Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 28. Leila.

Siento el peso de un cuerpo sobre mi colchón y por la hora asumo que es mi madre asegurándose que estoy bien. No es que necesite que me vigile.

Pero sé que me equivoco cuando una mirada intensa y un golpe en el costado me hacen abrir los ojos.

— ¿Por qué no me lo dijiste? — Chilla Lidia.

Carajo.

— Buenos días para ti también.

— Deja de hacerte la graciosa, Leila, ¿Por qué no me habías dicho que terminaste con Ethan?

Agh, no de nuevo.

— ¡Él me dejó! Y no te lo dije porque no quería preocuparte. — Tiro de las cobijas para cubrirme más. — ¿Mamá te llamó?

— No, lo hizo papá. Quería saber por qué no cuidé de su duendecilla.

— No soy tu responsabilidad, Lidia.

— Lo sé, pero papá te sigue viendo como la pequeña niña de 8 con la pijama de duendes.

— ¡Elfos! ¡Eran elfos! — Gruño haciendo que mi hermana ponga los ojos en blanco. — De todas formas, ¿Qué haces aquí?

— Aproveché la ocasión para una visita familiar, ya sabes, dejar a Mikey con sus abuelos mientras mami va al cine o a la librería como una persona normal.

Intenta sonreír pero no lo logra aunque siempre trata de animarme, de pelear mis batallas y aconsejarme cuando lo necesito. No sé qué haría sin ella.

— Gracias por preocuparte, Lidia, no tenías que venir hasta a acá solo por mi. Estoy segura que la próxima vez que salga de esta cama me sentiré mejor.

— ¿Y cuándo es eso? — Su ceja se arquea. — ¿En otros siete días? No siquiera quiero saber cuándo fue la última vez que te duchaste.

Bien, ahora está siendo odiosa.

— Cállate.

— Cállame.

Oh.

— No querrás que me levante de esta cama, créeme.

— Quiero que lo hagas, flacucha. ¡Venga! ¡Dame tu mejor golpe!

No quiero dejar mi confortable cama solo para pelear con mi alborotadora hermana pero sé que es una de sus estrategias de para hacer que me levante.

— No voy a golpearte, tonta, podría solo arrestarte si quisiera.

— ¿Por qué? — Chilla. — ¿Por incitar a la violencia?

— ¡Y por ser una mala hermana que no me deja dormir!

Le lanzo una de mis almohadas haciéndola reír un poco, luego la risa es reemplazada por una mirada triste.

— No lo entiendo, dijiste que era el amor de tu vida. Planeaban casarse a finales del año.

— Lo sé, lo recuerdo.

— ¿Entonces? Y no me digas que te engañó porque no me parece este tipo de chico.

— No lo hizo, solo prefiere tenerme fuera de su vida.

— ¿Pero...?

— Suficiente Lidia, no quiero hablar de eso, ¿Está bien?

— Por supuesto. Estaré abajo con mamá preparando el desayuno, no tardes.

— No.

Lidia sale de la habitación dejándome de nuevo sola con mis pensamientos y mis sueños recurrentes, todos iguales. Ethan dejándome, gritando, pidiendo que deje de buscarlo.

Me siento en la cama y busco el móvil en el cajón del buró donde permanece apagado. Sé que cuando lo encienda, recibiré mensajes de Jesse.

Tal vez quiero recibirlos.

Tal vez quiero pedirle que venga a verme.

Presiono el móvil entre mis manos antes de lanzarlo, resistiendo la tentación de llamarlo. Lo único que podría ayudarme ahora es una ducha.

El problema es que en la ducha también me acompañan los recuerdos de Ethan, como si fuera un fantasma. Recuerdo incluso a Jesse y su cuerpo musculoso junto al mío.

Carajo.

— Tal vez solo necesito sexo.

Pero no puedo tener sexo con Ethan, ni con Jesse. Ana solo los mencionó a ellos, ¿Cierto? Podría ir a un bar cualquiera, escoger a un chico ahí y llevarlo a un lugar más privado.

No, eso tampoco serviría. Incluso con otros chicos, no puedo dejar de pensar en Ethan y lo mucho que lo extraño.

Dios mío, ¿Y si nunca volvemos a estar juntos? ¿Si nuestra ruptura es definitiva? ¿Y si... Yo no era el amor de su vida?

Me recargo en el azulejo frío y me deslizo hasta el piso, dejando que el agua cálida caiga sobre mi cabeza y oculte mis lágrimas.

Nada de lo que haga va a devolverme a Ethan, nada de lo que diga. Incluso si volvemos a hablar, ¿Cómo le digo que me acosté con otro chico?

¿Cómo?

Yo misma jodí todas mis oportunidades.

El nudo se hace más fuerte en mi garganta, cortando el flujo de aire en mis pulmones. Necesito un trago, algo que alivie el ardor en mi pecho y adormezca todo lo demas.

No quiero pensar, no quiero sentir.

Quiero volver el tiempo atrás a cuando era feliz y tenía al amor de mi vida conmigo, compartiendo con él mi cama y mi corazón.

— ¿Por qué? ¿Por qué me pasa esto a mi?

¿Qué hice para merecerlo?

Alguien golpea la puerta del baño con tanta fuerza que me sobresalta, incluso por encima del ruido de la ducha.

— ¡Leila! ¡Abre la puerta!

Lidia golpea de nuevo con desesperación, girando la perilla que no cede por el seguro puesto.

— ¡Llevas ahí muchos minutos! ¡Sal ya!

— Estoy bien.

— ¡No! ¡No lo estás! Abre la puerta para que podamos hablarlo.

— No.

— Leila. — Ella deja de golpear la puerta. — Por favor...

¿Qué hace? ¿Ella piensa que yo...?

— Dame un minuto.

— Te espero aquí, ¿Está bien? Me sentiré más tranquila si puedo verte.

Dios.

Ahora mi familia piensa que soy suicida.

Cierro la llave del agua y me pongo de pie, asegurándome de controlar el llanto lo suficiente como para que mis ojos no luzcan tan hinchados. Envuelvo la toalla en mi cuerpo y abro la puerta con lentitud.

— Ya puedes respirar, ¿Lo ves? Dios, no sé cómo John te aguanta.

— Me ama. — Responde en automático con una sonrisa, hasta que se da cuenta de sus palabras.

— Por lo menos una de nosotras es amada. — Intento hacer una broma que dista mucho de ser graciosa.

Presiona los labios con fuerza en una mueca de incomodidad que prefiero ignorar porque no estoy acostumbrada a ver a mi hermana mayor siendo vulnerable.

— Creo que necesito un café muy cargado. — Me alejo para tomar ropa limpia de mi cajón. — ¿Está listo el desayuno?

— Si.

— Bien. Vayamos juntas entonces.

~ • ~

Hola 👀

Ha llegado el momento de los avisos parroquiales 🙈.

En primer punto quiero mencionar que ésta historia ya se encuentra rumbo a su desenlace, no sé cuántos capítulos más o menos, pero si creo que al menos unos 10 más.

He leído sus comentarios sobre las actitudes de Leila, de Ethan y hasta de Jesse y de lo frustrante que resultan sus acciones. Y si, también tienen un propósito.

Quién ha pasado por una decepción amorosa sabe que (al principio) parece el fin del mundo. Lloras, sufres y maldices incluso a quien quiere ayudarte.

Lo poco que se expresa aquí es solo una parte de lo mucho que la persona tiene qué vivir para salir de esa crisis, recibiendo todo tipo de comentarios de quienes los rodean.

¿Por qué lo menciono ahora?

Porque el índice de ansiedad, depresión y suicidio se está elevando por la Pandemia y todas las complicaciones que derivan de ella.

El mensaje que quiero dejar fuerte y claro es éste: No estás sola.

Todo esto va a pasar, después de la tormenta viene la calma.

Y si tú o alguien cercano necesita ayuda, puedes contactar con las redes locales de salud.

En México puedes llamar las 24 hrs. A la línea de Vida 8009112000

Personal especializado en intervención en crisis atiende las llamadas, incluso si solo necesitas orientación o estás tan angustiada que necesitas hablar con alguien.

Todos estos días que he desaparecido me he encontrado en reuniones virtuales con personal de salud de todos los países de Latinoamérica, y coincidimos en la importancia de la salud mental.

Ya por último quiero cerrar con el consejo sabio de los poderosísimos Angeles Azules:

🎶Que levante la mano quien no lloró un adiós, que levante la mano quien no sufrió por amor🎶

Gracias.

Pd. Ya pueden ir a dormir.

Pd2. Este es mi rato libre para actualizar 😥, hay disculpen la hora 🙈🙈🙈.

*Inserte sticker de perrita sonriente*

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro