Falsas esperanzas
Recuerden que las letras en cursiva son parte de un libro que Jem está leyendo.
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Muy entrada la noche Asmodeo regreso a casa y fue abordado por Magnus
—¿A donde fuiste?
El demonio alzo su delineada ceja y respondio seco y un poco cortante — Tengo negocios que atender niño
—No me llames así — Magnus gruño con molestia mientras Asmodeo sonreía — quiero ver a Alec, pero antes quiero que me devuelvas mis poderes
—¿Para que los quieres?....
—Debo..., quiero protegerlo, si un nefilim a despertado entonces muchos querrán matarlo, no puedo permitir eso
Asmodeo espero unos segundos y al ver que su hijo no decia nada más decidió preguntar — Te preocupas por él, pero hasta ahora no te he escuchado mencionar a tus hijos, ¿es que no te importan?
—No quiero hablar de eso..., por favor...
—Por qu...
—Porque tengo miedo — Magnus derramó un par de lágrimas — estoy aterrado de escuchar que no existen más — el brujo temblaba mientras se aferraba a la camisa de su padre.
Al inicio decidió no decir nada, pero ver a su hijo sufrir desato su lengua —Ellos están bien, aunque siguen necesitando de energía para vivir, despertaron hace poco, él me mostró el momento exacto en que sucedió, por cierto deja de llorar como infante que avergüenza a tu padre..., a si, tú los llevaste todo el tiempo —Magnus lo miro fijamente, preguntando silenciosamente a que se refería —Las frágiles almas de tus hijos habían estado viviendo en tu interior, quien sabe desde cuando, pero hace unos días regresaron a su cuerpo.
Al comprender las palabras de su padre, la preocupación y culpa lo envolvió, en el último siglo tal vez haya bebido una que otra copa, además de intentar uno o tal vez dos deportes extremos —¿Ellos están bien? Tengo que...
—Primero y que no se te olvide, ahora estas casado, tienes una pareja a la que debes respeto, primero habla con ella, no querrás problemas en tu matrimonio.
—Hay una explicación...
—Pues espero que sea buena porque me dijo muy claramente que borre tu memoria, él quiere que olvides que alguna vez existió, me dijo que era lo mejor para ambos
Magnus complicando las cosas hasta en los libros pensó Lily a la vez que se llevaba a los labios una botella de lo que parecía ser jugo de tomate. Luego miro a su celular, había un mensaje de Maia avisándole que iría a una misión.
Justo en ese momento las puertas fueron abiertas y un nefilim entraba a avisarles que el desayuno estaba servido, Jem se levantó y ofreció su brazo a la vampiresa.
Apenas estaban llegando al comedor cuando un portal se abrió y por el paso Robert Lightwood
—Muestrenme ese libro —se notaba lo agitado que estaba, la bruja que lo había traído se fue al instante dejando al inquisidor con la mirada fija en Jem esperando que lo guiará.
El desayuno quedó olvidado, Robert se sumergió de inmediato en la lectura ante la atenta mirada de los habitantes del Instituto —No se preocupen —les dijo antes de llevarse un sandwich a la boca —no estoy aquí como el inquisidor.
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Meses después las grabaciones comenzaron una vez más, Harry había sido el primero en llegar y quería ver a Matt, estaba seguro de que el era Alec.
No tuvo que esperar mucho, a los pocos minutos el pelinegro entró con una sonrisa y con su novia colgada del brazo. Se acercó rápidamente a él, estiró su mano para acariciar su mejilla pero quedó a medio camino de su propósito.
Matt no llevaba runas ni emitía poder angelical y mucho menos podía sentir a sus hijos en su interior, ¿se había equivocado? tal vez así era, su padre le dijo que no todos vuelven con la misma apariencia
Matt lo miraba fijamente, estaba nervioso, sabía por donde iban los pensamientos de Magnus, también se percató de la magia que estaba usando para estudiarlo y lo vio acercarse una vez más, lo iba a tocar cuando escucho un carraspeo y una conocida voz
—¿Van a pasar o se quedarán mirándose como idiotas?, circulen chicos que queremos entrar.
Afuera estaban los demas actores y entre ellos Alberto, el llevaba runas invisibles para todos menos para cierto brujo que se quedó congelado mirándolo, Alberto tenía similar apariencia a Simón pero las runas que portaba estaban situadas en los mismos lugares en donde Alec las tenía.
Eso lo hizo dudar, tal vez se equivocó al pensar que Matt era Alec.
Las semanas pasaron rápidamente, Harry(Magnus) trataba de averiguar la verdad y Alberto huía de su acoso, la que más se divertía era Esther(lily) quien disfrutaba de cada cómica situación en la que se metían.
Pero fue el mismo Matt quien se descubrió a si mismo, semanas habían pasado y su antes plano vientre mostraba una pequeña barriguita que ocultaba con fuertes runas dibujadas en su cuerpo por el mismo Raziel en el afán de protegerlo.
Estaban filmando la escena de cama, entre besos, risas y caricias Matt no se dio cuenta que estaba dejando caer sus barreras, estaba drogado por el aroma y sabor de Harry, ya no era actuación y no se percató cuando el tiempo se congeló.
Magnus había hecho uso de su magia, había paralizado a todos y todo, lo había sentido, ese poder angelical tan puro, la magia de sus hijos, pero sobre todo aquella barriguita que ahora se encontraba acariciando.
Harry estaba detallando con las yemas de sus dedos un par de pequeñas estrias que se habian atrevido a invadir la piel de Matt, mientras él con los ojos aun cerrados disfrutaba de las placenteras sensaciones que el moreno le hacía sentir; por un momento pensó que se había dormido, pero el sabor de los labios ante el intenso beso sumado al calor de las manos del brujo, le dijeron que todo era real, había sido descubierto y estaba aterrado.
De pronto se escuchó un fuerte ruido provenir de uno de los equipos de filmación suspendidos en el aire y se vieron obligados a abrir los ojos, un vampiro los observarlo con ojos rojos sedientos de sangre, todo paso en segundos, él desconocido atacó a Matt pero Harry se interpuso en el ataque.
Matt sintió algo cálido caer en su vientre y cuando se levantó pudo ver sangre, Harry salió lastimado en el ataque, eso hizo que el brujo perdiera la concentración y todos empezaron a moverse nuevamente, el vampiro había huido y Essie ya liberada del encantamiento de Harry había ido tras el intruso.
Todo era un alboroto, el personal técnico estaba inquieto preguntándose que había pasado cuando vieron un costoso equipo de filmación destruido y a Harry herido sin saber en que momento ocurrió aquello, de inmediato el personal médico se acercó para revisarlo mientras Matt aprovechaba para huir. No llegó muy lejos cuando escucho la voz de Harry.
—Detente..., no te atrevas a huir... Alec
Todos voltearon hacia Matt con una mirada interrogante, ¿Por qué Matt había sido llamado por otro nombre?
Robert cerró el libro que estaba leyendo cuando una adolescente entró a la biblioteca buscándolo para avisarle que la cena estaba servida, el inquisidor había estado leyendo todo el día sin descanso, tan concentrado que no se percató del paso de las horas, sonrió y salió junto a la joven conversando de trivialidades.
Los libros habían sido leídos en su totalidad y al día siguiente empezaría a buscar al escritor.
cuando llegó al comedor encontró a Jem y Lily esperándolo junto a un trío de adolescentes. Después de la sangrienta guerra entre ángeles y demonios quedaban muy pocos nefilim y sólo aquellos niños habían sobrevivido en aquel país, el mayor de ellos no debía tener más de dieciséis años y a su corta edad ya estaba dirigiendo un instituto.
Terminada la cena se dirigieron a la biblioteca y mientras los niños continuaban con sus estudios él busco la continuación del libro que estaba leyendo, pero no lo encontró.
—Veo que le gustó el libro, pero no hallara la continuación
—¿Por qué? - preguntó aunque tenía una idea de la respuesta
—La próxima publicación será en febrero, ese libro lo lee mi hermana, ella es fanática del autor aunque nadie sabe quien es
De pronto la única mujer del recinto se levantó emocionada y se dirigió a ellos —esa historia es mi favorita, me encantó leerla, ¿saben? ese libro pertenecía a una mundana, unos vampiros la mataron y nosotros no pudimos hacer nada para ayudarla, ella murió aferrada a él, lo sostenía como un escudo...
Jem, Lily y Robert escucharon con atención la historia de como el libro llegó a ellos, pero en ningún momento se les ocurrió que la antigua dueña podría haber sido Clary.
Estuvieron una semana en Quito, pero no lograron encontrar pista alguna del escritor del libro y Robert tuvo que regresar para atender sus obligaciones como el inquisidor. Aún no le había dicho nada a su familia, no quería ilusionarlos, no cuando todo podría tratarse de una cruel broma de alguien que sólo quería verlos sufrir.
Después de una intensa investigación esa fue la conclusión a la que llegaron. Ni siquiera Asmodeo siendo un príncipe del infierno había logrado encontrar algo de información.
No podían seguir alimentando sus corazones de falsas esperanzas
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