Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 8. Leila.

Mis dedos recorren el pecho firme bajo la palma de mi mano y me acurruco más sobre su hombro sintiendo el calor de su cuerpo.

— Ethan...

Inhalo el aroma de su colonia pero no es la misma de siempre, esa que le compré para su cumpleaños de notas amaderadas. Su nuevo aroma huele como una brisa marina.

— ¿Ethan? —Abro los ojos lentamente para acostumbrarme a la luz de mi habitación.

Mi vista se desplaza al hombre rubio a mi lado, su espalda tatuada se burla de mi, recordándome lo que pasó anoche.

Mierda.

Me enredo las sábanas en el pecho, provocando que el chico se despierte por el movimiento.

— ¿Despertaste? —Se endereza lentamente para mirarme. — Buenos días.

— Ay, carajo. —Apoyo las manos en mi rostro. — Tengo resaca.

Jesse se ríe.

— ¿Te sorprende?

— No.

— Levántate, tenemos que parar por café antes de ir a la estación.

Se levanta de la cama completamente desnudo y sin ningún tipo de pudor antes de ir a la ducha, dejándome sonrojada. He visto hombres desnudos antes pero estaba acostumbrada a la timidez de Ethan.

Mientras Jesse está en el baño voy a la cocina por aspirinas, encontrando el desorden de botellas de cerveza vacías en la sala porque anoche insistí en continuar la diversión en casa.

— Genial, Leila. Simplemente genial.

Llevo todo hasta el fregadero justo a tiempo para escuchar el sonido de la ducha detenerse, momentos después Jesse aparece con los jeans puestos y secando su cabello rubio con mi toalla.

— No tengo auto. —Digo lo primero que viene a mi mente.

— Lo sé, yo conduje. —Se ríe. — Iremos por él más tarde.

Asiento sin saber qué más decir y corro a la habitación por ropa limpia para una ducha rápida. Él podrá cambiarse el uniforme en la estación pero yo no puedo aparecer con la misma ropa.

— ¿Lista? —Agita las llaves de su auto.

— Si.

Lo sigo en absoluto silencio y espero a que encienda el motor antes de hablar, sabiendo que probablemente él no iniciará la conversación.

— ¿Vamos a hablar de esto?

— ¿De qué? —Enciende el radio en volumen bajo.

— De nosotros teniendo sexo.

— Claro. Yo solo quiero decir que somos dos adultos y sé que estás pasando por un mal momento y, siendo honesto, yo también.

— Gracias Dios, —Suspiro bajito. — No quería que esto se convirtiera en un malentendido, sabes que estoy enamorada de otra persona.

— Lo sé. —Sus cejas se fruncen. — Me llamaste Ethan un par de veces.

— Carajo. — Me cubro el rostro con las manos. — Lo siento, yo de verdad perdí toda la noción de lo que decía. Por favor dime qué no me llamaste Ana.

Me dedica una mirada irritada que parece esconder algo de diversión.

— No te pareces a ella, en cambio yo si soy muy parecido a tu ex novio.

Ex novio.

Mierda, duele.

— ¿Sabes lo de Ethan? —Pregunto sorprendida.

— Me lo dijiste cuando tratabas de convencerme de que debíamos tener sexo.

— ¿Hice qué?

— Incluso hiciste una lista de las razones por las cuales deberíamos tener sexo caliente.

— ¿Y cuáles son esas?

— No lo recuerdo, nena. —Palmea mi muslo. — Pero seguro que fuiste convincente.

— Ay, no. — La vergüenza calienta mi cara y trato de esconderlo pellizcando el puente de mi nariz.

Pero Jesse parece divertido y muy platicador.

— ¿Acostumbras dar a los chicos una lista de razones para acostarse contigo? No me pareces el tipo de chica que necesita pedirlo.

Dios.

— Solo cállate, no hago eso... Chillo. — Estuve en una larga relación y es obvio que mis técnicas están algo oxidadas.

— Y no me importa desenpolvarte.

Sonríe de una forma tan brillante que me hace sonreír y decido dejar el tema por ahora. No hay falta decir que nombrar la lista de razones era más para mí que para él.

Ahora que Ethan está fuera del panorama, tengo que encontrar mejores cosas que hacer como enfocarme en el trabajo. Tal vez beber algunas copas y no sé, hacer alguna amiga me vendría bien.

