XV - Hasta La Dignidad
"Es preferible la soledad digna y sin conflicto, que una relación incompleta en la que la carencia manda"
—Walter Riso.
1 semana después.
Era sábado, todo estaba tranquilo. Ibrahim y Gabriel no se habían peleado, aunque casi lo hacían el día siguiente de que llegara Yancelis, cuando Reyna la iba a llevar a la guardería y ambos la habían ido a buscar, pero se lograron calmar las cosas y no pasó nada; desde entonces, la llevaban y buscaban junto a Reyna.
Vico, Carmen y Lupe estaban maravilladas con Yancelis, no se molestaban con los desvelos ya que les daba oportunidad de cargarla, hacerle tetero y jugar con ella. José, Cristian y Diego se la pasaban consintiéndola cada que podían, los tenía a los tres por las nubes.
Reyna estaba perfectamente con ella, jugaba y cada vez que veía esa hermosa sonrisa, se sentía feliz. Yancelis se la pasaba riendo y jugando con todos, pero sus adoraciones eran Ibrahim, Reyna y Gabriel.
Ese día la llevarían al parque, Yancelis estaba bañada y vestida pero no se dejaba peinar. Justo cuando Reyna le pasó el cepillo, de la nada pegó un grito para luego empezar a reírse, gracias a Gabriel que estaba haciéndole morisquetas desde la puerta.
—¡No hagas que grite así! —regañó a Gabriel como si fuese un niño.
—No sabía que iba a gritar —Se justificó mientras cargaba a Yancelis y le hacía cosquillas en la barriga.
—¡No se quiere dejar peinar! —Reyna le entregó el cepillo y Gabriel decidió peinarla. Ella terminó de maquillarse y cuando iba a desayunar, llegaron los chicos, saludaron y se acercaron a Yancelis para hacerle cosquillas, cargarla y saludarla.
Ibrahim le entregó la niña a José y se fue a saludar a Reyna con un beso posesivo, como se le estaba haciendo costumbre desde que habían hecho la tregua con Gabriel.
—¿Adónde van? ¡Yo quiero ir! ¿Por qué no me invitaron? —preguntó Cristian tal cual niño pequeño.
—Vamos al parque, ¿quieren venir? —propuso Reyna con una sonrisa, acostumbrada a la actitud que tenía Cristian e incapaz de negarle algo.
—¡Si, claro! —dijeron todos al unísono.
Luego de que Reyna preparara un bolso con pañales, teteros, agua, un suéter, un paraguas y dos juguetes, se fueron a la entrada del liceo; ahí estaba un Nissan X-Trail blanco, del cual se bajó un hombre de piel morena, pelo negro y ojos marrones, de unos cuarenta años.
—Hace unos meses eras más bajita —dijo viendo a Reyna.
—¡Rocket! —Reyna lo abrazó cuidando no apretar a su hermana—. ¿Qué haces aquí? ¿Cuándo llegaste? ¿Por qué no llamaste?
—¡Son muchas preguntas! Llegué hace una semana, no te llamé porque perdí el teléfono y vine a buscarte para que saliéramos. Por cierto, ¿quién es esta belleza que cargas en brazos? ¿No me digas que ya eres madre? —Fingió pánico ante la idea.
—Es mi hermana, se llama Yancelis, la adoptamos hace una semana.
—¡Tiene tu mirada y sonrisa! —La cargó y le dio un beso en la mejilla, mientras Yancelis se reía—. Hola Vico, Carmen, Gabriel; veo que hay caras nuevas, mucho gusto, me llamo Rocket —Se presentó con amabilidad, cosa que todos imitaron; y por invitación de Rocket, se subieron al carro, acordando que él los llevaría.
Debido a la cantidad de personas, Diego y Gabriel fueron en el asiento del copiloto, y en la parte de atrás: Lupe sentada en las piernas de José, Carmen sentada en las piernas de Cristian, Reyna sentada con Yancelis en las piernas y Vico en las piernas de Ibrahim, lo cual no le cayó bien a Reyna pero no dijo nada, pues confiaba en su amiga y en su novio.
Todos iban hablando y riendo, la verdad Rocket les había caído muy bien, era bastante simpático y divertido.
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Cuando llegaron al parque Italo, se bajaron del carro mientras Rocket fue a estacionarlo, se acercaron a comprar los boletos y empezaron a subirse a las atracciones.
—¡Yo quiero subirme a la montaña rusa! —dijo Reyna con un entusiasmo que se esfumó, debido a que con Yancelis no podría.
—¡Súbete! La llevaré a la piscina de pelotas —Gabriel la cargó y se la llevó.
—¡Gracias! Vuelvo enseguida. —Agarró a Ibrahim de la mano para que subir juntos. Luego de subirse, vieron a Gabriel riendo por como Yancelis le lanzaba pelotas tratando de pegarle alguna—. Cuando termine el tiempo de Yancelis, nos montamos en los carritos chocones, ¿si? —pidió con un puchero.
—¡Esta bien! —Cedió Ibrahim, no podía decirle que no. Se reunieron con Gabriel y esperaron tres minutos a que el tiempo de Yancelis terminara.
Una vez que se acabó, se la llevaron a la mesa dónde estaba Rocket.
—¿Podrías cuidarla un momento? Subiremos a los carritos chocones —explicó Reyna colocando a Yancelis en el regazo de Rocket.
Se fueron a los carritos, se montaron, se chocaron entre ellos y varios niños —parecía que nunca hubiesen estado en un parque de diversiones— y al volver a la mesa con Rocket, todos los demás ya estaban ahí comiendo pizza.
—Bueno, aprovechen de comer que tengo hambre —dijo Cristian frotándose las manos y devorando la comida con la mirada.
Todos comían y se reían de las payasadas de Cristian y de José, hasta que Lupe fue al baño, Carmen y Vico fueron a comprar un oso de peluche y Diego, José y Cristian fueron a jugar en las maquinas.
—Gabriel, vamos a montarnos en los botes —propuso Reyna cargando a Yancelis.
—Yo lo manejo —aclaró levantándose con emoción.
Fueron rumbo a los botes y se montaron dejando a Yancelis en medio de ambos. Los tres iban riéndose y chocando con todo el mundo, claro, cuidando de que no fuera tan fuerte el impacto.
Cuando tuvieron que bajarse, Gabriel fue a comprar algodón de azúcar —sabía que a Reyna le encantaba— y regresaron a la mesa.
Mientras, quedaron Rocket e Ibrahim solos, estaban conversando muy tranquilamente hasta que llegó la parte esperada por ambos.
—Así que eres el novio de Reyna —dijo Rocket pensativo, considerando que era una buena forma de iniciar.
—Si, así es.
—Ella es como una hija para mí, la quiero mucho y no quiero que sufra, le ha tocado afrontar muchas cosas y ahora eres su refugio. No sé si lo sabes pero su abuela murió hace cuatro meses, era como su madre y no ha querido tocar el tema con nadie, se refugió en ella misma, pero ahora que estás tú, vuelve a ser la de antes... No puedo hacer más que darte las gracias —No pudo evitar que las lágrimas llenaran sus ojos.
Ibrahim estaba muy sorprendido, no sabía que la muerte de la abuela de Reyna, había sido tan reciente; a su vez, se sentía enojado consigo mismo por no tomarse la molestia de conocerla un poco más; y culpable, por querer utilizarla. Ella es una buena chica que lo único que le hace falta es volver a sentirse segura con alguien, y resulta ser que ese alguien, es él, quién se acercó solo para hacerle daño.
—¡No hay nada que agradecer! Me alegra saber que te ha tenido en su vida. Su padre me dijo casi lo mismo que tú —No pensó bien antes de hablar, sabía que Rubén era un tema tabú para cualquiera que conociera a Reyna, incluso para ella misma. Vio como Rocket tensó la mandíbula y supo que metió la pata.
—¡Por favor no menciones a ese tipo! —dijo luego de suspirar, intentando calmarse.
—¿Por qué te molesta? —preguntó viendo en los ojos de Rocket, el mismo brillo que él tenía cuándo hablaba de su venganza.
—No es más que un desgraciado al que le faltaron pantalones para responder por su hija, y que cuándo vino a buscarla después de siete años, no supo hacer el papel de padre —Golpeó la mesa con rabia, tocar ese tema siempre conseguía alterarlo.
—Dime la verdad, ¿qué pasó en esos años antes de que él la sacara de la casa de su abuela? Cuando ella habla de su pasado, lo hace con mucho rencor —Ibrahim aprovechó su molestia para indagar más.
—¡Nada! Solo no lo nombres —Rocket respiró profundamente, no tenía porqué actuar bruscamente con Ibrahim que no estaba enterado de nada.
—¿Qué pasa aquí? ¿Por qué el ambiente está tan tenso? —Llegó Diego a la mesa, sin poder contenerse de preguntar. Justo venía Reyna con Yancelis y Gabriel.
—Ya están aquí y ahí vienen las muchachas, lo mejor es irnos. Ya es de noche —dijo Rocket con cansancio.
Todos se levantaron de sus sillas y fueron hacia el carro. Tomaron las mismas posiciones anteriores para regresar e igualmente, iban escuchando música y cantando.
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Al llegar al liceo, se bajaron del carro y se despidieron de Rocket.
—Bueno enana, me encantó verte, a ver si no te pierdes tanto, todos te extrañamos —Rocket abrazó a Reyna, quien correspondió su abrazo.
—¡Yo también los extraño mucho! —dijo con nostalgia, tenía dos meses y medio que no veía a ninguno.
—Te prometo venir lo más pronto posible, a lo mejor traigo a los muchachos y a Rose, todos se mueren por verte. Ahora si me tengo que ir, adiós mi niña, adiós muchachos —Rocket le dio un beso a Reyna en la frente, se despidió de los demás y se montó en el carro.
Al ver como giraba en la esquina que lo llevaría a la autopista, se fueron rumbo a sus habitaciones; sin embargo, Reyna se detuvo un momento para verificar si Yancelis estaba despierta, pues la notaba muy quieta, pero tal como supuso, estaba dormida. Sonrío y se quedó un rato mirándola, pero el brazo se le cansaba y se encaminó a su habitación.
Las muchachas estaban sentadas en la cama de Vico hablando sobre quien sabe qué cosa; Diego hablaba con Ibrahim, José y Cristian; y Gabriel descansaba cómodamente sobre su cama, escuchando música con unos auriculares.
—¡Han invadido el cuarto! —dijo acostando a Yancelis en su cuna.
—¡No seas dramática! —Gabriel se dispuso a ayudarla.
—¿Qué escuchas? —Le quitó un auricular y se lo colocó ella—. Tenía tiempo que no escuchaba esta canción, canta conmigo —Ambos carraspearon y empezaron a cantar:
Y ahora por un segundo, me ahogo en los mares de la realidad.
Por un segundo acepto mi derrota, te perdí de verdad,
Y por un segundo, enfrento mi duelo, ya no estás conmigo
Y desde luego siento el frío, ni tu alma, ni tu cuerpo son míos
Mis sueños se han perdido y me hechas al olvido... nooo
Se rieron al terminar la canción y Gabriel apagó el iPod, hace mucho que no cantaban juntos.
—Reyna ven un momento —Ibrahim salió de la habitación y ella fue tras él.
—¿Qué pasó? —preguntó preocupada.
—¡No me gusta! ¡No lo soporto! —Parecía estar a punto de estallar.
—¿De qué hablas? —Frunció el ceño, confundida.
—¡No me gusta que le hables! ¡No soporto verte tan feliz con él! —Se pasó las manos por el cabello con frustración.
—Ibrahim, se supone que ese es el trato. Además, es mi amigo y no puedo desterrarlo de mi vida —Reyna trataba de hacerle comprender la situación, sin que eso provocara una discusión entre ambos.
—¡Ya lo habías hecho! ¡No hay ningún problema en que lo hagas de nuevo! —Comenzó a alzar la voz, estaba perdiendo el control.
—No puedo hacerlo así porque si. ¡No es tan fácil!
—Mira Reyna, yo pensé en algún momento irme de Venezuela, pero me quedé por ti, renuncié a mi familia, mis amigos, mi vida, todo por estar contigo, ¿y tú no puedes dejar de tratarlo a él por mí, que dices amarme? —La miró con decepción, no esperaba una negativa de su parte.
—¡No lo veas así! Piensa que esa es la única forma de que no se peleen —Reyna trataba de mantener un tono sereno pero ya empezaba a sentir el nudo en la garganta, no sabía que hacer.
—Si él es más importante que yo, me voy y tú te quedas con tu amigo —Dio media vuelta dispuesto a marcharse a su habitación, pero ella lo impidió.
—¡No! ¡Por favor no! No lo hagas, por lo que más quieras —suplicó de rodillas, agarrándolo de la camisa mientras gruesas lágrimas resbalaban por sus mejillas. Ibrahim al verla en tal estado, se sintió culpable; sin embargo, no quiso ablandarse.
—¿Para qué quieres que me quede? Lo mejor es que me vaya y desaparezca de tu vida —La veía de una manera tan fría y distante que solo conseguía desesperarla más.
—¡Porque te necesito! ¡Porque te amo! ¡Porque no podría estar sin ti! Yo dejaré de tratar a Gabriel si eso quieres pero por favor, no te alejes de mí, por favor —Siguió suplicando, sintiendo como el nudo en su garganta y el dolor en su pecho, crecían.
—¡Está bien! Pero levántate —La ayudó a levantarse y le sacudió las rodillas.
—Yo haré lo que tú quieras pero no te vayas, no me dejes sola —Lo abrazó y lloró en su pecho, mojándole la camisa de lágrimas mientras él le acariciaba el cabello.
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Luego de que Reyna se calmara, regresaron a la habitación ya no estaban Diego, José y Cristian; Carmen y Lupe dormían, Vico buscaba una cobija y Gabriel acomodaba la almohada de Yancelis para que mayor comodidad; pero en cuánto vio a Reyna, su ceño se frunció.
—¿Qué le hiciste desgraciado? —Agarró a Ibrahim por el cuello de la camisa.
—¡A mí no me vas a hablar así, imbécil! —Lo empujó para que lo soltara.
—¡No me hizo nada Gabriel! Por favor, recuerda lo que me dijiste —pidió Reyna, empujando levemente al mencionado, quien cedió a apartarse, pero no pensaba quedarse callado.
—¿Qué te pasó Reyna? —preguntó preocupado.
—Nada, enserio. ¡Estoy bien! —respondió con una sonrisa que parecía más bien una mueca. Estaba empezando a marearse.
—¡No me mientas! Tienes los ojos rojos y llorosos, y es por culpa de este miserable.
—¡No es nada! Algo me dio alergia, eso es todo —Se estaba sintiendo débil. Ya para este punto, Carmen y Lupe se habían levantado.
—No tiene que darte explicaciones. ¡Tú no eres nada de ella! —Ibrahim la miró, esperando que lo apoyara.
—¿Qué te parece si dejo que ella misma te lo diga? —Lo retó Gabriel, con una sonrisa de superioridad.
—Yo... lo que son... yo —No sabía que decir, se sentía demasiado presionada. Todo se le puso borroso, empezó a ver puntos negros, y sin más, se desmayó. No se dio un golpe gracias a que Ibrahim logró agarrarla justo a tiempo.
La recostaron en la cama de Vico, Gabriel fue por alcohol y algodón para que volviese en sí. Carmen la puso a oler el líquido y Reyna fue reaccionando lentamente.
—Qu... ¿Qué pasó? —preguntó masajeándose la sien.
—Te desmayaste. ¿Cómo te sientes? —preguntó Ibrahim con preocupación, acariciando su rostro.
—Me siento bien. Seguro fue el cansancio —Intentó levantarse pero todo se le movió.
—¡No te esfuerces! Lo mejor es que descanses —Gabriel la agarró de la mano y la hizo recostarse nuevamente.
—No le den mayor importancia, vayan a dormir y mañana arreglo este desastre —Reyna se refería a Gabriel y a Ibrahim, sabiendo que ellos no dejarían esto simplemente así.
Luego de un intercambio de miradas, Ibrahim habló:
—Yo te dejo descansar mi amor. —La abrazó y le susurró en el oído—. ¡Discúlpame princesa! —Depositó un beso suave en su mejilla.
—¡Yo también me voy! —Gabriel le dio un beso en la comisura de los labios; Ibrahim iba a reclamarle, pero Lupe lo agarró del brazo y le lanzó una mirada de advertencia que lo hizo contenerse. Ambos chicos se fueron a sus habitaciones, ignorándose mutuamente.
Entró a su cuarto azotando la puerta, tanto así que sus compañeros se sorprendieron.
—¿Por qué estás así? —preguntó Hernán con burla.
—¡Por ese idiota! Volvió a hacer llorar a Reyna y estoy seguro que es por algo fuerte —Gabriel estaba rabioso, buscaba algo en su gaveta con desesperación.
—¿Qué estás buscando? —preguntó Nicolás.
—¿Qué hiciste mi mercancía? —exigió saber Gabriel.
—No sé de qué hablas —respondió encogiéndose de hombros.
—¡No te hagas! ¿Qué la hiciste? ¿Qué hiciste la marihuana? —gritó.
—En mi gaveta —dijo negando con la cabeza. Gabriel fue a buscarla y al encontrarla, se acercó a la ventana, armó el porro y empezó a fumar—. ¡Deberías dejar eso!
—¡Si tanto te molesta, deberías irte! —dijo Hernán, molesto y harto de sus sermones.
—¡No estoy hablando contigo!
—¡Cállense o los saco a los dos! —Logró que se callaran y se acostaran, necesitaba la paz y tranquilidad que solo la noche era capaz de transmitirle.
Al terminarse el porro y sentirse lo suficientemente relajado, imitó a sus compañeros.
Ibrahim llegó a su cuarto y se encontró a José despierto —cosa rara, pues solía ser uno de los primeros en dormirse—, quien le dijo:
—Voy a ser muy sincero contigo, entiendo tu rabia y todo lo demás pero no puedes seguir utilizando a Reyna, se está enamorando de ti enserio y entre más tiempo pase, peor será para ella.
—¡Lo sé José! Hoy volvió a demostrarme que está mal lo que estoy haciendo. Le dije que eligiera entre Gabriel y yo pero como no supo que decirme, le dije que me iba a ir, no solo de la escuela sino del país, y se... arrodilló para que no me fuera —Se sentía avergonzado de decirlo, había permitido que las cosas llegaran a este punto.
—¡¿Qué?! ¿Te das cuenta de lo que haces? Se arrodilló por ti, aplastó su orgullo y su dignidad. ¡Va a sufrir mucho por tu culpa!
—¡Ya lo sé! ¿Crees que no sufro también? Verla tan vulnerable es... terrible —dijo con frustración.
—¡Pero tú te lo buscaste! ¡Ella no pidió enamorarse de ti! —Le echó en cara.
—Ya falta poco para que se lo diga —Ibrahim dio por terminada la conversación, hablar de ese tema solo lo hacía sentirse peor.
Sin decir más nada, se acostó, no estaba de humor para escuchar reproches.
Vico estaba clara de que algo pasaba y es por eso, que no se aguantó al momento de soltar la pregunta:
—¿Qué pasó Reyna? —Esta se puso a llorar, pero entre sollozos, les contó lo que había pasado sin omitir nada.
—¿Por qué hiciste eso? ¡Tú no eres así! —Carmen estaba verdaderamente sorprendida.
—Era como si se me fuera el aire. Sentí un dolor y un vacío que... no me dejó pensar —dijo volviendo a sentir el nudo en su pecho.
—¡Él no se merece que hagas eso! —aseveró Lupe.
—Yo decido quién lo merece y quién no —A Reyna le molestaban sus palabras.
—¡No seas estúpida! ¡Él no te quiere!
—¿Por qué dices eso?
—¡Porque es así! Él no te ama como dice, tú no eres nada para él —Se calló debido a la cachetada que recibió.
—¡Cállate! Eres una envidiosa que no soporta ver que yo si estoy feliz con él mientras tú todavía lloras por Víctor. Estás dolida porque crees que él te dejó por mi culpa —Reyna no pensó antes de hablar y se arrepintió inmediatamente de lo que dijo.
—¡No estoy dolida! Solo trato de que no hagas tonterías por alguien que no te quiere —Sus ojos estaban llenos de lágrimas que luchaba por contener, las palabras de Reyna dolieron, pero sobretodo su actitud.
—Yo hago lo que me dé la gana, por quien me dé la gana, a ti no te importa —Se olvidó de su arrepentimiento y siguió soltando veneno.
—Háblame de los moretones que Ibrahim te hizo —Le sacó en cara, sabiendo que alertando a las muchachas habría mayor posibilidad de hacerla entrar en razón.
—¡Espera! ¿Qué moretones? ¿Cuándo pasó? —preguntó Vico, Reyna no le había dicho nada.
—¡Fue un accidente! Lo hizo porque se preocupó. El día que llegó Jhonny, él le dijo que en la discoteca unos tipos querían abusar de mí y como le dije que no era nada, se molestó y me presionó los brazos dejándome unos moratones —explicó Reyna rápidamente, pues no quería que pensaran mal de Ibrahim.
—¿Y por qué no me dijiste? Reyna no te calles cosas así —Vico no sabía cómo sentirse con la explicación. Antes a Reyna le había ocurrido algo igual, unos tipos la estaban viendo desde lejos e incluso uno de ellos, intentó obligarla a bailar con él y ella se lo tomó tan a la ligera, que provocaba caerle a golpes por darle tan poca importancia; sin embargo, no justificaba la acción de Ibrahim.
—No lo contaste porque sabes que eso está mal —Lupe se sentía frustrada al escuchar la explicación que había dado.
—Lo mejor para ti será que te calles porque estoy perdiendo la paciencia y no quiero hacerte nada, así que aquí muere el tema —Reyna respiró profundamente para calmarse, sabía que si esto seguía, solo traería consecuencias peores e irreversibles.
—¡Después no digas que no te lo advertí! —Se acostó de mala gana aunque con cierto miedo, sabía que Reyna la estaba amenazando y que sus amenazas no eran ningún juego.
—¡Nosotras también vamos a dormir! Terminaremos por despertar a Yancelis si se siguen armando escándalos —Carmen estaba preocupada por lo que había dicho Lupe, no quería que ella y Reyna estuvieran peleadas, ni que esta última siguiera en una relación en la que había maltrato.
Todas se acostaron a dormir, cada una con un pensamiento diferente pero que tenían algo en común, giraban en torno a la relación de Ibrahim y Reyna, quién no se arrepentía de haber hecho lo que hizo por el simple hecho de que fue por él y para mantener lo que ambos tenían.
Todas se durmieron sabiendo que los días venideros serían largos y difíciles; después de ese día y de todo lo que se habían dicho, más de una cosa podría cambiar tanto para bien como para mal.
Hola a todos. ¿Cómo están? Me alegra saber que ya hay 442 lecturas, espero que siga subiendo cada vez más. Aquí está el nuevo capítulo, espero les guste. ¿Lupe sabrá de la venganza de Ibrahim? ¿Se lo dirá a Reyna? ¿Gabriel le dirá a Reyna de la venganza? ¿Reyna seguirá aplastando su orgullo y dignidad? Ya se acerca el momento en el que se enterará de la venganza, las cosas se van a poner color de hormiga brava, bye.
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