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Habían pasado tres años, estaba en su segundo año en la facultad y no podía estar más feliz. Tenía nuevos amigos, pues, los anteriores habían tomado caminos diferentes y aunque los extraña, estaba orgulloso de ellos por cumplir sus sueños.
Él seguía en Seúl, estudiando para trabajar en una editora y poder corregir el trabajo de los demás, y porque no, también presentar sus obras.
No tenía pareja, pero estaba cómodo de ese modo y su alfa se lo agradecía; sin preocuparse por los demás y tener que aguantar el dolor de cabeza que le daban, no le importa si suena egoísta, todavía no ha sanado por su loco enamoramiento por Park Jimin.
Ah~ ese omega, sabe muy pocas cosas de él. Como por ejemplo, que sigue en su relación con el alfa kim pero esta vez es diferente y seria. Estudia desde su casa por el embarazo, ya lleva tres meses. Oh, que tiene la marca.
Ahora se encontraba, como siempre, debajo de un árbol leyendo un libro en uno de los patios de la universidad. Los estudiantes pasaban de a ratos y el viento soplaba el aire cálido de la primavera.
Todavía no llegaban las épocas de examen, por lo que aprovechaba para leer tranquilamente, hacía los trabajos en cuanto podía para no atrasarse y, aunque a veces sentía pereza para hacerlos, los hacía de igual modo. Por eso, era uno de los mejores de sus clases.
-¡Yoongi! -se oyó un grito, se trataba de kim Namjoon. Sí, se volvieron amigos pero no tan cercanos, solo se hablaban en la universidad. Al verlo llegar a su lado, le sonríe y deja el libro a su costado.
-¿Qué pasa, Nam?
-Le podrías avisar a la profesor Wang que las próximas dos clases no iré ¿por favor? -soltó con cierto cansancio,- Tengo que acompañar a Jimin para la ecografía.
Cuando le confirmé que lo haría, se fue y nuevamente se quedaba en soledad.
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Amaba como su vida ha cambiado para bien, vive en paz, sin molestias y preocupaciones mayores. Sus padres, desde que los enfrentó, ya no le hablaban y eso, de cierto modo, le agradaba.
Luego de clases fue directo a su departamento, para recostarse en su cama, pero antes pone música tranquila y relajada, para poder dormir sin problemas. Porque solamente en sueños termina con el omega del que, sin importar los años, seguirá enamorado.
Antes de llegar a su cuarto, va al baño a agarrar el vaso que dejaba allí y lo llena con agua. Al estar ya en su habitación, se sienta en la punta de su cama y, de su bolsillo, saca un pote de pastillas.
Toma una cantidad mayor del que debería junto con el poco de agua que le indicaba en aquella página de internet, a los minutos siente un leve mareo y, al final, termina por recostarse.
Con una sonrisa, el último recuerdo que su mente visualiza es la sonrisa del omega Park Jimin.
Y desde aquel día, ya no volvió a despertar. No volvió a ir a clases, no cumplió con la promesa que a si mismo se hizo. Se dejó vencer por la depresión de su alfa.
Todo la mentira que fue su vida le cansó, ya no lo soportó. La soledad lo sofocaba, su alfa no existía, no estaba. Todo lo que una vez quería y tenía, ya no lo podía tener. Sus esperanzas ya no existían.
Min Yoongi, con una nota en su diario se despidió de todos lo que tenían un lugar en su corazón.
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Fin.
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