Día 2
El amor, como ciego que es, impide a los amantes ver las divertidas tonterías que cometen.
(William Shakespeare)
* * *
POV MAGNUS
No entendía nada, no es que me importara realmente la explicación, pero no lo entendía. ¿Cómo era posible encontrar, o reencontrar, a Alexander tantos años después?
Cuando él murió, ya no dolía como antes decirlo ahora, no cuando hace unas cuantas horas había regresado (como por arte de magia, lo que yo nunca pude lograr) a mi vida, cuando él murió una parte de mí lo hizo y quise dejar de existir, lo único que me impidió quitarme la vida fue la promesa que le hice en su lecho de muerte:
<<Prometeme que no me vas a olvidar, sé que es difícil porque vivirás eternamente, pero prometeme que me recordarás aunque tengas que recurrir a algo tan mundano como una fotografía o a tu magia para hacerlo. Pero, sobre todo, promete que vas a vivir, que no intentarás alcanzarme del otro lado, porque en realidad no sabemos si hay un después de esta vida. Intenta volver a amar, porque tu corazón no merece estar solo. Porque, si de verdad hay otra vida, yo estaré siempre esperando verte sonreír...>>
Yo hice la promesa sabiendo que la última parte nunca podría cumplirla porque mi corazón ese día, y desde el primero que lo vi en mi loft, hoy y siempre, pertenecerá a él.
Lo que nunca me imaginé fue que podría volverlo a encontrar, porque tenía que ser él, no puede haber dos iguales, no sólo físicamente, sino en esencia, en espíritu, en su alma y su corazón, y lo sé porque los míos lo sintieron...siguiendo la idea platónica de tu otra mitad, cuando lo vi, sentí que estaba completo otra vez.
Ese primer día no pude contarle sobre Etta porque su hermana nos interrumpió diciendo que tenían que irse por un asunto familiar. Él, muy apenado, me dijo: -Disculpa, Magnus. Si todavía quieres, puedes venir mañana.
Y después de una dulce sonrisa, una que llevaba casi cien años extrañando, se fue.
* * *
Al final, recurrí a la mujer más sabia que conozco: Catarina.
La voz de mi conciencia, sin ella en la otra vida tal vez habría dejado ir a mi Alec:
<<-Los mortales mueren. Siempre lo has sabido, y sin embargo, ya nos has amado antes.
-No, no de ese modo.
-Oh, Magnus, eres de lo más estúpido.
-¿Lo soy?
-Si es lo que sientes, deberías estar con él. Piensa en Tessa. ¿No aprendiste nada de ella? ¿Que amores merecen el dolor de perderlos?>>
Ella acudió inmediatamente, sin preguntar.
-¿Qué pasa? -preguntó apenas llegó.
-Alec volvió -dije sabiendo lo loco que sonaba eso.
Ella soltó un bufido antes de desplomarse en el sofá. -¿Estás ebrio? Magnus, pensé que hace décadas habíamos pasado esta etapa...
-No, no, Cat. De verdad, lo vi hoy. Nos vimos... Bueno no, él no...
-Magnus, suenas como un demente...
Pero su amigo el demente, así que dejó que le explicara todo.
-Wow.
-¿Es todo lo que dirás? ¿Encuentro al amor de mi vida un siglo después de perderlo y lo único que puedes decir es un "wow"?
-¿Qué quieres que diga?
-Dime cómo es posible algo así.
-Magnus, somos brujos, creo que deberías tener ya claro que prácticamente no hay imposibles. Lo único que se me ocurre es la reencarnación.
-Pero...
No me dejó ni empezar. -Pero -dijo ella-. Que sea su cuerpo no significa que sea su alma y lo sabes.
-Lo es.
-Magnus, cariño, no te aferres -me dijo con dulzura, pero agregó: -Aunque no es imposible, he oído que hay lazos tan fuertes que duran más allá de la muerte. Creo que tu Lightwood tenía ese modo de querer si es que conservó también a su hermana en esta vida.
-¿Crees que es posible? Que vuelva a quererme, me refiero -y sí, había miedo en mi voz.
-Averigualo -dijo antes de irse.
Y lo haría. Tenía veintinueve días para lograrlo.
* * *
[Día 2]
Al siguiente día acudí a primera hora, él aún no estaba, así que me senté a esperarlo en el "Destino" mientras tomaba un café y pensaba en un plan de veintinueve días.
En cuanto llegó, crucé velozmente la avenida.
-¿Magnus? -preguntó cuando estuve cerca.
Quedé de verdad sorprendido y, sin pensar, pregunté "¿Que no eras ciego?" ganándome una mirada envenenada de su hermana.
Él se vio más triste que molesto cuando dijo: -Es sólo tu olor.
Isabelle volvió a vigilarnos desde el café, yo me senté de nuevo frente a él. Su mirada parecía de verdad fija en mí, y yo lo único que quería era quitarle esas gafas y perderme en ese azul que extrañé tanto.
-Me estás mirando -dijo después de un momento.
-Sí.
-No lo hagas.
-¿Me dejarías ver tus ojos?
-No.
-¿Por qué?
-¿A qué vienes, Magnus?
<<A recuperarte>>. No dije nada y él habló de nuevo: -¿Tienes una historia o no? Debes tenerla si volviste.
<<La tengo. Contigo>>. -La tengo, pero quiero pedirte que mantengas la mente abierta. Puede que haya cosas de mi historia que te parezcan...increíbles.
-Nada es increíble. ¿Cuántas historias crees que he escuchado? Cientos. Y en muchas de ellas quisiera pensar que no es posible vivir así, pero lo es. La mente humana es poderosa, Magnus. Lo aprendí en mis años en psicología y lo he corroborado escuchando a las personas. Podemos crear lazos emocionales tan fuertes y enfermizos que nos llevan a aguantar lo inimaginable.
-No es a lo que me refería...
-¿Entonces a qué?
-Alexander, yo soy un brujo -la única señal de que me escuchó fue una mueca imperceptible, así que seguí: -Como sabrás, y si no te lo digo ahora, los brujos somos inmortales. Pero no evita los vínculos enfermizos de los que tú hablaste, ¿y qué mejor manera de sufrir que amando a un mortal?
-¿Has amado mortales?
-Muchos.
-...
-¿Me crees, Alexander?
-Tengo que irme -dijo haciendo una seña a su hermana que apareció al instante.
-¿Nos vemos mañana?
El rió amargamente antes de decir: -Tú tal vez.
CONTINUARÁ...
Nota 1: el diálogo con Catarina es en la página 124 de Ciudad de fuego celestial.
Nota 2: sobre la idea platónica que habla Magnus, seguro ya lo saben pero por si no: es el mito del andrógino y aparece en "El banquete" de Platón, concretamente en el Discurso de Aristófanes:
"Aristófanes cree que los hombres han ignorado la gran fuerza que desprende el Amor, ya que si no le hubieran elevado Templos y Altares para rendirle sacrificios. Nos define al amor como a un íntimo anhelo de restitución de una plenitud perdida, de reencuentro con un total. Uno mismo con el ser amado. Aristófanes nos narra una antigua leyenda sobre Efialtes y Oto, hijos de tesalio Aloeo, que encadenaron a Ares e intentaron escalar el cielo para derrocar a Zeus (Homero).
Expone que, en la antigüedad, la humanidad se dividía en tres géneros, el masculino, el femenino, y el andrógino (del griego Andros-Hombre y Gino-Mujer). Los seres que pertenecían a esta última clase eran redondos, con cuatro brazos, cuatro piernas, dos caras en la cabeza y, por supuesto dos órganos sexuales. Estaban unidos por el vientre. Eran seres tan terribles por su vigor y fuerza que se sintieron suficientes para atentar contra los dioses. Puesto que Zeus no podía destruir la raza humana, dado que ésta era la que adoraba a los dioses, los castigó partiéndolos por la mitad. Apolo los curó dándoles la forma actual que tienen ambos sexos, y más tarde pasó adelante sus “vergüenzas”.
El Amor desde tiempos inmemoriales trata de unirlos, de manera que, cuando se encuentran se unen de tal forma que es para toda la vida, tratando cada uno de reunirse y fundirse con el amado y convertirse de dos seres en uno solo, de manera que tan solo podría alcanzar la felicidad nuestra especie cuando se dé el tiempo en que la mitad de la Humanidad se encuentre con su otra mitad."
*Perdón la ñoñada que a nadie le importaba, pero me gusta el mito*
Nota 3: (espero que no hayan dejado de leer en la segunda 😂), me acabo de dar cuenta, seguro ya lo han notado en "Mi inmortalidad por ti", que a veces no me alcanza un capítulo para abarcar un día, entonces espero que no me odien si eso me pasa aquí.
Pregunta (ya es lo último): ¿quieren saber qué ha pensado y sentido Alec en estos días o hasta después?
Y bueno ya, espero no fuera un pésimo capítulo. Y seguro ya se notó que me gusta el tema de la reencarnación 🙈
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