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Capítulo 13: Luna llena

Tras despedirse de Sai, Naruto recorrió el camino de vuelta hasta la camioneta para subirse a ella y emprender su viaje. Antes de introducir la llave para arrancar el vehículo, miró la hora en su teléfono y se percató de que, pese a haberse entretenido con Sai, aún era temprano. Sólo habían pasado veinte minutos, por lo que tenía un poco de margen para hacer una parada más antes de ir a recoger a Sasuke e Ino, así que sin más dilación, puso el motor en marcha y se dirigió al destino que tenía en mente.

Unos diez minutos después, Naruto aparcó la Ford F-150 delante de una casa color crema de una sola planta. Al bajar del vehículo, no le sorprendió nada que la puerta de la vivienda se abriera y Kakashi saliera de ella. Seguramente le habría olido incluso antes de doblar la esquina.

- No esperaba tu visita – le comentó Kakashi con una sonrisa mientras el rubio caminaba hacia él – creía que estarías en casa de Ino controlando que nadie se acerque a ella y más teniendo en cuenta el tipo de luna que saldrá esta noche.

- No, de eso se está encargando Gaara – le respondió Naruto llegando hasta su mentor, quien puso una mueca de ligera extrañeza ante el comentario.

- ¿Y eso? Normalmente, te encargas personalmente de las vigilancias.

- Ya, bueno, digamos que Gaara y yo llegamos a un nuevo acuerdo, así que voy a tratar de delegar un poco más en él.

- Entiendo – fue la simple respuesta del otro alfa.

Kakashi no trató de indagar mucho más ya que sabía que la situación entre esos dos no era la típica y conocía parte de la razón de que así fuera, por lo que se alegraba de oír aquello y más tras el susto que se habían llevado cuando Naruto se desmayó días anteriores.

- Aunque no estará mucho más vigilando por hoy – continuó el rubio ganándose una mirada confusa por parte del hombre frente a él, por lo que Naruto decidió explicarse – me voy a llevar a Ino y a Sasuke a la cabaña. En un rato, tengo que ir a recogerlos para llegar allí antes de que anochezca – dijo mirando de nuevo la hora en el móvil.

- ¿Has venido para pedirme que os acompañe? – le preguntó Kakashi mientras le indicaba con la mano que se sentase junto a él en las escaleras del porche – el que haya coincidido la época de celo con luna llena no es precisamente bueno, y encima, tienes que lidiar con la primera transformación en luna llena de Sasuke. No va a ser fácil.

- No, no es ésa la razón de mi visita – le respondió el rubio tomando asiento, aunque durante un instante, consideró la idea, pero pronto la desechó porque, pese a que sabía que esa noche iba a ser dura, era su deber como alfa encargarse de ello. No podía estar siempre pidiéndole ayuda a Kakashi para lidiar con problemas de su propia manada –. He venido a preguntarte si podrías echar un ojo a mis padres mientras no estoy.

- Teniendo en cuenta el tipo de luna que habrá esta noche, te preocupa que les pueda pasar algo mientras no estás en casa, ¿no?

- Así es. Podré irme más tranquilo si sé que tú estarás ahí para protegerles si algo llegase a ocurrir.

- De acuerdo, no tengo ningún problema en hacerlo – le afirmó con una sonrisa tranquilizadora.

- Gracias – le dijo totalmente sincero, al saber que sus padres estarían a salvo en su ausencia.

- ¿Gaara se ocupará del resto de tu manada? – le preguntó Kakashi.

- Sí, más o menos controla su transformación en luna llena, así que se encargará de controlar a los demás.

- ¿Quieres que le pida a Asuma que le ayude? – le sugirió.

- ¿A Asuma? Creía que hacía mucho tiempo que Kurenai había aprendido a controlarse en el celo – le preguntó extrañado por el hecho de que Kakashi no sugiriese a su beta.

- Y así es, pero si a tus chicos ya les cuesta aguantar el celo de una adolescente, no quiero ni imaginarme lo locos que se volverían con las feromonas de una mujer adulta. No quiero que acaben castrados – comentó riéndose Kakashi.

- Sí, será mejor que no se acerque a ellos – se reía Naruto también – aun así, no hace falta que le digas nada a Asuma. Confío en que Gaara sabrá controlar la situación, aunque le mandaré un mensaje para decirle que si necesita ayuda, te llame.

- De acuerdo.

Tras aquello, ambos se quedaron unos segundos en silencio hasta que el adulto lo rompió.

- No creo que sólo hayas venido hasta aquí por eso. Puedo notar que hay algo más que te preocupa.

Naruto dibujó una pequeña sonrisa en sus labios al verse descubierto tan fácilmente.

- Te conozco desde que eras pequeño y hemos pasado mucho tiempo juntos, sé cuándo necesitas hablar de algo que no puedes con el resto de tu manada o con tu propia familia. ¿Me equivoco?

- No, no te equivocas – le dio la razón borrando su sonrisa.

