XXIII
Clary estaba profundamente dormida para cuando él llegó a casa, bordeaban las tres de la mañana y el nefilim se había entretenido peleando con un par de demonios menores, para el fue una suerte encontrarlos en su camino necesitaba sacar toda la irá acumulada por culpa de ese par de canallas, cuando estaba a unos pasos de llegar fue sorpresivamente atacado por un mundano poseído, pudo controlar la situación pero quedó desconcertado con dos palabras que le dijo, pensaba en ello sentado en la oscuridad de la sala cuando escucho pasos.
- ¿Alec, eres tú? - todo estaba en penumbras, Clary camino con cuidado hasta llegar al interruptor de la luz - por Raziel ¿qué te pasó? Estas sangrante y cubierto de tierra, ire por mi estela no tardaré.
Alec no le permitió irse, la tomo de la muñeca y la jalo hacia su regazo abrazandola lo más fuerte que su embarazado vientre le permitía, escondió su rostro entre sus ensortijados cabellos y se derrumbó, lloro como un niño hasta que ya no hubieron lágrimas que derramar, en medio del llanto le contó lo que vio esa noche y ella también lloro pero no tanto como la primera vez de alguna forma ya no dolía tanto, pero con Alec era distinto, desde que descubrió el engaño no se había permitido desahogarse y ahora todo venía de golpe. Lo abrazo fuerte besando su cabello y diciéndole - todo estara bien, lo superaremos.
A la mañana siguiente Simón llegó agitado.
- Despierten par de holgazanes son las once de la mañana.
- ¿Enserio, qué hiciste de desayunar? Espero que sea algo dulce, quiero tortitas con mucha miel
- No soy tu chacha Alec y desde cuando tienes antojos
- No soy yo es Clary, dile pelirroja.
- En realidad yo solo quiero jugo de naranja, no tengo hambre.
- Tienes que alimentarte bien o mis sobrinos nacerán con bajo peso - miró hacía el nefilim que estaba sin camisa - y Alec tú tambien la vez pasada que te cargue no pesabas nada y ahora veo por qué, pareces lonchera de perro, estas puro hueso
- ¡Oye!
- Que, es la verdad si te pones al sol puedo ver tu sistema circulatorio.
Estaban en una batalla de miradas cuando Simón recordó el porque le urgia verlos.
- El lo sabe - grito
Ante el silencio del castaño Alec pregunto - ¿Quién y que sabe?
- Jace, el ya lo sabe..., sabe que Clary esta embarazada de él y también que son trillizos.
- ¿Cómo?
Simón les dijo todo lo que Isabelle le había contado, desde que Maia llegó hasta cuando el rubio regresó de ver a su ex obstetra, de pronto recordó que lo habían excluido y les reclamó el haber mantenido en secreto el embarazo múltiple.
Estaba reclamando con sollozos y pañuelos incluidos cuando un oscuro portal fue abierto y por el pasaron varios demonios queriendo hacerse con Alec, pelearon pero eran muchos afortunadamente Luke y Maia llegaron en ese instante y los salvaron.
- ¿Por qué rayos habían demonios en su casa? oye Alec ¿Estás en malos pasos?
- No es gracioso Maia, no se que...
- ¿Venían por ti no es cierto? Llegue tarde pero me di cuenta ese demonio intentaba acercarse a ti hasta el final, dime porque
- No lo se, no tengo idea
- Paso lo mismo en el hospital, Alec debemos irnos este lugar no es seguro para ti y menos para Clary - Luke estaba preocupado desde unos meses atrás había notado un cambio en el aroma de Alec y no era el único Maia estaba en esos precisos momentos abrazada y olfateando a Alec
- Tu aroma es embriagador ¿qué te echaste?
- Nada y alejate me das miedo, que rayos les pasa hace unos días Lily me atacó, intentó morderme segun ella mi sangre olía muy bien y ahora tu también.
- No es mi culpa tu aroma me descontrola, ¿será que esos demonios también lo sintieron?
Alec no sabía que decir, a su mente vino la conversación que sostuvo con Adrián y estaba preocupado - "Y si..., no puede ser cierto Catarina me reviso se habría dado cuenta" estaba sumido en sus pensamientos mientras Luke daba opciones de lugares seguros donde llevarlos.
Aún recordaba el nombre de aquella mujer en la historia de Adrián, era Elisabeth como mundana pero Adele Starkweather como shadowhunters.
No era posible Adrián debía estar equivocado pero en ese preciso momento estaba dudoso, el mundano que lo atacó en la madrugada lo había llamado "el bendecido", se estaba volviendo loco de tanto pensar que no se dio cuenta que había pasado por un portal directo al restaurante donde trabajaba.
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