Capítulo 16. Leila.
Después de quitarle la camiseta, deslizo sus jeans y boxers hasta sus rodillas para tener suficiente espacio. Las ventajas de no hacer el amor es que puedo prescindir de los mimos e ir directamente hacia mi parte favorita.
— ¿Vamos a la habitación? — Pregunta Jesse ayudándome con la blusa.
— No, aquí está bien. Lo tengo.
Ni siquiera tiene que moverse porque me enderezo para quitar el pantalón y sentarme de nuevo en su regazo, su miembro duro presionando la parte posterior de mis muslos.
— Lil... — Suspira cuando lo dirijo hacia mi.
Me aferro a su cuello para ayudarme a subir y bajar, concentrada en las sensaciones que le produce a mi cuerpo y que me gustan tanto.
— Mierda. — Gruñe presionando sus dedos contra mi cadera.
— Ya casi. — Gimo en respuesta, no queriendo que se mueva y me corte el ritmo. — Muy cerca, bebé.
Mis ojos se abren de golpe por el apodo cariñoso y a quién está dirigido porque definitivamente no quiero encariñarme con Jesse. Siento mi cuerpo tensarse y liberarse, nublandome la vista por un momento.
— Si, cariño, no te detengas. — El rubio siente que dejo de moverme y continua con las embestidas.
Pero mi cuerpo no responde con la misma intensidad cuando el clímax se junta con mi cansancio y todo el alcohol en mi sangre. Jesse termina también pero soy incapaz de moverme.
El sexo es bueno, lo admito. Muy bueno. Solo que algo sigue faltando ahí, no sé que es. ¿Más besos? ¿Más coqueteos? ¿Más alcohol?
Me levanto y me tambaleo desnuda hasta el baño para una ducha rápida que me quite el sudor y la parte de Jesse que se desliza por mis piernas, más por costumbre que por vergüenza.
Creí que lo había dejado un el sofá hasta que aparece detrás de mí en el baño y corre la cortina.
— ¿Está fría? — Estira la mano hacia el chorro de agua para sentirla.
— No.
— ¿Por qué no usas agua fría? Hace calor.
— Porque no me gusta el agua fría, odio el agua fría. — Gruño sin mirarlo. — Entra a la ducha o vete.
— Creí que el sexo te ponía de buen humor. — Se burla. —Pero ya me di cuenta que no.
— Estoy cansada, ¿Está bien? Vamos a la cama.
Le doy un pequeño beso en los labios y me aparto para tomar una toalla del estante. Me seco el cabello corto con la misma toalla sabiendo que será un desastre por la mañana antes de ponerme una camiseta del cajón superior de mi cómoda.
Apenas apoyo la cabeza en la almohada, siento que el cansancio me arrastra a la profundidad de mi mente y tengo que tirar de las cobijas hacia arriba para mantener el calor.
— Ven a dormir, Et. Es tarde.
Lo escucho mover cosas en la cocina hasta que caigo en el sueño. Cuando vuelvo a abrir los ojos, la luz atraviesa las persianas y la alarma endemoniada de mi móvil no para de sonar.
— Mierda, tengo resaca de nuevo. — Me limpio los ojos para apartar el sueño. — Y necesito un café muy cargado.
— Está listo.
Abro un solo ojo para mirar al chico de pie en la puerta, ya vestido y con una humeante taza de café como si él no hubiera bebido en exceso como yo.
— ¿Por qué ya estás levantando?
— Porque mi alarma suena antes que la tuya para ir a correr.
— Mierda. — Arrugo la nariz en un gesto de desaprobación. — ¿Y eso te hace feliz?
No responde, deja la raza sobre mi cómoda y se levanta la camiseta para mostrarme sus abdominales marcados y perfectos.
— Míralo tú misma.
— Largo de aquí, arrogante. Voy a vestirme para que podamos detenernos por unos sandwiches de camino a la estación.
— Bien.
Sale de la habitación dejando la puerta entrecerrada, así que voy al clóset por una blusa y pantalones de mezclilla que pueda usar con botas de tacón.
