Capítulo 19. Leila.
— ¿Eres mayor de edad, cariño? —La voz de Becca me saca de mis pensamientos, recordándome que Ana está ahí.
— Si, lo soy. —Ella sonríe.
— Lo siento, qué grosera. —Me disculpo con ambas mujeres. — Becca, ella es Ana Grey mi compañera, y Ana, ella es Becca la bartender.
— Soy la dueña, cariño. —Toma la mano de la señora Grey y la estrecha. —¿Qué te sirvo?
— Solo agua, por favor.
La pelirroja asiente y se aleja, dejando solo un vaso de whisky en lugar de los dos que le pedí.
— ¿Dónde está Jesse? Me sorprende no verlo contigo.
No parece que le moleste pero hay un ligero tono de reproche en su voz, así que decido ser sincera.
— Le dije que iría a comer a casa de mi hermana y se fue en su auto. —Encojo los hombros.
— ¿Y eso es cierto? ¿Vas a visitar a tu hermana?
— No. Ella tiene suficientes problemas con un marido y un bebé, no necesita preocuparse por mi.
— Oh, vaya. —Un pequeño suspiro se le escapa.
Un momento, ¿Qué hace ella aquí? ¿Por qué Christian no está con ella?
— ¿Christian y su... Luke están contigo? —Giro para mirar las ventanas esperando ver a ambos hombres afuera.
— No, ellos fueron al departamento a ver el juego de los mariners. Acordé darles un día a la semana para su... — Hace un gesto con la mano. — ...profunda amistad.
— Eso es bueno, pero ¿De qué quieres hablar conmigo? ¿Es sobre Jesse?
— No. Es sobre ti y tu ruptura con Ethan. —Voltea un poco para mirarme. —Christian me lo contó, lo obligué.
— Bueno, no es un secreto que Ethan y yo terminamos. ¿Por qué quieres saberlo?
— Quiero ayudarte.
— ¿Ayudarme a qué?
— A superarlo.
¿Qué?
— No necesito ayuda, estoy bien. De verdad.
— No lo estás. Has estado bebiendo cantidades exageradas de alcohol casi todos los días y después te presentas en el trabajo cansada y ojerosa.
— Puedo cuidarme sola. — Gruño, pero ella parece ignorarme porque sigue hablando.
— ¿Y esto que tienes con Jesse? No puede ser una relación seria.
— No quiero una relación seria. Somos adultos que tienen una amistad y sexo, ¿Eso es un problema para ti?
— Por supuesto que no pero Jesse es mi amigo y tú también, podrías engañar a Christian y a Luke, pero no a mi.
¿Eso qué carajos significa?
— Lo que quiero decir es que en lugar de sufrir para sanar tu corazón, saltaste a una nueva relación aunque digas que no. Solo cambiaste de un chico por otro.
— No es cierto.
— Leila... Podría jurar que haces con Jesse exactamente lo mismo que hacías con Ethan.
— No.
¿Ella qué mierda sabe? Tal vez una o dos veces pero no como ella lo plantea.
— Yo no encuentro ningún problema, y si Jesse no está de acuerdo conmigo es libre de irse.
— ¿Irse? —Se ríe. —¿Dejar de tener sexo con una hermosa mujer que no quiere compromiso? Leila, eres el sueño de cada hombre.
— Él está enamorado de ti, ¿Lo sabías?
Sus cejas se fruncen ligeramente pero mantiene la mirada sobre mi, como si yo tratara de cambiar el tema de conversación.
— Eso no es cierto.
— ¡Lo es! La única razón por la que él duerme conmigo es porque tú no estás disponible, ¿No puedes verlo?
— Soy una mujer felizmente casada y Jesse es mi amigo, un amigo que siente la obligación de cuidarme porque mi entrometido padre se lo encargó.
— No, no, es más que eso. —¿Ella en realidad no sabe o no quiere verlo? —Él se siente mal de verte con Christian, no tiene que decirlo porque lo veo en su cara.
Ana suspira y toma otro trago de su vaso de agua antes de volver a hablarme.
— ¿Qué fue lo que pasó?
— ¿Con Jesse?
— Con Ethan. Háblame Leila, quiero escucharte.
— ¿Por qué? No me conoces tan bien.
— Tengo la impresión de que no tienes muchas amigas y sé lo que es eso, así que quiero estar para ti.
Carajo, es difícil ser grosera con ella cuando es tan dulce.
— Solo... un día comenzó a decir que no quería verme. Me corrió de su lado, de su casa y ahora su familia lo niega. Ni siquiera sé qué hice mal.
— ¿Tenían problemas?
— No.
Por lo menos, no que yo supiera.
— Supongo que intentaste hablar con él.
— Si, y como puedes ver no funcionó.
— Por eso bebes. —Me acusa.
— ¿Hay algo más que pueda hacer? No veo el problema, no le hago daño a nadie.
Ana resopla con fuerza y mira a Becca como si suplicar por ayuda, haciendo que ella venga desde el otro lado de la barra.
— Beber tanto alcohol te hace daño, Leila. Lo que necesitas es sacar todo ese dolor, no adormecerlo con alcohol y sexo.
— ¿Y por qué no? Es mi decisión.
— Escucha. Si tú estuvieras atravesando por toda la confusión de una ruptura, yo no tendría ningún problema. ¡Pero no estás ni siquiera cerca de eso! Saltaste de un chico a otro para no sentir el dolor y eso es malo.
— ¿Según quién? —Gruño bebiendo el resto de mi whisky. —Becca, necesito otro de éstos.
Agito mi vaso en el aire para enfatizar mi punto, ganándome una mirada de desaprobación de la chica a mi lado.
— ¿Alguna vez te dije que Christian rompió conmigo con un mensaje de texto?
¿Qué?
— No, no lo mencionaste.
— Bueno, pues lo hizo; sabiendo que yo estaba muy enamorada y que quería estar con él.
— ¿Cuándo fue eso?
¿Cuando no era legal?
— Lo importante aquí, —Ignora mi pregunta. —Es que él rompió mi corazón y yo estaba muy herida, lo odiaba por hacerme eso. Pero estaba decidida a mostrarle que estaba cometiendo un error muy grande al dejarme ir e hice todo lo necesario para terminar mis estudios. Quería demostrarle que no era la niña tonta que él creía y era una mujer capaz de tomar sus propias decisiones.
— Vaya...
— Lo sé. Me dejé morir dos semanas y luego decidí que era suficiente. —Sonríe un poco avergonzada. —Y ahora soy la señora Grey.
— Bien por ti. —Golpeo mi vaso de cristal contra el suyo. —¿Cuál es tu sugerencia?
Sé que ella no está sugiriendo opciones sino imponiendo, pero quiero escuchar su opinión.
— Aléjate de los chicos, de Ethan, de Jesse y de cualquier otro para que te concentres en ti. En encontrar tu camino.
— Carajo, ¿En necesario?
— Si. —Seguro ve la duda escrita e mi cara porque palmea mi hombro. —Solo un mes, es todo lo que pido.
Pone un billete sobre la barra y se despide de Becca, que no ha hecho más que escuchar nuestra conversación los últimos minutos.
— Me agrada su consejo. —Señala la puerta por la que Ana acaba de salir. —Deberías intentarlo.
— ¿Un mes sin sexo? ¿Están locas? No, gracias.
Saco el móvil del bolsillo y escribo torpemente un mensaje de texto a mi nuevo contacto favorito, Jesse.
*Te espero en mi departamento, no tardes.*
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