Capítulo 32. Christian.
— ¿Y? — Giro para mirar a Luke. — ¿Qué piensas de Carla Wilks?
Estamos sentados ambos en el auto patrulla, esperando por el reporte de autopsia sobre un homicidio en la zona sur de Seattle. Tuve que enviar al jodido chico a presionar al forense para así alejarlo de mi Cerecita.
— No es realmente mi tipo, — Luke hace una mueca de disgusto. — Demasiado flaca, demasiado vieja, demasiado plana...
Estiro el brazo y golpeo la parte posterior de su cabeza con fuerza, esperando que eso le arregle las jodidas ideas.
— No me refería a eso, imbécil. — Le gruño. — ¿Crees que está mintiendo? Me parece sospechoso que no recuerde nada.
Sawyer hace otra mueca con la boca.
— Demasiado alcohol, tal vez algunas drogas... O solo es tonta. ¿Sabes la suerte que tienes que tu esposa esté cuerda? — Deja de hablar y sus cejas se fruncen. — Loca acosadora pero lista, me agrada.
— Cierra la puta boca ahora, idiota. No vuelvas a referirte de esa manera a mi esposa.
Volvemos ambos la vista al frente, la calle igual de concurrida que mi cabeza. ¿Quién más podría saber sobre Steele?
Mierda.
— Lo tengo. — Busco el móvil en el bolsillo y le desplazo entre los contactos. — Jamás creí que me alegraría de hablar con ese imbécil.
Luke frunce las cejas y me mira confundido mientras espero en la línea.
— Taylor. — Gruñe con la voz rasposa.
— Soy Grey.
— ¿Qué quieres, chico?
Imbécil.
— Tú investigaste a Steele por años y necesito información.
— ¿Qué tipo de información?
— Sus hijos.
Taylor resopla con fuerza, el sonido en su lado de la línea atenuándose.
— ¿Qué quieres saber?
— ¿Son de él?
Otra puta pausa.
— La chica es hija de un empresario, un desliz fuera de su matrimonio.
— ¿Y el chico?
— Mis fuentes dicen que es hijo de un ex empleado, era chofer de Steele en ese tiempo... Franklin Lambert.
Mierda.
— Entonces... ¿Solo Anastacia es hija biológica de Steele?
— ¿Tu novia? — Se burla. — Si, eso parece.
Omito decir que es mi esposa ahora, aunque estoy seguro que él podría saberlo por Welch o sus fuentes.
— Sé que las cuentas de Steele y sus propiedades fueron confiscadas, la familia está en la calle.
— ¿Dónde escuchaste eso? ¿La televisión? — Se ríe. — Las cuentas fueron congeladas, pero la casa sigue siendo de ellos porque pertenece a la señora Lincoln.
Maldita mentirosa.
— Una cosa más. ¿Por qué las cuentas de Anastasia Wilks no fueron congeladas?
Por un segundo creo que no va a contestar, pero vuelve a hablar con un ligero tono de sorpresa.
— No sabía eso, dejó de ser mi caso cuando entregué a Steele.
— ¿Podrías preguntar?
— Solo dime una cosa, ¿Por qué te importa tanto ahora?
Podría mentirle para mantenerme fuera del asunto pero ella es mi esposa, es mi asunto.
— Es mi esposa. Elena Lincoln está amenazándola para obtener su dinero.
— ¿Te casaste con la niña de Steele? Eso no fue muy listo de tu parte, Grey. Serás arrastrado a la mierda de Steele.
— Yo manejaré eso.
Otra maldita pausa.
— Veré qué puedo investigar pero no prometo nada. La investigación sigue en curso aunque Steele ya no pueda pagar por sus crímenes.
— Creo que ya pagó suficiente. Y Taylor... No involucres a mi esposa en los problemas de su padre.
El jodido Jason ni siquiera responde, solo termina la llamada y me deja ahí en la línea. Guardo el móvil para enfrentar la mirada curiosa de Sawyer.
— ¿Y? ¿Te envío sus buenos deseos? — Una lenta sonrisa se estira en su estúpida cara.
— Si, lo hizo. Ahora conduce el puto auto hasta Broadview, necesito hablar con la señora Wilks otra vez.
Enciende el motor y la radio para tararear mientras conduce, completamente relajado como si el puto mundo fuera color de rosa.
— ¿Qué pasó con la vecina?
— ¿Penélope?
— Si, ella.
— La estoy evitando lo más que puedo porque me vigila, — Sus ojos se entrecierra. — Cada vez que traigo a una chica a casa ella aparece para regalarle galletas.
¿Galletas?
— ¿No es eso extraño? ¿Qué mierda le pone a las galletas?
Los ojos de Luke se amplían por la sorpresa, como si no lo hubiera considerado antes.
— Mierda, ¿Crees que estoy embrujado?
— Depende.
— ¿De qué?
— ¿Caminas por las paredes? ¿La cabeza te da vueltas? ¿No puedes dejar de pensar en ella?
— No puedo dejar de pensar en las galletas. — Responde. — Aunque saben mucho a vainilla.
— Podría ser. No la hagas enfadar... O deja de comer las jodidas galletas.
Afortunadamente la conversación termina cuando estaciona afuera de la casa, lejos de las rejas y de la vista del personal.
— Espera aquí.
— ¡Entendido!
— ¿Aún en problemas con la sirvienta? — Señalo la casa.
— Ya tengo mis manos llenas con una loca, no necesito otra.
Como sea. Paso la reja metálica y presiono el timbre, luego espero ver a la chica rubia.
— Buen día, soy Christian Grey y hablar con la señora Wilks. — Le digo, pero ella parece distraída mirando detrás de mí.
— Claro, señor Grey. Pase.
La chica señala la sala y encuentro ahí a la madre de Ana, como de costumbre con un trago en la mano. Me mira un largo momento antes de sonreír.
— ¡El policía! — Chilla.
— Si, soy yo. Señora Wilks, ¿Puedo hacerle unas preguntas?
— Por supuesto que sí, cariño. — Palmea el lugar libre junto a ella. — Siéntate.
— Estoy bien.
Mantengo mi distancia de ella sin perder de vista sus movimientos, en caso de que tenga que alejarme más.
— Señora Wilks...
— Carla. — Me interrumpe.
— Carla, ¿Cómo supo usted de los engaños de la señora Lincoln?
Su boca hace un gesto extraño antes de responder.
— Las otras empleadas lo decían.
— ¿Usted vio a alguno de esos hombres?
— ¿Con ella? No.
Algo en ella se siente distinto, no lo sé. Podría estar sobria para variar y por eso su mirada no divaga.
— ¿Conoció a Franklin Lambert?
— ¡Por supuesto que conocí a Frank! — Chilla emocionada. — Era mi novio.
¿Qué?
— ¿Usted y Frank...? — Ni siquiera puedo terminar la pregunta.
— Si. Frank trabajaba para Raymond y me llevó a trabajar con él como mucama.
Esta es una mierda confusa.
— Asumo que terminaron su relación.
— Cuando me enamoré de Ray, — Confirma y suspira.
— ¿Y él se relacionó con la señora Lincoln?
— Supongo.
— ¿Por eso se fue? ¿Renunció?
— ¿Frankie? — Sus ojos se mueven con rapidez. — Él murió el día que Annie nació.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro