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Capitulo 23

Esto iba hacer interesante, tal vez, inolvidable para la joven sacerdotisa. Quien en su desesperación y completo desconcierto creía estar en un sueño o alguna jugarreta de su ya confundida mente.

Estaba más pálida que la hoja de un papel ¿No podía ser cierto o sí?

Él no estaba ahí.

Se reprendió mentalmente cuando este la observo, con ojos penetrantes, estaba segura de que si se lo proponía podría leer su mente. ¿Y qué iba a averiguar? ¿Que sentía la urgencia de sonreír como idiota al verlo ahí? ¿Qué por alguna razón ella estaba feliz?

Estaba asustada incluso de sus propios pensamientos y emociones.

Podía ver como él movía sus labios diciendo algo, y el rostro de Houjo se mostraba disgustado, pero Aome estaba ausente, perdida en sus propias cavilaciones.

-"Creo que ya debo irme, supongo, que querrán estar solos"- Houjo comentó rascándose la nuca distraído mientras mostraba una fingida sonrisa.

-"Pero no es necesario que te vayas"- se apresuró a decir la joven miko saliendo de su letargo.

El moreno carraspeó incómodo y nervioso bajo aquella espeluznante mirada que le estaba dirigiendo el Prometido-"Aome, disfruta lo que resta de la noche, nos vemos en la escuela"- respondió sonriente-"fue un gusto conocerlo"- dijo dándole la mano con toda la serenidad que logró reunir-"Hasta luego Aome"- se despidió y dejó un beso en la mejilla de esta, quien se avergonzó por lo incómoda de la situación.

Bueno, ahora estaba mucho más extrañada, no sólo por la actitud de su amigo-"Camina"- le escucho decir, algo en su serio tono de voz –más de lo normal- le hicieron entender que estaba disgustado, sólo que Aome no tenía claros los motivos.

Ni siquiera tenía claro si esto era real o solo un sueño, tal vez, se estaba volviendo loca. El stress estaba acabando con ella.

Suspiró y posó su vista sobre la amplia espalda que se movía pasos más adelantes, ahora podía detallarlo más cuidadosamente, y no iba a negarlo, se veía muy guapo vestido como humano ""Si tan solo no llevara esa cara de amargado él sería perfecto"". Varias dudas vagaban por su mente ¿Cómo es que la encontró? ¿Cómo es que atravesó el pozo? ¿De dónde carajos había sacado la ropa?, tenía ciertas suposiciones, que prefería confirmarlas antes de iniciar con un interrogatorio sin sentido.

Y el humor del Inugami era incierto.

La vió con disimulo por encima de su hombro, relajó sus facciones y mientras caminaba por las ruidosas calles de esa época percibió lo diferente que era, en todos los sentidos, miró con desagrado a los humanos que pasaban a su lado, ajenos ante su presencia, solo unos pocos, se voltearon a verlo, la mayoría eran mujeres.

Aome se debatía internamente, sin saber si demostrar sorpresa o solo ignorar, sabía llamar la atención sin el menor esfuerzo posible, y para aumentar la incomodidad de la joven miko, este permaneció en completo silencio, creyendo aún más en sus propios pensamientos, estaba disgustado, no sabía el motivo, pero en ese momento era muy cobarde para preguntarle.

Si algo había aprendido de él en estos días, era que lo mejor en estos casos es darle su espacio, de lo contrario sabrá Dios como terminaría.

"Es muy guapo, le pediré su teléfono"

Intuitivamente miró a las pobres chicas de una manera no muy amable, estas al ver la expresión de asesina que tenía la morena, retrocedieron.

"¡Esa chica debe ser su novia que suerte tiene!"

Aome se movió incómoda, con un leve sonrojo adornando sus mejillas.

Iban a casarse, eso lo hacía ¿su novio?

Se rio ante lo tonta de la situación, si ellos dos siquiera lucían como prometidos mucho menos lo hacían como novios. Si la situación fuera diferente, Aome estaría caminando a su lado sujetando su mano, mostrando una sonrisa orgullosa por tener al Hombre- demonio más guapo de la tierra. Tal vez, incluso ella podría acariciar sus cabellos, recorrer aquellas líneas magentas que decoraban su cuerpo, se preguntó hasta dónde llegarían, o podría mirar sus ojos de oro fundido sin preocuparse de que pudiera hacerle daño.

Si esta fuera otra situación, tal vez, incluso lo besaría.

Sonrojada sacudió la cabeza alejando esos pensamientos. No es que estaba interesada en él, ni mucho menos, solo que la situación era bastante bizarra.

Aome no sentía nada por Sesshōmaru

De eso estaba segura.... El único hombre para ella era Inuyasha.

Que curioso, ya casi no pensaba en él, pero eso no significaba que había dejado de quererlo.

Se preguntó, qué pasaría si lo viese.

..................

Jaken no quería estar allí, y mucho menos cuando su amo volviera, para nadie era un misterio lo que podía ocurrir.

Y estaba seguro, sería uno de los primeros en caer, el Inu desataría su rabia en él, como muchas veces lo había hecho, sólo que estaba vez temía en verdad por su vida.

Pero ,sin embargo ahí estaba,obedeciendo, tratando con seres que ni en sus más largos años pensó que lo haría.

Suspiró con pesadez mientras observaba como aquella mujer hacía su voluntad, le bastaron pocos días para poner todo de cabeza.

Tenía un plan entre manos de eso no había dudas, por un lado, Jaken estaba tranquilo sabiendo que esa mujer no era capaz de hacer daño a su propio hijo e incluso a la humana que iba a desposar, aunque esta no le agradase.

-"Pequeño demonio"- la mujer susurró el calificativo como una advertencia, adivinando sus pensamientos.

Jaken tembló con violencia al verse descubierto-"¿Si, señora?"- sostuvo entre sus manos con fuerza aquel extraño báculo que siempre portaba.

-"Abstente a pensar en tonterías, sólo limítate a obedecerme, si no quieres morir"

-"No fue mi intención, perdóneme"- respondió este, agachando la cabeza repetidas veces, demostrando su arrepentimiento y al mismo tiempo rogando por clemencia.

La dama del Oeste sonrió satisfecha, estaba en compañía de un anciano Youkai quien sostenía papel y pluma entre sus manos, no se atrevió a decir nada pues conocía perfectamente el temperamento de la dama. Se mostró pensativo mientras anotaba todas las exigencias que esta le decía, siquiera se atrevió a cuestionarla en asuntos que estaba en desacuerdo.

No era su problema, el joven príncipe tendría que lidiar con ello.

-"Dentro de pocos días mi hijo será el nuevo rey de esta región"- murmuró orgullosa.

-"Será un honor para todos nosotros obedecerlo, mi lady"- se atrevió a decir con entusiasmo.

Aquella pequeña frase regocijo aún más el orgullo de la bella mujer, quien asintió satisfecha y se retiró seguida por Jaken, dejando solo al anciano.

Fue directo a sus aposentos, detalló a través del ventanal la presencia de sus huéspedes, reunidos bajo la sombra de un árbol, conversaban amenamente.

Las risas y chillidos entusiasmados de la niña humana inundaron el ambiente.

Una pequeña sonrisa se apoderó de su estoico semblante.-"Esa niña humana es escandalosa, pequeño demonio ve y cuida de ella, no querrás que Sesshōmaru regrese y vea que no estas haciendo tu trabajo"- agregó con calma viendo la escena, se giró para encantarase con un par ojos amarillos, que la veían sorprendida.

""Que mujer más extraña"" Pensó el demonio verde, aún sin creer lo que sus oídos habían escuchado, se retiró dejándola sola, una vez que se encontró fuera del alcance del oído de la Youkai, dijo con sorpresa- "Mostró interés por la pequeña Rin"

-"¡Señor Jaken!"- llamó esta agitando la mano en el aire con notoria alegría.

El susodicho frunció las cejas disgustado-"Niña no estés corriendo de esa menara, si te pasa algo, el amo me matará"

-"No sea aguafiestas señor Jaken"- respondió esta, mientras daba vueltas con los brazos extendidos alrededor del pequeño demonio-"¿Cuándo volverán el señor Sesshōmaru y la señorita Aome?"- preguntó con inocencia, mostrando cierta tristeza ya que los extrañaba.

Este suspiró antes de responder- "Probablemente muy pronto"-. Aunque, en el fondo no quería que asi fuera.

Observó al extraño grupo que solo traería problemas a su señor.

-"¡Animo señor Jaken, juegue conmigo!"

El demonio verde volvió a suspirar.

...

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