Un capullo que da esperanza
Todos estaban sorprendidos, no se suponía que uno de los príncipes del infierno tuviese alas blancas así como tampoco se suponía que el hijo de Lucifer estuviera viviendo entre los mundanos. No sabían que estaba pasando, pensaron que todos los peligros habían quedado atrás luego de derrotar a Leviatán y al mismo Satanás, pero no era así.
Los esbirros de Amón los dejaron de lado para centrarse en la batalla contra los ángeles, y Robert junto a Adrián aprovecharon para rescatar a los rehenes y correr con ellos hasta llegar al lado de Asmodeo. Jace, Simon e Isabelle estaban siendo atendidos de sus heridas por Catarina mientras Tessa y Jem cargaban a los inconscientes adolescentes nefilim que vivían en el instituto.
—¿Creen que podrán vencerme? Soy Amón hijo de Lucifer y gobernaré en lugar de mi padre por mil años —el brujo estaba usando magia muy poderosa contra los ángeles, pero no era suficiente, volvió a abrir otro portal y trajo a más demonios, aprovechando ese momento para huir. Después de ello la batalla no duró mucho tiempo, los demonios fueron derrotados.
Los habitantes del instituto se hallaban haciendo planes para rastrearlo y acabar con él y sus cómplices cuando Asmodeo se dirigió a ellos
—La presencia de Amón es solo una distracción para dejar su objetivo a un lado —Magnus intentó dar un paso pero el demonio lo tomo del brazo manteniendolo cerca para protegerlo por si algún demonio volvía a aparecer — son nefilim y no pueden evitar cumplir con la misión encomendada por Raziel, pero no olviden el porque están aquí —Solo con las palabras de Asmodeo todos recordaron a Alec y Clary — esta vez tendrán que dejar eso en manos de sus camaradas, no son los únicos nefilim en el mundo, además estan los ángeles aquí presentes, según mis fuentes, ellos fueron enviados para capturar a ese mocoso escurridizo.
Sabían que Asmodeo tenía razón, ellos deberían de estar buscando a sus amigos, pero no podían evitar la ansiedad y el deseo de ir a acabar con Amón, su sangre vibraba ante el llamado a la cacería.
Aún estaban debatiendo el dividirse en dos grupos, uno que se dedicara a la búsqueda y otro que fuera por el demonio cuando Jem recibió un mensaje de fuego avisándole que un escuadrón de nefilim llegaría para encargarse de Amón y también los regañaba por no haberle avisado, la cónsul había sido informada del ataque por Lily y recién en ese momento, Jace recordó a sus hijos.
Salió corriendo con el miedo y preocupación instalados en su corazón, también Maryse e Isabelle lo siguieron, no entendían como pudieron olvidar a los bebés. Cuando Jace llegó a la habitación los encontró jugando con Presidente y Maia mientras Lily mostraba sus colmillos amenazante ante la entrada abrupta del nefilim. Respiró aliviado y se acercó a revisar que estuviesen bien para luego tomar a su hija y dirigirse de regreso al gran salón seguido por los demás.
Cuando llegó vio al escuadrón de nefilim al que Jia se refería recibiendo órdenes de Robert para luego salir a cumplir su deber.
—Ya que todos están más calmados y el peligro parece haber desaparecido nosotros nos retiramos —uno de los ángeles se dirigió a ellos mientras se acercaba al querubín para llevárselo, pero la niña corrió hacia Asmodeo y él sin darse cuenta la alzó en sus brazos.
—No quiero ir, me quedaré con Max y tío
—Espera ¿que...?, Alto ahí mocosa, te golpeaste la cabeza o que, deberías de tener cuidado a quien te acercas, es que tus hermanos mayores no te dijeron que no debes hablar con extraños, no soy tu tío, soy demasiado guapo para ser un tío, soy un demonio, mírame, tengo ojos rojos una cola puntiaguda y...
—Tu tienes alas blancas, hueles rico, entonces eres un ángel y eres mi tío, no me quiero ir, quiero quedarme con Max y contigo —Asmodeo gruñó cuando la niña rodeo su cuello con sus delgados brazos, iba a lanzarla cuando lo interrumpieron.
—No puedes hacer eso — regaño uno de los ángeles a la niña —si permaneces más tiempo en este plano empezarás a cambiar, el tiempo pasará por ti.
—No quiero regresar, quiero quedarme aquí —la niña había empezado a llorar —además tengo que cuidar de Max y Rafe, papá me dijo que...
—¿Max...,Rafe...? —apenas escucho esos nombres, Magnus sintió el golpeteo acelerado de su corazón —¿quienes son ellos?...
—Yezalel no digas más, es hora de irnos, nuestro lugar es en el Edén, debemos estar al lado de padre.
—No, tengo que cuidarlos, mis papás me enviaron — ella se aferró más a los brazos de Asmodeo he inconscientemente el demonio la abrazo de vuelta impidiendo así que el ángel la tomara.
Estuvo cargándola unos largos minutos hasta que la pequeña se calmó —dime Yezalel, dices que tienes padres pero nosotros no..., Lo que quiero decir es que nosotros nacemos de una manera diferente y solo tenemos un padre..., ¿Por qué crees que tienes padres?
—Ella es hija de Mihael y de él —una voz se escucho junto a un resplandor intenso que los dejo ciegos, era Gabriel en persona —padre los acogió y ahora viven a su lado, ella es el fruto del amor que se profesan, cuando la guerra finalizó papá le permitió a ese par cuidar del capullo que contenía su alma —los otros ángeles lo observaron, parecían comunicarse con la mirada, luego desaparecieron silenciosamente
—Eso no puede ser posible —Asmodeo objetó, mientras observaba a Yezalel buscando algún parecido a Mihael y Leviatán, así como lo hizo con Magnus cuando nació y buscaba que le mostrara sus ojos para ver si eran iguales a los suyos.
—No hay imposibles para nuestro padre, ya deberías saberlo pequeño hermano... —Azmodeo rodó los ojos — nada más veo tu cara y quiero darte de nalgadas, pero en vista que mi sobrino está aquí no te haré pasar esa vergüenza — miró a Magnus y le sonrió para luego escanear la habitación y dirigirse a los nefilim —No tienen mucho tiempo, la interferencia de Amón les a quitado un día, recuerden que el trato era por un año, el plazo dado se mantendrá, son las reglas.
—¿No puedes hacer algo? Ya no hay tiempo, solo nos quedan nueve días —Simon lo miraba con súplica en sus ojos.
—Entonces sugiero que se apuren, cuando el plazo se cumpla no habrá vuelta atrás, sus caminos se separaran para siempre —Gabriel dejo de mirar al nefilim para centrarse en su hermano —te dejo a Yezalel, cuídala unos días
—¿Por qué yo?, Deja a la estúpida mocosa en otro lado, no tengo tiempo para andar...
—Porque te lo estoy pidiendo, deja de hacerte el rudo conmigo, recuerda que te conozco desde que eras un pequeño rayito de luz. Además cuando descubras porque está aquí no querrás que me la lleve.
—Ey... —queria preguntar a qué se refería pero Gabriel desapareció y no le quedó más opción que cuidarla, volteo buscando a su recién adquirido dolor de cabeza y la encontró mirando a su hijo.
Hasta ese momento Magnus se había mantenido en silencio todo el tiempo, cosa extraña pues el brujo siempre tenía un tema de conversación en la punta de la lengua.
Magnus devolvió la mirada a Yezalel y ella le regaló una sonrisa, aún no podía creer de quienes era hija, pero había otro tema que quería tratar, se agachó para estar a su altura y pregunto —¿Quienes son Max y Rafe?
Ella lo miró extrañada —Ya lo sabes, te lo dije esa vez —ante su evidente desconcierto preguntó — Magnus ¿recuerdas cuando nos conocimos?
El brujo forzó su memoria e imágenes empezaron a llegar —Estaba ebrio, pensé que eras una alucinación, pense que querías dañarme..., yo, lo siento por mi culpa acabaste aquí
—No te preocupes, estoy bien, no me pasó nada, Max me encontró — Yezalel sonreía pero Magnus se sentía culpable, si no la hubiese lanzado a aquel portal no habría terminado en manos de esos degenerados.
—No entiendo, ¿qué está pasando? —Isabelle hizo la pregunta que todos querían hacer.
Yezalel dejo de mirar a Magnus para centrarse en todos los demás y explicarles —extrañaba a Max, no quería que se fuera así que escape para pedirle que regresara conmigo, pero papá Leviatán me descubrió, le dijo a papi Mihael y fui regañada por ambos, pero Padre los persuadió para dejarme ir y ellos accedieron, pero le pidieron un favor, ellos suplicaron para dejar que trajera un capullo...
—¿Qué...? Espera, espera un minuto ¿Qué capullo?
—Tal vez si la dejaras hablar ya lo sabriamos, no interrumpas Maia — Maryse y Lily se sincronizarón para reprenderla, pero al final ellas fueron las amonestadas ya que todos pusieron sus dedos en los labios en señal de que se callaran.
Yezalel soltó una risita divertida y continuó—Cuando Simón hizo el trato con los ángeles... Ese trato no incluía a los bebés de Alec y Magnus, por eso padre decidió enviarme a mi con sus almas encerrada en un capullo. Cuando llegue aquí busque a Magnus y le conté todo, pero el lo olvido al estar ebrio. Ese día yo logré dejar el capullo a su cuidado antes de ser enviada aquí
El silencio era abrumador, Asmodeo se acercó a su hijo y usando sus poderes logró sentir el pequeño botón de flor en su interior, al mismo tiempo que uno de los nefilim tomó la palabra.
—Eso quiere decir que..., ¿Magnus está embarazado? —pregunto Simón de un gritó haciendo ahogarse con su propia saliva al demonio.
—No, no lo está —Yezalel se acercó al brujo y moviendo sus manos extrajo el capullo de su cuerpo — los ángeles nacen de capullos de flores similares a este, su función es proteger y nutrir las almas y cuerpos de los ángeles —Ella abrazo el botón de flor y una luz los envolvió, se sentía una energía cálida pasando desde el cuerpo del querubín al capullo, después siguió explicándoles —Por el inmenso poder que tienen estos pequeños se decidió que no debían nacer así que los encerraron aquí, se supone deberían permanecer dormidos por la eternidad, pero Dios padre decidió que Magnus y Alec merecían otra oportunidad para ser felices. Mi deber es nutrirlo, los querubines son los únicos que pueden darle la energía que necesitan para sobrevivir mientras estén encerrados en este capullo, pero no será así para siempre, con el paso del tiempo iré perdiendo mis alas y me convertiré en un humano, tienen que encontrar a Alec cuanto antes, él es el único que puede llevarlos en su vientre —Yezalel puso con cuidado el capullo en las manos de Magnus y el brujo lloro aferrándose a el, sus hijos estaban otra vez cerca, en sus brazos. Todos vieron la escena conmovidos, aún sin poder creer que los pequeños de Alec o sus almas, aún no sabían que, estuvieran frente a ellos.
—Eso quiere decir que recuperaremos a Alec, aun hay esperanza — una enorme sonrisa iluminó el rostro de Magnus.
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