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Los recuerdos de un monstruo


Obtener información de un hombre lobo no fue tan fácil como Jace, Simón e Izzy pensaron. Ser amable y prometer dejarlo libre no funcionó así que pasaron a otro método que tampoco resultó efectivo.
Insultos y maldiciones eran escuchados hasta las cocinas del instituto, los niños estaban inquietos mientras Max trataba de tomar su desayuno. Ya iban varias horas tratando de sacarle información al hombre pero lo único que habían conseguido era su nombre, Iván. Jace se estaba desesperando al igual que Simon, los golpes y amenazas que le habían dado no sirvieron de nada.

El puño que Isabelle enterró en su estómago solo lo hizo reír —Me gustan agresivas, cuando me libere voy a por ese culo y te abrirás de piernas para mí perra —Simon le dio con su puño reventándole el labio, pero al ser un hombre lobo se curó de inmediato.

—Al parecer te estás divirtiendo Iván —Maryse hacia acto de presencia después de haber alimentado a sus hijos y nietos —chicos suban a tomar desayuno, su padre y yo nos encargaremos.

—Pero mamá... —un grito de protesta no tardó en hacerse escuchar.

—Obedece Isabelle. Jace, Simon no permitan a los niños bajar y mantengase alertas a cualquier eventualidad

—¿Qué vas a hacer Maryse? —Simon estaba intrigado.

—Algo que no hacía desde que estaba en el círculo.

Todos salieron sin protestar; pasados unos minutos los insultos y risas fueron cambiados por lamentos, súplicas y sollozos. Aunque no era de su agrado Robert estaba rompiéndole los dedos uno a uno sin darle tiempo a recuperarse mientras Maryse lo quemaba con una daga de plata.

—¿Donde está Clary?

—No se de quién me hablan

—No me mientas, su aroma está impregnado en ti.

—Lo juro, no sé quién es Clary —Robert rompió otro dedo y volvió a preguntar, pero aún así el hombre decía no conocerla.

Maryse saco una fotografía y se la enseño, entonces el rostro de Iván cambió, relató como había atacado a una mujer pelirroja en un callejón y que tenía un mechón de su cabello entre sus ropas como recordatorio de su apasionada noche, iba a decir algo más pero Jace que había entrado lo noqueó.

—Jace, ¿Qué crees que haces? Di órdenes de que nadie entrara

—Este malnacido se atrevió a tocar a mi esposa, voy a matarlo — el rubio estaba fuera de sí, trataba de llegar a Iván pero Robert lo tenía sujeto de la cintura.

Cuando estaba más calmado Jace buscó entre los sucios ropajes del hombre y encontró un mechón de cabello rojo, aún conservaba su dulce aroma —Necesitamos a Magnus, iré por él.

—El salió, fue a recorrer las calles con Catarina y Tessa, de paso tienen planeado ir a la editorial que publicó aquel libro, ellos tienen la esperanza de encontrar alguna pista que nos lleve a encontrar a tu hermano — Jace apretó los puños, cuando era urgente su ayuda, al brujo se le ocurría salir. Robert apretó su hombro y sugirió otra alternativa — vayamos por Jem, el fue un hermano silencioso, estoy seguro que aún recuerda como entrar en la mente.

Una hora después Jem había empezado su trabajo, mostró unas extrañas runas y compartió las imágenes con los adultos.


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***Una pelirroja corría con desesperación tratando de escapar, cayó al suelo varias veces pero volvía a levantarse y gritaba por ayuda, nadie parecía escucharla aunque las calles estaban llenas de gente. De pronto tratando de escapar entró a un callejón sin salida, el inmenso hombre la atrapó y empezó a someterla, su vestido fue arrancado de su cuerpo y cuando la manoseaba sin pudor otra mujer apareció. Ella lanzo una esfera de energía, quemando la espalda del hombre 

—Maldita bruja, te voy a arrancar la garganta perra —las amenazas de Iván se quedaron en el aire cuando su cuerpo fue apresado por cadenas de energía, al inicio logro vencerlo pero no contaba con que el tenía aliados

Un brujo y un vampiro aparecieron y una batalla empezó, ella era habilidosa pero cuando Iván tomó por los cabellos a su amiga se distrajo lo suficiente para que el brujo la atravesara con su magia, haciendo un esfuerzo logro hacer que el hombre lobo la soltara y gritó  —Corre — la pelirroja corrió pero Iván le arrancó un mechón de cabello tratando de detenerla.

Vieron como la pelirroja volteaba cuando estaba a la entrada del callejón —Anne corre, no te detengas — era Clary. Luego vieron a Iván atravesar a la bruja con sus garras y cuando ella cayó al suelo movió sus dedos haciendo aparecer los libros sin que ellos se percataran —Ellos los van a encontrar y a ti maldito miserable..., El te va a matar con sus propias manos.

Ivan se rió fuerte y luego preguntó —¿Quién? si se puede saber

—Su esposo o su hermano, Jace Herondale o Simón Lewiss depende de quien llegue primero —la desconocida no pudo decir mas, el vampiro la había levantado del suelo para succionar su sangre.

Después de ello vieron a Iván olfateando el aire, entró a una humilde casa pero no había nadie. Justo cuando se iba a ir un pequeño joven tuvo la mala suerte de tocar la puerta. Iván lo tomó de la peor forma pero lo dejo vivo —dile a la perra que la voy a encontrar y cuando lo haga lo que te  hice a ti será una caricia ***
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Isabelle vomitó, ver cómo ese pobre joven era violado le revolvió el estómago y no solo eso, también habían visto en sus recuerdos que Clary estuvo a su merced por muchos meses. Aunque nunca logro tomarla como quería, siempre había alguien que frustraba los planes del hombre.

Jace estaba con los puños blancos de tanto apretarlos y Simón casi cambiaba el color de sus ojos por la ira contenida, ese miserable le había hecho eso a aquel niño gritando el nombre de Clary, un niño que debía de tener la misma edad que Max. Todos salieron, sabían lo que ocurriría a continuación ya que ellos mismos querían matarlo lo más dolorosamente posible.

Cuando Maryse llegó a la cocina no encontró a nadie, todo estaba en silencio así que fue a la habitación de sus nietos y los encontró jugando con Presidente, al parecer el gato era la niñera, no había señales de Max. Tomó a Alexander en sus brazos mientras Robert tomaba a Adrián, había que hacer un cambio de pañales urgente. Estaban echando el talco en sus delicadas pompitas cuando Isabelle entró agitada.

—Max no está, ya lo busqué por todo el instituto y no lo encontré.

La preocupación los invadió ¿En donde estaba su hijo?

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