Capítulo 16: Integrarse
El shōgi era un juego que Sasuke no entendía completamente, pero Asuma trataba de explicarle. Era la tercera vez que iba a una de sus sesiones porque Naruto lo había recomendado, sin embargo, ahora hasta le gustaba. Pasaba sólo una hora allí, conversando con Asuma y jugando a varios juegos de estrategia además de escuchar sus consejos. Ese hombre tenía algo que le calmaba y relajaba.
Pensó y, finalmente, movió la siguiente ficha, haciendo pensar a Asuma en su siguiente movimiento. ¡Para no entender todavía bien el juego, no se le daba mal! Era un chico inteligente que pensaba cuidadosamente todas las jugadas y trataba de ver los siguientes movimientos, tanto suyos como del rival. ¡Interesante! Así le resultaba a Asuma. Era un chico realmente interesante y listo.
- ¿Cómo te sientes últimamente con la manada? ¿Has vuelto a ir a entrenar con ellos tras el incidente?
Asuma aprovechó aquel intervalo de tiempo en el que Sasuke parecía estar absorto en qué ficha mover, para atrapar el mechero de la mesilla y encenderse un cigarro.
- He estado un poco ocupado con la natación y los entrenamientos.
- ¿Te excusas? – preguntó con una sonrisa Asuma, lo que hizo sonreír a Sasuke al ver que le habían pillado.
- No sé, no termino de sentirme como...
- ¿Como de la manada?
- Sí. Siento que soy el nuevo y al que no quieren allí con ellos.
- Siempre es complicado intentar encajar en un grupo compacto y bien formado. Las cosas nuevas a veces nos asustan y nos ponen en alerta, pero si no damos la oportunidad, nunca cambiarán las cosas. Vaya... un "Castillo de Anaguma".
- ¿Qué? – preguntó Sasuke.
- Has hecho un "Castillo de Anaguma", es una muy buena defensa, los profesionales la suelen utilizar con frecuencia. ¿Dónde has aprendido eso?
- No lo sé – dijo Sasuke – sólo me pareció que la colocación de las fichas así sería la correcta para una mejor defensa.
¡Muy inteligente! Ese chico era demasiado inteligente y aprendía rápido. Intentó anular esa defensa moviendo otra ficha, aunque no sería nada fácil y Sasuke empezaba a ganarle terreno.
- ¿Tuvisteis a algún miembro de la manada difícil de tratar? – preguntó Sasuke moviendo la siguiente ficha.
- Ibiki fue un poco complicado. Era muy agresivo y sus instintos eran... realmente buenos. Se parecía un poco a ti.
- ¿Se integró en la manada?
- Fue difícil al principio, pero sí, con el tiempo. Tuvo que trabajar duro para hacerse un hueco, pero lo consiguió al final – sonrió Asuma, pensando el siguiente movimiento – era un adolescente bastante listo, supo ganarse a la manada.
Sasuke se quedó pensando en ello. Estaba a gusto con Naruto, no era difícil tratar con su alfa, pero el resto de la manada era otro cantar. Estos días había dado vueltas y vueltas a cómo intentar encajar, pero no parecía tener una solución. Fue justo cuando consiguió romper la defensa de Asuma y estaba a punto de ganar la partida, que le vino algo a la cabeza. Asuma vio en sus ojos un brillo, ése que indicaba que tenía algo en mente y sabía lo que tenía que hacer.
- Tengo que irme – comentó Sasuke – te llamo para la siguiente sesión.
- Claro – miró Asuma el tablero, viendo cómo Sasuke había ganado esa partida. Sonrió sin poder evitarlo.
Esa mañana, Sasuke madrugó. Sólo su madre estaba despierta preparando el desayuno para toda la familia y hasta ella se sorprendió de verle allí. Su rostro se tensó un momento y su corazón se aceleró, podía escucharlo claramente, se estaba empezando a adaptar a sus instintos.
- ¿Qué ocurre, Sasuke? ¿No podías dormir?
- No es eso, mamá, es que he pensado... que voy a cambiar mi rutina.
- ¿En serio?
- Sí, en vez de salir a correr por las tardes después del entrenamiento de natación, lo haré por las mañanas antes de irme a clase. Me ayudará a despejarme.
- ¿Te dará tiempo a arreglarte para ir al instituto?
- Me ducharé en el vestuario de la piscina – sonrió para calmar a su madre.
- De acuerdo, dame un segundo y te prepararé algo para que te lleves.
¡Todo! Tenía que cambiar absolutamente todo si quería ser parte de esa manada. Hasta ahora sólo se había preocupado por él y sus instintos, por intentar controlarse, por tratar de estar cerca de Naruto, pero no era sólo eso, ahora tras las sesiones con Asuma lo veía más claro, todos pertenecían a algo mucho mayor, eran una manada y contaban los unos con los otros. Si quería ser beta... tendría que empezar por ganarse ese derecho, por ser respetados por todos como Gaara se había ganado fuera como fuera. Iba a tener que trabajar mucho en los próximos meses pero sabía con quién debía empezar.
Frente a esa puerta, dudó unos segundos. Él no era de esas personas que solían disculparse, ni tampoco lo había hecho muy a menudo, así que debía pensar en las palabras, sin embargo, la puerta se abrió de repente dejando ver a ese chico algo magullado todavía que le miraba sin pronunciar palabra.
Los nervios, la adrenalina y las dudas era algo que Kiba había sentido desde su cuarto, ¡y estaba harto de esperar a que el muy idiota se dignase a llamar a la puerta!, por lo que decidió abrir él y encararle directamente. Ni siquiera entendía qué hacía allí ese chico. Ellos no se llevaban bien y menos desde el incidente.
- ¿Qué haces en mi casa? Lárgate – intentó cerrarle la puerta, pero Sasuke la detuvo.
- Quería... disculparme contigo.
Aún tenía algún arañazo que no se había curado pero posiblemente su dolor iba más enfocado a la humillación recibida frente a su alfa que a las heridas visibles que tenía su cuerpo.
- ¿Disculparte?
- Perdí el control, lo lamento. No estaba preparado para pelear contigo y aun así lo hice y todo acabó... mal. Si hubiera sabido controlarme, quizá habría podido frenar mi ira, así que lo siento. Sé que Naruto te pidió que no dijeras nada de lo sucedido, pero me merezco que me odies y...
- No te odio – le aclaró Kiba – pero tampoco me caes bien. No puedo negarlo.
- Por eso estoy aquí. Quiero cambiar eso. Me gusta esta manada y quiero ser parte de ella. Mi comportamiento no ha sido precisamente bueno desde que entré y quiero cambiar eso. Sai me ha dicho que vas a cazar ardillas todas las mañanas y me gustaría acompañarte.
- Sólo es un juego absurdo para mantenerme ágil.
- Vale... - dijo Sasuke al darse por aludido que no iba a aceptar su oferta – Sólo he venido a disculparme, así que eso... lo siento.
Tras decir aquellas palabras, Sasuke dio media vuelta y empezó a bajar las escaleras del porche para irse. Pudo escuchar claramente el corazón de Kiba acelerarse y un resoplido más a modo de queja que otra cosa. Seguramente, se acababa de dar cuenta de que había dado un gran paso y él no estaba ayudando en la incorporación de un nuevo integrante, lo que le traería problemas a la larga con la manada.
- No creo que haya ardillas para los dos – dijo Kiba – pero... si aún te interesa, podríamos jugar a pillar o a hacer carreras desde mi casa, cruzando el bosque y finalizando en la última explanada antes del parking del instituto.
- Me gustaría – sonrió Sasuke al ver que había funcionado su plan. Era un breve acercamiento al miembro de la manada con el que peor relación tenía y eso era un gran avance.
- Deja que vaya a buscar una chaqueta y podemos empezar.
Kiba se marchó nuevamente hacia el interior de la casa y salió a los pocos segundos con una chaqueta deportiva. Sasuke movió ligeramente la nariz como si olfatease algo y es que... era un poco rara la situación. No podía oler ningún otro aroma en la casa que no fuera el de Kiba.
- ¿No están tus padres en casa? – preguntó Sasuke.
- No – fue su seca respuesta - ¿Naruto te ha dicho dónde vivía?
- No – susurró Sasuke – he seguido tu olor hasta aquí.
- No puede ser – le añadió con dudas – mi urbanización está en mitad del bosque, debe haber... como... cinco kilómetros. ¿De verdad me has olido desde el pueblo?
- Fui al instituto donde estaba tu rastro más fresco y desde allí, lo seguí hasta tu casa – comentó Sasuke.
¡Atónito! Así se había quedado Kiba al escuchar aquello. No era sólo que hubiera seguido su rastro durante cinco kilómetros, sino que además había sido capaz de pensar en todo para poder dar con él. En aquel momento, pudo ver lo que Naruto trató de decirle ya una vez, ese chico sería bueno, sería muy bueno cuando aprendiera a controlar al cien por cien sus poderes.
- ¿Una carrera hasta el parking del instituto? –preguntó Kiba intentando cambiar el tema.
- Claro.
- Cruzaremos el bosque, no se pueden utilizar las sendas.
- Utilizarlas me retrasaría. Dan mucha vuelta.
Kiba sonrió ante la prepotencia de Sasuke, debería acostumbrarse a ella aunque ahora mismo, no le sentaba nada bien.
- ¿Te duele? – preguntó Sasuke al ver las marcas de unos colmillos cerca del cuello.
- No te preocupes, se curará enseguida – dijo cubriendo las marcas con su mano.
- Fui yo, ¿verdad?
- Olvídalo. Un accidente. No sabías lo que hacías.
- ¿No debería haberse curado ya?
- Con la luna llena he tenido algunos problemas y no ha terminado de curarse del todo, pero ya apenas queda nada. Seguramente en unas horas o incluso para mañana, las marcas habrán desaparecido. ¿Preparado?
- Cuando quieras.
Por alguna razón, hoy estaba más centrado que nunca. No estaba seguro de si sus entrenamientos con Naruto eran los causantes de aquello, pero sus ojos eran capaces de ver hasta la más mínima gota de sudor resbalando por la sien de Kiba, captaban el leve y casi invisible movimiento del vello de su brazo, escuchaba sus latidos, el ruidillo de la gravilla tras ser aplastada por sus zapatillas, los insectos que rondaban en el bosque. Tenía otra percepción de la zona y, aun así, seguía rigiéndose por lo que sus ojos eran capaces de ver. En cuanto dio la señal, Sasuke salió corriendo, observando cómo Kiba tomaba la delantera, saltando un par de troncos y siguiendo adelante.
Corrió con todas sus fuerzas, intentando evitar uno de los troncos caídos y siguiendo a Kiba. Podía escuchar algunas ramas partiéndose bajo sus pies, las resbalosas hojas impregnadas con el rocío de la mañana y no estaba seguro de cómo poder alcanzar mayor velocidad en un terreno tan escarpado y difícil para correr. Él siempre había corrido por sendas, pero hacerlo campo a través... eso era demasiado complicado. Unos metros más adelante, Kiba se había detenido.
- No es divertido ganarte así – sonrió - ¿Por qué sólo estás utilizando la vista?
- ¿Qué? Pues... no lo sé.
- Eres como un cachorrito novato – sonrió Kiba – todo cuenta, Sasuke, escucha las hojas cayendo, el viento que sopla, las copas de los árboles, tienes más sentidos que la vista para poder guiarte. Tienes miedo a sacar tu instinto animal.
- Puede ser – confesó – puede ser porque suelo perder el control.
- Céntrate en lo que quieres conseguir y trata de mantenerte centrado en el objetivo. Quieres ganar la carrera, cruzar el bosque, buscar tus propios atajos hasta allí, sólo céntrate y corre. Deja de pensar en todo lo demás que estés rondando, no importa nada. ¿Quieres probar de nuevo?
- Sí, aunque no sé cómo hacerlo sin centrarme en lo que veo – susurró nuevamente, intentando centrarse todavía más. Sólo un objetivo... llegar a ese parking.
Kiba se quitó el pañuelo que siempre llevaba atado a la muñeca y le vendó los ojos a Sasuke. Éste al principio dudó, pero intentó centrarse en el resto de los sentidos. Era capaz de saber dónde estaban los árboles por el sonido del viento moviendo sus ramas, oía los insectos y los pájaros, también la respiración y el corazón de Kiba.
- Yo correré con los ojos cerrados para equilibrar la carrera – comentó – intenta no chocarte contra un árbol, te aseguro que duele – sonrió el chico.
- Fácil decirlo.
- Céntrate en tus instintos, ellos te guiarán.
Se posicionó una vez más dispuesto a salir corriendo a la señal, esta vez, centrándose en su audición. Estaba nervioso, no quería pegarse contra un árbol pero movió la cabeza con brusquedad queriendo quitarse esa idea de la cabeza, sólo tenía que dejar una idea fija... cruzar el bosque, llegar a la meta, nada más. Centrarse en correr, eso es lo que tenía que hacer, centrarse sólo en correr.
A la señal salió corriendo y podía escuchar a Kiba a su lado. Ni siquiera delante o detrás ¡no!, a su lado, le estaba pillando en velocidad pero se resignó a quitarse esa pequeña felicidad de la cabeza, acelerando más, centrándose en la gota que caía frente a él de una de las ramas del árbol y chocaba contra el suelo. ¡No, no era el suelo! La distancia hasta el suelo no encajaba, saltó, pasando el tronco caído por encima y continuando la carrera. Giró a la derecha al escuchar el ruido de un riachuelo a su izquierda y los peces saltando. No iba a atravesarlo, era mejor desviarse un poco y poco a poco... iba recorriendo kilómetros.
- ¿Haciendo ejercicio ya tan de mañana? – escuchó la voz de Naruto con tanta intensidad, que hizo que su corazón se acelerase y su mente vislumbrase esa figura al centrar sus instintos en encontrarle. Estaba sentado sobre su moto aparcada en el parking.
Sonrió, intentando frenar...
- Sasuke, quítate la... – le gritó Kiba... aunque fue tarde.
- Uoooo – dejaron escapar Naruto, Gaara y Kiba al ver el choque del moreno contra aquel árbol tras haberse despistado.
Se quedó allí en el suelo tumbado, con el dolor que sentía en su nariz y la voz de Naruto en su mente llamándole. A los pocos segundos, notó que le quitaban el pañuelo de la cabeza y los rayos de sol le deslumbraban.
- ¿Estás bien? - escuchó la voz de Naruto.
- Eso creo – le contestó mientras intentaba que su vista se adaptase a la luz.
- ¿Qué hacías corriendo con los ojos tapados? - le preguntó el alfa a la vez que le ayudaba a ponerse de pie.
- Acompañaba a...
La vista del moreno volvió a la normalidad y sus ojos captaron aquel bronceado rostro provocando que su corazón le diera un vuelco y que tuviera que carraspear y apartar la mirada para disimular la reacción que había tenido. Sin embargo, al hacerlo, se topó con aquel pelirrojo muy cerca de Naruto observándole con... ¿diversión?
Sasuke frunció el ceño molesto. ¿Por qué estaba Naruto tan temprano con Gaara en aquel solitario parking? ¿Y por qué ese chico tenía una ligera sonrisa en su cara?
- ¿Decías? - la voz del rubio interrumpió su pensamiento devolviéndole a la realidad.
- ¿Eh? ¡Ah! Estaba acompañando a Kiba en su entrenamiento matutino – le contestó con una pequeña sonrisa de orgullo pensando en que Naruto estaría contento por aquel avance.
Naruto miró sorprendido de Sasuke a Kiba y viceversa un par de veces.
- Sí, sí, no te sorprendas tanto, en algún momento debía pasar – comentó Kiba quitándole hierro al asunto.
- Sí, pero no pensaba que fuera a ocurrir... tan pronto – dijo Naruto aún incrédulo, aunque pronto cambió su expresión de incredulidad por una sonrisa sincera – pero la verdad es que me alegra.
- Bien. Ya que todo está aclarado, me voy a cambiar – dijo Kiba marchándose – más te vale ser puntual mañana o me iré sin ti – comentó al pasar al lado de Sasuke, quien le sonrió dándole a entender que ni debería dudarlo, que allí estaría.
Tras aquello, Sasuke centró su mirada en las otras dos personas que estaban allí.
- Debería ir a ducharme y cambiarme. ¿Vienes? - le preguntó a Naruto.
- ¿Q-qué? - soltó el alfa un poco alterado y Sasuke entendió enseguida lo ocurrido.
