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Extra: boda

Como cuando tu mirada chocó con la mía y el tiempo no supo si seguir avanzando o colapsar.
(Jaime Sabines)

* * *

[Extra: boda]

NOTA: este no estaba planeado pero tuve un mal día y el extra de Magnus me iba a matar si lo escribía y el día 15 igual, así que si quieren disfruten el recuerdo de la boda… Esta idea surgió por algo del día 13… (como todos los extras pueden leerlos o no)

* * *

POV MAGNUS

Dejé a Alexander en su casa, sorprendido de que me dejara ir con él del brazo, el silencio, un cómodo silencio extendiéndose entre nosotros durante el camino…

Dejé un beso en su mejilla antes de que entrara, y una sonrisa se instaló en mi rostro mientras su rubor se iba extendiendo y él balbuceaba una despedida…

Una sonrisa que llegó conmigo hasta el loft.

-¿Estás bien? –me pregunta Max en cuanto entro-. ¿Por qué vienes tan feliz?

-Estaba recordando…

Sus ojos, entrecerrados, se centran en mí y yo sólo siento mi sonrisa agrandarse. Me dejo caer en el sofá junto a él y gruñe un poco.

-¿Qué cosa?

-En mi boda…

* * *

Tomó tiempo que las leyes cambiaran, pero sucedió al fin… La Clave aceptó las bodas entre subterráneos y shadowhunters y Alec no tuvo que renunciar al dorado ni a todo el esplendor que merecía el día de su boda.

Mi nephilim. Mi ángel. Mi Alec…

Había pedido a Isabelle que cuidará a los niños para poder hacerle la propuesta a Alexander y ella accedió encantada mientras pudiera ser madrina y ayudar a organizar la boda.

Tuvimos una cena sólo los dos, a la luz de la luna, simple, él y yo, no había falta más, entre risas y sonrisas, sus ojos azules brillando demasiado…

Cuando terminamos la cena, extendí mi mano sobre la mesa y tomé la suya, mi pulgar haciendo suaves círculos en su piel, Alexander comenzó a ruborizarse y a ponerse nervioso.

-¿Todo bien, Magnus?

-Quería…preguntarte algo… Pedirte algo…

-Lo que quieras la respuesta es sí –me dijo con una sonrisa.

-¿Recuerdas lo que te dije aquella noche, junto a la cuna de nuestro Arándano?

Sus hermosos ojos azules se abrieron demasiado, con sorpresa, pero después sonrió. Una enorme y hermosa sonrisa. –“Es un sí, algún día. Por ti, Alec siempre es así”, eso fue lo que dijiste, intentando hacerme creer que no era un no…

Una breve carcajada se me escapó. –Nunca sería un no, sólo…lo sabes, te lo dije. Quería que la Ley cambiara, casarnos hasta que pudiéramos hacerlo de dorado…

Alec suelta un suspiro y, sin separar nuestras manos, rodea la mesa hasta quedar frente a mí. Se agacha hasta que nuestros rostros quedan a la misma altura. –Lo  sé. Sólo era una broma.

Me sonríe y mi corazón se derrite. –Puede hoy ser nuestro “algún día”, si tú quieres…si me quieres… -repito las palabras de aquella ocasión y sé que las reconoce cuando su sonrisa se agranda.

-¿Me estás diciendo que…?

Lo atraigo hacia mí en un abrazo y asiento, también yo con una sonrisa. –Cásate conmigo, Alexander Lightwood. Sé mi primero nuevamente, mi primer cazador de sombras, mi primer amor verdadero, el primero totalmente en mi corazón, el padre de mis hijos… Sé mi esposo, Alec…

No me dejó terminar. -¡Sí quiero! ¡Acepto! –y no me dejó responder cuando sus labios ya estaban sobre los míos, demostrándome con un beso dulce, suave, lento, cuánto me amaba, tanto como yo a él.

Y ahora estoy aquí, en el altar, con Catarina y Tessa a mis lados. Porque Catarina pidió ser mi madrina en aquella primera desastrosa cita. No puedo evitar reír y los ojos celestes de Alexander se encuentran con los míos, preguntándome con una mirada qué pasa, aunque eso no evita que me sonría… Yo sólo niego y le devuelvo la sonrisa para después articular un “Te amo” silencioso.

