Capítulo 38. Leila.
No puedo dejar de llorar, las lágrimas escurren hasta mi blusa dejando una mancha húmeda. Por lo menos dentro de mi auto nadie puede escucharme.
El sonido bajo del timbre de mi móvil atrae mi atención porque aún no enciendo el auto. Lo saco de la guantera y reviso la pantalla para encontrar el nombre Luke ahí.
— ¿Leila? — Pregunta cuando respondo.
Antes de que pueda decir algo más, otro sollozo sale de mi garganta impidiéndome formar palabras que mi amigo pueda comprender.
— Mierda, Lay, ¿Qué paso? — Insiste, pero no respondo. — No te muevas, voy para allá.
Ni siquiera sé cuánto tiempo ha pasado cuando Sawyer golpea la ventanilla de mi auto, un vistazo rápido al espejo retrovisor me muestra mis ojos rojos e hinchados.
— Abre la puerta, Lay. — Señala el asiento del pasajero.
Destrabo los seguros para que entre, acomodándose en el asiento y tirando de mi brazo para que me recargue en su pecho.
— Déjalo salir, Lay, échalo fuera. — Pasa su mano libre por mi cabello con suavidad. — No te preocupes, yo te cuido.
Recupero mi voz cuando las lágrimas comienzan a detenerse, el peso en mi pecho reducido a una simple molesta.
— ¿Por qué estás consolándome? — Pregunto con curiosidad.
— Tengo algo por las damiselas en apuros.
Eso casi me hace reír.
— No soy una damisela, y no creas que voy a dormir contigo por hablarme bonito.
— Nah, — Sus hombros se encogen conmigo aún sobre su pecho. — Perdiste tu oportunidad hace 4 años, rubia. Y yo perdono pero no olvido.
— ¿Tú qué? — Eso si provoca que me incorpore para mirarlo. — ¿Luke Sawyer, el conocido playboy es rencoroso?
— Un poquito.
— ¿Con quién? — Chillo. — ¿Con las que se niegan en tener sexo contigo?
— No precisamente, pero si hay dos chicas en esa lista por rechazarme y ninguna tuvo sexo conmigo.
— Dios, Luke, ¿Cómo te las arreglas para ser tan tonto cuando estoy toda llorosa?
— Es parte de mi encanto, bebé.
Tira de mi brazo y vuelve a acunarme contra su pecho, pero esta vez lo único que provoca es hacerme reír.
— ¿Por qué estás aquí?
Deja de tocar mi cabello para pasarse la mano por el suyo.
— Creí que necesitabas a alguien.
— Pues gracias. Espero no haber arruinado tus planes.
— Estaba decidiendo entre molestar a Christian o ser acosado por mi vecina, así que no te preocupes.
¿Molestar a Christian? ¿Ser acosado por la vecina? ¿Qué clase de planes son esos?
— ¿Qué pasa contigo y Christian? ¿Ya no son almas gemelas?
— Si, pero Ana no lo entiende.
— Esa chica. — Finjo molestia. — ¿Cómo se atreve a interponerse en su amor?
— ¡Lo sé!
Me enderezo en mi lugar y tomo un par de pañuelos para limpiar mis ojos, si dejo de llorar la rojez bajará en unos minutos.
— ¿Quieres ir a tomar algo?
— Creí que ya no bebías alcohol.
— No lo hago, pero tú si. ¿O aún estás deseando ser acosado?
— Mierda, no. Ahora conduce, te nombro conductor designado para que yo pueda intoxicarme.
— Luke...
— Si, ya sé. No puedo beber frente a ti porque eres una alcohólica en rehabilitación.
— ¡Luke! — Golpeo su hombro con mi puño.
— ¡Bien! Agua para los dos...Carajo Lay, eres tan odiosa como Ana. — Dice pero ríe, señalando las calles.
— ¿Y tu auto?
— Volveré por él más tarde.
Puesto que el único bar que frecuento es el de Becca, conduzco hasta allí y estaciono a unos metros de la entrada. Bajo guardando el móvil, pero me detengo para mirar a Luke que viene detrás de mí.
— ¿Qué haces?
— Adelántate. — Me hace una seña con la mano. — Dime si Natalie está por ahí.
— ¿Le tienes miedo? — Me río.
— ¡No te burles!
— Bien, bien.
Entro al bar y me siento frente a la barra, Brandon es el único a la vista.
— ¡Oye! — Se acerca para saludarme. — ¿Agua?
— Si.
Echo un vistazo a las personas a mi alrededor, pero no veo a la camarera que aterroriza a mi amigo. Cuando vuelvo mi atención a la barra, Brandon tiene las cejas arqueadas.
— ¿Estás solo? ¿No hay camareras?
— Nat se reportó enferma. — Sonrío y él frunce el ceño. — Becca está atrás revisando unas notas.
— Oh.
Luke entra antes de que pueda llamarlo, el aroma del tabaco impregnado en su ropa delata su horrible vicio.
— ¿Ya pediste?
— Agua.
— Yo quiero una cerveza... — Me mira por el rabillo del ojo. — ...Sin alcohol.
Brandon vuelve a mirarnos con un gesto extraño y se aleja hasta el otro lado de la barra. Le habla a alguien en el pasillo por dónde luego Becca asoma la cabeza.
— ¿No te parece extraño que la cerveza sin alcohol...? — Giro para mirar a Luke pero dejo de hablar cuando lo encuentro girado hacia un lado, una chica morena bate las pestañas.
— ¿Con tus amigas? — Lo escucho que pregunta. — Claro, estaré aquí un rato más. ¿Como dijiste que te llamas?
— Candy. — La chica muerde su labio inferior y yo pongo los ojos en blanco.
— Perfecto, Candy. Te veo en un rato.
Luke guiña el ojo y la chica se aleja a una mesa del fondo donde otras chicas la saludas. ¿En qué jodido momento consiguió ligarse a alguien?
Sawyer saca del bolsillo un pequeño block de post-it amarillos y un bolígrafo, escribe la fecha y el nombre de la chica debajo antes de volver a guardarlo.
— ¿Qué haces?
— Me aseguro de pedirle un taxi a la chica correcta.
¿Qué?
— ¿Te vas a ir con esa chica? — Chillo indignada.
— Aún no. Pero pronto.
— ¡Luke!
— ¿Qué?
Realmente no hay algo que pueda reclamarle, así que lo dejo ir porque hoy solo voy a preocuparme por mi.
— ¡Leila! — Becca me saluda. Deja la botella de cerveza sin alcohol frente a Luke y se acerca para darme un pequeño abrazo. — Brandon dijo que estabas en Portland.
— Si, pero volví.
— ¡Y castaña! — Señala mi cabello con una gran sonrisa.
— Quería intentar algo nuevo.
— Bebiendo agua, chica, estoy tan orgullosa de ti.
— Gracias.
Ambas sonreímos divertidas, pero Becca frunce el ceño antes de mirar a Luke que no parpadea mientras la mira.
— ¿Se te perdió algo, cariño?
— ¿Ah? — Balbucea el tonto. ¿Qué rayos le pasa al idiota?
— Hey, — Lo sacudo por el hombro. — ¿Por qué no vas con Candy ahora?
Sawyer hace lo más extraño que le he visto hacer en un tiempo: Paga la bebida y sale del bar sin decir una sola palabra.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro