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Capítulo 30. Christian.

— Tengo un mal presentimiento. — Ana suspira mirando por la ventana del auto.

— Todo estará bien, nena, tranquila. — Palmeo su muslo. — ¿Por qué no te adelantas mientras hablo con Luke?

— Claro.

Tira de la manija y baja, acomodando el enorme suéter tejido.

— Oh, mierda. — Susurra Sawyer.

Giro sobre el asiento para mirar a mi mejor amigo y explicarle por qué éste es un asunto tan importante.

— Escucha, vamos a tratar esto de la manera más profesional posible. Estamos aquí para interrogar a la señora Wilks sobre Steele, todo lo referente a sus cuentas y asuntos legales porque la viuda está peleando el dinero de Ana.

— ¿Esta molestando a nuestra esposa? — Mi ceño se frunce. — Quiero decir, tu esposa.

— Si.

— ¡Esa bruja! ¡Ya la odio! — Golpea el cabecero del asiento frente a él.

— El punto aquí es que necesitamos información y por eso te traje, no para seducir a la madre de Ana ¿Entendiste?

Su cabeza se ladea en confusión como un jodido perro.

— ¡Luke! ¿Entendiste?

— Si, si, no me acuesto con la suegra.

Dios.

— Si, por favor. Mantén tu jodida cosa para ti mismo.

— Mierda Christian, le quitas la diversión a todo.

Decido ignorarlo para contener mis ganas de golpearlo porque ambos estamos aquí para apoyar a mi Cerecita, no para ocasionar más conflictos. Bajo del auto y Luke me sigue.

— Tengo la impresión de que estoy olvidando algo. — Dice cuando presiono el timbre.

— ¿Comer?

— No, es algo como...

La puerta se abre lentamente y la sirvienta rubia de la casa nos mira, o mejor dicho, mira a mi amigo fijamente.

— ¿Luke?

— Ay mierda, ¡Eso era!

¿Qué?

— ¡Grace!

— Es Gretchen. — Chilla furiosa. — ¡Dijiste que llamarías!

— Mierda. — Lo veo hacer una mueca incómoda.

Esto no está resultando como imaginé, así que tomo la manija de la puerta y la cierro dejando a la rubia furiosa del otro lado.

— ¡Carajo Luke! ¿Te cogiste a la sirvienta?

Encoge los hombros como si no fuera nada.

— Creo que sí.

— ¿Crees? ¿Tú crees? — Lo empujo por el pecho. — ¿Sabes que? Es un maldito error, sube al auto y espera ahí.

— ¡Hace calor!

— ¡No me importa! ¡Vuelve al puto auto!

— Estás exagerando, Chris. Puedo lidiar con la molestia de Gilda, todo estará bien.

— ¡Se llama Gretchen, pedazo de idiota!

— ¿Gretchen? ¿Qué es eso, ruso?

La puerta se abre de nuevo y la sirvienta vuelve a mirarnos con el rostro rojo de furia.

— ¡Es alemán! ¡Imbécil!

Podría jurar que estoy por presenciar una masacre cuando Ana asoma la cabeza, confundida porque llevamos algunos minutos en la puerta discutiendo con la chica.

— ¿Christian? — Me mira y yo señalo levemente hacia Luke. — Oh Dios. Puedes irte Gretchen, yo me encargo.

— Si, señorita Wilks... Quiero decir, Señora Grey.

Eso basta para distraerme del puto drama de Luke y sus líos de faldas pero sé que lo merece, especialmente cuando se despide de la chica rubia:

— ¡Adiós, Greta!

Ana pone los ojos en blanco.

— Lo hiciste a propósito. — Lo acuso.

— ¿Si?

Agh. Jodido idiota.

— Vayamos ahora a hablar con tu madre, Cerecita, antes de que considere seriamente pegarle un tiro a Luke.

Ana toma mi mano y me guía hasta la sala donde se encuentra su madre recostada en el sofá con una copa en la mano y un cigarro en la otra.

— ¿Mamá? ¿Recuerdas a Christian?

— ¡Tu novio! — Su sonrisa es enorme. — ¡Y es tan guapo que lo quiero para mí!

— Es mi esposo, mamá, nos casamos. — Levanta la mano para mostrarle los anillos. — ¿Lo ves? Es mio. ¡Mío!

— ¡Oh! Pero, ¿Qué paso con Jaime?

— ¿Cuál Jaime, mamá? ¡Se llama Jesse! Y ya te dije que es mi amigo.

— ¿Y es soltero? — Insiste.

— No mamá, no es soltero. Escucha, Christian y su amigo Luke quieren hacerte unas preguntas.

Los ojos marrones de la señora Wilks se desplazan de mi hacia Luke y se fijan ahí con curiosidad.

— ¿Él es soltero?

— ¡No! — Chilla Ana al tiempo que Luke dice Si.

— Cierra la boca, idiota. — Gruño.

— ¿Qué? Ella preguntó y yo respondí con honestidad. — Encoge los hombros de nuevo.

Decido tomar esto en mis propias manos o no obtendremos las respuestas que necesitamos. Me paro a unos metros de ella.

— ¿Señora Wilks? ¿Cuánto tiempo estuvo involucrada con Raymond Steele?

— ¿Con Ray? — Repite. — Ania, ¿Cuántos años tienes?

Ana suspira de nuevo y pone los ojos en blanco, la irritación burbujeando en su expresión.

— Es Ana, mamá. Y tengo 18 años.

— Cierto, entonces hace 20 años.

— ¿Veinte? — Confirmo hacia Carla. — ¿Él ya estaba casado en ese momento?

— Si. Recuerdo que ya tenía uno o dos meses casado con Elena.

— ¿La señora Lincoln estaba embarazada?

— Si.

— ¿Raymond mencionó algo sobre su paternidad de ese embarazo?

— Hmm. — Golpea su barbilla con una de sus uñas postizas. — No estoy segura si mencionó algo, no era muy platicador.

Miro a Luke cuando se detiene a mi lado con las manos en los bolsillos y el ceño fruncido.

— ¿Raymond le hablaba de sus problemas con su esposa? — Pregunta él.

— Lo usual, — Ella le sonríe. — Sobre lo loca que está ella y lo mucho que peleaban.

Eso no parece fuera de lo común, discusiones de pareja como en cualquier otro lado.

— Señora Wilks, ¿Ray estaba de acuerdo cuando usted se embarazo? — Me sorprende la seriedad en la voz de Sawyer.

— ¡Oh, si! ¡El deseaba tener un hijo que se pareciera a él! No como ese chiquillo rubio, Lorenzo.

— Elliot. — Ana pone los ojos en blanco por enésima vez.

— Si, ese. Y luego Annie vino al mundo el mismo año que la niña rubia, pero Ray estaba más emocionado con su parecido con mi hija. — Su cabeza gira un poco para mirar la ventana. — Cuando Elena vió a mi bebé me echó de la casa, ¡Ella me hirió!

Señala su brazo y levanta la bata rosa y esponjosa que lleva, revelando cicatrices a lo largo que parecen cortes.

— Esa bruja estúpida quiso herir a Annie y yo la defendí.

Tengo que alejarme un poco para mirar a mi esposa, la palidez en su piel me indica que ella no sabía nada de esto.

— ¿Qué hizo Raymond cuando lo supo? — Pregunto.

— Me llevó a una enorme casa y contrató a una enfermera para que nos cuidara, ¡Una casa enorme! Y venía a cenar todas las noches.

Eso debió enfurecer a Lincoln. Pero todavía no me queda claro si Ana es su única hija biológica.

¿A quién más podría recurrir para saberlo?

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