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XXVI - Regreso

Días después.

Hoy volvían al liceo, Reyna estaba terminando de arreglar a Yancelis; querían estar con los demás, los extrañaban. Ibrahim tocó a su puerta y abrió levemente.

—¿Ya estás lista?

—¡Si! ¿Vicente llegó? —Reyna estaba terminando de arreglar su cama.

—¡Si! Los empleados están esperando en la sala —Ibrahim agarró las maletas de ambas mientras ella cargaba a Yancelis, y ambos bajaron a la sala a despedirse los empleados; Reyna les encargó el cuidado de la casa.

Al salir, saludaron a Vicente, acomodaron las cosas en la maleta del carro y se montaron para ir al internado. Como siempre, los viajes eran entretenidos gracias a las conversaciones y música de fondo.

Llegaron luego de casi una hora y debido a que faltaba poco tiempo para que el timbre sonara, fueron rápidamente a dejar a Yancelis en su salón y se devolvieron corriendo para poder entrar al suyo.

Lograron llegar antes de que el timbre sonara, todos estaban hablando y poniéndose al tanto de sus vacaciones; inmediatamente vieron a sus amigos.

—¡¡Amiga!! —dijeron Vico y Carmen al unísono, corriendo a abrazar a Reyna.

—¡¡Las extrañé!! Tengo tanto que contarles —Reyna sonreía y las abrazaba igual de eufórica.

—Nosotras también. Te estábamos esperando —dijo Vico sonriendo. Cuando se separaron, vieron a los chicos abrazándose entre ellos; Reyna se acercó a saludarlos y enseguida se sentaron en círculo para contar lo que hicieron estas navidades.

Al pasar unos minutos, en los que no tuvieron rastros de algún profesor, llegó Jhonny. Puso unas carpetas sobre el escritorio; todos se colocaron viendo hacia el frente

—¡Buenos días! ¡Feliz año! ¡Espero disfrutaran sus navidades! Les informo que no tienen profesor de matemática, inglés y biología; acomodamos el horario para que esas materias las vean a última hora y salgan más tempranos los días que correspondan esas asignaturas. Pero estas dos semanas, tienen que quedarse después de clases porque hemos invitado a diez representantes para que les den charlas sobre temas de gran interés para la etapa que ustedes atraviesan: la adolescencia. —Todos se quejaron—. Y tengo que decirles que la alumna Lupe se ha retirado de la institución por motivos familiares, ¿quiénes son sus compañeras de habitación?

—Nosotras —dijo Reyna levantando la mano junto a sus amigas.

—Les dejó esto a las tres, y esta es para ti Reyna. —Jhonny le entregó una carta a Vico y otra a Reyna—. Y les informo que su nueva compañera, será Sol.

—¡¿Qué?! ¡Yo no pienso tener el mismo cuarto que ella! —Reyna se levantó, molesta.

—Señor... esto debe ser un error —dijo Sol con voz chillona.

—Señoritas, por ahora eso va a tener que quedar así, no podemos realizar el cambio ahorita —Suspiró Jhonny, ya se esperaba esto, el director se lo había advertido.

—¡Yo no pienso tener el mismo cuarto que la zorra, la igualada y la cerda! —Soltó Sol con desprecio.

—¿Qué te crees tú? —Reyna se acercó y la empujó, primero muerta que en la misma habitación de ella.

—Aparte eres como tontita. Deja y te expli... —No pudo terminar.

—¡Buenos días! ¿Qué hacen ustedes de pie? —Llegó Henri con una sonrisa, que al parecer, no borraría con nada.

—Discutían un asunto que arreglaremos después, lo dejo profesor —Jhonny se fue y las muchachas se sentaron con fastidio.

—Veo que regresaron con mucha energía, eso me gusta. Espero la aprovechen con la dinámica de hoy. Necesito que pongan todos los pupitres a los costados del salón —Todos lo hicieron, aunque no entendían el porqué.

—¿Y ahora qué? —preguntó Reyna, odiaba las dinámicas de Henri; la ultima vez, hizo un ejercicio de confianza en el que un grupo formaba un círculo alrededor de alguien, y esa persona debía dejarse caer a los costados, confiando en que sus compañeros lo agarrarían, Carmen la pasó muy mal después de eso.

—Los que están del lado de Reyna se van a poner frente a esta línea. —dijo Henri colocando una cinta adhesiva en el piso—. ¡Tápense los ojos con sus corbatas!

—¿Jugaremos a ponerle la cola al burro o qué? —pregunto José.

—¡Algo así! Les pondré una persona al frente y quiero que con las manos recorran su rostro, que aprendan a reconocerla —Henri los acomodó a cada uno frente a alguien, todos ya con sus ojos cubiertos.

Quedaron así: José frente a Paola, Diego frente a Gabriela (una de las cerebrito del salón), Vico frente a Hernán, Cristian frente a Pilar (una de las del grupo de Sol), Carmen frente a Nicolás, Ibrahim frente a Sol y Reyna frente a Teo.

—Ahora extiendan sus manos y empiecen. —Algunos no empezaban—. ¡Sin miedo! Sus compañeros no comen —Los animó, logrando que todos lo hicieran.