- Cuéntame, ¿qué es lo que te tiene inquieto?

- Es... Sasuke.

- ¿Más problemas con el nuevo? – preguntó en tono jocoso con la intención de aligerar el ambiente, pero por el rostro serio que mantenía el rubio, supo enseguida que se trataba de algo grave.

- Le gusta la sangre – respondió Naruto con un tono severo mirándole a los ojos.

- ¿Qué? – soltó Kakashi confuso – espera, rebobina, ¿cómo que le gusta la sangre? ¿Cuándo la ha probado?

- Hace unos días, retó a Kiba y durante la pelea, se transformó parcialmente – comenzó a explicarle – entonces...

- ¿Retó a Kiba? – preguntó sorprendido – ¿ya está tratando de ascender? Pero si hace nada que fue mordido. ¿Y qué pasa con Sai? ¿Le ha derrotado?

Naruto sonrió ligeramente ante la anormal reacción de Kakashi. Jamás le había visto tan sorprendido por algo y le parecía divertido, aunque lo hubiese disfrutado más si no estuviese tan preocupado por tantas cosas.

- Es una larga historia que prometo contarte en otro momento con más calma y, sobre todo, más tiempo.

- Lo siento, se me había olvidado que tienes prisa – se disculpó el hombre – es que me parece asombroso y no en el buen sentido. En toda mi vida como hombre-lobo, jamás había visto que un recién mordido, que es como un pequeño lobezno que apenas puede sostenerse en pie, quiera estar ya en la parte más alta de la jerarquía.

- Ya, bueno, no es que lo justifique, pero tiene sus motivos, unos que son difíciles de sacárselos de la cabeza – suspiró con pesadez – no tienes ni idea de lo terco que puede llegar a ser – miró a Kakashi con una sonrisa relajada, lo cual contrastaba con la preocupación que había estado reflejando tan sólo unos momentos antes.

"Interesante", pensó el alfa adulto sonriendo él también, aunque la ocultó disimulando que se rascaba la barba de dos días que tenía.

- Bueno, la cuestión es que... – se centró Naruto en el tema al percatarse de que se desviaba de él – ... durante la pelea, se transformó parcialmente y atacó sin piedad a Kiba. Cuando comenzó a transformarse, no me lo pude creer, así que por eso tardé un poco en reaccionar y llamarle para que parase, pero... deberías haberle visto...

Kakashi observó en silencio cómo el adolescente se detenía, miraba hacia el suelo y fruncía el ceño con profunda preocupación al recordar aquel impactante momento.

- Podía verlo en sus ojos – continuó – podía ver cómo disfrutaba desgarrando la piel de Kiba con sus dientes, cómo le gustaba la sangre que estaba probando... estaba fuera de control, Kakashi, tanto que ni aullando se paró.

Naruto apartó los ojos del suelo y los centró en los de Kakashi.

- Tuve que morderle para detenerle – le dijo con seriedad.

Al escuchar todo aquello, el adulto no pudo evitar preocuparse también.

- Te preocupa no saber cómo vas a controlarle completamente transformado y en su primera luna llena o si vas a poner hacerlo siquiera – afirmó leyendo perfectamente lo que pasaba por la mente de su pupilo.

- No soy su alfa biológico y... ya sabes que eso complica las cosas – soltó cansado mientras se frotaba las sienes.

Kakashi le observó pensativo antes de darle información que quizás le fuera útil, dependiendo de la situación.

- A lo largo de mis años como hombre-lobo, me he cruzado con algunos casos en los que un hombre-lobo que ha perdido a su alfa biológico ha llegado a reconocer, inconscientemente, a otro alfa, consiguiendo éste que le obedezca y aplacar su estado, y logrando que se calmen por temer herir a su nuevo alfa – le explicó.

- ¿Crees que es el caso? – le preguntó Naruto sintiendo un cierto optimismo pero cauteloso.

- No lo sé, la respuesta la tienes tú. ¿Crees que Sasuke te reconoce como su alfa?

Naruto se quedó con los ojos fijos en la cara del adulto, aunque Kakashi podía ver que realmente no le miraba, sino que estaba centrado en hallar la respuesta en su interior. Tras unos segundos, Naruto apartó la mirada y la centró de nuevo en el suelo con una sonrisa triste en su boca.

- No lo creo – respondió casi en un susurro sintiéndose decepcionado – pese a que dice querer ayudarme, ha sido muy reticente en muchas ocasiones y, teniendo en cuenta lo que me costó pararle para que dejase de hacer daño a Kiba, no creo que realmente me haya aceptado como su alfa.

- ¿Seguro que no quieres que te acompañe? – volvió a preguntarle ahora que conocía mejor la situación.

- No – le contestó levantando la mirada hacia él – es parte de mi manada pese a todo, y es mi deber como alfa. Además, le hice una promesa a Sasuke.

- Está bien – acabó accediendo Kakashi, aunque seguía reticente – pero entonces te llevarás algo contigo – le dijo antes de levantarse y adentrarse en el interior de su casa, dejando a Naruto desconcertado.

Naruto esperó allí bajó la sombra del porche durante un par de minutos, hasta que el plateado cabello de Kakashi apareció por la puerta. El adolescente pudo ver que llevaba algo en sus manos que al principio no pudo ver bien, pero en cuanto lo hizo, lo reconoció de inmediato, provocando que frunciera el ceño con intensidad.

- No – dijo antes de que siquiera Kakashi pudiera llegar hasta él.

- Naruto, debes llevarlo contigo y usarlo con Sasuke.

- No, no voy a hacerlo – seguía rehusándose – le causará mucho daño y no quiero herirlo si puedo evitarlo.

- No podrás evitarlo. ya sabes que una de las maneras de controlar las transformaciones es a través del dolor, y te aseguro que necesitarás usar este método con él porque las cadenas que seguramente llevarás en la camioneta no serán suficiente para controlarle por lo que me acabas de contar – Kakashi trató de hacerle entrar en razón.

El adulto vislumbró duda en el joven rostro del rubio, así que decidió continuar con su argumento para lograr que se llevase aquel collar de afilados pinchos que sujetaba en sus manos.

- Sasuke es fuerte y sus instintos son mayores que los del resto de tu manada, así que te aseguro que, si no usas todos los medios posibles, va a ser un peligro para él mismo y para los que estén cerca de él.

Mientras decía aquello, Kakashi se había ido acercando hasta Naruto y había dejado el collar a un lado del suelo de madera, para tomar asiento al lado del rubio y colocar sus manos sobre los hombros de éste.

- Es mejor prevenir que curar, Naruto. Llévatelas, así podrás controlarle al cien por cien pese a que no te reconozca como su alfa, y no tendrás que preocuparte de que os ataque a ti y a Ino.

Al escuchar el nombre de su amiga, no pudo seguir negándose. Ya tenía suficiente con lo que estaba pasando como para añadir más peligro a la ecuación por dejar que sus emociones se interpusieran en medio de un argumento con peso. Además, ¿no le había prometido a Sasuke que usaría todos los métodos posibles para detenerle si así era necesario?

Naruto se frotó las sienes una vez más y soltó un gran suspiro, sintiéndose cansado emocionalmente. No le gustaba la idea, pero debía hacerlo, no quería romper su promesa. Debía llevarse ese collar con pinchos y ponérselo a Sasuke para que no pudiera hacer daño a nadie.

- De acuerdo, me lo llevaré – le dijo a Kakashi tomando con cuidado aquel collar.

- Me alegro. Te aseguro que me quedo mucho más tranquilo ahora – le comentó apretando levemente los hombros del rubio.

- Será mejor que me vaya ya, no quiero hacer enfadar a Sasuke por llegar más tarde de la hora que le dije.

Naruto se puso en pie con el collar en la mano izquierda. Kakashi le imitó y, con cuidado de no pincharse, atrajo al rubio hacia sí en un abrazo. Para él, era como su hijo, le había criado en cierto modo y le había visto crecer, por lo que no podía evitar preocuparse por él.

- Ten un buen viaje y ten cuidado – le dijo a modo de despedida antes de soltarle.

- Lo tendré – le respondió sabiendo que su mentor no se refería únicamente a la carretera.

Naruto bajó los escalones del porche y se encaminó a la camioneta. Cuando llegó hasta ella, levantó la lona de la parte trasera y dejó aquel collar junto a las cadenas, tapando todo de nuevo con la lona. Después, abrió la puerta del conductor, introduciéndose en el interior del vehículo y encendiendo el motor para dirigirse a la casa de los Uchiha.

***

Sasuke tuvo que cerrarle la puerta en las narices a su hermano cuando Naruto había llegado para recogerle porque no dejaba de burlarse de él. Le había dicho a su familia que esa noche la pasaría en la casa del rubio porque éste le había suplicado de rodillas que le ayudara a estudiar ahora que se encontraba bien y él como buena persona que era, no podía dejar un caso perdido como era el rubio a su merced.

Pero, claro, su hermano no se lo había tragado y se había estado burlando de él diciendo que, como por fin tenía un amigo, quería experimentar por primera vez una fiesta de pijamas y seguramente había obligado al pobre Naruto de alguna manera. El susodicho no había podido evitar reírse de los comentarios de Itachi pese a que no se había bajado de la camioneta a petición de Sasuke.

Cuando estaba cerca de la casa del moreno, éste le había llamado para decirle que esperase en el vehículo, que él salía de su casa ya porque su hermano estaba muy pesado y no quería darle más munición para usar en su contra.

Naruto no había querido contradecirle porque ya había podido escuchar a Itachi durante la llamada y lo irritado que estaba Sasuke con él, aunque eso sólo le provocó risas que tuvo que aguantar para no molestar aún más al moreno.

La verdad era que le había venido bien aquello. La relación de hermanos de aquellos dos, el comportamiento relajado de Itachi y ver a Sasuke despreocupado habían logrado que se olvidase de todos sus problemas aunque fuese momentáneamente. Reírse era terapéutico, ojalá pudiera hacerlo más a menudo.

El ruido de la puerta del copiloto abriéndose y cerrándose le trajo de nuevo a la realidad, y al voltear la cabeza a su derecha, pudo ver cómo Sasuke estaba sentado a su lado con una mochila entre sus piernas y se abrochaba el cinturón de seguridad.

- ¿Todo listo? – le preguntó Naruto.

- Sí. Siento haberte hecho esperar aquí, pero Itachi estaba muy pesado – se disculpó el moreno.

- No te preocupes – le tranquilizó – ¿has tenido algún problema con tus padres?

- No, sólo me han dicho que no me sobreesfuerce.

- De acuerdo. Será mejor que nos pongamos en marcha – dijo mientras se ponía en camino hacia la casa de Ino.

En el interior de la camioneta, solamente se podía escuchar la música de la radio de fondo, creando el ambiente típico de un viaje por carretera. O al menos debería ser así, porque Sasuke estaba tenso y también podía notar que Naruto lo estaba, pese a que trataba de portarse con normalidad.

- No nos hemos visto desde hace unos días – rompió el silencio Sasuke.

- Ya – fue la escueta respuesta del rubio.

- Desde la pelea con Kiba – continuó el moreno con cautela y vio cómo las facciones del alfa se tensaban.

Naruto no respondió. Sabía que tarde o temprano, Sasuke sacaría el tema así que no le sorprendía que lo hiciese ahora, y más teniendo en cuenta que no se habían podido ver.

- Me tuve que esforzar mucho y llevar mi cuerpo al límite durante la pelea como para estar tan agotado que apenas he podido levantarme de mi cama e ir a clases – siguió Sasuke.

- ¿No recuerdas nada? – preguntó Naruto.

- No, tampoco sé si has venido a verme o no, aunque mis padres dicen que no he tenido visita.

Sasuke había soltado aquel comentario como si no tuviera importancia, pero Naruto podía notar que estaba decepcionado porque no había ido a verle.

- Lo siento, he estado ocupado con todo el tema del celo de Ino y la luna llena. Sabía que te recuperarías pronto – le contestó el rubio.

Y no era mentira lo que le contaba, sin embargo, tampoco era toda la verdad. Le había impactado ver el lado de Sasuke, ver lo que había disfrutaba mientras destrozaba la piel de Kiba, que necesitaba un poco de tiempo para reflexionar y arreglar ciertas cosas.

- Mis padres me dijeron que me llevaste a casa y que les dijiste que me había desmayado en clase de educación física. Que seguramente había caído agotado por tantos trabajos de clase y los entrenamientos de natación, y que deberían dejarme dormir y descansar durante unos días – le comentó Sasuke –. Aun así, creo que llamaron a un médico para que me echase un vistazo, y como éste parecía concordar contigo, decidieron hacerte caso.

- Algo tenía que decirles para no levantar sospechas de lo ocurrido – trató de sonreír con naturalidad, pero se notaba que su sonrisa era forzada.

- ¿Y qué fue lo que ocurrió? – por fin fue directo al grano y preguntar lo que realmente deseaba saber – supongo que no recuerdo nada por el agotamiento, que las heridas que pudiera hacerme Kiba se curaron antes de llevarme a casa y...

- No tenías ninguna – le cortó Naruto.

- ¿Kiba no me atacó en ningún momento? – preguntó confuso.

- No lo hizo – le respondió el alfa.

- ¿Solamente me dediqué a esquivarle y esconderme? Así que estuvo jugando al gato y al ratón conmigo y supongo que perdí ante él – comentó desanimado.

- No, no lo hizo – repitió el rubio.

Sasuke estaba cada vez más confuso, no entendía qué había ocurrido y las respuestas de Naruto no le estaban ayudando en nada a aclararse. Estaba a punto de pedirle que fuera menos enigmático cuando Naruto habló antes de que él pudiera hacerlo.

- Y... no perdiste.

El moreno no se movió ni un ápice durante unos segundos. Su cuerpo era incapaz de moverse, tal vez era porque ni siquiera su cerebro parecía funcionar, era como si se hubiera bloqueado. No se había esperado para nada aquel descubrimiento.

- ¿Le vencí? – todavía algo incrédulo, pero con una sonrisa que reflejaba que estaba contento con aquel descubrimiento – eso es... ¡genial!

Si hubiese podido, habría dado saltos de alegría, pero esa euforia que sentía fue disipándose al ver el serio rostro de Naruto. ¿Por qué no le alegraba esa noticia? Sabía que el rubio había estado tratando de quitarle la idea de hacerse beta ahora mismo, que debía esperar, pero le estaba demostrando que se equivocaba, que sí estaba preparado para ese puesto. Entonces, ¿por qué no se alegraba?

- ¿En serio no recuerdas nada?

- No, lo último que recuerdo es que Kiba me encontró y atrapó; después, está todo negro – Sasuke se esforzaba por tratar de recordar – lo último que viene a mi mente no es una escena como tal de lo que ocurrió, sino...

Sasuke dejó la frase en el aire, tratando de centrarse en aquel momento, pero conforme más trataba de recordar, más le costaba, pero a la vez, más fuerte le venía aquella sensación, aquella mezcla de dolor y placer... aquel sabor.

- ¿Qué pasó, Naruto? ¿Qué hice? – le preguntó preocupado.

El rubio aminoró la velocidad. Sabía que no iba a ser una conversación fácil, por lo que estaba haciendo algo de tiempo para no llegar tan pronto a casa de Ino.

- Te transformaste.

- ¿Me...? – trató de formular la pregunta, pero estaba tan sorprendido que no le salían las palabras.

- Parcialmente – especificó Naruto – no sé si lo hubieses hecho por completo si no llego a detenerte.

Nada más terminar de decir aquello, Sasuke se llevó inconscientemente la mano a la nuca, donde el alfa le había mordido aunque no se acordase de ello.

- ¿Cómo es posible? ¿Lo hice a propósito? – volteó su rostro para mirar al rubio con la mano aún en su nuca.

- No lo sé, y no creo que fuera tu intención, ni siquiera sabes cómo hacerlo, pero... no sé, quizás te viste acorralado y tu instinto se despertó y... – se quedó callado como pensativo.

Le había estado dando muchas vueltas, y aquella era la única explicación que se le ocurría.

- Creo que tu instinto de supervivencia se activó, es posible que pensaras que tu vida corría peligro y simplemente tu parte animal salió para evitarlo.

- ¿Es por eso por lo que no me acuerdo de nada? – por fin dejó caer la mano de su nuca.

- Sí, al transformarte sin saber controlarlo, tu parte humana desapareció y tu parte animal tomó el control.

- ¿Kiba está bien? – se preocupó por el chico. Que no le cayese bien no significaba que quisiera verlo herido.

- Sí, físicamente está bien, creo que solamente su ego es lo que salió realmente herido.

- ¿Y cómo es que nadie ha aprovechado estos días que apenas he podido salir de la cama para hacerme pagar por lo que le hice a Kiba? – le preguntó decaído.

- Cuando se trata de desafíos, no se toman represalias, se respetan los resultados, por lo que no te hubiesen atacado si... lo hubiesen sabido.

- ¿Qué? – dijo Sasuke confuso.

Naruto soltó un suspiro antes de darle una explicación.

- Le pedí que no le comentara a nadie lo ocurrido por ahora, que ya lo haría yo cuando pasase la luna llena.

- ¿Por qué? - preguntó el moreno desorientado.

- Porque, por una parte, no quería preocupar a nadie teniendo en cuenta los problemas que ya teníamos. Y, por otra parte, quería comprobar cuánto recordabas de lo ocurrido.

Lo que no le iba a decir era que, aunque lo que le había explicado sobre que el resto de la manada no toman represalias por lo ocurrido en los retos, sí que temía que alguno de la suya lo hiciera, ya que aún no había buen ambiente y no estaban del todo unidos.

Después de aquello, Sasuke se quedó en silencio el resto del camino hasta la casa de Ino y Naruto no quiso interrumpir sus pensamientos, porque le había soltado demasiada información que necesitaba procesar.

***

No podía evitar dejar su mirada fija en esas gruesas cadenas que Naruto llevaba al hombro, pero no eran ellas lo que le preocupaban, sino... aquel collar de pinchos que podía ver mezclado entre todas las cadenas. Las feromonas de Ino todavía llegaban hasta su nariz y, aunque durante el viaje había tratado de abrir la ventana para apartar el olor y evitar que su miembro despertase, lo único que había logrado era que Naruto le pidiera que cerrase para evitar que el viento se llevase el aroma hacia otras manadas de lobos de la zona. Así que allí estaba ahora, tratando de ocultar como podía su erección aunque era posible que Naruto estuviera en su misma situación.

Sasuke se detuvo y miró durante unos segundos tras de sí. Tan sólo se veía bosque a su espalda y ni siquiera podía identificar dónde se encontraban, pero no era cerca de su casa ni de lejos. Se habían adentrado demasiado en el parque nacional, habían ido por caminos y senderos que ni él conocía. Una cosa estaba segura... estaba en medio de la nada.

- ¿Vamos, Sasuke? – preguntó Naruto al ver cómo se quedaba atrás.

- Sí. Lo siento.

Siguió a su alfa hacia el interior de la cabaña. Estaba bastante deteriorada y las maderas a sus pies crujían ante el peso de los tres. Una auténtica cabaña de caza abandonada, con algunas latas llenas de polvo de comida rápida en sus estanterías.

Instintivamente, miró la mano de Naruto cuando dejó todas las cadenas en el suelo a excepción de la más aterradora de todas. Ino se acercó hacia una de las cadenas del suelo, cogiéndola y entrando en la habitación del fondo. Sin embargo, cuando Sasuke fue a coger una de las cadenas, Naruto detuvo su brazo y le impidió hacerlo, abriendo una de las trampillas en dirección al sótano.

- Sasuke... lo siento, pero... esto va a dolerte.

- ¿Ino estará a salvo? – preguntó el moreno.

- Sí, siempre que te pongas esto – comentó Naruto, elevando el collar de pinchos.

- ¿Es otro de tus morbos raros? – sonrió Sasuke.

- Ojalá lo fuera – dijo Naruto – no quería llegar a esto, Sasuke, pero tus instintos son difíciles de controlar y, por ahora, el dolor es lo único que hace que te vuelvas humano. En luna llena es casi imposible volver a ser humano, ni siquiera el dolor suele funcionar pero... es cierto que ayuda a no perder completamente la razón.

- ¿Vas a clavarme pinchos en el cuello? – preguntó Sasuke ahora asustado, agarrándose la garganta con sus manos.

- Eres un hombre-lobo, tus heridas sanarán, pero... de verdad que lo siento, Sasuke, el dolor va a ser intenso.

Estaba asustado, pero... ¿quién no lo estaría viendo esos pinchos que iban a clavarle en el cuello? Naruto le aseguraba que estaría bien pese al dolor, pero... es que precisamente tenía miedo al dolor que iba a sufrir.

- Voy a subir a encadenar a Ino y bajo enseguida, ¿vale?

- De acuerdo. Aquí te espero con... este trasto de tortura que quieres ponerme – sonrió Sasuke pese a los nervios.

El chirrido de la puerta fue lo único que escuchó antes de que Naruto se perdiera escaleras arriba. Se acercó hasta ese aparato de tortura para tomarlo en sus manos. Los pinchos estaban afilados, tanto... que al tocarlos con cuidado sintió el dolor en sus yemas, sacando una leve gota de sangre de su pulgar.

- Joder – susurró antes de llevarse la mano a la boca y lamer la poca sangre que salía – sí que parece un aparato de tortura.

- No te preocupes, no te matará – le explicó Naruto viendo lo preocupado que estaba.

- Si crees que es necesario que lo lleve... no te lo impediré aunque, no me hace nada de gracia.

- Menos a mí. Tan sólo he tenido que ponérselo a una persona. Gaara – susurró Naruto – sus instintos asesinos bajo luna llena eran incontrolables, me dolió mucho tener que ponerle esto, pero... no había más remedio. Lentamente empezó a controlarse, lo aprenderás con el tiempo y no te hará falta esto nuevamente.

- Eso está muy afilado, Naruto.

- Lo sé, lo sé bien – comentó – Kakashi también me lo tuvo que poner a mí cuando era niño, no podían controlarme. Lamento esto, Sasuke, pero de verdad que nunca antes he tenido a un rastreador en mi manada y, para colmo, tus instintos son muy buenos, Sasuke, demasiado. Serán mejores que los de Gaara e incluso que los míos, estoy seguro de ello. No me queda otra opción que hacer esto hasta que puedas controlarte.

- ¿Vas a irte con Ino? – preguntó Sasuke.

- No, ella estará bien arriba. Voy a quedarme contigo toda la noche y te vigilaré. ¿Te quedas más tranquilo si estoy aquí?

- Sí. La verdad es que sí.

En aquel húmedo sótano era imposible ver la luna, ni siquiera había una ventana, pero según Naruto, era mejor que no la viera pese a sentir sus efectos. Lo sentó en el suelo, con la espalda contra uno de los pilares de carga y se aseguró que la cadena quedase completamente apretada a su cuerpo. Sasuke no podría moverse ni un milímetro de allí. Sólo escuchar el leve quejido cuando apretó la cadena hizo que algo se removiera dentro de Naruto. Nunca era fácil tener que hacer aquello, ver el sufrimiento de los demás, pero... por algún motivo, imaginarse a Sasuke sufriendo con ese collar le rompía el corazón.

- ¿Vas a ponérmelo ahora?

- Voy a esperar a que te transformes – comentó Naruto – no es lo más indicado pero...

- ¿Por qué no?

- Porque cuando te transformes es posible que quieras morderme – sonrió Naruto – no sé si podré acercarme a ti, pero... si te pongo ahora el collar el dolor será demasiado intenso.

- Pero es más seguro para ti.

- Da igual. Esperaré a que empieces a transformarte.

Naruto se sentó frente a Sasuke, a una distancia prudencial para esperar el cambio. Desde donde estaba, podía percibir perfectamente el aroma del celo de Ino, provocando en él una leve erección que trataba de contener. Miró a Sasuke, él también parecía sentirlo porque había cierto bulto en sus pantalones. Era algo normal en esta época del celo.

Observó el reloj en su muñeca. Ya era de noche y, por la respiración entrecortada y casi de dolor de Sasuke, se dio cuenta de que la transformación empezaba. Su cuerpo temblaba y las muecas de dolor se hicieron presentes en su rostro. ¡Tenía que hacerlo ahora! No podía esperar más tiempo o sería un problema.

