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XXI - Presentacion

Al día siguiente

Eran las 7:00 am. Reyna se levantaba muy nerviosa. Al terminar de bañarse, vio a Vico levantándose.

—¿Tú no sabes dónde está Lupe? —Reyna no pudo evitar preguntarlo, pues no había dormido ahí y eso la preocupaba.

—Escuché que se fue de viaje, la conciencia no la dejó tranquila —Vico se metió a bañar, sin prestarle real atención a la pregunta. Reyna le preparó una sopa a Yancelis para la tarde y la acomodó en la pañalera junto a otras cosas que podría necesitar luego.

—Yancelis, levántate —Trató de despertarla.

—¡Que flojera tengo! —Carmen recién despertaba, pues la bulla en la habitación, era mucha como para seguir dormida.

—Deja la flojera y ayúdame a ver que me pongo —Reyna preparaba los teteros, tanto el que Yancelis se debía tomar ahorita, como el de más tarde.

—Creo que Vico buscó algo ayer, déjame ver en su closet — Carmen se levantó para ayudarla, la pobre estaba atareada.

—Yancelis vamos, tengo que cambiarte el pañal y darte el tetero —Reyna la movía, pero ella seguía ocultando su rostro de la luz con la almohada.

—Esto fue lo que Vico buscó —Carmen lo puso sobre la cama, dudosa.

—Es muy incomodo —Reyna le cambiaba el pañal a Yancelis, estando ella dormida, se había vuelto una experta en eso.

—También está este otro —Carmen sacó otra ropa.

—Ese me aprieta mucho en los senos. Búscame la ropa esa que es de muchos colores y que Vico odia.

—¿Qué otra cosa busco?

—Necesito tus tacones negros, la cosa negra esa que Vico estuvo llevando un tiempo en el brazo y que según ella, le daba un toque rebelde, y mi falda verde —Reyna encendió el televisor a ver si así Yancelis se dignaba a abrir los ojos, mientras Carmen encontraba lo que le había pedido.

—Es una combinación rara —Teniendo toda la ropa sobre la cama, era muy extraño de ver.

—¡Lo sé! Pero llama la atención, desprende rebeldía. Búscame unas tijeras —Reyna se rió, levantando ambas cejas ante la idea tan descabellada que se le había ocurrido.

—¿Para qué las quieres? —Carmen le dio las tijeras.

—¿Te vas a poner eso? —Vico acababa de salir del baño y veía, el vestuario que Reyna tenía sobre la cama.

—¿Qué te parece?

—Es bastante colorido y... fuera de lo normal y... diferente... ¿Estás segura que querer usar eso?

—¡Claro! Cuando me lo ponga, lo voy a recortar. Imagínate la cara del tigre cuando me vea —Sonreía de manera traviesa.

—Bueno vístete para que te peinemos. Yo arreglaré a Yancelis —Carmen buscó el vestido que José le regaló el día anterior.

Reyna se encerró en el baño para cambiarse. Dudó un poco si salir o no, pero al hacerlo, preguntó:

—¿Qué tal me veo?

—Te queda mejor de lo que pensé —reconoció Vico, viéndola de arriba abajo.

—Me queda raro. Tengo que recortarlo —Agarró las tijeras y empezó a cortar, dejando su ropa como si fuera una camisa y unas medias que llegaban hasta las rodillas. Hubiese seguido, pero justo en ese momento, alguien entró.

—Disculpen que entre así, estaba abierto y me encontré esto afuera —Cristian entró con un ramo de rosas, avergonzado.

—¿Para quién son? —Carmen las recibió, vio una tarjeta y la leyó.

"Espero que te ayuden, relájate y piensa que estoy yo en lugar de toda esa gente. Sé que brillaras en el escenario. Nos vemos allá, Jhonny"

—Vico busca algo dónde ponerlas —Reyna peinaba a Yancelis, sin prestar atención a la picardía de Carmen.

—¿Cómo les va acá? —preguntó Diego, que recién venía entrando—. ¡Wow! Te ves rara... te queda bien —Refiriéndose a Reyna.

—Todos dicen que me veo rara, me voy a cambiar.

—¡No hace falta! Te ves bien, solo que no estamos acostumbrados a verte así —explicó José, entrando con las manos en los bolsillos.

—Díganme la verdad... me veo horrible.

—No es verdad, te ves bien —La intentó calmar Diego, riendo.

—¡Más te vale! Vico, te pedí que buscaras un florero o algo para poner las flores —dijo Reyna, viendo que Carmen seguía con ellas en la mano, estaba comenzando a estresarse.

—Encontré esto —Vico puso un florero sobre la mesa.

—¿Para quién son? ¿Y de quién? —preguntó José enseguida.

—Son para mí, las mandó Jhonny —dijo Reyna, repentinamente incómoda.

—Buscaré las cosas para peinarte —habló Carmen, para evitar más preguntas.

—Algo no tan complicado. Llego a ensayar, los nervios, el calor y todo eso. Carmen comenzó con su labor.

—Y esta belleza que está aquí, se ve preciosa —José le dio un beso a Yancelis, pero ella seguía recorriendo la habitación con la mirada.

—¡Olvídalo! Está buscando al amor de su vida. —Se burló Diego. Todos, silenciosamente, estuvieron de acuerdo en que era Ibrahim.

—¡Tienes que resignarte! Los bebés no son lo tuyo —dijo Cristian, cargando a Yancelis.

—¡Lista! —avisó Carmen, guardando los materiales que usó.

—¡Te ves espectacular Reyna! —Vico le dio una vuelta para que la admiraran.

—Sigo creyendo que me veo rara.

—¡Te ves muy hermosa! —dijo Ibrahim, llegando.

—Gr-gracias —Reyna se puso aún más nerviosa al verlo, al punto de tartamudear.

—Rocket está allá abajo y dice que bajes o se va sin ti —Ibrahim no aguantaba tantas miradas sobre él, aunque la suya no se despegaba de Reyna.

—Chicas, estos son los pases, hay tres para estar en el público y dos para estar detrás del escenario, repártanselos —Reyna se los entregó a Carmen y se vio en el espejo por última vez.

—Recuerda que tienes que maquillarte. Ahora ve y enorgulléceme —Vico la abrazó, dándole apoyo. Todos se unieron al abrazo.

—Tengan cuidado que van a dañar mi obra maestra —Carmen se refería al peinado.

—¡Chao bebé! ¡Me la cuidan bien! Nos vemos allá —Reyna les lanzó una mirada amenazadora, refiriéndose a Yancelis al decir «bebé».

—Mamá —Yancelis tenía lágrimas en los ojos debido a que Reyna se iba sin ella.

—Te prometo que será rápido —Le susurraba en el oído, pero Yancelis tenía puchero y le extendía los brazos para que la cargara. Reyna no podía dejarla, la había descuidado mucho estos días; se la había dejado a sus amigas que la cuidaban bien, pero ella casi no se había involucrado, necesitaba reponer un poco eso.

—¡Bien! Vente conmigo, nos vemos allá chicos —La cargó y salió de la habitación junto a Ibrahim.

—¡De verdad te ves muy hermosa!

—Puedes decirlo, me veo rara —Pensaba que lo decía por no hacerla sentir mal.

—Nunca te había visto así, pero te ves bellísima —aseguró con sinceridad.

—Si me lo di-ces así... supon-go que debo creer-te. —Tenía una sonrisa nerviosa—. Tú también te ves muy bien, te queda perfecta esa ropa —No sabía cómo decirle que se veía guapo, sin hacerlo directamente; él solo sonrió, Reyna se dio cuenta cuando eran novios, que no le gustaba recibir halagos.

Llegaron y vieron a Olivia, Rocket y a Rose de pie junto al carro.

—¡Se ven hermosas! —Olivia abrazó a Reyna y a Yancelis—. Y tú, eres todo un galanazo —Esta vez, abrazó a Ibrahim, Rocket le había platicado tanto sobre él, que ya sentía que lo conocía.

—Subamos al carro que se nos va a hacer tarde —Rocket estaba que se moría de los nervios, era notorio; pasaba las manos por su cabello, Olivia lo había golpeado unas nueve veces en los cuarenta minutos de camino.

Llegaron al canal y vieron a los chicos ya listos, solo esperándolos.

—¡Estás aquí! Pensé que no vendrías. ¡Wow! Te queda muy bien —Fernando también estaba nervioso, tanto que pensaba tonterías, pues hasta un posible accidente automovilístico llegó a imaginarse.

—¡Por fin llegas! Me tenías preocupada. Tenemos tiempo de ensayar y de que puedas hacer la coreografía. —Juliana la abrazó—. ¡Hola Rocket, Ibrahim, miniatura! —Le dio un beso en la mejilla a cada uno de los que conocía—. Hola... —Esperó a que le dijeran los nombres de las dos nuevas caras.

—Ella es mi esposa, Olivia, y ella Rose, mi hija —Las presentó Rocket.

—Yo soy Juliana, él es Leonardo, él es Gregorio, él es Rodrigo y él es Fernando —Juliana las abrazó, tan amigable como siempre.

—¡Un gusto conocerlos a todos! —dijo Olivia sonriendo, todos se acercaron a saludarla formalmente.

—Lamento interrumpir, es un gusto conocerla señora Olivia. —Fernando besó su mano con una sonrisa, Rocket gruñó—. Necesito que vayan a ensayar y sobretodo Reyna, que practiques la coreografía.

—¡Vamos! —Reyna mostraba la misma actitud segura del día anterior.

Llegaron a un pequeño salón donde habían unos instrumentos que les ofrecieron para ensayar. Estuvieron ahí casi media hora hasta que a Fernando les dijo que debían prepararse, pues les tocaba salir. Reyna se maquillaba junto a Juliana.

—Te queda bellísimo ese vestuario, y ahora maquillada... ¡Estás perfecta! —Dijo guardando el maquillaje de manera compulsiva.

—¡Gracias! Me alegra que te guste, fue algo que se me ocurrió esta mañana.

—Aún así, te queda bien. Vamos, dentro de nada nos toca —Salieron del baño y esperaron a que los anunciaran.

— Recuerda que aquí te elevas o te hundes —dijo Fernando serio—. Tienes que sonreír con todo lo que Gilberto diga —Necesitaba dejarle eso claro, aún cuando la presionara más.

—¡Estarás brillante como siempre! —Ibrahim la alejó de Fernando, pues este no hacía más que aumentarle los nervios.

—¡Gracias! ¡Estoy súper ansiosa!

—Vas a dejarlos boquiabiertos —La besó sin poder evitarlo, solo chocó sus labios con los de ella, hizo lo que había querido hacer desde esta mañana.

—Ahora aquí, en vivo, presentaremos a una chica de la que a lo mejor no han oído hablar antes, pero les puedo asegurar que eso cambiará a partir de ahora, ella es una nueva cantante. Con ustedes... Reyna Castillo —El público aplaudió.

—¡Ya es hora! ¡Haz todo lo que ensayaste! —Fernando la hizo salir al escenario. El público seguía aplaudiendo mientras todos se acomodaban en sus instrumentos, empezaron a tocar y Reyna empezó a bailar; sin embargo, sentía que podía darle más emoción integrando pasos más propios al baile. Con eso, la gente empezó a silbar y a aplaudir con más fuerza.



Mientras, en la cabina de control, el director del programa, estaba fascinado con el espectáculo de Reyna.

—Canta bastante bien esta niña —dijo moviéndose al ritmo de la música. De repente, el teléfono comenzó a sonar.

—¡Haz ya mismo un zoom back! No quiero que sigan con eso, alejen la cámara —exigió el tigre, molesto, no podía creer que esto estuviese ocurriendo en su canal.

—Háganle a todo un zoom back. ¡Aléjenlo! —El director hizo señas para que le hicieran caso, y todos comenzaron a trabajar en eso.



Reyna por su parte, estaba inspirada cantando y bailando, se sentía de maravilla.

Creo que ya es tiempo de ir con el psiquiatra,
Lo dijeron en mi casa y me trajeron casi arrastras,
Pues cuando llego de noche,
Y me quieren hacer un reproche,
No oigo nada, no oigo nada y corro a la ventana,
Pero del quinto piso el que salta se mata,
Me pongo violenta viento adornos de casa
No estoy loca, no estoy loca, no estoy loca,
Solo estoy, desesperada.

Dr. psiquiatra, ya no me diga tonterías,
Dr. psiquiatra, quiero vivir mi propia vida,
Dr. psiquiatra, yo no le pagare la cuenta,
Dr. psiquiatra, ya no me mi, ya no me mi,
Ya no miren más las piernas,
No, no, no, no, no, no, no, no estoy loca.

Creo que ya es tiempo de ir con el psiquiatra,
Eso dijo el profesor y me corrió del salón,
Y cuando no llego a clases,
Manda a buscarme por todas partes,
Yo me escondo, yo me escondo no entiendo lo que le pasa,
Primero que me vaya y después que no salga,
Cuatro paredes tristes prisión de enamoradas,
No estoy loca, no estoy loca, no estoy loca,
Solo estoy desesperada.

Dr. psiquiatra, ya no me diga tonterías,
Dr. psiquiatra, quiero vivir mi propia vida,
Dr. psiquiatra, yo no le pagare la cuenta,
Dr. psiquiatra, ya no me mi, ya no me mi,
Ya no miren más las piernas,
No, no, no, no, no, no, no, no estoy loca.

Yo soy Julieta, y en luna llena,
Me vuelvo loba, y busco a Romeo
No estoy loca, no estoy loca, no estoy loca
Solo estoy, desesperada.

Dr. psiquiatra, ya no me diga tonterías,
Dr. psiquiatra, quiero vivir mi propia vida,
Dr. psiquiatra, yo no le pagare la cuenta,
Dr. psiquiatra, ya no me mi, ya no me mi,
Ya no miren más las piernas,
No, no, no, no, no, no, no.

Dr. psiquiatra, ya no me diga tonterías,
Dr. psiquiatra, quiero vivir mi propia vida,
Dr. psiquiatra, yo no le pagare la cuenta,
Dr. psiquiatra, ya no me mi, ya no me mi,
Ya no miren más las piernas,
No, no, no, no, no, no, no.

Dr. psiquiatra, ya no me diga tonterías,
Dr. psiquiatra, quiero vivir mi propia vida,
Dr. psiquiatra, yo no le pagare la cuenta,
Dr. psiquiatra, ya no me mi, ya no me mi,
Ya no miren más las piernas,
No, no, no, no, no, no, no, no estoy loca.

Al terminar, la gente estalló en aplausos y silbidos, les había gustado. En pleno alboroto, Reyna vio a Cristian, José, Diego, Olivia, Reynaldo, Raúl, Samuel y Juan. Cuando volteó detrás del escenario, vio a Rocket, Vico, Carmen, Ibrahim, Yancelis y a Jhonny, todos habían venido a apoyarla.



Ibrahim quedó impactado con todo lo que hizo Reyna, fue algo que nunca se había visto, pero que a la gente le gustó. En el momento en que Reyna lo miró, no pudo contenerse de ir corriendo hasta ella y abrazarla, ella le correspondía con fuerza.

—¡Estuviste excelente!

—¡Gracias! Estaba súper nerviosa.

—Ahí viene la entrevista. Tú relájate —Ibrahim se separó de ella sin muchas ganas y fue detrás del escenario.

—¡Pero que dinamita eres! Reyna, si estás bien loca —Gilberto se acercó a ella, sonriendo.

—Nada más desesperada —dijo Reyna riendo.

—Damas y señores, no se muevan de ahí que al volver, verán la entrevista que le haremos a Reyna Castillo, ya regresamos. —Una vez en comerciales—. Reyna, eres pura chispa —Gilberto estaba verdaderamente sorprendido.

—¡Gracias! —No supo si fue realmente un halago.

—¡Estuviste excelente Reyna! —Juliana la abrazó.

—Los nervios no me dejaron pensar.

—Reyna, quiero hablar contigo —dijo un chico acercándose hacia ella, resulta que estudiaba en el internado. Juliana se fue, sabiendo que estaba de más.

—Miguel, ¿qué haces aquí? —Era el mismo con quien bailó el día que hizo el striper.

—Vine porque me enteré de tu presentación y quería aprovechar para pedirte que seas mi novia.

—¡Lo siento pero no! —Más cortante, no pudo ser.

—Reyna, tengo que hablarte de algo muy importante —dijo Ibrahim, viendo molesto a Miguel.

—¡Claro! —Reyna se fue con él—. ¿Qué es eso importante que querías decirme? —Se sentía incómoda por lo que había pasado entre ellos antes.

—Pensé que... después de ese beso... me responderías si quieres volver a ser mi novia —Ibrahim no pensaba decirlo, y menos así, pero realmente lo único que quería escuchar, era que ella ya no estaba confundida.

—Ibrahim yo... —No sabía que decir.

—Reyna, va a empezar la entrevista —Gilberto se la llevó del brazo—. Relájate y sé tú misma.

—Eso haré... gracias —Reyna suspiró, sintiendo la adrenalina en su cuerpo.

—Bueno señoras y señores, regresamos aquí con Reyna Castillo. —El público aplaudía—. Bienvenida Reyna —Le estrechó la mano.

—¡Muchas gracias Gilberto! Es una gran oportunidad el estar aquí.

—Antes que nada tengo que decirte que las redes sociales están llenas de preguntas para que contestes, algo que nunca ha pasado en este programa, ni siquiera cuando la persona es famosa, así que felicitaciones por eso —Gilberto la aplaudió y todo el público empezó a gritar.

—Gracias Gilberto, y gracias a toda la gente que está escribiendo —Estaba sorprendida y no supo que más decir, eso la ponía aún más nerviosa.

—¡Comencemos! Cuéntanos, ¿qué edad tienes? ¿Dónde estudias?

—Tengo doce años, estudio primer año de secundaria en el internado High Vernon.

—¿En serio tienes doce años? —Gilberto estaba boquiabierto.

—Si, los cumplí en agosto. ¿Por qué? ¿Acaso me veo tan vieja? —dijo tocándose el rostro, haciendo que todos rieran.

—No Reyna, no es eso, es que... tú físico nos da a entender que eres de mayor edad. ¿Cuándo es tu cumpleaños? ¿Cuáles son tus pasatiempos? ¿Qué te gusta y que no? —Gilberto leía las preguntas tratando de hacerles la mayor cantidad posible.

—Cumplo el once de agosto. Mis pasatiempos son escribir y de vez en cuando dibujo. Me gustan las fiestas, cocinar aunque todo me queda mal, pasear a la playa y al parque. No me gusta mucho el silencio, la comida china y montarme en un avión —Reyna ya se sentía un poco más en confianza.

—Ya somos dos, tampoco me gusta la comida china. ¿Desde cuándo cantas?

—A los seis años y medio comencé a cantar, y desde entonces, no paro de hacerlo cada que tengo oportunidad.

—¿Haces otra cosa relacionada con lo artístico? —Púes Gilberto había notado que bailaba muy bien.

—Toco el piano, la batería y la armónica, compongo y si las circunstancias lo ameritan puedo ser una actriz de primera —Había tomado clases para aprender a tocar los instrumentos, no quiso mencionar la flauta, porque no lo hacía muy bien.

—¡Tienes muchos talentos! ¿Tienes pensado proyectos a futuro? —Gilberto esperaba volverla a ver en su programa.

—Quisiera seguir cantando. Me gustaría componer una canción para un artista famoso, tener la oportunidad de actuar en una novela o película, también escribir un libro y contar muchas cosas en él —Reyna se emocionó, pues realmente le gustaría que algo de eso se hiciese realidad.

—Se ve que tienes aspiraciones a futuro y eso es muy bueno, te felicito. Ahora dime, esa canción que cantaste, ¿la compusiste tú?

—Si, hace un tiempo.

—¿Dónde naciste? ¿Cómo está compuesta tu familia? —Gilberto siguió leyendo preguntas, eran varias y trataba de abarcar las más repetidas.

—Nací aquí en Caracas. Mi madre murió cuando yo nací, fui criada por mi abuela, actualmente mi padre se ocupa de mí y tengo una hermana que es mi adoración —Por suerte, no se notó lo difícil que le resultó explicar eso.

—Lamento mucho lo de tu madre. ¿Es de eso de lo que quieres escribir en tu libro? —preguntó con tristeza.

—Y de muchas otras cosas.

—¡Eres una chica fuerte! Lo bueno es que has seguido adelante —Gilberto le agarró la mano, en señal de apoyo, gesto que la incomodó—, pero vamos a dejar de lado esos temas y platícanos de tu hermana.

—Bueno tiene once meses, se llama Yancelis, cumple el diecinueve de enero, hace apenas dos días dio sus primeros pasos y me dijo mamá.

—Me imagino la emoción tan grande que sentiste —Gilberto notó que Reyna luchaba con las lágrimas.

—¡Fue muy emocionante! Ha sido un ángel para mí... Es lo que más quiero en este mundo —Reyna se limpió las lágrimas mientras el público aplaudía.

—La idea no era que lloraras, mejor veamos una pregunta del público... ¿El chico que salió a abrazarte, es tu novio?

—Estudiamos juntos —dijo tensándose nuevamente.

—¿No hay ninguna posibilidad de romance entre ustedes? —Reyna se quedó callada un momento, vio algo que no le gustó y que la llevó a responder sin pensar.

—No porque yo ya salgo con alguien.

—¿Y podríamos saber su nombre? —Gilberto prestaba suma atención.

—Se llama Miguel, estudiamos en el mismo colegio.

—¿Y de casualidad está aquí? —Gilberto veía hacia el público y justamente, salió Miguel de detrás del escenario—. ¿Él es tu novio? —Gilberto se sorprendió, conocía a ese chico, era el hijo del director del programa.

—Si —Miguel se acercó a ella, sonriendo.

—Un aplauso para Miguel, el novio de Reyna —pidió Gilberto, tratando de recomponerse, pues hasta donde sabía, Miguel pretendía a la hija del tigre.

—Gracias Gilberto, gracias por recibir a Reyna en tu programa y por permitirme estar junto a ella —Miguel le agarró la mano a ella y se la besó.

—¿Desde cuándo son novios?

—Desde que la conocí le he pedido que sea mi novia, pero siempre me dijo que no y de repente, me dijo que si —Miguel no supo cómo responder. Y es que desde que conoció a Reyna, le ha insistido esperando este momento, pero ella siempre lo ha rechazado.

—No fue fácil lograr que te diera el si —Se rió Gilberto.

—Créeme que no lo fue.

—Reyna, ¿de dónde has sacado esos pasos de baile? —Gilberto volvió a leer otra pregunta.

—Son los que se me vinieron a la mente en el momento.

—¿Y esa ropa?

—Esta mañana decidí recortar aquí y allá, esto fue lo que salió —Reyna no sabía cómo explicarlo, su mente divagaba.

—Ya casi termina el programa, ¿piensas seguir apareciendo como cantante?

—¡Claro! Es lo que tengo pensado y es lo que haré —aseguró Reyna, mandándole un desafío oculto al tigre.

—¿Si te volvemos a invitar al programa, vienes? —preguntó, viéndola expectante.

—¡Claro! Si me invitan, yo vengo —respondió como si fuera obvio.

—Por favor, déjale un mensaje a todas esas personas que te vieron en casa —Gilberto le indicó que viera a la cámara dos.

—¡Muchas gracias por ver mi presentación y escuchar mi entrevista! Me emocionó contestar sus preguntas y les aseguro que esta no será la última vez que me vean. ¡Gracias!

—Bueno señoras y señores... —Gilberto no pudo terminar.

—¿Puedo hacer algo que he querido hacer desde que te vi? —preguntó Reyna con voz inocente

—Eh... Si, claro.

—Quería aflojarte la corbata, parece que te asfixiaras —Reyna le aflojó la corbata, mientras el público gritaba.

— Bueno... gracias. —Gilberto no supo como reaccionar—. Esta fue Reyna Castillo y su novio, hasta la próxima. ¡Feliz día y hasta luego! —Se despidió del público. Al terminar—. Reyna, fue un verdadero placer tenerte aquí con nosotros.

—No fue nada Gilberto, gracias a ti —dijo sonriendo mientras Gilberto se alejaba.

—Me sorprendiste al decir que eras mi novia —Miguel veía a Reyna, esperando una explicación.

—¡Lo sé! Pero lo importante fue que me seguiste el juego —Ya casi se había olvidado de que Miguel estaba ahí.

—¿Y esto es solo un juego o si somos novios? —No pudo ocultar su decepción.

—Me pediste que fuera tu novia y te dije que no. Podemos serlo solo ante los ojos de los demás —propuso acercándose a Miguel, sabía que no se negaría.

—¡Claro! —Miguel le dio un beso, en el que ella no hizo el más mínimo intento de corresponder; y sin embargo, a él le pareció el mejor beso de su vida—. Si quieres nos vamos por ahí y nos divertimos —insinuó agarrándola de la cintura.

—Ya tengo planes. —Y lo dejó con la palabra en la boca yendo con Yancelis, que estaba en los brazos de Vico—. ¿Me extrañaste princesa?

—¿Reyna, estás loca? ¿Cómo es que ahora eres novia de Miguel? —Carmen estaba molesta, no entendía nada.

—¿Qué parte no entendiste? Ahora soy su novia.

—¿Y desde cuándo eres su novia? —Rocket frunció el ceño, pues recordaba a ese muchacho.

—¡Desde hoy!

—Claro, eres su novia... siempre sales con una sorpresa —Ibrahim estaba alterado, se sentía burlado.

—¿Y a ti qué te importa? —Reyna lo vio molesta, no entendía a qué venía su reclamo.

—¡Bueno ya! No van a empezar a discutir, menos aquí —Jhonny, que recién se acercaba, intentó calmar las cosas.

—¿Y tú quién eres? —preguntó Rocket, viéndolo molesto.

—Es Jhonny, nuestro prefecto —contestó Vico, ignorante de que decir eso pudiese generar un problema.

—Así que tú eres Jhonny... me han hablado tanto de ti que no entiendo que haces aquí.

—Mira, sea lo que sea que te hayan dicho, deberías confirmarlo antes de creerlo —Jhonny veía molesto a Ibrahim, pues estaba seguro de que fue él quién le dijo algo.

—¿Qué les parece si nos calmamos? —Rodrigo hizo el intento de mediar las cosas, aunque no entendía que pasaba.

—¡No! ¡Aquí nadie se puede calmar! ¡Eso es imposible! ¿Me puedes explicar qué demonios hiciste allá afuera? —Fernando estaba como alma que lleva el diablo, todo se había ido a la mierda.

—Estaba nerviosa e hice lo que me salió —confesó Reyna, encogiéndose de hombros.

—Es que ni siquiera pudiste quedarte tranquila con Gilberto, ibas tan bien en la entrevista.

—¡Estás exagerando! Si él no dijo nada, no entiendo porqué lo vienes dices tú —respondió Reyna altanera, pues estaba harta de los cuestionamientos.

—El tigre te estaba viendo y dijo: «Saquen a la loca, no queremos ver esquizofrénicas".

—Ya se sabía que su crítica iba a ser mala.

—Si hubieras hecho lo que se te dice al menos una vez en la vida. ¿Por qué siempre tienes que llevarle la contraria a todos? —Fernando estaba exasperado. Sabía que ella tenía su carácter y que al final, terminaba haciendo lo que se le daba la gana, pero nunca se imaginó que hasta ese punto.

—¿Tienes idea de cómo te hace quedar lo que hiciste? —dijo una voz muy familiar y nada deseada.

—¿Qué demonios haces aquí? ¡Deberías mandar a Vicente! —dijo Reyna fastidiada y cruzándose de brazos.

—¡No me hables así! Vine en lo que vi el show que hiciste en la televisión. ¿No te basto con lo del liceo?

—¿A eso fue lo que te recordó? Me imagino que debió ser muy vergonzoso —Se burló descaradamente, no lo hizo con la intención de joder a Rubén, pero ya que se dio esa oportunidad.

—¿Cuánta gente te debió haber visto? Y como cosa rara, a ti no te importa. ¡Ni siquiera por Yancelis te reprimes un poco!

—¡No la metas en esto! ¡No finjas que ella te importa! —Reyna la cargó y se fue al estacionamiento, siendo seguida por todos—. Vico, cárgala un momento. —Se la entregó—. Lo siento Rubén, no lo volveré a hacer. De verdad, lo siento —Siguió, ignorando la mirada de sorpresa de todos.

—¿Estás hablando en serio? —Rubén no podía creerlo.

—¡Claro! Por favor, abrázame. —Reyna le extendió los brazos. Él la abrazó y ella correspondió—. ¡Suélteme! Pervertido. Viejo cochino, déjeme —gritó empujándolo.

—¿Qué pasa aquí señorita? —Se acercaron dos policías, que escucharon los gritos y estaban cerca.

—Este señor estaba intentando manosearme oficial —dijo Reyna, simulándose asustada.

—No se preocupe señorita, nosotros nos encargaremos de él... Así que te gusta aprovecharte de jovencitas —dijo uno de los policías, esposando a Rubén.

—¡Eso es mentira oficial! Yo no he hecho nada, ella es mi hija —Rubén trató de soltarse y explicarles lo que realmente ocurrió, pero no lo dejaron.

—¡Eso es mentira! ¡Yo a usted no lo conozco! —Reyna vio como metían a Rubén en la patrulla.

—No se preocupe señorita, no la volverá a molestar —aseguró el otro policía.

—¡Muchas gracias oficial! —Reyna se acercó con los demás, que estaban impresionados, viendo lo que ella acababa de hacer.

—¡¿Estás loca?! ¿Por qué dejaste que se llevaran a Rubén? —Rocket estaba atónito.

—¡A mí no me hables así! Mejor que pase unas horas ahí, capaz y no logra viajar a California.

—¿Dejaste que se lo llevaran, solo para arruinarle el viaje?

—Debe ser que tú hiciste mucho para evitar que se lo llevaran —dijo con sarcasmo.

—¿En verdad no tienes límites? —Fernando la miraba como si se hubiese vuelto loca.

—¡Tú lo has dicho! —Reyna volvió a cargar a Yancelis y le sonrió como si nada.

—¡Siempre ha sido así! No tuvo los limites que debió tener en su momento —Samuel venía llegando y veía a Reyna reprobatoriamente.

—¡No la provoques! —advirtió Rocket, serio.

—¿Tú eres Fernando, no? Por ahora no es buena idea decirle algo respecto a lo que hizo, se lo va a tomar a la ligera.

—¡Deja de ser tan metiche!

—Yo también te quiero —La abrazó por ser chocante.

—Y lo de que ese chamo es tu novio, ¿qué vas a decir? —Raúl venía llegando, junto a los demás.

—¿Qué se supone que voy a decir? ¡La verdad!

—¿Por qué eres tan impredecible? —Reynaldo estaba molesto y fastidiado del carácter tan... explosivo, que Reyna tenía.

—Ya dejen de discutir y mejor vamos a comer —Olivia esperaba calmar la tensión.

—¿Y Eustaquia? —preguntó Rocket, ya que la idea era que los chicos la pasaran buscando.

—Se tuvo que ir de viaje con Daniel ayer por la noche.

—¿Por qué? —Quiso saber Reyna, preocupada.

—La hermana de Daniel está enferma y ella fue a cuidarla —respondió Reynaldo.

—Yo tengo un carro, ahí pueden ir varias personas y algunos van a tener que sentarse en las piernas del otro —propuso Jhonny, contándolos—, son diecisiete en total.

—En mi carro irán Carmen y Cristian en la parte de adelante, Reynaldo, Olivia, Juan, José y Raúl en la parte de atrás. En el carro de Jhonny irán Vico y Leonardo en la parte de adelante, Reyna, Rodrigo, Juliana, Gregorio, Diego e Ibrahim en la parte de atrás. —Distribuyó Rocket, poniéndole fin a eso—. Ahora cada quien vaya al carro que le toca —Todos obedecieron.

—Tienen que acomodarse —Jhonny abrió las puertas del carro.

—Juliana, te sientas en mis piernas —Gregorio se montó, y la mencionada hizo lo indicado.

—Rodrigo yo me siento en tus piernas y tú Diego, sientas a Yancelis en las tuyas —Reyna vio que así podrían entrar todos. Una vez acomodados.

—¿Cuál es el carro de Rocket?

—Es el Nissan Todoterreno X-Trail —señaló Reyna.

—A los que no me conocen, soy Jhonny, prefecto del internado donde estudia Reyna —Se presentó Jhonny con una sonrisa.

—¡Yo soy Juliana! El idiota en el que estoy sentada, es Gregorio; el de adelante, es Leonardo y el que le sirve de silla a Reyna, es Rodrigo —Juliana, como cosa rara, habló sin parar.

—¡Es un gusto conocerlos! Debo decir que tocan muy bien.

—En eso tiene razón, tocan excelente. Yo soy Vico, por cierto —dijo, incapaz de permanecer callada.

—La que si dejó pasmados a todos, fue Reyna. Desde que salió, volvió loca a la gente —Gregorio veía por la ventana, distraído pero igualmente, pendiente de lo que hablaban.

—Todo el mundo se emocionó con el espectáculo —Juliana aplaudía al recordarlo.

—Es verdad... pero ahora todo será más complicado de lo que era en un principio —Jhonny no pudo contenerse de soltar lo que pensaba; con eso, solo causó que la tensión aumentara.

—Ya ni modo —dijo con resignación, pues aunque sabía que no fue lo mejor, no se arrepentiría.

Hablaron de cosas sin importancia, excepto Reyna que mantenía su atención en la ventana, no quería voltear y encontrarse con Ibrahim.

Cuando llegaron al restaurante, ordenaron y empezaron a comer; Reyna estaba metida en sus pensamientos, lo que vio le dolió en serio, pero no iba a demostrarlo.


Ibrahim no sabía qué pensar, todo pasó tan rápido que no tuvo tiempo de reaccionar como debía. En todo el camino, no le quitó la mirada de encima a Reyna, la veía tan distante, como si no quisiera estar ahí.

Al terminar de comer, fueron a montarse en los carros, pero Reyna se quedó parada a unos pasos de la puerta, con Yancelis en brazos.

—¿Por qué no subes? —preguntó Jhonny.

—Tengo que ir a un lugar. Si Rocket pregunta, díganle que regreso más tarde —Y salió corriendo, sin dar más explicaciones. Ibrahim fue tras ella.

—¿A dónde vas? —De un momento a otro, la perdió de vista. Suspiró frustrado y siguió caminando a ver si por casualidad, la veía. Para su suerte, la vio subiéndose a un taxi, así que se montó en otro y la siguió.

Reyna corrió hasta que se vio en una plaza, se sentó en una banca y dejó que Yancelis caminara un rato mientras ella pensaba.

Después de unos diez minutos, Yancelis se quedó dormida. A medida que avanzaba, se dio cuenta de que la gente en la calle parecía reconocerla. Todo eso la estaba cansando, así que paró un taxi y le indicó que fuera hacia el liceo.

Al llegar, subió a su habitación y vio a sus amigas con el ceño fruncido y los brazos cruzados.

—Nos tienes que explicar muchas cosas —Vico estaba molesta.

—¡Cállense que está dormida! —Reyna acostó a Yancelis en su cama y puso las almohadas a su alrededor, asegurándose de que no se cayera en caso de moverse mucho. Carmen y Vico, se la llevaron al balcón para hablar mejor—. ¿Qué quieren que les diga?

—¿Cómo terminaste siendo novia de Miguel? —Vico se mantenía seria, pero era notoria la molestia que cargaba.

—¡Si! ¡Soy su novia! Me lo pidió antes de la entrevista y le dije que si —Reyna estaba exasperada del tema, era de lo que menos quería hablar.

—¿Cómo se te ocurre decirle que si? Sabes que él solo utiliza a las chicas y luego de conseguir lo que quiere, las deja —Carmen estaba preocupada por su amiga, no quería que sufriera.

—¿A quién quieres engañar? ¡Deja de actuar así! A ti te sigue gustando Ibrahim, no puede ser que de la noche a la mañana te guste Miguel, no tiene sentido. ¿Lo haces por vengarte de Ibrahim? —Vico intentaba verdaderamente entenderla, pero no podía.

—¿Vengarme de qué? No todo lo que hago es por alguien, simplemente lo hago porque me da la gana y ya —comenzó a alterarse, odiaba ser cuestionada.

—¡No mientas! Te conocemos, yo te conozco desde que somos bebés y todo lo que haces, es para lastimar a alguien. ¡Siempre ha sido así! —Vico dejó ver cierta tristeza y melancolía.

—Mira Vico, yo no tengo que darle explicaciones a ustedes, piensen lo que quieran. ¡No me importa! —Y se encerró en el baño, a llorar.

Volvió a ser estúpida, fue engañada otra vez. ¿Cómo Ibrahim le pudo hacer eso? Le había pedido que fuera su novia y ella pensaba decirle que si, quería volver con él, pero él volvió a cagarla.

Una vez que le preguntaron si había alguna posibilidad de romance entre Ibrahim y ella, su intención era contestar que si, pero justo en ese momento, vio a Ibrahim besándose con una chica. ¡Que descarado! Hace unos minutos le había pedido que fuera su novia y ahora se besaba con otra.

La rabia y el dolor, la llevaron a responder sin pensar. ¡Volvió a confiar en él y salió lastimada!



Ibrahim sabía que se dirigía al liceo, así que llamó a Diego y le dijo que estaba regresando por su cuenta, les pidió a todos que volviesen, pero él le dijo que ya estaban ahí.

Una vez en el liceo, pagó el taxi con el dinero que tenía —justo lo necesario— y subió a su habitación. Al estar en el internado, no había necesidad de seguirla; además, con Yancelis dormida, sabía que iría a su habitación a acostarla.

Al llegar a su habitación, Cristian lo recibió con un suspiro de alivio:

—¡Ya nos tenías preocupados!

—¿La encontraste? —Diego estaba preocupado, sabía que Reyna no era muy buena cuando actuaba impulsivamente y había temido que pudiese perderse.

—Si, se montó en un taxi y ya está aquí.

—¿Saber que es novia de Miguel te puso mal? —Cristian se fijó en que Ibrahim, no estaba bien.

—¡Claro que no! No me importa —aseguró para mantener algo de orgullo.

—Entonces, ¿por qué la seguiste? —José lo veía acusadoramente.

—Iba con Yancelis a quién sabe dónde y se podía perder —se justificó, aunque no sonó muy convencido.

—¡Eso no te lo crees ni tú! Primero nos perdemos todos nosotros antes que ella —Para José, era la excusa más absurda que había podido escuchar.

—Piensen lo que quieran —Ibrahim fue por un cigarro y se lo fumó en la ventana, recordando el momento en el que Reyna soltó semejante confesión, tan a la ligera.

Ibrahim estaba viendo la entrevista y se le acercó Vanesa, la novia de Nicolás, que venía acompañada de su papá.

—Hola Ibrahim, que sorpresa verte aquí —Saludó el señor con un apretón de manos.

—Señor... un gusto verlo. —Ibrahim se puso nervioso—. Vanesa, mi amor. ¿Qué hacen aquí?

—Yo trabajo aquí, soy vigilante, ¿Vanesa no te lo había dicho? —Se extrañó el señor.

—¡Ah si! Disculpe, no lo recordaba —Sonrió nervioso.

—¡Tranquilo! A ver que día pasas por la casa y almuerzas allí, sé que a Vanesa le encantaría —propuso sonriendo.

—Ya después finiquitamos eso papá. —Vanesa decidió interferir, mirando a su papá y dándole a entender que querían privacidad. El señor asintió, se despidió y cuando estaba por irse, se regresó con la intención de decir algo, por lo que Vanesa besa a Ibrahim. El señor finalmente se fue, dejándolos tranquilos. Ellos se separaron—. ¡Discúlpame! Necesitaba que se fuera —explicó avergonzada.

—¡No te preocupes! ¿Por qué necesitabas que se fuera?

—Quería pedirte que le dijeras Nicolás que me disculpe, que mi papá me quitó el teléfono y que pronto, hablaré directamente con él.

—Se lo diré, no te preocupes —aseguró Ibrahim.

—¡Muchas gracias! Te dejo para que veas la presentación de Reyna, adiós —Vanesa lo abrazó para despedirse y se fue.

Se había terminado el primer cigarrillo y cuando iba a buscar el segundo, Cristian le dijo:

—Debes luchar por Reyna si ella es a la que quieres. Demuéstrale que te importa.

—¿Y qué hago? Ella sabía que quería que volviéramos; incluso antes de la entrevista le pedí que fuera mi novia, pero le dijo que si a Miguel, ¿qué se supone que debo hacer? —dijo con rabia.

—¡Habla con ella! Que te aclare las cosas —Diego no entendía porqué Reyna había hecho eso, pero estaba seguro de que había un motivo.

—¡No voy a hacer anda de eso! ¡Que ella haga lo que le de la gana! ¡No me interesa! —Encendió el cigarrillo y fue a acostarse.

—Ese tipo lo único que hace es acostarse con todas las que puede —advirtió Diego, esperando que entrara en razón.

—¡Eso ya lo debería saber ella mejor que yo! ¡No me voy a meter en eso! —Ibrahim comenzaba a sentir como le hervía la sangre.

—¡Eres patético! —José se fue y la habitación se sumió en un silencio sepulcral. A los minutos, todos se acostaron, hartos de tanta calma.

Ibrahim estaba increíblemente molesto y triste, sin embargo, no estaba dispuesto a rogarle a Reyna, se dedicaría a distraerse, olvidarse de todo lo relacionado con ella, y procurar que valiera la pena ese viaje.






Hola a todos, ¿cómo están? Tiempo sin saber de ustedes, aquí está el nuevo capítulo, estoy segura de que ya pensaban que no iba a actualizarla pero aquí está. Mis más sinceras disculpas por tardarme tanto en subir, trataré de no desaparecer tanto tiempo. ¿Qué pasará ahora? ¿Cómo seguirá esto? ¿Reyna seguirá con Miguel? ¿Qué dirá el tigre? Todo esto y más en el próximo capítulo, bye.

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