José tocaba, pero Paola intentaba alejarse a medida que lo sentía cerca, por lo que él se cohibía y terminaba por rozar con delicadeza su rostro, algo apenas tangible.


Diego tocaba al igual que su pareja, pero ella lo hacía con mucha timidez, como si se fuera a quemar. Diego detallaba cada facción, cada pormenor de su rostro y no pudo evitar decirle:

—Eres muy linda —Gabi no respondió, pero si se sonrojó.


Cristian no tuvo problemas, ambos tocaban y decían pequeños comentarios, nada ofensivo ni muy agradable, solo lo que pensaban respecto a lo que tocaban.


Carmen estaba súper nerviosa, Nicolás la acariciaba como si pudiera romperla, lo cuál solo la ponía más nerviosa; empeoró cuando él dijo:

—Tienes un lindo rostro.

—Tú también —dijo haciendo un esfuerzo sobrehumano por no tartamudear o decir alguna tontería. Así empezó una pequeña plática, muy agradable para ambos.


Ibrahim y Sol habían empezado bien, pero en lo que ella agarró confianza, buscó de tocarle el abdomen o el pecho. Él apartaba las manos o se alejaba, hasta que se cansó y le dijo:

—Dedícate solo a tocar la cara, no tengo interés en tus caricias. ¡Tengo novia! —Sol gimió y le encantó que la tratara así, por la voz pudo sospechar de quién se trataba.


Reyna sentía las manos nerviosas recorrer su rostro, su cabello, sus facciones. Esa timidez era tan impropia para ella, que preguntó:

—¿Quién eres?

—¿Reyna?

—¿Y tú quién eres? —Reyna frunció el ceño, acariciándole el cabello.

—Soy... soy... Teo —respondió nervioso.

—¿Me tienes miedo?

—Es que... tú eres... tú... —Teo balbuceaba sin saber qué decir.

—¿Soy qué? ¿Hemos hablado antes? —dijo dudosa, pero él no respondió—. ¿Qué te pasa? ¿Te hice algo?

—¿Qué ocurre aquí? —Henri se acercó al ver la actitud nerviosa de Teo, sabía que sería un ejercicio complicado para él.

—Se puso nervioso cuando supo que era yo, cámbianos —Reyna se quitó la corbata y al verlo, logró reconocerlo, fue quién la ayudó el día que llegó drogada.

—Ponte la corbata Reyna. Teo ven conmigo —Lo agarró del brazo y se lo llevó, tendría que colocarlo con alguien que fuera igual de espontánea de Reyna.


Vico se sentía incómoda, bajo otras circunstancias, la situación le hubiese excitado, pero no iba a dejar que alguien que no sabía quién era, la tocara así, no se iba a dejar llevar de esa manera. Lo empezó a apartar, queriendo que dejara de tocarla.

—¿Qué pasa? —Henri notó en ella, la misma actitud que notó en Teo.

—No me siento cómoda —dijo seria.

—¡Está bien! Tú aquí, y tú ven conmigo —Henri dejó a Teo frente a Vico y se llevó a Hernán para ponerlo frente a Reyna. Estaba al tanto de la fama de este, no era buena idea juntar a ese par, pero sabía que Reyna era perfectamente capaz de ponerlo en su lugar.

Se recostó en su escritorio y sonrío, la actividad estaba dando resultados, todos se mezclaban sin importar las diferencias. El silencio fue interrumpido por Reyna.

—¡Eres un maldito imbécil! —Había cacheteado a Hernán. Todos se quitaron la corbata e hicieron un círculo a su alrededor, enseguida Henri se acercó.

—¿Por qué lo golpeas?

—¡Está loca! —dijo Hernán acariciándose la mejilla, le había dolido.

—¡Estaba intentando tocarme! —Lo acusó frunciendo el ceño.

—¡Eres un maldito! —Ibrahim le dio un golpe más rápido de lo que cualquiera se hubiese esperado, Henri lo apartó y lo alejó.

—¡Basta! ¡Ibrahim cálmate! Ustedes vienen conmigo a la dirección.

—¿Qué pasa aquí? ¿Cuál es el escándalo? —preguntó Jhonny llegando, iba por los pasillos y escuchó los gritos.

—Ellos vienen conmigo a la dirección —Henri salió, seguido de Reyna, Hernán, Jhonny e Ibrahim, pero antes de entrar a la dirección.

—Hasta donde sé, el problema es con ellos dos —Jhonny detuvo a Ibrahim.

—Ella es mi novia y quiero saber qué van a hacer con este —dijo serio.

—Se enterará después Arango, a la oficina solo entraremos nosotros.

—¿Y usted por qué? —Ibrahim comenzaba a alterarse, odiaba con todas sus ganas a ese tipo.

—Por favor, no busques otra discusión, espérame en el salón, yo te alcanzo —pidió Reyna agarrándole la mano. Ibrahim suspiró, le dio un beso y se fue. Ellos entraron a la dirección.

—¡Wow! Que sorpresa Henri los traiga —dijo el director apartando unos papeles—, ¿por qué están aquí?

—Hice una dinámica en el salón, era en parejas y tuve que realizar un cambio en dónde terminaron ellos juntos... pero resulta que Hernán quiso aprovechar la situación para tocar a Reyna —explicó Henri serio.

—¿Eso es cierto Hernán? —preguntó el director serio. De repente, alguien entró.

—¡No le crea! Así como lo hizo con Reyna, también lo estaba haciendo conmigo —dijo Vico agitada.

—Es un abusivo, a las dos estaba intentando meternos mano.

—¡Reyna! ¡El lenguaje! ¿Lo vas a negar Hernán? —El director se mantenía serio.

—Es que... ¡mírela! No tengo la culpa de que ella sea... —dijo Hernán sin poder terminar, señalando a Vico.

—¿Qué te pasa? ¿Ahora la vas a insultar? —Reyna lo miró con desprecio, odiaba a los hombres que hacían eso, como no obtenían lo que querían, insultaban a la chica.

—¡No quiero discusiones aquí! Profesor, vuelva a su clase. Hernán, quedarás suspendido por dos semanas, llamaré a tu padre para que venga a buscarte y aprovecharé de hablar con él algunas cosas, espera en tu cuarto. Los demás pueden irse. —El director buscó el expediente de Hernán, pero se dio cuenta de que Jhonny seguía ahí—. ¿Se te ofrece algo?

—Necesito hablar con usted sobre un alumno —Jhonny se sentó.

—¿Sobre quién?

—Ibrahim Arango —dijo Jhonny serio.

—¿Qué ha pasado con él?

—Hoy debido al incidente que ocurrió con Reyna, le dio un golpe al alumno Hernán. No se lo digo con el afán de que lo castigue... pero si pienso que se le debería asignar alguna sanción —Jhonny se encogió de hombros.

—¿Qué tipo de sanción?

—Limpiar las aulas, la piscina, el gimnasio, ordenar la biblioteca, sería como un servicio comunitario.

—No suena mala idea, pero no podemos. Los padres de familia, no nos pagan para que sus hijos vengan a limpiar —dijo el director negando con la cabeza.

—Podríamos aplicar esa norma solo para los becados, ya que no pagan, nos ayudan a mantener las instalaciones.

—Tengo que pensarlo bien. Después te aviso — Siguió leyendo los papeles que había hecho a un lado, no tenía permitido decir que Ibrahim podía mostrar los papeles que el señor Rubén había facilitado para que dejara de ser becado. Jhonny salió, sabía que el director accedería.



Reyna y Vico estaban en su cuarto, Henri les dijo que podían irse a descansar hasta la siguiente clase.

—¡Hernán es de lo peor! —dijo Vico asqueada. Reyna iba a decir algo respecto a eso, pero prefirió dejar el tema ahí, no quería que Ibrahim se enterara.

—Cambiemos de tema; le celebraré el cumpleaños a Yancelis y necesito que me hagas un favor.

—¿Cuál?

—Necesito que llames a Rocket y le digas que todos están invitados, mañana Vicente les llevará las invitaciones.

—¿Estás molesta con ellos?

—Si —Entró Carmen, que pidió permiso para ir al baño.

—Ibrahim está como loco esperando a que regreses —dijo confundida, esperaba encontrarlas en la dirección.

—A Hernán lo suspendieron por una semana. Reyna, tienes que contarnos qué pasa entre Ibrahim y tú —Vico se acercó más a ella.

—Hablamos y volvimos. Aunque hemos tenido varias discusiones ya; fui a visitar la tumba de Tomás y de mi abuela y me encontré a Jhonny, le pedí que me llevara hasta la casa de Rubén unas cosas del cumpleaños que habíamos comprado. Yancelis, Ibrahim y yo nos fuimos a casa de Rubén para tener más privacidad, pero se me pasó por completo decirle lo de Jhonny.


Reyna despertó con un leve dolor de cabeza, se levantó y se dio cuenta de que estaba sola, ya que ni Yancelis estaba en su cuna. Fue a la cocina esperando ver a Ibrahim y lo encontró sirviendo la mesa.

—¡Buen día! ¿Cómo dormiste? —preguntó él sonriendo.

—Bien, como un tronco. ¿Y tú? ¿Desde qué hora estás despierto?

—Me levanté muy temprano. No quise despertarte y decidí preparar el desayuno —Se encogió de hombros.

—¿Y Yancelis? —preguntó buscándola con la mirada.

—Está en la sala. Se levantó antes que yo —Reyna fue a buscarla, volvió a la cocina y se sentó junto a ella; ya que estaban nada más ellos, no había problema con comer en la cocina.

Al terminar, decidieron salir al patio, Reyna dejó a Yancelis en el césped, cerca de unas flores y se alejó un poco junto a Ibrahim, este le soltó la mano y de su bolsillo sacó algo que ella no alcanzó a ver bien.

—¿Me puedes explicar qué haces con esto? —Era la caja de cigarro.

—¿De dónde la sacaste? —Reyna estaba sorprendida, ni siquiera se acordaba de tener esa caja.

—Estaba en tu cartera.

—¿Estuviste revisando mis cosas? —preguntó frunciendo el ceño.

—Anoche bajé y vi tu cartera en el mueble, la iba a llevar a tu cuarto y vi la caja ahí, pero no me cambies el tema, se supone que ya tu no fumas —dijo molesto.

—¿Cuándo dije que dejaría de hacerlo?

—Sabes que eso te hace daño, además, ¿cuál es la necesidad de hacerlo? —Ibrahim intentaba no alterarse.

—Simplemente me gusta, quiero hacerlo. ¡Estás haciendo una tormenta en un vaso de agua! —Reyna quiso restarle importancia, pero eso era imposible con Ibrahim de por medio.

—¡¿Ah si?! No ves que... —Ibrahim no pudo terminar, alguien gritó:

—¡Hola! Reyna aquí traje las cosas —Jhonny estaba asomándose por la reja del patio, esta daba hacia el estacionamiento.

—¡Un momento! —respondió Reyna haciéndole una seña.

—¿Qué hace él aquí?

—Quedamos en que trajera algunas cosas hoy —Reyna se encogió de hombros.

—¿Quedaron? ¿Cuándo se vieron? ¿Por qué yo me vengo enterando ahorita? —Ya se había alterado.

—Compramos algunas cosas y él las tenía en su casa, me lo encontré en el cementerio y le pedí que me las trajera; por cierto, necesito que me ayudes a... —No pudo terminar.

—¿No te interesa mi opinión, pero si quieres mi ayuda? ¿Cómo él sabe que vives aquí? —Ibrahim tenía el ceño fruncido, recordando que hace tiempo, Jhonny le había dicho que se había quedado todo un fin de semana ahí. Reyna balbuceó, sin saber qué decir.

—Creo que es obvio, ella me lo dijo cuando nos vimos —dijo Jhonny acercándose, vio que el candado en la reja no estaba puesto y al ver la actitud que mostraba Ibrahim, decidió entrar.

—¡Subamos, tenemos que hablar! —Ibrahim la agarró del brazo, con más fuerza de la necesaria.

—¡Suéltala! ¿No te das cuenta de que la lastimas? —Jhonny lo agarró del brazo.

—¡No te metas! Esto no tiene que ver contigo —Ibrahim se zafó de su agarre en un movimiento brusco que hizo que apretara más el brazo de Reyna.

—¡No tienes ningún derecho de tratarla así! —Jhonny lo miraba frunciendo el ceño.

—Ibrahim, por favor suéltame. Me... me estás lastimando —pidió Reyna, él la soltó.

—¡Eres un animal! —Jhonny comenzó acariciar el brazo a Reyna, con la intención de aminorarle el dolor.

—¡No la toques! —Ibrahim le dio un manotazo para apartarlo de ella.

—¿Quién te crees que eres? ¿Crees que tienes derecho a maltratarla solo por ser su novio? ¿Tu padre nunca te enseñó a tratar a una mujer? —Ibrahim se cegó de rabia, vio todo rojo, la mención de su padre, un tema tan delicado para él, hizo que perdiera los papeles y le propinara un golpe a Jhonny con tal fuerza, que logró tumbarlo. Jhonny quedó aturdido, pero enseguida se levantó para devolverle el golpe, no iba a permitir que un mocoso lo golpeara.

Ambos terminaron en el piso, Jhonny sobre Ibrahim intentando darle golpes y este esforzándose por detenerlos, tenía la ventaja de saber pelear. Alcanzó a darle una patada para sacárselo de encima y esta vez, ser él quien tomara el control de la situación.

—¡Basta por favor! ¡No peleen! —pedía Reyna asustada, pero ellos no la escuchaban, solo se concentraban en pelear.

Cuando vio un chance para separarlos, se metió en medio de ambos, consiguiendo que cuando Ibrahim iba a golpear a Jhonny, terminara por empujarla y la tirarse al piso.

Él, al darse cuenta de lo que había hecho, se arrepintió y quiso ayudarla a levantarse, pero Reyna se apartó asustada, en su mirada se veía el miedo, pues para ella, ese no era Ibrahim, o al menos al que ella quería.

—¡Reyna! Por favor perdóname, yo... yo no lo quise hacer. —Estaba nervioso. Jhonny la ayudó a levantarse—, ¡Reyna, perdóname! ¡Lo siento! —Intentó acercarse nuevamente, pero la mirada de miedo en ella, no lo dejaba. Jhonny la abrazó y aunque él quiso separarlos, sabía que no tenía derecho a quitarle el consuelo siendo él el culpable de su estado, solo pudo suspirar e irse a uno de los cuartos de huéspedes.

Reyna luchaba con toda sus fuerzas contra las lágrimas, no quería llorar, pero sus ganas y el hecho de que Jhonny no la soltaba, solo le complicaban más las cosas.

—¡No llores Reyna! No lo vale —Jhonny intentaba consolarla, pero sabía que sus palabras serían inútiles, Reyna no las iba a escuchar y se concentraría solo en culparse a sí misma. Luego de un par de minutos, Reyna se calmó.

—Vamos a sacar las cosas —dijo limpiándose las lágrimas.

—¿Te sientes bien? —Jhonny estaba preocupado.

—¡Vamos! —Ambos fueron hacia el carro y sacaron todo para llevarlo al cuarto de servicio. Reyna volvió a buscar a Yancelis, ya estaba a punto de dormirse, la llevó a su cuarto y la acostó en la cuna. Retornó a la sala con la idea de despedir a Jhonny, pero al parecer, el plan de él era distinto.

—¡Necesito hablar contigo!

—¿De qué?

—De la forma en la que Ibrahim se comportó. ¿Cómo permites que te trate así? —dijo Jhonny serio.

—¡No sé! Ya él estaba molesto porque encontró la caja de cigarros y cuando te vio, se molestó más —Reyna no sabía qué más decir.

—¿Sabes que lo estás justificando? —preguntó enarcando una ceja.

—No sé qué decirte —Reyna se encogió de hombros.

—¿Él te ha pegado?

—¡No! ¡Nunca! —aseguró Reyna, sintiéndose ofendida con la pregunta.

—¿Pero te das cuenta de que te maltrata? ¡Y no es la primera vez! No te pega, pero tiene distintas actitudes que lo hacen un maltratador —Jhonny intentó mantenerse sereno para no alterarla y que terminara por no responderle nada.

—Se altera y yo... yo no debí meterme en medio de ambos —Desvió la mirada, le costaba hablar de esto.

—¡No lo justifiques! Él parece tratarte como una cosa, no parece que fueras su novia.

—Jhonny, no me lo tomes a mal, pero no te metas. Vamos a terminar discutiendo y no tengo ganas.

—Ok, me voy. No quiero traerte problemas, pero piensa lo que te dije. ¡Adiós! —Jhonny suspiró y se fue. Reyna se metió al cuarto de servicio y buscó las invitaciones, después fue a su cuarto y empezó a llenarlas. Intentaba no llorar, pero las lágrimas salían por si solas.

Ibrahim se cansó de tocar la puerta y de hablarle para que le abriera, pero fue en vano, ella no abrió, le daba miedo que siguiera molesto.

Al ver que se hacía tarde, salió a hacerle el tetero a Yancelis; por suerte, no se encontró a Ibrahim por ningún lado, tal parece que había dormido en una habitación de huéspedes.


—Al día siguiente hablamos y arreglamos las cosas, pero sigue un poco molesto.

—¿Cómo es posible que quién siga molesto es él y no tú? —Vico estaba sorprendida, no entendía la forma de pensar de Reyna.

—Como tal yo nunca me molesté, me asusté —aclaró.

—¿Y sabes qué lo que dijo Jhonny es cierto? —preguntó Carmen preocupada.

—Ya lo hablamos, ya quedamos en algo y ya lo acepté así. Además, me prometí a mí misma que eso no volvería a pasar —Reyna sonó muy decidida.

—Si ya lo decidiste así, solo te pedimos que te cuides y no permitas que eso pase de nuevo. —dijo Vico seria. Hubo un silencio incómodo el cual decidió romper—. Sígueme contando lo de Yancelis.

—Que ya va a cumplir un año y se lo voy a celebrar en casa de Rubén —La expresión de Reyna cambió a una emocionada.

—¡Cuenta con nosotras para lo que haga falta! Sé de una señora que hace unas tortas riquísimas —Vico buscó la tarjeta en su gaveta y se la entregó a Reyna.

—¿Fue la misma que te lo preparó en tu cumpleaños pasado?

—¡Si! Justo esa.

—Además, necesito que me ayuden con la piñata, es lo que me falta —Siguieron hablando un poco más hasta que, debido a la hora y las clases, debieron bajar al salón.



Mientras, los muchachos intentaban calmar a Ibrahim, estaba muy alterado.

—¿Quieres sentarte? No ganas nada caminando de acá para allá —José estaba exasperado.

—¡Tampoco lo hago sentándome como si nada! —dijo Ibrahim inquieto.

—Ya el director se encargará de ponerle un castigo, ya no tienes nada qué hacer —Suspiró Cristian.

—¡Es cierto! Incluso Vico fue a apoyar a Reyna —Diego trató de calmarlo.

—¡Ese imbécil trató de tocarla! No me interesa si lo suspenden o lo expulsan, me interesa romperle la cara.

—Ya lo suspendieron, ya no importa —Reyna llegó junto con las muchachas, alcanzando a escuchar la última parte.

—¡¿Ves?! ¿Y mi princesa? —José buscó alivianar el ambiente.

—Está bien, ya va a cumplir un año y se lo voy a celebrar, aquí tienen sus invitaciones, se pueden quedar a dormir ese día en la casa si quieren —Reyna le dio una invitación a cada uno.

—¡Wow! Pero que rápido pasa el tiempo, ya casi tiene un año —Diego estaba sorprendido.

—Tampoco es que la conocimos desde que nació. Es lógico que los meses pasaran rápido —Reyna se encogió de hombros. Siguieron hablando de cosas sin importancia, todos menos Ibrahim que estaba ensimismado.

La clase transcurrió en total calma y al terminar el día, entró Jhonny nuevamente para hacerles el anuncio que no pudo explicar con claridad en la mañana.

—Ya les había comentado que vendrían algunos representantes a darles algunas charlas, así que les pido que reciban con un aplauso a la señora Sarah Pérez, madre del joven Cristian —dijo Jhonny con una sonrisa, mientras los muchachos aplaudían.

—¡Muchas gracias! Les agradezco este recibimiento tan cálido. Me imagino que su prefecto les ha contado la razón por la que estoy aquí. Yo hoy quiero hablar con ustedes respecto a la familia —Sarah dejó unos cuadernos sobre el escritorio.

—¡Los dejo! Espero sea una charla entretenida, permiso —Jhonny salió y cerró la puerta.

—Primero quiero saber, ¿cuántos de ustedes tienen una familia socialmente completa? Es decir, compuesta por ambos padres. —Solo seis levantaron la mano—. ¿Alguno tiene hermanos? —Esta vez, más alumnos levantaron la mano—. ¿Saben qué es una familia disfuncional? —Todos asintieron—. ¿Cuántos consideran que viven en una familia disfuncional? —Ninguno levantó la mano.

—La verdad es que todos vivimos en una familia disfuncional —dijo Reyna.

—Explícate —pidió Sarah pensativa.

—En todas las familias hay fallas, hay ausencia de alguno de los padres, no se tienen padres e incluso quienes tienen sus dos padres, resulta que se la viven discutiendo, no se escuchan, todo es muy estricto —Reyna se encogió de hombros.

—¿Cómo te llamas? —preguntó Sarah seria.

—Reyna Castillo.

—¿Cómo está conformada tu familia?

—Mi papá, mi hermana y yo —respondió dudosa, no quería mencionar a Rubén, pero sabía que debía hacerlo.

—¿Y tu madre? —preguntó con interés.

—Murió cuando nací.

—¿Podemos seguir con la charla? —Cristian estaba incómodo, no entendía por qué su madre le realizaba tantas preguntas a Reyna.

—¡Claro! ¿Alguien está de acuerdo con Reyna? —Sarah trató de distraer la atención que Reyna captó. Viendo que ninguno levantaba la mano—. Pues, quiero que sepan que yo pienso igual que su compañera. Obviamente, hay familias que tienen más fallas que otras, pero ninguna funciona de la forma que debería ser. Para que una familia funcione se necesitan muchos aspectos, hay que superar muchas cosas del pasado, tiene que existir comprensión, apoyo, respeto y comunicación —Le entregó una hoja a cada uno.

—Señora Sarah, una vez escuche que según la relación que tenemos con nuestros padres, tendremos la relación de familia, ¿eso es cierto? —preguntó Vico dudosa.

—Muchos estudios así lo confirman, eso es un patrón de conducta y quiero que tengan muy en claro que la conducta no resuelta, se repite. —Sarah hizo énfasis en eso—. Quiero que en estas hojas que les di, le escriban una carta a quienes conforman su familia, es decir, mamá, papá y hermanos en caso de que los haya. Esas cartas solo las leeré yo y para aquellos que quieran, se las enviaré a sus padres —Sarah esperaba que no les molestara la idea.

—¿Y por qué tenemos que hacer eso? —preguntó Paola con fastidio.

—La idea es que sea como una terapia para ustedes, soy psicóloga y la verdad es que, me interesa mucho saber ese aspecto de sus vidas y conocerlos mejor —explicó Sarah con una sonrisa.

—¿Y después qué? ¿Nos llevará a su consultorio como si estuviéramos locos? —Paola fruncía el ceño.

—¡No quiero que piensen que si van a psicólogos, es porque están locos! Hay cosas muy difíciles de superar y para las cuales se necesita ayu... —No pudo terminar.

—¿A eso vino? ¿A conseguir pacientes? —Paola se levantó molesta.

—¡Esto es muy sencillo! Si no quieres hacer la carta, no la hagas y punto —Reyna se levantó, exasperada de sus replicas.

—¡Si tú crees que debes ir a psicólogo, yo no!

—¡Tienes razón! Lo tuyo ya es de psiquiatra —Reyna se encogió de hombros.

—¡¿Ah si?! Pues no soy yo la que... —No pudo terminar.

—¿Qué? ¡Anda, dilo! Pero piensa muy bien lo que vas a decir —La retó Reyna.

—Paola siéntate y deja que la señora continúe con la charla como mejor le parezca —Nicolás también estaba exasperado. Paola bufó molesta y se fue. Reyna se sentó como si nada.

—Los que se sientan incómodos con la actividad, están en todo su derecho de no realizarla —Sarah no quería presionarlos; solo tres personas se pararon y se fueron.

—¿Y si se tienen padres adoptivos, la carta va dirigida a ellos? —preguntó Ibrahim a petición de Cristian.

—¡A quién prefieras! Puedes usar un lado de la hoja para los adoptivos y el otro lado, para los biológicos —dijo Sarah viendo a Cristian, entendiendo que esa era su duda.

—Y en mi caso que no tengo mamá, ¿puedo hacerla dirigida a alguien que considero como mi madre? —preguntó Reyna pensando en escribir sobre Eustaquia.

—¡Tú elige! —Todos empezaron a hacer sus cartas.

Reyna no pudo evitar demostrar su rabia y coraje cuando escribió sobre Rubén, fue corta y precisa, no iba a desperdiciar espacio en él. Pensó en escribir sobre su abuela como su madre, pero no quería que toda la carta fuese triste, por lo que escribió sobre Eustaquia. Y culminó escribiendo sobre Yancelis, se notaba el amor en sus palabras, hablaba de ella como una hija.

Al terminar con los escritos, se las entregaron a Sarah, que los puso en una carpeta.

—Disculpe pero... ¿Usted quiere ser la orientadora de la escuela? —preguntó Diego.

—No creo que sea buena idea. Yo puedo estar a su disposición siempre que lo requieran, pero no trabajaré en la escuela —dijo Sarah sintiéndose alagada.

—Disculpe señora Sarah, pero ya es un poco tarde y quería saber si su charla con los jóvenes ha terminado —preguntó Jhonny desde el marco de la puerta.

—¡Si! Ya hemos terminado. ¡Adiós muchachos! Y recuerden lo que hablamos —Sarah agarró sus cosas con una sonrisa, recibiendo como respuesta: «Adiós señora Sarah, gracias por todo». Salió seguida de los estudiantes, quienes no tardaron en dirigirse a sus habitaciones.



Ibrahim y Reyna fueron al pasillo donde se hicieron novios por primera vez, y se sentaron cerca de una ventana. Ibrahim estaba muy callado.

—¿Te pasa algo?

—Dime... ¿Por qué estás conmigo? De verdad no lo entiendo —dijo Ibrahim serio.

—No entiendo por qué lo preguntas pero, estoy contigo porque me gustas, te quiero, me siento bien contigo. ¡Te amo! —respondió con sinceridad.

—¿Aún cuándo lo único que hago es hacerte daño?

—¡No es lo único que haces! Si bien es cierto que no todo ha sido color de rosa, tampoco ha sido una pesadilla. Hemos tenido nuestros problemas, pero ninguno de mucha importancia. —Se encogió de hombros—. Busquemos a Yancelis, debe estar cansada de esperar —Ibrahim suspiró y fue con ella, sabía que ella no quería hablar del tema.

Las acompañó hasta la puerta de su cuarto, se despidió y se fue. Ambas entraron riéndose, y sorprendiéndose al ver las cosas de Reyna, en la que era la cama de Lupe.

—¿Qué está pasando aquí?

—Si me voy a mudar de cuarto, necesito acomodarme y esta cama me gusta —dijo Sol sonriendo.

—¿Y nadie te explicó que esa es mi cama? —Reyna veía molesta a sus amigas.

—Lo intentamos, pero se hace la sorda —Vico se encogió de hombros.

—¡Quita tus cosas por las buenas! —Le indicó a Yancelis que caminara hacia Carmen.

—Creo que no lo haré. ¡Me importa poco que esta, haya sido tu cama!

—Carmen, muéstrale el balcón a Yancelis. —Reyna estaba seria. Esperó pacientemente a que hicieran lo que le dijo—. ¡Bien! Ya que no quieres entender por las buenas, lo entenderás por las malas. —La agarró por los cabellos—. ¡Anda, dilo! Repite que no te vas a mover de esta cama ¡Vamos! —Así mismo, la sacó del cuarto, la arrojó al piso y cerró la puerta bajo los gritos e insultos de Sol.

—Va a despertar a toda la escuela —advirtió Vico.

—¡Mejor así! Que todos vean el ridículo que va a hacer. —Sonrió Reyna—. Sus cosas van a sufrir un pequeño accidente. —Agarró un retrato de Sol y lo tiró al piso—, ¡ups! Se me cayó.

Siguió con otras cosas, mientras Vico la veía riéndose y Sol gritaba desde afuera para que le abrieran. Quitó todas las cosas de Sol, las arrojó al piso y puso las suyas en su cama. Justo el director abrió la puerta dando paso a Jhonny y a Sol, mientras que los demás que salieron debido al escándalo, esperaban afuera para no perderse de nada.

—¿Qué está pasando aquí? —preguntó el director molesto.

—¡Nada! Solo arreglaba un poco el cuarto —Reyna se encogió de hombros.

—No entiendo qué es lo que arreglabas. ¡Esto es un desastre!

—Ella me jaló del cabello y me sacó del cuarto, ha roto todas mis cosas director —dijo Sol con rabia.

—¡Eso te pasa por igualada! Dile que tú cambiaste mis cosas de sitio, solamente porque te dio la gana, y que cuando te pedí por las buenas que las quitaras, saliste con tu altanería.

—Tengo entendido que no están contentas respecto a compartir el cuarto, pero no puedo cambiarlo hasta la semana que viene. No me interesa saber el porqué siempre han tenido un roce, pero les digo que si esto se repite, las dos serán expulsadas. Reyna, colabora un poco, y Sol, evita buscarte problemas, las conozco, sé que la que siempre empieza las discusiones eres tú —Suspiró el director, sabiendo en el fondo, que esta sería una semana difícil.

—No prometo nada. ¡Si ella me busca, me va a encontrar! —dijo Reyna seria, sentándose en su cama.

—¿No está viendo? ¡Ella rompió mis cosas! ¡Me agredió! ¿Y no le va a hacer nada? —Sol estaba indignada.

—Si ya conoces del carácter de Reyna, ¿para qué tocas sus cosas? Si eres tú quien está llegando nueva al cuarto, no puedes imponerte. Ahora vayan a dormir, Reyna sigue en su cama y Sol, usa la que está vacía. ¡Buenas noches señoritas! —Y salió. Jhonny alcanzó a hacerle una seña a Reyna para hablar afuera, ya todos se habían ido a dormir.

—De verdad tienes un carácter —Se burló Jhonny.

—¡No te burles!

—Ok, ok. Ya te conseguí el permiso para salir mañana y repartir las invitaciones. ¿Quieres que Ibrahim vaya? —preguntó serio.

—¿Qué yo vaya a dónde? —Ibrahim iba hacia el cuarto de Reyna, había escuchado en los pasillos, comentarios sobre el escándalo de Sol y quiso ir a ver qué estaba haciendo Reyna.

—A repartir las invitaciones para el cumpleaños de Yancelis. ¿Quieres venir? —Reyna lo agarró de la mano y puso cara de súplica.

—¡Claro! ¿Llevaremos a Yancelis? —Ibrahim le besó la mano con la intención de que Jhonny se diera cuenta de la unión que ambos habían creado.

—A ella no es tan fácil conseguirle permiso y menos de un día a otro —dijo Jhonny nervioso.

—En tal caso no la mando. ¿A qué hora salimos? —preguntó Reyna.

—Nos vemos a las 10:00 am., en el estacionamiento —Jhonny estaba un poco tenso.

—¡Nos vemos entonces! —Ibrahim agarró a Reyna de la cintura y la llevó hasta la puerta de su cuarto—. Las paso buscando, trata de evitar pelearte de nuevo —Le dio un beso y se aseguró de que entrara a su cuarto.

Yancelis estaba durmiendo con Carmen, Vico leía una revista en su cama y Sol estaba acostada en la cama de Lupe, al parecer, dormida.

—Ayúdame a moverla —pidió Reyna. Vico la ayudó a acomodar la cama y así pasar a Yancelis con cuidado.

Unos minutos después, ya ambas bastante cansadas, se acostaron a dormir, el día había resultado agotador y estaban seguras, de que la siguiente semana no sería mejor.



Ibrahim llegó a su cuarto y vio a José despierto.

—Empieza a asustarme que casi siempre que llego tarde, seas tú el que esté esperándome —Ibrahim se quitó la corbata y se sentó en su cama para quitarse los zapatos.

—¡Quiero hablar contigo! —José estaba serio.

—¿Sobre qué?

—¿Quieres decirme qué pasa con Reyna?

—Volvimos... pero no hemos dejado de pelear, por Jhonny, porque me oculta cosas, porque se hace daño... por todo —Ibrahim estaba frustrado.

—¿Y ya hablaste con ella de eso? —José quería entender un poco más.

—Me enteré de muchas cosas de su pasado, cosas que nunca me imaginé, cosas que ni ella misma sabe aún, y la vi... tan frágil. Siento que hago las cosas mal, pero no sé qué hacer.

—Habla con Rocket. Él la conoce bastante bien.

—Hablé con él, pero todo eso va más allá. Alrededor de ella hay muchos secretos que no se imagina y que cuando los descubra, su mundo entero se va a derrumbar y... yo no creo poder con eso —Ibrahim se sentía impotente, no podía hacer nada para evitar que ese momento llegara, tenía miedo. ¡Realmente no sabía qué hacer!

—No entiendo. ¿Hablas de terminar con Reyna?

—¡No! Es solo que necesito saber más de ella y ayudarla a que ella misma lo haga —Ibrahim no sabía cómo explicarse.

—Cada vez me enredo más pero, ¿cómo se supone qué harás eso? —José le siguió la corriente, ya dudando hasta si hablaban de Reyna.

—¡No lo sé! Siento que tengo que alejarla de todo esto.

—Me imagino que sería bueno que se fueran solos. Yo te puedo dar dinero y Reyna podría hablar con Eustaquia para que cuide a mi bebé, podrían ir a una pequeña casa en la playa que mi papá me regalará cuando cumpla los dieciséis —José sonreía como un demente, solo pensando el desmadre que haría ese día.

—¡Estás loco! Además, no hay que estar molestando a Eustaquia ni a nadie. ¡Déjalo así! Fue solo una ocurrencia. —Se recostó agotado—. Vamos a dormir, ha sido un día largo —José suspiró, pero le hizo caso, pues mientras lo esperaba, se estaba quedando dormido.

Se puede decir que cayeron como troncos, no solo por el hecho de que las navidades les habían pegado y se habían acostumbrado a levantarse tarde, sino además por todas las emociones del día.






Hola a todos. ¿Cómo están? Perdonen la demora y desaparición por tanto tiempo, sé que los he dejado mal, había dicho que actualizaría pronto... y bueno me tarde un pelo más que pronto, pero aquí tienen el capítulo. A mi parecer, quedó bueno y el siguiente promete más todavía. Espero les guste. ¿Por qué la tensión de Jhonny al escuchar que iría Yancelis? ¿Ibrahim hará algo para evitar que el mundo de Reyna "se rompa"?

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