Capítulo 12. Leila.
— ¡Leila! —Jesse me detiene al pie de la escalera de la estación. —¿Sabes cuáles son los beneficios del sexo sin compromiso?
Niego con la cabeza.
— ¡Puedes tenerlo en cualquier momento! —Se queja. — Desapareciste todo el fin de semana.
— No estaba de humor para el sexo.
Intento rodearlo para subir las escaleras pero vuelve a interponerse.
— Te llamé.
— Lo sé, vi el registro. Pero no me levanté de la cama en dos días, siento tanto que mi depresión arruinara tu calentura.
Resoplar, pasándose las manos por el cabello en un gesto de frustración que me es indiferente. Solo estamos teniendo sexo, no tengo por qué explicarle que solo me paré de la cama para traer la botella de whisky a la mitad que tenía en la cocina e ir al baño.
— Hablaremos más tarde. — Dejo a Jesse ahí para subir a mi piso, es temprano pero no quiero darle más motivos a Christian para que cuestione mis capacidades.
Ordeno los expedientes sobre mi escritorio, pongo la cafetera y las tres tazas alineadas con el borde, también pongo el pizarrón en medio de la sala como de costumbre cuando trabajamos en un caso.
— Ya te lo dije. —La voz de Christian viene desde la escalera. —No puedes aparecer en mi departamento así como así, ¡Ahora tengo una esposa! Y me gustaría tanto no tener que partir tu jodida cabeza en dos cada vez que nos interrumpes.
— ¿Entonces ya no somos amigos? ¿Eso dices? ¡Ya no soy bienvenido!
— ¡No cuando mi mujer está desnuda, pedazo de idiota!
Ambos giran para mirarme cuando notan que estoy ahí, presenciando su discusión de amantes.
— Buenos días, caballeros.
— ¡Hola Lay! —Luke Sonríe y viene hacia mí. —¿Puedes creer a este tipo? Dijo que nada cambiaría y luego me niega la entrada a su casa porque está teniendo sexo en el sofá.
Christian pone los ojos en blanco y se mueve hasta su escritorio, seguramente para poner distancia entre su mejor amigo y su puño.
— Necesitas entender el concepto de la privacidad, Luke. Ya no puedes llegar sin invitación, es por cortesía.
— Déjalo Lay, cuando tenga una esposa me aseguraré de regresarle la atención. —Gruñe Christian.
— ¡Ja! Es ahí donde te equivocas, mal amigo. Jamás tendré una esposa porque no puedo ser egoísta y privar a las mujeres de mi compañía.
Este chico.
Christian y yo compartimos una mirada de incredulidad; él piensa que Luke alguna vez podría enamorarse. Yo no creo que exista una chica tan ingenua.
— Solo aléjate de ellos, Sawyer.
Sirvo el café en las tres tazas y le entrego una a Luke para que cierre la boca. No debería meterse en la vida de Grey, pero prefiero eso a que hable de la mía.
Pongo la taza humeante de Christian en su escritorio.
— ¿Algo que pueda hacer hoy? ¿Volvemos al asunto de la farmacia?
— Las cámaras de vigilancia captaron a un chico y tengo la impresión de que es alguien del área, deberíamos hablar con los vecinos.
— Bien pensado, jefe. ¿Quieres que vaya? Estoy lista para...
— Voy contigo. No quiero volver a ver a este idiota en lo que resta del día.
Agradezco tanto que la conversación no sea sobre mi que asiento con tranquilidad y termino mi bebida caliente. Me pongo los lentes oscuros para ocultar mis ojos rojos e hinchados y sigo a Grey hasta el auto patrulla de nuestra unidad.
— ¿Quieres que compre algunos sandwiches? —Intento ser amable.
— Supongo que si. —Carraspea un poco. —¿Todo bien?
— Si.
— ¿Segura?
— Si.
— Si alguna vez necesitas...
— Lo sé.
— Bien.
— Gracias, Christian.
Conduce hasta la zona del asalto para que podamos continuar recabando información útil de este caso que es más sencillo y menos estresante que los últimos que enfrentamos.
— Lleva las fotografías y habla con las personas en los establecimientos cercanos, ve si puedes conseguir alguna pista.
Volver a mi trabajo y enfocarme en algo útil parece ser lo único que me distrae de la tristeza y el alcohol, por eso me involucro a fondo. Cuando he obtenido algunos nombres vuelvo al auto a informar a Christian.
— Tengo a un Steve y a un Josh líderando una pequeña pandilla en la zona, —Le muestro mis apuntes. —Quisiera saber si tienen antecedentes y obtener algunas fotografías para una identificación en la cámara.
— Bien, regresemos a la estación.
Pone el auto en marcha para incorporarse al tráfico y yo estoy a punto de encender la radio del auto cuando se escucha un código de la policía.
— Persecución de vehículo sospechoso en la autopista hacia el este, la unidad 357 necesita atención médica, envíen refuerzos.
¿Qué?
— ¿La unidad 357 no es la que conducen Jesse y... ?
— Mierda.
Christian no responde a mi pregunta pero presiona el acelerador con mas fuerza haciendo que nuestro auto patrulla se balanceé.
— ¡Christian! —Chillo.
— Consigue la ubicación de Jesse, ¡Ahora!
Jamás lo escuché llamarlo por su nombre, así que su preocupación debe estar totalmente desbordada.
Sin perder más tiempo presiono el canal de la estación para solicitar la información.
— Aquí la detective Leila Williams, solicito la ubicación exacta de la unidad 357.
— Sobre la 90, antes de llegar al puente Lacey Murrow.
— Entendido.
Christian vuelve a girar el auto a la derecha y acelera encendiendo la torreta de nuestro auto. Mantengo la vista al frente pensando en las palabras del oficial que dió la alerta.
¿La unidad 357 necesita atención? ¿Ambos? ¿Los dos fueron heridos?
Carajo.
— Ya casi.
Apoyo una mano contra el tablero y la otra el la ventanilla del auto para no golpear el metal porque Christian sigue acelerando como desquiciado.
— ¡Ahí! —Grito de alivio momentáneo.
El auto derrapa porque llevamos demasiado impulso, deteniéndose muchos metros después de dónde se encuentran las otras unidades y una ambulancia.
— ¡Ana! — Christian prácticamente salta del auto.
Lo sigo pasando por un lado de su auto con un gran impacto del lado derecho donde al parecer fue embestido y lanzado contra un muro de contención de concreto.
Jesse está parado a un lado de la ambulancia con los brazos cruzados sobre su pecho, mirando al interior del vehículo.
— ¿Ana? —Grey lo empuja cuando pasa por su lado. —¿Estás bien?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro