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Día 3

No olvides nunca qué eres, porque desde luego el mundo no lo va a olvidar. Conviértelo en tu mejor arma, así nunca será tu punto débil. Úsalo como armadura y nadie podrá utilizarlo para herirte.
(George R.R. Martin)

* * *

POV MAGNUS

Al día siguiente, de nuevo llegué a primera hora al "Destino", confiando en el mío. Pedí un capuchino y esperé, con una sonrisa tonta que estaba ahí desde el primer momento en que mis ojos volvieron a cruzarse con los suyos y mi corazón lo reconoció.

Esperé, esperé, esperé... Y él no aparecía, las horas pasaron, gente iba y venía por el café, por la calle, por la vida, el mundo de todos seguía girando mientras el mío estaba en pausa esperándolo.

¿Y si no venía? ¿Y si lo perdía de nuevo? ¿Fue demasiada información tal vez? ¿Y si Catarina tenía razón y no era mi Alec?

No. No podía ser. Era él. Yo lo sentía y no era sólo que quisiera creerlo, de verdad respirar se hizo más fácil cuando lo vi y el mundo recuperó un poco del brillo que hace casi un siglo había perdido al menos para mí.

Empezaba a desesperarme y a entrar en pánico cuando la tarde cayó. Unos diez capuchinos después, yo seguía ahí y él no aparecía. No podía jugarme una broma tan cruel la vida. No podía quitármelo dos veces. Mi corazón ya no aguantaría una segunda. Me sería imposible intentar seguir otra vez, sin él; no podía cumplir la promesa cuando la vida lo había puesto de nuevo en mi camino sólo para hacerme ver que ya no volveré a tenerlo.

-Joven, ya vamos a cerrar -me dijo, mirándome con pena, una mesera, dejando la cuenta en la mesa. ¿Tan patético me veía?

Yo sólo sostuve su mirada un momento, sus ojos eran azules, nunca como los de él, los suyos son únicos, pero fue suficiente para que la primera lágrima de la noche cayera. Ella intentó sonreirme mientras ponía una mano en mi hombro y me decía con ternura: -Seguro viene mañana.

Yo intenté devolverle la sonrisa también y, después de dejarle una buena propina, caminé a mi loft.

Prendí el reproductor de música y me tiré en la cama, dejando que el resto de mis lágrimas humedecieran mis almohadas mientras mi corazón, al contrario, se iba secando un poco más. Empezaba a sentirme peor que los cien años anteriores. Porque antes tuve que aceptar que lo había perdido para siempre, pero ahora...

Un pequeño peso se instaló a mi lado junto con un maullido lastimero y, al mismo tiempo, dos pares de manos empezaron a acariciar mi cabello, y ya no pude más, me derrumbé. Lloré como un niño, sollocé sonoramente y no traté de impedir más los espasmos que sacudían mi cuerpo ni las lágrimas que se negaban a dejar de correr por mis mejillas.

Sentía de verdad como mi corazón volvía a romperse. Y ya no podía, no quería seguir.

-Magnus -dijo Tessa después de un rato, no sabría decir cuánto, pudieron ser minutos, horas... El tiempo dejó de importar para mí hace cien años...

Intenté responder pero lo único que salió de mis labios fue otro sollozo que se amortiguó un poco con las almohadas. No quería que me vieran así. No otra vez.

-Magnus, cariño -dijo esta vez Catarina, su mano buscando mi rostro-. Le conté a Tessa de Alec, pensamos que te encontraríamos feliz. ¿Qué pasó?

Dejé mi rostro apoyarse en su palma, necesitaba su calidez para anclarme al mundo. Busqué a la vez la mano de Tessa y me aferré a ella. Y, aun así, mi voz se rompió cuando dije: -A-Alec... N-no... Volvió... Hoy no...a-apareció... -y me derrumbé de nuevo, decirlo en voz alta siempre hace todo más real, las lágrimas volvieron, mis sollozos inundaban el loft, acallando incluso la música:

Mis lágrimas hacen un mar
Nadaré sin descansar
Esperando tu llegar.
Y es que estoy
Imaginándome el final
Y me da miedo pensar
Que algún día llegará
Si tú te vas...

