XVIII - La droga
El lunes.
Reyna se estaba arreglando para ir al liceo, todo ese fin de semana lo pasó en su casa junto a Yancelis y Jhonny. Fue inevitable que se acordara de cuando habló con el productor.
Esa mañana, se levantó con una resaca infernal, se arregló a sí misma y a Yancelis, le escribió una carta a Eustaquia para que no se preocupara y al bajar a dónde Jhonny las esperaba con el carro, se montó en la parte trasera junto a Yancelis.
La cabeza le hacía boom y sentía como si todo le cayera encima, pero no dejó que Jhonny lo notara, demasiadas experiencias había tenido ya con las resacas como para verse afectada ahora.
Una vez que llegaron a la disquera, dejaron a Yancelis en un cuarto de juegos junto con otros niños y unas cuidadoras. Entraron a la oficina del amigo de Jhonny, quién llegó a los pocos minutos, era un hombre moreno, de cabello perfectamente peinado hacia atrás, ojos marrones y expresión seria.
—¡Buenos días! Lamento la demora. Mi nombre es Fernando Aguirre, es un gusto conocerla señorita Reyna, me alegra saber que acepta mi propuesta de trabajo —Fernando estrechó su mano con una gran sonrisa.
—¡Lamento decirle que le informaron mal! Aún no he aceptado; solo vine a saber cuáles serían las condiciones si trabajara para usted —Fernando se sorprendió, no esperaba esa respuesta, según sabía, ella iba a aceptar trabajar para él.
—¡Debo reconocer que me tomó por sorpresa! Pues debe dar el 85% de las ganancias a la empresa, aceptar el cambio de imagen que se le diga, hacer dos reuniones mensuales para discutir su progreso, hacer presentaciones dónde el representante lo crea conveniente, proponer tres canciones para el primer disco, aceptar el personal que la empresa imponga para su mantenimiento personal, además de las cláusulas del contrato —Fernando le entregó el contrato para que lo fuera leyendo.
Un par de minutos después.
—Se deben cambiar ciertas cosas. —Reyna leía el contrato con atención, Fernando asintió con una sonrisa, esperando a que continuara—: Eso del cambio de imagen no va, solo daré el 75% de las ganancias, las presentaciones se harán con mi permiso y aquí leí que se debe hacer una entrevista en el ambiente en que se desenvuelve el artista, eso no va. —Y para finalizar—: Y no firmaré un contrato que es de por vida.
Fernando boquiabierto, vio como colocaba el contrato en la mesa; tuvo que abrir y cerrar la boca un par de veces para retomar la capacidad de formar una oración coherente.
—¡Usted lo vale! —Se las arregló para pronunciar esas simples palabras, había cedido porque Reyna era un gran talento en potencia.
—Todavía no digo mis condiciones.
—Pero... pensé que... —No entendía a que se refería exactamente.
—¡Yo solo modifiqué las suyas! Nos veremos para seguir hablando al respecto —Reyna se levantó y le estrechó la mano nuevamente, para luego salir seguida por Jhonny.
Fernando quedó impresionado. Jhonny le había comentado el carácter que ella tenía, pero no se imaginó que en menos de diez minutos, esa niña lo iba a dejar sin palabras. ¡Definitivamente tenía que tenerla en su empresa!
Ambos buscaron a Yancelis y se dirigieron al cine para pasar el resto de la tarde. Vieron la película de «Coco», comieron palomitas y se rieron hasta decir basta.
Al ver que era tarde, Jhonny las llevó a casa y Reyna lo invitó a quedarse un rato, al principio se negó pero terminó diciendo que si.
Yancelis quedó dormida apenas la acostaron, Reyna la rodeó de almohadas para asegurarse que no se cayera, y la roció con un repelente por si acaso.
Fue a buscar una botella de ginebra y se sentó en la sala a tomar con Jhonny, sentía ganas de perder un poco la conciencia, pues aunque estuvo distraída, en todo el día no dejó de pensar en Ibrahim.
—Vamos a jugar verdad o reto —Reyna ya estaba un poco pasada de tragos.
—Somos dos personas —Jhonny la miró como si fuese absurdo.
—¿Verdad o reto?
—¡Reto!
—Te reto a que te tomes un vaso de ginebra con adobo, vinagre y jugo de naranja —dijo con cara de asco, pues recordaba una fiesta en la que a ella la retaron a hacer eso y sabía asqueroso.
—¡Bien! —Jhonny fue a buscar todo lo que Reyna dijo, lo mezcló en un vaso y se lo tomó, tuvo que hacer un esfuerzo descomunal para no vomitar. Miró a Reyna con malicia y deseo de venganza, era su turno—: ¿Verdad o reto?
—Verdad —Reyna se burlaba de su cara.
—El peor error de tu vida.
—Mmm... son dos, haber dejado sola a alguien y el otro no te lo voy a decir —La expresión de Reyna cambió a una que solo reflejaba tristeza.
—¿A qué te refieres? —Jhonny quería saber más.
—¡No pienso contestar!
—No creía que fueras a hacerlo. Yo elijo reto —Jhonny trató de que todo siguiera como hasta ahora.
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Al terminar de jugar, ya era de madrugada y debido al estado en el que se encontraban, ella le ofreció quedarse a dormir esa noche, pues no estaba en condiciones de conducir y lo más probable es que acabara matando a alguien o a sí mismo.
Reyna se acordó de eso y sonrío, se había reído mucho ese día tomando en cuenta que muy dentro de ella, el vacío y opresión en su pecho, no desaparecían. También se acordó de la mañana del concierto.
Se levantaron, se bañaron, se vistieron y se fueron al concierto en el que Yancelis gritó todo lo que pudo, al punto de casi reventarles los tímpanos a Reyna y a Jhonny, quienes sentían un dolor de cabeza infernal producto de la resaca.
Esperaron cuarenta minutos para que Yancelis se pudiera tomar una foto con Mickey. Luego, Jhonny se ofreció a comprarle unos juguetes, los que ella quisiera; acabó eligiendo un dulce con la forma de Mickey, un peluche de Minnie, una camisa de Peppa y un reloj de Ariel, además de un pote de burbujas.
De camino a casa, decidieron comer en Mcdonald's; Yancelis se quedó jugando en el parque del lugar, gateando por toda la estructura. Y fue ahí, cuando Reyna se atrevió a preguntar algo que tuvo en la punta de la lengua desde que había amanecido.
—¿Quién es Alejandra?
—No sé de quién hablas —Jhonny desvío la mirada.
—Ayer la nombrabas entre sueños —Él suspiró y bajó la mirada.
—Así se llamaba mi hija, una niña preciosa, tenía mis ojos. Murió hace dos años, tenía asma, se ahogó y nadie estaba con ella —A Jhonny se le llenaron los ojos de lágrimas y tuvo que apretar los puños para mantenerse en el presente y no perderse en el mar de sus recuerdos.
—No me imagino lo que es perder a un hijo, dicen que duele más que perder una madre, pero si te puedo asegurar que mi madre la está cuidando —Reyna le acarició la mano en señal de apoyo.
Cuando sintió como la tensión se había esfumado y al ver que él le sonreía, se levantó y buscó a Yancelis, quería regresar.
Llegaron a la casa, las hermanas paseaban por toda el lugar, jugaban, se reían y hacían ruido; Jhonny optó por quedarse en el jardín. Cenaron juntos y se fueron a dormir.
Reyna debía reconocer que logró distraerse y olvidarse por momentos de Ibrahim, gracias a Jhonny; de lo contrario, estaba segura de que hubiese hecho desastres y hubiese tenido que dejar a Yancelis con Eustaquia, ya que ella no estaría en condiciones de cuidarla.
Bajó junto con Yancelis y vio a Jhonny recostado sobre el carro. Se saludaron y se dirigieron al liceo, por suerte no iban tarde y pudieron detenerse a comprar unas empanadas para desayunar, ya que solo Yancelis había comido.
Al llegar y estacionar el carro, Jhonny le preguntó con un tono suave y que de cierta forma transmitía lástima:
—¿Lista para ver a Ibrahim?
—¡Nunca dejé de estarlo! —Trató de sonar segura y casi lo logra, casi.
Llegaron a la guardería y dejaron a Yancelis. Lo difícil vino cuando entraron al liceo, todos los veían y murmuraban, no sabían si por lo que Reyna había hecho o porque venían caminando juntos.
—Tengo que hablar con el director, a partir de aquí sigues sola. Ignóralos a todos y no te metas en problemas —Jhonny le dio un beso en la frente y se fue.
Cuando ella se disponía a ir al salón, alguien la llamó y aunque no quiso voltear, lo hizo con su mejor sonrisa.
Ibrahim había pasado todo ese fin de semana fumando. Peleó con las chicas pues según él, ellas sabían de la apuesta; estaba molesto con sus amigos, quienes no estaban de acuerdo en cómo trató a las chicas ni con que fumara una cajetilla o más, diaria.
Lo cierto es que salía de la habitación y todos se reían de él, no aguantaba saber que era la burla de todo el colegio... y de ella. Principalmente de ella que tanto había dicho quererlo.
Era lunes y debía ir a clases, así que de mala gana se arregló aprovechando que la habitación estaba vacía.
En los pasillos que daban al salón, vio a Reyna dándole la espalda. No pudo aguantarse de llamarle.
—¡Tengo que hablar contigo!
—Dime —Se volteó sonriente.
—¿Por qué coño hiciste esa bajeza? —preguntó molesto.
—¿En verdad te dolió, no es así? Es que, yo creo que tú si te estabas enamorando de mí enserio —Se burló descaradamente.
—¡No! ¡Te equivocas! ¡Afortunadamente me di cuenta de lo poco que vales la pena! Todo lo que dije, solo eran mentiras para llevarte a la cama, y casi lo logro —Dejó salir parte del veneno que estuvo guardando esos días.
—¡Por favor! ¡Eso no te lo crees ni tú mismo! Solo estás dolido porque no pudiste lograr lo que querías y yo si.
—Reyna, Gabriel me dijo que te buscara —Hernán apareció de la nada.
—Vamos —Reyna se fue con él, mientras este ponía la mano alrededor de su cintura. Ibrahim quiso arrancarle el brazo, no quería que se fuera pero no podía hacer nada.
Entró al salón de peor humor que cómo despertó.
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En todo el día, Reyna no apareció.
Terminó la clase y se fue a la habitación de las chicas pensando que ahí podría encontrarla, pero en la puerta vio a Jhonny con Yancelis en brazos.
—¿Qué haces aquí? ¿Por qué tienes a Yancelis?
—Quería saber si Reyna estaba aquí, no fue a buscar a Yancelis y no la han visto en todo el día —Jhonny estaba preocupado.
—Ella se fue esta mañana con Hernán, según él, Gabriel la buscaba.
—¡Entonces voy a hablar con él! —Jhonny estaba a punto de marcharse.
—¡Espera! Déjame llevar a Yancelis —Ibrahim la cargó y esta enseguida le sonrío. Él aprovechó la oportunidad para hablarle y hacerle morisquetas, esperaba que las muchachas, no le cerrasen la puerta en la cara.
Jhonny encontró a Gabriel unos minutos después, estaba sentado en las gradas fumando. Bajo otras circunstancias, lo hubiese regañado, pero eso no era su prioridad ahorita.
—¿Tú sabes dónde está Reyna?
—No. ¿Por qué? ¿Qué pasó? —Gabriel se incorporó preocupado.
—Reyna no aparece y me dijeron que fue a hablar contigo — Jhonny comenzó a angustiarse. Fue a seguir buscando por el liceo, ella no pudo haber desaparecido de la nada.
En un Ferrari, llegó Reyna junto a un hombre de casi 35 años, de tez bronceada, ojos avellanas y una barba de tres días.
—Gracias por traerme Titi, adiós —Se bajó del carro cuidando no caerse, se sentía mareada.
—Ni sueñes que te vas sola —El Titi estaba preocupado, sabía el estado en el que se encontraba Reyna.
—Si te ven, me van a suspender —Sentía náuseas.
—¡Como si te importara! Si no te vas con alguien, no te vas —Se bajó con el fin de ayudarla a sostenerse. En eso, venía pasando un chico que estudiaba con ella.
—¡Teo! Llévame a mi habitación. —Este asintió y bajó la mirada—. Bueno Titi, gracias de nuevo, adiós —Reyna sonrío y se fue apoyada en los hombros de Teo. Trató de conversar pero él solo respondía con monosílabos.
El portero le había dicho que ella acababa de llegar en un Ferrari en compañía de un hombre, pero que el hombre ya se había ido. Jhonny fue corriendo a buscarla pero no la encontró en el estacionamiento. «Debió subir a su habitación» pensó aforrándose a esa posibilidad.
Al menos ya se sentía más tranquilo al saber que estaba dentro del liceo, pues cientos de escenarios habían pasado por su cabeza.
Reyna ya no podía más, terminó por desmayarse. Teo la iba a cargar en sus brazos para llevarla a su habitación, pero Jhonny se la arrebató sin siquiera dejarlo hablar; solamente llegó, lo empujó y la llevó a su habitación.
Ahí las muchachas lo ayudaron a acomodarla en la cama de Vico, ya que era la que estaba más desocupada en ese momento.
Enseguida entró Ibrahim, estaba en el balcón con Yancelis, a quién dejó en su cuna para poder acercarse a Reyna, que lentamente fue reaccionando, gracias al algodón con alcohol que le pusieron debajo de la nariz.
—Reyna, ¿qué tienes? —preguntó Lupe preocupada.
—Gabriel sabe que hacer —dijo con voz rasposa.
—¡Yo lo busco! —Ibrahim fue corriendo a buscarlo; le explicó un poco lo que pasaba con Reyna e inmediatamente, ambos volvieron con los demás.
Reyna decía incoherencias y se movía tratando de encontrar una posición cómoda, pero sus movimientos eran lentos.
—¿Qué pasó Reyna? ¿Qué tienes? —Gabriel le revisó los párpados y se puso repentinamente nervioso—. Necesito que traigan a Nicolás.
Esta vez, Carmen salió corriendo a buscarlo. Por suerte, lo encontró en los pasillos no muy lejos de la habitación, le pidió que la acompañara para que viera a Reyna y él inmediatamente la siguió.
Nicolás, apenas entró y vio su estado, agarró a Gabriel por el cuello de la camisa y lo acorraló contra la pared.
—¡Maldito! ¡Le diste algo!
—¡Yo no le di nada! Cuando llegué, ella estaba así. Huele a alcohol, no ha hecho más que decir incoherencias, parece que tiene nauseas. Por favor, revísala —pidió con desesperación.
Nicolás se calmó para poder revisarla con tranquilidad, sin nada que le impidiera estar seguro de lo que le ocurría.
—Reyna. ¿Qué hiciste? ¿Qué sientes? —La zarandeó un poco.
—Yo t... tengo mucho sue...ño, me cue...sta respirar
—Tenemos que esperar a ver como pasa la noche. Duérmete Reyna, será lo mejor —Nicolás como pudo, le hizo un moño, estaba sudando del calor que tenía.
—¿Qué le ocurre? —preguntó Ibrahim preocupado.
—Son efectos de... una droga —explicó.
—Creo que es GHB, una droga que puede ser un relajante o en su defecto, causar euforia. Varios de los síntomas que ella tiene, los produce esa droga, pero es sumamente peligrosa si se toma con alcohol. —Gabriel, analizando la situación, le parecía absurdo, eso era algo que Reyna sabía, por eso nunca toma un trago que no sirve ella misma—. ¡Hay que despertarla! —Comenzó a híper ventilar.
Lo intentaron, claro que lo hicieron, pero no pudieron despertarla, Reyna se había sumido en un sueño profundo.
—¿Por qué tenemos que despertarla? —Ibrahim no entendía ese punto.
—Porque si es GHB y se lo tomó con alcohol, es muy peligroso.
—¿Por qué? —Ibrahim se estaba molestando al ver que soltaban todo a medias.
—Puede causar un estado de coma, incluso la muerte. Ya se durmió así que solo debemos esperar hasta la madrugada que despierte —Nicolás trató de sonar tranquilo, pero no lo consiguió, el miedo era palpable en su expresión.
Ibrahim, que en algún momento tomó a Yancelis en brazos nuevamente, la colocó en la cama junto a Reyna y sin poder contenerse, salió de la habitación, no quería que vieran cuánto le afectó escuchar eso.
Para intentar despejarse, se fue a la terraza del liceo, que tal como le había comentado José una vez, estaba desierta.
A paso lento, se acercó a la baranda, se arrodilló y comenzó a llorar, se sentía impotente. Nada de esto estaría pasando si él no la fuese dejado irse así sin más, todo esto era su culpa.
3 horas después
Se levantó con cuidado, los músculos se le habían engarrotado —no sabía si por la posición o por el frío—, y regresó a la habitación de Reyna; todos estaban dormidos.
Se sentó junto a ella y le tomó la mano. Se permitió admirarla y acariciarle el rostro, durante lo que parecieron minutos, hasta que se dio cuenta de que los rayos del sol empezaban a asomarse a través de la ventana. Y ella seguía sin abrir los ojos.
Se acercó a su mejilla y en el oído le susurró:
—¡Perdóname! Yo estoy seguro de que vas a estar bien —Lágrimas se habían escapado de sus ojos. De repente, sintió que Reyna se movió y al levantar la cara, vio que tenía los ojos abiertos, estaba despierta—. ¡Despertaste! ¡No sabes el susto tan grande que me diste! —La abrazó, al parecer por instinto.
—¿De qué hablas? ¿Cómo llegué aquí? —Estaba confundida, no entendía que hacía él ahí.
—Respóndeme una cosa: ¿Te drogaste o te drogaron?
—No sé de qué hablas —Lo apartó y se masajeó la sien, le dolía horrores la cabeza.
—¡Por fin despertaste! —Jhonny, que recién se despertó al oír las voces, se acercó a Reyna sonriendo.
Los otros también fueron despertando al oír ruido a su alrededor.
—¿Por qué a todo el mundo le sorprende? —Reyna no entendía porqué había tanta gente en la habitación y cuál era la sorpresa al verla despierta.
—¡Estuviste dormida casi nueve horas! —Vico mantenía una seriedad que asustaba a cualquiera, parecía una madre a punto de regañar a su hijo por comer a escondidas leche en polvo con azúcar.
—¿Y? ¡Puedo dormir mucho más que eso! —Le parecía absurdo el drama que estaban armando. Trató de levantarse pero se mareó y casi se cae, de no ser por Ibrahim que actuó lo suficientemente rápido como para sostenerla.
—Estás desorientada. A lo que Vico se refiere, es que estuviste inconsciente durante nueve horas.
—¿Qué fue lo que pasó? —Nicolás empezó a revisarle los párpados para cerciorarse de que estuviese bien.
—Eso quisiera saber yo —Reyna lo apartó molesta, tantas preguntas la estaban sacando de sus casillas.
—Llegaste acá bajo los efectos de una droga, peligrosa si se toma con alcohol y tú lo sabes, GHB —Gabriel estaba molesto de la actitud que ella tenía.
—¡Yo no tomé nada! No sé de que me hablan, no recu... —De la nada se quedó callada, tuvo pequeños flashbacks, fragmentos de recuerdos que comenzaron a tomar forma.
—¿Te acordaste de algo? —Nicolás se estaba desesperando.
—Fui al bar de Genna y... no recuerdo más. Solo sé que el Titi me trajo hasta aquí —Parecía seguir sumida en sus pensamientos.
—Otro efecto de la droga, es que la persona no recuerda nada. —explicó Gabriel. Al ver a Reyna, supo que esto le trajo un recuerdo que ella ha tratado de enterrar, por lo que se acercó y le susurró en el oído—: ¿Te acordaste de... eso?
—No —Fue apenas un susurro, casi inaudible. Gabriel suspiró, sabiendo que le mentía.
—Vamos un momento afuera —La tomó de la mano y la ayudó a levantarse. Se fueron al pasillo bajo la mirada atenta y reprobatoria de todos. Una vez que estuvieron a una distancia prudencial, dijo—: ¡Me mientes! No es la primera vez que pasa.
—Olvídalo, ¿quieres? —Reyna estaba dispuesta a regresar a la habitación, pues no se fijó bien en Yancelis y eso le preocupaba.
—¡No te vas a ir! ¿Por qué fuiste a tomar sola? —La agarró del brazo, deteniéndola.
—¡Suéltame! No tengo porqué contestarte.
—Si fuera Ibrahim, le contestarías.
—¡Eso no te importa!
—¿Por qué eres tan rebelde? ¿Por qué no cedes? ¿Por qué todo el tiempo tienes que ser tan altanera? Con Ibrahim no te comportas así, ¿por qué conmigo si? —Gabriel la miraba con rabia, pero su voz sonaba dolida.
Para este punto, algunos estudiantes pasaban por el pasillo rumbo al cafetín; sin embargo, seguían de largo. No era la primera vez que ocurría una discusión entre ellos y sabían que quienes se quedaban de mirones, acababan con un ojo morado, cortesía de Gabriel.
—¡Porque no quiero! ¡Porque no me da la gana! —Se soltó de su agarre, harta de él.
—Quizás si yo... no te hubiese dado tanta confianza. ¡Si! Sabes que no me atrevo a hacerte nada y te aprovechas de eso. ¿Es tan necesario que llegue a los extremos para que puedas hablar y contarme las cosas? —Gabriel le acarició el hombro con tristeza, su mirada desprendía nostalgia.
—¡Estás loco Gabriel! ¿No puedes actuar como una persona normal? —Reyna sabía que con esa frase, removería parte de su pasado, pues fue la misma frase que le dijeron la última vez que vio a su hermana pequeña.
—¡Tú me tienes así! A veces haces cosas que me molestan mucho y no puedes pretender que yo me quede callada y solamente viendo —La acercó hacia sí. Por momentos, frente a sus ojos, ya no era Reyna la que estaba, sino aquella señora rubia que se había llevado a su hermana, la misma que le quitó a Samantha.
—Gabriel, no estoy de ánimo para ti. ¡Suéltame de una vez! —Lo empujó tratando de poner distancia, se sentía amenazada.
—¡Suéltala idiota! —Ibrahim apareció y le dio un golpe a Gabriel, no podía creer que tratara a Reyna así, y menos en su estado. Por suerte, a él le pareció raro que se estuviesen tardando tanto y fue a ver porque no volvían.
Gabriel se lo devolvió, necesitaba descargar la rabia que sentía por las palabras de Reyna, que habían generado un mar de recuerdos en su cabeza.
Reyna supo que sola no podría separarlos y menos estando tan débil, así llamó a Jhonny —aún sabiendo que podría ocasionarle un problema a Ibrahim— y a Nicolás para que los separaran, pues parecían animales.
—¿Qué les pasa? ¡Se comportan como niños! —Los regañó Jhonny agarrando a Ibrahim.
—¡Este imbécil no es más que una escoria! —Ibrahim trataba de soltarse pero Jhonny mantenía un agarre firme.
—¿Estás seguro de que la escoria es él? —Soltó Lupe con rabia, quien también salió al ver lo alterada que Reyna estaba.
—¡Ya! ¡Se acabó el show! Vámonos que van a iniciar las clases y no podemos llegar tarde —dijo Reyna dándole fin a todo esto. Ahora, gracias a toda esa alharaca, se sentía agotada.
Jhonny se dispuso a ayudarla a llegar hasta su cama. Gabriel y Nicolás se fueron, aunque se podría decir que este último se lo llevó a regañadientes. Ibrahim entró a la habitación de las chicas, pues quería asegurarse de que Jhonny saliera.
—Vamos, no te pongas así. Por cierto, me debes un reto.
—¿No puedes solo olvidarlo? —Reyna se rió, no entendía cómo se acordaba de eso justamente ahora.
—¡Claro que no! Tengo que vengarme por lo que me hiciste beber. Ahora descansa —Jhonny le dio un beso en la frente, causando que ella se sintiese extraña.
Todos en la habitación, pudieron sentir la presencia de Ibrahim, pues su expresión y aura, emanaba rabia. Reyna le dirigió una mirada, tenía el rostro lastimado.
—¡Ven para curarte eso! —Buscó algo en su gaveta mientras Ibrahim se acercaba—. Con esto, las cortadas cicatrizaran muchísimo mejor y la hinchazón disminuirá —Echó un poco donde tenía los golpes, por suerte no eran muchos.
—Lo mejor es dejar que Reyna descanse —Jhonny fue más cortante de lo que hubiese querido.
—Gracias —Ibrahim le sonrío a Reyna y se fue con Jhonny. Una vez que estuvieron afuera, Jhonny lo detuvo y le preguntó:
—¿Cuánto daño planeas hacerle?
—Yo no planeo hacerle ningún daño.
—Estoy seguro de que ella quería emborracharse para olvidarse de ti y por eso no se dio cuenta si le echaron la droga —Lo acusó.
—¡Me vale gorro lo que tú pienses! No eres nadie y no me interesa tu opinión. Además, es absurdo lo que dices, ella me terminó —Ibrahim sentía como la molestia volvía a su cuerpo, no podía creer lo que este tipo le estaba diciendo.
—Pero si te importa lo que haga con Reyna, ¿no? ¿Sabes que pasé todo un fin de semana con ella, en su casa?
—¡Mientes! Ella no dejaría que cualquiera se quedara en su casa —Trató de sonar seguro pero no lo consiguió. De alguna manera, eso consiguió molestarlo a niveles impresionantes. Él, que fue su novio durante un mes entero, ni siquiera supo cómo era su casa, y saber que ese idiota había pasado todo el fin de semana ahí con ella, casi lo hace perder el control.
—¿Y si no soy cualquiera? —Sonrió de lado, había logrado lo que quería.
—¡Por favor! Ella bien demostró que me ama y no lo va a dejar de hacer de la noche a la mañana, menos por ti —Sonó tan hiriente como quiso.
—¡Eso está por verse! ¿Qué vas a hacer cuando le pida que sea mi novia y me diga que si?
—¡Eso no va a pasar! ¡No voy a dejar que esté con un tipo como tú! ¡No te la mereces! Nunca, óyeme bien, ¡Nunca va a ser tu novia! Primero te hundo en la cárcel —aseguró, o más bien, juró. Viendo que Jhonny no diría más nada, giró sobre sus talones y se fue; si se quedaba, perdería el poco autocontrol.
Jhonny quedó con una sonrisa de satisfacción, no logró lo que se proponía pero al menos sembró la duda en Ibrahim; con eso era suficiente para que no pensara si quiera en acercarse a Reyna, además de todo lo que había ocurrido entre ellos.
Aunque no podía negar que lo que había dicho al final, lo alarmó. Sabía que sería capaz de llegar hasta las últimas consecuencias con tal de no verlo junto a ella.
Reyna les pidió a sus amigas que no le preguntaran respecto a su estado o a la droga, se sentía muy cansada y no sabría responder; no recordaba casi nada de lo que había pasado.
Al ver a Yancelis dormida en su cuna, se sintió mejor. Ahora lo único que le quedaba por hacer, era mentalizarse, pues a partir de ese día, volvería ser la misma Reyna que todo el liceo conoce.
Hola a todos ¿Cómo están? Aquí está el capítulo, vamos por 537 lecturas. ¿Cómo acabó drogada Reyna? ¿Jhonny le pedirá a Reyna que sea su novia? ¿Si es así, cuál será la respuesta? ¿Reyna aceptará la propuesta de trabajo? Todo esto y más en el próximo capítulo.
PSD: Quería aprovechar este capítulo para advertirles que tengan cuidado de lo que toman en alguna fiesta o reunión social, siempre estén muy atentos cuando les sirven el trago, chequeen que las botellas estén cerradas antes de llegar a sus manos y no le acepten tragos a desconocidos, mucho menos de alcohol.
Y si ya tienen el alcohol en sus manos, no dejen el vaso regado por ahí. Procuren que sea un extensión de su brazo.
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