- NO. No, no, no quería decir que... – decía nervioso Sasuke – a lo que me refería era que si también entrabas al instituto – dijo de carrerilla.
- ¡Ah! Claro, eso querías decir – Naruto se frotó la nuca con nerviosismo a la vez que dejaba escapar una risa forzada por la incómoda situación al haberle malinterpretado.
Gaara observaba la situación en silencio y no pudo evitar pensar que eran unos idiotas por no percatarse de lo evidente.
- No, todavía no voy a entrar. Tengo algo de lo que ocuparme con Gaara – contestó Naruto al moreno, y éste trató de disimular la poca gracia que le hizo escuchar aquello.
- Bueno, pues... nos vemos – se despidió del alfa con una ligera sonrisa, aunque antes de darse la vuelta para marcharse, miró con molestia a Gaara, quien tan sólo resopló y puso los ojos en blanco.
En cuanto Gaara supo que Sasuke se encontraba lo suficientemente lejos como para que no pudiera escucharles, se centró en Naruto.
- ¿Qué me decías antes de que nos interrumpieran? - le preguntó a su alfa.
- Bueno... pues... - balbuceaba nervioso Naruto evitando mirar al beta.
- Naruto – le dijo usando un tono que le indicaba que dejase de irse por las ramas.
- Lo siento – se disculpó mirándole a la cara – está bien, iré al grano. Estos días he estado pensando y...
- Buenos días – le interrumpió una voz conocida para ambos.
Tanto Naruto como Gaara se giraron para ver a Deidara que caminaba hacia ellos.
- Hola, Dei – le devolvió el saludo Naruto.
- Qué raro es verte tan temprano por aquí – le comentó divertido una vez llegó hasta donde estaba parados.
- Ya, es que tenía que hablar con Gaara sobre algo importante – le dijo señalando al pelirrojo.
- Entiendo, asuntos de Estado – bromeó el adolescente – entonces, os dejo para que habléis tranquilamente.
Deidara emprendió la marcha de nuevo pero antes de que pudiera alejarse un par de pasos, Gaara hizo que se detuviera al hablarle.
- Deidara, recuerda que hoy tienes entrenamiento – le dijo con seriedad.
El rubio de la coleta frunció el ceño molesto.
- ¿Cómo se me va a olvidar si siempre estás igual? Entrena, entrena, entrena, no sabes decirme otra cosa. Tranquilo, que no pensaba faltar pese a que me tengas ya harto de que la tengas tomada conmigo – le contestó evidentemente enfadado antes de seguir su camino.
- ¿Por qué eres tan duro con él? - le preguntó Naruto a su beta.
- Porque tiene mucho potencial, pero no quiere esforzarse por sacarlo, sólo porque no quiere escalar en la manada, por eso necesita que le obliguen.
- Estoy de acuerdo en que Dei tiene potencial, pero discrepo en que no quiere esforzarse; él se esfuerza igual que los demás. No creo que sea necesario que seas tan duro con él sólo porque no quiere ascender, eso depende de cada uno y si está a gusto tal y como está, deberíamos respetar su decisión.
- Déjame demostrarte que si le entreno más, será beneficioso tanto para él como para la manada – le pidió Gaara sabiendo que si Naruto le ordenaba que bajase el ritmo con Deidara, no le quedaba más remedio que obedecer.
- Confío en tu intuición, pero tampoco lo quemes con tanto ejercicio. Encuentra un equilibrio para que no se harte y renuncie completamente – le dijo dándole un voto de confianza.
- De acuerdo. ¿Y ahora me vas a decir al fin qué era eso tan importante como para que te hayas levantado antes de lo normal sólo para hablar a solas conmigo? - cambió de tema el pelirrojo.
Durante unos segundos, Naruto usó todos sus sentidos para comprobar que no había nadie más cerca y que no iban a ser interrumpidos de nuevo, y cuando se cercioró de que estaban solos, se decidió a hablar.
- Estos días he estado reflexionando acerca de... Sasuke – comenzó.
Gaara intuyó por dónde iba todo aquello, pero quiso picar un poco a Naruto y que fuese más directo, así que se hizo el disimulado.
- ¿Acerca de sus habilidades? - le preguntó con una expresión y tono de voz neutro.
- No.
- ¿Acerca de su posición en la manada?
- No, no es eso tampoco.
- ¿Entonces sobre qué parte de Sasuke has estado pensando? - jugó con lo ocurrido unos instantes antes, aunque su rostro no demostraba que le estaba tomando el pelo a su alfa.
Al escuchar aquello, Naruto no pudo evitar pensar en los labios del moreno y, sin poder evitarlo, un sonrojo cubrió sus mejillas.
- N-no he estado pensando en ninguna parte del cuerpo de Sasuke – trató de disimular.
- Yo no he mencionado nada acerca de su cuerpo – comentó Gaara con una ligera sonrisa burlona y Naruto supo enseguida que lo había hecho a propósito.
- Mierda – masculló al verse pillado.
- ¿Ahora me vas a contar por qué has estado pensando en el cuerpo del Uchiha? - preguntó divertido.
- ¡Yo no...! Argg, qué remedio – suspiró dándose cuenta de que lo mejor era ser directo –. Durante el viaje en luna llena, besé a Sasuke.
Miró a Gaara para ver su reacción y observó que le escuchaba con su habitual rostro sereno, así que continuó con su relato.
- En aquel momento, no supe si era debido a la situación, pero estos días en los que todo ha vuelto a la normalidad, sin luna llena ni celo de Ino, he estado reflexionando y me he dado cuenta de que no sólo fue por eso.
Hizo una pausa tanto para observar la reacción de su beta como para darse ánimos para continuar, porque iba a ser la primera vez que lo decía en voz alta.
- Creo que me gusta Sasuke.
- Ya era hora – fue toda la respuesta que recibió.
- ¿Qué? - soltó confuso el alfa.
Naruto se había esperado una reacción más... efusiva que aquella. Había imaginado que, al menos, su amigo mostrase sorpresa, pero no, lo único que reflejaba la actitud de Gaara era ¿indiferencia?
- Que ya era hora de que te dieras cuenta.
- Pero...
- Se notaba casi desde el principio que estabas interesado en él, que tenías una conexión especial con él, y desde la última vez que hablamos de esto, sólo ha ido a más, pero eres tan lento que no te has percatado de ello hasta ahora.
- Entonces, ¿no te importa?
- Esto parece un déjà vu – murmuró Gaara – ya hemos tenido esta conversación, Naruto, no me importa que te guste otra persona ya que no tenemos ese tipo de relación, pese a que seamos alfa y beta.
- Ya, pero... no sé.
Estaba claro que Naruto aún estaba indeciso, parecía que no estaba convencido de sus palabras.
- ¿Por qué te importa tanto que me parezca bien y te dé el visto bueno? - indagó el pelirrojo.
- Porque eres mi beta.
- Ésa es una razón, pero no la única – dijo sabiendo que había algo más – y no me pongas la excusa barata de que es omega porque, primero, ya no lo es, y segundo, porque realmente no te importaba, sólo era un pretexto creado por tu miedo e indecisión.
Vio que Naruto sonrió ante sus palabras, pero tras unos segundos, lo que esa sonrisa reflejaba era tristeza.
- No quiero perder a mi amigo.
- ¿Por qué me ibas a perder? - le preguntó confuso.
- Tú sabes por qué – le contestó.
- Eso es algo del pasado – le dijo sabiendo a lo que se refería.
- ¿Lo es? - le soltó sarcástico – siempre ha habido cierta tensión entre nosotros por lo ocurrido y no te culpo, pero... aun así, eres mi amigo y temía que vieras esto como una oportunidad para marcharte, porque quizás ya no te sentirías obligado a quedarte.
Gaara se sintió dolido y ofendido ante tal declaración.
- ¿De verdad piensas que durante todos estos años, he estado en la manada y he ido ascendiendo por obligación? - le preguntó molesto –. ¡Por supuesto que hubo una temporada en la que estaba enfadado contigo, pero lo superé y logré ver más allá, dándome cuenta de que eres mi amigo, mi mejor amigo, y que la manada es mi familia, por eso me quedé y me hice fuerte, para protegerla, no porque me sintiese obligado de alguna manera al ser tú quien me mordió y me convirtió! - le soltó malhumorado.
Gaara vio el dolor y la culpa reflejados en el rostro del rubio al recordarle aquel momento que marcó la vida de ambos y su relación.