Jesse estaciona junto a un Starbucks y baja sin decir una palabra para conseguir dos expresos, algo que pueda bajarnos la resaca y ponernos alerta. Me entrega uno de los vasos y se pone en marcha hacia la estación.

— Te veré más tarde para llevarte por el auto. —Dice cuando estoy bajando.

— Si, gracias. Y no quiero ser grosera pero, ¿Podrías guardar este asunto solo para nosotros?

— Claro.

Llego al piso de nuestro equipo y no me sorprende encontrar a Christian ahí con su taza de café y revisando los informes.

— Buen día, jefe. ¿Algo en lo que pueda ayudarte? ¿Un robo? ¿Un asesinato? ¿Tráfico de drogas? ¿Lo que sea?

Grey frunce las cejas sin dejar de mirarme.

— Vandalizaron un monumento...

— ¡Lo tomo!

Me entrega la carpeta y me hace una seña para que la revise mientras llega Sawyer. Ahora que estamos cortos de personal las salidas a campo están restringidas.

— ¡Buenos días, corazones! —Saluda un muy sonriente Luke cuando llega. —¿No les parece un maravilloso día?

— No. —Gruñe Christian.

— ¡Oh, vamos! ¿No me digas que la señora Grey olvidó extraer el mal humor de tu cuerpo?

Eww.

— Cierra la jodida boca, Luke.

— Mierda. ¡Mira! Hasta Leila parece más feliz que tú.

Carajo. ¿Hay algo más en la cabeza de Luke aparte de sexo?

Me cubro el rostro con la carpeta y vuelvo a mi escritorio, concentrándome en las anotaciones de los policías pero me es imposible dejar de escuchar a mis amigos.

— No me interesa, ni me interesa saber por qué estás tan feliz.

— ¿Sabes qué es mejor que una chica? —Percibo el tono de felicidad en la voz de Luke.

— No.

— ¡Dos chicas!

— Agh, demasiada información, imbécil.

— ¿No te parece genial? ¡Un trio! ¡Los tríos me hacen muy feliz!

— No. Me. Interesa.

— Apuesto a que Ana no te hace tan feliz, ¿Eh?

Ahora está provocándolo...

— Basta. No estoy compartiendo ningún jodido detalle de mi esposa contigo. Ahora cállate y siéntate porque voy con Leila a investigar.

Luke hace un puchero con la boca y se sienta en su silla con los brazos cruzados como un niño haciendo berrinche. Yo no digo nada porque prefiero la silenciosa compañía de Christian que la boca floja de Luke.

Christian mantiene la conversación estrictamente sobre el trabajo, evitando incluso mencionar a Ethan o cualquier otro tema personal. Cuando es hora de ir a casa, espero por Jesse en las escaleras de la estación.

— ¿Desesperada por verme? —Se ríe.

— No, pero aún quiero mi auto y eres el chofer designado.

Deja de sonreír y destraba los seguros del auto, gruñendo algo tan bajo que no alcanzo a escucharlo. Conduce al bar y estaciona junto a mi auto.

— Gracias, supongo que nos veremos pronto.

— Si.

Bajo buscando mis llaves pero no estoy segura de querer volver a casa aún.

— ¿Leila? ¿Qué estás pensando?

— Nada, puedes irte. —Le hago una seña con la mano a modo de despedida.

— ¿Vas a entrar al bar, cierto?

Carajo.

— Solo un trago, uno. Luego voy a casa de mi hermana. —Miento.

Por supuesto que él no lo compra y baja de su auto para que entremos al bar juntos, el amable cantinero recibiéndonos con gusto.

— Ay, mierda, ¿Otra vez? —Gruñe Brandon. — ¿No tienes nada mejor qué hacer? Mi hermana no está aquí para salvarte.

— Cállate y sírvenos un whisky y una cerveza. —Pongo los billetes en la barra para que los tome y se calle de una jodida vez.

Jesse y yo nos sentamos ahí y tomar nuestras bebidas en un cómodo silencio hasta que alguien palmea mi espalda.

— Abernathy. Rubia. —Luke nos observa con los ojos entrecerrados, como si uniera los puntos en su mente.

Carajo.


~ • ~

Siguiente capítulo narrado por Christian ❤️

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro