V - Novios
Reyna se levantó contenta, estuvo toda la noche soñando con Ibrahim; entró al baño para asearse pero cuando salió, se encontró con las miradas curiosas de sus amigas.
—¿Qué me ven? —preguntó cruzándose de brazos.
—No mi amor, nada de que me ven. ¡Nos explicas ahora mismo que pasó anoche con Ibrahim! —Victoria y Carmen la llevaron a la cama y se sentaron para que les contara a detalle.
—Lo conocí el día que los becados presentaron la prueba de ingreso, nos hicimos amigos y... me cae bien —dijo sin muchas ganas—. Después de que él y Gabriel casi se pelean en el comedor el otro día, me pidió que fuera su novia pero lo rechacé; ayer con todo lo de la pelea, nos fuimos a la dirección, el director nos puso un castigo a cada uno y nos dijo que nos fuéramos a nuestras habitaci... —Pero fue interrumpida por Vico.
—Y lo hicieron, ¿no es así?
—¡Claro que no! ¿Qué te pasa? No somos nada y aunque lo fuéramos, es muy pronto. Nos fuimos al bosque que queda detrás del liceo y nos trepamos en un árbol, obviamente subí con su ayuda. Pasamos la tarde hablando, conociéndonos más y bueno me quedé dormida; por cierto, ¿cómo llegué aquí? —preguntó confundida.
—Resulta que King Kong te trajo cargada en su espalda —explicó Vico con burla, pero cayó en cuenta de algo y sin rodeos preguntó—: ¿Te gusta Ibrahim?
—No te niego que me parece atractivo y bueno ¿a quién no? Pero hasta ahí, ¿por qué lo preguntas?
—Nunca te había visto darle tanta confianza a alguien o bueno... si, pero no con tanta facilidad. Si te gusta, acepta ser su novia, no tienes nada que perder, mereces darte ese chance, ¿y quién mejor que él? —Vico le dio un codazo y la miró con picardía.
—No puedo, me da miedo. No puedo darme el lujo de caer en otra relación como la que tuve con Anthony; además, le dejé muy en claro que solo seríamos amigos.
—Te aconsejo que aproveches ahora pero ya es decisión tuya si lo haces o no —Vico se encogió de hombros.
Después de esa plática, las chicas se arreglaron para bajar al salón, esta vez con más entusiasmo que el día anterior.
Ibrahim estaba cansado de las felicitaciones de los muchachos, no habían parado desde que se levantaron.
—Mi querido amigo, te sacaste la lotería. Lo que no entiendo es por qué no le haz pedido que sea tu novia, ¿acaso no la has visto? —preguntó José pasando su brazo por los hombros de Ibrahim.
—¿Me creerías si te digo que me rechazó? —El recuerdo le produjo una leve sonrisa.
—¿Y lo dices así? Yo estaría sufriendo si ella me rechazara. Debe ser toda una tortura tenerla cerca y no poder acercarse e ir a la tercera base —José fingía una expresión de dolor, como si le hubiesen golpeado en su zona baja.
—Era lógico que eso iba a pasar, te dije que todos sus novios han sido multimillonarios; y tú José, en vez de alentarlo, deberías decirle que se baje de esa nube —Diego no pudo ocultar cierta burla al hacer mención de los novios multimillonarios.
—¿Eso que tiene que ver? ¡Sencillamente somos amigos! Ahora me voy, tengo cosas que hacer —Le había molestado la "advertencia" de Diego; tanto el día anterior como ahora, había hecho un comentario despectivo respecto a no tener dinero.
José y Cristian quedaron algo tensos, pues no les pasó desapercibido el tono con el que Diego había dicho lo que dijo.
—¿Dije algo malo? Salió molesto —Se recostó en su cama, no pensaba asistir hoy a clases.
—A veces tienes una lengua demasiado venenosa —José lo miró con reprobación, Diego se encogió de hombros.
Cristian optó por quedarse callado, agarrar su bolso y salir luego de despedirse de José. Sabían que la situación sería algo incomoda, ya que Diego no tenía filtro, decía las cosas sin pensar y solía ser cruel; debido a que su posición económica es la más precaria de todos ahí, Ibrahim recibía esos comentarios.
En el cuarto de las chicas, todas ya estaban agarrando sus bolsos para irse al salón, pero apenas salieron de su habitación, vieron a Ibrahim recostado de la pared, junto a la puerta.
—¿Qué haces aquí? ¿Por qué no me avisaste? —preguntó Reyna con premura, pues no quería que las chicas lo atosigaran con su interrogatorio, especialmente Vico.
—Quería darte una sorpresa —Ibrahim se encogió de hombros. Lo cierto es que se había dirigido hacia allí inconcientemente—. ¡Hola chicas! ¿Cómo amanecen las tres bellezas de este liceo? —Le dio un beso en la mano a cada una, causando suspiros.
—¡Muy bien, gracias! —Respondieron al unísono
—Nosotras nos adelantamos, vamos a pasar por el cafetín a comer algo. Reyna, Tarzán, nos vemos en el salón —Vico agarró a Carmen del brazo y se la llevó, viendo que estaban de lámparas.
—¿Me dijo Tarzán? —preguntó confundido, Reyna asintió con cierta vergüenza—. ¿Y tú quieres ir a comer?
—Vamos al cafetín, cargo un hambre —Se encaminaron hacia allí—. Gracias por traerme ayer —mencionó en algún momento de la plática, Ibrahim solo sonrío.
Al llegar a la cafetería y tomar sus alimentos, se sentaron solos. Estaban hablando animosamente, hasta que se hizo la hora de entrar al salón de clases y tuvieron que ponerle fin a la conversación.
Ya estaban casi todos excepto Gabriel, obviamente por la expulsión; un par de chicas, sabrá Dios por qué motivo; y Carmen, quién no dio señales de vida y ni siquiera atendía las llamadas.
Lo cierto es que de las tres, ella era la niña buena que siempre va a clases, nunca se escapa del liceo; no va a fiestas y menos si son nocturnas, no toma alcohol; ni siquiera ha dado su primer beso, que decir de tener novio; nunca le ha dado una mala contesta a nadie. En pocas palabras ¡Es una santa! Y que falte a clases no es nada normal.
Entró la profesora de geografía, dio sus dos horas de clases y se fue, sin dejar pendiente ninguna asignación. En la clase de matemática, no tuvieron tanta suerte, pues les tocó presentar un examen en parejas; Ibrahim le propuso a Reyna que se pusiera con él y estuvo prácticamente sin hacer nada, ya que ella se desenvolvía muy bien con los números, él era bueno pero Reyna fácilmente podía caer en una nerd.
Tuvieron que quedarse durante sus minutos de receso en el salón, verificando que todo estuviese bien y que las respuestas fuesen las correctas, de esto si se encargó Ibrahim, para no sentirse tan inútil.
Luego, artística se tomó las horas de su clase, más las dos horas de la clase siguiente, ya que el profesor no había podido asistir.
Para suerte de los estudiantes, sonó el timbre indicando que había acabado la jornada por ese día; Reyna e Ibrahim se levantaron de sus asientos para quedarse fuera del salón.
—¿Podemos hablar un momento? —preguntó ella.
—¿Qué pasó? —Ibrahim la agarró de la mano y se le quedó viendo.
—Primero quiero aclararte que no soy nada fácil de tratar, aunque puede que pienses lo contrario; aunque lo dudes, tengo mi carácter y sé que vamos a chocar mil veces, pero de igual forma, quiero intentarlo contigo —dijo tratando de no pensar mucho lo que decía.
—¡Ya va! No entiendo muy bien, me perdí en algún punto de todo esto —Ibrahim no daba crédito a lo que oía, ni siquiera podía comprender a qué se refería Reyna.
—¡Que si quiero ser tu novia! —Cerró los ojos por vergüenza. Le siguió un silencio incómodo y supuso lo peor, por lo que intentando recuperar algo de su dignidad, dijo—: Aunque entenderé si ya no quieres.
—No, no, claro que no ¡No es eso! Es que... me tomó por sorpresa. Te mostrabas muy cerrada con la idea y que de la nada aceptes, me sorprende —aclaró para no dejar que ella sacara conjeturas, la miró y acarició sus mejillas con delicadeza—. ¡Claro que quiero que seas mi novia!
La besó, empezó siendo solo un roce pero a los segundos, su lengua pidió permiso para entrar en la boca de Reyna, quien cedió y se dejó llevar por aquellos labios que tan bien la hacían sentir. Pasó sus manos por el cabello de Ibrahim, quien tenía las manos puestas en su cintura.
Sus lenguas cada vez que se encontraban, formaban una guerra que querían ganar a como de lugar, de no ser porque sus pulmones gritaban por aire, hubiesen seguido con aquella batalla. ¡Maldito oxigeno!
Juntaron sus frentes y se vieron a los ojos durante algunos segundos, en los cuales pudieron recobrar el aliento.
—Debí haberte dicho que si desde un principio —Seguía agitada.
—Era muy pronto, quizás aún lo sea pero ya nos encargaremos de que no lo parezca —Le dio otro beso, esta vez más dulce.
Gran sorpresa se llevó al ver que un beso de esa manera, tenía más efecto en él que uno apasionado y desenfrenado como el que se acababan de dar. Sintió como Reyna se estremecía entre sus brazos y como esa sensación se intensificaba en él.
Reyna se fue apartando lentamente, dudosa de hacerlo.
—Me tengo que ir. Necesito buscar a Carmen, no fue a clases en todo el día y me preocupa —Se excusó con eso, aunque no era mentira.
—Está bien princesa. Me avisas cualquier cosa, te voy a estar escribiendo por mensaje —Ibrahim le dio un beso igual de intenso que el primero pero para sorpresa de él, Reyna trató de pararlo haciendo presión en el cuello de su camisa y dándole leves empujones con sus brazos.
Al tener esa respuesta, se separó para verla evitándole la mirada y solo optó por darle un beso en la frente, decirle «Nos vemos» y marcharse a su habitación.
Reyna suspiró y se puso en marcha hacia su cuarto, donde encontró a Carmen sentada en el piso, junto a su cama, con el rostro lleno de lágrimas y unas bolsas de dulces a su alrededor.
—Carmen, ¿qué te pasó? —preguntó preocupada, abrazándola. Carmen lloró en su hombro, pedía perdón una y otra vez, tenía una crisis nerviosa—. ¡Cálmate! Tranquila, ya estoy aquí —Poco a poco sintió como su cuerpo dejaba de temblar y ella empezaba a calmarse. La sentó en la cama y le preguntó sin poder contenerse un minuto más—: ¿Qué pasó?
Carmen desvió la mirada, pero tomó aire, suspiró y respondió:
—Fueron las amigas de Sol —Sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas y Reyna maldijo por lo bajo, ahora entendía todo; por eso no asistió a clases y en cambio, se encontraba en ese estado, pero necesitaba saber más, quería saber qué fue exactamente lo que pasó para que terminase así.
Ibrahim entró al baño, se mojó el rostro con agua fría y se fue a su cuarto, no había nadie —Cómo cosa rara—. Se acostó en su cama sin ninguna intención de dormir.
Pensando y pensando en lo que Reyna hizo hoy, se dio cuenta que no es la primera vez que lo hace, antes de que se hicieran novios, ya lo había hecho, parece ser su reacción cuando el beso es muy intenso; debía averiguar el por qué de esa resistencia.
Tampoco pudo dejar de pensar en todas las cosas que sentía cuando la besaba, eran tan contradictorias y fuertes que lo estremecían por completo; le gustaba besar a Reyna, su compañía, sus pláticas, todo con ella era muy ameno, y por momentos, se olvidaba de su venganza.
Necesitaba mantenerse centrado, no podía olvidar su objetivo porque sino, todo habría sido en vano. Años de planes tirados por la borda, un viaje tirado a la basura y lo que él aún no sabía, grandes pérdidas que quizás... no pudiese recuperar.
Hola a todos, les pido disculpas por tardarme tanto en actualizar la verdad es que he tenido problemas con el internet pero aquí está el capítulo. Les prometo que subiré el próximo lo más pronto posible ¿Por qué Reyna reacciona así? ¿Ibrahim logrará descubrir algo? ¿Por qué Carmen faltó a clases? Todo esto y más en próximo capítulo, bye.
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