó la mirada para conocer la identidad de su salvador y pudo vislumbrar a alguien con cabello blanco.

- ¿Pero qué cojones? – soltó Tobirama totalmente perplejo ante la visión de un Zabuza parcialmente transformado.

***

- Entonces, el día que le dieron el alta a Minato, ¿usted le llevó a casa?

En los pocos minutos que llevaban hablando, Hashirama había centrado sus preguntas sobre aquel día. Kakashi no creía que el policía hubiera descubierto el plan que llevaron a cabo entonces, pero por sus preguntas, podía deducir que sospechaba algo.

Estaba a punto de contestarle con tal de deshacer sus sospechas, cuando escuchó un fuerte ruido. ¡Era un disparo! Había provenido de no muy lejos de allí. No sólo lo sabía por su agudizado oído sino porque no era el único que lo había escuchado.

- ¿Pero qué...? – murmuró Hashirama sorprendido.

De inmediato, el policía se levantó y echó a correr en dirección al disparo. Kakashi no dudó en ir tras él, no porque se preocupara por Hashirama o creyera que necesitara su ayuda, sino porque tenía un mal presentimiento. No hacía mucho que se había separado de Sasuke, era muy probable que estuviera involucrado de alguna manera. ¿Algún cazador le había descubierto? No lo creía posible, pero era mejor asegurarse de que el moreno se encontraba bien.

Cuando ambos llegaron hasta el lugar donde había disparado, lo primero que vieron fue a Zabuza caminando de forma amenazante hacia Tobirama. Kakashi también vio a Sasuke a un lado respirando con dificultad. Quiso ir hacia él y comprobar su estado, pero en ese momento, la vida de Tobirama corría peligro.

- ¿Qué es esa cosa? – soltó un estupefacto y asustado Hashirama.

Instintivamente, el policía sacó su arma y apuntó con ella a Zabuza. Kakashi sabía que aquello no iba a servir de mucho. No es que fueran inmunes a las balas, de hecho, un disparo certero en la cabeza o en el corazón podía matarlos, y en otro lugar, herirlos, pero se curaban rápido. Sin embargo, por una parte, no creía que Hashirama fuera a matar a Zabuza pese a la situación, sino que intentaría herirle para detenerle; era lo que tenía ser policía. Además, por otra parte, Zabuza era lo suficientemente rápido como para esquivar las balas.

Kakashi gruñó al ver que no tenía muchas opciones si quería salvar la vida de todos los presentes. Era arriesgado, lo sabía, pero no le quedaba más remedio.

- Coge a tu hermano y a Sasuke y largaos de aquí, yo me ocupo de él.

- ¿Qué? Ni hablar, no pienso dejar que un civil se ponga en peligro. Yo soy el policía aquí, así que eres tú el que debe marcharse y ponerse a salvo.

- No hay tiempo para discutir – le dijo con urgencia mientras comenzaba a desvestirse.

Hashirama le miró perplejo. ¿Por qué demonios se estaba desnudando? ¿Cómo iba a ayudar eso en la situación?

- ¿Se puede saber qué estás...?

- Cuando veas lo que está a punto de pasar, no me dispares, solamente haz lo que te he dicho y huye con los demás.

Kakashi no le dejó tiempo ni para replicar cuando en un instante se transformó por completo en un lobo y atacó a Zabuza cuando estaba a punto de lanzarse contra Tobirama.

Fin del flashback

- Luché contra Zabuza y, aunque me gustaría decir que le derroté, no fue así. Estábamos bastante igualados, incluso es más que posible que Zabuza me superase en alguna ocasión. Tuvo que haberse entrenado el tiempo que estuvo fuera de Twain Harte, porque es más fuerte que antes – terminó de explicar Kakashi.

- Entonces, ¿cómo escapasteis? – preguntó Naruto con curiosidad.

- Fue Zabuza quien huyó – aclaró Hashirama.

- ¿Por qué? – dijo el rubio confuso –. Tenía las de ganar, ¿no? ¿Por qué huiría cuando tenía ventaja en la pelea?

