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Capítulo 10. Christian.

—Tienes qué aprender a cerrar la maldita boca, Luke.

—¿Yo? —Chilla con un tono agudo. —Ella es la que está acostándose con Abernathy.

—¡Y no es tu maldito asunto! —Golpeo el volante de mi auto.

—Ethan es mi amigo.

—También es mi amigo, pero los conocemos a ambos y sé que Leila no estaría haciendo esto a menos que tuviera una razón.

—¿Y cuál es esa? ¿Se aburrió del viejo Et?

—No, idiota. Pero sospecho que terminaron.

—Oh.

El jodido Sawyer ni siquiera ha preguntado a dónde vamos por centrarse en el puto drama de lo que está pasando. Como una jodida pesadilla, mi equipo no ha vuelvo a ser el mismo desde el caso que tuvimos contra Steele.

Estaciono el auto afuera de la casa de Ethan y bajo sabiendo que Luke vendrá detrás de mí, una mirada dura de advertencia es lo único que hace falta para que él presione sus labios como estuviera sellándolos.

—¿Si? Christian, Luke, pasen por favor. —La madre de Ethan abre más la puerta.

—Señora Kavanagh, ¿Cómo está Ethan?

Su mirada se entristece al instante.

—Quisiera decir que mejor pero no creo que sea cierto. Pasa los días en su habitación, leyendo, apenas come y apenas duerme. Eamon dice que solo necesita tiempo.

—¿Podemos verlo? —Pregunta Luke con amabilidad.

—¡Claro! Ha pasado un tiempo desde su última visita.

Señala la escalera y lo tomo como una señal para no hacer más preguntas incómodas. Golpeo la puerta de Ethan y espero a que él me permita entrar.

—Pase.

Levanta la vista del libro en sus manos y sonríe cuando nos reconoce.

—¡Chicos!

—Hola viejo, —Luke choca el puño. —Te extrañamos en el trabajo, sobre todo porque Christian sigue siendo un dolor en el culo.

—Igual lo amas. —El rubio se ríe. —¿Qué los trae por aquí?

Luke me mira y niego levemente con la cabeza.

—Estábamos por el vecindario. —Meto las manos en los bolsillos con tranquilidad. —¿Qué hay de ti?

—Lo mismo de siempre... Supongo. —Su ceño se frunce, ¿No va a mencionar a Leila?

—Es bueno verte bien, hermano. ¿Cuándo vuelves? —Sawyer se sienta en la cama a su lado y toma una manzana de la bandeja del desayuno sobre el buró.

—Creo que me voy a tomar un tiempo, realmente no estoy listo para estar en pie.

—Lo entiendo, ¿Hay algo que podamos hacer por ti?

—Estoy bien, jefe.

Luke y yo debemos tener la confusión dibujada en el rostro porque Ethan encoge los hombros como si eso fuera todo lo que está dispuesto a admitir.

—Hermano, ¿Qué hay con Lay?

—Terminamos.

—¿Por qué? —Chilla cuando justamente le dije que no hiciera un jodido drama.

—No creo ser el hombre que ella necesita, por lo menos ya no.

—Solo espero que no te arrepientas. —Luke da otra mordida a la manzana. —¿Quieres que la vigile por ti?

Ethan ríe.

—No, déjala en paz. Necesita seguir con su vida y tú solo vas a hacerlo más incómodo para ella, o lo que es peor, creerás que esta es tu oportunidad con ella.

—¡Oye! ¡Qué poca fe tienes en mi! —Suspira. —De todas formas ella es como mi hermana.

—Lo cuál es igual de perturbador. —Pongo los ojos en blanco. —Es bueno verte Ethan, pero debemos irnos. Vendremos en otra ocasión.

—Por supuesto. —Estira su mano para chocarla con las nuestras. —Sean cuidadosos.

En el instante en que mi puño golpea el suyo, su vista se clava en la alianza dorada. Mierda, ¿No dije que me casaba?

—¿Christian? ¿Algo interesante es tu vida?

—¡Tenemos esposa! —Luke alza los brazos con emoción. —¿Recuerdas a Ana?

—¿La hija de Steele? ¿Tu acosadora personal? — Sus cejas se arquean por la sorpresa.

—Ahora la llamo Señora Grey.

—Vaya... ¿Y cuándo fue esto? La última vez que estuviste aquí no lo noté.

— Hace un mes más o menos, y supongo que tenías más preocupaciones en mente.

La incomodidad y la tensión inundan el ambiente así que Luke y yo nos despedimos rápidamente para salir de ahí.

—¿Qué hacemos ahora?

—Trabajar. Sube al puto auto ahora, por fortuna no mencionaste a Abernathy frente a Ethan.

—Quería hacerlo. — Encoge los hombros y abre la puerta de su lado. —Pero no sé si eso ayude en algo.

Probablemente no.

No hay mucho que pueda hacer por mi amigo Ethan. Mierda, ni siquiera sé si puedo hacer algo por Leila, ambos parecen perdidos en la vida y en sus pensamientos.

Después de investigar el robo a una farmacia, conduzco de vuelta a la estación justo a tiempo para terminar el turno. Y con la suerte de mi lado cuando el auto patrulla en el que viaja mi Cerecita estaciona a un lado de mi auto.

—Ve arriba con Leila. — Ordeno a Luke.

—Bien, pero si intentas golpear al jodido chico quiero estar ahí para gritarle que le advertí.

—Largo.

Ambos bajamos del auto y lo veo acercarse a Ana para sujetar su brazo.

—Hola esposa, ¿Cómo estuvo tu día? —Sonrío cuando la aleja de Jesse. —Ven conmigo para que me cuentes toditito.

Antes de que el rubio los siga adentro, me interpongo en su camino.

—Necesito hablar contigo.

— No la toqué. —Gruñe.

¿Qué?

—Sobre Leila, no sobre mi esposa.

Su ceño se frunce.

—Es una mujer adulta que sabe lo que hace.

—Lo sé, pero también está vulnerable y odiaría enterarme que te aprovechas de ella.

—No es tu hermana.

— Es mi amiga y me preocupo por ella. —Resoplo sabiendo que no estoy yendo a ningún lado. —No estoy en contra de lo que sea que ustedes tengan, pero no quiero que ella se exceda con el alcohol, podría afectar su carrera y tú lo sabes.

—¿Por qué me lo dices a mi?

—Porque por alguna jodida razón ella confía en ti y te dice lo que está pasando. Te lo pido... Como un favor personal. No dejes que se destruya a si misma con su comportamiento.

—¿Eso significa que dejarás de respirar en mi cuello?

—Si.

Exhala y mira hacia todos lados antes de extender su mano hacia mi.

—Creo que tenemos un trato.

~ • ~

Cuánta decepción 😪

#FreeLeila

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