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X - Es Impensable

Al día siguiente

Reyna se levantó sintiendo los ojos demasiado pesados para abrirlos y encontrarse con los rayos del sol entrando por la ventana; lo primero que recibió, fue un olor peculiar proveniente de un ramo de flores, eran unas margaritas blancas, las cuales olió lentamente y suspiró, sabía quién se las dejó.

Debajo de su almohada, había una carta que decía:

Reyna se conmovió y aunque pensaba no disculparlo o hacerse la difícil, no pudo; eso no era lo que quería.

Se metió a bañar sin hacer ruido, pues Vico y Carmen aún dormían. Estaba tan contenta y distraída que olvidó dos pequeños detalles.

Cuando salió del baño ya vestida, sus amigas estaban levantándose.

—¿Cómo te fue? —preguntó Vico.

—Tuvimos una pequeña discusión por lo de Jhonny, quién resulta ser el mismo prefecto que presentaron ayer, pero ya lo solucionamos y ahorita voy a hablar con él; ayer las cosas no terminaron bien —Trató de sonar lo más cortante posible.

—¿Qué pasó? —preguntó Carmen con preocupación.

—No quiero hablar de eso.

—Dinos que pasó —Vico también estaba preocupada.

—Enserio chicas, no quiero hablar de eso.

—¡Bueno! No hablaremos de eso ahorita pero después tienes que contarnos, y como veo que no te acuerdas, déjame decirte que dudo que las cosas se arreglen porque hoy regresa Gabriel —Le recordó Vico con seriedad.

—¡Maldita sea! —Este es el primer detalle que Reyna olvidó—. ¡No me acordaba! Suficiente tengo con Ibrahim y Jhonny como para que también se sume Gabriel —Sentía ya la tensión acumularse en su cuerpo.

Dejaron la conversación hasta ahí. Carmen y Vico se bañaron, mientras Reyna preparaba el desayuno.

Al todas estar vestidas y peinadas, se fueron al salón. Faltaban los chicos, así que se sentaron a hablar con Lupe y a esperarlos.



Cuatro chicos luchaban contra el tiempo, se habían levantado tarde; José se vestía, Ibrahim arreglaba los bolsos, Cristian hacía el desayuno y Diego se bañaba.

Al terminar, corrieron al salón, iban media hora tarde y tenían clase con la profesora de Ingles, la cual era sumamente quisquillosa con la puntualidad; pero cuándo entraron al aula, no había llegado todavía.

Ibrahim se acercó dudoso al puesto vacío que había al lado de Reyna y preguntó con nerviosismo:

—¿Viste lo que te dejé en tu cama?

—¡Si! Y no tienes que preocuparte por nada de eso, te molestaste y lo entiendo, no hay nada que perdonar. ¡Te quiero! —Agarró su mano entre las suyas mientras sonreía.

—¡No sabes lo feliz que me haces! —Le dio un beso en los labios, siendo interrumpido por un carraspeo proveniente de Gabriel quién estaba de pie frente a ellos, mirándolos con rabia contenida.

—¡Que hermosa pareja! —Su mirada irradiaba malicia.

—¡Si! Hacemos una hermosa pareja como puedes ver —Ibrahim pasó su brazo por los hombros de Reyna y la acercó hacia él, esta soltó un pequeño quejido que fue casi inaudible.

—Me imagino que debe haber mucha sinceridad, ¿no es así? —Gabriel no borraba la sonrisa de su cara. Para este punto, todo el salón los estaba viendo.

—¡Pues si! ¡La hay! —aseguró Reyna.

—De tu parte. ¿Y de parte tuya Ibrahim? —Ibrahim se puso nervioso, al igual que sus amigos.

—Si, hay total sinceridad —respondió manteniendo una mirada segura.

—¡Eso espero! No queremos que salgan a relucir cosas del pasado, viejos rencores ni nada por el estilo —Gabriel no hacía más que escupir su veneno, estaba satisfecho con lo que provocaba.

—¿Qué es lo que quieres decir imbécil? —Ibrahim lo agarró por el cuello de la camisa, harto de sus insinuaciones.

—¡Lo sé todo! ¡Sé de tu venganza! —susurró nada más para que él lo escuchara. Justo en ese momento, entró Jhonny y los separó.

—¿Qué pasa aquí? ¿No saben que están prohibidas las peleas?

—¡Nada! No pasa absolutamente nada —Ibrahim miraba con molestia a Jhonny por su intromisión. Aunque internamente, le agradecía que llegara en ese momento y le permitiera recomponerse de lo que Gabriel acababa de decir.

—Si no pasa nada, siéntense. —Ambos jóvenes intercambiaron miradas y se sentaron. Jhonny se paró en frente del salón—. Ahora que todo está en orden, les informo que su profesora no vendrá hoy —dijo tomando asiento dónde suele estar el docente.

—¿Y eso por qué? —preguntó Teo, uno de los estudiosos que se sentaban adelante y tenía las mejores notas de la escuela.

—Problemas personales. —Su respuesta fue cortante. Luego de echar un vistazo al rostro de cada uno, dijo—: Soy el encargado de ir por los pasillos de 9:00 p.m. a 10:30 p.m., hora límite que tienen todos para estar dormidos y con las luces apagadas. Tengo permiso de confiscar todo lo que se prohíba en la institución, entiéndase alcohol, cigarrillos, drogas, pornografía, armas de fuego, etc.; así como de asignar castigos a quienes incumplan las normas.

—¿Y no será nuestro profesor? —preguntó Carmen.

— No. Seré el encargado de ustedes mientras no tengan profesor, debo asegurarme de que permanezcan en el aula y que mantengan el orden. —Jhonny sonrió hacia Carmen, la recordaba—. Reyna, ven un momento, necesito hablar contigo.

Con algo de duda, se levantó y se dirigió fuera del salón como Jhonny le indicó. Él cerró la puerta y preguntó:

—¿Cómo estás?

—¿Para esto me sacaste del salón? —Se cruzó de brazos, demostrando su molestia y recelo a decir algo.

—Me preocupa saberlo, sobretodo después de lo que vi. Por cierto, ¿tu noviecito te pidió disculpas?

—Si, lo hizo y lo perdoné. Además, ¿a ti qué te importa? —preguntó frunciendo el ceño, a la defensiva.

—Me importa más de lo crees. ¡No mereces que te traten así! Veo que lo defiendes a capa y a espada, tal parece que... —Reyna no permitió que continuara.

—No tengo tiempo de escucharte, te dije que hagas como que no me conoces —Se dio la vuelta dispuesta a entrar al salón, pero Jhonny la agarró del brazo.

—A lo mejor él fue un amor contigo en su momento pero lo que yo vi ayer, me hace pedirte que te cuides.

—¡Suéltame! —Intentó forcejear para zafarse pero no pudo.

—Pienso seguir insistiendo —Fue lo único que dijo. La soltó y le abrió la puerta del salón, viendo como ella pasaba y se sentaba junto a Ibrahim. Esta vez, él se dirigió a presentarse en las otras aulas.

—¿Qué te dijo ese tipo?

—Solo me preguntó cómo estaba y eso... nada importante —Le restó toda importancia posible. No pudo evitar sentirse culpable por ocultarle lo que Jhonny le había dicho pero quería evitar otra discusión entre esos dos.

Justo en ese momento, entró el profesor de la siguiente asignatura y empezó a dictar.

O0O0O0O0O0O0O

Una vez que se hizo la hora del receso, todos se dispersaron.

—Vamos a comer, ¿quién me alimentará hoy? —preguntó Cristian con un puchero, pestañeando varias veces mientras veía a todos sus amigos pero ya que nadie se ofrecía voluntariamente, dijo—: Bien, hoy me alimentará Reyna —Pasó su brazo por los hombros de ella y la acercó hacia sí.

—¡Ey! Aléjate de ella. Si quieres yo te alimento pero sepárate —Ibrahim lo apartó con una sonrisa.

—Pero que celoso saliste, eres una cuaima oculta en ese cuerpo —Todos se rieron ante esa ocurrencia.

Llegaron al cafetín, comieron y se quedaron hablando un rato mientras se hacía la hora de entrar nuevamente al salón. Todo transcurrió tranquilamente, excepto por la mirada de Gabriel sobre Reyna, la cual la tenía inquieta.

Ya había sonado el timbre indicando que se acabaron las clases y apenas eso ocurrió, Reyna le pidió a José que alejara a Ibrahim un momento mientra ella se llevó al resto del grupo al salón de música, dónde se sentó en el piano y empezó a tocar y cantar:

Desde el ruido del mundo

Desde el giro de un carrusel

De la piel a lo más hondo

Desde el fondo de mi ser.

Quiero decirte que te amo

Quiero decirte que eres mío

Que no te cambio por ninguno

Y por tenerte desvarío

Quiero decirte que te amo

Porque eres tan igual a mí

Cuando por nada discutimos

Y luego te cierras en ti.

—¿Qué les parece? ¿Creen que a Ibrahim le guste?

—¡Es maravillosa amiga! Nunca te había escuchado cantar con tanto sentimiento —Vico aplaudía y saltaba como una niña pequeña.

—A mí también me encantó. Disculpa que pregunte pero, ¿por qué la escribiste? —quiso saber Cristian.

—Le había dicho a Ibrahim que le escribiría una canción y esto es lo que llevo hasta ahora, se las muestro para que me digan que les parece —Su sonrisa causó que Diego y Cristian se miraran entre sí con expresión de lástima.

Después de algunos consejos para mejorar la canción y de crear una melodía más acorde a lo que Reyna llevaba hasta ahora, salieron a buscar a José e Ibrahim.



Ya separados del grupo, se fueron al patio y se sentaron en unos bancos, ahí fue dónde José se animó a preguntar lo que lo estaba inquietando y no había querido decir por discreción.

—¿De verdad no seguirás con tu venganza? —Ibrahim se tensó.

—No, no quiero seguir con eso. Me di cuenta de que ella no tiene que pagar por algo que no hizo y de lo que ni está enterada —respondió.

—¿Y de verdad la quieres?

—¡Si! —aseguró Ibrahim. Suspiró y se pasó las manos por el cabello con frustración; sintiendo que necesitaba unas palabras de aliento, le dijo a José—: No puedo imaginarme como se pondrá cuando le diga de mi venganza.

—¿Crees que sufrirá? —José no era capaz de imaginar a Reyna sufriendo por Ibrahim, se veían muy bien juntos y todo pero ella no era así, no era de las que sufría por un chico; todo lo contrario, los ponía a sufrir a ellos.

—¿Por qué habría de hacerlo? La persona que ella dice y demuestra querer, la ha engañado desde antes de que fueran novios y todo por algo, en lo que ella no estuvo implicada. —Soltó de manera sarcástica—. Ha sido sincera conmigo, me ha contado cosas y... aun cuando soy yo el que comete el error, ella igual se siente culpable... no quiero que sufra —Ibrahim dejó notar un poco de su tristeza y se dio la oportunidad de confesar algunas cosas que tanto lo atormentaban.

—Al principio será difícil pero se arreglará, ya verás. —José le dio unas palmadas en la espalda, en señal de apoyo—. Regresemos que todos deben estar buscándonos —Le extendió la mano para que se levantara y se dirigieron al salón en total silencio.


Una vez todos reunidos nuevamente, echaron broma y se rieron hasta que por decisión unánime, dejaron a la pareja a solas.

Reyna e Ibrahim se quedaron en el pasillo solitario dónde él le había pedido que fuera su novia. Se sentaron en el piso a hablar, ella recostada en su pecho; la conversación era entretenida hasta que él no pudo contenerse más y preguntó:

—¿Cuándo planeas decirme?

—¿Decirte que? —dijo sorprendida ante esa pregunta.

—Hablo de esto —Comenzó a desabrocharle los botones de la camisa pero cuando iba por el segundo, que dejaba a la vista el comienzo de sus senos, Reyna lo detuvo.

—¿Qué haces? —preguntó con miedo. Ibrahim la ignoró y siguió con lo que estaba; cuando iba por el cuarto botón, le quitó la camisa a nivel de los codos y vio cómo los hombros tenían pequeños moratones. —Segundo detalle que olvidó Reyna—; los acarició procurando no lastimarla pero igual ella se quejó.

—Esto te lo hice ayer —Ibrahim tenía una mirada sombría, estaba tenso.

—Esto no es nada. Si no me los hubieses mostrado, no me doy cuenta de que tengo esas marcas —Se subió la camisa, ya que ver los moretones, le afectaba mucho a él.

—¡No mientas Reyna! Esta mañana cuando Gabriel nos habló, te acerqué a mí y te quejaste, te dolían y aún lo hacen. —Ibrahim se maldecía a sí mismo por lo que había hecho y porque a pesar de todo, ella lo defendía—. Creo que lo mejor será alejarnos un tiempo.

—¿Qué? ¿De qué estás hablando?

—De lo que creo es mejor para ambos. Hasta ahora solo te he causado daño y... —Intentó sonar firme, pero ni pudo terminar la frase.

—¡No! ¡No quiero que lo vuelvas a decir! ¡Tú no me haces daño! No me quiero alejar de ti, yo no soportaría perderte —Sus lágrimas comenzaron a deslizarse por sus mejillas.

—No lo digo para que llores. Mi intención no era ponerte así, solo trato de buscar lo mejor para ti —Le limpió las lágrimas con el pulgar, sintiéndose más culpable por hacerla llorar.

—Pues ya sabes que eso no es lo mejor, yo no quiero separarme de ti. ¡Tú eres lo mejor que me ha podido pasar! Esto son solo marcas, con el tiempo se van a quitar —Lo besó de una manera exigente.

Esa era su forma de presionarlo. Ella demandaba que le correspondiera, que aceptara sus palabras y sobretodo, reclamaba silencio, sentía que no podría seguir escuchándolo si seguía diciendo esas cosas.

Esa fue la primera vez, en el tiempo que tenían de novios, dónde Reyna tomó el control totalmente.

O0O0O0O0O0O0

Ibrahim la acompañó hasta la puerta de su habitación y la despidió con un beso largo.

En su cuarto —para su suerte—, todos estaban dormidos, excepto Diego que no se encontraba. No les prestó mayor atención a ninguno y se metió a bañar, necesitaba relajarse para poder pensar.

Al terminar, salió con una bermuda puesta y se acostó a dormir, pero no hizo más que tener pesadillas con los moretones que le había hecho a Reyna, eso lo convertía en algo que ha odiado desde siempre, sobretodo en estos dos años, un maltratador.

Y lo que resultaba más sorprendente, era la actitud de Reyna, esa forma de quitarle importancia a los moratones, a las marcas en su piel, solo lo hacía plantearse, ¿si ella sería capaz de perdonarle todo?



Reyna por su parte, entró a su habitación y se encontró con las cosas de Lupe en la cama que estaba vacía, eso solo podía significar que se había mudado de cuarto. ¡Por fin vería las cuatro camas ocupadas!

Sin fijarse en nada más, se puso su pijama y se acostó, se sentía verdaderamente agotada.

Sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas al recordar lo que Ibrahim le había dicho. No quería creer que eso lo dijo porque lo sintiera, él le había dicho que la quería y ella sabía que lo dijo de verdad; se convenció a sí misma de que eso lo dijo por su impresión al ver los moretones.






Hola a todos ¿Cómo están? Me alegra saber que ya la historia va por 327 lecturas, espero siga subiendo. Sé que les dije que iba a actualizar el lunes pero he tenido muchos inconvenientes y no he tenido chance de sentarme a escribir, pero aquí está el capítulo, les quiero decir que me tardaré un poco en actualizar debido a que comienzo las clases mañana, pero les aseguro que cuando me conecte, les subiré 3 capítulos ¿Lupe se habrá cambiado a la habitación de Reyna? ¿Por qué Diego no estaba en la habitación? ¿Ibrahim le dirá de la venganza a Reyna antes de lo esperado? Todo esto y más en el próximo capítulo, bye.  

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