- Porque éste no me hizo caso. – Kakashi señaló a Hashirama –. Ellos trataron de detenerle con sus armas y consiguieron dispararle en una pata cuando se transformó por completo, aunque eso no paró a Zabuza y continuó la pelea. Además...

El alfa miró a Naruto con vacilación, porque sabía que no le gustaría lo que iba a oír.

- Además – continuó – cuando Sasuke se recuperó, se unió a la pelea, así que al final le superamos en número.

Como había intuido, a Naruto no le gustó oír que Sasuke se había enfrentado voluntariamente a Zabuza. ¡Si casi le mató minutos antes de aquello!

- También llamé por refuerzos mientras me dirigía hacia donde se había producido el primer disparo, por lo que Zabuza se marchó antes de que más agentes de policía llegaran allí – añadió Hashirama.

- Tras lo que presenciaron, no me quedó otra alternativa que contarles la verdad: lo que Zabuza y yo somos, lo que pasó realmente cuando encontramos a tu madre, que Zabuza iba tras vosotros y por eso huisteis... – le dijo Kakashi a Naruto.

El rubio permaneció en silencio unos largos segundos. Estaba superado por toda aquella información y necesitaba procesarla, aunque en su mente solamente se formaban miles de preguntas.

- ¿Por qué no me lo dijiste? ¿Por qué en todo el tiempo que hablamos no me contaste que Zabuza había ido a por Sasuke? ¿No se supone que ése era uno de los motivos para marcharme junto a mi padre sin contarle nada, evitar que fuera tras Zabuza? Si lo hubiese sabido, habría vuelto mucho antes y no ahora cuando... – se interrumpió a sí mismo. "Cuando ya es demasiado tarde", terminó mentalmente la frase.

- No te lo conté precisamente por eso, para evitar que regresaras, para protegeros a todos. La situación es más complicada, la manada de Zabuza es más numerosa y fuerte de lo que imaginaba – se excusó Kakashi.

- ¿Cómo mantenerme al margen ayuda a proteger a Sasuke después de lo ocurrido? – preguntó Naruto alterado.

- Porque Sasuke no corría peligro después de aquello. No sé si fue porque se enteraría de que no sabía nada sobre vuestra localización, o porque Sasuke se unió a... – se calló al instante al darse cuenta de que había estado a punto de soltarle una noticia que no se tomaría nada bien.

Naruto se percató de ese detalle e intuyó el motivo por el que había dejado de hablar.

- Sé que Sasuke está en la manada de Pain – le informó afligido al recordar ese detalle.

- Lo siento – se disculpó Kakashi, a la vez que se preguntaba internamente cómo se había enterado.

- Ya, bueno, no creo que le obligaras a hacerlo así que no es tu culpa.

- Pues no sé si eso influyó en que Zabuza no fuera a por Sasuke otra vez, quizás pensó que no le convenía tener a otra manada en su contra. Ya tenía suficiente con la mía, la vuestra y la policía. Demasiados enemigos – dijo el alfa.

- Y aun así, sigue paseándose por la ciudad como si nada – comentó el adolescente con frustración.

- No es tan fácil como parece – intervino Tobirama, quien se había mantenido al margen durante toda la conversación.

- Como Zabuza nos supera en número y fuerza, Hashirama y Tobirama se ofrecieron a ayudar a través de la ley – dijo Kakashi.

- ¿Y cómo se supone que lo hacen? – inquirió el rubio.

- Bueno, como no podemos contar que es un hombre-lobo y, por tanto, no podemos arrestarle por la muerte de tu madre ya que las pruebas no señalan a una persona, tratamos de pillarle en cualquier otro delito o infracción – explicó Hashirama.

- Pero ese tipo es más listo de lo que parece. No hemos podido acusarle de nada, ni siquiera de evadir impuestos – soltó con fastidio Tobirama.

- Vamos, que estamos igual o peor a cuando me marché con mi padre – dijo frustrado Naruto –. Al final va a ser bueno que haya vuelto, así podré detenerle de una vez por todas y esta vez no hay nada que puedas hacer para evitarlo, Kakashi – concluyó con una determinación que el alfa no había visto antes en él.

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