Observo en el espejo el desastre alborotado de mi cabello suelto, tomando la taza de café para beber mientras decido qué hacer con él.
— Eww, demasiado dulce y demasiada crema. — Doy otro sorbo. — Esto jamás va a despertarme.
— Sigues siendo quejumbrosa, Lei. — Me grita desde la cocina. — Trae te culo aquí porque ya es tarde.
No discuto más porque tiene razón en ambas cosas. Es tarde y lo último que necesito es a Christian castigándome con faltas administrativas por aparecer con aliento alcohólico. Y también estoy más irritable que de costumbre.
— Lo siento, no ha sido mi mejor mes. — Le digo cuando subimos al auto.
— Lo sé, pero igual tienes que controlar el temperamento Lil.
— ¿Por qué? Si fuera un chico nadie tendría problemas con mi actitud. Christian es un dolor en el culo todo el tiempo y nadie se queja.
— Porque nadie es Luke, y sabemos que él ama su culo. — Se ríe. — Estoy encontrando muy divertido todo este asunto.
— Siempre que no lo menciones frente a ellos.
Le hago una seña para que se detenga en la panadería y bajo por una gran caja de donas. Cuando llegamos a la estación camino delante de él llevando la caja.
— Buen día, jefe. Señora Grey. — Saludo a ambos.
— Buen día. — Repite Jesse. — Trajimos el desayuno.
La expresión de sorpresa en Ana me toma desprevenida, sobre todo cuando su mirada pasa de Jesse a mi y viceversa. Gira para mirar a su esposo que solo encoge los hombros.
— Gracias por traerlas, chicos. — Se acerca para mirarme. — Me gusta el aroma de tu shampoo, ¿Es coco?
— Miel y coco. — Corrijo, pero ella está mirando el cabello rubio húmedo de Jesse.
Santa mierda.
Seré juzgada por la pequeña señora Grey quien apenas es mayor de edad. Le lanzo una mirada a mi jefe para que aleje a su mujer de mi y mi vida privada.
— Bien, ¡Atención! Acaban de notificarnos de un cuerpo encontrado en un parque abandonado, todo apunta a un homicidio. Leila, Jesse, es de ustedes.
— Pero aún tengo el caso del robo.
— Lo sé, ahora es de Luke y le toca cerrarlo, ya tenemos a los sospechosos.
— Como digas, jefe.
Tomo una dona de la caja, la carpeta y las llaves de la patrulla para salir del piso con Jesse siguiéndome, sabiendo que es mejor tomar distancia para que pueda calmarme.
— ¡Hey! — Casi golpeo a Luke en la escalera. — Con más cuidado, rubia.
— Lo siento, no te vi. — Palmeo su hombro. — Y tengo prisa.
— Bien, te perdono. — entrecierra los ojos cuando mira a Jesse. — Ten mucho cuidado, Lay. Al chico le gustan las mujeres policías.
Las palabras de Luke me hacen reír aunque también siento la necesidad de defender al chico con el que duermo.
— A ti te basta con que tengan tetas, Luke, ¿Qué dice eso de ti? Pero no te preocupes, sigues siendo el más bonito de la estación.
Sigo bajando la escalera cuando lo escucho gruñir.
— ¿Bonito? ¡Soy deslumbrantemente guapo! ¡Tan atractivo de ver qué duele!
— Si, claro.
~ • ~
¿Se acuerdan cuando odiaban a Jesse? 🤭🤭🤭
Si, es el chico lindo en multimedia pero ya no recuerdo el nombre del modelo, solo que es deportista 😨.
Como ya se habrán dado cuenta, actualicé portadas y actualicé la guía de historias para que sepan lo que viene y las fechas en las que pretendo lanzarlas.
Aún tengo pendiente actualizar la historia “No es Amor”, pero sigo un poquitin bloqueada.
Mientras les dejo unas imágenes que subí a mi cuenta de instagram ❤️ ¡Saludos!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro