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◇CP:14: Me Odia.

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P. O V MICHAEL.

Lo admito. Deshacerme de carla fue algo difícil.  La chica quería guerra, quería coito. Estaba interesada en venir a casa conmigo.

No es que no me interese meterla a mi cama, porque no tengo ningún problema con eso. Lastimosamente mi presencia sobra hasta en mi propia casa y posiblemente si llevo a una chica, terminen sacándome a patadas. Aunque bueno, no creo que sea el momento adecuado para comenzar a pensar en mis desgracias.

Trato de verle el lado bueno a las cosas, siempre tiene que haber un lado bueno. Intento hacerlo, intento pensar que las cosas tienen una razón y que por nada del mundo son casualidades.

-¿ya son las 5:00pm sabes? No me digas que las clases duraron hasta tan tarde.- me recibe su voz al entrar a la casa.

Su voz. No es nada nuevo que suene  ronca y ya ni siquiera se descifrar si es enojo, decepción, ironía, efectos de alcohol o quizás todo eso junto.

Lo miro unos cortos segundos. Luego hablo con normalidad para aclararle - hoy es sábado, no hay clases. -digo.

Eso no parece agraderle. Su mirada cambia a una desafiante. tal vez piensa que le estoy mintiendo. Pero francamente el tiene la razón, me he arriesgado. Tal vez este borracho y no lo note.

-y donde estabas entonces ¿perdiendo el tiempo en la calle? - parece creerse la mentira.

Mi sistema nervioso se activa. Llevo la cabeza al suelo. Lucho por mantenerme firme frente a el. Que no note mi respiración agitada, que no note mis dudas.

-estaba con Juan, ya sabes.. Aveces.. Hablamos un ra..

Me detengo de pronto al escuchar como se levanta de su silla. Tomo un poco de aire y guardo la calma, mis manos se empuñan, intentando mantenerme tranquilo.

-no mientas Michael, Juan vino a buscarte, claramente no estabas con él - dice suavemente y avanza unos pasos hacia mi. Me mira y empieza a reír.

Mis ojos chocan contra los de él. Puedo leer sus macabras intenciones a través de ellos. Mi mente coincide con el pasillo frente a mi, cuento los pasos que debo recorrer para llegar a mi habitación y ponerme a salvo de el.

Mientras pienso, el dice cosas. Quizás son insultos, quizás me recuerda cuánto me odia. Igual siempre es lo mismo. No lo escucho, porque si lo hago, terminaré como un idiota frente a él pidiendo disculpas.

Igual no puedo salvarme fácilmente, de lo que el destino quiere que suceda. Nadie puede hacerlo.

-¿ME ESTAS IGNORANDO HIJO DE PERRA? ¿QUIEN TE CREES? - me toma por el cuello de la camiseta. La jala hacia arriba haciendo que lo mire fijamente.

No quiere hablar las cosas tranquilamente. Quiere que sepa que el tiene el dominio y yo soy el desubicado que no lo sabe.

-no estoy igno..- el primer golpe llega a mi cara. El ardor comienza a un lado de mi ojo, obligandome a cerrarlo rapido. Ya se cómo va a terminar esto

me sigue sujetando de la camiseta. Bajo la cabeza.

-¿no lo estas haciendo? ¿Sabes lo que dije entonces? - pregunta en susurro observándome. Tiemblo y trago fuerte, para asentir con la cabeza sin saber que más hacer.

-dilo entonces ¿o quieres que lo repita?.

Me suelta de la camiseta
lentamente. Maldijo mil veces a mi cerebro por mandar señales de que debo correr de allí. Porque lo intento, solo lo intento.

“Intento" Porque no lo logro. Su mano agarra mi muñeca y me detiene bruscamente para que no de un paso más.

-¿donde vas Michael?.

-tengo que hacer un informe, ya es tarde, Ense...- digo trabandome en algunas partes. Se me hace difícil hablar. Apenas logro coincidir con las palabras.

-¿y tu crees que me interesa? ¡CUANDO TE ESTE HABLANDO ME PONES ATENCIÓN! ¿¡ENTENDISTE IDIOTA!? - hace más presión en mi muñeca. Intento aguantar. Por unos segundos dejo de sentir lastima por el, Dejo de creer que esto es por la pérdida de mi madre, Que quizás era por mi bien, que tal vez lo merecía.

No merezco nada de esto, no mereces esto.

Reccciono - pues debería dejar de hacerlo - jalo mi mano y me libero de él mirándolo desafiante.

Como si fuera un juego y lo que dije diera gracia. El Ríe. Y se que he firmado mi sentencia de muerte.

-¿Eres muy gracioso eh? ¿Crees que das risa? ¿Quieres ser comediante? - me propone acercándose peligrosamente a mi. Intento apartarme.

-vete a la mierda- contesto.

Todo se fue al carajo. El reúne fuerzas y me manda contra la mesa del comedor. Impacto contra ella y por consecuencia caigo junto a ella al suelo. Unos vasos, platos, algunos jarrones y otras cosas de vidrio que estaban sobre la mesa se quiebran al tocar el suelo.

se mueve rápido hacia mi. Trato de levantarme lo más rápido que puedo, entre todos esos vidrios clavandose en mi piel. No lo consigo, no me queda de otra que retroceder gateando.

-DEJAME EN PAZ - grito con fuerza. Arrojo un pedazo de vidrio a su cara, cortándome en el trayecto. Que se de cuenta que esta vez si haré algo si se atreve a golpearme.

Se tapa la cara. Su mirada no es seria, si no burlesca. Maldición.

-sabes porque tu madre...

-¡DEJA DE NOMBRARLA! ¡YA SUPERALO! - vuelvo a gritar con los ojos llenos de lagrimas. Se me rompe la voz, en cuanto suelto el grito.

No quiero que la nombre, no más. Nunca más.

El ríe - así es la verdad hijo, duele pero hay que decirla - dice riendo.

Estoy tirado en el suelo. Mirándolo, entre mi sangre y vidrios rotos. todo vuelve a mi mente, todo es igual. El imponentemente frente a mi, yo echado en el suelo a punto de llorar.

-no, las palabras solo duelen cuando nos importa quién las dice - digo y siento las lágrimas resbalar por mi mejillas y mezclarse con la sangre que hay en partes de mi cara.

-¿Yo te importo? - dice el, irónicamente.

-eres mi padre, debes importarme - digo en un susurro. - ¿yo te importo? Es decir, Soy tu hijo. - murmuro.

El me escanea. Desvía su vista hacia otro lado, Que ironía. Eso hace que la ilusión de que algo emotivo y lindo pase, se desvanezca completamente.

-ojalá no lo fueras. - contesta.

Eso último resuena en mi cabeza, lo observo.

-si ella estuviera, esto no sucederia, pa..- trato de decir.

-cállate Michael.

-pero..

-¡QUE TE CALLES! ¡Si ella no está aquí, es por tu culpa!- manda una patada hacia mi. Me cubro la cara, haciendo que solo golpee parte de mi estómago.

Pierdo el aire. Me revuelco en el suelo de el dolor.

-es que solo.. - digo entre sollozos.

-deja lo marica, la vida te dará peores golpes que estos y que harás ¿te pondras a llorar? - me pregunta. Otra patada llega a mi estómago, en la misma zona. No aguanto y suelto un grito.

-DÍMELO ¿LO HARÁS? - repite en un grito fuerte y se pone delante a mí. Un nuevo golpe llega a mi cara. El sabor de la sangre se hace presente en mi boca.

-no.. - murmuró.

-HABLA BIEN.

-NO-grito de una manera fuerte y trato de voltearme sosteniendo las zonas que el golpeo, arden, queman.

Me mira en silencio.

-levantante de ahí - me dice brusco. Limpio las lágrimas de mis ojos y entre quejidos de dolor, me levanto lentamente, rezando para que esto no sea un engaño.

-vete de aquí. - susurra.

-¿Que?..-pregunto.

¿enserió el esta..?

-¡QUE TE LARGUES IMBÉCIL! ¡NO QUIERO VERTE! ¡VETE DE AQUÍ! - me grita molesto señalando la puerta. Miro hacia la puerta, notando lo nublado que esta y maldijo al clima, por ponerse así en estos momentos.

-yo...

-tu te vas. - dice frío - ¡y llevate esa horroroza guitarra contigo!- su mirada ladea al mueble frente a nosotros y me avienta el instrumento. Apenas consiguió atraparla antes de que toque el suelo -¿te crees muy fuerte eh? Entonces ve a pasar la noche en la calle- me dice.

-va a llover.. - susurro.

Y me siento patético rogando para que no me deje fuera de la casa.

-¡NO ME INTERESA MICHAEL! TE QUIERO FUERA DE LA CASA! AHORA MISMO! - grita sin piedad.

Entonces lo entiendo. No es por mi madre, no es por lo que pasó, no fue el pasado. Quizás arruine su futuro, quizás lo condene.

Siempre he sido yo, solo yo. Apoyándome, motivandome.

Matandome.

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