- Lo siento – susurró Naruto cabizbajo.
- Lo sé, me has pedido perdón millones de veces – le dijo Gaara calmándose y acercándose a su amigo para posar una mano sobre el hombro de éste y darle a entender que todo estaba bien entre ellos – soy yo el que lo siente por mi arrebato. Me ha dolido saber que pensabas así, pero entiendo que lo hicieras, quizás debería haberte expresado o demostrado mejor que estoy contento de ser lo que soy y de que tú seas mi alfa.
- ¿Lo dices de verdad?
- Sí, lo digo de verdad, así que deja de preocuparte. Tienes mi bendición para casarte con Sasuke – se burló Gaara.
- ¡Ey! Pero si acabo de aceptar que me gusta, no adelantes acontecimientos – le siguió la broma mucho más calmado.
Al saber que realmente Gaara y él estaban bien, se había quitado un gran peso de encima, aunque seguía un poco inseguro, lo cual notó el beta.
- Eres muy testarudo, supongo que no me queda más remedio – dijo resoplando y Naruto lo miró sin entender – me gusta alguien.
El rubio se quedó boquiabierto ante tal confesión. Nunca se le había pasado por la cabeza que su beta estuviera interesado en alguien, pero aquello significaba que realmente le daba igual que le gustase Sasuke y mucho menos los roles estereotipados de alfa y beta.
Tras salir de su asombro, no pudo evitar preguntarse quién podría ser la persona que había llamado la atención de Gaara de esa manera, ya que normalmente solía relacionarse solamente con la manada, aunque no significaba que a la fuerza tuviera que ser alguien de la manada.
- ¿Quién...? - comenzó a preguntar, pero antes de que pudiera terminar la frase, ambos notaron que alguien llegaba al parking del instituto.
- Buenos días – ambos escucharon la seria voz de Neji, quien enseguida se percató de que había interrumpido algo, por lo que continuó su camino, apartándose lo suficiente para no escucharles y dejó que siguieran con lo que se tuviesen entre manos.
- Ahora que ya te has aclarado, será mejor que hables con Sasuke – le dijo Gaara bajando el volumen de su voz.
- Supongo, aunque no sé si es una buena idea. No creo que sienta lo mismo.
- De verdad que eres lento – dijo Gaara con ganas de golpear a su alfa – eres muy observador en todo excepto en lo que te concierne a ti.
- ¿A qué te refieres?
- Deberías darte cuenta de cómo se comporta Sasuke cuando estás cerca o cuando yo estoy cerca – recalcó, y antes de que Naruto pudiera interrumpirle, continuó – me mira con celos, por lo que deberías decirle lo que sientes cuanto antes y aclararle que no ha habido ni habrá nada entre nosotros si no quieres que siga haciéndose una idea equivocada – le dio el último consejo antes de darse la vuelta y caminar hacia el árbol donde Neji esperaba.
Naruto se quedó unos segundos allí quieto con la boca abierta. Pensó en lo que le acababa de decir Gaara y realmente ni se había dado cuenta de aquello, así que si lo que le decía era cierto, tenía que hablar ya con Sasuke antes de que hubiese algún malentendido que pudiera ocasionar algún problema entre ellos o en la manada, ahora que parecía que había dado un primer paso importante para integrarse en ella.
El rubio se dio media vuelta para dirigirse a los vestuarios del equipo de natación, donde seguramente debía encontrarse Sasuke, pero antes de que pudiera dar el primer paso, se quedó estático ante lo que sus oídos captaron.
- ¿Esta noche de nuevo en tu casa? - escuchó claramente la voz de Neji.
- Sí, te avisaré cuando termine el entrenamiento con Deidara – oyó también la voz de Gaara.
Volteó la cabeza hacia atrás con lentitud debido a la sorpresa y vio a aquellos dos caminar muy cerca uno del otro en dirección al instituto. ¿Podría ser...? Sabía que esos dos se llevaban bien porque eran parecidos, pero no habría imaginado que existía la posibilidad de que se tratase de algo más. Tendría que hablar con Gaara y averiguar si Neji era la persona que le gustaba, aunque tendría que ser en otra ocasión, porque antes de hacer de celestino, debía encargarse de su propia vida amorosa.
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