Con un chasquido de dedos de Catarina la música se detuvo e, internamente, se lo agradecí.

-Magnus, mírame -dijo Tessa y muy a fuerzas lo hice, vi mi reflejo en sus ojos y sentí incluso pena por ese hombre destrozado que veía ahí-. Oh, Magnus -sentí sus brazos rodearme y cuánto lo necesitaba, un abrazo sincero, de esos que parecen querer unir tus piezas de nuevo y dejarte completo cuando por fin te sueltan.

-Magnus, somos tres brujos contra el destino -dijo Catarina con un intento de sonrisa-. Si él no vuelve, lo encontraremos.

Una risa-sollozo salió de mi garganta y quise creerle. Esa noche dormí entre Catarina y Tessa que a ratos accedió a transformarse en Alec y me dejaba aferrarme a ella.

* * *

POV ALEC*

-Alec, levántate -me dijo Izzy por enésima vez en el día-. Todavía podemos ir.

-No quiero ir -murmuré bajo las sábanas, no queriendo que me viera porque aunque mis ojos no funcionaran, la sentía cambiar de expresión por mí.

-Alec, no me hagas esto -y ahí estaba, su voz cambiando, disminuyendo su intensidad, rompiéndose por mí-. No otra vez. Ya lo habíamos superado, anda, ¡vamos a escuchar desconocidos! Por favor, Alec, Max no quisiera verte así...

Algo se rompió entre los dos cuando dijo eso. -Izzy, estoy bien, sólo... Déjame solo. Necesito...pensar.

-¡No entiendo qué te pasa! -dijo molesta y por el movimiento de la cama supe que se había levantado, y el azote de la puerta me confirmó que se había ido.

-Yo tampoco -le contesté aunque ya no me escuchara.

No era sólo que el joven (por su voz sabía que era joven, de mi edad incluso tal vez), Magnus, no era sólo que quisiera burlarse de mí con su historia. Soy ciego, no estúpido. Yo intento ayudar a las personas con el corazón roto para así poder curar el mío, y viene él a quererse reír en mi cara.

Y repito, no era sólo eso, era, principalmente, que algo en mi quería creerle, y si no creerle, al menos ir y sentarme a escuchar su voz, a sentir como los vellos de mis brazos se erizaban avisándome que estaba cerca...

Y no podía. No quería. No lo haría.

Hace años, cuando perdí la vista, me juré no volver a querer, no cargar con mi cruz a nadie, no dejar que nadie entrara en mi vida.

Los primeros meses fueron los peores. Yo siempre amé la lectura y ahora no podía refugiarme ni en los libros. Perdí tres cosas aquel día: a mi hermanito, la vista y los libros. Izzy se ofrecía a leerme, pero no era igual.

Entonces, un día me encontré con Esperanza, aquella primera chica que me contó su historia y, después de treinta días, volvió a sonreír. Y ella me dio eso, esperanza, una razón para salir de nuevo, para seguir.

Y hoy, hoy me siento de nuevo como aquellos meses. Y no quiero.

CONTINUARÁ...

*POV ALEC (literalmente, punto de vista de Alec). Decidí dejarlo así, porque poner "pov Magnus" y "perspectiva de Alec" sería...no sé cómo decirlo, si yo fuera ciega no me gustaría que tuvieran que cambiar sus expresiones o su forma de hablar por mí.
Y aclaro también que ni Magnus ni yo nos burlamos de la ceguera de Alec, como les contesté a algunos de ustedes es simplemente que hay expresiones como "nos vemos" que usamos ya sin darnos cuenta y en ocasiones como esta te hacen quedar como tonto... Espero que entiendan...
Oh, y alguien me pregunto si aparecería Max, iba a meterlo en este capítulo, pero primero quise preguntar ¿quieren que aparezca Max? Max Lightwood Bane.

Pd: feliz día lectoras ❤ (aunque mi capítulo sea triste)

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