A su lado están su parabatai y su hermana, nuestros hijos en la primera fila sonriendo radiantes, nuestros amigos y familiares siendo testigos de este momento…

Pasamos al momento de los votos…

-Magnus Bane… -Alexander comienza y por primera vez lo veo hablar decidido, sin titubear, sus ojos azules, brillando como dos estrellas, dos estrellas que vinieron a iluminar mi cielo oscuro, sin apartarse ni un momento de los míos. Los míos, de gato, porque hoy no puede haber disfraces, hoy le entrego mi vida, mi alma, mi corazón,  todo lo que soy a este cazador. Él suspira antes de seguir-. Magnus, te amo. Tú y mis hijos son la razón por la que levantó todos los días. La razón por la que me he vuelto más cuidadoso, si es posible, para volver a ustedes cada noche y perdernos en el sofá en alguna película mundana. Es por ti, Gran Brujo de Brooklyn, que mi vida cobró sentido cuando por primera vez alguien me notó a mí y no a mis hermanos, y no era un alguien cualquiera, eras tú, tan brillante, tan guapo, tan perfecto…fijándose en alguien tan…tan yo… -se detiene y me da una sonrisa torcida y apenada que apenas alcanzó a ver entre mis lágrimas que ya empiezan a acumularse-. Le agradezco a la vida haber cruzado nuestros caminos, el haberte conocido cambió mi mundo, te volviste tu mi mundo, como te dije aquella vez, no quiero el mundo, te quiero a ti. Y eso no ha cambiado ni cambiará nunca, te quiero, tú y mis hijos siempre serán lo primero, lo más importante… Tuvimos que esperar para llegar hasta aquí, tuvimos que cambiar el mundo, romper las reglas, cambiarlas, para poder brillar hoy, aquí, en un nuevo comienzo… Te amo y quiero compartir mi vida, toda, hasta el último suspiro…contigo… Si tú quieres, si me quieres… -una única lágrima rodo de su ojo derecho, dicen que eso significa que es de felicidad…

La sonrisa que no me abandonó en ningún momento se hizo imposiblemente más grande con eso último. Me limpié las lágrimas y me aclaré la garganta para hablar. –Alexander Lightwood… -tomé sus manos-. Me volviste loco desde ese primer momento, con esa risa por aquel estúpido chiste sobre los vampiros en mi fiesta… Dices que te sorprende que fuera yo quien te notara por primera vez, debe ser que alguien en el cielo o en el infierno se apiadó de mí y te volvió invisible para que no te enamoraras de alguien más… Soy yo quien debe agradecer que te fijaras en mí, que me devolvieras las razones para vivir, que me hicieras recordar lo que es sentir… Sin ti yo estaría muerto, literal y figuradamente, sólo alguien como tú sería capaz de ir por mí hasta Edom, sólo tú fuiste capaz de ver tras las capaz de brillo y falsa felicidad que me cubrían. Sólo tú viste en mí más que un brujo, viste a un hombre, a un amante, a un padre, a un esposo… Este es nuestro “algún día”, nuestro comienzo como algo más que el cazador y el subterráneo que se enamoraron y rompieron las reglas... Que cambiaron las reglas… Te amo, Alexander, hoy y siempre, lo que dure nuestra eternidad, porque en la mía siempre seré tuyo…

Probablemente todos lloramos ese día. Después del intercambio de runas, de los “Sí acepto”. Después del primer beso que compartimos como algo más que simples amantes, novios, padres de familia. El primer beso como esposos, oficialmente, ante los ojos del mundo y de todos, era mío y yo era suyo.

Mis manos en su cintura, las suyas atrás de mi cuello, aferrándonos en uno al otro, tratando de estar lo más cerca posible, no queriéndonos separar y romper la magia del momento. Sus labios moviéndose sobre los míos, a un mismo ritmo, uno que encontramos desde el primer beso, porque éramos piezas de un rompecabezas que sólo entre nosotros podíamos encajar. Él y yo, desde ese día, la primera mirada, el primer beso, el primer te amo, la primera noche. Para siempre…

* * *

-Ey, no llores –me dice Max, acurrucándose contra mí, limpiando también él sus ojos-. Él te amó, nos amó, hasta el último momento y, dondequiera que esté, sé que lo sigue haciendo…

Intento sonreír y no digo nada, pero lo pienso…

<<Más cerca de lo que crees>>.

CONTINUARÁ…

Perdonenme. Mi intención no es alargar la historia. Pero de verdad no quería escribir nada triste hoy o iba a morir de depresión. Para que vean que no soy mala, les daré el día 15 con el drama de Max para no hacerlos esperar más y luego el extra triste de Magnus.
Y perdonen mi cursilería extrema también…

Para que no me odien les dejo un comentario que me hizo la noche y pueden dejarme sus teorías de qué pasará con Max, igual le atinan 🙈 (tú no, Vane 😂)

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