Se levantó con rapidez, moviendo el collar entre sus dedos y produciendo ese ruido metálico que captó la afilada y cambiante mirada de Sasuke. ¡No era Sasuke! Podía verlo en sus ojos, en cómo le miraba con ira y gruñía. Se acercó a él, aunque tuvo que dar un paso atrás al verle lanzar la boca como si quisiera morderle por acercarse, lo que hizo que Naruto endureciera la mirada y lanzase aquel aterrador aullido desde lo más profundo de su ser. Hasta Ino debió escuchar aquello, los pájaros dejaron de cantar, los grillos detuvieron su incesante y molesto grillar y, hasta por un segundo, pareció que la brisa dejó de mover los árboles. Sasuke se quedó inmóvil segundos antes de lanzar aquel alarido de dolor al sentir las púas clavándose en su cuello, dejando que la sangre brotase y chorrease por su cuello.

- Lo siento, Sasuke – susurró Naruto – es por tu bien.

¡Enfurecido! Así estaba. Las cadenas empezaron a hacer un estruendoso ruido entre los bruscos movimientos de Sasuke por intentar soltarse y, cuanta más fuerza ejercía, más se clavaban esas púas en su cuello, consiguiendo que el corazón de Naruto se oprimiera al verle sufrir de aquella manera. Sin embargo, no podía hacer nada excepto aguantar a que la luna llena pasase y los efectos cesasen por completo.

***

Sus ojos querían cerrarse, pero no podía permitirse ese lujo. Desde donde estaba y con su audición superdesarrollada, escuchaba a Ino en el piso superior, revolviéndose, queriendo soltarse a como diera lugar y seguramente irse con algún macho para ser fecundada por culpa del celo. Estaba fuera de sí y daba gracias que los dos machos más cercanos estuvieran en el sótano, porque aunque en el caso más hipotético de que consiguiera soltarse, bajaría con ellos. No por nada había buscado un lugar tan apartado de toda civilización.

Sasuke, en cambio, era un caso aparte, seguía gruñendo, tratando de soltarse, excitado por culpa del olfato y ese olor lleno de hormonas que venía desde el piso superior donde se encontraba Ino. Lo único que podía hacer Naruto era alejarse de él y ver cómo se revolvía con violencia, clavándose aquellas púas cada vez más profundas y viendo gotear la sangre por su cuello.

Empezaba a entender en ese instante lo que tuvo que pasar Kakashi con él al ponerle ese collar, porque ver la escena no era en absoluto agradable. Estaba preocupado por Sasuke y a cada gota de sangre que salía, su corazón se rompía un poco más por tener que llegar hasta ese punto para frenarle.

¡Iba a ser una larga noche! Lo sabía de sobra. Movió su mano hasta el pantalón y se recolocó el miembro como pudo para evitar que le doliera ante la erección que empezaba a sufrir. No podía evitar de ninguna forma aquella consecuencia, no teniendo a Ino en la misma casa y menos aún... en luna llena. Naruto cerró los ojos un segundo y respiró hondo. Sacó de su bolsillo la moneda antigua que Kakashi le regaló y la movió entre sus dedos, centrándose en ella para evitar su propio cambio, para evitar mirar a Sasuke y a la vez... intentar controlar esa erección y bajarla, algo que parecía imposible en ese instante.

Las horas pasaban lentamente, pero Naruto mantenía su respiración intentando no escuchar los aullidos y gruñidos de ese chico. Cuando abrió los ojos, habían pasado seis largas horas de aquella tortuosa noche y él mismo empezaba a sentir que los efectos de la luna llena empezaban a pasar, aunque todavía eran fuertes para esos dos.

- Aguanta un poco más, Sasuke – le susurró, aunque era más una frase para calmarse él al verle sufrir que otra cosa.

- Nar... Naru... - escuchó que susurraban frente a él, lo que hizo que abriera los ojos al instante.

¡Era la voz de Sasuke! No tenía duda alguna, pero no podía creer lo que escuchaba. Aún faltaban un par de horas para que el efecto pasase pero él estaba hablando. ¿Cómo era posible que estuviera recuperando ya su razonamiento humano?

- Due... due....le – le susurró Sasuke con la cabeza agachada, pero Naruto entendió el motivo de mantenerla así al ver aquellas gotas cayendo sobre la madera. Estaba llorando por el dolor.

Con rapidez se acercó hacia él, dejando que las manos del moreno se agarrasen con fuerza a sus brazos, clavándole aquellas uñas lobeznas y sosteniendo el pequeño quejido de dolor que estaba por escaparse al sentir cómo se clavaban en su piel. Cuando levantó la cabeza, sus ojos habían vuelto a ese color tan característico, un azul precioso pero tan frío como si hubieran congelado un océano entero. Volvía a sufrir los efectos de la luna llena y ahora lo tenía agarrado. Parecía que iba a atacarle, cuando Naruto gruñó con fuerza evitando que Sasuke continuase.

- Céntrate, Sasuke – le gritó – puedes hacerlo, busca ese sonido que te calma.

- No... no puedo... no puedo oírlo – lloraba Sasuke frente a él, cambiando sus ojos de ese negro profundo humano al azul océano presa del animal enloquecido.

- Búscalo, cálmate y búscalo.

Todavía no podía creerse que Sasuke estuviera reaccionando a su voz, ni que estuviera luchando contra su parte animal en aquella situación. Sus lágrimas se intensificaban, no estaba seguro si por el dolor de las púas en su cuello o por la lucha que mantenía consigo mismo para no atacarle a él. Aun así, era sorprendente que un novato, y más uno con la fuerza que tenía Sasuke y sus instintos, estuviera reaccionando tan rápido. Gaara no entró en sí en su primera luna llena hasta que el sol pasó hacia las once de la mañana. Aún no había amanecido y Sasuke estaba lentamente volviendo en sí, lo que sólo le indicaba a Naruto la fuerza de voluntad que tenía ese chico por algún motivo que él desconocía.

- Respira – susurró Naruto cerca de su oído.

- No te acerques tanto – le dijo Sasuke – no quiero hacerte daño – apretó sus manos en los brazos de Naruto.

- Sólo respira.

- Aléjate de mí. No puedo controlarlo.

- Sí puedes – le añadió Naruto – aún no ha amanecido y estoy hablando contigo – le sonrió para intentar calmarle – lo estás haciendo bien. Busca ese sonido que te relaja.

- No puedo oírlo – lloraba Sasuke.

- ¿Qué sonido es? – preguntó esta vez Naruto rompiendo su propia norma.

Nunca le había interesado saber los sonidos o las formas en que su manada se relajaba, más que nada porque tenía que ser algo personal y no algo que él pudiera utilizar en cualquier momento en su contra. Ni siquiera su manada sabía cómo él se relajaba con aquella moneda.

- Tu corazón – le confesó Sasuke – el latido de tu corazón – repitió entre jadeos de dolor.

¡No esperaba aquello! Le había pillado por sorpresa y es que nadie había elegido algo tan personal ni algo que estuviera vivo, más que nada... porque era posible que esa persona sufriera algo, ya fuera que se alejase, que no estuviera en los momentos oportunos o que pudiera morir, entonces se quedarían sin poder relajarse del todo.

- Mal elegido – sonrió Naruto, pero tomó la cabeza de Sasuke con fuerza y se elevó un poco para poder apoyar la cabeza del moreno contra su pecho y que escuchase su corazón luchando por calmarse.

- Estás... nervioso – le confesó Sasuke al escuchar el latido finalmente.

- Sí, lo estoy. Sólo escúchalo, ¿vale? Voy a bajar su pulso, dame un momento para que me calme.

El agarre de Sasuke empezó a soltarse lentamente y Naruto sintió sus brazos empezando a curarse de sus garras. Se estaba relajando, todo el cuerpo del moreno empezaba a ser como un peso muerto y el collar se destensaba un poco.

- Duele – le agregó Sasuke de nuevo algo más calmado, sin mover la cabeza del pecho de Naruto.

- Si me prometes que seguirás escuchando mi corazón, puedo intentar destensar un poco el collar, pero si vuelves a tu parte animal, soltaré y se clavará de nuevo.

- Vale.

- Esto dolerá un poco, aguanta.

Naruto colocó sus manos sobre el collar, apretando sus manos en él para poder abrirlo, clavándose él también aquellas púas. Sus manos empezaron a sangrar, pero observó cómo iban saliendo lentamente del cuello del moreno dándole un respiro de aquel dolor y empezando a cicatrizar de nuevo pese a la sangre seca que seguía manchando su cuello y camiseta.

- Gracias – comentó Sasuke con los ojos cerrados, pero al separarse un poco del pecho de Naruto para mirarle a los ojos, se dio cuenta de la sangre que corría por los brazos del rubio por estar sosteniendo las púas por él - ¿Qué haces? Te estás haciendo daño.

- Puedo aguantar un rato este dolor por ti – le añadió Naruto – sólo quedan unas horas para que amanezca.

- Naruto... - susurró Sasuke mirándole tan fijamente a los ojos, que el rubio no pudo evitar fijarse en ellos. Eran oscuros y le gustaban, porque significaba que seguía siendo humano – tu latido... se acelera.

- Lo sé – comentó Naruto.

- ¿No puedes bajarlo? Me tensa que sea tan rápido.

- Imposible ahora – sonrió Naruto – tengo demasiadas ganas de hacer algo...

- ¿El qué?

- Esto – susurró antes de recorrer la distancia que le faltaba hasta sus labios, golpeando la cabeza de Sasuke contra la columna de atrás e inmovilizándole allí, colando su lengua dentro de la cavidad de Sasuke y besándole con pasión.

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